"El sueño de un Ángel"

By Maavalof

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Ella, está cansada de escuchar siempre los mismos comentarios y recomendaciones para conservar su salud físic... More

Introducción
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Dedicatoria y agradecimientos

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By Maavalof

Transcurren los días, Maya y Santiago se unen cada vez más. La terapia va excelente, ella muestra más entusiasmo al realizar los ejercicios, y él pone todo de su parte para brindarle a su amiga su apoyo incondicional. Además de que, casi a diario, salen a comer o cenar, en ocasiones van al cine o de paseo con Marijó, y una que otra noche suelen salir de antro con algunos amigos.

Tres semanas han pasado ya, y la noche de gala por el aniversario de Dolce Delizia ha llegado.

Cerca de las ocho de la noche, Mariela se encuentra en su recámara en compañía de Cecy, Paloma, Andrea y Sara, arreglándose para la gran celebración.

-¡Qué hermosa te ves, prima! -exclama Andrea al ver entrar a la habitación a Cecilia con un hermoso vestido negro y un maquillaje que la hace lucir bellísima.
-¡Gracias!... ¿ya están listas? -responde Cecilia.
-No, ¿me ayudas? -responde Andrea al darle la alaciadora de cabello.
-Ok -dice Cecy.

Cecilia ayuda a su prima a terminar de alaciarse el cabello, mientras Paloma se encuentra maquillando a Maya, quien lleva puesto un lindo vestido color café.

-Prima, ¿me ayudas con el maquillaje? -dice Andrea a Paloma al terminar de peinarse.
-No. Estoy con Maya y me está costando mucho trabajo. Además todavía me falta peinarme -responde Paloma mientras le pone a Maya brillo en los labios.
-¡Anda! Sólo el delineador de ojos, es que no puedo -insiste Andrea.
-Mariela, ¡deja de moverte tanto! -dice Cecy con voz fuerte, al ver los movimientos involuntarios de su hermana.
-Déjala en paz, que con tus regaños se mueve más -responde Paloma, mientras Andrea y Maya ríen.
-¡Mejor, ayuda a Andrea! -exclama Paloma.

Cecy ayuda nuevamente a su prima, en ese momento entra Sara a la recámara, luciendo un fino y largo vestido y unos accesorios que la hacen verse hermosa.

-Mi amor, ¿me ayudas con el rímel? -dice Sara a Paloma.
-¿Por qué todo yo? -exclama Paloma al terminar de maquillar a Maya.
-¡Quién te manda saber maquillar tan bien! -exclama Maya, mientras Cecilia ríe.
-¡Anda, hija! ¡Sólo el rímel! -insiste Sara al darle el rímel a su nuera.
-Está bien -dice Paloma seria, al no tener otra opción.

Sara y su familia continúan alistándose para lucir radiantes esa noche, mientras Mariela sonríe al verse frente al espejo y observar que el lucir ese vestido color café, un lindo peinado y un maquillaje excepcional hacen que se vea más hermosa que nunca.

Una hora después, los Valencia salen de casa con destino a Dolce Delizia, en donde todo se encuentra perfectamente listo para que todos los invitados pasen una noche espectacular. Al llegar al lugar, Maya y su familia se sientan en la mesa que Marcelo reservó para ellos.

-¿Ya habrá llegado mi tío? -pregunta Maya.
-Yo creo que sí -responde Fernando, al sentarse junto a Sara.
-¿Quién es el artista invitado? -pregunta Cecy a Fernando, mientras se sienta al lado de Mariela.
-No tengo idea -responde Fer.
-¡No te creo! ¿Cómo no vas a saber? Si mi tío te cuenta todo -exclama Maya.
-Princesa, en serio, ¡no sé nada! -responde Fernando.
-¡Sí debes saber! Sólo que no nos quieres decir -dice Sara un poco seria.

La familia continúa conversando en su mesa, mientras poco a poco el lugar se va llenando de invitados. Y al parecer, ésta será una estupenda velada.

Maya, se encuentra muy a gusto y disfruta de una excelente música de fondo, y la compañía de sus familiares. También, siente una gran alegría al saludar y charlar con varios amigos y conocidos, que hacía ya mucho tiempo que no veía, ni tenía contacto con ellos.

Minutos más tarde, llega al lugar Marcelo en compañía de su esposa Rubí, sus hijos Claudia y Paco, y su nuera Alinna.
Marcelo es un importante ingeniero, dueño de una compañía constructora reconocida a nivel internacional. Claudia es una excelente pediatra, labora en uno de los hospitales más prestigiados del país.

