➨Descripciones algo vagas de la parte psicológica en Enji, AU apocalíptico.
➨CANCIÓN USADA 02: everything i wanted - Billie Eilish.
Día 02 | Zombies.
Alguna vez todo lo que quiso Enji fue solo sentarse en el patio de su casa, al lado de su esposa, luego de un día agotador de trabajo y observar a sus hijos jugar. Sus cuatro niños.
Como familia tuvieron altibajos, sí: peleas, discusiones, decepciones. Pero siempre encontraban la forma de salir adelante, nunca permitieron que los hilos que mantenían unida a su familia se rompieran. Él amaba demasiado a Rei y a sus hijos como para permitir que algo así pasara.
Por eso alguien más lo hizo.
Enji observa las ramas quemándose en la fogata antes de agregar otro par de hojas para mantener el fuego vivo. En las afueras de la iglesia se oyen los múltiples gruñidos que sueltan esas criaturas de las cuales él desconoce muchos detalles: sabe que son peligrosas, que matan, destrozan, siempre tienen hambre, convierten todo aquello que muerden en uno de ellos. «Zombies» los llamó Touya en algún momento.
No hay día en que Enji no recuerde las expresiones de terror que invadieron los rostros de sus hijos esa mañana de septiembre, cuando el vecino trató de destrozar la puerta trasera de su casa. Recuerda también los gritos, el sonido de huesos siendo rotos y autos chocando. Fue una masacre, Rei y él despertaron con el alboroto. Todavía siente ese molesto temblor en las manos, que conmemoran el día en que, por primera vez, mató a alguien para sobrevivir.
Enji extiende sus manos y deja que el fuego las caliente, para que también, con la sombra que este crea, él pueda darse una idea de cuántos de esos seres hay afuera. Su estómago se hunde, han tenido tanta suerte de conseguir un refugio, cada oleada se vuelve peor que la anterior. Es un estúpido bucle.
—¿Enji? ¿No vas a descansar?
Nunca estuvo en sus planes encontrarse con Takami Keigo.
Él es un muchacho de diecisiete años, un chico de los barrios bajos que por alguna razón no se ha apartado de su lado después de conocerse hace casi seis meses.
No recuerda la fecha, solo recuerda a la gente reunida alrededor de barriles, fumando, tomando. Eran tan pocos los grupos, los barrios lucían desiertos. No le hablaron al percatarse de su presencia, él necesitaba suministros, los pasó de largo y entró a la primera bóveda abierta que encontró.
Se encontró a un joven sentado en medio del salón viejo, tenía la mirada perdida y solo notó que estaba allí cuando Enji dejó caer su arma.
—Vuelve a dormir, mocoso. Hoy me toca hacer guardia.
Takami asiente y vuelve a cubrirse con las sábanas, se duerme minutos después, con una de sus muñecas saliendo. Así, Enji puede ver su marca.
Takami Keigo fue elegido, tiene la marca, una letra trazada en negro y que le ha permitido sobrevivir todo este tiempo.
Los zombies no lo atacan, lo ven como uno de ellos.
Todo lo que quiere Enji ahora es llevar a este niño al refugio más cercano, dejarlo con los pocos que son iguales a él. Y luego desaparecer, en búsqueda de su familia.
Keigo es la esperanza de este mundo, del futuro que le aguarda. Enji no tiene nada que hacer aquí.