Crescent Moon ➳ Seventeen

By snowcoups

4.8K 857 38

"Tras una larga temporada sin verse, Yoon Jeonghan y Choi Seungcheol buscan la forma de infringir las estrict... More

Prólogo
«Capítulo 1»
«Capítulo 2»
«Capítulo 3»
«Capítulo 4»
«Capítulo 5»
«Capítulo 6»
«Capítulo 7»
«Capítulo 8»
«Capítulo 9»
«Capítulo 10»
«Capítulo 11»
«Capítulo 12»
«Capítulo 13»
«Capítulo 14»
«Capítulo 15»
«Capítulo 16»
«Capítulo 17»
«Capítulo 18»
«Capítulo 19»
«Capítulo 21»
«Capítulo 22»
Final

«Capítulo 20»

144 35 0
By snowcoups


Jisoo se levantó del sofá de un tirón, jalando al otro del antebrazo.

—¡Jeonghan, corre!

El mencionado lo siguió tropezándose, pero se volvió para ver la alarmante transformación. La escarcha y el hielo habían dejado el aula completamente blanca y hacía más frío que en ningún lugar donde hubieran estado jamás, incluso en la noche del Baile.

Estaban resbalando en el hielo, al punto de caerse con cada paso que daban. El vampiro se dio fuertemente de bruces contra una pared, manchándola con la sangre que le había dejado la mordida del castaño. Hizo una mueca de dolor, pero había que seguir. A cada segundo, aquello se volvía más extraño y peligroso.

Llegaron a la puerta e intentaron abrirla, pero no se podía. La cerradura estaba congelada y se había trabado. Ambos tiraron con fuerza y embistieron la puerta con los hombros. La madera crujió y, juntos, le dieron patadas hasta que comenzó a ceder. Se les clavaron numerosas astillas en las piernas y manos mientras destrozaban la puerta. El aula se enfriaba cada vez más. A su alrededor se formaban cristales de hielo, espesando el aire tanto que costaba respirar.

Jeonghan seguía notando aquella ira honda e implacable, arremolinándose a su entorno tan real como el frío.

Por fin, se reventó la puerta.

—¡Alguien que busque a la señora Ha! —gritó Jisoo al pasillo mientras regresaba para sacar al castaño—. ¡Que alguien nos ayude!

El chico sacó un pie del aula y se quedó congelado. Literalmente, el pie se le había congelado, quedándosele pegado al suelo. Yoon tiraba para despegarlo, pero, mientras más lo hacía, la capa de hielo se volvía más gruesa, cubriéndole el zapato. Se agachó, intentando despegarse, pero, de pronto, le costaba incluso moverse.

—¡Que alguien nos ayude! —gritó el de cabellos lilas. Estaba tirando del brazo de su compañero con tanta fuerza que el hombro a este le dolía, pero no se movía ni un ápice. Ni siquiera oscilaba hacia atrás cuando tiraban de élZ Estaba completamente paralizado, completamente atrapado. Por dentro, tenía la sensación de estar gritando, pero no podía emitir ni un solo sonido.

Dentro del aula de Tecnología Moderna, las leyes de la gravedad habían dejado de aplicarse. Los cabellos color marrón del chico flotaban como si estuvieran bajo el agua, y todos los libros y pupitres se estaban desplazando lentamente como si los arrastraran corrientes invisibles. Todo tenía la misma brillante tonalidad verde mar. Se reconocía que hacía frío, pero él mismo estaba tan frío como el aula. Los gritos de Jisoo parecían venir de muy lejos.

Los relucientes copos de nieve que llenaban el aula se combinaron tomando forma. Para la sorpresa de Jeonghan, reconoció el rostro de la chica que se había aparecido en su habitación. En vez de ser una persona de carne y hueso, solo era una imagen hecha de nieve.

«Tienes que quedarte»

Era su propia voz, dentro de su cabeza, diciendo palabras que no eran suyas. Aquello era lo que debías de sentir cuando te volvías loco, pero él sabía que no estaba hablando solo. Era ella, la fantasma, hablando a través de su propio subconsciente.

