SÓLO ES MI JEFE

Von valerizales

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Contrato. Erika Collen, tiene 23 años , lleva 1 año trabajando como asistente personal en Owens corporation... Mehr

Cap 2/~¿Tradición Owens?~
Cap 3/~ Señora Henderson ~
Cap 4 ~Nada es lo que parece~
Cap 5/~ ¿Sin empleo? ~
Cap 6 /~ El contrato ~
Cap 7/~ Lo quiero ~
Cap 8/~ El cuadro ~
Cap 9 /~ Yo no te compré ~
Cap 10 /~ Relación pública ~
Cap 11 /~ Gran actor ~
Cap 12 /~ Escoria ~
Cap 13 /~ ¿Iremos? ~
Cap 14 /~Club Rudbeck~
Cap 15 /~ Ella ~
Cap 16 /~ Contando ovejas ~
Cap 17/~Rómulo=problemas~
Cap 18 /~ Encuentro~
Cap 19 /~ Erick 2.0 ~
Cap 20 /~100 años de mala suerte~
Cap 21/~ Demasiado fácil ~
Cap 22/~ Crisis ~
Cap 23/~Buen trabajo~
Cap 24/ ~Un castillo~
Cap 25/~¿Qué pasa con Elizabeth?
Cap 26/~Desconocida~
Cap 27/ ~Tres sonrisas en un día~
Cap 28/ ~Cama compartida~
Cap 29 ~ Hablemos ~

Cap 1/~¿Maica?~

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Von valerizales



Érika

El camino al trabajo no era lo mejor cuando Los Ángeles decide joderte el día con el tráfico matutino, la gente se desplazaba por las veredas y lo único que lograba rescatar de la vista, era la maravillosa jornada de los adultos mayores para jugar con los cachorros en adopción.

Desde que ambos servicios se habían unido, todo había ido de maravilla: las adopciones se incrementaban, los ancianos hacían ejercicio y cada vez habían más personas involucradas con estas entidades.

Es conmovedor todo acto de caridad. De vez hacía lo posible por ser partícipe en un de estas, el lugar donde trabajo suele hacer lo mismo para las fiestas y es hermoso ver que puedes brindarle ayuda o algo de tu tiempo a los que la necesitan.

Por otro lado hoy era miércoles y eso significaba reunión general, organizar las reuniones era algo que decidí tomar como cargo debido a que anteriormente contaba con un buen nivel jerárquico en el trabajo, actualmente creo que es todo lo contrario ya que era la asistente personal del director a cargo.
Si bien es cierto que no contaba con el mejor jefe del mundo, eso se había convertido en lo menos importante en cuanto recibí el primer depósito en del mes.

Llegué a la corporación y me acerqué a las maquinillas de acceso, al ingresar había saludado a los guardias y a uno que otro colega. Después de pasar mi identificación ingresé a montar uno de los ascensores, me di cuenta que aún era temprano cuando me vi sola en las paredes del elevador. "Sólo porque es miércoles" pensé. De haber sido otro día me habría topado con una muchedumbre encerrada.

Al llegar a la última planta me acerqué a recepción y vi a Sandra, guardando uno de sus famosos jugos verdes. Anteriormente había llamado su atención a pedido del directo Owes porque estaba prohibido traer bebidas en envases transparentes, la norma general era: "Nada de alimentos caseros en las horas de trabajo". Iba contra el reglamento de higiene ambiental. Era una buena regla sólo dependía de la forma en que la vieras.


— Buen día, Sandra — se acomodó el peinado y fingí no haber visto lo que había echo anteriormente.

— Buen día para ti también, Érika—me devolvió el saludo con una agradable sonrisa —trajeron 2 cajas de donas, 9 frapuchinos y un americano. Todo lo dejaron en la sala de reuniones.

— Gracias — le dije— Te veo más tarde.— me despedí con un movimiento de cabeza y seguí mi camino por uno de los pasillos.

