Fuerzas Opuestas.

By Gathergerd

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En las tierras de Arium, diferentes seres conviven en paz y armonía... ¡O eso quizás fue en el pasado! ... More

Fuerzas Opuestas
Mapa.
🍃Capítulo 1.🍃
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
♛SEGUNDA PARTE♛
Capítulo 17.
Capítulo 18.

Capítulo 4.

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By Gathergerd

     Hay un ambiente algo silencioso, donde todos están pensando. 

Eleonora: Y, ¿A qué te refieres con ángel caído? —pregunta finalmente.

Cian: ... —baja su mirada, con un tono de voz algo más bajo— Allí arriba, debemos cumplir con ciertas reglas. Una de ellas es no hacer contacto con los seres de la Tierra sin permiso... y para mi desdicha, no pude evitar... —suspira— enamorarme de un humano. 

     La ángel se queda en silencio un par de segundos, que parecen interminables. Sus alas dejan de estar desplegadas para esconderse nuevamente en el interior de su espalda, hasta perder rastro alguno de ellas. 

Rumshum: ¿Alguna vez intentaron quitarte las alas?

Cian: Sí...o al menos las pocas personas que las han visto lo intentaron, para mi mala suerte. —evadiendo la mirada de ambos, abrazándose a sí misma— Dicen que las usarían para venderlas o simplemente presumirlas. 

Rumshum: Pues, son bonitas, cualquiera las vendería. —dice con algo de obviedad. Se levanta— Y hablando de cosas bonitas, iré a mi habitación.

Eleonora: Un momento, ¿TÚ habitaci...

     La elfa apenas puede terminar sus palabras cuando Rumshum comienza a irse directo a la posada. Entonces, ve a Cian, la cual le está dedicando su amplia sonrisa de siempre. Ya parece ser una costumbre. Ambas se apresuran en seguirlo y evitar que otro vuelva a encerrarse dentro.

     La pequeña habitación constaba de una cama individual en cada extremo, con un armario de roble oscuro en el medio, pegado a la pared. Una pequeña ventana del lado izquierdo da hacia las calles de Rhampsia que, dado la hora, se encuentran vacías. La única iluminación disponible es la pequeña vela que Rumshum enciende sobre una repisa al lado de la cama derecha, la misma que usa para recostarse y, dándole la espalda a las chicas, quedarse profundamente dormido. Eleonora cierra la puerta con llave, por seguridad.

Cian: —viendo a Rumshum como un pequeño bebé, entre risas— Miralo... ¡Parece que hoy dormiremos los tres juntos!

Eleonora: —viéndolo por igual de reojo, mientras deja su mochila a un lado— <<Bastardo..>> —se sienta cruzada de piernas en el suelo, apoyando su cabeza sobre el ropero— Duerme en la otra cama Cian, aquí estaré bien.

Cian: —asintiendo y recostándose en la cama izquierda, susurrando— ¿Eleonora...? Buenas noches.

/  /  /

     El sol salió en Rhampsia; las temperaturas habían bajado bruscamente con el pasar de la noche, y Eleonora fue la primera en abrir los ojos incómoda por el suelo frío. Tomando su mochila y abriendo la puerta, se pasó por el sucio baño del bar para refrescarse un poco el rostro con agua fría. Meditando, termina por aceptar que si ninguno de los dos pensaba ayudarla a cumplir con la misión del anciano, podía hacerlo sola. Sus verdaderas ansias por el honor y respeto que recibiría a cambio la motivaban a no dejarse llevar por la opinión de ambos. 

     Acercándose a la barra en pleno mediodía, donde la gente comenzaba a llegar por un desayuno, nota que el anciano no está. Se queda unos minutos esperando sentada, puesto que no le vendría mal un poco de información extra sobre el duende, sin embargo, no hace presencia alguna. Suspirando se da media vuelta para llevar a cabo la misión, pero para su sorpresa, al hacerlo se lleva una mano al pecho del susto, notando que Rumshum está detrás.

Rumshum: ¿A dónde vas, elfa?

Eleonora: ... —cerrando los ojos, cuenta hasta cinco. Los abre nuevamente y pasa de su cara, revisando que todo lo que necesita esté en su mochila— A pagar el hospedaje.

Rumshum: Creí que harías la estúpida misión del duende. —dice viendo como la elfa saca su arco y flechas, exceptuando las necesarias para el encantamiento.

Eleonora: A eso me refiero. —acomodando sus armas— Y precisamente eso voy a hacer.

Rumshum: ...Te acompaño.

     Ella levanta la cabeza de golpe, viéndolo con una cara de preocupada sorpresa.

Eleonora: ¿Tú, acompañarme? —suelta un soplido, después de una carcajada.

Rumshum: Sí, ¿Por qué no? 

Eleonora: ¿Tal vez porque siempre estás molestándome? —enarca una ceja— ¿Cuál es tu plan, matarme sin que se entere Cian?

Rumshum: Eso podría haberlo hecho desde hace rato. —se la queda viendo, cruzándose de brazos. Sonríe de lado— Vamos, dame una oportunidad.

