Crescent Moon ➳ Seventeen

By snowcoups

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"Tras una larga temporada sin verse, Yoon Jeonghan y Choi Seungcheol buscan la forma de infringir las estrict... More

Prólogo
«Capítulo 1»
«Capítulo 2»
«Capítulo 3»
«Capítulo 4»
«Capítulo 5»
«Capítulo 6»
«Capítulo 7»
«Capítulo 8»
«Capítulo 9»
«Capítulo 10»
«Capítulo 11»
«Capítulo 12»
«Capítulo 13»
«Capítulo 14»
«Capítulo 15»
«Capítulo 16»
«Capítulo 17»
«Capítulo 18»
«Capítulo 19»
«Capítulo 20»
«Capítulo 21»
«Capítulo 22»

Final

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By snowcoups


La señora Ha corrió a abrir la puerta. Al instante, los gritos doblaron su volumen y erizó cada pelo de los brazos del castaño.

—Hermano, ven conmigo —le ofreció su mano—. Podemos dejar este sitio y dejar de fingir ser algo que no eres. Podemos estar juntos si tu dejas de fingir.

—Vete —el mayor le dio la espalda—. Tengo que hacer lo que pueda aquí.

Charity se mantuvo ahí de pie por un momento, con la mano abierta de par en par y por un instante, fue ella la única desesperada esperando que su hermano se girara, pero ahora era él quien no la necesitaba a ella.

—¡No estás en el bando correcto! —gritó la vampira, pero el otro rehusó a moverse. Charity se estremeció con lágrimas en los ojos, se tambaleó hacia la ventana y tiró de ella para abrirla—. Realmente creí que vendrías.

Jisoo entró corriendo al lugar, ignorando a su hermana, quien saltó por la ventana sin importancia, pues una caída tan larga como aquella no podía dañar a un inmortal.

—¿Cómo podemos sacarlos a todos de aquí sin dejar de lado las reglas que tenemos? —preguntó Jeonghan.

La señora Ha se apresuró a llegar al vestíbulo para tirar de algo tan rutinario y normal como una alarma contra incendios. Al instante, una sirena empezó a sonar.

—¡Ve a los dormitorios! —gritó el vampiro de cabellos lilas por encima del alboroto. Se encontraba al final del vestíbulo, casi fuera de la vista de Yoon—. ¡Tenemos que ayudar!

Por su parte, la rectora bajaba las escaleras corriendo. Incluso aunque estuviera desarmada, nadie hubiese querido ser el primer cazador de Adamās que se encontrara con ella, pues tenía un poder caótico.

«¿Y si ese cazador es Seungcheol?»

El castaño corrió detrás de la vampira, pero no podía ir tan rápido como ella. Estaba tan desesperado por alcanzarla que las piedras le hicieron tropezar y tuvo un atisbo.

«Todos están en peligro. Absolutamente todos. Seungcheol, Jisoo, mamá, papá, cada uno de los miembros de Adamās, Seungkwan, Seokmin, Mingyu e incluso Wonwoo»

Lo que sintió en ese momento iba más allá del miedo. Aquello que sentía era como una desgarradora necesidad de sobrevivir y de salvar y luchar, pero aún no sabía con quién se suponía que luchaba.

Alguien gritó. Luego, hubo un crujido mojado y un ruido sordo. Jeonghan corrió hacia abajo y vio la forma arrugada de un hombre en el suelo con una estaca todavía agarrada en una de sus manos. La sangre salpicó la pared detrás de él y la señora Ha estaba ahí, de pie, admirando su obra durante un instante para correr hacia el alboroto después.

Mientras corría detrás de la rectora, los gritos se hacían más fuertes y el castaño podía oír cada vez más pasos sobre la escalera. En ese momento, supo que los estudiantes habían empezaron a escapar.

El pasillo principal de las aulas estaba abarrotado de cazadores de Adamās. Jeonghan reconoció a Jihoon con una ballesta en sus manos junto a un arquero. También vio a la señora Choi, que luchaba mano a mano con el profesor Baek. A su lado, la señora Ha acababa de esquivar una flecha hábilmente, balanceándose alrededor y cerrando de golpe su puño en la garganta del arquero. Cuando este tropezó yendo hacia atrás, ella consiguió estirar y torcer su cuello bruscamente. Al instante, la rectora se giraba hacia Jihoon para darle una patada en las rodillas y poder coger su ballesta. Cuando este cayó, ella intentó pegarle un tiro con su propia arma, pero tuvo que soltarla cuando sintió su mano ser incrustada por una flecha de hierro. Soonyoung había dado justo en el blanco.

