𝐁𝐄 𝐌𝐘 𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 | frechip

By GoldenYourGod

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Freddy sentía una extraña necesidad de experimentar. Hacia tiempo que una pregunta le rondaba por la cabeza;... More

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By GoldenYourGod


Chip se fue a su habitación por la noche al llegar a casa del trabajo. Tirándose en la cama al dejar el estuche de su guitarra contra la pared, suspirando cansado. Cerró sus ojos por unos segundos hasta recordar que no le había contestado todavía al chico de la mañana. Agarrando su teléfono de inmediato, vió que tenía algunas fotos para ver. Extrañado, entró a los mensajes, apagando su teléfono de inmediato al ver el tipo de fotos que le había mandado. No se esperaba nada de eso tan rápido, pero parecía que aquel chico estaba decidido a tener algo con él. Maldecía que Hayley le haya convencido de hacer eso.

Viendo las fotos ahora con detenimiento. Eran muy lindas, no podía mentir. Parecía un angelito con aquella lencería blanca que le quedaba hermosa a su piel, se veía tan suave sobre todo, incluso llegó a notar algunas pecas. No podía creer que estaba pensando en hacer eso con él, y peor se sentía por la erección que estaba creciendo en sus pantalones. Se quedó viendo las fotos un poco más, decidiendo así a responderle.

« Eres muy lindo al mandarme esas fotos, mi amor. No te estaba ignorando, solo estaba ocupado, ¿Todavía quieres que nos veamos? » fue el mensaje que Chip le mandó, dejando su teléfono sobre la cama para poder ir a cambiarse de ropa.

Freddy estaba preparándose para dormir en ese momento cuando recibió el mensaje. Agarrando su teléfono sin más, sorprendiendose al ver que por fin le había contestado. Sonriendo, salió rápido de su armario para poder leer lo que le había escrito. Estaba tan feliz de que no lo estuviera ignorando, y no lo hubiera abandonado.
La sonrisa en sus lindos labios no desaparecía incluso si le contestaba.
« Si, todavía quiero que nos veamos. Es mi primera vez en esos sitios y tomándome fotos de esa forma. » respondió, mordiendo su labio inferior suavemente.

Chip sonrió al leer la respuesta. Le parecía muy tierno sobre todo, ya quería verlo en persona, incluso si tenía que esperar más tiempo. « ¿Quieres que nos veamos está semana, corazón? Tengo tiempo, cuando tú quieras, bonito. »

El Fazbear se quedó pensando. No quería parecer desesperado, pero en cierta parte estaba ansioso. Quería verlo lo más pronto posible para terminar con esa ansiedad que lo comía. « Quisiera verte mañana, ¿Puedes hacerlo, verdad? » preguntó.

« Está bien. Te veré mañana, Freddy. Buenas noches, mi amor. »

Freddy se preguntaba porque le decía ese tipo de cosas, pero le daba ternura que le diga así, por eso no le dijo nada. Mandando una ubicación en un lugar bonito donde podrían platicar sobre lo que iban a hacer y una hora también. No quería tenerlo tan rápido en pequeña casa. Vivía en una mansión y el dinero era lo último que le faltaba.

Por la mañana, Freddy se dirigía a su trabajo como siempre. Saliendo del costoso auto para ser recibido en la entrada como de costumbre, abriéndole la puerta y llevándolo hasta su oficina en el piso más alto de aquel gigantesco edificio. Era la empresa principal; Fazbear. Los trabajadores se levantaban apenas Freddy ingresaba al edificio como señal de respeto, sentándose apenas entraba al elevador.

Freddy suspiró, viendo la hora en su teléfono. Detestaba estar ahí desde temprano cuando podía trabajar desde casa. A simple vista jamás en la vida tendrías el conocimiento que Freddy Fazbear estaba en un sitio para adultos buscando por hombres mayores y que ya había encontrado a uno, al cual le había mandado fotos explícitas. Solo veías a un joven Fazbear con un traje increíblemente costoso hecho a su medida caminando hasta su oficina.

Ambas puertas fueron abiertas por él, entrando a su oficina por fin. Ahí mismo estaba Chica ordenando las carpetas con proyectos dentro y también organizando las reuniones importantes de Freddy. Chica era su secretaria desde hace muchísimo tiempo, y agradeció que estuviera ahí para no hacer las cosas más aburridas.

—¿Dormiste bien, Freddy? —Chica preguntó, dejando que Freddy se siente por fin. Podía notar que Freddy no estaba de humor por la mañana para preguntas, así que solo sonrió. —¿Te respondió, verdad?

La miró, sonriendo de inmediato al recordar que ese día lo iba a ver. —Iré a verlo al salir de la empresa. Le dije que quería verlo hoy a las seis. Primero tengo que regresar a casa a cambiarme, no quiero llegar así con él. —explicó.

