Colder✅ [Libro 1]

Por alesistuarez

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En mis visitas al pueblo de Atenas la alegría siempre fue predominante, hasta aquel desastroso verano que mar... Más

Prólogo
Nota
1. Atenas
2. Gran hotel
I
3. Nuevos amigos
4. Pasado misterioso
5. Mascotas peculiares
6. Frío como una estatua
II
7. Mía
8. Lección de historia
9. Cuentas claras
10. Fuera de lugar
11. Búsqueda y rescate
III
12. Aparente confesión.
13. Lagunas mentales.
14. Diques rotos
15. El nombre de Dios
16. Curiosidad saciada
IV
17. Viejas amistades
18. Castigo y reprimenda
19. Nuevo trabajo, nuevas investigaciones
20. Aquí viene el lobo. Parte I
20. Aquí viene el lobo (Parte II)
21. Mente aislada
22. Cazador cazado
V
23. Historia de un amor inmortal
24. Frialdad latente
25. Renacido Para Matar
26. El nacimiento de un alma cegada
VI
27. Entrega Inmortal
28. El recuerdo de una amistad
29. Habla la antigüedad
30. The Colder
31. El mundo en llamas
32. Pelirroja Entrometida
33. Un viaje a la verdadera trampa
34. Amigos del Pasado
35. ¿Amor u obsesión?
36. Cara a cara con la obsesión
Book Trailer
VII
37. Tenemos un plan
Notaaaaaaa
38. Una mirada que miente
ANUNCIO IMPORTANTE
39. Jugada maestra
VIII
Especial
40. Defectos fatídicos
The Colder Show
41. La preparación (Parte I)
41. La preparación (Parte II)
IX
42. Aires de batalla
43. Ganar perdiendo
44. Perdidos en la desdicha
45. Alianzas peligrosas (Parte I)
45. Alianzas Peligrosas (Parte II)
X
46. Lo que siento por él
47. Fallos en el plan
48. ¿Un farol?
49. Rescates Inesperados
50. Solo el principio
Epílogo
Nota Final💔
Meme zone (Parte I)
Meme zone (Parte II)
Dedicatorias
EXTRA. En algún lugar del bosque
EXTRA. Roja

41. La preparación (Parte III)

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Por alesistuarez


—¿Todo listo?

—Sí señor, el primer grupo acaba de partir. Todos cegados.

—Muy bien Fischer, eso los mantendrá distraídos y los cansarán para cuando lleguemos.

Camino dentro de las instalaciones del edificio abandonado hasta llegar al trono sin tanta parafernalia como cuando el Clan de Atenas estuvo aquí.

—El grupo por fin está completo, vampiros y Vrykolakas de todo el mundo han acudido a mi llamada demostrando que la lucha por nuestros derechos naturales es lo único que importa...

Paseo la vista por el gran grupo orgulloso de todo lo que he conseguido; el matrimonio Fischer y su hijo, fieles a los Vriklas antes de claudicar y unirse a mi; un clan pequeño proveniente de España que contaba con cinco integrantes y cuya matriarca había creado a sus cuatro hijos para hacerlos máquinas depredadoras, de ellos aprendí sobre el control, usar plenamente mis poderes para no cegarme; Vrykolakas resentidos con Grecia y el trono inmortal, de los más poderosos y los tenía a mi mando; rezagados; viajeros, uno de ellos en especifico había sido buena fuente de neófitos. Y para cerrar con broche de oro...

—¡Hemos vivido demasiado como para seguir en sombras! ¡La especie reinará! Aquellos rehusados a ceder ante nuestras virtudes, los que se rebajan a vivir como la escoria humana y que protegen a esa especie inferior merecen ser erradicados de este plano.

La sala se lleno de aplausos ante las palabras de uno de nuestros nuevos integrantes, se había unido junto a otros tan antiguos y poderosos como él, todos dispuesto a darle la espalda a sus antiguas vidas.

—Cuánta razón hay en tus palabras, Hitach.

—Mi señor —asintió reverenciado.

—Hoy, al amanecer. El clan Vriklas verá salir el sol por última vez y luego de ello...El Trono Inmortal deberá temer a nuestra llegada. Devolveremos a Grecia a sus verdaderos dueños, los que viven sus vidas sin miedo a la luz, sin miedo a la insignificante humanidad. ¡Se vienen días de gloria para nuestra especie!