Entré a la sala de reuniones y comencé a ordenar todos los aperitivos, solía variar con los bocadillos pues no siempre ordenábamos lo mismo, la mayoría de las veces tenía que cumplir los deseos del director. En otras ocasiones todo estaba en mis manos y tenía que acertar con el gusto.. Organicé los asientos e hice lo mismo con los documentos que ya estaban ahí, tuve que preparar la pantalla de presentaciones y volver a verificar el orden de las propuestas que se presentarían.

Después de dejar todo listo salí de ahí para comenzar  verdaderamente con mi labor.




Tenía un si fin de correos solicitando: tener una reunión con el director, entrevistas para los periódicos, propuestas de inversionistas y una que otra invitación ha inauguraciones.

— Collen, podría venir a mi oficina un momento por favor.

El sonido del teléfono me saca de lugar, interrumpe mi trabajo y me veo en la obligación de abandonar lo que estoy haciendo.

Presioné el botón para responder a su llamado.

— Bueno día, Director Owes. Voy en seguida.

Cerré la pestaña y dejé la pa talla con el fondo de inicio. Era algo que solía hacer por costumbre. Me levanté de la silla y fui camino a su oficina.
Una vez frente a ella, levanté la mano y di tres golpes. Se escuchó un «pase» del interior así que entré.

—Buenos días— volví a saludar mientras me acercaba al escritorio.

— Igualmente, señorita— levantó la vista y me indicó el asiento delante suyo—¿Todo en orden?

— Si. Genial.

— Bien— se puso de pie y rodeó el escritorio
—¿La sala está lista?

—Si. Acabo de dejarla lista.

Asintió con conformidad.

—Le recuerdo que hoy debemos firmar con Javier. La necesito puntual si no es mucho pedir.

—Si, por supuesto. No se preocupe por eso. Estaré aquí —afirmé — ¿Eso es todo?

Él asintió.

—Bien, entonces me retiro. Un colega me necesita en administración— él volvió a rodear el escrito tomó asiento frente al computador —Con permiso — dije antes de la oficina.

Fui nuevamente a él elevador y segundos después estaba en el área de administración.
Gabriel me había enviado un mensaje de texto pidiendo do ayuda, siempre dramatiza con todo. Espero que no se le haya "quemado" el computador. La última vez fue por eso así que te go mis sospechas.

— ¿Puedo pasar? — pregunté al momento de estar frente a su escritorio, simulé tocar una puerta ya que no había ninguna— olvídalo de todos modos lo haré

—Adelante — hizo un gesto con la mano como si la realeza estuviese entrando— Que hermosa luces hoy.

Él estaba de pie frente a una estantería llena de libros y  de papeleos archivados. En el piso de administración

— Lo sé. Yo siempre luzco hermosa — tiré mi cabello hacia atrás como si este desprendiera glamor.

— Presumida — observé como rodaba los ojos.

Ambos reímos con fuertes carcajadas y me incliné hacia tras para observar si alguien había escuchado. Una bola de papel que se estrelló contra mi hombro y Gabriel comenzó a silbar como un completo culpable. Lo miré amenazante y él se encogió de hombros con una sonrisa en los labios.

— Entonces... — insistí alargando la última sílaba— Necesitas mi ayuda para?...

— Muchas cosa, pero por el momento solo con el computador— él se dió vuelta y se sentó frente a la pantalla— he intentado agrupara el monto con una fórmula, pero el sistema vota que está mal y sale "error". ¿Podrías revisarlo?.

— Pudiste habérselo pedido a uno de tus compañeros.

— Si, pero la mayoría me cae mal así que llamé a la soporto más.

— Por supuesto— rodé lo ojos y me acerqué a ayudarlo.





***





Regresé a mi oficina, no tenía programado tener un día agotador.

