RAMÉ ✔️

De mondhanna

320K 33.1K 27.4K

Erase una vez una niña llamada Jade y un niño llamado Asher, ambos eran víctimas de los daños colaterales de... Mai multe

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
¡IMPORTANTE!
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO 31

5.1K 549 254
De mondhanna

— ¿Te sientes mejor, amor?

— Sí. — asentí con frialdad mientras mantenía los ojos cerrados intentando no romperme en llanto.

Estaba oficialmente en los últimos días de mi embarazo, Nathaniel estaba sano y en tan solo dos días estaría siendo ingresada al hospital donde nacería. Debería de estar emocionada y sonriendo, no triste y enojada.

— Jade, debemos de hablar, — dijo Ezra con un tono tranquilo, sabía que estaba tan molesto como yo y ahora también se sentía culpable — no podemos dejar las cosas así. —

— No lo hagas más difícil, por favor. — respondí, solía ser buena en mantenerme al margen con mis emociones pero con él las cosas cambiaban — Solo vete y ya. —

— Sabes que no lo voy a hacer, así que abre los ojos y hablemos.

Habíamos discutido minutos atrás, después de la cita con la ginecóloga la cual me había dicho que debería de guardar reposo por estos últimos dos días arruinando por completo mis planes de acompañar a Ezra a su fiesta de cumpleaños. Él había decidido quedarse conmigo en vez de ir con sus amigos.

Había sido un drama total, ni siquiera recuerdo bien todo lo que dije a excepción de la última palabra: "Terminamos".

¿De verdad quería que se fuera?

No, no lo quería, pero no podía ser tan egoísta como para ver cómo destruía el rumbo de su vida.

— Tienes veintitrés años, Ezra. — respondí mientras posaba mis ojos sobre su semblante serio — Deberías de estar disfrutando, saliendo con montones de chicas, bebiendo hasta que pierdas la conciencia y festejando tu cumpleaños; no encerrado haciéndole masajes a los pies hinchados de una embarazada. —

— Jade, quiero esto. — dijo mientras posaba una mano sobre mi vientre el cual parecía que iba a estallar en cualquier momento — Sé que tal vez te suena ilógico pero nada de eso me importa, ya viví todo eso en algún momento y ahora te quiero a ti, sé que estás asustada. Yo estoy aterrado pero por favor no me alejes. —

— Ezra, solo estás emocionado de la idea de...

— ¡¿De qué idea?! — exclamó antes de pasarse las manos por el rostro y ponerse de pie, ambos habíamos ido a parar al sofá después de que un pequeño dolor invadió mi cuerpo por culpa de mi enojo — Jade no es ninguna idea estúpida acerca de enamorarme de ti porque tengo un fetiche raro con las mamás o porque me haya faltado el amor familiar y quiera cubrirlo contigo. —

» Sí, tal vez no me veía así hace un año pero la vida jamás es como uno imagina que será, — dijo mientras posaba sus verdes ojos sobre mí — y tú mejor que nadie lo sabes. —

— Pero yo me metí en esto Ezra, yo fui quien lo eligió.

— Y yo también, — respondió — ¿crees que alguien me obligo a esperar a la linda mesera nueva del bar hasta su hora de salida y llevarla a cenar? ¿Qué alguien me puso una pistola en la cabeza para decidirme que tu eres lo que quiero? —

— Solo quiero que seas feliz. — chillé, quise aguantarme pero no podía.

Era difícil ser una embarazada a punto de parir que estaba en medio de arreglar su relación con su abuela y terminar con su novio.

— Pues entonces déjame quedarme a tu lado, porque te juro por lo que mas quiero que nunca había sido tan feliz como estos últimos meses. — respondió con la voz temblorosa — Nunca había sentido esa emoción de ver a alguien todos los días, me encanta sentir como mi corazón se acelera cada vez que vamos a la ginecóloga y nos da noticias del bebé o cuando pasamos navidad y año nuevo con mi familia; que todos me digan lo enamorados que nos vemos... Es todo lo que necesito. —

— ¿Y qué pasará cuando Nathaniel nazca? — pregunté poniéndome de pie, mis palabras apenas eran entendibles entre los sollozos — Yo no tendré tiempo de salir o tal vez ni siquiera tenga energía y.... —

— Jade, eres inteligente sé que solo estas usando eso como una excusa para apartarme. — respondió acercándose a mi — Te quiero a ti tanto como lo quiero a él, quiero ser parte de sus vidas no pienso irme. —

— No, solo estamos jugando a la casita feliz y esto no va salir bien.— negué mientras me apartaba de su lado sintiendo una nueva punzada de dolor en mi vientre.

