Maratón 1/3
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La cálida brisa que abrazaba el sol movia lentamente las cortinas de color celeste pastel, aún lado de los ventanales, tan pausadas y lentas, que despredian aquel inigualable calor como si fueran los calidos suspiros de un cuerpo fuerte y grande que exigía la puerta de su libertad ser abierta y de unas manos pesadas que reclamaban volver a tocar aquella piel angelical que alguna vez recorrió, recorriendo detallada y suavemente el cuerpo de aquel pálido joven de cabellos oscuros como el cielo azul de una noche estrellada y orbes de zafiros tan azules, profundos y brillante como la gema oculta que se perdió en el mar en una desastrosa batalla que dio inicio a la casi extincion de dos reinos por más de 500 años.
Aquella guerra donde el fuego pinto el cielo de llamas y aquel inmenso dragón blanco lloro desgarradoramente inundando los valles y ciudades en busca de lo que le fue arrebatado injustamente de sus ásperas manos, batiendo sus enormes alas tan fuertes que producían furiosas ventiscas que podian doblar tu cuerpo a la mitad.
Aquella gema que se perdió entre las olas enfurecidas de los mares.
Y la lluvia de sangre que caía por la muerte de sus compañeros alejaban la gema cada vez más lejos de sus manos. Perdiendola en un abismo sin salida, en una profundidad inigualable y con ella la vitalidad de su cuerpo al pasar los años.
Nunca más volvió a aparecer.
Nunca más volvió a posarse en sus manos, ni volver a sentir la calides de su cuerpo.
Antes de que sus ojos brillaran por última vez y su cuerpo se desvaneciera entre las brisas cálidas de las lágrimas que soltaba su debil corazón. Y su ultimo aliento se escuchará en los cielos como el suave grito desgarrador de su alma pidiendo que cuidaran aquello que tanto amo y jurando en silencio que volvería a tenerlo, sus grandes orbes de estrellas miraron unos plateados antes de que su párpados se cerrarán para nunca más volver a abrirse.
Pero nunca olvidando.
Aquella gema perdida que guardaba la mitad de su corazón y la sangre de la noche recorría por sus venas le debía la vida, aquella hermosa gema que tenía el poder de unir a dos mundos completamente diferentes en una alianza de paz, daria paso al universo entero que se reflejaria en su ojos cuando las Lunas se aliniaran y del cielo se abriría una puerta dejando paso al brillo de los ojos del dragon que una vez amo aún Ángel y lo encerró para siempre ocultandolo de las demás personas.
Como el tesoro que nadie mas podría tener. Ni sus propias manos volverían a tocarlo. Nunca más. Ya no.
O eso era lo que todos pensaban.
Sólo cuando el ritual sea completado y los ojos del joven dieran paso a la vida después de la muerte, el dragón volvería a resurgir como un ave Fénix.
Reclamando con sangre lo que un día le perteneció.
Y volvería a pertenecerle.
Sólo a él.
El cielo se pintaria de rojo una vez más y la tierra se abriría atrapando con ella a todos los Ángeles que murieron por rescatar al primer Príncipe de alas blancas y orbes celestiales.
Un pequeño gemido de dolor escapó de sus delgados labios rosas cuándo movió su débil cuerpo de un costado, una pequeña corriente eléctrica recorriendo su espalda baja cuando los rayos de sol tocaron debilmente sus ojos, como una pequeña caricia cálida pero a la vez tan dolorosa, que susurraba, dura y cruelmente: "despiertate" abrió lentamente sus párpados, podía sentir aquel sentimientos desconcertante envolverlo, aquella sensación de no saber que estaba pasando, ni sucediendo lo estaba abrumando de sobremanera, le hacía doler la cabeza, se rinidio volviendo a cerrar sus párpados, aún sintiendolos pesados y un poco cansados, tan difícil de moverlos como si un pequeño magnetismo los atrajera de nuevo siendo casi imposibles de separarlos volvió a abrirlos, ¿que estaba pasando?, ¿acaso anoche habia bebido tanto que su irresponsabilidad lo llevo a ahogarse en alcohol como una persona compulsiva?, no claro que no, nunca podria hacer eso, solto un suave gemido, su delgado y fragil cuerpo se sentia tan adolorido, inmóvil y ridiculamente pesado, cuando un extraño olor llegó a sus fosas nasales. Llamando su atención ladeo la cabeza con dificultad y entrecerro sus ojos a la vez que sus delgadas cejas extrañamente de un color azul claro formaron una línea.