—¡Hey! —Hansol llamó la atención del confundido chico desde el pasillo del piso de abajo—. ¡Sal de esta infierno!

—¡Vete! —gritó su madre en guardia delante del americano—. ¡Cariño, vete!

Delante de los ojos de Jeonghan, ambos se miraron el uno al otro en un segundo de reconocimiento confuso, pero entonces, la vampira le saltó encima al cazador para derribarlo al suelo y comenzar a combatir.

El chico corrió, y si bien sabía que alguien tenía que parar aquello, era consciente de que él no iba a poder porque no sabía cómo ni tenía la fuerza necesaria para luchar. Si pudiera encontrar a Seungcheol, tal vez él sabría cómo hacerlo. Seguramente el podría suspender el ataque de Adamās, pero no tenía ni la más remota idea de dónde encontrarlo.

De camino a las escaleras, Yoon comenzó a empujar a los estudiantes hacia abajo, y en lo que iba haciéndolo, observó a Seokmin en pijamas junto a Seungkwan, observando el caos con consternación mientras corrían lo más rápido que podían.

—¡Vete a los dormitorios! —incluso aunque el vampiro no se haya girado para verlo, Jisoo debía haber sentido que el castaño estaba allí, porque le gritó.

—¡No puedo! Hay una lucha en la mayoría de los edificios. ¡Estamos aislados!

—¡Planearemos algo!

Jeonghan le iba a responder, pero fue interrumpido por una voz tan grave que fue audible por encima de los gritos y el ruido de la alarma contra incendios.

—No lo escuches. Tienes que salir de aquí.

Cuando se dio la vuelta, vio a Baekho. Tenía las armas atadas en una correa en forma de bandolera alrededor de su pecho y mucha sangre sobre su mejilla.

—No tienen que perseguirlo. Él es seguro y diferente, lo prometo.

—Tú no sabes distinguir a un vampiro de un humano aún, Jeonghan —dijo él. Su risa torció las cicatrices sobre sus mejillas—. Déjame que te cuente un secreto: Todos los que se han quedado en este edificio para defenderlo son vampiros. No hay más humanos, así que podemos terminar el trabajo.

—Por favor, ¡Te han mentido! —el castaño exclamó—. ¡La vampira que ustedes cogieron no decía la verdad!

—No eres el más adecuado para saber cuándo te han mentido, chico. Te sugiero que confíes en mí y bajes. Si no lo haces, será tu cabeza —sostuvo el walky-talky que tenía en el cinturón—. Traigan la antorcha.

El fuego era una de las pocas cosas que de verdad mataba a un vampiro, y los cazadores de Adamās querían quemar Septendécim.

Jisoo cogió a su amigo y lo arrastró hacia la escalera, pero cuando intentó hacerle bajar, el otro se soltó como pudo.

—Escucha, ¡Tenemos que irnos!

—¡Pero tengo que ir a los dormitorios!

—¡Dijiste que no se podía! —gritó aún más fuerte cuando el otro se giró—. ¡Jeonghan!

A pesar de los gritos que llamaban a su nombre, el mencionado subió las escaleras con dos saltos para después correr entre los dormitorios. Debía dirigirse al nivel superior. Un par de luces parpadeaban en el vestíbulo, pero no miró muy expresamente, solo saltó a la azotea. Algunos vampiros y humanos habían tenido la misma idea. Baekho había dado la orden demasiado pronto, y toda la gente que corría estropelladamente para tratar de salvarse lucía desesperada. De todos aquellos humanos, Jeonghan era el único que entendía qué ocurría, y quería decir que era su responsabilidad alcanzar el dormitorio para asegurarse de que todos los alumnos habían escapado con éxito.

Corrió a través de la azotea, arriba y abajo, resbalándose encima de las ripias, pero manteniéndose de pie. El calor del fuego estaba tan cercano que parecía que quemaba su camiseta y pantalones. Un ruidoso crujido detrás de él lo hizo girarse hacia atrás. Parte de la azotea brillaba con una llama naranja, y luego la madera cedió llena de hollín. Habían chispas que fusilaban el aire y el castaño empezó a toser, pero siguió corriendo.