-¡Ya llegó mi tío! -exclama Maya sonriendo, al ver a Marcelo.
-¡Y vino toda la familia! -dice Cecilia al ver a sus primos.
-¡La ocasión lo amerita! -dice Ricardo sonriendo.

Después de saludar a unos invitados, Marcelo y sus hijos, se dirigen hacia la mesa donde se encuentra Maya.

-¿Cómo está mi escritora favorita? -exclama muy emocionado Marcelo, al darle un fuerte abrazo y un beso a Maya.
-¡Tío... muy bien! ¡Feliz de verte! -responde Mariela sonriendo, mientras lo abraza.

Marcelo, saluda al resto de la familia mostrando la enorme felicidad que siente al verlos nuevamente después de varios meses. Él y Rubí toman asiento y se disponen a platicar amenamente con Sara y Fernando.

Unos instantes después, llegan Betty y Magaly a la celebración. Ambas lucen bellísimas, y al ver a su hermano, lo saludan con gran alegría.

Mientras tanto, Maya y sus primos se encuentran platicando y poniéndose al día sobre todo lo que les ha sucedido en estos meses.

-Prima, y ¿cuándo me piensas hacer tía? -pregunta Claudia a Cecy.
-¡Ay, no empieces! ¡Todavía! En unos dos años -responde Cecy, mientras un mesero trae sus bebidas.
-Prima, ¡ya sabes que es bien terca! No quiere tener hijos aún -exclama Andrea.
-Sí, y ya le he dicho que en vez de hijos, ¡tendrá nietos! -dice Maya, y sueltan una carcajada todos.
-Hermanita, ¡ponte las pilas! Porque igual y un día de estos yo te gano, ¿eh? -exclama Ricardo con una carcajada.
-¿Apoco ya tienes novia, primo?-pregunta Paco a Ricardo.
-Pues, no... pero al paso que van Cecy y Jorge... -responde Ricardo, y ríen todos.
-¿Y tú, primo? ¿Cuándo le das un hermanito a mi sobrina Renata? -pregunta Mariela a Paco.
-¡Ay, no! ¡No le des ideas, Maya! ¡Así estoy bien! -expresa Alinna, mientras ríen todos.
-Sí, Renata quiere un hermanito, ¡me lo ha dicho! -exclama Paloma, con una carcajada.
-Prima, Renata está muy chiquita. ¡Y no sabe lo que dice! -responde Alinna, riendo.
-No es cierto. ¡Renata sabe perfecto lo que dice! Y si quiere
un hermanito, ¡le daré un hermanito!... aunque Ali no quiera -responde Paco, mientras abraza a Alinna y ríen todos.

Los jóvenes continúan platicando un largo rato. Más tarde llegan al salón Manolo, Ángela, Victoria, Antonio y Ariadna, otros primos de Maya, quienes al ver lo bien que la están pasando deciden unirse a la conversación. Antonio y Victoria son hijos de Betty, ella es licenciada en pedagogía y tiene dos hijos llamados Christopher y Valentina. Él es ingeniero industrial y está casado con Ariadna, quien hace unos meses concluyó la licenciatura
en psicología. Tienen una hermosa niña de cuatro años, llamada Paulina.

Manolo es hijo de Magaly y, al igual que Marcelo, es ingeniero y dueño de una pequeña constructora reconocida en la mayor parte del país. Su esposa se llama Monserrat y son padres del travieso Víctor Manuel. Ángela, hija mayor de Verónica, estudió biología, y desde hace dos años labora en una reserva ecológica ubicada al sur del estado de Veracruz.

Los primos Valencia están pasando una noche genial, y se están divirtiendo como no lo hacían hace mucho.
Tiempo después, Marcelo se acerca a Maya, al ver que se encuentra sola en la mesa.

