—A ver Min ¿Por qué crees que estás mal? —preguntaba la doctora.
—Porque si —respondía testarudo.
—Lo ves como algo malo, pero no es así —afirmaba ella con paciencia.
—Lo es porque no es sano —rebatía el de ojos rasgados—. Soy un grano en su culo, es insano. Estoy mal y usted tiene que curarme.
La doctora suspiraba.
—Es algo normal, a menos que sientas ganas de asesinar a las personas que se le acercan
—Oh, por dios no. Tampoco así, pero...
—¿Pero qué?.
Yoon Gi se tomaba una lata de cerveza del refrigerador ajeno, mientras avisaba a Sana que Seok Jin no se encontraba bien para dejarlo solo. La chica había insistido, hasta que había notado que no habría forma de convencer a Yoon Gi de que volviese a la fiesta.
Seok Jin, por su parte, se encontraba hacía cinco minutos en la ducha, era bien conocido por tomarse su jodido tiempo ahí dentro, pero justo ahora no ayudaba a la ansiedad del más bajo.
—A la mierda todo —murmuraba éste quitándose sus zapatos.
Luego de estos, se encaminaba nuevamente a la habitación del cumpleañero, se iba despojando de su ropa hasta quedar completamente desnudo. Era ahora o nunca, ya había dicho la palabra mágica.
"Fóllame a mi"
No había sido nada fácil y había sido un poco brutal y sin filtro. Él no tenía idea lo mucho que Seok Jin había luchado—y en ocasiones luchaba–contra su atracción hacía su mejor amigo, algo bajo y delgado, pero totalmente su tipo.
Estaba con su piel pálida al desnudo frente a la puerta del baño privado que Seok Jin tenía en su cuarto. Con su mano en el pomo estaba listo para meterse.
—Ahora o nunca, es ahora o nunca.
Giraba de éste para abrir—o esa era la idea—pero la puerta estaba con llave del otro lado. Quiso pegar un grito frustrado y también quería comenzar a golpear la puerta, pero no había hecho ni una cosa ni la otra. De lo contrario, se disponía a levantar la prendas de ropa que había dejado regada por el suelo de aquella habitación.
Seok Jin jalaba, una y otra vez su endurecida polla, parte era culpa de Namjoon y la otra parte, culpa de Yoon Gi.
—Sss...ah, joder —los espasmos llegaban y su esencia era lavada con el agua caliente—. Fóllame a mi, por dios ¿Con que mierda te drogaste? —preguntaba Seok Jin al Yoon Gi de su cabeza.
Minutos más tarde, salía de la ducha tomaba el gran toallon rojo sangre para secarse—casi de manera superficial—su perfecto cuerpo. Peinaba apenas sus hebras y las secaba para que no gotearan sobre sus hombros.
Pegando cuidadosamente la oreja a la puerta, no se escuchaba nada, Yoon Gi se había ido. Un suspiro tosco dejaba sus labios y salía finalmente con solo una toalla tapando sus partes íntimas, rebuscaba entre su cajón un boxer y tomaba su pijamas para colocar todo sobre la cama y se despojaba del toallon en su cadera.
Quedando completamente desnudo con parte del cuerpo humedecido. Su espalda aún goteaba un poco, dándole un brillo que lo hacía lucir perfecto.
Suspiraba y hacía sonar su cuello cuando sentía una lengua deslizarse por su espina dorsal de abajo hacía arriba.
Se había sobresaltado queriendo girar, pero unas manos frías sostenían sus brazos y lo mantenía firme en su posición.
La lengua húmeda y caliente hacía un tortuoso y lento camino por aquella zona tan sensible y un jadeo se le escapaba. Claro que el mismo suspiro tenía dueño.
—Yoon... —susurraba casi sin aliento por las sensaciones que se acumulaban para golpear su zona sur.
—No digas nada —respondía el otro sobre su piel.
Ahora el más bajo comenzaba a besar y quitar con su lengua las gotas que caían por la inmensa espalda de Seok Jin. Ya no lo sostenía con firmeza. Seok Jin estaba tenso, pero no estaba forcejeando.
Se estaba dejando hacer, mientras su cabeza caía hacía abajo y ahora sentía y veía las manos de Yoon Gi acariciando su abdomen con la yema de sus dedos. Más escalofríos que solo lograban endurecer su polla necesitada de atención.
Una mordida se colaba entre los suaves besos.
—Dios...¿Por qué lo haces? —preguntaba el más alto totalmente complacido de sentir los finos labios de su amigo en su espalda y su mano ahora bajando de forma lenta y tortuosa hacía su erección.