Perdió el equilibrio y cayó rodando una y otra vez hacia el borde del edificio. Aunque el chico quisiera trepar y agarrarse a algo, no había nada que lo pudiese ayudar. Estaba tratando de mantener la calma, hasta que la azotea desapareció debajo de él y cayeron juntos. Algo hecho de piedra lo golpeó en la espalda y a ciegas se agarró a ello para poder sostenerse. Pendió de un lado del edificio durante un momento mientras trataba de impedir que lo sobrepasaran el dolor y la conmoción.

Cuando su visión se despejó, pudo ver qué fue lo que detuvo su caída. En frente suyo estaba una de las gárgolas de la Institución, idéntica a la que él siempre despreciaba desde su ventana. Cerró las manos alrededor del cuello de aquella criatura de piedra y en susurros le agradeció mientras enganchaba uno de sus pies contra sus garras y se impulsaba para ponerse de pie otra vez. Cuando recordó la carrera, el dolor de su cuerpo se hizo presente, pero el humo ahora era espeso en el aire y ya no tenía tiempo de vacilar.

Finalmente se subió a la torre trepando y mientras realizaba la acción, comprendió que el resplandor era mucho peor desde ahí. Su intento de rescate no pareció importante porque como podía ver, ya todos se habían ido. Sin embargo, divisó una figura que pareció moverse a través del humo.

—¿Hola? —llamó.

—¡Jeonghan! —respondió un apuesto y fuerte chico de rebeldes cabellos negros. El mayor corrió hacia su novio y lo sostuvo entre sus brazos con fuerza, tanta, que la espalda del más delgado protestó del dolor—. He estado buscándote por todas partes.

—¡Tienes que detenerlos, Seungcheol! Tienes que decirles que Charity mintió!

—Espera, ¿El vampiro del cual Baekho consiguió la información era Charity? Dios, yo sabía que una masacre de estudiantes no podía formar parte del juego de la señora Ha. Incluso se lo dije, pero él no quiso escucharme. El bastardo nunca escucha.

—Todos están en peligro, ¡Tenemos que detener esta locura cuanto antes!

—No podemos —el cazador sostuvo el rostro contrario en sus manos—. No podemos parar esto. Solo podemos sacarte de aquí.

Jeonghan odió que su novio dijera aquello, pero sabía que tenía razón.

Entraron corriendo juntos por el hueco de la escalera, gritándole a cualquier persona que vieran que escaparan mientras bajaban a la primera planta. El olor a ceniza en el aire era espeso y el castaño tuvo que poner el cuello de su camisa sobre la boca para impedir que se ahogara. En ese instante, imaginó la lámina de su pintura favorita, la cual estaba en su habitación y posiblemente, ahora se ennegrecía mientras el destructor fuego consumía a los dos amantes para siempre.

—Ya casi llegamos —gritó el mayor mientras se acercaba con su pareja hacia los terrenos de Septendécim—. ¡Vamos!

Cuando salieron hacia los terrenos, corrieron directamente hacia una pelea. Había un cazadores de Adamās rodeando a la señora Ha, pero ahora, su moño estaba completamente suelto. Su cabello le caía por la espalda y su cara de arrogancia ahora estaba manchada y sucia. La luz del fuego perfiló sus pómulos altos y a pesar de toda la destrucción a su alrededor, ella reía. Por primera vez dejó relucir sus blancos e imponentes colmillos.

La pareja se mantuvo al margen de la lucha, pero siguieron mirando hacia atrás una vez la hubieron pasado. Una voz cercana llamó al nombre del castaño, pero este no podía reconocer la voz o darse la vuelta.

La rectora cambio de lado y entonces, saltó hacia un cazador. Este trató de esquivarla, pero fue demasiado lento. Los dos chicos que huían no pudieron hacer nada cuando la vampira torció el cuerpo del cazador y hundió sus colmillos en el cuello del hombre.

Jeonghan se detuvo en seco cuando reconoció las dos voces que gritaban de puro terror. Seokmin y Seungkwan no podían controlar los gestos de sus rostros mientras veían cómo la directora de Septendécim bebía la sangre del cazador. No había ninguna confusión en lo que estaba ocurriendo, sobre todo si entendías que lo sobrenatural existía, como entendían ellos. Ahora, sabían que los vampiros existían.

—¡Oh, Dios mío! —gritó el rubio— ¡Jeonghan! La señora Ha... Ella... —entonces, paró en seco.

