138.- Destino (Creek)

By ecchisforlife

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El repiqueteo de unas castas pezuñas se dejaron escuchar con un amplio eco temerario que desafiaba toda autor... More

Capítulo único

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By ecchisforlife

El repiqueteo de unas castas pezuñas se dejaron escuchar con un amplio eco temerario que desafiaba toda autoridad, sin haber entrado a la iglesia todavía, permaneciendo en el abandonado camino de piedra que había antes de entrar. Sus ojos rojos inyectados en sangre penetraron la presencia humana que, desde el altar, lo miraba con un terror absoluto, temblando con disimulo para mantener su autoridad. Los pasos siguieron, con más amenaza, con más cercanía, con más intensidad. Entrando en aquella iglesia maldita y abandonada de Dios como si fuese su propio santuario en el mismísimo infierno. Sus alas rojas con una membrana fuerte y elástica se extendieron para dar una intimidación mayor, a la vez que agrandaba su presencia y poderío, ejerciendo y exigiendo aquel terreno como vuelta a su propiedad, pues lo consideraba suyo, y de nadie más. Su ceño fruncido se vió opacado por un gesto de sorpresa mientras su cola endemoniada se movía de un lado para otro con una apacible tranquilidad. Llegó a la cuarta, tercera, segunda fila de asientos de madera, y miró al gran pastor, vestido de negro que lo miraba fijamente, sin cambiar su expresión de entre pánico, temor, y quizás algo de parálisis. Extendió su brazo en dirección al hombre, con la palma tensa y extendida, los tendones marcados, y casi parecía que intentaba romperse la mano, de su palma salió un brillo blanquinoso y después un símbolo de magia negra se vió reflejado en rojo justo delante del pastor, quién retrocedió varios pasos con temor y abrió los ojos en shock pensando que iba a atacarlo, mientras una gran ráfaga de aire emergía de lo desconocido, desconcertado más la presencia humana, pues los candelabros, las velas de las ofrendas y las vírgenes se apagaron dando una terrible sensación de oscuridad y libertad para los espíritus malignos. Y el único rayo de luz, fue el que permaneció iluminando el altar con la luz de la luna llena sobre sus cabezas.

- Saludos, pastor Craig~- el viento se disipó de golpe y el círculo maligno, que también era uno de los pocos puntos de luz que había en aquella iglesia, se redujo lentamente hasta casi su desaparición. El mismo que acababa de ser mencionado abrazó la santa Biblia como si fuese su salvación.- Volví a casa... Tal y como prometí que lo haría...

- La casa de Dios no acepta ninguna presencia maligna en sus cuatro paredes, desaparece inmediatamente de aquí- su tono áspero sonó con el ceño fruncido y un eco frío que aterró a todas las almas purificadas que rondaban la iglesia con el amor a su santo pastor.

- Ésta no es la casa de un ente falso, desamparado y mentiroso...- su tono calmado horrorizaba al azabache, pero no lo iba a admitir físicamente- Éste es mi hogar...- parpadeó y sus ojos rojos brillaron con un retintineo temerario, sus alas se movieron ágiles y volaron hacia la presencia que para él, era su figura y referente paternal- Y vos... esperaste todo este tiempo mintiendo a los demás para sobrevivir en un mundo donde el pecado está en las cosas más insignificantes como lo son el amor que siente por mí- lo miró fijamente y se arrodilló ante él- Padre, mi señor, pastor Craig, es usted el hombre que me ha criado y que ha controlado mis instintos más impuros... ¿Es cierto que usted reniega de mi presencia ahora?- tomó sus manos, el pastor dejó caer el gran libro sagrado al lado del demonio cuando esté lo obligó a agacharse ligeramente para responder aquella pregunta y aferrar sus manos como si fuese la salvación.- pastor Craig... Usted que me ha dado nombre, usted que me ha criado, que me ha educado, que le he servido desde que aprendí a fingir, desde que aprendí a hablar... ¿Usted, no me quiere?

El azabache se liberó de su agarre con brusquedad y tomó la santa Biblia entre sus manos, alejándose del diablo con una mueca de asco en su expresión.

- Jamás sería capaz de criar a un fiel del diablo como tú- respondió con asco en su tono de voz nasal, no había arrepentimiento en su voz, pero si en sus ojos, pardos y plácidos, felices de volver a ver aquella maligna figura delante de él.

- Padre...- su tono sonó roto- ¿Por qué?- replicó con impotencia, sintiéndose realmente mal por ser abandonado por la persona que lo crió, lo enseñó a hablar, a volar, a caminar, y a pesar de todo lo que sucedió... Ahora lo dejaba abandonado después de ayudarlo a partir en su gesta para reencontrar sus raíces en el infierno.- ¿Fue usted embrujado por el Dios mentiroso?

- El único ser maldito aquí eres tú- frunció el ceño- ¡Márchate y no vuelvas!- el eco resonó en toda la estancia, las orejas del demonio fueron tapadas por aquel sonido tan aturdidor para él, sollozó con dolor, un dolor intenso en su cuerpo.

El pastor lo miró fijamente, todavía con su ceño fruncido esperando respuesta de aquel ser, ya sea irse o atacar.

- ¿Quién es usted?- su tono sonó doloroso, pero con una sonrisa aterradoramente enorme y siniestra pintada en su cara. Levantó su vista, los ojos rojos brillaron de tal forma que fue desgarradora para el alma humana del pastor- ¿Quién es usted, pastor Craig?- su tono sonó macabro, sintió un gran terror adueñarse de él por completo.

Hubo un fuerte estruendo fuera, las puertas de la iglesia, abiertas, ahora se abarrotaron de gente que gritaba sus penurias y gritaba más al ver aquella figura desafiante delante de su pastor de confianza, una figura macabra que atosigaba al azabache con aquella sonrisa aterradora y aquella expresión tan ida de si mismo. Las luces que venían del fuego de las antorchas encendidas al principio de la sala cada vez se hacían más presentes y los jadeos aterrados de las personas que entraban en la iglesia ante aquel estruendoso bullicio del pueblo, solo querían una explicación ante lo que sus puros ojos estaban viendo.

- ¿Acaso es usted el mismo pecador arrepentido de su maldición que me acogió?- su sonrisa se ensanchó aún más, con sus ojos brillando llenos de ira y rabia por aquel terrible rechazo por parte de su criador.

Se levantó del suelo, abandonando la postura de inferioridad y lo miró fijamente a los ojos, todavía con aquella aterradora mirada puesta sobre él.

- Su silencio será tomado como lo que eres... Un cobarde- su sonrisa se esfumó por completo, ahora había una expresión de neutralidad, con el ceño fruncido ligeramente- Padre... Amante... Protector... Mentiroso...- miró alrededor y después enfocó su vista en los humanos que estaban pendientes de la conversación que había allí, el monólogo más bien. Sonrió de nuevo- Sucumbió ante sus deseos carnales con este frágil cuerpo y ahora se arrepiente de lo que hizo... ¿O acaso esconde la verdad con una expresión de póker solo para liberarse de la culpabilidad que esto aboca sobre usted?

- Todo lo que dices son habladurías falsas, eres un demonio, has sido enviado por el mismísimo diablo. ¿A quien creerá el pueblo? ¿A su conocido pastor de confianza? ¿O a un demonio mentiroso y maligno?

El demonio lo miró fijamente, sus ojos rojos fruncieron el ceño.

