Compilación de historias de t...

By Lilnove

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Compilación de distintas historias y leyendas las cuales te provocaran pesadillas. Les sugiero leerlas siend... More

La violación (Historia basada en hechos reales)
Déjenme ir, va a regresar por mi
La cruel Martina
El visitante nocturno
El pozo de los deseos
La sonrisa de cristina
La dama de rojo
Primer amor
No tengas prisa
Uno, dos, tres
La muerte les Jugó una mala broma
Debajo de los puentes
Hasta que la muerte nos separe
Historia 1 (Anónimo)
Mis vecinos
Historia 2
El diabólico mito de paganini
La rosa ensangrentada (Origen)
La niña que oraba por Lucifer
Historia 3 (Anónimo)
Juguetes sexuales
El pacto
La bruja y el bebe
La traición
Lamentos
Historia 4 (Anónimo)
38 historias macabras que han sido reales
38 historias macabras que han sido reales (Parte 2)
La morgue (Historia corta de terror)
Historia 5
La habitación infernal
El perdón de un ángel
Intentaba vender un ataúd con el cadáver adentro
DESPIDIENDO EL AÑO...
LO SOÑÉ O LO VIVÍ...
El brindis de los enamorados
DYBBUK (DEMONIO DE LA CAJA)
Historias cortas de terror
El paciente del hospital psiquiatrico
Historia 6
Historia 7
Historia 8
CONFESIÓN DE UNA NIÑA
" De lo único que me da miedo, es que de pronto me de miedo"
Ellos algún día vendrán por ti.
¡PORQUE SIEMPRE TENGO FRÍO!
"Efecto Reset"
El demonio en una botella.
«Parálisis del sueño»
«Perfeccionistas»
¡AYÚDAME!

38 Historias macabras que fueron reales (Parte 3)

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By Lilnove

1.

2. La montaña rusa suicida, el ROLLER COASTER.

Si eres un fanático de las emociones fuertes y ya estás harto de la vida quizá quieras darte un último viaje en la Euthanasia Coaster, la montaña rusa diseñada por el artista e ingeniero Julijonas Urbonas para acabar con sus pasajeros.

Sentimos informar de que el proceso no termina con un vagón en llamas estrellándose contra un muro de hormigón a 200 kilómetros por hora. La muerte se produce por hipoxia, o ausencia de oxígeno en el cerebro. Según Urbonas, una forma elegante y entretenida de morir.

Pero no compren su boleto todavía: la atracción suicida es un proyecto que no está ni cerca de construirse.

El metálico ejecutor consiste en una caída desde 500 metros de altura, seguida de siete frenéticos círculos verticales, que hacen que en menos del minuto que dura el recorrido la fuerza de la gravedad se multiplique sobre los desdichados ocupantes, de manera que su sangre pesa más y desciende camino hacia las extremidades, dejando al cerebro seco.

El mecanismo es muy similar a las pruebas de 'centrífuga humana' en la que los pilotos de combate simulan las duras condiciones de un pilotaje real. En esta prueba los aspirantes se colocan en el interior de un pequeño habitáculo y se les hace girar sobre un eje fijo. La velocidad provoca que la fuerza de la gravedad (que medimos en 'Gs') se multiplique hasta alcanzar valores de 6Gs o mayores, es decir, 6 veces la fuerza de la gravedad normal. Esta dura prueba pone al cuerpo humano al límite de su aguante.

La Euthanasia Coaster somete a sus desdichadas víctimas a una presión cercana a los 10G durante un minuto, más tiempo del que cualquier aviador experto puede soportar. Julijonas Urbonas afirma que "Gracias a las pruebas para piloto o astronauta, sabemos que cuando la sangre comienza a abandonar el cerebro, la gente experimenta una sensación de euforia".
La euforia es el primer paso. Le siguen el aumento acumulativo del peso de las extremidades, sensación de mareo, pérdida de visión, de la conciencia y finalmente, la muerte.

En Inglaterra, país donde habitualmente reside Urbonas, la eutanasia es un acto ilegal penado con cárcel, aunque el debate para su instauración es un tema candente.

Es casi seguro que los más amigos de la acción (y los fanáticos de los parques de atracciones) agradecerían poder elegir una forma más entretenida de marcharse que en una clínica médica por alguna enfermedad terminal.
Como sostiene Urbonas: "En el futuro, podríamos usar la montaña rusa para lidiar con problemas de superpoblación o simplemente si la vida se vuelve muy larga".