Debí de haberme alterado más de lo que pensaba porque no había dejado de notarlas cada vez más intensas.

— ¡Jade, eres la mujer más difícil que he conocido! — exasperó mientras se posaba frente a mí obligándome a mirarlo a los ojos— ¡No quiero jugar a la casita feliz contigo, quiero formar un hogar contigo! ¡No espero que las cosas vayan siempre bien pero estoy dispuesto a buscar soluciones a tu lado¡ ¡Y no pienso solo ser tu novio, quiero ser todo para ti y para él! —

» Sé que no tengo ningún derecho sobre Nathy pero sabes tan bien como yo que lo amo como si fuera mío y no tengo miedo a hacer esto a tu lado. — respondió inclinándose sobre mi rostro hasta que nuestras frentes quedaron pegadas: No tenía miedo ni estaba nerviosa pero mi corazón parecía desbordarse en latidos — Tengo una familia llena de amor, un trabajo que me apasiona y buenos amigos, pero toda la vida sentí que me faltaba algo. — dijo con una pequeña sonrisa mientras sus ojos brillaban de una manera que lograba hipnotizarme, siempre había soñado ser mirada así — y ya lo encontré... Eres tu y él. —

Sentí como las mariposas en mi estómago revoloteaban sin parar sofocando el dolor mientras me perdía en aquellos halos verdes preguntándome si así era como se sentía el amor de verdad.

Tal vez todo este tiempo estuve equivocada, viviendo en una esfera de cristal con cielos azules creyendo que era lo que quería mientras que al otro lado del cristal me esperaba todo un mundo; tan distinto y perfecto.

¿Debería de quebrarlo o quedarme dentro?

— Sé que en el pasado te lastimaron y que crees que ahora tienes que luchar contra todo esto sola pero no es así. — continuó cuando yo no respondí — Te amo, déjame ser quien sane tus heridas en los días malos, quien ría a tu lado en los buenos días, tu amante, el padre de Nathaniel, tu hogar y... Dejarme enseñarte lo que es el amor. Déjame ser todo, te prometo que jamás te fallaré, — dijo con una pequeña sonrisa — por favor. —

— ¿Me amas? — pregunté con la voz quebrada.

Jamás alguien me había dicho que me amaba, no desde que papá murió. Sentía como lentamente el cristal de mi esfera se quebraba.

Tantos años creyendo que el amor era una escala de negros y blancos, y ahora podía ver la verdad.

¿Este era el final de mi tormenta?

— Como jamás he amado a alguien- — asintió con una sonrisa encantadora — ¿Estás asustada? Ya sabes... Porque te amo.—

— No,  —negué con una sonrisa — yo también.... —

Pero antes de que pudiera terminar la oración un dolor se extendió desde mi vientre hasta mi columna vertebral y un quejido de dolor brotó de mis labios acelerando mi corazón.

— Amor, ¿estás bien? — preguntó Ezra preocupado, tomándome de la cintura ayudándome a mantener el equilibrio mientras me doblaba del dolor.

— ¿Eso fue una contracción? — pregunté asustada — No, no, no aún faltan dos días. —

Alcé la mirada buscando tranquila en los ojos de Ezra pero lo que encontré solo me puso peor; el color había abandonado su piel y sus halos verdes llenos de miedo se clavaban en el suelo bajo mí.

— Tranquila, no pasa nada. — dijo rápidamente cuando mis ojos siguieron la dirección a la que miraba encontrándome un charco formado por el líquido que resbalaba de mis piernas — Creo que llego la hora. —

No.





— La solución es sexo, — respondió Cara mientras encendía mi cigarrillo a mi lado — una noche de pasión desenfrenada, montones de orgasmos y palabras sucias es todo lo que necesitas para despejarte. —

— ¡Baja la voz! — exclamé antes de echarme a reír — No quiero tener sexo con alguien ahora mismo, tengo muchas cosas en las que pensar. —

— Y es por eso mismo que lo necesitas, Jade. — dijo poniendo los ojos en blanco — Mira no es tan difícil, solo cruzas la cerca, vas con tu amor adolescente o cualquiera de sus sexys hermanos y les enseñas lo que es una buena mamada. —

— ¡Ay por Dios!