- Es una pregunta múltiple muy evidente sabiendo que los demonios tenemos poderes y tú careces de ellos- extendió sus manos y cerró los puños- Vamos, padre, ¡Vamos!- adoptó una postura de crucifixión- Encadéneme como a su tan amado Jesús, yo he sido a quien usted a rezado cuando era un cachorro, un niño. Un joven adolescente. Yo he sido tu fiel amante- una carcajada resonó por todo el lugar- Tengo suficiente poder como para tener control sobre todo el pueblo, ellos pueden estar a mi merced con solo mirarlos...- una si risa socarrona y maliciosa cruzó sus labios mostrando sus colmillos afilados los cuales venían con una brillante ocurrencia- ¿Acaso usted quiere morir como las brujas? Sus gritos de sufrimiento se oyen desde las hogueras más profundas del infierno, amordazadas y pérdidas, almas negras. ¿Que tal si las acompaña un varón masculino, fuerte, potente, y con una voz tan sabrosa como la vuestra?

- Hablas falsas palabras, no tienen valor salidas de tu boca.

- ¿Tan orgulloso es vos? Mi querido criador. ¿Vos qué casi me parió como una madre, osa enfrentarse a mi poder descomunal con santas palabras de un ente inexistente que no ha sido visto por nadie jamás?

- Márchate de la casa de Dios en el acto, bestia, no eres bienvenido aquí.

El demonio sonrió como si se tratase de una burla o un reto. Después sus pezuñas sonaron lentamente, alejándose un poco de aquel hombre.

- Nos veremos en el infierno, padre.

Y tal fue así, que probó por su propia mano las llamas más dolorosas del pecado más traicionero, escuchando a lo lejos la fuerte carcajada del demonio que lo sentenció para verse futuramente en el infierno, de donde no tendría salida y su alma sería torturada por mil latigazos y mil castigos diferentes, todos organizados y escogidos principalmente por su cría endemoniada a quien decidió no apoyar y arrepentirse de rechazar en todo el camino hacia la plaza, con sus manos atadas, subir a la plataforma de madera, ser atado, y finalmente quemado.

Con la figura presente de su amante del infierno.

"Nos veremos en la próxima vida"

_______________________________________

- ¡TWEEK!

Gritó a pleno pulmón con una capa de sudor en su frente, después de haber tenido aquel recurrente mal sueño, en el que despertaba agitado y palpando su cuerpo, viendo que no estaba siendo quemado en una hoguera y que él no era un pastor vestido con una túnica negra hasta los pies, no estaba en el mil quinientos en aquellos terribles años de supersticiones y maldades inhumanas.

- ¿C-Craig...?- escuchó a su lado, un susurro que lo sorprendió, giró la cabeza a su lado e instantáneamente se tranquilizó.- ¿Otra vez esa pesadilla?- tragó saliva y se secó el sudor con el dorso de la mano, después, suspiró para calmar su corazón, respirando a consciencia.

- No quiero hablar de ello...- susurró cortante mientras se volvía a recostar y tomaba el cuerpo contrario entre sus brazos.- Tengo un mal presentimiento cuando sueño con eso.- confesó susurrando en bajo, se rascó su nuca y después buscó los ojos azulados con toques verdosos en la base del ojo del contrario.

- ¿Un mal presentimiento cuando sueñas conmigo? Craig, amor, los demonios no existen...

- Honey, estoy cansado y alterado todavía...

- Lo lamento...- lo besó castamente en sus labios y después lo abrazó por debajo de las axilas y descansó su cabeza en el pecho del otro.

"Los demonios no existen..."

Ojalá pudiera creerse esas palabras, realmente esperaba que todo estuviera bien, y todo lo estaba, aunque no se lo creyera. Tenía a su esposo de veintiún años y él con sus veintidós, factor de haberlos cumplido en enero. Llevaban casados dos años, todo fue perfecto, sus padres estaban a favor de aquella unión, más que nada porque desde que eran niños se vieron obligados a estar juntos, pero acabaron tomándose en serio aquella relación en su pubertad, aunque hicieran una segunda separación, pero como no, las almas unidad por el hilo rojo del destino estaban ligadas para siempre.

Aunque también podría tratarse de la maldición de un demonio que lo tenía poseído.

Tal y como indicaban aquellos terribles malos sueños.

Pero eso no podía ser posible, ya tenía veintidós años para andar pensando esas tonterías. Tonterías con las que llevaba sufriendo desde los dieciséis años. Tweek siempre lo animaba, besaba, abrazaba y arrullaba cuando despertaba todo agitado cuando sufría sus pesadillas.

Despertó al día siguiente con una pequeña jaqueca, como si el día anterior hubiera tomado alcohol, cuando no era el caso. Miró a su pareja que le daba la espalda y seguía dormido tiernamente, acurrucado en sí mismo. Sonrió mirando su anillo en el anular del contrario. Besó su mejilla y después salió de la cama lentamente, fue a la cocina y después empezó a preparar el desayuno para ambos. Algo sencillo, después de todo no tendría que esforzarse cuando tendrían comida familia con sus padres, y conociendo a su madre, llegarían a casa como dos albóndigas, así que con algo ligero para desayunar se apañaban.

- Pastor Craig...

Se estremeció y dejó caer la espátula al suelo con un suave estruendo y buscó alrededor de donde venía aquella voz. Encontrándose con la mirada confusa de de su pareja en el umbral de la cocina.

- ¿Estás bien, Craig?- preguntó acercándose a él, tomó sus mejillas preocupado.

- Me pareció escuchar "Pastor Craig"...

- Craig, estás muy paranoico... Dice: "Que buen olor, Craig".

Se quedaron mirando y después la risilla del rubio se reflejó en su cara de forma risueña. Tomó la espátula, la limpió y siguió haciendo el desayuno que Craig había dejado a medias y desatendido.

- Pásame dos platos- le sonrió ampliamente, así lo hizo, sirvió las tortitas y después las llevó hasta la mesa que tenía a la espalda. Apagó el gas, dejó la espátula en el fregadero y se sentó delante de su pareja.- ¿Cuando iremos a casa de tus padres?

- A comer...- se encogió de hombros sirviendo dos tazas de café.

Una suave risilla se dejó escapar.

- ¿Por eso hiciste un desayuno ligero?- sonrió alzando una ceja de forma tranquila pero juguetona al mismo tiempo.

- Evidentemente, ¿Quieres un premio nobel?- Tweek soltó una carcajada y después se levantó, y acercó para besarlo. Volvió a sentarse y tomó otro bocado de la tortita.

- Si el premio eres tú, por supuesto.

Craig lo miro sonriente y casi como un idiota adolescente enamorado. "Craig, céntrate, ya tienes veintidós años..." La verdad es que a pesar de estar casados y ser pareja desde tanto tiempo... Todavía seguía amándolo como el primer día... Y seguía mirando como un completo idiota.... Y seguía sonriendo como estúpido cuando él le saludaba a lo lejos, lo abrazaba o besaba tomando la iniciativa.... Y todavía seguía teniendo fantasías cuando Tweek trabajaba, sonriendo como idiota y teniendo problemas durante su turno de trabajo, haciendo que todos lo mirasen raro.

"Tweek, te amo"

- Entonces soy tu premio.- Tweek le sonrió en respuesta.

- Genial ... Te quiero- le guiño un ojo.

- También te quiero, honey- tocó su nariz con el dedo índice de forma tierna y después limpió su mejilla manchada por la mermelada.

- No me dejaste acabar- hizo un puchero con el labio de forma infantil- Te quiero con aroma a café esta noche, con un poquito de textura a café por el cuello y... Oh, café con leche en el abdomen, café sin azúcar en el pe. . .

- ¿Tweek qué demonios estás pensando?

Tweek sonrió inocente e infantil y después le sacó la lengua con las mismas intenciones.

- Perdón, perdón, me emocioné un poco.