«Corres peligro»

«¡Sí, contigo! —al menos, el castaño podía seguir pensando—. ¡Déjame ir!»

Aquellos sobrenaturales ojos verde mar se agrandaron.

«Pronto morirás congelado, y esta es la única forma de salvarte»

Iban a matarlo para salvarlo. Jeonghan no podía pactar con ellos ni podía hacer que entraran en razón. Estaba atrapado allí, con la fantasma en su cabeza.

La nieve se arremolinó formando manos de color verde azulado que le tocaron las mejillas. Todo su cuerpo se solidificó y se tornó tangible. Las uñas del espectro le arañaron ligeramente la piel, y el chico no podía apartarse.

Entonces, los pensamientos de la fantasma volvieron a penetrarle la mente.

«Esto fue lo prometido»

Instantáneamente, el aula cambió, crujiendo con el sonido del hielo resquebrajándose, parecido al metal partiéndose en dos

«¿Prometido? —Yoon no entendía a qué se refería ella—. ¿Qué promesa?»

El espectro gritó. Era un sonido agudo y metálico que pareció atravesar el aire. Los colores cambiaron, el verde mar transformándose súbitamente en añil mientras ella se agarraba el vientre, por el cual sobresalía un pincho de hierro. Se lo habían lanzado como un puñal de caza. En un instante, la fantasma se disolvió y desapareció. El pincho de hierro cayó al suelo.

—¡Jeonghan! —Jisoo lo sacó del aula mientras el hielo crujía bajo sus pies. El sonido y la sensación retornaron. El pasillo estaba lleno de gente, incluidos alumnos, profesores y los horrorizados padres del chico. La señora Ha estaba ahí, con la mano que había lanzado el pincho de hierro aún alzada, mirando con amarga satisfacción cómo el hielo del aula comenzaba a derretirse.

La señora Yoon corrió hasta su hijo y lo abrazó con fuerza. Solo después de sentir su calor, el menor se dio cuenta de cuan frío estaba él mismo, por lo que empezó a tiritar.

—Usted lo sabía... Es de hierro... El hierro los mata... Porque el hierro está en la sangre...

—Veo que sabe más del tema de lo que había dado a entender. Con suerte, esta noche también ha aprendido que no debe confiar en los fantasmas —dijo la rectora arreglándose los almidonados puños de encaje de su blusa. Clavó su penetrante mirada en el señor Yoon—. Ya basta de fingir. Tu hijo no se puede quedar aquí durante mucho más tiempo.

—¿Qué pasa? —dijo una voz en el pasillo.

Seungkwan y Seokmin se acercaron mirando a su compañero de cuarto entre el gentío, claramente aterrorizados. Era imposible que no vieran que Jeonghan estaba congelado y tenía manchas de sangre en la garganta como en el brazo. El mayor quiso gritarles algo para tranquilizarlos, aunque fuera una mentira, pero los dientes le castañeteaban tanto que le costaba mucho poder hablar.

La señora Ha dio una palmada.

—Ya es suficiente. Todo el mundo a su habitación.

Los alumnos obedecieron entre murmullos y susurros sobre «fantasmas» y «otra vez».

—¿Estás bien? —preguntó Hong.

—Él está bien —dijo tajantemente el padre del castaño. Entonces, Yoon cayó en cuenta de que tanto él como Jisoo seguían medio desnudos. Aunque sus padres habían sido tremendamente permisivos con ellos y sin duda habían supuesto que aquello ya lo habían hecho hacía mucho tiempo, era evidente que a su padre no le gustaba tener la prueba delante de sus narices—. Muchas gracias por tu ayuda, pero puedes irte.

—Tienen que irse todos —dijo la rectora evaluando el estado del laboratorio de Tecnología Moderna que estaba empapado de hielo derritiéndose—. Hablaremos de esto mañana —dicho aquello, se alejó con paso airado sin decir una palabra más.

—Han, ¿Seguro que te encuentras bien? —preguntó nuevamente el mayor.