-¿Por qué tan solita, mi princesa hermosa? -dice Marcelo al darle un beso en la frente a Maya, y sentarse junto a ella.
-Ah, es que mis primos fueron a saludar a unos amigos, y a bailar... -responde Maya.
-¡Cuéntame cómo has estado! -exclama Marcelo.
-Bien... -responde ella, sonriendo.
-Me dijo Sara, hace meses, que estás tomando terapia de nuevo -dice él.
-Así es. ¡Estoy tomando hidroterapia! -le comenta ella.
-¿Con el médico que te recomendó Fuentes? -pregunta él.
-Sí, Santiago López Carmona... -responde ella.
-He escuchado que es excelente. ¿Cómo te ha tratado a ti? -dice Marcelo.
-¡Muy bien! -responde ella, sonriendo.
-¿Segura? Si no dime y muevo mis influencias -exclama Marcelo.
-¡Tranquilo! La verdad, me trata muy bien. Él mismo me da las terapias, y hasta... -responde Maya...
-¿Qué? -pregunta él.
-¡Somos amigos! -exclama ella.
-Ah, ¿sí? -dice sorprendido.
-Sí, de hecho es cliente de Dolce Delizia... y me dijo que iba a venir hoy -le cuenta ella.
-Y no ha llegado... -dice él.
-No -responde ella, mientras ve la hora.
-¿Y por eso ves la hora cada cinco minutos? -pregunta él riéndose.
-¡Claro que no!... lo que pasa es que estoy esperando a unas amigas -responde ella, algo nerviosa.
-Ok. ¡Haré como que te creo! -exclama él, riendo.
-En serio... ¡mira! Ya llegaron -dice Maya, al ver llegar a Cata, Aidé y Sugey.
-¡Qué casualidad! -dice Marcelo.

Sugey estudió gestión educativa y es gran amiga de Mariela desde hace seis años.

-¡Amiga! -dice Sugey al saludar a Maya.
-¡Hola! Pensé que no venían -exclama Maya.
-¿Cómo crees que no vendríamos? -dice Cata, al darle un beso.
-¡Amiga, estás guapísima! -expresa Aidé, al saludar a Maya.
-¡Gracias, igualmente! -responde Maya.
-Niñas, ¿Cómo están? -dice Marcelo, al ponerse de pie.
-Muy bien, señor. Gracias -responde Sugey.
-Y gracias por la invitación -dice Aidé, sonriendo.
-No agradezcan nada. ¡Ustedes saben que ésta es su casa!... bueno, las dejo para que platiquen a gusto -enseguida les mando un mesero para que las atienda -responde él.
-¡Gracias! -dicen todas.
-Si llega tu doctor... ¡me lo presentas! -le dice Marcelo al
oído a Maya.
-¡Oye! -responde seria ella, mientras él se va con una sonrisa.

Maya y sus amigas, disfrutan la fiesta, y entre bromas y risas pasan un buen momento.

-¡Propongo un brindis! -dice Sugey, de repente.
-¡Va!... ¿por qué brindamos? -pregunta Aidé.
-¡Por... por los hombres! -dice Cata.
-¡Aunque mal paguen! -dice Maya.
-¡Aunque mal paguen! -dice Sugey, al levantar todas su copa y brindar.

En ese momento, entran al lugar Santiago, Estela y Alejandro. Un mesero los guía hasta llegar a la mesa reservada para ellos. Santiago, permanece unos minutos sentado con Estela y Alejandro. Después, alcanza a ver de lejos a Maya, y decide ir a saludarla.

-¡Buenas noches! -dice Santiago sonriendo, al llegar a la mesa de Maya y pararse junto a ella.
-¡Hola! -dice Maya sonriendo, al voltear a verlo.
-¿Cómo estás? -pregunta él, al darle un beso.
-¡Hola a todas! -saluda a las demás.
-¡Buenas noches!... bueno, yo voy a saludar a doña Sara -dice Sugey, al levantarse.
-¡Hola!... yo voy a... -dice Cata.
-¡A acompañarme al tocador! -dice de repente Aidé.
-Sí, vamos -responde Cata, mientras ayuda a Aidé a mover su silla de ruedas.
-¿Puedes o te ayudo? -pregunta Santiago.
-Gracias, yo puedo.... ¡con permiso! -responde Cata, al dirigirse al tocador con Aidé.
-¡Están locas! -dice Maya, riendo.
-Solo un poquito... ¡así como tú! -exclama Santiago, al sentarse a su lado.
-Claro qué no. ¡Yo no estoy loca! -exclama ella riendo, mientras él la observa.
-Por supuesto que sí -dice él sonriendo.

Santiago, permanece unos segundos observando a su amiga.