Después acabó de tomarse su taza de café matutina, la limpió y la dejo para secar, después subió a ducharse, ni si antes darle un beso a su marido. Craig por su lado se quedó divagando en sus pensamientos un poco más.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

El llanto de un bebé lo sobresaltó mientras leía por enésima vez el libro santo. Caminó solemne a través del pasillo de la iglesia y abrió las puertas mirando a lado y lado. Después al cielo oscuro con nubes de tormenta que lloraban sin descanso. Finalmente miró hacia el suelo en el que el pequeño bebé cubierto con solo una manta lloraba y se removía con fuertes movimientos erráticos. Tomó al bebé entre sus brazos y le dio refugio dentro de la iglesia, donde el llanto del bebé se hizo más alto, con un eco que sucumbía toda la iglesia. Pero consiguió calmarlo después de varios minutos meciendo al niño. Abrió sus ojos paralizando al hombre por aquellos ojos rojos inyectados en sangre pura. Se estremeció cuando él río, mostrando colmillos afilados como un pequeño monstruito. Después temió por su vida cuando el bebé mordiqueó sus manos moviendo sus pies hasta que se destaparon de la sábana, revelando de cintura hacia abajo, pezuñas de cabra con un pelaje marrón suave y despeinado. Junto con aquellos cuernos diminutos sobre su cabeza y aquella cola de demonio que se movía de lado a lado con impaciencia, pero ternura al mismo tiempo. Sonriéndole.

- Papá...- llamó.

- No soy tu padre, fiel del demonio, aléjate de la casa de Dios...- retrocedió lejos del niños cuando esté daba torpes pasos hacia él con una sonrisa inocente e inofensiva.

- Papá...- llamó de nuevo tomando su túnica negra, tirando un poco de él y abrazándolo con fuerza.

- No soy tu padre- lo alejó de él con brusquedad, y el ceño fruncido. Después lo dejó fuera de la iglesia y le cerró la puerta en las narices.

Regresó hacia la capilla donde Cristo yacía crucificado, tomó la santa Biblia  entre sus manos y dio una reverencia a su señor para después retirarse a la parte de atrás de la iglesia, donde él se hospedaba.

- ¡Papá!- el pequeño demonio estaba sentado en el suelo, en el exterior de la iglesia, llamándolo casi como si le suplicase.- ¡Papá!

Sollozó.

- ¡PAPÁ!

Pero no hubo ningún tipo de respuesta por parte del azabache. El demonio sollozó más alto y se levantó, empujó la puerta con sus pequeñas manos, y de repente cayó al suelo de cara. Miró alrededor y su cola de demonios se movió divertida, viendo la puerta cerrada a su espalda. Lo había atravesado mágicamente. Se levantó risueño y recorrió los pocos metros que había hasta el altar, después siguió el olor del pastor y entró en la camilla en la que dormitaba sobre un futón en el suelo.

- ¡Papá!- exclamó feliz y le saltó a los brazos como si él fuese a recibirlo de buen grado.

- ¡Maldito demonio! ¡Márchate de aquí de inmediatamente!

- Papá...- sonrió.

- ¡No soy tu padre!- gritó furioso.

El demonio tembló y sus ojos se llenaron de lágrimas, después sollozó y amenazó con convertirse en una rabieta larga. Craig gruñó y volvió a echarlo de la iglesia hacia el exterior, volvió a cerrarle la puerta y regresó a su cama. Pero no fue capaz de dormir en toda la noche por los gritos y las lágrimas del demonio.

El pueblo se quejó del ruido y encontró aquel pequeño demonio jugando con las flores, y comiéndose una de forma inocente. Muchos se asustaron al ver esto y los gritos alarmaron al pastor, que inmediatamente salió corriendo hacia la puerta y al abrirlas vio como todo e pueblo gritaba asustado por aquella presencia y huían de allí despavoridos. El demonio se levantó estiró las manos para que lo cargaran, pero todos ellos salieron corriendo, así que empezó a sollozar silenciosamente, hasta que estalló en lágrimas y todos los humanos que huían de él se desmayaron creando una especie de ola o similar. Craig se quedó perplejo y después abrió los ojos en shock.

El bebé demonio empezó a reír y dar palmas de forma risueña y tierna, después miró a Craig orgulloso de lo que había hecho.

- Papá...- le sonrió ampliamente- Papá...- estiró sus manos para que lo cargaran en brazos, vaciló pero acabó recogiéndolo, este sonrió con sus ojos grandes y brillantes llenos de felicidad- Papá...- se acurrucó contra su hombro y después hizo el gesto de ir a dormir tranquilamente.

Suspiró profundamente.

- ¿Papá?

- No soy tu padre, solo te cuidaré un tiempo...- escupió con recelo, casi con molestia.

El demonio sonrió, había conseguido lo que quería.

Pasaron bastantes años después de que Craig lo recogiera en la iglesia, el demonio empezó a crecer rápidamente, mucho, demasiado, quizás en pocos meses aquel pequeño niño ya tenía cinco años y cuando pasaron dos años aquel joven ya era casi un adulto. Tenía como unos dieciséis años o similar.

- Padre...- llamó saliendo de la capilla cus do la misa finalizó.- ¿Qué tal estuvo hoy?- sonrió ayudándolo a quitarse parte del traje, junto con la pesada túnica que llevaba encima de la otra.- ¿De nuevo las señoras mayores cotilleando durante y después de la misa y confesando sus pecados absurdos?

- No son pecados absurdos, se llama arrepentimiento por acciones banales que las hacen sentir culpables.

- Hoy día en todos lados hay falso arrepentimiento...- comentó indiferente- Todas las mujeres son iguales.

- Quizás tú seas una de ellas. Careces de masculinidad.

- La carencia de algo es la fortaleza de otra cosa.

- ¿Y cuál es tu fortaleza?

- Hacer que esas mujeres cometan pecados- su risa resonó por toda la estancia- ¿No olvidas lo que soy?- su cola se movió retorcida y juguetona- es un mero entretenimiento crear disputas entre los humanos con solo un sutil movimiento de manos- lo miró pícaro- ¿No creé, pastor Craig?

- Olvidaba que debajo de esa sonrisa inocente se esconde un cruel demonio.- apartó la mirada.

- Menuda imprudencia la suya si olvidó mi verdaders naturaleza...

- ¿Porque estás en la tierra de la vivos? ¿Hay alguna razón?

- Usted es mi padre, Pastor..., Mi destino era estar con usted... ¿Acaso no me quiere usted?

- No es eso, joven demonio... No me explico porque tú posesión hacia mí.

- ¿Posesión? Padre, yo jamás haría eso... Y menos con usted...

Craig lo miró fijamente, después acomodó su túnica y tomó la que el contrario le quitó para hacer la misa. La llevó a la parte de atrás y después suspiró.

- ¿Padre?

- ¿Sabes cuál es tu misión aquí?

- No tengo ningún tipo de misión, solo es usted quién debe criarme y hacerme un alma que merece redención.

Craig hizo silencio.

- ¿Entonces solo estás aquí en busca de redención?

- Bueno...- novio su cola de lado a lado como un canino, pero de forma lenta- Soy un demonio...- se encogió de hombros- ¿Porque otra razón un demonio estaría en una iglesia para ser criado por un pastor?

- Corromper al pueblo. Eso es lo que hacen los demonios.

- Jamás de los jamases... No lo podría en peligro mi señor...

- Me alegra saber eso.- le dio una caricia en la cabeza haciendo que este sonriera y se acurrucarse como un felino contra su pecho.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

- Craig, cariño, levanta...

Dejó escapar un sonido somnoliento y después suspiró profundamente.

- Vamos, cariño...- ahora lo escucho más cerca.- Craig...

- Tengo sueño...

- Ya veo que no tuviste esa pesadilla, ¿eh?- la risilla del otro se escuchó tenue.- Bueno... Te dejo diez minutos más, pero te quedarás sin café.

- Prefiero dormir...