3. Relato de la Morgue.

Odio el turno de noche. De verdad que lo odio. Sobre todo desde que me trasladaron allí, aunque algunos digan que tuve suerte.
Los pacientes que tengo a mi cargo no se quejan demasiado, o sea, nada. Son muy tranquilos. ¿Será porque están muertos?
Aquí en el depósito casi nunca pasa nada interesante, solo tengo que recibir al cadáver, apuntar la hora de entrada. La verdad es que esa tarea puede ser perfectamente realizada por una persona, pero claro, a alguno de los de arriba se le ocurrió que deberían ponerme un compañero. En este caso, compañera. La chica era muy guapa además era eficiente y simpática. Laura se llamaba. Los primeros días fueron difíciles sobre todo para ella, que era una recién salida de la facultad, y la verdad no estaba muy acostumbrada a ver muertos de tanta variedad.

La cuestión es que ella no lo llevaba bien y poco a poco empezó a cambiar. Me decía que no podía dormir, y que apenas descansaba durante el día. Decía que cada vez que cerraba los ojos veía sus ojos. Los de los muertos. Ojos vidriosos carentes de vida que la vigilaban a todas las horas, pero sobre todo cuando cerraba los ojos. Yo intente ayudarla, mas no lo conseguí, porque un día me dijo que un cadáver le había hablado. Era de noche y yo intentaba leer un libro que un amigo mío me había aconsejado. La jornada había sido tranquila, y solo habían ingresado dos cuerpos, eso si, a uno de ellos le faltaban algunos trozos. Tubo un accidente automovilístico su cabeza se había estampado contra el volante y le había volado la tapa de los sesos. De la misma presión su ojo izquierdo había saltado y sabe dios por donde andaría. Y esa fue la causa. A punto estaba de dar una cabezada leyendo uno de esos capítulos, cuando escuché un grito sobrenatural. Bueno, eso lo pensé yo porque en medio de ese silencio se escuho un grito enorme. Despues se escuchó un portazo en la sala donde yo me encontraba y Laura entrando con cara de poseída. Cuando conseguí recobrarme, intente tranquilizarla, cosa difícil, pues a mi me había puesto de los nervios, e intente que me dijera lo que le había sucedido.

Ella solo respondió,"Me preguntó que donde estaba su ojo." ¿Como? "Se levantó y me preguntó que donde estaba su ojo" Un escalofrio me recorrió la espalda. Por un momento me imagine a ese cuerpo deforme levantándose de la mesa de autopsias, preguntando por su ojo. Absurdo. Llame al jefe de personal, y le conté que a Laura le dio una crisis de ansiedad y bla bla... para que se fuera a casa y el jefe accedió. Pero parecía que el destino quería gastarle una broma muy macabra a Laura, porque a la noche siguiente, debido a un fallo en no se qué papeleo el cuerpo del desfigurado tuvo que quedarse una noche mas en el depósito. Laura parecía mas tranquila, aunque yo intente que no estuviera sola y sobre todo, que no viese el cuerpo. De vez en cuando pienso que hay alguien o algo que mueve unos invisibles hilos, para que ocurran ciertos acontecimientos. A la mitad de la madrugada me sobresaltó un ruido. Sin darme cuenta me había quedado dormido por culpa del libro y ese sonido me despertó. Sonaba como un chillido. Llamé a mi compañera. No contestó. Insistí. Y se escuchó un ruido de cristales rotos. y despues gritos de mujer.

Corrí como alma que lleva el diablo hacia la Zona donde estaban los cuerpos, mas el camino se me hizo eterno, como en un mal sueño en el que te persiguen criaturas espantosas y tus pies pesan una tonelada. La puerta metálica del almacén estaba cerrada, y al abrirla algo la atrancó. Empujé con fuerza y al abrirse violentamente, entré resbalando y cayendo al suelo golpeándome fuertemente la cabeza. Cuando recobré el conocimiento, lo primero que vi fue una estantería volcada en el suelo con todo el material esparcido y destrozado por el suelo. Bien ya sabemos la causa de que estuviese la puerta atrancada, pero el calor y la viscosidad que me envolvía me hizo sentir un terror horrible. Dios mío, que no sea rojo. Lo es. Aterrorizado, caí en la cuenta de que estaba tumbado sobre abundante liquido rojo. Sangre. Pero al girar la cabeza fue lo que provocó en mí que el mundo se me hundiera bajo mi cuerpo, dejándome en un estado de shock, que lamentablemente no me dejo inconsciente, y pude distinguir perfectamente lo que tenía ante mí. Unos ojos desorbitados que se habían vuelto tanto hacia arriba que, que solo quedaba visible lo blanco. La mandíbula estaba tan abierta por el terror que se había desencajado. Su piel estaba tan blanca que se podían ver a través de ella. Salté intentando ponerme de pie, pero me resvale y volvi a caer al fondo de la habitación