—¿Por qué no?

—Las preguntas de siempre; dónde trabajo. —miró uno de los documentos que tenía ahí, agarrándolo. —aunque me pareció extraño que no se haya dado cuenta quien soy…

—De todas formas lo va a saber hoy.

—Sí, lo sé pero, ¿No te parece extraño?

—¿No es lo que te gusta? ¿Que no sepan quién eres?

Freddy se quedó pensando en aquello. El resto del día avanzó con normalidad hasta que era la hora de la salida. Freddy agarró sus pertenencias y algunos documentos que tenía que revisar en casa, saliendo de la empresa para dirigirse a su residencia. Estaba nervioso por ese día, ya quería que todo pasara. Sonrió pequeño, gustándole que su plan estaba saliendo a la perfección.

Chip de su lado también estaba nervioso, no sabía que era lo que iba a pasar ese día. Tenía miedo de que no aparezca y lo deje ahí tirado. Viendo la hora, tenía que irse ya para llegar a tiempo. En su camino a la puerta, escuchó la voz de alguien que lo llamaba.

—¿A dónde vas, Chip? —alguien preguntó. Chip volteó, encontrando a Marcelo (music man). Ya había regresado de Italia desde la mañana. —¿Vas a verte con alguien?

—¿Desde cuándo te importa, wey? —preguntó con una risa al final, saliendo del departamento para irse de una vez.

Al llegar al lugar, tragó saliva leve, sintiendo los nervios en todo su cuerpo. Según las indicaciones que le había dado, estaba justo frente a él, solo que no le veía el rostro al darle la espalda. Se acercó con cuidado, suspirando después para sacar todos los nervios de él.

—Eeh… hola, ¿Tú eres Freddy? —preguntó de repente. El nombrado volteó, haciendo que de unos pasos hacia atrás para verlo mejor. Se había olvidado que los hombres a veces eran más altos que él. Chip se quedó sin habla al verle el rostro, incluso lo sintió arder.

Era imposible ser tan hermoso, ¿Cómo existía?, ¿Cómo estaba ahí frente a él como si nada? Cómo si no fuera el hombre más lindo y bello que sus ojos hayan visto desde que tiene memoria. Freddy solo lo miraba con aquellos divinos ojos azules, la expresión de seriedad y un leve movimiento de su cabeza para decirle que sí.

—¿Chip Hernández? —pronunció. Hasta su voz era linda.

Chip asintió, sonriendo después. Freddy le dió una sonrisa de vuelta. Si, le gustaba aquel hombre. Era todo lo que estaba buscando y no iba a pedir más. Con solo verlo se daba cuenta de que no era un sugar daddy que le pagaría todo pero, no le importaba, era atractivo y grande.

—Creo que debes de saber ya que no soy… ese tipo de hombre. —Chip habló con algo de pena. Freddy solo rió suave, asintiendo. —¿No te molesta, verdad?

—No, para nada. —respondió, mirándolo a los ojos todavía. —no me equivoqué, eres muy atractivo, alto… grande, me gustan los hombres como tú. —se acercó más a él, colocando su mano sobre el abdomen de Chip, acariciando con sus dedos. —y eres fuerte. —miró hacia abajo.

Chip sonrió, viendo cómo la mano de Freddy se iba hacia arriba para agarrar su camisa, con aquella acción el mayor entendió lo que quería decir. Le gustaba la iniciativa de Freddy pero, debían de comenzar con algo más leve por el momento.

—Chip, no sé qué clase de persona crees que soy, pero no me importa si tienes o no dinero, es lo que menos me importa. —avisó primero. —solo… quería tener algo de compañía, de ambas formas si es así. Buscaba sugar daddies porque me gustan los hombres mayores, no porque no tenga dinero. —explicó.

—¿A qué quieres llegar con eso? —Chip preguntó dudoso.

—Soy empresario, el dinero me sobra. —comentó con una sonrisa, volteando para poder llevarlo con él. Le agarró de la mano como si nada, caminando hasta su auto. Chip se sorprendió, siguiéndolo cómo si nada.

No creía que fuera así, debía de ser una exageración. Apenas llegando al auto, se dió cuenta de que no era así. De verdad el dinero le sobraba. El auto que Freddy tenía era uno de los pocos modelos que sacaron hace poco y era extremadamente caro. Chip se dió cuenta de inmediato ya que había salido en todos lados la noticia por alguna razón.

—¿Este es..?

—¿Mío? Sí. —respondió, abriendo la puerta para que puedan irse. En el camino, tenían una pequeña conversación de cómo habían llegado a ese sitio de internet tan particular. Chip solo explicó que fue parte de un juego con una de sus amigas para ver si funcionaba.