Escuchó una suave carcajada tierna.

- De acuerdo...- besó su frente- Descansa mi querido pastor...

Craig se estremeció por aquel susurró en su oído. Pero no emitió ningún sonido, no se movió, solo se quedó rígido. Pero pronto sintió una oleada que lo adormecida conforme el pequeño rubio acaricia su cabeza y espalda. Volviendo a sumirse en el mundo de los sueños de forma precipitada y abrupta, casi como si lo hubieran lanzado a ese mundo. Pero cus do se sintió entre algodones fue la mejor experiencia del mundo, porque era una voz calmada y tranquila la que me cantaba para dormir.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

- P-Padre, espere... A-ah, no, no me dejé, se lo ruego...- sollozó dolorosamente mientras se agarraba a su túnica.- No me haga volver a ese lugar, por favor...

- Es ahí donde perteneces. De dónde viniste.

- ¡Padre no me haga eso! ¡No soy de allí! ¡Crecí con usted! ¡Moriré!

- Te las apañarás... Eres un demonio.

- ¡Craig! ¡Por favor! ¡Craig, no... No!

- Márchate.

- ¡Craig...!- sollozó.

- Es hora de marchar...

Lo agarraron de los hombros y lo llevaron a la fuerza hacia aquel gran pentagrama en el que poco a poco se desintegró como cenizas y desapareció regresando al infierno.

- ¡CRAIG!- Gritó aún desintegrándorse de forma aparentemente dolorosa y ardiente- ¡Volveré! ¡Volveré, mi amor!

Cuando el demonio desapareció sin dejar rastro borró el círculo con indiferencia con un pie, levantando la túnica para no mancharla y siguió su vida normal, tranquila y calmada, ahora sin tener a un demonio a sus espaldas... Susurrando, torturando y destrozando su alma y la de sus queridos ciudadanos en aquel pueblo modesto y pequeño.

Pasando largos años y que vida de volviera tan monótona... Tan lenta...

Tan amargada.

Llegando a cierta edad de veintidós años y seguir en aquel lugar, con la misma gente, haciendo lo mismo de cada día...

- Santo Dios mío... Dame una señal, un cambio en mi vida, necesito algo nuevo para no morir en este mundo monótono... Se lo ruego...- tras eso dio algunas palabras en latín, y después rezó arrodillado delante del altar.

Se levantó después de las plegarias y tomó aire profundamente.

Una señal.

Un deseo.

Algo fuera de la monotonía.

- Oh, gran y todo poderoso... Se lo ruego una vez má. . .

El repiqueteo de unas castas pezuñas se dejaron escuchar con un amplio eco temerario que desafiaba toda autoridad, sin haber entrado a la iglesia todavía, permaneciendo en el abandonado camino de piedra que había antes de entrar. Sus ojos rojos inyectados en sangre penetraron la presencia humana que, desde el altar, lo miraba con un terror absoluto, temblando con disimulo para mantener su autoridad. Los pasos siguieron, con más amenaza, con más cercanía, con más intensidad. Entrando en aquella iglesia maldita y abandonada de Dios como si fuese su propio santuario en el mismísimo infierno. Sus alas rojas con una membrana fuerte y elástica se extendieron para dar una intimidación mayor, a la vez que agrandaba su presencia y poderío, ejerciendo y exigiendo aquel terreno como vuelta a su propiedad, pues lo consideraba suyo, y de nadie más. Su ceño fruncido se vió opacado por un gesto de sorpresa mientras su cola endemoniada se movía de un lado para otro con una apacible tranquilidad. Llegó a la cuarta, tercera, segunda fila de asientos de madera, y miró al gran pastor, vestido de negro que lo miraba fijamente, sin cambiar su expresión de entre pánico, temor, y quizás algo de parálisis. Extendió su brazo en dirección al hombre, con la palma tensa y extendida, los tendones marcados, y casi parecía que intentaba romperse la mano, de su palma salió un brillo blanquinoso y después un símbolo de magia negra se vió reflejado en rojo justo delante del pastor, quién retrocedió varios pasos con temor y abrió los ojos en shock pensando que iba a atacarlo, mientras una gran ráfaga de aire emergía de lo desconocido, desconcertado más la presencia humana, pues los candelabros, las velas de las ofrendas y las vírgenes se apagaron dando una terrible sensación de oscuridad y libertad para los espíritus malignos. Y el único rayo de luz, fue el que permaneció iluminando el altar con la luz de la luna llena sobre sus cabezas.

- Saludos, pastor Craig~- el viento se disipó de golpe y el círculo maligno, que también era uno de los pocos puntos de luz que había en aquella iglesia, se redujo lentamente hasta casi su desaparición. El mismo que acababa de ser mencionado abrazó la santa Biblia como si fuese su salvación.- Volví a casa... Tal y como prometí que lo haría...

- La casa de Dios no acepta ninguna presencia maligna en sus cuatro paredes, desaparece inmediatamente de aquí- su tono áspero sonó con el ceño fruncido y un eco frío que aterró a todas las almas purificadas que rondaban la iglesia con el amor a su santo pastor.

- Ésta no es la casa de un ente falso, desamparado y mentiroso...- su tono calmado horrorizaba al azabache, pero no lo iba a admitir físicamente- Éste es mi hogar...- parpadeó y sus ojos rojos brillaron con un retintineo temerario, sus alas se movieron ágiles y volaron hacia la presencia que para él, era su figura y referente paternal- Y vos... esperaste todo este tiempo mintiendo a los demás para sobrevivir en un mundo donde el pecado está en las cosas más insignificantes como lo son el amor que siente por mí- lo miró fijamente y se arrodilló ante él- Padre, mi señor, pastor Craig, es usted el hombre que me ha criado y que ha controlado mis instintos más impuros... ¿Es cierto que usted reniega de mi presencia ahora?- tomó sus manos, el pastor dejó caer el gran libro sagrado al lado del demonio cuando esté lo obligó a agacharse ligeramente para responder aquella pregunta y aferrar sus manos como si fuese la salvación.- pastor Craig... Usted que me ha dado nombre, usted que me ha criado, que me ha educado, que le he servido desde que aprendí a fingir, desde que aprendí a hablar... ¿Usted, no me quiere?

El azabache se liberó de su agarre con brusquedad y tomó la santa Biblia entre sus manos, alejándose del diablo con una mueca de asco en su expresión.

- Jamás sería capaz de criar a un fiel del diablo como tú- respondió con asco en su tono de voz nasal, no había arrepentimiento en su voz, pero si en sus ojos, pardos y plácidos, felices de volver a ver aquella maligna figura delante de él.

- Padre...- su tono sonó roto- ¿Por qué?- replicó con impotencia, sintiéndose realmente mal por ser abandonado por la persona que lo crió, lo enseñó a hablar, a volar, a caminar, y a pesar de todo lo que sucedió... Ahora lo dejaba abandonado después de ayudarlo a partir en su gesta para reencontrar sus raíces en el infierno.- ¿Fue usted embrujado por el Dios mentiroso?

- El único ser maldito aquí eres tú- frunció el ceño- ¡Márchate y no vuelvas!- el eco resonó en toda la estancia, las orejas del demonio fueron tapadas por aquel sonido tan aturdidor para él, sollozó con dolor, un dolor intenso en su cuerpo.

El pastor lo miró fijamente, todavía con su ceño fruncido esperando respuesta de aquel ser, ya sea irse o atacar.

- ¿Quién es usted?- su tono sonó doloroso, pero con una sonrisa aterradoramente enorme y siniestra pintada en su cara. Levantó su vista, los ojos rojos brillaron de tal forma que fue desgarradora para el alma humana del pastor- ¿Quién es usted, pastor Craig?- su tono sonó macabro, sintió un gran terror adueñarse de él por completo.

