Austausch (El Intercambio) |...

By montsekg

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Aventura/Drama. Rin y Len son dos completos desconocidos que intercambian lugares en Alemania como parte de u... More

De ida al Infierno
Animales de ciudad
Rebelión en la granja
Hogar, dulce hogar
Beso de despedida
Favores y deudas
Amigos, fiesta y alcohol
Me preocupo por ti
Ódiame
Síndrome de Cotard
Hasta pronto
Caja de sorpresas
Límites
Una sensación familiar
Mi responsabilidad
¿Confías en mí?
Te quiero
Primavera
Caos
Incondicional

Secuelas

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By montsekg

"Tal vez no sepa a dónde ir, pero si pudiera
una mañana abrir los ojos y ver los tuyos,
sabría dónde quedarme"

De todos los trabajos que podía conseguir en una metrópoli de ocho millones de personas, se me ocurrió trabajar codo a codo con el crush de Rin.

No me caía mal ni nada, pero parecía que estaba drogado... Todo el tiempo. Yuma tardaba una fracción de segundo más que el promedio en responder una pregunta y sufría de un caso serio de reacción tardía.

Bueno, sí. En cuestión de dos días ya me empezaba a caer mal.

- ¿Te puedo preguntar algo? - irrumpí cuando estábamos en medio de una pausa en nuestro trabajo como baristas en Starbucks.

Ya podía dar cátedra sobre los clichés de vivir en una ciudad.

- Ya lo estás haciendo -respondió el de cabello color chicle, aún con un auricular pegado a su oído izquierdo.

Rodé los ojos e ignoré su comentario. Nunca entendería su sentido del humor.

- Rin y tú... ¿nunca pasó nada entre ustedes? - indagué mientras revolvía mi segundo café de la tarde.

Él cambió a una expresión más seria de inmediato.

- Rin es un verdadero dolor de cabeza -admitió-. A decir verdad me da un poco de tranquilidad tenerla lejos por un tiempo.

No fui capaz de ocultar mi asombro.

- ¿Por qué lo dices?

- Verás, Miku y yo siempre tuvimos algo, y debimos mantenerlo a escondidas por años porque Miku no quería lastimar a Rin.

Asentí lentamente. La rubia lo hizo de nuevo.

-... finalmente Rin decidió confesarse antes de irse, y cuando se lo conté a Miku, terminó por romper conmigo. Qué te puedo decir... al menos todavía no tengo que lidiar con Kagamine de nuevo.

Alcé ambas cejas ante aquella revelación.

¿Sabría Rin que se estaba interponiendo entre la felicidad de dos personas?

Fue entonces cuando decidí enviarle el mensaje que lo cambió todo:

"Tu querido Yuma está con otra"

Por su propio bien, debía abrirle los ojos y hacerle ver que este tipo ni la quería, ni la merecía.

- ¿Por qué me lo preguntas? - se aventuró el chico, luego de salir de otra de sus lagunas mentales.

- Oh, es solo que estoy intentando conocer más a Rin. Pura curiosidad.

Mentí decentemente bien.

- Amigo, te recomiendo tomar tu distancia, esa enana solo trae problemas.

Sonaba sincero, pero tomé su advertencia con pinzas. Tampoco confiaba en él.

- Eso es un poco difícil teniendo en cuenta que vivo con su familia -dije, rascándome un poco la cabeza. Por algún motivo había sentido una picazón extraña durante todo el día.

Aquella conversación no avanzó mucho más porque debimos retomar nuestros puestos de trabajo y a eso de las siete treinta terminó mi turno. Oliver y yo teníamos planeada una videollamada, pero el maldito decidió dejarme plantado porque "lo invitaron a una reunión".

Inmediatamente pensé en Rin otra vez. Revisé mi teléfono mientras volvía a la casa, encontrándome con que ni siquiera había leído mi mensaje.

¿Y eso en realidad qué me importa?