-¿Qué te pasa? Estás muy callado y pensativo. ¿En qué piensas? -pregunta Maya.
-En que ¡estás más hermosa que nunca! -exclama sonriendo y viéndola a los ojos.
-Gracias -responde Maya con una gran sonrisa.
-¿Tomamos algo? -pregunta él, mientras llama a un mesero.
-Ok... Pensé que no ibas a venir -dice ella.
-No iba a venir -responde él.
-¿Por qué? -pregunta ella.
-Marijó pasó toda la tarde con temperatura. Tiene una infección en el estómago -le cuenta él, un poco preocupado.
-Y ¿cómo está? ¡Te hubieras quedado con ella! -exclama Maya, con cierta preocupación.
-¡Tranquila! Ya no tiene temperatura, le controlé la infección y el medicamento hará que duerma hasta mañana -le dice él.
-Que duerma hasta mañana no significa que no le va a subir la temperatura -expresa ella.
-No, pero está con su nana. Y si le llega a subir, ¡lo primero que va a hacer es marcarme!... ¡Tranquila! Además, la casa está cerca de aquí, cualquier cosa, me voy rápido -dice Santiago.
-Si tú lo dices... -exclama ella, no muy convencida.
-Por cierto... tenemos un compromiso el domingo -dice él sonriendo.
-¿Tenemos? ¿Quienes? -pregunta ella, al no entender nada.
-¡Tú y yo! -responde él, riéndose.
-¿Perdón? -responde ella, con una carcajada.
-Marijó me hizo prometerle que iríamos los tres al cine... ¡sólo así dejó que la inyectara! -explica él.
-Y ¿por qué haces eso? -pregunta ella, un poco seria.
-¿Qué? ¿Inyectarla? -pregunta él.
-Sí, ¡pobrecita! -responde ella.
-Porque así se controlaba más rápido la infección -responde él.
-Ah... ¡Oye pero cambia la promesa para el lunes o martes! -dice Maya, riéndose.
-¿Por qué? -pregunta Santiago.
-Porque mañana me voy a Cuernavaca, y regreso hasta el lunes antes de la terapia -le cuenta ella.
-Y eso? -pregunta sorprendido Santiago.
-Va toda la familia, pasaremos el fin de semana en la casa de campo de mi tío Marcelo -responde ella, sonriendo.
-No me habías dicho -exclama sorprendido.
-Es que apenas se hizo el plan hace ratito -responde ella.
-¡Pues ni hablar! A ver qué dice Marijó... ¡no sé por qué le encanta salir contigo! -dice él.
-Debe ser porque nos caemos bien -comenta ella.
-Sí, pero ¡es raro!... ¡tengo amigas que no puede ni ver! -dice él.
-Pues ¿qué clase de amigas serán? -dice Maya entre dientes.
-¿Qué? -pregunta él, al no escuchar bien.
-Nada -responde ella, con una sonrisa traviesa.
-¡Te escuché perfectamente! -exclama Santiago, mientras ella se ríe.

Santiago ayuda a su amiga a tomar su bebida y continúan con la amena conversación. También aprovechan la ocasión para presentar a Sara y Estela, quienes al parecer serán muy buenas amigas.

Mientras tanto, el escenario está casi listo para recibir al gran invitado de la noche.

-¡Está genial la noche! ¿Verdad? -dice sonriendo Santiago.
-Sí -responde Maya.
-¡Brindemos! -dice él, al tomar su copa.
-¿Por? -pregunta ella, sonrientemente.
-¡Mi escritora favorita! -responde él con una sonrisa.
-¡Me encanta brindar por tu escritora favorita! -exclama Maya, y ríen ambos.

En ese instante, se acerca a ellos, una señorita demasiado guapa y atractiva.

-¡Hola, Santi! -dice al abrazar de sorpresa a Santiago por la espalda y acariciarle el cuello.
-¡Ey! ¿Quién anda ahí? -pregunta él, al ponerse de pie y voltear a verla.
-¡Angélica! -exclama Santiago muy contento al verla.
-¿Cómo estás, guapo? -dice Angélica, al abrazarlo y darle un beso en la comisura de los labios.
-Feliz de verte, ¡hermosa! -responde sonriendo Santiago mientras la abraza, y ella acaricia su cuello.

Santiago, continúa conversando con Angélica, quien no deja de hacerle caricias y mimos. Él se olvida por unos minutos de Maya, quien los observa un poco molesta y nerviosa.

-¡Prima! -le dice Maya a Andrea al verla pasar junto a ella.
-¿Qué pasó? -responde Andrea, al acercarse a Maya.
-¡Llévame a otro lado, por favor! -dice Maya.
-¡Claro, prima! -responde Andrea, al ver a Santiago abrazando a Angélica.

