LA TENTACIÓN DE MILLARD ACADE...

Oleh Chanisewtf

72.5K 11K 10.5K

HISTORIA TERMINADA ¿Has probado el sabor de un delito? Este sabe a adrenalina fresca y su sabor es capaz de... Lebih Banyak

Prefacio
⚠️Advertencia⚠️
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Epílogo.
Inusuales (TERMINADA)
Extra 1.5

Capítulo 9

1.9K 359 338
Oleh Chanisewtf


El sonido de la lluvia calmó un poco la ansiedad que creció en mí.

¿Contar mi historia y la de Jer? Eso era nuevo. Pero la verdad es que todo esto tiene un poco de nuevo.

Eros a mi lado se encontraba concentrado, con la mirada fija en las gotas de lluvia. Debe de estar tan emocionado como yo.

—¿Qué tanto sabes de mí? —pregunto primero para hacerme una idea.

Su cabeza se ladea en mi dirección en señal de que me ha escuchado, pero no hace ademán de mirarme.

—Mi padre dijo que había contratado a alguien nuevo para el servicio de limpieza, que era alguien que necesitaba ayuda y un lugar donde quedarse.

Eso no me ayuda mucho.

—Ya habíamos tenido servicio de limpieza. No nos preocupaba —añade, al cabo de un rato—. Lo que sí fue diferente es que mencionó que venía con una chica... que sería alumna en Millard.

Me observa de reojo.

—Oleksandr y yo nos opusimos. Él creía que reemplazaba a nuestra madre y hermana, y yo no... quería extraños con los que tener que charlar en casa también. Era muy pronto.

Me rio.

—Cambias de opinión rápido.

Él no ríe conmigo. Se remueve en su asiento.

—Las circunstancias cambiaron.

Respiro lentamente para pensar con claridad en cómo se supone que se cuenta mi historia.

—¿Prometes no hablar hasta que termine la historia?

Asiente con la cabeza y se queda esperando a que continúe.

Está bien.

«No hay otra forma de empezar con la historia de Jeremy que no sea contando la mía también. Así que empezaré desde mi nacimiento.

Jeremy lo explica mucho mejor diciendo que no aguanté mucho tiempo dentro de mi progenitora, lo cual es un tanto irónico ahora que lo pienso. Fui una prematura nacida a las veintisiete semanas de embarazo.

Te ahorraré los espeluznantes detalles sobre eso.

Por supuesto, ahí no acaba la historia porque mi lista de desgracias es demasiado larga. Además de prematura, resulta que fui el producto de una infidelidad, por lo que mi progenitora quiso deshacerse de mí rápidamente y me abandonó en una estación de bomberos.

No fui la única a la que abandonaron en nuestra familia. A Jeremy la dieron en adopción apenas cumplió los once años debido a su Trastorno Obsesivo-Compulsivo que la llevó a serios cuadros de depresión que su madre no quería tener que manejar. Por cosas de la vida, terminamos juntas en el mismo hogar de acogida cuando yo ya tenía un poco más de edad y tamaño, pero no le informaron que yo era familiar suya hasta cumplido mi año.

Jeremy prefirió no dejarme sola pese a ser mayor de edad. Tenía trabajos repentinos para poder aportar en la familia y quedarse a mi lado, aunque duraba en ellos un tiempo hasta que la pillaban con un bajón emocional y terminaban por despedirla. Todo hizo que se viniera abajo y tomara la decisión que lo único que teníamos era la una a la otra.

De niña su mamá no se preocupaba por ella en ningún sentido y, por lo que sé, le hicieron... cosas. Al día de hoy cuida todo excesivamente porque cree que se lo quitarán, que la rechazaran nuevamente si no revisa todo cierta cantidad de veces. Pero creo que hay muchas cosas que no me ha dicho.

Todo lo que le hicieron, lo que vivió, la llevó a que su trastorno no tratado empeorara.

Nada de eso le impidió huir conmigo.

Consiguió un cambio de papeles, me puso un nombre y me adoptó ilegalmente, por llamarle de alguna forma a todo lo que hizo.