El hilo de mis pensamientos se detuvo bruscamente al llegar a mi piso y hallar una escena bastante perturbadora dentro del departamento:

Un segundo antes de abrir la puerta escuché un golpe seco y el grito de dolor de la mamá de Rin. Al abrirla por inercia tuve frente a frente a su padrastro, quien estaba visiblemente alterado y podría ser el único culpable de ese gemido de dolor.

Un celular yacía en el piso hecho pedazos, y la señora Lily aún tenía una mano en la nariz, impidiéndome ver la gravedad de su herida.

Se lo había aventado a menos de dos metros de distancia.

Me vi tentado a retroceder y alejarme de allí, mis padres siempre me habían advertido sobre no entrometerme en peleas maritales, pero luego recordé a Neru y a Nero.

- Voy a llevarme a los mellizos al parque -balbuceé torpemente mientras me abría paso entre ambos e iba directo al cuarto de los niños.

El silencio era ensordecedor y la tensión se podía cortar con un cuchillo.

Tomé de los brazos a ambos, quienes se encontraban sentados -posiblemente escuchando aquella discusión- y salimos del edificio en cuestión de minutos. Sus padres no opusieron resistencia.

- ¿A dónde nos llevas? -preguntó la niña que llevaba de la mano.

- ¿A dónde quieren ir?

- Definitivamente no al parque -dijo Nero, haciéndome acordar que le había dicho eso a sus padres.

- No, tenemos hambre.

Resolví hacer lo que cualquier padre inexperto haría: Llevarlos al McDonald's más cercano. Me detuve a analizar que con casi nueve años, posiblemente los mellizos entendían todo lo que acababa de suceder, y algo me decía que no era la primera vez que vivían algo así.

Apenas caminamos tres cuadras y ya llegamos a una sucursal de la popular hamburguesería. Mientras formaba la fila volví a revisar mi celular y nada, ni rastro de Rin. Fue entonces que decidí llamarla, pero tampoco tuve suerte.

¿Tanto le había molestado la indiferencia de Yuma? No es como si fuera alguien tan interesante...

- Mierda... Contesta...

- ... Hola, soy Rin. Probablemente esté en casa, pero estoy evitando a alguien que no me cae bien, y si no vuelvo a llamarte... Seguramente eres tú.

¿Siempre tenía que ser tan descarada?

Eran ya las ocho treinta. ¿Y si estaba con Oliver? Pensé en llamarlo, pero sería muy inapropiado de mi parte, él no me había contado a dónde iba.

Volví mi vista a los niños, e intenté concentrarme en ellos por un momento.

- ¿Van a querer la cajita feliz?

- Len, aquí es "cajita mágica" -me avisó Neru con una risita infantil.

- Ups, mágica -le dije guiñendo un ojo-. Gracias, linda.

- Sí, señorita, voy a querer dos cajitas mágicas -le dije mientras quitaba la billetera del bolsillo.

- Señor, aquí solo disponemos de la cajita feliz.

Me giré inmediatamente a asesinar con la mirada a la culpable de aquel bochornoso error. Tanto ella como su hermano estallaron en risas.

- Eso.. ehm, dos de esas y un combo -Murmuré avergonzado.

Una vez que terminaron de comer y se fueron a jugar a los túneles del local, volví a intentar comunicarme con su hermanastra. Realmente se estaba haciendo desear, y entretanto la ansiedad me estaba comiendo vivo.

Ya llevaba dejándole como siete llamadas perdidas y era el momento de un mensaje en el buzón de voz.

- Rin, perdona que te esté insistiendo tanto, tus padres se pelearon y tuve que sacar a los niños de la casa... no sé si debería llevarlos a dormir a lo de Miku o a la casa de alguien más, o si debería volver al edificio... Por favor... llámame en cuanto escuches esto, ¿si?

Colgué el teléfono y decidí entrar al Instagram en busca de una distracción que calme mi desesperación.

