I
Recuerdo aquel habitáculo esférico. Nací allí, entre tanto silencio, paz, con el día y la noche al alcance de la palma de la mano tan pronto como alzase la vista. Podía ver cada mañana las primeras luces del día, cómo doradas traspasaban la pared transparente y cómo jugaban con las formas del gel espumoso. Un espectáculo rosado-violáceo e hipnotizador. Yo era feliz en aquel caleidoscopio, me movía con los colores, bailaba escurridiza y burlona dando vueltas por las paredes y reía sin parar.
Un júbilo constante, solamente interrumpido por un simple y discreto "POP".
"POP". Y todo explotó.
Me desperdigué por el suelo, añadiendo a mi baile pasos de torpeza a ritmo de confusos llantos. Yo estaba húmeda, el suelo era frío y me acogió en bienvenida una tela de blanco sepulcral, me tapó los ojos hasta que todo era la negrura nocturna, pero sin las estrellas y su plateado iluminar. Cómo echaría de menos aquello, el rosa,el violeta, el día, la plata, el silencio, la alegría. No conocía la vida, me sabía erudita de cómo lucía desde la transparencia de mi mundo, pero no supe qué era hasta que puse los pies en marcha sobre este terreno desconocido.
Después de largo tiempo intentado, cayendo, tropezando, sumiéndome en berrinches y volviendo a intentar. Logré volver a bailar, esta vez al son de la alegre ilusión de aprender cosas nuevas. Conocí los sonidos y me encandiló la manera que estos flotaban en el aire, me retumbaban mis orejas y armonizaban con mi voz. Fue entonces cuando me supe habitante de este mundo terrenal. Era mi cantar el que parlaba, mis manos las que tocaban, mi nariz el que olía el petricor cuando se acercaba la tormenta.
Y entendí las tormentas, la lluvia, las melodías y me decanté por el gris del nublado cielo de otoño. Mis primeros y preciosos recuerdos aquí.
Me olvidé de la diversión en la espuma. El rosa, el violeta, mi habitáculo esférico y a la vez caleidoscópico fue sustituido por el fuerte pisar de mis pies y grité fuerte al ambiente y miré los colores nuevos, intocables, etéreos. Quise mezclar el rosa de mis mejillas y el marrón de mis ojos con el verde herbáceo del campo y el lila de los jacintos.