Eleonora: <<Ugh...>> —dándole la espalda, comenzando a avanzar— Como sea, vamos.

Rumshum: Si, vamos... —dice siguiéndola, en una sonrisa maliciosa.

     Ambos caminan hasta adentrarse al bosque de Rhampsia. Un fuerte aroma a flores se desprende de la vegetación, junto con una amplia variedad de árboles frutales y arbustos con arándanos y frambuesas. Eleonora no dejaba de observar en intercalados momentos a su extraño e inesperado acompañante. Él se notaba despreocupado e inexpresivo mientras caminaba guardando algunas frutas en su bolso. Bajando un poco la mirada, veía la ballesta que éste llevaba firme sobre su mano izquierda, causándole un escalofrío en toda su espalda.

     Al cabo de una no muy larga caminata, llegan a divisar desde lejos una cabaña escondida entre las plantas. De un tamaño angosto, con la forma y color de una calabaza, la pequeña chimenea que expulsaba humo en un extremo, exponía totalmente la presencia de la construcción. Rumshum y Eleonora ven a un grupo de siete personas de pie frente a la redonda puerta principal con cristales, al parecer esperando poder entrar. Escondiéndose ambos sobre unos arbustos, prosiguen viendo la situación; el enano el cual buscaban abre la puerta de la casa, saludando con una botella de lo que parece ser cerveza, a las personas de afuera. Éstos últimos pasan al interior, hasta que ya no hay rastro de ninguno, entonces, una música de fiesta comienza a resonar desde la casa hasta los arbustos. 

Rumshum: ¿Nos acercamos y golpeamos a esos siete? —pregunta en voz baja, tomando una frambuesa del arbusto donde se esconden.

Eleonora: No, solo tenemos que llevarnos al enano. —girando a verlo— ¿Qué tan silencioso eres?

Rumshum: ¿Del 1 al 10...? —se lleva la frambuesa a su boca. Termina de comer y prosigue— Un 3.

Eleonora: <<No me extraña, con lo poco que puedes dejar de decir idioteces>> —piensa antes de idear un plan. Nota que la chimenea de la casa ya no expulsa humo— Bien. —verificando que sea seguro salir del arbusto, comienza a ponerse de pie— Yo me encargaré de capturar al enano, tú distrae a los otros.

     Los dos caminan hasta un extremo de la casa, donde no hay presencia de ventanas. Allí, Eleonora aprovecha las protuberancias de la pared para escalar hasta el techo. Acercándose a la chimenea, levanta una mano para darle la señal a Rumshum. Él se acerca a la puerta y golpea. Segundos después, el ser de baja estatura y apariencia idéntica a la lista de captura lo recibe. Eructándole, puede sentirse el aroma de alcohol desprendiéndose por su boca.

Rumshum: ... <<Mierda, este hombre apesta a vodka barato.>> —acomodándose su fedora, baja la cabeza para hablarle al sujeto— Buenas tardes, pequeño amiguín. Estoy buscando a... un grupo de siete personas, hay algo muy importante que debo decirles. —mirando a ambos lados inconscientemente— Pero.. a ti no. Los vi caminar hasta aquí, así que supongo que estarán en tu... —viendo la construcción— verdura con puertas y ventanas.

     Eleonora se lanza por la chimenea, cayendo sobre una estrecha sala anaranjada que, a comparación del resto de la casa, parece que ésta le obliga a caminar agachando un poco su cabeza. A pesar de medir 1.60, el sitio seguía siendo una construcción especialmente hecha para duendes. El alrededor parece decorado como una oficina de alto mando, con un escritorio repleto de papeles, pero colgando en las paredes, una terrorífica muestra de diferentes cráneos, con el respectivo nombre debajo. Eleonora se acerca a verlos, tensa. Las cabezas que colgaban no pertenecían solo a animales, sino también a otros seres; llega a leer ''Humanos'', ''Ogros'', ''Vampiros'', ''Demonios'' ... ''Elfos''. Siente una pequeña arcada al ver el cráneo de su raza siendo expuesto de una manera tan grotesca, y una mirada de odio se centra en el enano, cuando abre la puerta de la habitación y se petrifica al verla allí.

Eleonora: Tú... —apretando los dientes.

     Si ya no eran suficientes los chistes sobre elfos de su compañero, la paciencia de Eleonora se había ido por las cañerías conociendo más a fondo la crueldad que podían llegar a tener algunos seres, inclusive pequeñas criaturas que consideraba amables, como los duendes. Abalanzándose sobre el enano, le asesta un puñetazo en el rostro que lo deja inconsciente. Pero, por alguna razón, no puede detenerse, y asesta otro. Y otro más.

     Rumshum se queda algo incómodo viendo a la pandilla de 7 sujetos de diferentes razas, duplicando su estatura y músculos, cubiertos de una armadura de cuero, con cicatrices de quemaduras y rasguños sobre sus rostros, portando armas de filo. Traga saliva entre risas.