Al parecer todos mis compañeros estaban juntos, en medio de un patio o de... ¿el bosque? Las historias de Una estaban plagadas de fotos suyas con Teto, bebiendo. También aparecía Gumi saludando... Ella enseguida me sacó una sonrisa cuando la vi sacando la lengua. La extrañaba un poco.

Seguí viendo y analicé las historias de Teto, quien también había filmado una parte de la reunión. Un momento... ¿Ese era Oliver?

Detuve las historias por un momento para comprobar que se trataba de él hablando con IA, y sinceramente no podía creerlo. ¿Quién fue capaz de convencerlo para hacer una actividad social que involucrara a más de dos personas? Tendría que ser alguien determinado y persistente, se requería de una habilidad sobrehumana que yo mismo nunca había llegado a alcanzar. Él era uno de mis mejores amigos, pero eso no quería decir que no sea un niño ermitaño que odiaba socializar.

Pasé a la siguiente historia y los gritos del vídeo me tomaron por sorpresa. Enseguida reconocí a Mikuo desde el otro lado del círculo, y... ¿esa era Rin? Nunca la había visto antes, pero se parecía a la chica de las fotos que había visto.

Él la estaba mirando... todos gritaban pidiendo un beso... y ahí vi a Rin comerse su boca.

Casi tiré el teléfono sobre la mesa y me llevé ambas manos a la frente, comprobando que ya había tenido suficiente.

¿En serio, Rin?

La muy fresca no era capaz de contestar mis mensajes y llamadas pero hacía treinta minutos estaba dando cátedras de un beso francés frente a toda mi clase.

No pensaba volver a hablar con ella, no se lo merecía. Era una imprudente, y también una egoísta por besar a Mikuo sólo por despechada.

Bloqueé el teléfono molesto, no sin antes volver a chequear el reloj. Lo más prudente era esperar una, o quizás dos horas en ese lugar.

Cuando finalmente me llevé a los niños de vuelta, todo estaba en silencio. El móvil roto aún yacía en el piso, pero me era imposible saber si había alguien en cel departamento sin revisar la habitación de los padres.

Pero tampoco es como si quisiera hacerlo.

Metí a los mellizos a su habitación y me dirigí a la cama, a pesar de que sabía que me costaría un buen rato dormir.

Mi mente no paraba de hacer cavilaciones a mil por segundo. ¿Qué tan lejos lo estaría llevando Rin esta noche? ¿Sería solo un beso exhibicionista, o le daría a Mikuo algo más?

Chequeé que Josephine estuviera en su jaula y por primera vez decidí sacarla. Necesitaba hablar con... alguien.

- ¿Por qué ella es así? -le pregunté a la serpiente mientras acariciaba distraídamente sus escamas amarillo brillante.

Ella solo me sacó la lengua.

- Ah, Josephine. Tú seguro la entiendes mejor que yo. ¿Acaso no le importa su familia? ¿La han echado de casa o en realidad ha huido, dejándome en medio de una bomba que en cualquier momento va a explotar?

El reptil seguía moviéndose lentamente sobre la cama, y empezaba a ver por qué le parecía una buena mascota a esta familia... Era muy tranquila, y realmente todos aquí necesitaban algo de paz.

- ¿Por qué no me dices nada? -volví a cuestionar, y empecé a caer en cuenta de que debía estar volviéndome loco como para tomar en serio a una boa doméstica.

Regresé al bicho a su pecera, me puse una pijama e intenté hallar la manera de dormir. Nunca antes había sido una tarea difícil, ya que el aroma cítrico impregnado en la almohada de Rin realmente lo había convertido en algo fácil y automático.

¿Será que ella olía a eso, a naranjas?

Me levanté a eso de las nueve y en la ausencia de algún otro adulto responsable, asumí la labor de prepararle a Neru y a Nero unos huevitos revueltos. Para mi sorpresa, ellos ya se encontraban despiertos y jugando videojuegos en la sala. ¿No tendrían ya hambre?

