Saqué mis cosas para bañarme, y me puse mis chanclas. Cargué todo y salí de mi habitación para dirigirme al baño.
Cuando iba caminando vi la puerta de la habitación de Félix cerrada, supuse que ha de estar durmiendo.
Entonces abrí la puerta del baño y me encontré con Félix...
—Félix...— susurré, sin más, empecé a llorar.
—¡Maddie!— se exaltó y tiró el cigarrillo al piso, para después pisarlo —por favor no le digas a mamá, me matará— se acercó a mí.
—Aléjate de mí— retrocedí.
—Por favor Madison— se acercó otra vez.
—Para o gritaré— lo amenacé con lágrimas en mi rostro —¿cómo pudiste?— lo confronté.
—Te lo puedo explicar, pero ven, aquí no— me tomó del brazo y me llevó a su habitación.
Me quedé sentada en la orilla de su cama y él a mi lado viéndome triste y arrepentido.
—Te explicaré todo, absolutamente todo Madds— suspiró —hace ya dos años, tú y yo no nos hemos visto, tú ya no me visitabas y fue porque te habías ido de Australia, te viniste a vivir a Japón— asentí.
—¿Y eso qué?— le dije de mala gana.
—Espera...— bufó —cuando te fuiste no me volviste a hablar, cambiaste tu número telefónico por obvias razones, pero jamás me lo diste o te atreviste a comunicarte conmigo mediante tu mamá— agachó la mirada —tuve un problema familiar y tú ni estuviste para mí, me sentía herido y solo— ahora me miró —por eso he sido así contigo, dije muchas cosas de las que me arrepiento, pero por favor ya no quiero que peleemos más.
—¿Qué ocurrió?— dije ignorándolo.
—Tengo un medio hermano, papá engañó a mamá desde hace más de cinco años— soltó con un tono furioso.
—Perdón por no estar ahí, pero tampoco debiste de haberme tratado así Félix— dije apunto de llorar —¿y el cigarro para que?— miré sus manos.
—Cuando llegué al aeropuerto, mamá fue por nuestras maletas y yo aproveché a ir al baño. Ahí me encontré con Mark y Jaemin— suspiró —ellos me presentaron a Tsuru hermana de Jaemin.
Asentí —se quienes son.
Me miró a los ojos —desde ese día me empecé a llevar con ellos y platicar por mensaje, nos hicimos amigos muy rápido. Salíamos, y en una de esas salidas Tsuru me enseñó a fumar— se encogió se hombros —se me quedó la costumbre de hacerlo cuando estoy deprimido... pensativo.
—Mal hecho— me levanté —de esta saldrás, y no estás solo Félix— dije firme y tratando de sonreírle.
—Gracias...— susurró.
—Me debes una, todo este tiempo estuve pensando en suicidarme por las palabras que me decía mi supuesto mejor amigo— reí en un tono bajo.
Él se levantó —no digas estupideces niña— sonrió de lado.
—Sabes que bromeo pecas— sonreí tristemente al recordar que siempre le decía así, porque amaba las pequeñas manchas en sus pómulos, siempre quise tener unas.
—Ya— asintió con una pequeña sonrisa —¿estamos bien?— preguntó.
Asentí con una pequeña sonrisa.
—Te extrañé mocosa— rió y me rodeó entre sus brazos mientras que yo solo reía y trataba de separarme de él.
—¡Suéltame!— reía.
—Una cosa más— me soltó —si ese tal Soobin va a estar contigo necesito que me lo presentes— me miró serio y entrecerrando los ojos.
Asentí —si Félix— dije como niña pequeña —digo lo mismo de la tal Tsuru, aunque mi primera impresión de ella no fue muy buena— rodé los ojos.
—Perdón por eso— rió —ella es muy linda cuando la conoces, te la presentaré pronto, aunque ella no me gusta, ella ya tiene novio— rió.
—¿Qué?— me asombré —¿y esa vez en la pizzería?
—Ella creyó que tú eras mi novia y quiso ponerte celosa, pero creo que no funcionó— rió otra vez.
—Obvio que no funcionó, tú no me gustas, que asco— reí.
—Gracias eh— se hizo el ofendido.
—Aún así, Tsuru tiene puntos menos por portarse mal conmigo y por enseñarte a fumar— dije enojada —además le debes una disculpa a mis amigos por decirles aburridos.
Asintió —lo haré Madds— se quedó callado.
—¿Qué?— lo miré alzando una ceja.
—Te vi besándote con aquel chico— hizo cara de asco —me arrepiento— rió.
—¡Ya!— le pegué en el brazo —no fue tan malo— susurré avergonzada.
Mientras él seguía riendo —¿en serio tu mamá y tu hermana creen que ese fue tu primer beso?— rió otra vez —¡si supieran!
—¡Cállate ya!— reí con él —no he besado a nadie después de lo "nuestro"— me sonrojé.
—Claro, te creo— fingió —pero no olvides que tu primer beso me pertenece niña "inocente"— hizo comillas con los dedos.
—Ya sé, deja de recordármelo— hice una mueca —¿sabes? Fue un accidente— reí.
—¡Claro!— rió —un accidente es decir "jamás he besado a nadie ¿puedes ser tú la primera persona Félix?"— se reía a carcajadas y yo solo me sonrojaba cada vez más.
—Basta...— susurré ocultando mi cara con mis manos.
—Ya, ya te dejo— paró de reír —ibas a bañarte ¿no?— miró la ropa que dejé en la cama.
Asentí —ya me voy— tomé de nuevo la ropa —descansas— salí de su habitación.
—Igual tú...— susurró una vez que ya estaba afuera.