De pequeña teníamos que vivir en distintos lugares por horarios debido a que no en todas partes era seguro y los refugios estaban siempre llenos. Además, a Jeremy le complicaban muchas cosas referidas a mi salud así que tuvo que hacerse de amistades en las calles con las que podía conseguir medicamentos cuando me enfermaba. Una vez un conserje muy amable nos dejó quedarnos en unas camillas de hospital que se encontraban en un almacén. Solo podíamos dormir ahí como seis horas al día, pero era mejor que nada.

A pesar de vivir en la miseria, Jeremy sacaba provecho de mí ya que era una pequeña bastante adorable que parecía más una caricatura que persona realmente. Siempre fui muy pequeña para mi edad y de ojos bastante grandes, por lo que daba bastante ternura a la hora de pedir dinero en la calle. Me quejaría de ser utilizada, pero nos sirvió para poder comer a diario.

A medida que crecía nunca fui realmente a la escuela porque era preocuparme por mis estudios o por la estabilidad mental de mi prima y prefería que ella estuviera bien y no planeara a escondidas nuestro suicidio en vez de aprender o tener amigos.

Yo tenía bastante resentimiento hacia la gente acomodada, sobre todo porque cuando seguía a algún integrante de nuestra supuesta familia notaba que no les hacía falta nada. Ellos tenían para comer, un lugar cómodo donde dormir y tenían la seguridad de su hogar. Yo tenía que trabajar en cosas pequeñas para pagar los medicamentos de Jer mientras ella trabajaba para darnos de comer y pagarnos los hoteles más baratos. Eso si es que yo encontraba donde trabajar, claro está, porque cuesta mucho que alguien te ofrezca algo a los once años y sin tener un domicilio real.

Todo fue mejor cuando encontramos un lugar estable donde quedarnos y dejar nuestras cosas. Me gustaba mucho la idea de planear cosas para el futuro y no solo para sobrevivir al día a día.

Excepto que, un día, en un parque, se me acerca una chica de cabello azul con flecos morados y comienza a comentarme sobre una torta que había visto en un concurso y que había intentado recrear. La conversación resultó ser la más boba de la historia, pero fue lo más lejos que había llegado un desconocido por intentar acercarse a mí. Me animé por fin a conocer a alguien sin tener intenciones de quitarle algo finalmente.

La chica de colores terminó por ser mi mejor amiga. Compartíamos un mismo propósito: sobrevivir. Ella fue el empuje que necesitaba para conseguir lo que tanto quería.

Vengarme.

Fly, sus iniciales ya que disfrutaba cambiando de identidad, era una chica que vivía en un departamento pequeño con otras cuatro personas a quienes conocí luego y con los que encajé al paso del tiempo. Justo como yo, el grupo de Fly muchas veces no conseguía el dinero suficiente para llegar a fin de mes y no podían comprar la comida o algo tan necesario y humano como el papel higiénico, por lo que recurrían al robo en tiendas o al robo del efectivo para poder realizar las cosas más simples.

Con el tiempo fuimos buenos aliados, nos complementábamos como grupo. Pero no de la manera en las que las amistades deberían encajar, sino como los colegas que se dedican a disfrutar de los pecados que el mundo le obligó a probar.

Cada uno era tan importante como el otro y nos cuidábamos las espaldas. Pudimos salir adelante sin ser descubiertos, incluso a pesar de que le robábamos a compañías grandes o a gente que sabíamos que poseía dinero. Nunca le robamos a gente que fuese como nosotros.

Al adquirir experiencias en ello fuimos buscando retos más grandes y divirtiéndonos en el camino. A Jeremy le causaba terror, pero, de nuevo, eso era lo que nos pagaba las cuentas, su tratamiento y lo que quisiéramos.

Nos vengábamos de quienes nos hicieron sentir como basura. Obtuvimos un nombre, reconocimiento de la gente y nunca fuimos descubiertos, pero decir que no estuvimos muy cerca de ello sería mentir.

No todo era malo, así fue como conocí mucha gente con contactos bastante útiles.