—¿Seungcheol? —llamó Lee esta vez.

—Corran, las explicaciones son para más tarde —respondió el pelinegro.

Sin más que decir, los cuatro empezaron a correr. El castaño solo echó una mirada hacia atrás cuando se dirigieron al bosque. La mayor parte de Septendécim todavía estaba en pie, aparentemente tan impenetrable como siempre, pero la Torre del Sur y la azotea ardían con un color naranja. Las gárgolas eran siluetas entre las llamas.

—¿Qué es esto? —gritó Boo con el pánico en la voz cuando escuchó las sirenas de los coches de bomberos que llegaron por la alarma que la señora Ha había presionado.

—No podemos dejar que las autoridades nos encuentren aquí —insistió el miembro de Adamās—. Hay un transporte cerca de aquí, así que hay que movernos.

Los otros hicieron lo que el mayor dijo, yendo tan rápido como podían por el bosque, pero cuando esquivaron los árboles, Jeonghan vio una figura delante suyo.

—¡Alto! —exclamó casi sin aliento para que todos se detuvieran.

Charity se dispuso a bloquearles el camino.

—¿Se van tan pronto? —ladeó la cabeza. Si su caída desde la torre le había hecho algo, no había dejado señal—. Tu odias este lugar casi tanto como yo, Jeonghan. Pensé que te gustaría mi sorpresa.

—La gente podría estar muerta —respondió el mencionado—. Jisoo podría no conseguirlo.

—¿Dudas de mi hermano? —sus ojos estaban mucho más oscuros—. Yo creo en él. Es demasiado fuerte como para que cualquier cazador de Adamās le haga daño.

—Yo confié en ti —el castaño dio un paso al frente—. No cometeré el mismo error.

—¿Quién es esta chica? —interrumpió Seokmin con la voz quebrada—. ¿Ella es la hermana de Jisoo o qué?

Charity miró al chico airadamente.

—¡Vaya! Parece que me han traído unos aperitivos.

—¡Al infierno! —Seungcheol balanceó su puño en frente de la cara de la vampira y esta lo esquivó, pero no contó con la velocidad de vampiro que ahora poseía el cazador. Más rápido de lo que se podía ver, el pelinegro giró agarrando uno de los brazos de Charity para torcerlos en su espalda.

—Muchacho estúpido —silbó ella, tratando de librarse del fuerte apretón.

—Te he retado flojo por el bien de Jeonghan —dijo Choi. Ambos luchaban en la maleza del bosque, y el humano apenas lograba contener el brazo de la vampira—. Ya no más.

Dicho aquello, la empujó con fuerza y avanzaron hasta dar de lleno contra un árbol que Charity rompió con la cara. El golpe fue tan brutal que no le dio tiempo para gritar, pues cayó inconsciente. Sin embargo, el cazador aún la sostenía contra el árbol y Yoon comprendió, que su novio había roto una rama del tronco y la había usado como estaca.

—¡No puedo creerlo! —Seungcheol miró a su oponente disgustado—. Ella robó el cuchillo que tenía.

—Sé que no es igual, pero va a tardar antes de que pueda perseguirnos... ¿Crees que alcancemos el transporte a tiempo?

Al mayor no le gustó aquel plan, pero sabía que era su única opción. Luego de asentir, empezaron a correr con la máxima velocidad posible. Detrás de ellos, la vampira de cabellos color miel caía hacia la superficie.

Bastaron solo minutos antes de que el cuarteto divisara una furgoneta. Cuando entraron, algunas personas ya estaban esperando. La madre del pelinegro estaba en el asiento del conductor, y Jihoon estaba revisando un mapa a su lado. En los asientos de atrás estaban Soonyoung, Chan y Hansol, pero este último tenía un ojo morado y un corte en el labio. La mirada del joven mareó por un momento al castaño, pues sabía que su madre había sido la que le había hecho aquellas heridas.

«Si ellos lucharon y Hansol está aquí...»

—¿Qué pasó? —susurró con el corazón hecho pedazos—. ¿Qué le paso al vampiro con el que estabas luchando?

—Ah, la mujer saltó por la ventana —las palabras resultaban difícil de pronunciar para el menor debido al hinchazón del labio—. Si me preguntas, hizo trampa.