El salón se llena de vítores, muchos rostros emocionados ante la incipiente batalla, barrí la estancia entre el posible infiltrado, ese que avisaba a los Vriklas de nuestros planes. Era mejor partir semanas antes de lo planeado, nosotros estábamos listos y ellos, aunque estuvieran sobre aviso, no serían suficientes y no esperarían todo el poder proveniente de nuestro Clan.

Me sentí impotente al notar que había algo imposible para mí, ella se había encargado de ello mientras estaba conmigo, Agniet siempre supo lo que sentían a su alrededor, si mentían o decían la verdad; si ocultaban algo. Su poder me hacía falta, ahora más que nunca era consciente de su importancia y todo de lo que mi inestabilidad me cohibía.

Casi todos hacían esto pero ninguno tan bien como ella, incluso Eithan decía que lo suyo radicaba más en el centro esencial de las personas y no en sus sentimientos momentáneos.

Frustrado dejo la sala, algunas reverencias se ven a mi paso. Eithan ha partido dejándome aún mas imposibilitado, confío en él, sobretodo porque su familia y él específicamente no están en posición de ir en mi contra.

Tras la sombra, una figura se hacía visible; Elliot interceptó mi paso con una sonrisa burlona muy característica de él, lo esquive para continuar y comenzó a caminar a la par conmigo.

—Vi al Alemán entrar en el edificio. ¿Ya no te apetece ver a Annie después de todo lo que has hecho para que esté contigo?

—Estaba ocupado ¿No tienes algo que hacer Elliot? Solo te he asignado una tarea.

—La chica está bien, más delgada puede ser ¿Creerías que me arroja encima dos de las tres comidas? —sacudió su saco de marca con asco, luego sonrió sin mirar nada en específico—. La voy a lanzar de la terraza.

Deslizo los dedos por el puente de mi nariz deduciendo que él aún es demasiado valioso como para sacármelo de encima. Yo mismo no sabía la causa de por qué la inestabilidad de Elliot era diferente a otras, yo no controlaba mis impulsos, Agniet tenía lapsus y arranques, mientras que él...solo parecía chalado.

—No, no lo harás. Vas a llevarle comida esta noche antes de que Fischer saque a Ana, vas a hacerlo discreto como siempre y luego vendrás aquí a preparar la caza que haremos antes de partir.

Se atrevió a hacer un puchero.

—Nunca me dejas divertirme.

—Te diviertes con ella —hemos recorrido el pasillo y llegado al callejón.

Él bufa.

—Ya me dio lo que quería —sonríe—. No me interesa verla gritar y hacerme desplantes con la comida.

—Solo hazlo.

Ordeno antes de perderme de vista.

Llevaría mi cacería por mi cuenta y muy a mi manera, en las afueras de esta ciudad dormida.

Quería concentrarme en encontrar algo pero mi mente como siempre volvía a ella, siempre a ella; su blanca piel de porcelana, sus ojos brillantes del color de las hojas y su cabello, esa melena rojiza que podía fácilmente cubrir la parte superior de su esbelta figura llenando de color su inmaculado cuerpo.

La desnudes de su cuerpo era un recuerdo que me atormentaría eternamente, mi memoria decidía jugarme mal al dejarme volver a ese momento una y otra vez, dándome cuenta de cuánto daño le cause y de que quizá ella nunca me lo perdonaría.

¿Cómo podía vivir siendo consciente de que ella no me amaba? ¿Cómo seguir con este dolor incurable y este vacío profundo?

La vi, era alta, esbelta y caminaba por la calle como si no temiera a los monstruos acechantes en la oscuridad; su cabello era corto y unos tonos más oscuros de lo que me gustaba, rojo fuego y no como el dulce atardecer. Me deslice en las sombras, era una presa sencilla.

Ataqué. El éxtasis duró poco.

Me alejé volviendo a mi escondite y notando como alguien gritaba al encontrar a la chica desangrándose en el oscuro callejón; linda y dulce pelirroja...pero nunca tan dulce como ella.