—Porque lo deseo —susurraba con voz sería.
A Seok Jin le costaba mucho creer eso así que atrapaba su mano antes de sentirla sobre su falo.
—¿Desde cuándo? —preguntaba con inevitable voz ronca.
—¿Importa? —cuestionaba Yoon Gi sin dejar de besar la ancha espalda de Seok Jin.
—Si, importa —afirmaba el más alto.
Un suspiro y aliento tibio golpeaba una parte de su espalda. Luego sentía como Yoon Gi apoyaba su cabeza y pegaba aún más su cuerpo desnudo al de Seok Jin, quién hasta entonces no era conciente de su desnudez.
Ahora lo era, de ésta y de lo duro que Min Yoon Gi estaba trás él.
—Desde que empecé a ver la psicóloga —respondía.
Seok Jin fruncia el ceño ¿a qué se refería Yoon Gi?. Acaso estaba haciendo terapia por su culpa y él ¿ni enterado?.
—Yoon —Seok Jin intentaba salir de sus brazos a duras penas y en contra de su voluntad, para ser sinceros.
Pero Yoon Gi lo abrazaba con fuerza y volvía a besar su espalda, volvía a subir por sus hombros con chupones y mordidas hambrientas que estaban cortándole la respiración al mayor.
Ambas manos del más joven se relajaban y una iba cuesta abajo a su erección y la otra comenzaba a estimular el pezón que sobresalía de uno de los pectorales de Seok Jin.
Un mordida en el hombro al mismo tiempo que sentía la gruesa polla del mayor en su mano y con los dedos de su otra mano peliizcaba aquel botón rosado.
—¡Joder! —los dedos de los pies de Seok Jin se contraían y ahora su cabeza caía en el hombro ajeno hacía atrás.
Al instante los labios de Yoon Gi atrapaban su lóbulo para jugar y pasar su lengua por este, besar y succionar mientras comenzaba a masajear la dura erección de Seok Jin.
Sentía la textura, lo gruesa y larga que era en su mano y, de forma juguetona pasaba el pulgar sobre el glande para sentir el líquido pre-seminal que ya había perdido el mayor.
—Oh, dios... —Seok Jin jadeaba y gemía suavecito. Una de sus manos se iba hacía atrás y apretaba uno de los glúteos del más pálido.
—Joder... —gruñía aquella voz rasposa, de la que Yoon Gi era dueño.
Estaba ronco y excitado, ambos lo querían.
«Joder, Yoon Gi en serio quiere esto»
Los besos del pálido se iban a su cuello, para besarlo con pasión y mientras sentía los dedos de Seok Jin clavarse en su culo, él solo podía apretar con más ganas y bombear más rápido la polla de su amigo.
—Voy ... Ah, me voy a venir —soltaba Seok Jin.
Yoon Gi reaccionaba, estaba degustando su cuello de forma frenética y cuando caía nuevamente en las palabras del mayor, se alejaba dejandolo desorientado.
—¿Qué mierda? —murmuraba el castaño excitado.
Se giraba para finalmente cruzar mirada con su amigo y lo veía agarrándose la cabeza y despeinando su cabello azabache. Los labios de Yoon Gi estaban rojos, siendo que solían ser faltos de color.
Los ojos de Seok Jin viajaban por el cuerpo delgado, pero atractivo que tenia su amigo, su piel lechosa, seguramente era hermoso marcarlo. Yoon Gi por su parte se mordía su labio inferior, quería saltar sobre su amigo, estaba seguro. Quería estar con él, ya no lo aguantaba, así que volvía a abalanzarse hacía su amigo quién lo recibía gustoso.
Sus bocas habían chocado casi de forma brusca, pero sus finos labios contrastaban con los esponjosos de Seok Jin y comenzaban a devorarse. Yoon Gi chupaba y mordía aquellos belfos que deseaba hacía ya un tiempo largo.
Y Seok Jin buscaba meter su lengua y así degustarlo sin tapujos, Yoon Gi se lo permitía. Joder, se estaban quedando sin aire, pero no tenían ganas de dejar la boca ajena. Las manos del más pálido acariciaban y rasguñaban la gran espalda que Seok Jin se cargaba.
Seok Jin por su parte lo tenía aprisionado de su cintura y la otra mano en su nuca. Los chasquidos de aquel beso salvaje resonaban en la habitación y ahora el más bajo empujaba sobre la cama el cuerpo del grandote.
Seok Jin aterrizaba sobre sus antebrazos y miraba a su amigo con sus ojos más oscuros que de costumbre. Una mirada lujuriosa que tocaba los botones en los lugares correctos en el cuerpo de Yoon Gi.