Al cumplir los dieciséis me encontraba algo molesta debido a las limitadas posibilidades para el futuro que tendría. A diferencia de mis amigos, yo nunca fui a la secundaria y no tenía ni idea si lograría ir a la universidad de alguna forma. Me hacía constantemente un montón de preguntas sobre este tema hasta que un día, en un bar, conocí a un... chico. Nos emborrachamos, bailamos y al irnos pasadas las doce él me prestó su chaqueta para abrigarme. Siendo honesta yo solo estaba con él por un plan en mente, pero él terminó siendo la respuesta a todas mis dudas. Dentro de su chaqueta se encontraba un contrato, uno que tiempo más tarde yo acabaría firmando.

No digo que lo que hice haya estado bien, pero lo hice hablar. Quería y necesitaba saber qué era Millard Academy y qué tenía de especial para firmar esa clase de contratos. No presentó cargos por haberlo secuestrado y amenazado. De hecho, me había llegado a preocupar que por decirme todo lo que sabía él se veía más preocupado que yo, lo que solo me atraía más a Millard.

Cuando me dijo lo que hacía a esa academia tan única no me lo creí, pensaba que era muy conveniente. Pero una vez que me convenció y lo confirmé todo me sentí como si estuviera viviendo mi primera mañana de navidad. Millard lo tenía todo para mí, era mi salida de la miseria. Podría conseguir un futuro real finalmente. La academia era una bendición al ser gratis y te abría mil puertas para el mundo privilegiado. Era todo y más de lo que esperaba.

Cuando llegó la hora de las condiciones, dudé. Pero no tenía mejores opciones y se trataba de una oportunidad única en la vida.

Pensé que decirle a Jeremy sobre Millard era una idea excelente, siempre y cuando no le dijera las condiciones que existían para entrar, se hubiese vuelto loca. Cuando le dije que iría a una academia que nos abriría las puertas a una mejor vida ella se vio muy contenta, le dije que quizás quedaba muy en medio de la nada y que quizás nos costaría ver un lugar donde quedarnos pero que nos las arreglaríamos. Le hablé sobre que para ingresar necesitas ser peculiar, tener alguna habilidad que te haga diferente del mundo, y que me harían pruebas para evaluarme y saber si calificaba. Jeremy me apoyó porque era toda una oportunidad para mí, para nosotras, para salir adelante.

No me siento culpable por no decirle toda la verdad. No me siento culpable por ocultarle que el contrato dice que uno de los requisitos para entrar a esta secreta y misteriosa academia es darles el poder legal sobre mi primogénito. No quisiera angustiarle y recordarle que nosotras mismas fuimos abandonadas por nuestros padres y que yo estaría haciendo más o menos lo mismo. No quiero abrumarla diciéndole que estoy obligada a tener al menos un bebé y a dárselos inmediatamente a quien sea que corresponda como si fuese un objeto, como si fuese... yo.

Me siento un monstruo porque no aprendí de lo que me hicieron y les voy a dar a una persona, les daré el poder sobre mi descendencia y lo condenaré a obedecer toda su vida. Quiero decir que no sentiré nada por la criatura, pero... estoy segura de que me plantearé salvarla una y mil veces.

Firmé un contrato que técnicamente les da un poder para destruirme la vida si no sigo las reglas más básicas de Millard; nunca hablar de Millard, darles lo que piden, estar ligado a Millard toda la vida y, al parecer, nunca robarles su dinero.

Esa es otra cosa de la que no hablé con Jeremy, el dinero de Millard Academy.

¿Cómo le dirías a tu prima que la academia es gratis puesto que ellos venden a tu primogénito al mejor postor y a un buen precio? Nadie dijo que lo que Millard hace es legal. Su existencia es un milagro para gente como yo, pero una desgracia para gente que nace sin tener idea de lo que les espera por su legado y el poco valor que consideran los Millard que poseen.

Tal vez yo sea fría, pero el condenar la vida de otros con tal de pagar el éxito propio es... macabro.

Para cuando finalmente decidí venir a Millard estuve muy concentrada en buscarle trabajo a Jeremy, ... por lo que dejé a mis amigos de lado. No estaba muy segura de si debía decirles sobre Millard, me debatía en si era una condena o una ayuda verdadera. Finalmente, pensando en los pros y contras, no podía pasar desapercibido que entrara un grupo de cinco personas por lo que acepté las consecuencias y tomé la opción que me favorecía a mí y a mi prima. No les dije nada. Al fin y al cabo, yo ya era un monstruo por firmar, ¿qué más daba ser un monstruo egoísta?