—¡Arion detente! —Agniet corría a mi lado sin poder alcanzarme del todo.

En este estado era casi imposible, me había reducido hasta llegar a esto; el estado más primitivo de mi ser, tenía mucha conciencia pero nada de autocontrol y por ello viajaba a las afueras del pueblo, ahí donde sabía que podría liberar a la bestia.

Había esperado, encerrado como un animal todo el día, hasta que la perpetua oscuridad me revolvía el poder sobre mi cuerpo para transformarme en esto.

Por desgracia el ex aspirante tuvo la poca delicadeza de cruzarse en mi camino y estrellarse contra mí.

Rodamos juntos por la tierra dura provocando rasguños por todo mi torso desnudo que no tenían prisa por sanar debido a mi condición, mi raciocinio estaba encerrado en lo más profundo y lo sentía por él...y por sus posibles huesos rotos al estrellarlo contra un árbol.

Tardaría un poco en recuperarse y drenaría mucha de su energía.

Atravesé las desoladas calles afectadas por el toque de queda, aunque aún faltaban unos minutos para que este llegara. Entonces lo vi; una chica caminaba a toda prisa con el uniforme del café del que éramos dueños, ajena completamente a los dos hombres que se ocultaban tras un oscuro callejón. El primero dio un paso a la luz para detener el avance de ella; asustada murmuró una disculpa rodeando al hombre cuando el segundo volvió a pararla. Ahora la acorralaban, uno delante y el otro detrás, no necesité agudizar mi oído para saber que se decían entre ellos o escuchar como la chica rogaba que la dejasen en paz.

Incluso dejo caer su bolso levantando las manos en rendición, ero la forma en que los hombres sonreían con lascivia dejaba claro que no era solo dinero lo que querían. Él que estaba justo frente a ella se relamió dejando un hilo de saliva deslizándose por su barbilla mientras el otro frotaba sus enormes manos, ambos la superaban en tamaño y ella comenzaba a entrar en pánico.

El primer grito llegó cuándo ella quiso correr y manos gruesas la detuvo apretándole el antebrazo.

De inmediato la tuvo pegada al pecho, la luz se fragmentó ante la hoja de una navaja que fue a parar al cuello de ella y el otro hombre se acercó por el frente estirando una mano para rozarle el cuello.

¿Sabes lo que pasó?

Me propuso ir al hotel...

De pronto esa chica se transformó en ella y solo podía verla sufriendo en brazos de esos desconocidos como una vez sufrió ante él.

Vi rojo.

Perdí conciencia de mi mismo y de la sangre de ambos sujetos mientras los hacía trizas, en un instante mis ojos de animal de cruzaron con los de la chica, el grito que profirió fue tan agudo que llegó a herir mis oídos. La observé huir hacía la noche mientras saciaba mi sed con sus dos atacantes hasta dejar cáscaras sin vida...y sin sangre.

Un nuevo soplo vital me recorrió y me erguí con ambos cuerpos a mis pies, estaba tan saciado que mis ojos no conseguían apagarse del todo y como una buena droga, estar a tope solo me hacía querer más y más.

Pocas veces había alcanzado el límite, principalmente porque en esto el límite era casi nulo, la sangre llamaba más sangre; buscamos controlarnos, no liberar todo nuestro potencial...y eso último era justo lo que comenzaba a hacer.

Agniet cubrió su boca al llegar al lugar de los hechos junto a Evan, este último me miraba serio.

Ladee la cabeza aun ardiendo y sintiendo como el poder se expandía por cada poro.

—Una oportunidad de soltarlo todo o te habrás arrepentido de volver cuándo separe tu cabeza de tu cuerpo.

Percibí su temor, aunque estuviese arrepentida ya no veía a mi hermana, sino a una simple traidora.

Llegamos al bosque luego de llamar a Val y Dick a convocar al Clan, no me moleste siquiera en cambiar mis vaqueros manchados o ponerme una camisa, no había tiempo.

Esperé en las sombras hasta que asumí estaría todos, la ansiedad de la batalla inminente se sentía en el aire.