Andrea ayuda a su prima a irse a otro sitio.

-Prima, sé que prometí no meterme en esto, pero ¡debes controlar tus celos o vas a acabar mal! -dice Andrea, mientras se dirige hacia el bar con Maya.
-¡Andrea, estás loca! ¿Qué celos? -dice Maya, mientras se sienta Andrea en la barra.
-¡Los celos que sientes al ver a Santiago con otra! -dice Andrea, viéndola a los ojos.
-Claro qué no. ¡Estás loca! -responde Maya molesta.
-Entonces, ¿por qué te pones así cuando lo ves con alguien más?... No es la primera vez que pasa -pregunta Andrea, mientras les traen las bebidas.
-¡Ay, Andrea, cállate! ¡Estás loca! ¡Tomada! ¡Alucinas! -dice Maya.
-¿Por qué no aceptas que lo amas y se lo dices? -pregunta Andrea, viendo a su prima a los ojos.
-¡Porque no lo amo!... ¡Estás loca! -responde Maya.
-¡Ok... estoy loca! ¡Y tú estás enamorada!... y una de dos: o aceptas que lo quieres y le dices, ¡o te aguantas! -dice Andrea molesta, mientras Maya se queda en silencio.
-¡Y deja de verlo! -le grita Andrea a su prima, quien está observando a Santiago besar a Angélica.
-¡No me grites, estúpida! -dice Maya, al voltear a verla.
-¡Tranquila!... Mira, mejor ¡toma un poquito! -le dice Andrea, y la ayuda a beber un poco.

En ese momento, se acerca a ellas su primo Arturo, un joven muy guapo, de la misma edad de Maya.

-¿Por qué tan solitas? -dice al abrazar y besar a Andrea.
-¡Hola, guapo! -exclama Andrea.
-¿Qué hacen aquí solas? -pregunta él.
-Nada -responde Maya seria.
-Prima, ¡Estás llorando! ¿Por qué? -exclama él, al ver los ojos de su prima llenos de lágrimas.
-No, primo. ¡Para nada! Es que me entró una basurita -responde Maya, mientras Andrea seca sus ojos con cuidado.
-Exacto -exclama Andrea.
-¿Por qué será que no les creo nada? -pregunta él.
-¡Porque eres hombre! -responde Andrea y ríen los tres.
-¿Me abrazas? -pregunta Maya.
-¡Claro! ¡Tontita! -responde Arturo, al abrazar a su prima y darle un beso en la frente.

Los tres primos siguen platicando y divirtiéndose. Minutos después se acerca a ellos Santiago.

-Maya, te estaba buscando -dice Santiago al verla.
-¿Me acompañas a ver a Paloma? -pregunta Andrea a Arturo.
-Sí -responde él y le da un beso a Maya.
-¡Te quiero! -exclama Maya.
-¡Y yo a ti! -responde Arturo, al irse con Andrea.
-¿Es tu primo? -pregunta Santiago, al sentarse frente a Maya.
-Sí -responde ella.
-¿Estabas llorando? -pregunta él al ver los ojos de su amiga un poco irritados.
-No, ¡Claro que no! ¿Por qué habría de llorar? -responde ella sonriendo.
-Pues, no sé, por eso te pregunto -dice él.
-No... ¡Estoy feliz! ¡Muy feliz! -exclama sonriente ella.
-Bueno, y ¿por qué te fuiste de nuestra mesa? -pregunta él.
-Pues... porque estabas ocupado platicando con tu amiga y no quería interrumpir ni hacer mal tercio ahí -responde Maya, un poco seria.
-Maya, tú nunca interrumpes nada... y eso de hacer mal tercio ¡nada que ver! -exclama él, sonriéndole, mientras el barman les lleva una bebida.
-Ay, Santiago, ¡se estaban besando! -responde ella molesta.
-No, no, no, ¡ella me besó! -dice él.
-Ajá, sí... bueno, en último término, ¿a mí qué me importa lo que hagas con tu vida? -dice ella, un poco nerviosa.
-No, no digas eso... Oiga, gracias pero yo no pedí nada -le dice Santiago al barman.
-Pero yo sí. ¡Es mío! -dice Maya.
-Ah, perdón, joven. Gracias -responde él.
-¿Me ayudas? -pregunta ella.
-¡Claro! -responde él, y ayuda a su amiga a beber un poco.
-Amiga, ¿no crees que ya te has tomado varias copas?... ¡Luego te regaña Cecy! -dice él riendo.
-No, no lo creo... y Cecilia no tiene por qué regañarme. ¡Yo sé lo que hago!... es más, ¿me llevas con ella, por favor? -responde Maya un tanto molesta.
-No. ¿Por qué? Quiero seguir platicando contigo... es más, ¡brindemos de nuevo! -dice Santiago sonriendo.
-No, ya no quiero -dice ella seriamente.
-¿Qué tienes? -pregunta él.
-Nada... ¿Vamos con mi hermana, por favor? -responde ella.