Una sonora carcajada brotó de mis labios mientras me aseguraba que Nathaniel no se encontrara jugando a los espías cerca de nosotras.

— Mira la última vez que tuviste sexo fue hace mil años, — me recordó antes de darle una larga calada a su cigarrillo — necesitas comenzar a rehacer tu vida Jade, sé que es malditamente jodido y duele pero las cosas son así; no puedes seguir estancada. —

— Lo sé, pero aún no estoy lista. — negué con una pequeña sonrisa — Solo a pasado un año y todo a sido tan difícil; mi abuela, Asher, Nathaniel, Lauren y los Faith. —

— Jade la vida siempre va a ser difícil y puedo jurarte que será peor pero no por eso paramos. — dijo con una pequeña sonrisa mientras expulsaba el humo del cigarrillo de mis pulmones — ¡Un año, vaya! — exclamó — ¿Segura que todo allá abajo sigue en forma? —

— Eres una estúpida. — reí.

— ¡Arriba las manos! — gritó Ethan por detrás dándome un susto de muerte que provocó que mi cigarrillo cayera a la nieve — ¿Qué hacen fumando a escondidas como adolescentes? —

— Hablando de sexo, — respondió Cara con indiferencia antes de golpear a Ethan en el brazo — pero si gusta esposarme señor policía quiero que sepa que no pondré resistencia alguna. —

— Ustedes son asquerosos. — bramé mientras los miraba mal.

— Ahora soy detective. — corrigió Ethan ignorándome por completo.

— Uy, me gustan los interrogatorios con el malo. — susurró Cara con coquetería.

— ¡Largo de aquí! — gruñí mientras les lanzaba nieve — ¡Si siguen así pronto estaremos celebrando la llegada de un nuevo bebé! —

Cara y Ethan desaparecieron al atravesar el umbral de la puerta trasera de la casa no sin antes enseñarme el dedo medio. Dejándome con mi soledad.

Levanté la colilla del suelo mientras clavaba mis ojos sobre la casita de juguetes que estaba a unos metros de mí recordando los momentos con mi padre; su voz sonaba tan lejana que apenas lograba reconocerla.

No podía evitar pensar en Asher, en la manera en la que sus ojos se había iluminado mientras miraba dormir a Nathaniel y retorcía sus pequeños rizos con delicadeza. La pequeña sonrisa que tiraba de sus labios se había clavado en mi corazón como una pequeña espina.

Había fingido estar dormida todo ese tiempo hasta que Kristen apareció en la sala y Asher se levantó, tapándome con una manta antes de hacer lo mismo con Nathaniel quien se despertó solo para preguntarle si vendría a verlo mañana y él había aceptado sin pensarlo.

Sabía las intenciones de Asher desde antes de salir de la casa y en realidad sólo esperaba ponerlo demasiado incómodo hasta que aceptara que se había dejado llevar por su odio viejo por Colin pero para mi sorpresa había resultado todo lo contrario.

Al menos algo estaba yendo bien ahora.

Estaba segura que si las cosas volvían a tornarse complicadas terminaría quebrandome ante todo, estaba sosteniendo demasiada presión sobre mis hombres con la demanda de mi madre, la llegada de los Faith a la vida de mi hijo y Asher. Era grato saber que al menos dos de esos puntos se estaban volviendo a mi favor.

Solté un pequeño suspiro antes de caminar hacía la casa, me quite el abrigo y las botas antes de subir a mi habitación donde un pequeño bulto envuelto con pijama navideña me esperaba preso del reino de morfeo con su diario a un lado junto a un lápiz. Tomé a Nathaniel entre mis brazos y lo acomode bien antes de tomar su diario para llevarlo conmigo al baño.

Sabía que estaba mal interrumpir su privacidad pero tampoco era que mi pequeño fuera un gran escritor aún, la mayoría de sus días estaban llenos de garabatos que hacía cuando se distraía.

En la hoja del día de hoy había una mancha café que estaba segura que era Baloo y después un pequeño intento de oración.

"Fui al albergue a buscar a Baloo con mamá y papá A, estoy feliz".

Papá A... ¿Qué?