El pálido se subía a horcajadas y volvía a besarlo, las manos de Seok Jin viajaban directo a su trasero. Ahora comenzaba a amasar sus glúteos desesperado por introducir uno de sus dedos.
Pero era algo delicado y aún dudaba sobre si Yoon Gi estaba conciente de su rol. Así que entre beso y beso deslizaba un dedos por entre los glúteo, delineando la entrada.
—Joder.... —Yoon Gi soltaba sus labios para dejar caer su cabeza hacía atrás con ojos cerrados.
Se veía dócil, así que Seok Jin encaminaba su mano por el abdomen del más pálido, subía rozando su pezón y con tres de sus dedos acariciaba esos finos, pero tentadores labios dándole a entender que chupará.
Así que la lengua salvaje del más pálido, salía lamer aquellos tres dedos como si fueran paleta.
—Por dios, Yoon... —susurraba al verlo.
Ni en sus más sucias fantasías hubiera imaginado tener al reacio y heterosexual de su amigo tan entregado.
Ahora las tres extremidades de su mano se perdían en la cavidad del más bajo y chupaba ahuecando sus mejillas. La polla de Seok Jin palpitaba y Yoon Gi comenzaba a frotarse para que notará que él estaba igual.
—Yoon Gi, joder —el más pálido había chupado bien aquellos dedos.
Así que inmediatamente Seok Jin llevaba el dedo corazón a su entrada. Sin perdida de tiempo Yoon Gi atacaba su cuello.
—¿Por qué simplemente no lo pruebas? —cuestionaba.
—No, estaría mal
—Es normal sentir atracción, son amigos hace mucho tiempo
—Él merece más —respondía.
—Creo que tienes algo bueno para darle
—No, él merece amor...no lo que yo tengo.
La doctora volvía a suspirar con paciencia, Yoon Gi realmente tenía mala percepción de sus sentimientos.
—¡Oh, joder...! —gemía al sentir aquel dedo meterse en su entrada.
Sus dedos se habían clavado a los hombros anchos de Seok Jin.
—Pídeme que pare —decía Seok Jin con voz ronca y sus labios entre abiertos.
La mirada de Yoon Gi cruzaba la suya y lo besaba exhalando todo el aire por sus fosas nasales y lo mordía, en el caso de Seok Jin sentía como sus paredes musculares se aflojaban para permitirle urgar y familiarizarse con la intromisión.
Yoon Gi lo soltaba por qué no podía evitar gemir bajito y clavar más sus dedos. Prontamente la otra mano libre de Seok Jin atendía su rigida erección.
Yoon Gi rodaba los ojos por la doble atención, por lo que sentía justo segundo después de que el dedo ajeno se moviera y moviera, para encontrar su punto dulce.
—¡Ah! Dios...¿Qué...? —estaba boquiabierto y Seok Jin reía malicioso—. Joder ¿Que mierda fue eso?
—Tu punto dulce, mi amigo. Tú próstata. Justo aquí...
—Joder, ah...por dios —Yoon Gi se aferraba con ambos brazos.
El castaño soltaba su erección y lo tomaba de su cintura e insertaba un segundo dedo. El anillo muscular se contraía al compás que Yoon Gi siseaba, al segundo se relajaba porque la humedad lengua del castaño pasado por su pezón rosado.
Seok Jin estaba estimulando sus partes más sensibles y éste no podía evitar sentirse extasiado y aturdido. Otra vez tocaba su punto dulce y ahí se quedaba.
Comenzaba a estirarlo mediante la maniobra de tijeras y tocaba el punto, abría sus dedos y tocaba nuevamente.
Estaba resistiéndose, pero los gemidos de su amigo no ayudaban.
Lo estaba follando con sus dedos y Yoon Gi lo estaba disfrutando.
Se deleitaba como las mejillas del pálido estaban sonrosadas y comenzaba a sudar.
—Yoon...
—Joder —este se movía sobre sus dedos deseando más sin saberlo.
—Ya ¿me dejas? —cuestionaba con su polla a más no poder.
Yoon Gi volvía a mirarlo y asentía frenéticamente, el castaño quitaba sus dedos y Yoon Gi se quitaba con cuidado de encima de él.
—Ya vuelvo, acomodate —pedía Seok Jin, Yoon Gi volvía a besarlo de forma desesperada.
Luego lo soltaba y Seok Jin notaba esa mirada libidinosa y hambrienta. Iba rápidamente al baño y traía consigo un preservativo y una botella de lubricante.
Yoon Gi lo observaba atentamente colocarse el preservativo y un poco de gel sobre su falo. Miraba a Yoon Gi para separar sus piernas y colocarse entre ellas dejando la botella a un lado de su amigo.
