Rebeca
Ahogue un grito, pero no la forma en la que abrí los ojos a tope por la sorpresa...o el miedo que me invadió, incluso casi sujeto la mano de Dylan pero eso empeoraría las cosas porque papá pensaría que somos novios y me mataría a base de palabras aunque mamá si me dejara tener uno. Sin conocerlo tanto, sabía que mi Robert, mi padre, podía tener una actitud enérgica.
<< Carajo, lo olvide por completo, tenía que irme con él después de clases>>
—Hola, papá—Salude para tratar de romper la tensión. Él solo me abrió la puerta y yo no chiste ante su orden de bajarme del auto.
Dylan también se bajó por una mirada que le echo mi papá, sin embargo él permanecía tranquilo. Se coloco a un costado mío, haciéndome sentir por lo menos que no estaba sola con mi padre frente a nosotros. Un chico que no le agrada a tu padre, más tu padre, y tú, suman una mala combinación.
—¿A dónde fueron? —pregunto mi papá en una tonada firme y digna de temer.
—A su...—Me interrumpió Robert.
—Dylan.
Después, el adulto presente me fulmino con la mirada, mencionando el nombre de mi compañero dándome a entender que no hablara, si no que quería escuchar las cosas de la boca de Dylan. Tuve que tragarme las palabras.
—A mi casa, hubo un asunto que tuve que atender—respondió él con total tranquilidad y con los bolsillos dentro de su chaqueta. Decía toda la verdad.
—¿Que hicieron? —Pregunto. Esa pregunta de alguna forma me hizo sonrojar, e incluso tuve que agachar la mirada para que mi cabello cubriera dicho acaloramiento en mis mejillas. De hecho, pensar en el agarre de Dylan sobre mi cintura, me hizo darme cuenta de que si nos hubiéramos quedado así por más tiempo...hubiera querido besarlo.
—Nada en realidad— respondió el chico encogiese hombros. Y me dieron ganas de darle un zape como la otra vez solo para que dejara de estar tan tranquilo. Era algo que envidiaba.
—¿Ella no te dijo que se tenía que ir conmigo?
—No, profesor.
—¿Ustedes no tienen ninguna relación amorosa?...
—¡Esto es ridículo! —me interpuse antes de que esto llegara más allá. Pero mi padre pareció ignorarme cual moco seco.
—No —admitió mi compañero en respuesta a la pregunta de mi padre. Por alguna extraña razón eso me dolió. Lo hizo sin rechistar.
—¿Seguro? —interrogo mi padre acercándose solo un poco a mi amigo. Dylan asintió. —Bueno, solo quiero que sepas que si metes en problemas a mi hija, te ira mal.
Dylan soltó un bufido sarcástico. Eso me hizo temblar en mi sitio, si mi padre no lo quería cerca de mí, burlándose de él, ahora jamás. Empecé a sentirme impotente.
—¿Acaso me bajara la calificación? —se mofo el chico sin ninguna sonrisa. Al parecer yo era la única con la que sonreía.
—No, te ira mal conmigo. No metas asuntos de la escuela con la vida real...Ella es mi hija así que—Dylan lo interrumpió, sabiendo el discurso que mi padre se echaría encima.
—La capto.
Acto seguido, Robert me tomo del hombro y me hizo caminar en dirección a la casa.
—Nos vemos—dijo Dylan más para mí que para mi padre. Robert le saludo con la mano y él se subió a su carro, para después irse.
Al entrar a la casa me zafe de su agarre.
—¿Tienes que ser así si algún chico que me gusta me trae a casa? —le reproche en cara.
—¿Te gusta?
<<¿Eso dije?>>
—No—me corregí.
—Eso dijiste.
—¡Me equivoque, ¿¡Okay?!.
Se escucharon pasos por la sala y en eso entra mi madre para interrumpir nuestra apenas iniciada discusión.
—Oye, Becky, ese chico era muy guapo...
—¡Mamí! —trate de regañarla al ver que miraba por la ventana para verificar si Dylan se había ido por completo. Iba directo a sacarla de ahí, pero la mano de mi padre fue a sujetarme por el brazo.
—No quiero que te juntes con él. —me ordeno.
Cruce los brazos mirando a mi padre. Si había algo que no iba a permitir era que mi padre, el cual me falto por muchos años, viniera a decirme que me alejara de alguien que empieza a agradarme como si él de verdad fuera el más indicado, ¿ que no se supone que esto de la mudanza era para llevarnos mejor?
—¿Por qué? —me sorprendió el valor que tuvo mi madre para cuestionarlo. Estaba segura de que ella me apoyaría.