— ¿Mami? — la voz dulce tronó en mis oídos como una sirena de advertencia.

Guarde el diario en el primer cajón del mueble que había en el baño antes de que la puerta se abriera dejándome ver a Nathaniel medio dormido entrar.

— ¿Qué haces? — preguntó mientras caminaba en mi dirección.

— Yo voy al baño. — respondí con naturalidad.

— Bien. — asintió antes de extender los brazos en mi dirección, solté un pequeño suspiro antes de cargarlo y dirigirme al inodoro.

Sí, ser mamá significaba que a veces tenías que hacer pipí con alguien sentado en tus piernas.

*

— Voy a ir por un poco más de shampoo a la alacena, no te vayas a salir de aquí. — advertí a Nathaniel antes de salir del baño como una loca corriendo escaleras abajo.

Solo una madre demasiado inocente creería que sus advertencias tendrían efecto en un niño de casi cinco años.

Nathy y yo nos encontrábamos solos a excepción de Kristen quien estaba en la cocina preparando el almuerzo, puesto que los demás miembros de la familia habían ido de compras al centro comercial y supermercado por regalos e ingredientes para la cena de navidad. Queríamos evitarnos el caos que se formaba en las ciudades cuando la gente asistía en masa en último momento a hacer las compras. En cuanto al servicio de la casa se encontraba de vacaciones a excepción de Kristen y Juno que se la pasarían las fechas aquí.

Pasé rápidamente a mi recámara para tomar la toalla de Nathaniel, estaba a punto de gritar victoria por mi excelente récord en tiempo cuando note un pequeño gran detalle: Baloo.

El cachorro de Nathy había llegado apenas hace unas horas y ya la casa se encontraba de cabeza, ambos nuevos mejores amigos se habían pasado toda la mañana jugando en toda y cada una de las habitaciones de la casa dejando pequeños regalos desagradables.

— Mierda. — mascullé mientras me aseguraba de que Baloo no estaba en la habitación y entonces mi peor pesadilla se hizo presente.

Un par de pisadas húmedas relucían en el suelo de mi habitación hasta el baño.

Un pequeño quejido brotó de mis labios mientras caminaba en dirección a éste inhalando lo más profundo que pudiera antes de perder la paciencia y comenzar a llorar como una loca o a gritar; lo que viniera primero.

— Mami siempre dice que uno tiene que bañarse bien Baloo, porque sino la gente no querrá jugar contigo. — susurró Nathaniel desde dentro — y tal vez hoy conozcas a mi otra familia, ellos siempre huelen bien y visten elegante... No es que aquí no huelan bien, solo el tío Ethan huele feo después de hacer ejercicio. —

Solté una pequeña risa mientras entraba al baño.

— Y-yo puedo explicarlo. — dijo mi pequeño rápidamente cuando notó mi presencia, estaban dentro de la tina que tenía poca agua para que él pudiera estar sentado sin problemas.

— Bien, quiero escucharlo. — respondí cruzándome de brazos mientras intentaba no reparar en el agua tirada, los jabones líquidos de colores que Nathaniel solía comprar desparramados en el suelo, juguetes dentro de la tina y Baloo.

— Es que pasa que Baloo se sentía muy sucio después de sudar mucho y como tu dices que siempre hay que lucir limpios... — dijo mientras ponía su mejor mirada inocente y miraba al perro el cual intentaba morder un par de burbujas de jabón.

— Sabes muy bien que Baloo se bañó antes de venir a la casa Nathaniel. — respondí molesta — Hoy no comerás helado, —

— ¡Pero mamá! — chilló molesto mientras comenzaba a recoger el conjunto que había escogido para vestir a Nathaniel y había caído en el suelo mojándose por completo.

Estaba a punto de decirle que no quería que hiciera berrinches cuando vi su pequeño cuerpo desnudo salir corriendo por la puerta del baño y detrás de él un cachorro empapado que hacía todo lo posible por no resbalar mientras seguía su paso.

— ¡Nathaniel Abel Johnson! — grité mientras me ponía de pie para seguirlo en dirección al pasillo — ¡Será mejor que...

Apenas salí de la habitación mi cuerpo se estrelló contra algo y un par de manos tomarme por los codos antes de que cayera al suelo.