Hoy sólo debía continuar verificando cada inversión que estaba en proceso de crecimiento, tenía que programar fechas para viajes, reuniones, juntas con los demás socios y tenia que hacer magia para oficializar un día libre en su calendario. Para minimizar todo eso en conclusión: Tenía que actualizar su agenda completa. Nada fácil si estábamos hablando de Guzmán Owens.
¿Estaba retrasada con los pendientes?Si. Estoy perdiendo valioso tiempo charlando por teléfono? Claro, efectivamente.

—Estoy libre el sábado ¿quieres que pase a visitarlos? Gabby me contó que la maestra sacó a Erick de clases porque llevaba la camisa afuera— la escuché reír de la otra línea — Su hermana se lo dijo— me cortó de inmediato y luego me dijo que eso no venía al caso.

Me quedé callada mientras ella comenzó a explicarme la razón de su llamada.

No era una buena razón por cierto.

—No, mamá. No lo haré —le dije de antemano—¿Podríamos dejar ese tema?— supliqué— tengo 23 años y no voy a morir sola— ella ignoró completamente mi queja y siguió insistiendo —. No señora Torres. Usted no trata de ayudarme lo que usted quiere hacer es crear lazos familiares con sus amigas— me negué rotundamente.

Estaba siendo convenida y definitivamente estaba loca si creía que confraternizaría con el hijo de la vecina.

A menos que sea lo suficientemente guapo.

Por un momento reconsideré la propuesta.

Pero de todos modos no cambiaría de opinión con respecto a mi chico ideal.

Rápidamente descarte la primera bobada que había pensado.

— ¿Érika?— unos golpes interrumpieron mis pensamientos. De manera rápida observé la puerta y me despedí de mi madre diciéndole que lo pensaría mejor.

— Adelante— ordené.

Sandra ingresó y lo primero que hizo fue depositar un folder sobre mi escritorio.

— ¿Podrías entregarle esto a Guzmán?— la miré interrogativa. Claramente pudieron recibirlo en el primer piso; no comprendía porque me pedía eso si sabía perfectamente que Guzmán detesta recibí cualquier documento de manera directa— Lo trajeron aquí personalmente y dijeron que era urgente, pidieron ver al director, pero los rechacé de inmediato porque no habían apartado una cita.

Agarré el folder y quise abrirlo, pero estaba muy bien sellado. Le pregunté quiénes lo habían traído y dijo que se le había olvidado pedir los nombres.

— ¿Dónde tienes la cabeza, Sandra? Si yo le entrego este folder y no le doy un nombre ¿A quién crees que querrán despedir?— estaba algo enfadada. Aún más porque no terminaba de revisar el contrato que Guzmán me había pedido que lo haga.

Se disculpó varias veces y yo empecé a sentirme mal. Ella no era nueva por lo que no comprendía que le había sucedido.

Maldición.

Me quejé.

Comencé a pensar con la cabeza fría y a buscar algún tipo de solución.

Le pedí a Sandra que se retirara e inmediatamente llamé al jefe de seguridad, le expliqué la situación y pregunté si podían identificar a los sujetos por medio de las cámaras de seguridad. Estuve esperando cierto tiempo, unos 10 minutos aproximadamente, hasta que me devolvieron la llamada y recé para no ser despedida el día de hoy. Contesté y lo primero que pregunté fue que si ya sabían sus nombres, y efectivamente los habían identificado. No eran unos extraños completamente. Se trataba de un par de periodistas que se habían infiltrado como nuevos empleados, fingieron estar perdidos y le pidieron al guardia de la entrada que pasara su tarjeta de identificación para ellos. Lastimosamente era el primer día del guardia y ellos lograron entrar.

— Muchas gracias— dije antes de colgar la llamada.

Esta vez decidí romper el sobre y ver lo que tenía ahí dentro. Obviamente ya no podía entregarle el folder a mi jefe, él me iba a echar de su despacho de sólo mencionar la palabra "periodistas".

— Collen, venga a mi oficina por favor.

