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Osamu Dazai
Nakahara Chuuya
La luz del sol entraba a través de la ventana iluminando a aquel par de enamorados.
Bajo las delgadas sabanas descansaba un pelirrojo entre los brazos de su pareja disfrutando del calor que su cuerpo desnudo le ofrecía, al menos hasta que un celular comenzo a sonar.
Ambos decidieron ignorarlo, había conseguido tener ese día para descansar y pasar tiempo juntos después de mucho tiempo pero para desgracia de ambos el sujeto del otro lado de la línea no parecía ceder.
Nakahara se removió totalmente resignado tomando el objeto que no dejaba de sonar al mismo tiempo que el castaño se levantaba buscando su ropa que se encontraba regada por el suelo.
- ¿quien habla? - el menor respondió, su voz era baja con un ligero toque de molestia por haber sido despertado - entregue todo anoche ¿porque no le preguntas a Hirotsu san? Tachihara
El detective se detuvo escuchando con atención la conversación observando de reojo al mafioso pues le molestaba simplemente que lo nombrara y no era para más pues aquel simple recadero se la pasaba detrás de su novio, ni siquiera las amenazas de muerte lo detenían
¿Que debería hacer?
Finalmente a su mente llegó la solución.
Se acercó a la cama inclinándose para depositar pequeños besos sobre los hombros del contrario dejando minúsculas marcas sobre su blanca piel y acomodandose de forma lenta sobre su cuerpo comenzo a restregar su entrepierna contra sus muslos
- Dazai ¿que haces? - extrañado cubrió la bocina del teléfono para que su subordinados no lo escuchara intentando alejar al moreno sin lograrlo tensando su cuerpo al sentir sobre sus glúteos algo que ejercía presión.
- nada Chuuya, tu sigue hablando - bajo sus prendas inferiores lo suficiente para liberar su ahora miembro erecto - y relájate
Su glande tocó la estrecha y mojada entrada del pelirrojo y tras ejercer una leve presión hizo su intromisión sonriendo con satisfacción al escuchar su bella voz intentando ser contenida
-n...no lo hagas Dazai - su cuerpo tembló, soltó el celular y aferrándose a la almohada oculto su rostro jadeante por el calor que iba en aumento en su cuerpo
- me encanta como me aprietas Chuchu se siente tan bien estar dentro de ti- comenzo con movimientos lentos buscando aquel punto tan exquisito que lo haría perder el control - di mi nombre, dejemos en claro que eres solo mío
- Dazai... por favor - su voz era temblorosa dejandose llevar por completo cuando llegó a su próstata dando un fuerte gemido de placer que hizo eco entre esas cuatro paredes.
Eso fue suficiente para que el detective aumentara el ritmo de las embestidas, de forma salvaje y sin piedad, entregándose por completo al deseo y la lujuria, olvidando que aún estaba conectada la llamada
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Del otro lado de la línea el mafioso molesto colgó, sabía que jamás conseguiría algo con su superior pues tenía muy presente que el castaño jamas lo dejaría ir tan fácilmente, Chuuya era un diamante difícil de conseguir y algo tan preciado que Dazai no iba a entregar a nadie más.