La llegada a la residencia de Freddy fue rápida. Entrando, Freddy miró a Chip con una sonrisa, agarrándole de las manos para que pueda sostenerlo. Le gustaba la sensación de grandes manos agarrándole el cuerpo de esa forma. Chip apretó suave, dejándole un beso en la mejilla primero. Habían dicho que se tomarían el tiempo suficiente para conocerse y lo típico pero, obvio no lo harían, por lo que ambos fueron directamente a lo que sus cuerpos pedían.

En la cama, entre besos calientes y toqueteos, Freddy gemía bajito, moviéndose debajo del cuerpo del mayor para intentar acomodarse. Parecía desesperado y no lograba seguirle bien el ritmo a sus besos. No le gustaba para nada que lo agarren tan agresivo para besarlo, le gustaba comenzar suave y lento.

—Espera, no. —alcanzó a decir, separando a Chip de él para mirarlo a los ojos. Agarrando sus mejillas, suspiró. —E-es que nunca lo he hecho. Nunca he sido el de abajo y… tengo miedo. —explicó con pena, mirando a otro lado.
Las grandes manos de Chip se encontraban en sus piernas, acariciando para calmar sus nervios. Eso le gustaba más.

—Está bien, no te preocupes. Iremos como tú desees. —comentó. Freddy asintió, mirando hacia abajo un momento. Sonriendo, le dió un pequeño beso en los labios.

—Puedes quitarme la ropa. —permitió, dejando que las manos del mayor pasen por su cuerpo una vez más, quitándole las prendas una por una, dejando besos por su piel que se iba descubriendo.

Iban por la parte de abajo hasta que el sonido de la puerta principal de la residencia los sacó de su ambiente caliente. Freddy se levantó de golpe de la cama, yendo hacia la ventana y viendo el auto de su madre. Se maldijo por dentro, yendo a la cama para agarrar su ropa.
—L-lo siento. Mi madre acaba de llegar. No sabía que iba a venir, lo lamento. —se disculpó con pena, vistiendose rápido.

—¿Vives con tu madre?

—No. Está es mi residencia que comparto con mi mejor amiga. —respondió en lo que terminaba de arreglar su ropa y cabello. Chip asintió al entender, sentándose en la cama ya con un problema en la entrepierna. —Lamento dejarte con eso. Volveré y seguiremos. —le besó los labios, saliendo de la habitación.

Cerrando la puerta, dió un pequeño suspiro antes de proseguir. Bajando las escaleras, encontró a su madre quien dejaba sus pertenencias en la sala de estar para poder hablar con su hijo. —Madre, no sabía que ibas a venir hoy. No avisaste.

—No. No tuve tiempo para avisarte que vendría. Solo vine para hablar contigo sobre unos problemas en la empresa, de los cuales necesito que arregles, —comentó mientras sacaba unos documentos de su bolsa —junto con Golden.

Freddy apretó los puños al escuchar el nombre de su hermano. —¿Golden?, ¿otra vez?

—Sin quejas, por favor —ordenó. — Claro que vas a trabajar con Golden, no es solo tu hermano, es tu mellizo y deben de estar juntos trabajando. Así es como lo ordené desde el principio. —explicó, mirando a su hijo quien no estaba de acuerdo.

Freddy no tuvo de otra más que escuchar a su madre explicarle lo que iba a hacer con Golden. Era mucho trabajo solo para una persona, ahora entendía porque los estaba juntando. En su mente también pasaba el hecho de que estaba Chip arriba esperando por él. Tenía que hacer algo para que su madre se vaya ya. Después de una hora fue que la mujer ya tuvo que irse debido a su horario de trabajo.

—Ah, y una cosa más, Freddy. —se detuvo en la puerta para ver a su hijo, —Espero estés siguiendo las indicaciones del hospital. Cinco comidas al día. —le recordó, acariciándole la mejilla para asegurarlo. Freddy asintió, mirando hacia abajo de la pena.

—Lo sé.

—Freddy, por favor. No quiero volver a verte en el hospital por tanto tiempo. Cualquier problema que tengas sabes que puedes ir a verme y hablar conmigo. —aseguró a su hijo quien asintió. —Nos vemos en una semana en la empresa. Cuídate mucho y no te pelees con tu hermano.

Freddy sonrió, despidiéndose de su madre y cerrando la puerta cuando la vio subirse a su auto. Apoyándose en la puerta, mordió su labio inferior con nerviosismo, pasando sus manos por su rostro por la frustración que sentía de tener que verle la cara a Golden otra vez y la presión que tenía sobre su problema alimenticio. Hace dos días que no comía nada más que una manzana o dos.

Ahora tenía un problema más; Chip. No podía dejar que su madre se enterara que se estaba viendo con un hombre mayor. Si, tal vez Freddy ya era un adulto con responsabilidad de su edad, pero para su madre no estaba bien que él como un Fazbear ande con un hombre más grande que él.

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