Justo en ese momento el teléfono me dio un mensaje de su persona. ¿Acaso se había enterado lo ocurrido? Cómo pudo tan rápido si ese era el caso. Enderecé la postura y me aclaré la garganta para responder.

— Voy para allá, director Owens.



Nuevamente me encontraba frente a la oficina del señor. No tardé mucho en darle algunos golpes a la puerta para pedir permiso. Lo escuché decir: "Adelante" así que fui con tasa y abrí la puerta.

— ¿Me llamó ?— solo di unos cuantos pasos porque él estaba de pie junto a los muebles de la habitación.

— Si. —asintió— Ella es Maica Cooper —observé a la chica que estaba junto a él, era una pelirroja muy guapa, con unos lindos ojos claros, piel blanca y estatura promedio — Es nueva pasante de publicidad y necesito que la ayudes a adaptarse.

—¿Ayudarla a adaptarse? — no había comprendido. ¿Ahora era algún tipo de guía?

— Sí.

¿Dije que te tenía un buen empleo? Bueno me confundí lo que yo quería decir es que; tenía un buen sueldo. Era eso, porqué a veces este trabajo era una mierda. La mejor de la clase ¿para qué? ¿Para terminar siendo la asistenta de múltiples oficios?. Caramba. Yo en verdad era una completa idiota.

— Por supuesto.

— Perfecto, muchas gracias — dijo Guzmán.

Si. Yo era una idiota.

Volví a centrar mi atención en la chica y le ofrecí una sonrisa amigable de bienvenida, ella hizo lo mismo y ambas nos habíamos estrechado las manos.

— Érika te llevará al área de publicidad — se frotó el mentón — espero que des lo mejor y seas valiosa para la corporación.

Soltó su típica línea de bienvenida.

Nada original y ya van a ser 2 años.

Antes de salir junto a la nueva pasante, observé de reojo como mi jefe rodeaba su escrito y llegaba nuevamente a su asiento. Supongo que aprovechó la presentación para estirar las piernas. No mentiré. Yo no podía estar sentada más de 2 horas porque mi trasero se ponía a llorar -no literalmente-. A pesar de tener un magnifica silla, seguía siendo un trabajo doloroso.

Salimos completamente de la oficina y caminamos por el pasillo hacia el ascensor, cuando llegamos a ese presioné los botones y automáticamente bajamos camino a la planta de publicidad.

Sentí una punzada en el pie que por poco hizo que cayera, era tan doloroso que no quería dar un paso más. Observé mi talón y sí. Lastimosamente había ocupado un par de tacones nuevos; las consecuencias comenzaban a sentirse y eran muy dolorosas. Llevé mi atención a la pasante por el reflejo de las paredes, era algún tipo de metal que servía como espejo cuando no iba maquillada. Maica, la pasante, notó que la observaba y sonrió antes de lanzarse ha hablar.

— Eres muy linda. Te verías preciosa con más masa muscular, no serían tantos arreglistas porque en general eres muy bella— dijo.

El dolor en mi talón se volvió insignificante cuando ella habló. ¿Tenía que tomar sus palabras como un cumplido? Seguramente no lo había hecho con malas intenciones, quizá ella solo intentaba ser amable, pero estaba algo nerviosa.

—Mmm gracias —esforcé una sonrisa— Estoy en eso. No estaba alimentándome bien y perdí algo de peso. Tú también eres muy guapa.

— Gracias — me sonrió— En realidad hay muchas chicas lindas trabando en la empresa. ¿Alguna ha llamado la atención del director?— su pregunta me dejó algo confundida.

— ¿Qué?

—Oí que nunca ha tenido una relación seria y quizás yo tenga algunas dudadas sobre... — pareció pensar muy bien lo que diría— su relación con las trabajadoras.

¿Quería preguntar si teníamos un puesto a cambio de sexo?

— Creo que eso es algo de lo que no me concierne hablar.