Al mirar aún costado de su cama, encima de su mesita de noche a su lado izquierdo, había un pequeño y muy peludo lo que parecía ser el cuerpo de un conejito que se encontraba inmóvil, tieso, si no lo creia una idea descabellada e irreal, pensaria que estaba muerto, soltó un pequeño suspiro mientras cerraba de vuelta sus ojos, restandole importancia a su cansada imaginación, queriendo volver a domrirse, se sentía tan mal, tan cansando que su mente comenzaba a crear escalofriantes ilusiones por la falta de sueño.
"tengo tanto sueño..." movió tierna y perezosamente su pequeña nariz de botón cuando volvio a sentir aquél extraño olor, fue casi inevitable que no volviera a mirar de reojo aún costado de él, casi dudando un poco de que aquello fuera mentira, y el olor extraño sea causado por su fragil imaginacion, fueron solo segundos, lentos y duros segundos cuando sus ojos se abrieron de golpe, al seguir mirando aquel pequeño animalito en la misma posición de hace unos momentos....sin moverse, sin emitir ningun ruido o algun movimiento que indicará que estaba respirando, y eso sólo significaba una cosa, estaba muerto....el pequeño conejito estaba muerto en su cuarto, sin vida, aún lado de él con el cuerpo frío y sin ninguna razón, los latidos de su corazón comenzaron a palpitar rapidamente, tan duros y crueles latidos hacían que sus pensamientos se sintieran enfermos, su cuerpo se sintiera enfermo, su respiración comenzó a volverse pesada a cada segundo, tan dura, tan lastimera era que como si el aire no entendiera que era necesario para vivir y su cerebro no estuviera ayudando a controlar sus pulmones, su voz fue perdiéndose en el silencio de la mañana, cuando se sentó de golpe reteniendo aquel grito de horror que quería salir de sus labios y tratar de huir indicando que aquello era real, su mirada barrio rápidamente todo el lugar al ver aquel hermoso pelaje blanco-platinado del ser cubierto de sangre de un extraño color, sus pequeñas patitas tenían aquel color oscuro metálico, casi de un azulado brillante y y la vez un lila opaco, como si la sangre que manchaba su pequeño y fragil cuerpo estuviera ahi por mas de una horas, sus orbes azules se concentraron en aquellas heridas, tenía dos grandes agujeros que perforaban su estómago, cerca de sus patitas justo en el medio de su abdomen.
Como si aquella piel hubiera sido perforada por dos colmillos muy grandes y afilados de una forma dura y cruel.
cerró con fuerzas su ojos al sentir como una fuerte opresion se situaba en la boca de su estómago, gruesas lágrimas picando por salir de sus azulados orbes, su cuerpo temblando, preso del miedo en respuesta de solo ver aquella imagen tan dolorosa, llendo rápidamente con pasos torpes y dejando caer sus rodillas de una forma dura, fue como su mente dio vueltas, y su cuerpo se movió de una forma compulsiva, las lágrimas bañaron sus mejillas cuando el sonido de aquellas desagradables y fuertes arcadas lleno el lugar.