Ahora con cuidado se inclinaba encima del más bajo y lo observaba fijo tanteando alguna señal dubitativa que lo hiciera echarse hacía atrás.
Yoon lo notaba y de inmediato tomaba el rostro perfecto de su amigo entre sus manos y volvía a besarlo desesperadamente. Como si no logrará tener suficiente.
—Fóllame —susurraba en sus labios.
Seok Jin volvía a tomar la botella para derramar lubricante sobre su entrada se alineaba y de a poco se metía, sintiéndose tan apretado que solo podía morder su labio inferior para no gemir.
Yoon Gi por su parte respiraba con dificultad y clavaba sus dedos en la espalda de Seok Jin. Obviamente no podía comparar su polla a sus dedos, era dolorosamente placentero hasta que toda la longitud se encontraba en su interior.
Seok Jin estaba desesperado por comenzar a moverse, pero esperaría la luz verde del pálido.
Otro beso desesperado y las piernas delgadas de Yoon Gi rodeaban su cintura.
—Joder, Jin...ya muév~...¡Ah!.
—¡Joder! .
Un estocada y ambos estaban en su propio mundo, Seok Jin comenzaba a rodar su pelvis para no salir y entrar de forma brusca. Yoon Gi gemía y se abrazaba aún más, era más delgado que de costumbre sin nada de ropa, así que Seok Jin lo tomaba con fuerza y comenzaba a embestirlo marcando un ritmo.
—¡Oh, Seokjin! —gemía aquella voz rasposa—. J-joder...
Seok Jin hacía sonidos toscos similares a ronquidos a causa de la fuerza ejercida. Estaba follando a Yoon Gi y eso era algo que jamás hubiera esperado, pero que lo había deseado en demasía.
Yoon Gi por su parte, no podía creer que aquello fuera tan placentero, o quizás solo era porque se trataba de Seok Jin.
Dos estocadas y daba de nuevo en el punto dulce del pálido quién temblaba entre sus brazos.
—¡Ahí, m-mierd-ah...!.
Su pelvis resonaba con cada rebote sobre los muslos de Yoon Gi que ahora bajaba sus manos para hacer más presión, para sentirlo más, para no dejarlo ir. La boca del más bajo viajaba a su largo cuello para besa chupar y morder, también marcar, pero a Seok Jin no le importaba. Aquello lo hacía penetrarlo aún más fuerte, hasta que Yoon Gi lo soltaba y largaba un último gemido con su nombre en sus labios, se había corrido y Seok Jin sentía como su erección era más apretada y no pudo resistir mucho tiempo más.
Se corría segundos más tarde.
Caía rendido en el pecho de Yoon Gi, no sin antes salir con cuidado de su interior. Ahora su peso estaba por completo sobre el de cabello azabache. Luego de un silencio relajado y los dedos de Yoon Gi que jugaban con su mullet y, de calmar sus respiraciones, Seok Jin levantaba su cabeza para ver a su mejor amigo.
—¿Qué? —preguntaba al sentir aquellos ojos sobre él.
—Yoon Gi... —Seok Jin se relamia sus labios y se apoyaba en su antebrazo para dejar de aplaatar al chico más delgado—. ¿Tú vas a terapia porque te avergüenza sentirte atraído hacía un hombre? —Yoon Gi lo miraba serio—. ¿Y que encima sea tu mejor amigo?.
Seok Jin mentiría si dijera que ser el causante de las visitas a la psicóloga no le hacían sentir una opresión en el pecho, pero mejor afrontar ahora el problema ¿O no?.
—Yo no voy a terapia por qué me sienta avergonzado... —exclamaba y suspiraba—. Voy a terapia porque... —se relamia sus labios y con timidez añadía—. Tengo una fijación insana contigo.
Seok Jin abría su boca sorprendido.
—¿Tienes una fijación conmigo?
—Es insano, no me gustan los hombres. Eres tú y solo quería curarme para no arruinar la amistad. No es sano la forma en la que te pienso todo el tiempo —explicaba con ceño fruncido—. Yo solo quería curarme para dejar de ser un dolor en el culo.
Seok Jin se relajaba y reía, lo hacía de forma dulce, tan dulce que terminaba contagiando al más pálido.
Quizás y como la psicóloga siempre le había dicho—quizás—tenía algo bonito para brindarle al mayor y no una fijación insana.
Quizás y solo quizás, podrían llegar a funcionar.
Bueno, feliz 2020.
Gracias por leer, espero y les haya agradado 🤧👉🏻👈🏻
Con amor Niñita Nany