Santiago se pone de pie y ayuda a su amiga a dirigirse a donde se encuentran Cecy y sus primos. Maya se queda en la mesa con sus primos, y Santiago se sienta de nuevo con Estela y Alejandro.

Minutos después, Marcelo reúne a todos los invitados frente al escenario para decirles unas palabras y agradecerles su presencia esa noche tan importante para él. Posteriormente, anuncia que el artista invitado es Shakira, y pide a todos recibirla con un fuerte aplauso.

Todos los presentes se encuentran felices y emocionados al ver a Shakira en el escenario. Maya y sus primos, al igual que muchos invitados, cantan alegremente sus canciones y disfrutan del show plenamente. Shakira es una de las cantantes favoritas de Mariela, y es que escuchar y cantar sus canciones hacen que ella se relaje y se olvide de todo. Santiago, observa la alegría con la que canta su amiga, y poco a poco se acerca a ella.

-¿Ya se te pasó el enojo, amiga? -pregunta Santiago, al pararse junto a ella.
-¿Cuál enojo? -pregunta ella con una carcajada.
-El de hace rato -responde él, mientras se agacha junto a su silla de ruedas.
-Yo no me he enojado en toda la noche -exclama ella, mirando hacia el escenario.
-Claro qué sí. ¡Y echabas chispas! -dice él, riendo.
-Claro que no, Santiago. ¡Estás loquito! -responde ella con una carcajada.
-¡Obvio que sí!... y ¿te digo una cosa? -le dice él.
-Dime -responde ella al voltear a verlo.
-¡Me encanta verte enojada! -dice él y suelta una carcajada.
-Ja-ja-ja, ¡qué chistosito! -dice ella.
-En serio, amiga. No sé por qué me gusta cuando te enojas -exclama él, riéndose mientras la abraza.
-¡Suéltame! Déjame escuchar -dice ella mientras lo aleja.
-¿Sabes? ¡Amo esa canción! -exclama Santiago, mientras Shakira empieza a cantar "Inevitable".
-¡Yo también! -exclama sonriendo Maya al voltear a verlo.

Maya y Santiago cantan juntos y disfrutan del resto del espectáculo. Minutos más tarde, se acerca a ellos Marcelo.

-¿Te gustó la sorpresa, princesa? -pregunta Marcelo, al ver cantar a su sobrina.
-Sí, tío. ¡Está genial!... ¿Cómo lograste que aceptara venir?
-pregunta ella.
-La conocí hace dos meses en España, y me comentó que en estas fechas vendría a México, y como sé que es una de tus cantantes favoritas... no dudé en invitarla -responde Marcelo, mientras la abraza.
-Eres genial, tío... Mira, te presento a Santiago, mi doctor. -exclama Maya, con una sonrisa.
-¡Mucho gusto! Santiago López Carmona -dice Santiago al darle la mano.
-¡Igualmente! Marcelo Valencia -responde Marcelo.
-Así que usted es el médico de mi sobrina -exclama Marcelo sonriendo.
-Así es -responde Santiago con una sonrisa.
Y ¿cómo ve a mi sobrina? ¿Cree que le está ayudando la hidroterapia? -pregunta Marcelo, mientras abraza a Maya.
-¡Por supuesto que sí! Aunque en realidad, los avances suelen ser poco notables -explica Santiago.
-¡Sí, claro!... Bueno doctor, ¡se la encargo mucho! Y espero que ponga todo lo que esté a su alcance para el tratamiento de mi princesa -expresa Marcelo.
-Por supuesto. Y no hace falta que me lo pida. ¡Créame que me interesa muchísimo el bienestar de su princesa! -responde Santiago sonriendo y mirando a los ojos a Mariela.
-¡Muchas gracias! -dice Marcelo, al darle la mano.
-Bueno, los dejo para que sigan disfrutando de la noche -exclama Marcelo al darle un beso a Maya.
-Gracias, tío -dice Maya.
-¡Te adoro!... ¡Con permiso! -exclama Marcelo al retirarse.
-Hasta luego -exclama Santiago.