— ¿Asher? — pregunté cuando mis ojos se encontraron con un par de halos azules que miraban desde las alturas — ¿Q-qué haces aquí? —

— Yo prometí que vendría. — respondió confundido mientras me sostenía como si aquello no necesitará de demasiado esfuerzo físico y sus ojos bailaban curiosos sobre mi rostro hasta que bajó la mirada un par de segundos — Oh, yo no sabía que... Ah, creo que es mejor que me vaya. —

— ¿Qué? — pregunté frunciendo el rostro antes de mirar mi cuerpo tal y como él había hecho.

Mierda.

Había olvidado por completo que me encontraba  vestida con una camisa ancha que había comprado en la sección de hombres años atrás, con unas licras y un sostén,  era mi vestimenta de usarla cuando necesitaba hacer cosas en casa como limpieza y lavar ropa, para mi era lo menos encantador posible pero al parecer ciertos ojos azules no lo miraban igual.

La tela gris se ceñía a mi cuerpo gracias al agua que Nathaniel me había lanzado con la regadera manual mientras intentaba quitarle los restos de chocolate de la cara.

— Yo lo siento, no quise incomodarte — dijo Asher mientras clavaba la mirada en el techo.

— Ah, tranquilo estoy acostumbrada. — respondí restándole importancia mientras intentaba despegar un poco la tela de mi cuerpo pero me fue imposible.

— ¿Qué?

— Quiero decir por eso de amamantar en público, siempre hay gente pervertida que se te queda viendo. — respondí rápidamente mientras sentía como mis mejillas se ponían rojas como el arrebol del cielo bajo la mirada sorprendida de Asher, entonces escuche un par de pasitos al final del pasillo — Además no es como si jamás me hubieras visto desnuda. — dije en voz baja mientras me aseguraba de que Nathaniel estuviera cerca — Bien, ahora necesito que me sigas la corriente. —

— ¿Qué? — preguntó frunciendo el ceño con las mejillas sonrojadas.

¿Se había sonrojado por mi comentario?

— ¿Solo sabes decir "qué"? — pregunté rodando los ojos — Mira, tengo un niño desnudo y un cachorro mojado corriendo por la casa así que ayúdame. —

— ¿Qué quieres que haga?

— ¡Solo sígueme la corriente! — exclamé en voz baja — ¡Oh Asher, ¿acaso estás llamando a Santa Claus?! —

— Yo n-no voy a hacer eso.— negó Asher riendo antes de reparar mi mirada severa, era la misma que ponía cuando Nathaniel estaba a punto de hacer un berrinche en público. Unos segundos de ésta y nadie movía ni un solo dedo —Bien.. ¡Si! —

Sonreí de manera victoriosa mientras asentía lentamente.

— ¡¿Y qué le dirás?! — pregunté manteniendome en mi papel — Di que vas a decir que Nathaniel se está portando mal.— susurró.

— Carajo Jade, esto es ridículo. — masculló.

— Bueno entonces tú irás a buscarlo,después lo bañas hasta que quede reluciente y luego intentas hacer que tome su siesta.— respondí molesta antes de dar la media vuelta.

Asher soltó un suspiro antes de tomarme del brazo con delicadeza, obligándome a girar nuevamente en su dirección.

— ¿Qué? — pregunté molesta.

— ¡Voy a decirle que en esta casa hay un niño que se porta mal! — exclamó en voz alta mientras me miraba con cara de pocos amigos — Te juro que si esto no funciona yo... —

Apenas las palabras salieron de su boca Nathaniel pasó a nuestro lado corriendo antes de meterse a la tina junto con su perro.

— ¿Decías? — pregunté encarnando una ceja — Ahora, tu sujetas al perro y yo al niño. —

— ¿Y vamos a golpearlos? — exclamó con ironía poniendo los ojos en blanco.

— ¡No! — exclamé — Jamás he golpeado a Nathaniel, solo vamos a bañarlos y como tu idea fue el cachorro te toca a ti. —

— Jade, no decía en serio lo de los golpes. — respondió rápidamente — Solo era una broma. —

— Lo sé, — asentí con una pequeña sonrisa — pero yo si decía en serio lo del cachorro así que vamos.—

Asher me siguió hasta la tina donde ambos nos hincamos frente a ésta.

— Hola, — lo saludó Nathaniel con una sonrisa enorme — Si viniste. —

— Lo prometí. — asintió Asher lentamente mientras tomaba al cachorro entre sus manos — ¿Qué pasó aquí? — preguntó mirando el desastre en el que se había convertido mi baño.