El grupo había cambiado, la muerte de musculitos había hecho sucumbir a un par mas, aunque su fiel compañero seguía aquí esperando vengarse, un respetado matrimonio del pueblo y más hombres y mujeres que tendrían más en común con Athan que conmigo. En su mayoría de rostros treintañeros pero no tan antiguos ni poderosos como me gustaría. El consejo de había disuelto y me maldije por ser un mal líder.

Había junto a Val dos chicas, recién re-nacidas a plena vista; sus ojos se ampliaron al ver a las tres figuras que se alzaban frente a ellas.

Mi hermano había llegado, junto a él un hombre de cabello blanco y ojos de un gris-blanqueado que te hacía dudar si podría ver, y una mujer alta e imponente con las mismas características del hombre.

—Víctor y Athea —los presentó mi hermano—. El trono inmortal les ha enviado como protectores.

Il trini inmirtil lis i inviadi.

El trono inmortal recibiría un memo de mi parte con una amenaza de muerte.

—Arion —habló Athea con voz profunda y un marcado acento— ¿Qué clase de líder es aquél que no da la cara frente a su clan?

Los miembros que conocía no se inmutaron ante esto, a diferencia de las dos chicas que miraron a la bruja blanca como si estuviera loca por hablar al aire.

Caí de rodillas ante ella.

—Salve al Trono Inmortal, a la gran reina y al consejo.

Una risita y un gruñido fueron la respuesta que obtuve al estúpido protocolo.

—Querido, pasamos de formalidades cuando la muerte está por cruzar la esquina.

—Hermano, basta de rebeldías —Athan desprendía hartazgo—. Les hemos visto venir.

Víctor permanecía impasible, analizando todo y a todos sin mediar palabra.

—¿Es esto lo que ofreces? —su voz como un ladrido interrumpió a mi hermano.

La furia y la vergüenza me tomó, por mí y por mi gente.

—No se dejen engañar —reconocí la voz de Dick—. El jefe ha planeado estrategias solidas y estamos preparados.

—Además llevamos una sana cacería a cabo —le siguió Val.

—Sin perjudicar al pueblo y sin poner en riesgo el secreto. Estamos preparados para esto —Evan parecía seguro de sus palabras.

—Es lindo que tu clan te respalde, aunque...hemos tenido que cubrir un par de cuerpos con escarcha —murmuró Athea con una sonrisa—. Eso no es discreción.

—Ese fui yo distinguida dama —hablo con sarcasmo—. ¿No aprueban en Grecia el llevarse al límite solo para volverse un monstruo sin control?

—Hace años que ya no se aplica —me sonríe—. Y tú pareces un monstruo controlado.

Le mostré mis colmillos con mi sonrisa ladeada.

—Un monstruo que sabe cuando atacar es mucho más peligroso que uno esclavo de sus impulsos.

Intenté de todo para abrir la puerta, en vano. Ni siquiera mi renovada fuerza me servía en contra de la desgraciada cerradura, o tal vez ya no sabía cómo canalizar, o lo de esta mañana había sido un golpe de suerte.

Luego de resignarme, camino llena de frustración por la habitación sintiendo venir con la oscuridad de la noche a mi guía, el que me llevará a mi nueva y tortuosa morada.

Muerdo mis uñas y lo intento una última vez, puedo sentirlo, como una extensión de mí. Esta vez duele, cada fibra y al abrir los ojos veo todo a través de una película borrosa, hay niebla arremolinándose a mis pies.

Un grito escapa de mi garganta cuando esta electricidad me recorre y solo deseo dejarla salir desesperadamente para sentirme mejor.

En un abrir y cerrar de ojos la puerta se despega de sus goznes y caigo de rodillas respirando con dificultad, una pesadez me ataca entonces y me arrastro por la pared para mantenerme de pie y pasar a través de los restos de la puerta.

Ignoro el ligero zumbido que se instala en mi cabeza.

Volteo a ver las cámaras de habitación y las que hay en la sala, será un espectáculo para el que viera las grabaciones.

Chúpate esa.

Pongo los ojos en blanco al ver un juego de llaves junto a la puerta y mi abrigo. Me lo pongo, paso por tres llaves antes de dar con la correcta y reparo en el pasillo pero está despejado.

<<Ashton se centró en su ataque y no en mí. No le parezco una amenaza>>

Y al parecer a Eithan tampoco.