Rumshum: ¡Hey! —dice sonriendo— Eh... —pensando realmente que decir— ¿De casualidad conocen algo de...eh...eh... —moviendo un poco los pies— eh...algún bar?

     Los siete se miran entre sí, para luego ver con total desconfianza al humano. A punto de indicarle con señas el bar más cercano, se sobresaltan sintiendo una bomba de humo explotar en la casa. Algunas flechas que salen disparadas desde el interior, se asestan sobre algunos de la pandilla, abriendo paso a la salida. Entre la niebla de tonalidad verdosa, Rumshum ve a Eleonora salir corriendo hacia el interior del bosque, llevando en brazos la figura inconsciente del duende, atado con un par de cuerdas por todo su abdomen. 

Rumshum: Eh... ¡Adiós! —responde confundido, acomodando su saco mientras sigue a toda prisa a la elfa.

     No obstante, a no muchos minutos de llegar al bar, Rumshum detiene a Eleonora, la cual no dejaba de correr en silencio. Ella lo observa, en una mirada perdida, como si se encontrase inconsciente de sus actos.

Rumshum: —jadeando— ¿Eleonora, qué carajo? Esos siete no iban a hacernos nada. —viendo hacia atrás— Además, ni siquiera nos estaban siguiendo.

Eleonora: El anciano me advirtió y me dijo que me cuidara. Tarde o temprano llegarían y nos matarían.

Rumshum: El anciano es un idiota. Repito, ni siquiera nos seguían.

Eleonora: Ya deja de llorar. —dejando el cuerpo inconsciente del duende en el suelo, levanta la mirada, viendo agresivamente a Rumshum— Sé lo que hago.

     La elfa tiene los ojos algo desorbitados y una mirada intensa, como si no estuviese entrando en razón, o al menos hasta que reacciona siendo golpeada por una manzana en la cabeza. Echándole un vistazo al cielo, ven a una blanca figura alada, sosteniendo en brazos un par de manzanas rojas. 

Cian: ¡NO ME LLEVARON CON USTEDES! —grita enfadada. Le lanza desde el cielo otra manzana a Eleonora.

   La segunda manzana que tira cae a su lado. Sin embargo, Eleonora llega a ver que de la misma fruta, sobresale un pequeño objeto plateado. Tomándolo y observándolo detenidamente, se nota que es un material pequeño y puntiagudo. Quitándolo por completo del interior de la manzana, descubre que es una aguja muy afilada. Luego dos, tres, y hasta cuatro agujas. La misma ve preocupada hacia arriba.

Eleonora: ¡Cian, detente! —extendiendo la fruta— ¡Dime dónde compraste éstas manzanas!

Cian: —confundida, baja la mano con la cual pensaba lanzar otra fruta— ¿Eh?... —se acerca a ambos, dejando de volar— Un tipo medio bronceado y alto se acercó a mí y me dijo que las vendía. Le dije que necesitaba unas para lanzárselas a ustedes y me dio unas especiales de otra caj.. —no termina de completar su oración cuando ve en la mano de Eleonora las agujas— Oh... Upsi.

Rumshum: Ya... —la ve—  ¿Y con qué pagaste?

     La ángel solo sonríe. 

Eleonora: ¡¿Qué?! —lanzando la manzana lejos— ¡¿Compraste manzanas sólo para lanzármelas?! ¡Ni siquiera le tiraste una a Rumshum!

Cian: ¡Solo me las regaló!, lo hizo sobre todo cuando le especifiqué que uno de los dos era una elfa... —llevándose un dedo a su mentón y bajando la mirada, pensativa— Me pregunto por qué...

Eleonora: ¿¡Qué problema tienen todos aquí con los elfos!? 

     Eleonora se da media vuelta e, ignorando al duende, se aleja caminando enfadada. 

Rumshum: —viéndola irse— ¡Los elfos son inferiores Eleo!

Eleonora: ¡CÁLLATE ENFERMO!

     La elfa desaparece por los árboles. Cian se queda boquiabierta viendo toda la situación, para luego preocuparse, permaneciendo en silencio. Rumshum se cruza de brazos, negando con la cabeza. De entre los troncos sale volando la lista de captura que llevaba la elfa, golpeándolo en la frente. 

Rumshum: Auch. —acariciando donde lo golpeó.

Cian: Creo que fuimos muy rudos con ella... —triste— Eleonora es realmente una buena chica...es solo que... realmente creí que iban a seguir la aventura sin mí... y... y... —comenzando a lagrimear— me puse algo triste.

Rumshum: Ah... —a Cian— Es un poco dramática, como todos los elfos. No te preocupes.

     Eleonora seguía oyéndolos a medida que se alejaba de ambos. Pero aquellas últimas palabras, ''como todos los elfos'', eran la gota que colmó su vaso de paciencia. Una rabia interna aumenta el palpitar de su corazón, agitando su respiración y apretando los puños. Se detiene un par de instantes y, reaccionando, regresa corriendo hacia allí. Sacando su arco y flecha, apunta directamente a la frente de Rumshum.

     Y sin pensarlo dos veces, dispara.



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