Me siento mal por ello, creo, eran mis amigos. Quizás me conocieron mejor que Jer y, sí, en parte no les dije para que no tuviera que tomar la decisión que yo, pero siento que tengo un deber con Jeremy, como si fuera mi culpa todo lo que pasamos, así que no les dije de igual forma y solo huimos. Me fui de ahí sin despedirme. Solo desaparecí.»

—Al final, he tomado las decisiones que he tomado porque le quiero y quiero lo mejor para ella. Y, de paso, poder salir del agujero donde me encontraba no está nada mal —comento, no entendiendo cómo es que hablé de más sin molestarme. Solo salió, como si lo dijera cada día. Y fue liberador decirlo en voz alta, por horrible que haya sonado—. He pasado por tanta cosa que me pregunto cómo es que sigo viva a diario o cómo es que quiero hacerlo.

Juego con los botones de mi chaqueta pensando en lo terrible que sueno al hablar de la historia de Millard o lo fácil que se me hace dejar personas en el pasado.

—Si te lo preguntas, no es mucho lo que tuve que dejar atrás —sigo diciendo, intentando mejorarlo—. Dejé a las únicas personas a las que les he importado realmente, quienes no han sentido que deben estar conmigo por obligación, y no, no me asocié con ellos por conveniencia. Es solo que cuando nunca han pensado en ti realmente pierdes esa virtud para poder pensar en el otro.

Se queda un rato en silencio. Pareciera reflexionar sobre algo.

Tengo miedo de verle en realidad.

—Dijiste que te preguntabas cómo es que sigues con vida —pregunta. Agradezco que su mirada no sea de lástima cuando hacemos contacto visual—. ¿Has estado cerca de morir muchas veces?

Dios, Hailey, cierra la boca. Él presta mucha atención.

—Desde el día en que nací, Eros. Después de eso siempre ha sido una lucha mantenerme con vida y fue una lucha aún mayor el querer hacerlo —confieso en voz alta por primera vez—. Vivir y sobrevivir no es lo mismo. Yo nunca había hecho lo primero... hasta ahora.

Nos quedamos en silencio un rato, sumido cada uno en sus propios pensamientos.

—¿En qué piensas? —pregunto sin aguantarme un segundo más de su silencio.

Frunce el ceño.

—Yo... estaba intentando verlo desde este punto de vista.

No entiendo a qué se refiere así que solo no pregunto cuando le veo concentrado. Me distrae cuando de pronto se sonríe.

—¿Qué?

—Acabo de fijarme que tus pies son diminutos —contesta ya riéndose.

—Mira la estupidez en la que te fijas —me quejo, pasándome una mano por el cabello—. ¿Entramos? Está haciendo frío.

Él enciende el calefactor del auto, pero no hace ademán de bajarse.

—No quiero decir esto estando adentro.

Suspiro.

—Gracias —añade, viéndome de reojo—, por contarme eso.

Me vuelvo en mi asiento para verle y me encojo de hombros para quitarle interés.

—Nuestra historia... —comienza diciendo en un tono inseguro luego de varios minutos en silencio—, nunca la he dicho en voz alta. Eso se debe a algo tan simple como la falta de discreción de un pueblo que provoca que un secreto privado pueda pertenecer a todos. Al menos esta vez soy afortunado de poder decirlo bajo mi versión de los hechos.

Se pasa la mano por su cabello constantemente en un gesto nervioso para intentar acomodar las ondas rebeldes. Sus ojos ambarinos me miran de pronto en busca de seguridad que espero transmitirle. Se ve como un niño pequeño y solitario a pesar de que hablo de un hombre realmente, un hombre de piel clara con algunos lunares ubicados en lugares que parecen ser estratégicos.

—Tú misma contaste cierta parte de mis inicios, pero lo diré de nuevo porque tú no tenías idea de lo mucho que yo me veía involucrado en tus palabras —continúa diciendo sin dejar de verme—. A pesar de que yo y Oleksandr somos prácticamente mellizos...

No digo nada ni hago el más mínimo sonido, pero él se interrumpe a sí mismo. No parece estar seguro de cómo decirlo.