Hubo un fuerte estruendo fuera, las puertas de la iglesia, abiertas, ahora se abarrotaron de gente que gritaba sus penurias y gritaba más al ver aquella figura desafiante delante de su pastor de confianza, una figura macabra que atosigaba al azabache con aquella sonrisa aterradora y aquella expresión tan ida de si mismo. Las luces que venían del fuego de las antorchas encendidas al principio de la sala cada vez se hacían más presentes y los jadeos aterrados de las personas que entraban en la iglesia ante aquel estruendoso bullicio del pueblo, solo querían una explicación ante lo que sus puros ojos estaban viendo.

- ¿Acaso es usted el mismo pecador arrepentido de su maldición que me acogió?- su sonrisa se ensanchó aún más, con sus ojos brillando llenos de ira y rabia por aquel terrible rechazo por parte de su criador.

Se levantó del suelo, abandonando la postura de inferioridad y lo miró fijamente a los ojos, todavía con aquella aterradora mirada puesta sobre él.

- Su silencio será tomado como lo que eres... Un cobarde- su sonrisa se esfumó por completo, ahora había una expresión de neutralidad, con el ceño fruncido ligeramente- Padre... Amante... Protector... Mentiroso...- miró alrededor y después enfocó su vista en los humanos que estaban pendientes de la conversación que había allí, el monólogo más bien. Sonrió de nuevo- Sucumbió ante sus deseos carnales con este frágil cuerpo y ahora se arrepiente de lo que hizo... ¿O acaso esconde la verdad con una expresión de póker solo para liberarse de la culpabilidad que esto aboca sobre usted?

- Todo lo que dices son habladurías falsas, eres un demonio, has sido enviado por el mismísimo diablo. ¿A quien creerá el pueblo? ¿A su conocido pastor de confianza? ¿O a un demonio mentiroso y maligno?

El demonio lo miró fijamente, sus ojos rojos fruncieron el ceño.

- Es una pregunta múltiple muy evidente sabiendo que los demonios tenemos poderes y tú careces de ellos- extendió sus manos y cerró los puños- Vamos, padre, ¡Vamos!- adoptó una postura de crucifixión- Encadéneme como a su tan amado Jesús, yo he sido a quien usted a rezado cuando era un cachorro, un niño. Un joven adolescente. Yo he sido tu fiel amante- una carcajada resonó por todo el lugar- Tengo suficiente poder como para tener control sobre todo el pueblo, ellos pueden estar a mi merced con solo mirarlos...- una si risa socarrona y maliciosa cruzó sus labios mostrando sus colmillos afilados los cuales venían con una brillante ocurrencia- ¿Acaso usted quiere morir como las brujas? Sus gritos de sufrimiento se oyen desde las hogueras más profundas del infierno, amordazadas y pérdidas, almas negras. ¿Que tal si las acompaña un varón masculino, fuerte, potente, y con una voz tan sabrosa como la vuestra?

- Hablas falsas palabras, no tienen valor salidas de tu boca.

- ¿Tan orgulloso es vos? Mi querido criador. ¿Vos qué casi me parió como una madre, osa enfrentarse a mi poder descomunal con santas palabras de un ente inexistente que no ha sido visto por nadie jamás?

- Márchate de la casa de Dios en el acto, bestia, no eres bienvenido aquí.

El demonio sonrió como si se tratase de una burla o un reto. Después sus pezuñas sonaron lentamente, alejándose un poco de aquel hombre.

- Nos veremos en el infierno, padre.

Otra vez...

Otra vez volvió a probar aquellas llamas... Aquel dolor... Volvió a morir por culpa de aquel demonio.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Jadeó despertando como si le hubieran tirado agua fría en la cara. Jadeó por varios minutos largos, sintiendo asfixia y el dióxido de carbono en sus pulmones y su garganta...

- Dios...- Se dejó caer en la cama de nuevo y giró su mirada hacia Tweek, estaba durmiendo, fue ahí cuando se dio cuenta que era de noche otra vez... Lo miro detenidamente.

- ¿Otra vez la misma pesadilla?

- Está vez a durado demasiado... Está vez él se iba al infierno y luego volvía... Pero no sé porque se iba...

- Uh... Craig...- entreabrió los ojos...- ¿Intentaste cambiar el destino?

- ¿Que destino? ¿Eso se puede cambiar?

- Por supuesto... Es tu sueño... Son tus decisiones y tus reglas... ¿No lo haces tú en tus sueños?- ahora abrió sus ojos al completo y lo besó.

- No soy capaz... Da miedo... Cuando me mira con esos ojos... Da miedo...- susurró.

- ¿Como son?

- Rojos... Penetrantes... Intimidantes... Fieros y amenazantes...

- Bueno... Bueno... Tranquilo- lo besó de nuevo- Te diría que durmieras... Pero llevas todo el día como un muerto... Así que ve a comer algo, amor...- le sonrió tranquilo.

- E-está bien, Tweek....

El azabache se levantó del colchón, crujió su espalda y caminó por el pasillo hacia la cocina. Tomó algo ligero y después se dejó caer en el sofá, miró el techo, suspiró profundamente.

Aquel pequeño demonio...

¿Porque lo expulsó de la iglesia? ¿Porque volvió tan enfadado?

Sus párpados pesaban mucho, demasiado... ¿Como era posible que sintiera tanto sueño después de haber dormido todo el día?

Sus párpados acabaron cerrados, y él volvió a zambullirse como un pez en el mar de los sueños... Allí, tirado en el sofá y casi incómodo y con futuros dolores de espalda, pero allí se quedó tirado y dormido.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Su mente estaba en blanco, se sentía como un espectador que no controlaba las acciones de los personajes que tenía delante... Pero ese sin lugar a dudas era él... Aquel hombre que besaba con tanta pasión y sin remordimiento a aquel infante era él.

Sin lugar a dudas era él.

- Impy...- susurró cuando se separó de él.- ¿Porque usaste tus poderes conmigo?

- ¿Porque haría yo eso?- susurró con un tono lleno de inocencia- Pastor Craig, créame... Esto que ha pasado lo hizo usted mismo...

- ¿Cometer tal acto impuro? Tal vez tú influencia fue la que me hizo esto...- miró el techo de la capilla, el mismo techo que había sido testigo de todo lo que había pasado allí.

- Padre, usted es un buen hombre, el amor no tiene forma, ni reglas... Usted me ama a mí... ¿Cierto? Es usted mi padre, me amante, mi protector... Usted tiene la voz de la razón, un cuerpo bonito y una voz hermosa que no debería malgastar con palabras santas para el pueblo...

- Es mi deber, soy la voz de Dios en este pueblo.

- Y eso está bien... Pero me deseas... ¿Verdad? Tú eres una buena persona que protege a todos los que lo necesitan... Ellos me detestan, el pueblo me detesta... Me tienen mucho miedo...- Miró sus ojos y después lo besó de nuevo- Tus labios son un dulce néctar, quizás unos labios vírgenes tienen mejor sabor que unos impuros...

- Soy un impuro por aceptar tus besos.

- Tienes un buen sabor de labios, sean o no impuros...- lo besó de nuevo.- Dulces y adictivos.- sonrió- Tu piel es tan suave, el sudor no molesta, el cansancio es irrelevante. Eres hermoso...- acarició su pecho desnudo y su abdomen.

- Tus ojos dan miedo, pero son tan exóticos que no me importa mirarlos todos los segundos, minutos u horas que pueda.

- Te quiero, Pastor Craig...- susurró apoyándose en su pecho y quedándose dormido.

Suspiró profundamente.

Cuando despertó el demonio seguía acurrucado contra su pecho y dormido... Lo dejó descansando y se levantó para vestirse con la túnica negra, tomar su libro sagrado y después dar las mismas palabras a su querido pueblo como cada domingo. Como cada misa...