Laura estaba tendida en el suelo muerta y en su mano tenia una botella rota, por fin habia perdido el juicio y se suicido. Estuve, un par de días sin poder ir a trabajar, pero tuve que reincorporarme de nuevo. Mi compañero al que relevaba me puso al día, y al ver la lista del almacén mi corazón se aceleró y casi salta por mi garganta. Allí estaba. El accidentado. El deforme. Por lo visto no habían solucionado el papeleo. Las horas pasaron lentamente, y una curiosidad se apoderó de mí. Tenía que verlo. Por su culpa Laura se suicidó. ¿O no? Así que fui al almacén. Allí entre el silencio de ultratumba se encontraba la cámara donde se encontraba. Hacía frío. Los otros cuerpos fueron testigos mudos de mi desfile hasta la pequeña puerta metálica. Con temor la abrí poco a poco, y un chirrido oxidado se escuchó. No se porque, pero tiré demasiado fuerte de la camilla donde se encontraba el cadáver, y por el golpe el brazo derecho se descubrió un poco, dejando ver una muy pálida mano. Entonces fue cuando lo vi. Mi capacidad de razonar luchaba con lo que mis ojos estaban contemplando. En sus fríos dedos, firmemente clavados en ellos. Cristales. No. Aquello no podía ser cierto. Ella sola se lo hizo y no otra persona. Ese lugar carece de ventanas y la puerta estaba cerrada. Ella se quitó la vida. Pero ¿esa expresión aterradora? ¿Que vio? No, no podía ser.

Pero algo crujió y esos fríos dedos se clavaron en la carne de mi brazo, helandome toda la sangre de mi cuerpo, y paralizandome el corazon. Y ya no recuerdo mas, les juro que es cierto. Por eso odio los turnos de noche. ¿Verdad que usted también los odia, enfermera? ¿Que hace? ¿Por qué me afeita la cabeza? ¿Me va a doler...?

4. JACK EL DESTRIPADOR.

Ha pasado más de un siglo y todavía perdura el misterio. Cinco crímenes perpetuados en Whitechapel hacia 1888, un lugar donde la miseria era notable y solo existían 2 cosas en abundancia, las prostitutas y los alcohólicos.

Su primer crimen oficial, por así decirlo, el que reconocen todas las crónicas, tuvo lugar el 31 de agosto, aunque en su día se sospechó que por lo menos dos asesinatos anteriores menos publicitados habrían sido también obra suya.

Ese día estaba amaneciendo muy lentamente. Las calles todavía estaban oscuras, y a pesar del frío algún que otro paseante comenzaba a circular por el barrio. Uno de ellos distingue a lo lejos el cuerpo de una mujer tendido en el suelo que a primera vista parecía desmayada, pero cuando se acerca para tratar de ayudarla, ve que unas terribles heridas la habían casi decapitado.

El cuerpo, todavía caliente en partes, indicaba que el momento del crimen no debía de haber sido de más de media hora antes de haber encontrado el cuerpo. Tras un examen más detallado en la sala de autopsias, descubren además que había sido brutalmente golpeada en la mandíbula inferior izquierda (posiblemente por una persona zurda), y que su abdomen había sido mutilado.

Por lo demás, el asesino no había dejado otras pistas tras de sí, ni testigos, ni el arma homicida. Ninguno de los vecinos oyó nada.
La identificación de la víctima no fue tarea fácil, aunque unos días después su padre y su ex marido identifican el cuerpo de una mujer de 42 años, prostituta, llamada Anne Mare Nichols y conocida como Polly.

Polly había estado casada y tenía cinco niños, pero su adicción al alcohol había hecho que su matrimonio se rompiera. Desde entonces, sola, había vivido de sus pobres ingresos de prostituta.