Ahora lo iban a ver.

Camino a toda prisa consciente de ir contra reloj. El pasillo esta en penumbra y me pregunto si habrá alguien en los demás apartamentos o incluso en el pent-house.

Abordo el ascensor recordando cada pasó que siguió Ashton y sintiendo desagrado al ingresar los datos que él había escogido como contraseña.

Subo con la bilis en la garganta y las manos temblado, el dolor de cabeza va en aumento y mi vista se desenfoca cada tanto.

Nuevamente el zumbido presente cuando salgo del ascensor y me encuentro con el panel.

Un pitido de aprobación y casi sonrío victoriosa al darme la brisa helada en la cara.

Me fijé muy bien en no tropezar con los ladrillos y tuberías hasta llegar a cuarto hecho de bloque. No cuento con la gracilidad de los inmortales y termino con varios rasguños y tirando por el suelo varias cosas.

Genial Ana, tu alerta a toda la cuidad. Seguro te escucharon en Atenas.

Después de intentar con todas las llaves desesperadamente (Dos veces) sin éxito.

Maldije en voz alta y pegué el oído a la puerta; intente agudizarlo, deseando también haber desarrollado también esa habilidad.

Silencio, la brisa nocturna y los sonidos de la noche no me permitían percibir nada y suspire frustrada.

Tal vez me había equivocado y si no huía pronto pagaría las consecuencias por haber escapado. Debí irme pero no podía hacerlo imaginando que había alguien atrapado y sufriendo lo mismo que yo.

Me iba a dar por vencida cuando un sonido metálico vino de tras la puerta, seguido de un desgarrador grito de dolor.

De nuevo me llené de ira en contra de ese mundo del que ahora era parte y sentí la niebla venir con más soltura y un simple tirón del estómago.

—¡Seas quien seas, aléjate de la puerta! —hice acopio de mis restantes fuerzas y terminó partida en dos.

Rompí mis uñas restantes intentado apartar los pedazos y astillas terminaron clavándose en mis palmas.

Todo estaba oscuro y un nauseabundo olor a comida podrida y sangre atacó mis fosas nasales y provocándome fuertes arcadas.

La vi en un rincón, temblaba con fuerza. Estaba vestida con un pantalón de chándal y una blusa hecha jirones; me sentí mal de inmediato y decidí ser fuerte. Me quité la chaqueta y me acerqué cuando elevó su rostro apenas visible en las sombras.

—No te conozco y no me conoces, pero debemos salir de aquí y no pienso irme sin ti.

—¿Eres como ellos? —susurró.

Sonó como un graznido quebradizo.

—No —mentí a medias—. No lo soy. Me llamo Ana ¿Tienes un nombre? Por supuesto que tienes uno, soy idiota bajo presión...por favor...

—Y bajo no presión también.

Ahogo una exclamación y giro a la nueva voz, la chica se encoge en la oscuridad haciéndose aún más pequeña.

—Elliot.

—Me parece que no deberías estar aquí.

—Me parece que ya he estado demasiado —le planto cara—. Confié en ti y me vendiste.

—Aprenderás a no confiar en nadie —una sombra cubrió su rostro serio.

—¿Vas a detenerme?

—¿De llevártela? No puedes hacer nada por ella.

—¿A qué te refieres? —titubeo—¿De qué lado estás?

—No hay lados, Anabelle...descubrirás que hay algo mucho mayor y tú eres el inicio. No estoy con ellos, no en contra; estoy por mi cuenta y los que son cómo yo...como tú.

—¿Ines...tables?

Sonrió de lado.

—Él ya viene, debes decidir qué hacer con la linda morena.

Dio un paso atrás, no noté en qué momento se acercó tanto al borde.

—¡Elliot! —demasiado tarde.

Había caído al vacío aunque al mirar abajo no podía deducir que sucedió con él.

Unos tambaleantes pasos llamaron mi atención. Se había puesto mi chaqueta pero seguía desorientada, sucia y manchada de sangre, todo menos su hermoso rostro.

—Me llamo Eris.

Dadaslas circunstancias, el nombre convenía, pues lo que vi en sus ojos era sinónimode caos.

💙
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