Limpio sus labios con las manos temblorosas al sentir aquel sabor amargo en su garganta y aquellas calientes lagrimas seguir bañando sus mejillas de una forma totalmente enojada, el deseo de que aquel dia fuera solo un sueño, una mala pesadilla estaba ahi, en su mente pero los castigadores recuerdos y momentos comenzaron a aparecer de una forma desconcertante en su memoria, pasando cada lento segundo de su vida por sus ojos, algo hizo "clip" cuando el recuerdo especialmente de la noche anterior aparecio tan rapidamente como el aire que se escapo de su pulmones, al recordad cuando aquellos grandes y plateados orbes peligrosos conectaron con los suyos.
Aquel sentimiento inexplicable abrumo tontamente sus sentidos y lo desconcerto de una forma vagamente familiar.
Como si aquellos ojos ya los hubieran visto.
Que si aquello gritara algo en su sistema que no supiera con exactitud que significaba.
Pero había algo que lo hacía poner aún más enfermo.
Aquello no era un sueño.
Aquello no había sido un sueño.
Todo era real, todo era malditamente real y Castigador, desde aquellos inmensos lobos hasta.......hasta, el sonido de su corazón destruirse y su voz gritando de dolor fue lo unico que se escucho en aquel cuarto, no, no quería, no podia, no había más opcion tenía que hacerlo.
Ahora tenía que cumplir su palabra.
La promesa que le hizo aquel lobo de ojos plomos y pelaje plateado. Aquella promesa que significaba abandonar todo lo que conocía y vivió por su familia, olvidarlo, aquello que significaba desaparecer, dejar de existir en aquel planeta por el amor que le tiene a su familia.
No.
No podía hacer ver aquello como una obligación, si tenía que ser sincero consigo mismo aquellas palabra que habían salido de sus labios sin pensarlo era como si, aquello, aquello estaba esperando todo este tiempo a que sucediera.
Con lágrimas en sus azules ojos fue como se acerco a la mesa cuadrada de roble que yacía en medio de la habitación, sus pálidos dedos temblaron mientras comenzaba a escribir en una de las ultimas hojas de su cuaderno, aquel que tenía una imagen de un oso negro con sonrisa tierna y ojos grandes, aquel cuaderno donde escribía todo lo que pensaba y sabía que siempre era leído por el demonio que tenía como hermano, su mente sólo podía pensar en una pequeña despedida para su hermano menor. Sus pensamientos fueron inundados al recordar cada momento que pasó con su familia. Cada segundo, cada sonrisa y cada lágrima que vivió.
Cada caída.
Cada deseo.
Cada dolor como felicidad.
No quería irse, no quería dejarlos, pero tenía que elegir ante todo. él o su familia.
Y sabía muy bien cual era su elección.
Cerró sus ojos con fuerzas dejando caer con más fuerza aquellas gruesas gotas saladas, mientras cerraba el libro en su mesa. Las lágrimas resvalando por sus carmesí mejillas sin reparo alguno al sentir aquella opresión desgarradora oprimir su pecho e impedir cualquier palabra de sus labios.
Si estas leyendo esta carta significa que otra vez entraste a mi habitación y rebuscaste en mis cosas sin mi permiso, ¿sabes que no está bien hacer eso cierto?, bueno no importa, ya no importa de todos modos solo quería decirte que no estoy enojado contigo, bueno si lo estaba, pero se que no fue tu intención romper mi teclado eléctrico, aquello que papá tanto quería que me olvidará y dejará de tocar para concentrarme en mi carrera de futbolista, lo se, en ese momento te odie con todo el alma, fue un sentimiento que destrozó todas aquellas metas y emociones dentro de mi, me sentía tan vacío y apago que las palabras se sentian tan huecas y tristes cada vez que hablaba, porque después de todo tocar el piano es mi vida, aquello me llenaba de vida, era toda mi razón de avanzar con cada melodía en mi corazón, y ese momento donde mi día había sido un completo asco tu, destruiste mi mundo, lo hiciste añicos, me destrozadas, pero quiero decirte que lo siento, si lo se, apesar de que estaba enojado y con una rabia enorme, no debí haber dicho aquellas palabras, nunca debi descargar todo mi enojo en ti, eres mi hermano y estoy completamente agradecido de que hubieras nacido y que fueras mi hermanito menor, nunca quisiera cambiar ese hecho, yo siempre te voy a querer y amar, eres mi sangre, no puedo odiarte, no puedo hacerlo apesar de todo yo nunca voy a olvidarte y espero que tu tampoco me olvides porfavor.
