Querida Wendy:
Han pasado años desde que no estas, y aun hoy en día tu ausencia se siente en cada rincón de mi corazón; pero esta carta solo es para contarte sobre mi, no para traerte tristezas ni nostalgia.
Ahora Foxy y yo somos marido y mujer, vivimos en una casa bastante grande a las afueras de la ciudad, tenemos un jardín enorme como siempre lo soñé, y dos hermosos pequeños: Nathan y Wendy. Nathan se parece mucho a mi, su cabello es oscuro y tiene los ojos ámbar de su padre, es muy inteligente aun que algo tímido. Wendy es muy parecida a ti, es amable y cariñosa, le encanta hacer amigos, sus ojos azules son muy parecidos a los nuestros, y su cabello es rojizo es como el de su padre. Adoran escuchar historias sobre nuestra juventud, siempre les hablo de la tía Wendy y te aman.
Comencé a trabajar en una reconocida empresa de modas, y Foxy tiene un lugar importante en una compañía de entretenimiento infantil. Mama y papa vienen a visitarnos de vez en cuando, igual que Kevin.
Chica y Roger se casaron hace poco, y Bonnie y Freddy están planeando hacer lo mismo. Freddy abrió su corazón y le dio otra oportunidad al amor, incluso lejos de nosotros sigues siendo generosa. Y ni hablar de Coco y Golden, esos tortolitos se casaron hace unos años, y ya tienen una hermosa niña llamada Annie.
Los demás, están felices en sus vidas humanas, nos reunimos de vez en cuando para charlar y divertirnos un rato.
La vida parece sonreírme cuando le sonrió, igual que me enseñaste. Jamas olvido ninguna de tus palabras, y las guardo siempre en mi corazón.
Gracias, hermana.
Mi alma siempre estará contigo.
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