— Estaba jugando a los soldados con Baloo, pero creo que él no sabe muy bien cómo hacerlo.— respondió Nath mientras comenzaba a lavar su cabello rizado con cuidado de no tirarle champú en los ojos — ¿Tu sabes jugar a los soldados? —

— No.— negó Asher.

Aún no dejaba de actuar y hablar como si temiera que Nathaniel fuera a saltar sobre él pero al menos ahora parecía estar más relajado e incluso extendió la mano con total naturalidad cuando él le pasó un par de juguetes desde la tina.

— Mira tu vas a ser los soldados rojos y yo los verdes, — respondió mientras terminaba quitar el champú de su cabeza — entonces vamos a pelear por este pastel, y Baloo va a ser tu arma secreta. —

— ¿Y por qué peleamos por un pastel? — preguntó Asher confundido mientras se las arreglaba para sostener al cachorro con una mano y los soldados con la otra.

— Porque es de chocolate y solo hay uno.

— ¿Y por qué no lo compartimos entre todos? — preguntó ganandose un suspiro de desesperación por parte de Nath.

— Porque si compartimos no habría guerra — respondió — y no podemos jugar. —

— Bien, — asintió — aunque no tiene mucha lógica. —

— Solo disparale a todos y usa a tu bestia. — dijo Nathaniel con una sonrisa.

Al parecer él también ya se sentía más cómodo con la presencia de Asher.

El semblante de Asher se volvió serio mientras intentaba comprender los sonidos que Nathaniel hacía mientras tiraba uno a uno sus juguetes al agua y yo no podía evitar reírme a verlos, los dos parecían confundidos a cómo se comportaba el otro.

— ¡Y ahora mi arma secreta! — exclamó Nathaniel mientras estiraba la mano para tomar la toalla que había dejado sobre uno de los muebles con cajones que había cerca.

— ¡Nathaniel! — exclamé cuando sentí un chorro de agua dar contra mi rostro.

Él se encontraba partiéndose de la risa mientras apuntaba con su pistola de agua a Asher quien hacía todo lo posible para protegerse del chorro sin mucho éxito.

— Me las vas a pagar. — dijo Asher riendo mientras tomaba la regadera manual y comenzaba a mojar a Nathaniel.

— ¡Ahora a mamá! — dijo Nathy mientras comenzaba a dispararme a mí, por un momento pensé que Asher tomaría conciencia y lo pararía pero pronto la lluvia de la regadera cayó sobre mi.

— ¡Los dos! — chillé mientras intentaba escabullirme de su ataque, apenas di un paso hacia la libertad Asher paró de disparar antes de tomarme de las caderas y tirar de mí hasta que acabe en medio de su piernas las cuales abrazaron mi cuerpo antes de volver a mojarme — ¡No es gracioso! —

» ¡Abel y Berwin deja de dispararme! — exclamé molesta mientras intentaba safarme de Asher y el agua que caía a mares sobre mi — Están desperdiciando agua y el... suelo —

Y como por arte de magia el agua se detuvo sobre mi dejándome volver a ver con claridad la cara de ambos ojiazules.

— ¿Le pusiste Abel? — preguntó Asher confundido mientras me giraba aún presa de sus piernas para verlo frente a frente.

— ¿Te llamas Berwin? — preguntó Nathaniel aterrorizado.

— ¡Annabelle, rompiste las reglas!

— ¡¿Te llamas Annabelle?! — gritó Nathaniel, parecía que en cualquier momento iba a sufrir un colapso dentro de la tina — ¡Dijiste que no tenías un segundo nombre! —

— Asher, te voy a matar. — bramé antes de arrebatarle la regadera de las manos y comenzar a mojarlo.

— ¡Para, para! — exclamó en medio de una carcajada antes de comenzar a ahogarse, entonces pase en dirección a Nathaniel.

— No amor, Asher solo lo dice para molestarme — respondí con una pequeña sonrisa antes de tirarle un poco de agua.

— ¡¿Le estas mintiendo al niño?! — preguntó Asher fingiendo estar ofendido — Deberías de pedirle que te enseñe su acta de nacimiento. —

— ¡Cállate! — chillé mientras volvía a rociarlo con agua — No le creas a él. —

Nathaniel me miró dudoso antes de inhalar aire hasta que su pequeño pecho se infló.