Annie Chapman era una mujer sin hogar propio que vivía en pensiones comunes cuando disponía de dinero para el alojamiento de una noche, y cuando no era así, se dedicaba a vagar por las calles en busca de clientes que le proporcionasen alguna moneda para bebida, refugio y alimento. No siempre había sido así, unos años antes estaba casada y con tres niños, pero todos murieron, unos por enfermedad y otros por accidente. Fue un golpe muy duro, nunca se repuso. Así, en estado de depresión permanente comenzó a beber para sobrellevar su soledad.

Su cuerpo fue hallado mutilado en la calle del Mercado de Spitalfields a las 6 de la mañana, y nadie había ido testigo de los hechos. Su intestino estaba en el suelo entre un gran charco de sangre y una profunda incisión cruzaba su cuello de lado a lado.

Todo parecía indicar que había sido asesinada en ese mismo sitio. No había señales de defensa por parte de la víctima, y lo curioso es que cerca de su cadáver se encontraron un pequeño pañuelo, un peine y un cepillo de dientes, que parecían haber sido colocados en un orden concreto por el asesino.

Según el médico forense que vio el cadáver, el asesino había agarrado a Annie por la barbilla y la había degollado por la espalda de izquierda a derecha, y por la fuerza empleada, posiblemente con la tentativa de decapitarla. Eso le había causado la muerte. Las otras heridas infligidas y las mutilaciones abdominales habían sido realizadas post mortem: el abdomen había sido abierto para extraer la vagina, el útero y la vejiga, que no fueron hallados.

Las incisiones eran limpias, como si se tratase del trabajo de un experto en anatomía, o por lo menos el de alguien con los conocimientos anatómicos y la habilidad suficiente para poder abrir el cuerpo y extraer los órganos con mucho cuidado de no dañar otras partes internas. El instrumento utilizado parecía ser un cuchillo estrecho con lámina fina y muy afilada, la clase de cuchillo que utilizaban los cirujanos y los carniceros.

Una señora de nombre Elizabeth Long que se dirigía al mercado esa mañana, pudo aportar un testimonio valioso: a las cinco y media de la madrugada había visto a un hombre conversando con una prostituta que identificó como Annie Chapman. Lamentablemente el hombre estaba de espaldas y no pudo ver su rostro, pero sí distinguió la silueta de un hombre de unos 40 años, elegante, que portaba un sombrero y un abrigo oscuros. La hora de la muerte se estimó entonces entre las cinco y media y las seis de la mañana, hora en la que fue descubierto el cadáver, lo que significaba que el asesino actuaba rápidamente y con gran precisión.

La falta de indicios hacía que la investigación avanzase lentamente. Todo el mundo había relacionado las muertes entre ellas, y a pesar de que la policía se mantenía en el más absoluto de los silencios, los periódicos no dejaban de alimentar cada rumor escuchado, lo que servía para aumentar la cólera y el miedo de los vecinos.

El 25 de septiembre, la Agencia Estatal de Noticias recibió una nota en tinta roja firmada por el propio Jack el Destripador cuyo contenido era:

"Querido Jefe, desde hace días oigo que la policía me ha cogido, pero en realidad todavía no me han pescado. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas. El último es un magnífico trabajo, a la dama en cuestión no le dio tiempo a chillar. Me gusta mi trabajo y estoy ansioso de empezar de nuevo, pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguecito...

Firmado: Jack el Destripador, desde el Infierno."

A partir de entonces seguiría escribiendo cartas y poemas destinados al jefe de la policía londinense jactándose de su habilidad para escabullirse en la oscuridad de las calles y evitar ser atrapado por la multitud que le perseguía, o haciendo alarde de la perfección de sus crímenes y anticipando otros nuevos ataques, siempre seguro de sí.

El domingo 30 de septiembre, se descubría otro cadáver en la calle Berner sobre la una de la mañana. Tras pedir ayuda a la policía, vieron que se trataba de una mujer, cuyas faldas habían sido levantadas por encima de sus rodillas. Un forense llegó a la escena del crimen con su ayudante un cuarto de hora más tarde. Entre los dos detallaron sus conclusiones de la exploración:

"La difunta yace sobre su lado izquierdo, su cara mira hacia la pared derecha. Sus piernas han sido separadas, y algunos miembros están todavía calientes. La mano derecha está abierta sobre el pecho y cubierta de sangre, y la izquierda está parcialmente cerrada sobre el suelo. El aspecto de la cara era bastante apacible, la boca ligeramente abierta. En el cuello hay una larga incisión que comienza sobre el lado izquierdo, 2 ½ pulgadas por debajo del ángulo de la mandíbula casi en línea recta, seccionando la tráquea completamente en dos, y terminándose sobre el lado contrario... "
El asesino no se había ensañado tanto esta vez como en las anteriores. Posiblemente había sido interrumpido mientras la degollaba y hubiese huido antes de completar su ritual.