Cerca de las cuatro de la mañana, Maya y su familia se retiran del lugar, al igual que Santiago, Estela y Alex.

Al día siguiente, la familia Valencia sale de la Ciudad muy temprano con destino a Cuernavaca Morelos, dispuestos a pasar un fin de semana inolvidable. Todos disfrutan de la comodidad de la casa de campo de Marcelo, Maya se divierte junto a sus hermanos conversando y haciendo bromas. También se mete a nadar en la alberca con ayuda de sus primos y, a decir verdad, todos la pasan excelentemente, a pesar de que hay un clima bastante caluroso.

Por la noche, los muchachos se arreglan para irse de antro, mientras que Sara, Verónica, Betty, Magaly, Rubí, Fernando y Marcelo se deleitan con una rica cena en la terraza, sintiendo el fresco ambiente de la naturaleza.
Por su parte, Santiago pasa el fin de semana consintiendo a Marijó y jugando con ella. La lleva de paseo, y aunque a Marijó le hubiera encantado que Maya fuera con ellos, se divierte y disfruta la compañía y el amor de su papá.

Los días pasan, y Maya y Santiago están más unidos, a pesar de que algunas veces tienen ciertas diferencias que, en ocasiones, los llevan a discutir. Ella se siente muy bien a su lado, comparte con él sus alegrías y, en ocasiones, también los problemas a los que se enfrenta. Él admira cada vez más la fuerza y valentía con la que su amiga lucha día a día. Él ha encontrado en Maya una gran amiga, en la que puede confiar totalmente, y con quien ha vivido momentos increíbles.

Santiago forma parte de una asociación de apoyo a niños y jóvenes con alguna discapacidad, que han sido abandonados, o cuyas familias cuentan con bajos recursos económicos. Desde hace tres años él colabora con esta fundación realizando donativos y haciendo todo lo posible por ayudar a estos chicos. Cada mes, visita la institución, con el fin de llevar algún apoyo o material para el mantenimiento del lugar, o simplemente para saludar a los niños y jóvenes que viven o asisten ahí.

En estos meses, Maya ha acompañado a su amigo en varias ocasiones a la fundación, y a decir verdad, le ha tomado un cariño especial a dicho lugar.

Mariela lleva ya seis meses asistiendo a las sesiones de hidroterapia, que le han sido de gran ayuda para no perder la poca movilidad con la que cuenta su cuerpo, y para que el dolor que le ocasiona realizar ciertos movimientos sea cada vez más ligero.

Cabe mencionar que gran parte de los pocos avances que ha tenido Maya en estos meses, no sólo se deben a la terapia, sino principalmente a la motivación y el apoyo que ella recibe de parte de Santiago y su familia.

Un viernes por la tarde, Maya y Cecy se encuentran en el estudio de su casa, leyendo algunas revistas y viendo la televisión.

-Oye ¿Qué onda con Santiago? -pregunta Cecy de repente, mientras hojea una revista.
-¿Qué onda de qué? -responde Maya, mientras ve la televisión.
-Es que hace meses que no sale en revistas y si sale... ¡sale contigo! -dice Cecy.
-¿Cómo? -exclama Maya al voltear a verla, un poco confundida.
-¡Sí! Mira, desde hace como tres meses no ha salido en chismes de que se ligó a una vieja, o de que salió de fiesta, o cosas así. Y las pocas veces que ha salido en revistas ha sido contigo -explica Cecy, al mostrar a su hermana una fotografía donde está con Santiago.
-Ah, no pues... ¡ni idea! -responde Maya, un poco pensativa.
-Pero tienes razón. No lo había relacionado, pero es verdad que hace meses casi no sale -exclama.
-Sí... ¿Tú sabes por qué? -pregunta Cecy.
-¡Ni idea! -responde Maya.
-¿Será que ya tiene novia y le es fiel? -exclama Cecy.
-¡No! -grita Maya un tanto nerviosa. No... ¡no sé! ¡No creo! -explica Maya nerviosa, mientras Cecy voltea a verla.
-Bueno, y ¿por qué gritas? -dice Cecy.
-¿Yo? ¿A qué hora grité? -dice Maya, esquivando la pregunta de su hermana.
-Ajá, sí... Oye, ¿será que Santiago está cambiando, se está regenerando, o algo así? -exclama Cecy, y ambas sueltan una carcajada.
-No creo, hermanita... ¡Santiago no va a cambiar nunca! -expresa Maya al respirar profundamente.