Mientras estaba en eso, inconscientemente buscaba algún rastro de los padres. Noté la falta de las llaves del único vehículo y supuse que Lily podría encontrarse en su habitación.

Situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas.

- ¡Señora Akita, le preparé el desayuno!

Me animé a espiar dentro del cuarto y la mujer se encontraba durmiendo. Quizás se había tomado algo para hacerlo tan profundamente.

Me encontré a mí mismo preocupándome por mi madre de intercambio. Demonios... ¿en qué me metí?

Luego de desayunar y encargarme de los platos -obligando a los niños a retirar la mesa y aportar su granito de arona al orden y la limpieza del hogar- volví hacia mi celular, recordando que había algunas cosas que todavía no tenía en orden.

"Llamada de FaceTime de Rin Kagamine"

Observé la llamada entrante durante unos segundos, esperando a que finalmente cese y luego de diez segundos volviera a llamar. ¿Quería verla? ¿Quería hablarle luego de lo que había hecho?

Suspiré con resignación.

- Buenos días - me dijo con una cara que delataba que aún no había terminado de despertarse.

- Buenos días para ti, que estuviste muy ocupada- Era imposible para mí ocultar mi molestia, por lo que mi voz sonó cortante y seca.

- Perdón, anoche no estuve pendiente del teléfono -murmuró mientras se revolvía en un colchón. Definitivamente esa no era mi habitación- ¿Por qué querías hablar conmigo? Aún no pude escuchar tu mensaje de voz.

- ¿Dónde estás? -le pregunté sin preámbulos.

- Eh, en casa de Gumi. Tuvimos una pequeña reunión anoche, y-

- ¿Y qué tal estuvo la reunión? -indagué bruscamente, esperando explicaciones de su parte.

- Muy bien, estuvimos jugando... También bailamos y pude conocer mejor a tus amigos.

- Sí, me di cuenta de que conociste muy bien a Mikuo -lancé con toda la rabia que tenía acumulada.

Sus ojos celestes se dilataron profundamente al asimilar lo que le acababa de decir. Asentí lentamente para hacerle entender que ya estaba al tanto de su pequeña travesura.

- Len, fue solo un desliz, no es lo que-

- Ahórrate los detalles que ya vi todas las historias.

- Mierda, Len... ¿dónde está el cuchillo? Pareces mi novio celoso y yandere-

Ella sonreía incómodamente, pero pude percibir que intentaba calmar los ánimos. Yo no tenía nada que reclamarle, Rin podía hacer de su culo un florero si quería.

- Escucha -dije, cambiando mi tono de voz por uno más serio-, anoche tuve que sacar a tus hermanos de la casa por una pelea de tus padres, y supongo que me molestó verte tan divertida mientras yo intentaba solucionar las cosas en tu casa.

- Len... -me llamó con un hilo de voz. Sabía a qué me refería- lo siento. No tenía idea, de verdad no revisé mi teléfono hasta hoy.

Su rostro había cambiado completamente. ¿Le importaba o era por puro teatro?

- Las cosas se pusieron bastante feas, tu madre sigue durmiendo... Pero tus hermanos están bien. Y... no sé nada de Albert, aunque quizás esa sea una buena noticia.

- A veces es mejor vigilarlo de cerca -murmuró entre dientes-. Creo que es momento de que te cuente la verdad.

- Adelante, te escucho.

- Bueno, primero que nada y aprovechando que nos sinceramos... anoche perdí la bicicleta de la hermanita de Fukase.

F.

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Que opinan de la actitud de Len? Es un dulce, lo sé. Aunque quizás un poco ingenuo.
Y ya tienen una opinión más o menos formada de Rin?
Cada vez más largos los caps ❤️🙌🏻 nos vamos metiendo cada vez más en la historia. Gracias por todos los votos y comentarios, me inspira a actualizar rápido y traerles contenido de calidad. 💪🏻

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