— ¡Kristen! — gritó con todas sus fuerzas.

Un par de pasos resonaron en el pasillo y enseguida escondí la regadera en la tina ignorando por completo a Asher quien me miraba con cara de pocos amigos.

— ¿Qué pasó Nath... — Kristen soltó un suspiro apenas atravesó la puerta y sus zapatos negros dieron con un charco de agua que se extendía por todo el suelo — ¡¿Qué sucedió?! —

— ¿Mi mamá se llama Annabelle? — preguntó Nathy ignorando la sorpresa de la mujer al ver el desastre que habíamos ocasionado.

— ¿Q-qué? — preguntó confundida — Sí. —

— No. — respondí rápidamente.

— Mentirosa. — masculló Asher divertido.

Kristen nos miró como si fuéramos un trío de fugitivos de algún hospital psiquiátrico de máxima seguridad, pensé que estaba a punto de regañarnos como toda una madre acerca de todo el desastre que habíamos ocasionado y amenzarnos con no salir de ahí hasta que limpiemos todo pero su boca permaneció muda mientras sus ojos se posaban en mi.

O mejor dicho en mi sobre Asher quien se encontraba tirado en el suelo conmigo sentada a horcajadas sobre él.

¿En qué momento habíamos acabado así frente a Nathaniel?

Asher pareció notar lo mismo que yo ya que rápidamente se apartó de mí guardando un par de centímetros de distancia mientras fingimos que nada había pasado o que nuestras mejillas no ardían en rojo carmín avergonzadas.

— Van a tener que limpiar todo esto si quieren comer, — dijo, ahí estaba la madre interior — yo cambiare al niño Nathaniel. —

No podía culparla estaba segura que de no ser porque me encontraba tirada en el suelo completamente empapada a unos segundos de haber estado tan cerca de Asher estaría igual que ella o peor.

Kristen pasó a un lado de nosotros tomando a Nathaniel en brazos con una toalla y sacando a Baloo que lucía muy entretenido mordiendo un barco de juguete, me dió una última mirada llena de confusión antes de abandonarme a mi suerte en el baño.

— Mierda. — mascullé mirando alrededor.

— ¿Así que ahora le mientes al niño acerca de tu nombre real Annita? — preguntó Asher divertido mientras posaba sus manos en el suelo para mantener el equilibrio — Creo que sí tendré que llamar a Santa Claus al final de todo. —

— Cállate, tampoco había dicho que tú tenías uno, — respondí poniendo los ojos en blanco mientras comenzaba a recoger el par de soldados rojos que habían caído al suelo en medio de nuestra guerra de agua, ni siquiera ellos se habían salvado — ahora nos llamara así por el resto de nuestras vidas. —

— ¿Por qué dices eso? — preguntó confundido.

— Cuando Nathaniel descubrió que tenía un nombre aparte de "mamá" me llamó Jade como por seis meses. — respondí con una sonrisa divertida mientras los recuerdos invadían mi mente.

— ¡Mierda! — exclamó abriendo los ojos a la par mientras se sentaba por completo.

— Sí, mierda. — asentí riendo mientras me hinchaba frente a la tina y comenzaba a sacar la docena de juguetes que había en su interior.

Estaba a punto de decirle a Asher que podría mover su trasero y ayudarme a recoger un poco todo lo que había ocasionado con su juego cuando lo vi por el rabillo del ojo con la mirada perdida sobre mi cuerpo.

No necesitaba verme en un espejo para saber que la camiseta se había levantado un poco dejando a la vista la piel de mis muslos y un poco más, no era como si hubiera escogido la mejor ropa para estar en casa pero la forma en que brillaban los ojos de Asher mientras recorrían mi cuerpo me hacía sentir justo como cuando compraba un nuevo conjunto sexy de ropa interior para él y se lo mostraba.

No podía culparlo, yo también había reparado en su camiseta pegada a su cuerpo trazando cada músculo trabajado que habitaba bajo su piel y en la forma en que su cabello mojado dejaba caer pequeñas gotas que resbalaban de manera gloriosa sobre su piel tersa.

Pensé que nos habíamos alejado cuando Kristen entró al baño pero en realidad lo sentía demasiado cerca, era como si el fuera un imán y yo un pedazo de metal siendo atraída hacía él con fuerza aunque ninguno de los dos moviera un solo dedo para romper la tensión.