—Estoy bien —masculló el castaño—. Solo quiero ir a mi habitación, ¿Si?

Jisoo le sonrió torciendo la boca. Tenía la piel del pecho enrojecida y cuarteada a causa del frío. Cuando Jeonghan no se había soltado, la presión lo había lastimado.

—Puedes saltarte las clases de mañana, supongo. El ataque de un fantasma debería servir al menos para eso.

—Quiero ir a clase. Estaré bien, solo quiero meterme en la cama.

Por fin le creyeron y dejaron que se marchara.

Cuando abrió la puerta de su habitación, tanto Seokmin como Seungkwan estaban paseándose de arriba a abajo. Ambos abrieron la boca para empezar a hacer preguntas, pero, al parecer, ver la cara del mayor les bastó para cambiar de opinión. En vez de hablar, el rubio se dirigió a la cómoda del castaño, sacó su pijama y lo arrojó a su cama.

Cuando Yoon se quitó el uniforme aquella noche, se puso sus vaqueros más viejos y una de sus camisetas favoritas. Le resultaban tan familiares que eran como una parte de él, como una armadura en un sentido que no sabía definir. Luego, subió a encararse con sus padres y tener una conversación que ya debería haber tenido hacía mucho tiempo.

Su madre sonrió al abrirle la puerta.

—Aquí estás. Teníamos la esperanza de que te pasaras esta noche, ¿Verdad, querido? —cuando su hijo entró, ella murmuró—: Tu padre está bastante raro, y es posible que después tú y yo tengamos que hablar de Jisoo en privado, ¿Si?

Ignorando aquello, el menor se dirigió al centro del salón.

—¿Por qué me persiguen los fantasmas?

Los vampiros se quedaron mirándolo sin decir nada durante varios segundos. Luego, la señora Yoon comenzó a hablar.

—Cielo, a lo mejor solo están... Este Internado es probablemente un objetivo...

—El Internado no es el objetivo, soy yo. Yo soy el único que los ha visto todas las veces que se han aparecido, y es a mí a quien quieren. Todas las apariciones han pasado justo después de que bebiera sangre. No creo que eso sea una coincidencia.

—Tú bebes sangre continuamente —dijo su padre, esforzándose por parecer razonable—. Has bebido sangre desde el día que naciste.

—Ahora las cosas son distintas. Cada una de esas veces ha sido distinta, porque yo tenía más hambre, o porque la sangre era de un ser pensante. Cada vez tengo más parte de vampiro, y ella dijo que corría peligro.

—¿Qué? —aquello había confundido sinceramente a su madre, pero eso solo sirvió para demostrar lo mucho que ella sabía de aquello pero no decía—. ¡Los fantasmas son los que quieren hacerte daño!

—Creo que se refería a que cada vez estoy más cerca de transformarme en un vampiro. Para los fantasmas, creo, ser un vampiro es incluso peor que estar muerto —se cruzó de brazos—. Dijo que no podía romper la promesa y que lo que hacen es lo que les han prometido. ¿A qué promesa se refieren?

Una vez más, los vampiros se quedaron mudos. Se miraron horrorizados y con cara de culpa y el pavor que sintió Jeonghan casi le dio náuseas. Aunque sabía que tenía que oír aquella respuesta, su impulso era salir huyendo. La verdad iba a doler, lo presentía.

—Lo han sabido desde el principio —dijo—. ¿No es así? Que los fantasmas venían a por mí, pero no me han dicho por qué.

—Lo sabíamos —respondió el señor Yoon—. Y sí, no te lo hemos dicho.

Fue como si algo se le hubiera roto por dentro. Sus padres, las personas que más quería en el mundo, las personas a las que siempre había confiado todos sus secretos, las personas con las que había querido esconderse lejos del resto del mundo, le habían mentido y él no alcanzaba a imaginar por qué, por muy importante que fuera.

—Cielo... —su madre dio unos pasos hacia él, pero, al verle la cara a su hijo, se detuvo—. No queríamos asustarte.