—Yo soy el primogénito aquí —confiesa luego de un rato.

Me congelo en mi asiento y busco en su rostro una señal de broma. Al no encontrar nada ni esforzándome, suelto poco a poco el aire que había estado guardando y apoyo la cabeza en el asiento.

—¿Cómo es que..?

—Me permitieron mantener una vida relativamente normal, como a muchos otros, pero una vez que acabe mis estudios aquí ya tienen planeado todo mi futuro —sigue diciendo sin mirarme una sola vez—. A muchos con habilidades como las mías los hacían soldados inmediatamente y los enviaban a la guerra. En mi caso encontraron mejores ganancias vendiéndome a una agencia gubernamental. Al menos ese es el plan.

Me quedo con el estómago revuelto recordando la libertad con la que hablé del tema sin pensar que la gente que me rodea podría ser... Solo asumí que habían hecho lo que todas las familias adineradas; madre de alquiler y no conocer al bebé para no formar vínculos.

—Soy su juguete. Un títere incapaz de dar su opinión en lo que sea o de hacer un movimiento propio.

—Pero... eres tú.

Muestra una sonrisa triste.

—Solo cuando ellos me permiten serlo.

—¿Pero y si...? ¿Y si los demandas? No pueden esclavizarte en Estados Unidos.

Lleva sus ojos hasta mí y me observa como si conversara con una niña pequeña que no entendiera las leyes de la naturaleza.

—Hailey... ni siquiera tengo documentos de identidad reales. Ni un certificado de nacimiento real por lo menos. Porque yo no existo en el mundo real.

Las ganas de vomitar me suben por la garganta y estoy segura de que debo estar tan pálida como un muerto enterrado en la nieve.

—Existo casi tanto como tú —agrega, intentando hacerme sonreír.

El impulso de decirle que huya o que enfrente a sus dueños me abruma y me hace sentir por completo impotente.

No se puede huir de los Millard.

Odio el contacto físico por muchas razones en las que no pienso a menudo, pero, aun así, después de esa bomba lanzada, creo que Eros necesita algo de contacto con un ser humano. Sin mirarle y sin dejar de ver el vidrio parabrisas, busco su mano a tientas sobre sus piernas y entrelazo nuestros dedos antes de apretar fuerte. Espero que esto sea suficiente para decirle que no está solo.

Siento como sostiene firme nuestras manos entrelazadas y le escucho continuar su historia.

—Nuestra madre nos dio a luz un día y al siguiente entró en pánico, se arrepentía de haberme vendido —continúa diciendo, esta vez respondiendo mi pregunta—. Un tiempo después quedó embarazada de nuevo y tuvo a mi hermana pensando que podría intercambiar mi vida por la de ella, el problema era que a mi año y medio yo ya era bastante inteligente y los Millard notaron mi peculiaridad, me vigilaron y estudiaron al igual que a Oleksandr excepto que él estaba a salvo. Con los años supieron que mi hermana era una niña prodigio y se tentaron en llevarla a ella, pero mis cualidades eran lo que les favorecía más. Alegaron que podían recibir una niña prodigio cuando les diera gana, que solo era una Peculiar.

Intento controlar mi respiración, cosa que me cuesta un poco debido a lo enojada que me encuentro. No puedo dejar de pensar en la injusticia de nacer sin que tu vida realmente te pertenezca. Evito manifestar una respuesta obvia porque no parece ser alguien que se tome bien mucha expresividad en un momento como este.

—Cuando cumplí cinco años mi mamá intentó huir de casa conmigo, se negaba a dejar que me llevaran incluso si faltaban años para eso. No llegamos muy lejos cuando nos descubrieron —dice, con el rostro muy serio de repente—. La asesinaron fríamente con un disparo y luego me forzaron a volver a casa. Mi mellizo me culpó por su muerte y en la actualidad aún lo hace.

Frunzo el ceño pensando en Oleksandr.

—También la odia a ella, ¿no es así?

—Leonore extrañaba a su madre y cuando le dijimos que solo se había ido empezó a escaparse de casa para ir a buscarla. Pasaron años hasta que le dijimos que falleció y por qué. Ella no me culpó —dice con una mueca en el rostro—. Oleksandr, por otra parte, odió a mi madre cuando supo que me escogió a mí. Nunca hablamos de ella en la actualidad ni de nada importante. Para él creo que también morí ese día.