— ¿Entonces es cierto? — esperó a que respondiera, pero no lo hice— Tú...

— Claro que no, señorita Cooper.

— Lo lamento— empezó a reír cubriéndose la boca— No quise incomodarte yo sólo quería saber si los rumores eran ciertos. Los periodistas carecen de información y es por eso que sacan rumores del director. Escuché que no concede muchas entrevistas.

— Ninguna en lo que lleva del año — le dije.

— Eso lo hace misterioso y atractivo ¿no crees?. Eso me trajo hasta aquí.

— ¿Eres periodista?

Comencé a tener sospechas.

—¡Claro que no!— golpeó mi hombro con torpeza— es un hombre muy guapo y tan encantador. Es todo.

No se veía como una periodista o reportera, era súper social, pero aún así no pintaba como una.

— Sería la lotería poder conseguir a un tipo como él. No estaría mal probar mi suerte.

Ella sonreía como en su mundo así que no dije nada para no sacarla de allí. Lastimó el ascensor no estuvo de mi lado porque se detuvo y las puertas se abrieron.

Le di la bienvenida y le mostré un poco el lugar, le presenté a algunos colegas con los que había cruzado palabras. Yo recién llevaba un año en la corporación y no había tenido el tiempo su fuente para conocer correctamente a todos mis compañeros; mayormente frecuentaba a los mismos, ya sea para comer o pasar el finde semana yo tenía un pequeño grupo que conocía muy bien.

— Y este es el señor Alonso — le presenté al jefe de publicidad— si tienes alguna duda estoy segura que el podrá ayudarte.

—Un gusto, soy Maica Cooper— se presentó y le extendió la mano.

—Soy Alonso Wills —correspondió — tu escritorio será ese— le señaló uno que se encontraba con vista a los letreros de moda— la de allá es Gabby, te dirá que hacer por ahora, sigue sus instrucciones y no tendrá problema en adaptarte. Traigo prisa y es por eso me tengo que ir, lo lamento— se levantó de su silla— Buen día, Érika—se despidió he hice lo mismo pero con la mano.

— ¿Cuántos años tiene?

— Creo que está por entrar a los 40. Luce joven ¿no?.

Tenía unos kilos de más, pero estoy segura que gozaba de buena salud.

— Supongo— fue lo único que respondió.







***





— Vayamos a comer — se levantó de golpe.

Ya eran cerca de la 12: 40 y nos encontrábamos revisando algunos documentos de la empresa. El horario para el almuerzo era entre las 12:30 y 2:00. A Fabiana siempre le rugía primero el estómago; ella era mi alarma de recreo.

—Está bien, muero de hambre.

—Perfecto, llamaré a Dylan y le diré que nos espere en Bruck's.

No podía resistirme a una hamburguesa en Bruck's. Fabiana sacó su móvil y vi que buscaba el contacto de Dylan.

— Vuelvo enseguida— le dije— debo entregarle esto a Guzmán.

—Bien — se apartó un poco de la llamada — No tardes.

Salí de mi oficina y en la puerta le envié un mensaje a Gabriel para que nos acompañase, él accedió y dijo que nos esperaría en la salida.

La puerta del director se encontraba entreabierta, seguramente alguien más estaba allí dentro. Sea como sea tuve que tocar poder pasar.

— Adelante.

—Buenas tardes, director Owens. Aquí tiene el contrato que solicitó que revisara — lo dejé sobre su escritorio.

— ¿Y cómo le fue?— preguntó.

Dejó lo que estaba haciendo y puso su atención en el folder que le había entregado.

— Todo en orden— dije— sólo una pequeña duda con respecto a el estado. Algo que seguramente Javier perdió de vista.

Me levantó las cejas y no lo pronunció, pero pude leer en sus labios cuando preguntó: "¿Dónde?"