—Becky—dijo mi padre hablándome a mí y no a mi madre, ¡como si ella no existiera!, eso me enojo— O'Brien siempre llega cada semana a mi oficina, es buen chico pero muy problemático. Siempre causa peleas.
—No creo eso. No puedes juzgarlo sin saber nada de él.
—¿Cómo sabes que no sé nada de él?, es mi alumno y tu apenas lo conoces...
—¡Es intocable, Robert! —le, casi grite, pero lo que hizo que las facciones de mi padre cambiaran fue la mención de su nombre y no decirle "papá" — Tratas de hablar con él y es muy reservado, contesta y a la vez no, es muy oculto...lo digo porque yo he hablado con él.
—No me gusta que entre Dylan y tu allá rumores de noviazgo.
Fruncí el ceño, típicamente enfadada.
<<Ahora me habían agregado el rumor de noviazgo en la escuela>> pensé, pero lo peor es que mi padre se los creía.
—¿¡Noviazgo?! Robert, muy apenas le hablo, no me junto con él en la escuela y...lo peor es que no le crees ni a tu propia hija, te confirmo él mismo que no teníamos nada, pues ahora yo también te lo digo porque es verdad...no hay nada de eso, y si lo hubiera yo te lo diría.
<<Decirlo...no del todo...pero lo sabría>>
— ¿Novio, Becky? — pregunto mi madre abriendo los ojos de par en par. Suspire irritada y cansada.
—¡No, mamá! Lo que estoy tratando de decir es que no hay nada entre ningún chico y yo, mucho menos con él.
La semana siguiente me levante con malas ganas, como casi siempre, lo bueno es que hoy era viernes, y no tenía que preocuparme por dormir temprano si mañana era sábado. Y sobre el transcurso después de ese día que "discuti" con mi padre, no pasó nada que tuviera que ser sobre-marcado o recordado. Dylan y yo seguimos hablando solo en clases, ya no hubo sonrisas, me junto con Gabriela a veces con Marcus cuando no está apurado en clases, y por lo que veo mi padre ahora parece estar un poco más sereno con eso. Pero lo bueno, es que: ¡Mañana era sábado!
<<Bendito sean los Sábados>>
Viernes.
Me metí a bañar cuando mi alarma recién sonó, dejando que mis músculos se relajaran con la lluvia artificial y tibia que salía, me lave el cuerpo y después el cabello. Salí envolviéndome en una toalla y otra para mi cabello, siempre he pensado que esto de la cabeza parece un turbante. Coloque en mí una blusa blanca con unas letras en el frente color negro que decían "Game Over" holgada pero algo sujeta de las muñecas, nunca me había gustado la ropa ajustada, me puse también unos pantalones negros con cierre dorado como bolsas...falsas, porque no puedo guardar nada. Y al final mis confiables Vans negros.
<<Bueno...me veo bien>>
Podre ser una chica algo tímida y algo rara, pero eso no significa que tenga malos gustos para vestir. Lo que hice con mi cabello fue cepillarlo y colocarlo en frente de mis hombros para que cuando secara luciera algo desordenado. Me maquille con rímel y pintalabios, tampoco nada excesivo. Tome mi teléfono y mi mochila, bajando las escaleras de dos en dos, en la sala encontrándome con Holly arriba de un sofá.
—Hey...bájate—le ordene tranquila a mi "perrita". Ella bajo, sonreí porque este día fuera así de bueno todo el tiempo.
—Buenos días—Saludo mi madre que recién salía de la cocina para darme una manzana para la escuela. Le sonreí y tome la manzana. Era mi fruta favorita.
—Buenos días—bese su mejilla.
—¿Andas de buenas hoy? —Me pregunto fingiendo una tonada de sorpresa, tan solo entrecerré los ojos hacia ella con cariño.
—Nope...en realidad solamente estoy tranquila, pero no quiero ir a la escuela. —Admití. Y es que es verdad, hay veces en las que ya de nada me sirve quejarme de la escuela porque no quiero asistir, pero creo que hay días en los que me controlo y solo dejo que pase la tarde como Dios mande.
Mi madre miro ambos lados, como queriendo decirme algo en prohibido, fruncí el ceño cuando ella me dijo que me acercara a ella en un movimiento de mano. Eso hice.
—¿Ni siquiera para ver a ese chico? — susurro pícaramente. Me separe de ella con cara de horror para visualizarla guiñándome un ojo. Negué haciendo una mueca de repulsión.
—En estos momentos, él es al que menos quiero ver.
—Aja, como digas, así yo decía de tu padre.
—¿Papá también era reservado? —arquee una ceja, al parecer mamá andaba de buen humor como para contarme cosas del pasado entre Robert y ella.
—No, en realidad era el tipo más nerd y anticuado.