—¿Lo odias?

Niega con la cabeza.

—No —responde muy serio—. A veces me imaginaba que lo escogían a él, que él era el primogénito. Tenía sentido porque posee una habilidad que los Millard admiran mucho. Ahora no le deseo esto a nadie.

Nos quedamos en silencio, procesando esta nueva información.

—Apuesto a que ahora te sientes mal por lo que hiciste —comenta con humor y burla.

Me llevo las manos a la cara.

—Tal vez estoy pensando en operarme ilegalmente para no tener hijos —digo avergonzada y el carcajea. De pronto me invade una pregunta y la digo en voz alta sin pensarlo dos veces—. Un momento. Tú firmaste el contrato al igual que yo, ¿eso no significa que debes hacerle lo mismo a tu hijo?

—No, yo no sufro esa condición. Sin embargo, debes recordar que mi vida les pertenece y he oído historias sobre emparejamientos.

—Asumo que para que salga un Peculiar —contesto y él asiente.

Me quedo muy tensa y alerta cuando Eros acaricia con su dedo pulgar mi mano entrelazada a la suya.

¿Cómo la saco sin volverlo incómodo?

—Nunca le he dicho a nadie... Participo en grupos con gente como yo, primogénitos —confiesa en voz baja y muy rápido, como si deseara que no lo escuchase realmente.

—¿Algo así como Alcohólicos Anónimos?

Sonríe.

—Claro, solo que nosotros somos vendidos a Millard's Store —contesta sin poder impedir una carcajada al final de su frase.

No me rio.

—Conozco gente como yo, estoy rodeado de ellos a veces, y creo que no había conocido a alguien que pudiera competir con mi mierda.

Frunzo el ceño sin comprender.

—¿Cómo así? Con ellos compartes exactamente lo mismo —digo sin comprender su punto—. Nuestras historias ni siquiera se parecen.

Se encoge de hombros.

—Ellos hablan de lo que nos ocurre como una bendición, que debemos estar agradecidos por ser los escogidos.

El zumbido de nuestros teléfonos al unísono me hace dar un salto en mi lugar. Saco mi teléfono del bolsillo y echo un vistazo, no sin antes notar que Eros ni siquiera está interesado en ver el suyo y sigue sosteniendo mi mano izquierda.

Resultó ser un correo de la academia.

—¿Se cancela la fiesta de bienvenida? —pregunto en voz alta para llamar su atención. Él se inclina hacia mí para ver la pantalla de mi celular.

—«En su lugar se hará un baile benéfico para que la academia pueda recaudar algo del dinero perdido.»

Frunzo el ceño ante el correo mientras continúo leyéndolo.

—¿Gala con temática Halloween?

—Vestidos largos y trajes caros, pero deben ser disfraces —explica, con el ceño fruncido.

—¿O sea que puede ser algo extravagante?

Se encoge de hombros.

—No dice que no. ¿Entramos?

Asiento con la cabeza.

Al salir del auto la lluvia comienza a bañarme enseguida así que me apresuro en cruzar la puerta de entrada, seguida por un Eros al que no parece molestarle un poco de agua.

Nos quitamos los zapatos una vez dentro y yo recojo los míos para cuando tenga que salir nuevamente rumbo a la segunda casa.

No me doy cuenta a tiempo que Eros se hace a un lado para despejarle el camino a alguien y termino chocando de frente con Oleksandr.

—¡Lo siento! —me disculpo rápidamente, alzando las manos.

—Tranquila —dice masajeando su brazo—. Eres más huesuda de lo que pareces. Dolió.

Hago una mueca.

—No sé qué decir sobre eso. De nuevo, lo siento mucho.

Sonríe con los labios cerrados.

—No hay problema —contesta rodeándome y continuando su camino.

Eros se da vuelta y le observa como si estuviera forzándose a decir algo.

—¿Está todo bien?

Oleksandr se queda quieto y no voltea.

—Sí. ¿Por qué?

—Te escuché llegar con papá en la madrugada y parecía...

—Creo que eso es asunto nuestro.