Sentía como mi corazón martilleaba contra mis costillas mientras recorría su cuerpo sin descaro, estaba claro que tenía el mismo derecho que él a verlo como si fuera el primer oasis que veía después de una larga travesía por el desierto.

Quería decir algo pero no podía hacerlo, era como si mi garganta se encontrará completamente seca y las pequeñas cosquillas que se extendían por mi entrepierna me distraen de siquiera intentar pronunciar alguna palabra.

Un par de halos azules invadieron mi campo de visión, ahora ambos sabíamos que nos habíamos estado comiendo con la mirada sin ninguna vergüenza; ya no había dudas.

Pensé que me pediría perdón antes de apartar la mirada justo como había hecho cuando recién llegaba a la casa, pero no lo hizo.

Asher extendió su mano hasta tomar un mechón de cabello que había resbalado de mi coleta alta y lo colocó detrás de mi oreja con lentitud, sus tacto fue como una caricia que llevaba tiempo deseando.

Nadie dijo nada cuando las puntas de sus dedos bajaron lentamente sobre mi cuello robandome un pequeño suspiro mientras seguía el trayecto hacía el punto medio donde el cuello de la camisa cubría mi piel. Asher trazó éste sobre mi piel sin prisa hasta llegar a lo alto de mi hombro izquierdo.

Ni siquiera tenía que abrir la boca, pude leer la pregunta en sus ojos antes de asentir en un ligero movimiento de cabeza y entonces la tela resbaló sobre éste dejándolo al descubierto por completo.

Solo sería cuestión de que él tirara un poco más de ésta para dejar me pecho al descubierto pero él no lo hizo, convirtiendo éste en un deseo el cual me mantenía rezando en silencio para que se cumpliera.

Asher se acercó un poco más a mi sin dejar de recorrer mi piel, apenas tocándome; provocando que todo mi cuerpo reaccionara ante sus caricias. Él se encontraba completamente sentado en el suelo mientras yo estaba hincada por lo que estaba más a su altura.

Sus mirada volvió a clavarse en mi después de seguir el trazo de sus dedos, sé que había sido yo la encargada de acortar la distancia que nos mantenía tan lejos y ahora nuestros labios se encontraba a un suspiro de encontrarse.

Podía respirar su vaho mientras yo remojaba mis labios lentamente sin apartar la mirada de él antes de atreverme a posar mi mano sobre su nuca con lentitud; era como si le diera la oportunidad de que se apartara pero él se quedó ahí hasta que su piel ardiente se sofocó bajo mi tacto frío.

¿Qué estaba haciendo?

********************************
Ya no sé qué gritar, estos dos se acaban mis ideas...

¡YA LLEGAMOS A LOS 40 K DE LECTURAS! 🥳

Muchas gracias por el apoyo, saben la emoción que me causa saber que cada día les gusta más la historia. Los/as quiero. ❤️

Bueno, ¿qué piensan del recuerdo? ¿Les gustó? ¿Y el capítulo? ¿Qué creen que pase con Asher y Jade? ¿Y Asher con Nathy, cómo creen que van?

Spoiler: SE VIENEN CAPÍTULOS MUY INTENSOS.

No se olviden de votar, comentar y recomendar la historia para que cada día seamos más. 🥺

Recuerden que el prólogo de "Buscando a Alem" ya está disponible.

Nos vemos el próximo sábado.

¡Ya les extraño!

Continuă lectura

O să-ți placă și

5.3M 322K 60
Libro 1 de la Saga La Donante. En unas semanas iniciare a publicar los capítulos. ¡Atentos! Un mundo donde la sociedad esta formada por humanos y...
123K 8.1K 102
-"Hola, Bonita"- Todo Comenzó Con Un Saludo, Bueno Al Menos Para Mi La Chica Que Solo Manda Notas Al Chico PlayBoy, No Por Mucho Así Que Dentro De Po...
47.4K 1.3K 12
Algunas noches soñaba con unos hermosos ojos azules. Conforme pasaba el tiempo, se hicieron más frecuentes en mi mente, al igual que su rostro. y cua...
1.3K 380 27
Mía es una mujer que a sus veintiséis años de edad descubre que tiene una enfermedad, posiblemente incurable, así que decide hacer un alto en el cami...