Luego de un largo suspiro, Jeonghan se recostó contra su novio con alivio. Jisoo, Wonwoo y Mingyu probablemente también estaban a salvo, y esperaba que también lo estuviesen los demás alumnos de Septendécim.

—¿En dónde está el señor Eien, Jihoon? —preguntó Seungcheol cuando cayó en cuenta de que su tutor no se encontraba con ellos.

—La señora Ha... —respondió Soonyoung, pero no pudo terminar de responder. Recordaba a la perfección cómo la vampira le había torcido el cuello al arquero que acompañaba a Lee.

Un silencio terrible cayó en la furgoneta. Seokmin y Seungkwan miraban a todos claramente confundidos, pero debieron de entender que aquel no era el momento para preguntas. Choi apoyó la frente contra el hombro de su pareja, quien lo sostuvo fuertemente para consolarlo.

La líder de Adamās encendió la furgoneta. Cuando arrancaron, Jeonghan volteó a ver la silueta de fuego que ahora era Septendécim, hasta que desapareció completamente.

El punto de queda resulto ser un depósito lleno de cajas en medio de ninguna parte. Aquel lugar era el punto de encuentro que los cazadores habían acordado.

Chan ayudaba a bajar a Hansol, quien sostenía una compresa de hielo en su cara y Baekho tuvo trabajo vendando un corte sobre la espinilla de su pareja. Mientras todos los guerreros limpiaban y reparaban lo que podían de sus armas, la mayoría permanecían callados, ya fuera de pena o de agotamiento. Sin embargo, era un hecho de que pensaban que habían hecho lo que debían, y el hijo de los Yoon quiso decirles que se habían equivocado, porque habían sido engañados.

Seungcheol y Jeonghan se sentaron sobre una de las cajas del patio, apoyando las espaldas el uno contra el otro. Seokmin y Seungkwan se quedaron de pie al lado de ellos.

—Ese Instituto estaba llena de vampiros. Lo estuvo todo este tiempo... —comenzó a hablar el rubio mientras se abrigaba con una cobija que le había dado uno de los cazadores.

—Básicamente —suspiró el castaño—. Sin embargo, habían estudiantes humanos también, como tu, Mingyu y Seokmin.

—No puedo creer que te olvides a Wonwoo —dijo el último mencionado, pero su cara cambió de gesto cuando su amigo sacudió la cabeza—. ¡¿Nuestro Wonwoo?! Espera, ¿Jisoo es un vampiro también?

—Lo es, al igual que todos los profesores —intervino el mayor de ellos.

—Esperen, esto no puede ser cierto —Seungkwan estaba boquiabierto—. Jeonghan, tus padres son profesores.

Con el cansancio, el chico habría soltado la verdad de no ser por la advertencia de su pareja. Revelar que era un vampiro en medio de un grupo de cazadores de Adamās podría ser la última cosa que hiciera.

—Creemos que fue secuestrado cuando era un bebé. Probablemente, sus verdaderos padres fueron asesinados para que los vampiros pudiesen jugar a ser papás —contestó Baekho.

—¿Cuándo averiguaste todo esto? —el rubio de repente sintió ganas de llorar—. Oh, Jeonghan... En serio lo siento tanto.

—Fui a Septendécim el año pasado junto a Sooyoung y Chan para investigar por qué estaban dejando entrar estudiantes humanos —interrumpió Seungcheol para evitar que el castaño respondiese.

—¡Es por eso que tuviste todas esas peleas! —exclamó Seungkwan.

—¡Lo sabía! Él decía que eras un chico muy violento, pero yo te defendía porque me caías bien —comentó Seokmin.

—Wow —rió el pelinegro—. Me consta que lo soy, pero solo cuando es necesario.

—Lo siento. Francamente, pensaba que... Obviamente no soy bueno juzgando a la gente —Boo se sentó sobre una caja cercana, sacudiendo la cabeza aturdido. Entonces, su expresión cambió de la confusión a sorpresa y revelación—. Lo de los vampiros explica lo de Wan Yu, ¿Verdad?

—Si. Tenías razón cuando afirmabas que algo no iba bien en ese lugar —contestó Jeonghan.

—Bueno —intervino la señora Choi—. Dudo que ellos tengan más estudiantes humanos en mucho tiempo o cualquier estudiante, considerando los daños que les causamos. Esto quiere decir que podemos quitarlos de nuestra lista de preocupaciones.