Oleksandr le mira frunciendo el ceño y yo, entre ambos hermanos, me doy cuenta de que es un muy mal lugar para haberme detenido.

Eros cierra la boca y da varios pasos atrás.

Oleksandr se retira sin decir otra palabra.

Observo a Eros de reojo, pero este parece ya haber construido una muralla entre nosotros y se le ve mucho más frío que en cualquier otro momento. Parece querer hacer una salida rápida, pero la aparición de Jer en la sala de estar lo deja perplejo.

Jeremy, con sus audífonos puestos, aparece saltando de pronto y comienza a limpiarlo todo muy enérgicamente. Jamás la había visto de esa forma.

—¡Hola, prima! —saluda alzando los brazos.

Eros me mira y parece... ¿apenado?

—Recuerda lo que te dije.

Jeremy se acerca con una sonrisa enorme, dando saltitos hasta llegar a mí. Tiene muchos mechones sueltos de su peinado y eso me extraña ya que suele arreglarse para entrar a esta casa a trabajar.

—¿Qué tal las clases?

Abre y cierra las manos, haciéndolas puño.

—Poco... interesantes.

Miro sus ojos, como Eros me dijo que hiciera. Suelto todo el aire de mis pulmones como si me hubiesen dado un fuerte golpe.

—¿Debo preocuparme? —pregunta, tal vez muy alegre.

—No, pero parece que yo sí.

Frunce el ceño y se aparta poniendo un mechón de cabello tras su oreja en un gesto nervioso.

—¿Te preocupan las clases?

—No, me preocupan tus pupilas dilatadas —confieso, ya molesta.

El silencio se hace en la habitación y mi enojo crece al igual que su vergüenza.

—¿Qué consumiste?

—No sé de qué hablas.

—No te hagas la estúpida ni me creas una imbécil. Te hice una pregunta.

Se voltea dándome la espalda para trapear el suelo. Camino hasta quedar frente a ella y le agarro la mandíbula con una mano para que me mire a la cara.

—¿Vas a decirme que piensas arriesgarlo todo cuando he dado mi vida porque estemos a salvo?

Aparta mi mano bruscamente.

—No te hagas la santa, Hailey. Deberías estar agradecida de que yo fui quien te salvó primero.

Levanto las cejas sin poder creérmelo.

—Es coca, ¿no es así? ¿Quién te la vende?

De pronto el nerviosismo vuelve y se remueve incómoda.

—Yo... Solo la he probado dos o tres veces, Lee Lee. No tienes que...

La interrumpo antes de que se vaya.

—Déjame a mí las mentiras. Te pregunté quién te la vende.

—La voy a dejar, Hailey. Basta.

Evito reírme en su cara.

—No te convendría seguir haciéndolo, ¿sabes? —le miro directamente con la cara más inexpresiva que consigo—. Tienes treinta y cinco, Jer, y no pienso cuidarte toda mi vida.

No debería jugar con sus peores miedos, pero no voy a ocultarle la verdad.

A sus ojos se le escapan unas lágrimas y muy, muy en el fondo podría darme algo de pena.

Suspiro, agotada.

—Escucha, si quieres ayudarte a ti misma te apoyaré, sabes que sí. Pero si no quieres salir de este círculo vicioso de autodestrucción, ya no sé qué más hacer —concluyo—. Te sacaré una hora con algún doctor local, ¿te parece bien? No es necesario que nadie más sepa nada.

Asiente con la cabeza al limpiarse sus lágrimas.

Este sería un buen momento para abrazarla, sin embargo, me doy media vuelta y me dirijo a la cocina para comer literalmente lo que sea.

La vergüenza al saber que Eros lo sabe amenaza con comerme viva.

[...]

Esa misma noche el señor Vinter solicita que cenemos todos juntos en la casa principal. Tuve que informarle que Jer estaba en la ciudad con su psiquiatra sin darle muchas especificaciones. Finalmente terminamos en la mesa solamente la familia Vinter y yo.

—¿Qué tal te sientes últimamente, Hailey? Lamento no haber preguntado nada antes. Ser cirujano consume mi tiempo casi por completo, además del viaje —pregunta el señor Vinter muy educadamente mientras corta su filete.