—Dime por qué —la voz le tembló—. Dímelo ahora mismo, por favor.

—Sabes que creíamos que nunca podríamos tenerte.

—¡No vuelvan otra vez con el discurso de que mi concepción fue un milagro!

—Creíamos que nunca podríamos tenerte —repitió su padre—. Los vampiros no pueden tener hijos.

En la frustración de Jeonghan, podría haberles arrojado algo.

—Salvo dos o tres veces en todo un siglo, lo sé. Sí lo entiendo, ¿Bien?

—Los vampiros nunca pueden tener hijos solos. No tenemos vida que dar. Solo media vida... La vida del cuerpo.

—¿Qué se supone que significa eso? —al castaño se le ocurrió algo horrible y creyó que iba a vomitar—. ¿No soy suyo?

El mayor negó con la cabeza.

—Eres totalmente nuestro, pero, para tenerte, nos hizo falta ayuda.

Confundido, en lo primero que pensó fue en clínicas de fecundación. No creía que admitieran pacientes vampiro, pero entonces reparó en las últimas palabras de su madre: «Media vida. La vida del cuerpo».

La señora Ha lo había mencionado cuando le habló por primera vez de los fantasmas.

Los vampiros representaban el cuerpo y los fantasmas representaban el espíritu.

—Hicieron un trato con los fantasmas —dijo despacio—. Ellos... Ellos hicieron posible que ustedes me concibieran.

De hecho, sus padres parecieron aliviados de que él lo hubiera dicho, aunque el alivio estaba a mil años luz de cómo se sentía.

—Los encontramos —dijo la señora Yoon—. Les pedimos ayuda, pero no sabíamos lo que nos pedirían. La mayoría de los vampiros no saben esto, y nosotros solo habíamos oído cuchicheos, rumores...

—Los espíritus nos poseyeron, supongo. Solo por un instante —intervino su esposo.

El menor hizo una mueca.

—¿Mientras estaban...?

—¡No, Han, no! —su madre cruzó varias veces las manos delante de ella como si intentara borrar aquellas palabras de la faz de la Tierra—. No sé qué hicieron, pero, efectivamente, uno meses después, tú estabas en camino. Volvimos para darles las gracias —repitió amargamente—: Para darles las gracias.

—Y ellos dijeron que tú les pertenecías —el señor Yoon tenía la expresión grave—. Dijeron que, cuando te hicieras mayor, tendríamos que dejar que te transformaras en fantasma en vez de en vampiro. Ahora están intentando asesinarte, porque el asesinato crea fantasmas. Están intentando robarte, pero no debes tener miedo, no se lo permitiremos.

Durante toda su vida se sintió tremendamente especial y querido porque sus padres le habían dicho que era un niño milagro. Siempre se había sentido seguro con ellos, pero no era ningún milagro, sino era el fruto de un sucio trato que ninguna de las dos partes había cumplido, y los padres en quienes él siempre había confiado con toda su alma le habían mentido desde que nació.

—Me voy —dijo finalmente mientras se arrancaba el colgante que le habían regalado y lo arrojé al suelo.

—Hijo, necesitas quedarte y asimilar esto.

—Me voy, y por favor, no se atreva a impedírmelo, señor Yoon.

Entonces Jeonghan echó a correr, obligándose a no llorar hasta haber bajado las escaleras hasta que hubiese quedado completamente solo, porque así parecía que terminaría.

Solo.

Continue Reading

You'll Also Like

2.9K 317 13
Quién hubiese pensado que un día normal yendo en tren cambiarían sus vidas.
583K 78.6K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
32.6K 2.7K 13
-Yo... yo necesito. -Apretó los dientes. Necesitaba algo más que dedos. -Lo sé, bebé. -Johnny le lamió un lado del culo, luego deslizó su lengua haci...
7.4K 1K 15
Do KyungSoo es un omega normal con un trabajo normal. Pero él no es cómo todos creen. Detrás de su buena apariencia y fachada de empleado ejemplar, K...