Tal vez Adamās podría hacer aquello, pero Yoon no podría hacerlo, porque sabía que tenía que regresar para averiguar quién había sobrevivido y quien había muerto, ¿Pero como iba a poder volver si la señora Ha ya sabía que había estado viendo a Seungcheol en todo ese año? Y no solo eso, sino que incluso podían culparlo por el papel que había jugado en atraer la atención de Charity.

—Esto significa que la señora Ha va a querer venganza y que hemos conseguido que todo se ponga en movimiento —dijo el hombre mayor—. Vamos a tener que escondernos durante un largo tiempo. Chicos, si quieren irse a casa, nosotros podemos darles dinero para ponerse en contacto. Todo depende de ustedes.

—¿Volver a casa? —el rubio se puso en pie inmediatamente—. ¿Están locos?

—¿Seungkwan? —preguntó Jeonghan—. ¿Qué quieres decir con eso?

—Todo este mal en el mundo... Los fantasmas y los vampiros le han dado un cambio a nuestras vidas para siempre y tiene que haber un modo de combatirlo. ¡Esta gente lucha! —Seokmin le quitó la cobija a su amigo y se dirigió hacia el centro de la habitación con el abrigo fluyéndole sobre los hombros como si fuera la capa de un súper héroe—. ¿Cómo se supone que vamos a volver a nuestros hogares a dormir en paz sabiendo que todo este mal estará ahí? De ninguna manera. Nosotros dos queremos formar parte de esto.

—No aceptamos aficionados —aclaró Baekho.

—Todo el mundo es aficionado cuando empieza —advirtió Jie—. Tú mismo lo dijiste, cariño. Necesitamos sangre fresca.

Los dos humanos miraban a los líderes de Adamās con esperanza en la cara.

—En verdad que no quería irme a casa este verano de todos modos —dijo Seokmin.

—Bueno... En mi caso, no es como si rompiera una familia feliz, créanme —añadió Seungkwan—. No tengo otro lugar al que ir, y lo que hacen ustedes es admirable. Llevo toda mi vida esperando esta batalla. Solo denme una oportunidad para demostrarlo.

—Creo que Adamās consiguió un par de cazadores —sonrió Hansol abiertamente.

La mayoría los miró satisfechos, pero no Baekho.

—Tendrán que entrenarlos muy duramente. Es difícil y peligroso. La mayoría de nosotros no vive tanto tiempo como el viejo Eien. La mayoría ni siquiera vive tanto como yo. Sean conscientes de que dejarán todo. Solo el compromiso total es aceptable.

—Lo estoy absolutamente —respondió Boo.

—A partir de este momento, yo también lo estoy —asintió Lee. Entonces, ambos se dieron la vuelta hacia su amigo—. Vendrás con nosotros, ¿Verdad, Jeonghan?

¿Sería posible que el mencionado se convirtiera oficialmente en un miembro de Adamās?
Él no podía ser un cazador de vampiros porque él era, al menos, una clase de vampiro, o lo suficiente como para que todos los presentes lo hicieran desaparecer si sabían la verdad.

El castaño solo pudo voltear a ver a Seungcheol pensando que él tendría una salida para aquello. En cambio, solo pudo ver consternación en sus grandes ojos. Obviamente comprendió el problema, porque Adamās había interferido en su plan de escaparse juntos y ahora estaban atrapados.

—Sé que es duro para ti. Sé que pensaste durante mucho tiempo que ellos realmente eran tus padres y puedo imaginarme el tipo de mentiras que pueden haberte dicho acerca de nosotros, pero sabes la verdad ahora. Demostraste tu coraje y francamente, estoy harta de que mi hijo se escape todo el tiempo. Lo necesitamos con nosotros... ¡Esto quiere decir que te necesitamos!

—Vamos, Jeonghan... En realidad, no podría hacerlo sin ti —musitó Seungkwan.

—Somos como los tres mosqueteros, ¿Recuerdas? —añadió Seokmin intentando contener su entusiasmo.

El hijo de los Yoon no tenía otro lugar a dónde ir, pero mientras estuviese con aquel valiente cazador que le había entregado el corazón, sería fuerte. Él sabía de que siempre que estuviesen juntos, habría una esperanza.

—Sí —Jeonghan miró a Seungcheol mientras cogía su mano con fuerza para poder llenarse del coraje que necesitaba, y cuando el mayor le dedicó una sonrisa de orgullo, el castaño susurró—: Estoy contigo.

Fin

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