Ninguno de sus hijos está realmente interesado en iniciar una conversación y la verdad es que yo tampoco, pero su amabilidad al dejarnos vivir aquí merece cierta retribución.

—No se preocupe. Me siento mejor ahora, gracias.

—¿Y todo ha vuelto a la normalidad?

Apenas si se qué es normal.

—Harán una gala benéfica para recuperar algo del dinero perdido —comenta Eros.

Oleksandr se dedica a comer su comida. Siendo honestos no pareciera prestarnos ni un poco de su atención.

—¿En serio? ¡Me parece una idea excelente! —contesta el señor animado.

—Será con la misma temática del baile de bienvenida. Halloween —añade el mellizo de rulos alborotados cuando nota que no sé cómo responder.

—Yuju —exclama Oleksandr sin emoción alguna y se retira de la mesa luego de haberse comido todo a toda velocidad.

—¡Estupendo! —dice el señor Vinter mirándome nuevamente, ignorando a su hijo—. ¿Ya tienes pensado cómo arreglarte?

Si, Hailey. ¿Ya tienes pensando lo que usarás?

Niego con la cabeza.

—No tengo vestidos de gala, señor. Creo que mi idea era no asistir.

—Una idea muy tentadora. Estoy completamente a favor y seguiré tu ejemplo —comenta Eros, apuntándome con su tenedor.

—Ni hablar, si yo debo ir ustedes tres me acompañarán —concluye Erik Vinter, subiendo el volumen para darle la noticia a Oleksandr también, que gruñe a la distancia.

—¿Jeremy Becker te acompañará? —pregunta Eros, de pronto muy serio.

Mierda, eso no lo había pensado.

Mi ojos se mueven de un Vinter al otro midiendo sus reacciones.

—Jeremy no quiere asistir —responde.

Suelto el aire que no sabía que tenía contenido.

—Podrías ir a la ciudad pronto y comprarte el disfraz que quieras, o por internet si es mejor. Te prestaré mi tarjeta —insiste el señor Vinter.

Levanto la ceja y una sonrisa amenaza con salir a la luz.

—Yo te acompaño, también quiero salir a investigar que usaré —comenta Eros mirando su plato con una sonrisa y los ojos cerrados. Unos hoyuelos marcan sus mejillas.

Una movida inteligente, pero no iba a robarle a quien pone el techo sobre mi cabeza y comida en mi plato, niño bonito.

De pronto mis ojos bajan a su muñeca sin estar segura de lo que veo o lo que busco en ella. Los recuerdos simplemente llegan a mí rápidamente cuando me encuentro teniendo un deja vú.

Recuerdo que cuando estábamos frente a la bóveda y yo charlaba con mi grupo se acercaron unos ladrones a separarnos. Uno me tomó por el antebrazo y jaló mi cuerpo para separarme del resto. No recuerdo su rostro porque llevaba la máscara, pero sí recuerdo algo en él, una W tatuada en su muñeca entre su traje y el guante donde se alcanzaba a ver algo de piel. No recuerdo los detalles de su piel puesto que la imagen desaparece muy rápido de mi cabeza, pero estoy cien por ciento segura de ver la W en su muñeca.

Ante mis ojos, en la muñeca de Eros, puedo ver la W escrita.

Genial.

***

Por fin salí de vacaciones gente!! Espero ir subiendo más capítulos a medida que vaya editando pero le he hecho tanto cambio que me ha llevado mas tiempo del que me imaginaba💘 espero ahora apurarme y organizarme mejor.

Díganme, ¿acaso se esperaban eso?


Toda ayuda es bienvenida🙌🏻

Si les gustó el capítulo por favor ayúdenme
✔️votando
✔️comentando
✔️compartiendo

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

53.7K 7.2K 27
Luego de haber pasado tanto en su niñez y en su desarrollo, Caden busca la manera de cambiar ciertos aspectos de su vida en un esfuerzo de unirse al...
4.1K 78 10
Por cada personaje de BONTEN haré un shot con alguna de las prácticas BDSM.
22.8K 2.2K 29
Evil † Su mirada me da escalofríos, miedo, como si leyera mis pensamientos. Algo oscuro esconde en su mirada algo que no quiero saber. Ese hermoso h...
70M 6.9M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...