Solté una risa al imaginar a mi padre con gafas y ropa de ancianito.
—Bueno, me voy, llego tarde si se trata del autobús. —Camine hacia la puerta.
—Tranquila...¡Oye no te dije! ¿Recuerdas a tu viejo amigo de la primaria, Richard?
Una oleada de odio me recorrió por la espalda justo cuando toque la perilla de la puerta, fingí una sonrisa para girar sobre mis talones y mirar a mamá, si me veía mala cara de verdad que me sermonearía porque ella amaba a ese niño y a su madre.
—¿Rick? —mencione tragándome la repulsión.
—¡Te acuerdas! —se emocionó. Acto seguido, mi nariz se arrugo.
—Algo así—susurre bajando la mirada para rodar los ojos. Si tuviera 5 años de nuevo y Rick me molestara, tomaría su nuca y la clavaria en la caja de arena.
—Bueno, él te dejara a partir de ahora a tu escuela, el también estudia ahí. —Abrí los ojos a tope—Resulta que él padre de Rick tenía casi las mismas oportunidades que Robert de venir a traer a su familia aquí en Sídney, y como soy buena amiga—movió sus manos con emoción, sin embargo mi mirada de querer saltar por una ventana estaba intacta. —le conté todo a Tania, ahora ya están aquí, ¿¡tú crees!?
Mi mandíbula se abrió un poco, hace milenio de años que no veo a Rick, él en realidad no era mi mejor amigo como ella cree. Nuestras madres se conocían y llevaban bien, pero él era el niño que más me molestaba, siempre me pegaba chicle en el cabello...y él fue el causante de la perdida de mi cabello castaño hasta la cintura. Estoy segura de que si lo veo le corto el cabello como mordidas de burro.
Recordando, hice una mueca y tome los bordes de mi cabello...desde entonces lo tengo un poco más abajo de los hombros.
—De acuerdo. —Dije y me salí de la casa, mamá me había dicho que él ya estaría ahí afuera y fue verdad. Pues estaba mi anterior pesadilla, recargado en un carro antiguo pero pasable de color azul, un modelo Mustang del 55.
Lo salude con la mano tratando de hacer una sonrisa que se convirtió en mueca, me regreso el gesto pero sin mi última acción. En realidad, Rick se había puesto bastante guapo, su cabello miel era brilloso, al menos lo que podía ver ya que tenía un gorro innecesario de lana, sus ojos marrón le quedaban bien y su sonrisa era linda. Bueno, su cuerpo está bien.
<<Él está bien... ¿¡que pienso?!>>
—Pero si es Sonia—Me ¿llamo?, bueno, ahora veo que es el mismo idiota. A comparación de que estábamos en Sídney y mi familia que siempre manejaba el idioma inglés, Rick parecía bastante cómodo hablándome en español.
—No me llamo Sonia. —Le reproche fulminándolo desde mi pequeño pórtico. Todo el encanto que le vi, ahora había desaparecido.
—¿Te llevo a la escuela, Pancha?
—¡Soy Becky!
—Como digas, Carolina. —Se burló, y se notaba por su enorme y blanca sonrisa. Yo me acerque cuando Rick me abrió la puerta del copiloto. Rodé los ojos por la forma tan presumida con la que se metió al auto, después me dedico una sonrisa de autosuficiencia, igual de risueño de cómo lo recordaba.
—¿Podemos irnos? —le pedí entrecerrando los ojos hacia él.
—Lo siento, es que es raro verte con senos.
—¡Pudrete!
Al llegar a la escuela esperaba que él no me siguiera. Pero lo hizo.
—Hey, no me dejes, Francisca, soy nuevo aquí.
—Soy Becky—gruñí entre dientes—Y no me importa, ¿no te había dicho ya que te pudrieras? —dije sin piedad y Rick hizo una mueca fingida, como si lo que le dije le hubiera dolido en el alma.
—¿Por qué tanto odio hacia mí, Alicia? —Dijo hablando ingles de nuevo, siendo la primera vez que le escuchaba. Portaba un acento latino gracioso.
—Tal vez... ¡Por qué siempre me cambias el nombre!....desde pequeños Rick. —dije lo obvio. —Y ni se te ocurra decirme Rebeca, solo Becky o Beca, cualquiera de los dos está bien.
Me detuve mirándolo en el pasillo con seriedad.
—Oh, vamos, Galilea... ¿prefieres que te llame "biscocho" o "nena"? Aunque, no te has puesto nada mal, cariño.
—¿Biscocho? —pregunte aterrada. Apenas estuve a punto de hablar cuando una voz me interrumpió.
—Dijo que se llama Becky, imbecil.
¿...?