La joven prostituta fue identificada como Elizabeth Stride, de origen sueco, que había venido a Inglaterra para ganarse la vida tras el fallecimiento de su marido y sus dos hijos en un accidente marítimo.

Esta vez, varios testigos declararon haberla visto momentos antes de su muerte acompañada por un hombre de unos treinta años con pelo y bigote negros, vestido con un abrigo negro y un sombrero alto, que portaba un bulto, como un maletín.

Mientras la policía se enfrentaba al hallazgo de este nuevo cadáver, a pocas calles allí un guarda nocturno descubría el cuerpo de otra víctima degollada. Su abdomen había sido abierto y los intestinos se encontraban en el suelo, además tenía varias heridas por todo el cuerpo. Los miembros estaban todavía calientes, la data de la muerte no debía ser de más de media hora desde el descubrimiento del cadáver.

La víctima era Kate Eddowes, quien como las demás, tenía por oficio el de la prostitución y como afición, la bebida. Sus padres habían muerto cuando ella era joven y a los 16 años se fue a vivir con un hombre, con quién tendría tres hijos. Los malos tratos por parte de éste obligaron a que se fuera de casa, y su adicción al alcohol la obligó a alquilar su cuerpo en las calles.

Como en las muertes de Polly Nichols y Annie Chapman, la garganta de Kate había sido degollada de izquierda a derecha, le habían seccionado el vientre y extraído algunos órganos, entre ellos uno de los riñones.

Después de esto, las cosas parecieron volver a la normalidad en Whitechapel. No hubo ningún otro asesinato durante un mes y las prostitutas regresaron a las calles más tranquilas. Desgraciadamente, la paz duró poco, pues el 9 de noviembre, otra mujer apareció salvajemente asesinada.

Se trataba de Mary Kelly, una atractiva joven de 21 años que se dedicaba a la prostitución para poder mantenerse a ella misma y a su pareja, que se encontraba sin trabajo.
Esa mañana, el locatario subió a la habitación de Mary para cobrar el alquiler mensual, pero nadie contestó a su llamada. Decidió abrir la puerta él mismo, horrorizándose por lo que descubrió...

Sin duda era el crimen más violento de Jack el Destripador. El cadáver estaba tumbado sobre la cama con múltiples heridas de arma blanca, completamente mutilado y con la arteria carótida seccionada. La ferocidad de este asesinato asombró a los cirujanos veteranos de policía. El médico forense necesitó varias páginas para redactar el informe de las lesiones y órganos extraídos.

Este asesinato creó el pánico absoluto en el barrio, haciendo estallar episodios esporádicos de violencia en la muchedumbre. La actividad policial era frenética, cada rincón fue registrado, cada sospechoso detenido e interrogado a fondo, pero no por eso la policía dejaba de ser duramente criticada. Nunca más se volvió a saber del asesino. No hubo más cartas ni más crímenes, parecía que Jack el Destripador hubiese abandonado la escena del crimen para siempre, y finalmente el caso fue cerrado en 1892, el mismo año en que el Inspector encargado del caso se retiró.

Durante cien años, investigadores, detectives, policías y muchos aficionados han tratado de establecer un perfil psicológico que ayudase a determinar la personalidad o el nombre del asesino, pero hasta ahora solo se han podido identificar los nombres de unos posibles sospechosos.

Tal vez por ese motivo Jack el Destripador se ha convertido en el asesino en serie más conocido de la historia

5. La pulsera de hospital.

En Estados Unidos, cada vez que internan una persona en un hospital, le colocan una pulsera blanca con su nombre para poder identificarla. Sin embargo, existen otras pulseras de colores diferentes que simbolizan otras cosas.

Por ejemplo las pulseras negras son colocadas en las muñecas de las personas que acaban de fallecer. Mi tía me platicaba de un cirujano que hacía el turno de la noche en el hospital.