Todos allí escuchando las palabras de un claro pecador que escondía su placer más oscuro en la cámara de atrás.

Su pequeño Tweek.

Su pequeño Impy.

Su querido demonio.

Cuando todos acabaron de escuchar sus palabras, dio permiso para salir, algunos se acercaron preguntando y suplicando confesar sus pecados.

Y aquellas palabras que todos preguntaban le carcomieron los pensamientos...

"Siento que todo lo que hago, todo está vigilado y calculado, es como si algo me dijera que hacer o cómo hacerlo".

"Siento una voz en mi cabeza que actúa como un ser persuasivo que me aterra y me enamora al mismo tiempo".

"Me siento presa de un círculo monótono que solo se rompe con la presencia de mi mascota... Pero ella está enferma y temo perderla...".

"Los demonios están presentes desde que nací, gracias a usted me siento a salvo".

Tweek era el demonio que estaba maldito y corrompiendo al pueblo lentamente.

Inspiró profundamente. No quería que se fuese... Pero no podía hacer otra cosa...

- Haré lo imposible por mantenerlos por el buen camino.

Mantenerlos en el buen camino era expulsar a los demonios que permanecían en aquel lugar. Y eso significaba tener que librarse de Tweek... Tragó saliva y después suspiró profundamente.

Tweek era el causante de todo...

O quizás se estaba equivocando y él no era el causante de nada.

Pero era un demonio...

Un... Demonio...

- P-Padre, espere... A-ah, no, no me dejé, se lo ruego...- sollozó dolorosamente mientras se agarraba a su túnica.- No me haga volver a ese lugar, por favor...

- Es ahí donde perteneces. De dónde viniste.

- ¡Padre no me haga eso! ¡No soy de allí! ¡Crecí con usted! ¡Moriré!

- Te las apañarás... Eres un demonio.

- ¡Craig! ¡Por favor! ¡Craig, no... No!

- Márchate.

- ¡Craig...!- sollozó.

- Es hora de marchar...

Lo agarraron de los hombros y lo llevaron a la fuerza hacia aquel gran pentagrama en el que poco a poco se desintegró como cenizas y desapareció regresando al infierno.

- ¡CRAIG!- Gritó aún desintegrándorse de forma aparentemente dolorosa y ardiente- ¡Volveré! ¡Volveré, mi amor!

Cuando el demonio desapareció sin dejar rastro borró el círculo con indiferencia con un pie, levantando la túnica para no mancharla y siguió su vida normal, tranquila y calmada, ahora sin tener a un demonio a sus espaldas... Susurrando, torturando y destrozando su alma y la de sus queridos ciudadanos en aquel pueblo modesto y pequeño.

Pasando largos años y que vida de volviera tan monótona... Tan lenta...

Tan amargada.

Llegando a cierta edad de veintidós años y seguir en aquel lugar, con la misma gente, haciendo lo mismo de cada día...

- Santo Dios mío... Dame una señal, un cambio en mi vida, necesito algo nuevo para no morir en este mundo monótono... Se lo ruego...- tras eso dio algunas palabras en latín, y después rezó arrodillado delante del altar.

Se levantó después de las plegarias y tomó aire profundamente.

Una señal.

Un deseo.

Algo fuera de la monotonía.

- Oh, gran y todo poderoso... Se lo ruego una vez má. . .

El repiqueteo de unas castas pezuñas se dejaron escuchar con un amplio eco temerario que desafiaba toda autoridad, sin haber entrado a la iglesia todavía, permaneciendo en el abandonado camino de piedra que había antes de entrar. Sus ojos rojos inyectados en sangre penetraron la presencia humana que, desde el altar, lo miraba con un terror absoluto, temblando con disimulo para mantener su autoridad. Los pasos siguieron, con más amenaza, con más cercanía, con más intensidad. Entrando en aquella iglesia maldita y abandonada de Dios como si fuese su propio santuario en el mismísimo infierno. Sus alas rojas con una membrana fuerte y elástica se extendieron para dar una intimidación mayor, a la vez que agrandaba su presencia y poderío, ejerciendo y exigiendo aquel terreno como vuelta a su propiedad, pues lo consideraba suyo, y de nadie más. Su ceño fruncido se vió opacado por un gesto de sorpresa mientras su cola endemoniada se movía de un lado para otro con una apacible tranquilidad. Llegó a la cuarta, tercera, segunda fila de asientos de madera, y miró al gran pastor, vestido de negro que lo miraba fijamente, sin cambiar su expresión de entre pánico, temor, y quizás algo de parálisis. Extendió su brazo en dirección al hombre, con la palma tensa y extendida, los tendones marcados, y casi parecía que intentaba romperse la mano, de su palma salió un brillo blanquinoso y después un símbolo de magia negra se vió reflejado en rojo justo delante del pastor, quién retrocedió varios pasos con temor y abrió los ojos en shock pensando que iba a atacarlo, mientras una gran ráfaga de aire emergía de lo desconocido, desconcertado más la presencia humana, pues los candelabros, las velas de las ofrendas y las vírgenes se apagaron dando una terrible sensación de oscuridad y libertad para los espíritus malignos. Y el único rayo de luz, fue el que permaneció iluminando el altar con la luz de la luna llena sobre sus cabezas.

- Saludos, pastor Craig~- el viento se disipó de golpe y el círculo maligno, que también era uno de los pocos puntos de luz que había en aquella iglesia, se redujo lentamente hasta casi su desaparición. El mismo que acababa de ser mencionado abrazó la santa Biblia como si fuese su salvación.- Volví a casa... Tal y como prometí que lo haría...

- La casa de Dios no acepta ninguna presencia maligna en sus cuatro paredes, desaparece inmediatamente de aquí- su tono áspero sonó con el ceño fruncido y un eco frío que aterró a todas las almas purificadas que rondaban la iglesia con el amor a su santo pastor.

- Ésta no es la casa de un ente falso, desamparado y mentiroso...- su tono calmado horrorizaba al azabache, pero no lo iba a admitir físicamente- Éste es mi hogar...- parpadeó y sus ojos rojos brillaron con un retintineo temerario, sus alas se movieron ágiles y volaron hacia la presencia que para él, era su figura y referente paternal- Y vos... esperaste todo este tiempo mintiendo a los demás para sobrevivir en un mundo donde el pecado está en las cosas más insignificantes como lo son el amor que siente por mí- lo miró fijamente y se arrodilló ante él- Padre, mi señor, pastor Craig, es usted el hombre que me ha criado y que ha controlado mis instintos más impuros... ¿Es cierto que usted reniega de mi presencia ahora?- tomó sus manos, el pastor dejó caer el gran libro sagrado al lado del demonio cuando esté lo obligó a agacharse ligeramente para responder aquella pregunta y aferrar sus manos como si fuese la salvación.- pastor Craig... Usted que me ha dado nombre, usted que me ha criado, que me ha educado, que le he servido desde que aprendí a fingir, desde que aprendí a hablar... ¿Usted, no me quiere?

El azabache se liberó de su agarre con brusquedad y tomó la santa Biblia entre sus manos, alejándose del diablo con una mueca de asco en su expresión.

- Jamás sería capaz de criar a un fiel del diablo como tú- respondió con asco en su tono de voz nasal, no había arrepentimiento en su voz, pero si en sus ojos, pardos y plácidos, felices de volver a ver aquella maligna figura delante de él.

- Padre...- su tono sonó roto- ¿Por qué?- replicó con impotencia, sintiéndose realmente mal por ser abandonado por la persona que lo crió, lo enseñó a hablar, a volar, a caminar, y a pesar de todo lo que sucedió... Ahora lo dejaba abandonado después de ayudarlo a partir en su gesta para reencontrar sus raíces en el infierno.- ¿Fue usted embrujado por el Dios mentiroso?