Al llegar la noche y encontrarse sola en su recámara, Maya recuerda con una sonrisa algunos de tantos momentos geniales que ha vivido junto a Santiago...

-Dios mío, no permitas que esto que estoy sintiendo por Santiago siga creciendo... ¡no lo permitas, Señor!... ayúdame a que esto que siento por él desaparezca, ¡por favor! ¡Ayúdame, Dios mío! ¡Ayúdame! -piensa Maya al terminar de orar como cada noche. ¡No puedo enamorarme de Santiago! ¡No puedo! -exclama Mariela, mientras abraza a su oso de peluche favorito y sus ojos se llenan de lágrimas. Minutos después, se queda profundamente dormida.

Mientras tanto, Santiago se encuentra en su habitación tratando de concentrarse en la lectura de un libro de medicina, sin embargo, de repente se le viene al pensamiento la sonrisa de Mariela.

-Maya, Maya, Maya... ¿Por qué cada vez que intento hacer algo, no dejo de pensar en ti? -exclama al cerrar el libro y ponerlo sobre la cama.

En ese instante, entra a la habitación Alejandro.

-Santi, Santi, Santi, ¿qué haces aquí tan solo, amigo? -exclama al entrar sin tocar la puerta.
-Pensando, brother... ¡cosa que tú no haces!... y antes de entrar, ¡se toca la puerta! ¿No sabías? -exclama Santiago, al levantarse de la cama y poner el libro en el buró.
-Ok. ¡Perdón!... y ¿en qué piensas? -pregunta Alex.
-En cosas que tú no entenderías -responde Santiago.
-¿En verdad lo crees? -pregunta Alex, un poco confundido.
-Estoy seguro, brother -exclama Santiago.
-Ok. No me cuentes... Oye, ¡vamos al antro! -dice Alex.
-¡No! -responde Santiago rápidamente.
-Santiago, ¿te sientes bien? Yo creo que deberías dejarme hacerte un chequeo médico, brother -dice Alex, al acercarse a él y tocar su frente.
-¡Déjame! ¡Me siento perfectamente! -responde Santiago mientras se aleja de él.
-¡Amigo, es que esto no es normal en ti! Hace casi mes y medio que no salimos de antro, brother -exclama Alex.
-¡No es cierto! Hace quince días salimos -responde Santiago.
-Sí, pero con Maya y sus hermanos -dice Alex, mientras toma una almohada y se la avienta a Santiago.
-Y ¿cuál es el problema? -pregunta Santiago.
-Que no es lo mismo -exclama Alex.
-A ver, y ¿por qué no es lo mismo? -pregunta Santiago.
-Porque cuando sales con ella, ¡no vas a ligar! ¿O sí? -exclama Alex, un poco molesto.
-No -responde Santiago.
-Entonces, vamos a salir hoy tu y yo a ligar, brother... Mira, tengo en la mira a dos chiquitas, ¡bonitas! Así como nos gustan, hermano -exclama Alex tratando de convencerlo.
-Pues ve tú, Alejandro. ¡Yo no tengo ganas! -responde Santiago molesto.
-¿Es en serio? -pregunta Alejandro.
-En serio. ¡En buena onda! Estoy cansado... además, mi mamá salió con sus amigas, y no hay quien cuide a Marijó -dice Santiago.
-¡Santiago, por Dios! ¿Cuántas veces no la has dejado con una de las muchachas del servicio? -dice Alejandro.
-Muchas... ¡pero hoy no quiero! ¡No tengo ganas! -dice Santiago.
-Santiago, has cambiado mucho. -¿Por qué? -pregunta Alex, pero su amigo no responde, sólo respira profundamente.
-¿Estás enamorado?... es que sólo te comportas así ¡cuando estás enamorado! -exclama Alex, un poco confundido.
-¡Obvio no! -responde Santiago, al soltar una carcajada.
-¡Pues entonces estás amargado! ¡Y me cae, que cada vez estás peor! -exclama Alex con voz fuerte, mientras sale de la habitación y azota la puerta.
-Ándale, sí, ¡adiós! Que te vaya bien -le grita Santiago al verlo salir.

Santiago se queda a solas nuevamente en su habitación pensando en las palabras de su amigo.

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