El acababa de terminar una operación e iba de camino al sótano. Entro al elevador y había otra persona con el. Casualmente se puso a platicar con la mujer sobre tonterías mientras el elevador descendía. Cuando llegaron al sótano y la puerta del elevador se abrió, vió que otra mujer estaba a punto de entrar, pero entonces el doctor de manera precipitada, apretó el botón para cerrar la puerta y presionó rápidamente el botón del piso más alto. Sorprendida la mujer regañó al doctor por su descortesía al no permitir subir a la otra mujer al elevador.

El doctor asustado dijo: Esa es la mujer que acabo de operar. Murió durante la operación... ¿No vió la pulsera negra que llevaba en su mano?.
La mujer sonrió, levantó su brazo y dijo: "¿Una pulsera como está?"

6. LEYENDA DE CODEX GIGAS

Unos de los libros prohibidos por la iglesia moderna..
Mejor conocida como: La Biblia del diablo, es un tratado filosófico, que incluye la única imagen aceptada y real del diablo..
Investigaciones recientes hablan de que la tinta está hecha a base de insectos aplastados, y según el mito, fue escrito en tan solo una noche, con ayuda del mismísimo Lucifer, por un monje que abandonó la iglesia católica romana..
Algunas de las leyendas que giran en torno al manuscrito son un tanto curiosas... Una de las más llamativas es la que narra el encuentro de Rudolf II, quien tuvo acceso a dicho libro, y quedo realmente impresionado con la imagen presentada del diablo (Recordemos que por allá de los siglos XV-XIX la gente era muy cerrada en temas relacionados al ocultismo), tanto que dejó de comer, dormir, y quedo en un estado casi catatonico, siendo considerado meses después como inapto para gobernar, y siendo recluido en una institución mental..

7. ...

Única fotografía de: "The Hallowen Killer" (Máscara Negra). Quien asesinó a 5 personas en una fiesta de disfraces. Eligio a sus víctimas por sus disfraces. Se ganó la confianza de ellos, ya estando un poco tomados, aceptaron una copa de este sujeto, la cual contenía potentes somníferos... Realizó el proceso 5 veces, hasta que descubrieron el primer cadaver con la garganta cortada.. Nunca más se supo de él y su identidad no está relevada..

8. ...

Durante la aclaracion de los sucesos en la casa de Amityville, los investigadores descubrieron esta foto entre sus revelados.
Todos afirman que para el momento en el que fotografiaron la casa esta estaba vacía y, de hecho, nadie recuerda haber tomado esa foto en específico, sino que aseguran que simplemente apareció ahí.

9. ...

Última entrevista de Charlie Noonan: Charlie Noonan fue un folclorista aficionado que viajó por el sur y el suroeste de los Estados Unidos recogiendo cuentos y relatos de lo sobrenatural.

Según su esposa, Ellie, a Charlie se le dijo de una historia acerca de una extraña mujer que vivía sola en una propiedad aislada en la península.

El agricultor que se la contó afirmó que la mujer no era una mujer en absoluto, sino algo más, algo que ocultaba su verdadera naturaleza bajo un pañuelo en la cabeza y nunca fue vista sin un perro grande a su lado.

Noonan aparentemente estaba intrigado lo suficiente como para intentar la búsqueda de la mujer durante uno de sus viajes.

Nunca más fue visto.

Ellie Noonan fue contactada más tarde por un prestamista que recordaba haber leído sobre la desaparición de su marido en los periódicos, después de encontrar su nombre grabado en una cámara vendida a él por una itinerante. El prestamista devolvió la cámara, y la señora Noonan buscó en su interior pistas sobre su paradero. Esta fue la única foto en el rollo. Lamentablemente, ni la ubicación de la propiedad, ni el nombre del agricultor que le contó la historia se registró en las notas de Noonan.

10. ...

En el bosque de Cannock Chase, localidad de Staffordshire en Inglaterra, parece encontrarse el fantasma de un niño misterioso. Existen numerosos informes de la aparición del niño, incluyendo la foto que te mostramos, inmortalizada gracias a una "camara trampa" colocada en la rama de un árbol. Incluso la fotógrafa Michelle Mason ha "capturado" la imagen del fantasma durante un paseo con sus hijos y perros.

El bosque en cuestión parece ser un lugar que fue testigo de terribles acontecimientos. En los años sesenta, se encontraron los cuerpos de tres jóvenes, violadas y asesinadas por Raymond MorrisMorris. Éste parece ser tambien el maníaco asesino de Jane Taylor, una niña de 10 años, tambien encontrada muerta en el bosque de Cannock Chase.

11. ...

12. ...

13. ...

14. ...


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