- El único ser maldito aquí eres tú- frunció el ceño- ¡Márchate y no vuelvas!- el eco resonó en toda la estancia, las orejas del demonio fueron tapadas por aquel sonido tan aturdidor para él, sollozó con dolor, un dolor intenso en su cuerpo.

El pastor lo miró fijamente, todavía con su ceño fruncido esperando respuesta de aquel ser, ya sea irse o atacar.

- ¿Quién es usted?- su tono sonó doloroso, pero con una sonrisa aterradoramente enorme y siniestra pintada en su cara. Levantó su vista, los ojos rojos brillaron de tal forma que fue desgarradora para el alma humana del pastor- ¿Quién es usted, pastor Craig?- su tono sonó macabro, sintió un gran terror adueñarse de él por completo.

Hubo un fuerte estruendo fuera, las puertas de la iglesia, abiertas, ahora se abarrotaron de gente que gritaba sus penurias y gritaba más al ver aquella figura desafiante delante de su pastor de confianza, una figura macabra que atosigaba al azabache con aquella sonrisa aterradora y aquella expresión tan ida de si mismo. Las luces que venían del fuego de las antorchas encendidas al principio de la sala cada vez se hacían más presentes y los jadeos aterrados de las personas que entraban en la iglesia ante aquel estruendoso bullicio del pueblo, solo querían una explicación ante lo que sus puros ojos estaban viendo.

- ¿Acaso es usted el mismo pecador arrepentido de su maldición que me acogió?- su sonrisa se ensanchó aún más, con sus ojos brillando llenos de ira y rabia por aquel terrible rechazo por parte de su criador.

Se levantó del suelo, abandonando la postura de inferioridad y lo miró fijamente a los ojos, todavía con aquella aterradora mirada puesta sobre él.

- Su silencio será tomado como lo que eres... Un cobarde- su sonrisa se esfumó por completo, ahora había una expresión de neutralidad, con el ceño fruncido ligeramente- Padre... Amante... Protector... Mentiroso...- miró alrededor y después enfocó su vista en los humanos que estaban pendientes de la conversación que había allí, el monólogo más bien. Sonrió de nuevo- Sucumbió ante sus deseos carnales con este frágil cuerpo y ahora se arrepiente de lo que hizo... ¿O acaso esconde la verdad con una expresión de póker solo para liberarse de la culpabilidad que esto aboca sobre usted?

- Todo lo que dices son habladurías falsas, eres un demonio, has sido enviado por el mismísimo diablo. ¿A quien creerá el pueblo? ¿A su conocido pastor de confianza? ¿O a un demonio mentiroso y maligno?

El demonio lo miró fijamente, sus ojos rojos fruncieron el ceño.

- Es una pregunta múltiple muy evidente sabiendo que los demonios tenemos poderes y tú careces de ellos- extendió sus manos y cerró los puños- Vamos, padre, ¡Vamos!- adoptó una postura de crucifixión- Encadéneme como a su tan amado Jesús, yo he sido a quien usted a rezado cuando era un cachorro, un niño. Un joven adolescente. Yo he sido tu fiel amante- una carcajada resonó por todo el lugar- Tengo suficiente poder como para tener control sobre todo el pueblo, ellos pueden estar a mi merced con solo mirarlos...- una si risa socarrona y maliciosa cruzó sus labios mostrando sus colmillos afilados los cuales venían con una brillante ocurrencia- ¿Acaso usted quiere morir como las brujas? Sus gritos de sufrimiento se oyen desde las hogueras más profundas del infierno, amordazadas y pérdidas, almas negras. ¿Que tal si las acompaña un varón masculino, fuerte, potente, y con una voz tan sabrosa como la vuestra?

- Hablas falsas palabras, no tienen valor salidas de tu boca.

- ¿Tan orgulloso es vos? Mi querido criador. ¿Vos qué casi me parió como una madre, osa enfrentarse a mi poder descomunal con santas palabras de un ente inexistente que no ha sido visto por nadie jamás?

- Márchate de la casa de Dios en el acto, bestia, no eres bienvenido aquí.

El demonio sonrió como si se tratase de una burla o un reto. Después sus pezuñas sonaron lentamente, alejándose un poco de aquel hombre.

- Nos veremos en el infierno, padre.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

- ¡Tweek!- grito de nuevo cayendo del sofá, se llevó una mano a la cabeza y después suspiró pesado.

- Craig... ¿Estás bien?- en seguida tuvo al otro a su lado, dejando la taza a un lado y aguantando la cabeza del otro en su muslo...- ¿Que pasó? ¿Otra vez esa pesadilla?

- No pude cambiarla... Se me reveló todo... Sé porque eché al demonio de la iglesia...- suspiró pesado- Hmph...- apartó la mirada.

Se levantó del suelo y besó al otro tomando sus manos para acompañarlo. Después casi lo arrastró hasta la cocina e hicieron el desayuno.

- Craig, estás raro...

- ¿Raro?

- Si... Raro...

Craig le dio una beso y después lo abrazó para tranquilizarlo.

- Relájate- besó su frente de nuevo.

El rubio despeinado sonrió un poco intranquilo. Después tomó su café, finalmente se fue a trabajar dejando a  Craig allí, pues él entraba más tarde en su trabajo, por lo tanto ahora Craig inspiraba profundamente, acababa de desayunar y se iba a trabajar también.

Aquella noche, cuando ambos estaba cenando, la conversación fue trivial, con algunos besos de por medio e incluso al acabar de cenar, se tiraron al sofá y acabaron viendo alguna película juntos hasta que ya fue muy tarde y se fueron a dormir.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Todos allí escuchando las palabras de un claro pecador que escondía su placer más oscuro en la cámara de atrás.

Su pequeño Tweek.

Su pequeño Impy.

Su querido demonio.

Cuando todos acabaron de escuchar sus palabras, dio permiso para salir, algunos se acercaron preguntando y suplicando confesar sus pecados.

Y aquellas palabras que todos preguntaban le carcomieron los pensamientos...

"Siento que todo lo que hago, todo está vigilado y calculado, es como si algo me dijera que hacer o cómo hacerlo".

"Siento una voz en mi cabeza que actúa como un ser persuasivo que me aterra y me enamora al mismo tiempo".

"Me siento presa de un círculo monótono que solo se rompe con la presencia de mi mascota... Pero ella está enferma y temo perderla...".

"Los demonios están presentes desde que nací, gracias a usted me siento a salvo".

Tweek era el demonio que estaba maldito y corrompiendo al pueblo lentamente.

Inspiró profundamente. No quería que se fuese... Pero no podía hacer otra cosa...

- Haré lo imposible por mantenerlos por el buen camino.

Mantenerlos en el buen camino era expulsar a los demonios que permanecían en aquel lugar. Y eso significaba tener que librarse de Tweek... Tragó saliva y después suspiró profundamente.

Tweek era el causante de todo...

O quizás se estaba equivocando y él no era el causante de nada.

Pero era un demonio...

Un... Demonio...

- P-Padre, espere... A-ah, no, no me dejé, se lo ruego...- sollozó dolorosamente mientras se agarraba a su túnica.- No me haga volver a ese lugar, por favor...

- Es ahí donde perteneces. De dónde viniste.

- ¡Padre no me haga eso! ¡No soy de allí! ¡Crecí con usted! ¡Moriré!

- Te las apañarás... Eres un demonio.

- ¡Craig! ¡Por favor! ¡Craig, no... No!

- Márchate.

- ¡Craig...!- sollozó.

- Es hora de marchar...