Con gusto le señalé mi punto de vista, tardó mucho leyendo con claridad, se tomaba su tiempo para ciertas cosas y yo estaba algo nerviosa. Una sonrisa en sus labios era lo que necesita para saber que no me había equivocado, y efectivamente, no lo había hecho.

— Buen ojo, Érika. —dijo— es un privilegio tenerte de mi lado.

— Muchas gracias, director, sólo hago mi trabajo.

— Entonces la invitaré a comer. Tengo un lugar en mente que de seguro le gustará —dijo.

No sabía con que sentido lo decía porque su rostro estaba completamente serio, pero si eso era un cumplido pues yo estaba encantada. Y si no lo era, pues también.

Cómo decidí tomarlo de buena manera; me sentí halagada y obviamente no podía rechazar su invitación, tenía a mis colegas esperando por mí en la salida. No podía dejarlos plantados.

—Le agradezco mucho, director.— jugué con las manos y me mordí el labio pensándolo muy bien como decirlo — Verá, director Owens, he quedado con unos compañeros para compartir el almuerzo. ¿Cree Que ellos podrían acompañarnos?

— Ya veo— asintió. Yo seguía sin poder leer su rostro y me puse muy nerviosa.

— Será que...

—Si usted ha quedado con sus colegas no tiene por qué cancelarles.

Ahí estaba nuevamente indescifrable; yo no sabía si lo que había dicho le había molestado o sólo lo estaba diciendo por cortesía.

— Podría acompañarnos si desea— no pensé en lo que había dicho.

Ya era tarde pata arrepentirse.

— Suena mejor.

¿Acaso acababa de aceptar? Yo lo decía para no ser una malagradecida, no creo que aceptara así sin problema. Que mala suerte que no haya salido como quería.

—¿Ha probado el Foie Gras? — preguntó.

— Creo que no — dije.

¿Que era lo que había dicho?

Yo con una hamburguesa era feliz y ya, pero no podía compararme con mi jefe, alguien que era tan serio como los guardias de la reina de España no podía comer algo tan simple como una hamburguesa. Él era más seco que una flor en el desierto. Increíble que haya logrado heredar una corporación con apenas 19 años. ¿Saben lo que hacía yo a mis 19? Trataba de sobrevivir en los parciales, me trasnochaba para entregar los trabajos que equivalían al 50% del curso. ¡¿Quien hacia eso?! Absolutamente la mayoría de educandos.

Por otro lado está; que es completamente comprensible, y no lo culpaba ¿Quién querría perder su figura de Capitán America? Por supuesto que él no. Yo podría que si, fin al cabo ni se qué figura soy.

Lo esperé un momento para que dejara todo listo antes de salir, abandonamos el edificio y en la entrada nos habíamos encontrado con todo allí reunidos, al costado de la puertas. Fabiana me observó minuciosamente y con el ceño fruncido se puso ha hacerme caras sin disimulo. Le hice una seña que se lo explicaba después y pareció cooperar para dejar de avergonzarme así.

— El director nos acompañará —les dije.

Nadie protestó y asintieron con conformidad.

— No hay problema. Él puede acompañarnos cuando quiera— Gabriel tenía un aura ta entusiasta que sentía que él apagaba cualquier incendio de incomodidad.

— Entonces... ¿A dónde vamos? — preguntó mi amiga.

— Guzmán tiene en mente un restaurant no cerca a la corporación —le había expliqué.

— Perfecto, no estará mal si los seguimos. Iré con Gabriel en su auto.

Me alejé del pequeño círculo de reunión y saqué mi móvil para chatear con Fabiana.

Yo: Llamarás a Dylan?

Fabi: Ya le envíe un mensaje de "olvida Bruck's ya te paso la dirección"

Yo: Perfecto ;D

Me reí sin hacer ruido y ella hizo lo mismo cuando levantamos la mirada del teléfono.


***

— ¿Director Owens, Érika? que coincidencia encontrarnos aquí...

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👆🏻 Maica👆🏻

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