Lo agarraron de los hombros y lo llevaron a la fuerza hacia aquel gran pentagrama en el que poco a poco se desintegró como cenizas y desapareció regresando al infierno.

- ¡CRAIG!- Gritó aún desintegrándorse de forma aparentemente dolorosa y ardiente- ¡Volveré! ¡Volveré, mi amor!

Cuando el demonio desapareció sin dejar rastro borró el círculo con indiferencia con un pie, levantando la túnica para no mancharla y siguió su vida normal, tranquila y calmada, ahora sin tener a un demonio a sus espaldas... Susurrando, torturando y destrozando su alma y la de sus queridos ciudadanos en aquel pueblo modesto y pequeño.

Pasando largos años y que vida de volviera tan monótona... Tan lenta...

Tan amargada.

Llegando a cierta edad de veintidós años y seguir en aquel lugar, con la misma gente, haciendo lo mismo de cada día...

- Santo Dios mío... Dame una señal, un cambio en mi vida, necesito algo nuevo para no morir en este mundo monótono... Se lo ruego...- tras eso dio algunas palabras en latín, y después rezó arrodillado delante del altar.

Se levantó después de las plegarias y tomó aire profundamente.

Una señal.

Un deseo.

Algo fuera de la monotonía.

- Oh, gran y todo poderoso... Se lo ruego una vez má. . .

El repiqueteo de unas castas pezuñas se dejaron escuchar con un amplio eco temerario que desafiaba toda autoridad, sin haber entrado a la iglesia todavía, permaneciendo en el abandonado camino de piedra que había antes de entrar. Sus ojos rojos inyectados en sangre penetraron la presencia humana que, desde el altar, lo miraba con un terror absoluto, temblando con disimulo para mantener su autoridad. Los pasos siguieron, con más amenaza, con más cercanía, con más intensidad. Entrando en aquella iglesia maldita y abandonada de Dios como si fuese su propio santuario en el mismísimo infierno. Sus alas rojas con una membrana fuerte y elástica se extendieron para dar una intimidación mayor, a la vez que agrandaba su presencia y poderío, ejerciendo y exigiendo aquel terreno como vuelta a su propiedad, pues lo consideraba suyo, y de nadie más. Su ceño fruncido se vió opacado por un gesto de sorpresa mientras su cola endemoniada se movía de un lado para otro con una apacible tranquilidad. Llegó a la cuarta, tercera, segunda fila de asientos de madera, y miró al gran pastor, vestido de negro que lo miraba fijamente, sin cambiar su expresión de entre pánico, temor, y quizás algo de parálisis. Extendió su brazo en dirección al hombre, con la palma tensa y extendida, los tendones marcados, y casi parecía que intentaba romperse la mano, de su palma salió un brillo blanquinoso y después un símbolo de magia negra se vió reflejado en rojo justo delante del pastor, quién retrocedió varios pasos con temor y abrió los ojos en shock pensando que iba a atacarlo, mientras una gran ráfaga de aire emergía de lo desconocido, desconcertado más la presencia humana, pues los candelabros, las velas de las ofrendas y las vírgenes se apagaron dando una terrible sensación de oscuridad y libertad para los espíritus malignos. Y el único rayo de luz, fue el que permaneció iluminando el altar con la luz de la luna llena sobre sus cabezas.

- Saludos, pastor Craig~- el viento se disipó de golpe y el círculo maligno, que también era uno de los pocos puntos de luz que había en aquella iglesia, se redujo lentamente hasta casi su desaparición. El mismo que acababa de ser mencionado abrazó la santa Biblia como si fuese su salvación.- Volví a casa... Tal y como prometí que lo haría...

Dejó caer el libro con un estruendo que hizo eco en toda la iglesia y se lanzó a los brazos del demonio,  sin querer soltarlo y sin ir a hacerlo.

- Padre...- susurró incrédulo ante aquel abrazo sorpresivo por parte del pastor.- ¿E-está usted bien?

- Pequeño mío... Lamento hacerte marchar, lamento permitir que te llevasen al infierno... Lamento causar tanto mal en ti...- la cola del demonio se movió con felicidad y una suave sonrisa apareció en sus labios.- No volveré a expulsarte de esta iglesia...

- Padre...- sonrió ampliamente mostrando sus colmillos afilados y tiernos.

Aquel silencio se vio quebrado e iluminado por las antorchas del pueblo, asustado por el estruendo que hubo en la iglesia, todos creyendo que fue una aparición de Dios, y al ver a través de las vidrieras a aquel demonio de cola retorcida enrollada en la pierna del pastor, todos gritaron e irrumpieron en el interior con cara de espanto, blancos, horrorizados, realmente sorprendidos por aquella presencia endemoniada delante del confiable pastor, y este abrazándolo posesivamente...

- El pastor está siendo controlado por el demonio- gritaron algunos a lo que le siguieron otros gritos referentes a la hoguera.

El azabache se estremeció, pero aún así no soltó al pequeño demonio.

- Noreiv euq ol odot nedivlO... (Olviden todo lo que vieron...)- susurró Tweek entre dientes sorprendiendo al azabache, tanto que lo soltó y retrocedió un paso o dos.- Iuqa recah euq adan neneit on, esnehcraM (Márchense, no tienen nada que hacer aquí)- acto seguidos todos soltaron las horquillas y se marcharon tal y como vinieron, sin emitir un solo sonido, moviéndose torpes como si no tuvieran el control de sus cuerpos.

- T-Tweek...- susurró horrorizado.

- Padre...- volvió a mirarlo- Ya está usted a salvo...- tomó sus mejillas con ambas manos y acarició sus pómulos... Después lo besó- Jamás permitiré que lo dañen...- lo abrazó con fuerza.

- ...- devolvió el abrazo.

- Padre...- lo miró- ... ¿Estás bien?

- Si tú lo estás, por supuesto...- Tweek sonrió de nuevo.- No vuelvas a irte de esta iglesia.

- No puedo irme... Si lo hiciera ellos recordarán lo que pasó aquí, vendrán a por usted... No permitiré eso...- le sonrió inocente- Lamento no poder tener trucos que me permitan controlar sus mentes y borrar lo que pasó aquí por siempre...

- No pasa nada, estoy feliz de verte aquí con vida, h de nuevo conmigo...

- Si...- sonrió él.

- Está vez prometo que no te irás de mi lado...

Tweek permaneció apoyado contra su pecho, abrazado y reconfortado... Y Craig tranquilo y a salvo, feliz por haber podido cambiar su destino y su sueño... Si es que aquello era un sueño en el que veía a aquella figura presente de su amante del infierno. No podía ser otra cosa... Tweek estaba allí, le sonrió, lo besó y susurró con una voz cálida y llena de cariño:

"Nos veremos en la próxima vida"

La próxima vida que tendrían juntos quinientos años después.

Tweek Tweak, camarero en la cafetería de sus padres.

Craig Tucker, estudiante de universidad para poder ser astronauta algún día y poder admirar a su amor de toda su vida desde su brillante objetivo: la luna.

_______________________________________

Heya :3

UwU

No es que tenga gran cosa que decir, pero al mismo tiempo si que tengo mucho que decir, por ejemplo:

Si, Craig de los sueños era un Craig que vivió en el 1500 dC

Y el Craig que vivía durante los días era el que vivía en el 2000 dC.

Lo mismo con Tweek.

Es decir, que si, hubo reencarnación y cositas bonitas que por el destino acabaron juntos :D

Ah!

Y lo de Tweek hablando satánico...

Pues... Duh, es todo puesto al revés

(Por si alguien no se dio cuenta).

XDDDDDD

En fin...

Aquí las opiniones --------------------->

Y pues...

Espero que os haya gustado y nos vemos en el próximo one-short

Bye~

By Ecchisforlife

[9848 Palabras]

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