¿sabes?
Gracias por ser mi pequeño hermano molestoso y estar siempre a mi lado apesar de que tengo un increíble carácter incomprendido.
Te quiero.
Con pequeños y lentos pasos se dirigió hacia la calle, no sabía hacia donde ir, pero parecia que sus piernas si sabían caminando por su propia cuenta o solamante eran sus recuerdos quienes los guiaban, cuando estaba girando en una de las esquinas pudo visualizar al equipo de fútbol que tenia su padre, el aire se le escapó de sus pulmones.
- oh! Yoongi despertaste ¿listo para el entrenamiento? - sonrió su padre feliz elevando la voz al ver a su hijo mayor parado a unos cuantos pasos de distancia con una gorra negra que tapaba sus ojos y hacia sobresalir aquel peculiar cabellos azulado - el capitán del equipo nunca debe faltar - soltó con entusiasmo haciendo que todos gritaran de alegría.
Yoongi no se movió de su lugar. Sus piernas no querían reaccionar y su mente no quería aceptar el hecho de que si se acerca y lo abrazaba su cuerpo no volvería a obedecerlo para seguir su destino.
Sus orbes pronto comenzaron a picar, quería llorar, quería lanzarse a llorar en los brazos de su padre como un bebé, y contarlo todo, aquel deber que tiene que cumplir, quería arrepentirse pero no si su familia estaba en peligro, podia sentir como aquella sonrisa sincera que le daba su papá le oprimia mas el pecho ¿así sería nuestra despedida? ¿mintiendote?
Yoongi negó lentamente, agradecia de sobremanera que se hubiera puesto aquel gorro - hoy no entrenare - susurro sin fuerzas, podia sentir aquel amargo sabor en su boca alojarse al ver aquella mirada triste que le dio su progenitor, aquel tono ronco y tembloroso que soltó le hacía querer volver a llorar, cerró con fuerzas sus párpados tratando de ignorar aquella picazon en sus ojos - adiós padre - se despidió amargamente con una voz forzada y baja.
Su corazón comenzó a doler más, cuando aquel hombre, aquella persona que lo crió igual se despidió de él, este era el adiós definitivo, esta sería la única vez que lo vería, esta era la despedida, pero aquella persona delante de él no lo sabía.
No lo sabía.
Sonriendo dolorosamente obligó a sus piernas a siguir su camino, agitó su temblorosa mano por última vez a su equipo, aquella segunda familia que lo había recibido con los brazos abiertos. Aquellas personas que habían estado con el cuando más necesitaba una mano para seguir caminando.
Cuando sus pasos se fueron alejando cada vez más y más de aquellas personas que tanto extrañará, su mirada captó a unos cuantos pasos de distancia adelante a dos lobos negros mirarlo fijamente entre las sombras de los enormes árboles arriba de la acera. Cerró sus ojos con fuerzas al ver mejor aquella nave que antes había visto en el cielo estar ahí abajo con una enorme puerta abierta rodeada de artos lobos con las miradas indecifrables y sus belfos blancos querer subirse arriba en forma de ataque.
Aquella desierta calle sin ningun alma viviente y el tétrico color del sol parecia una escalofriante ciudad sin pobladores.
Una solitaria lágrima resbaló por su mejilla perdiéndose por última vez en aquella tierra que nunca más volvería a pisar, cuando sus piernas subieron por aquella rampa metálica y sus orbes quedaron perdido en aquellos orbes plomos del Lobo blanco.
Adiós papá.
Adiós mamá.
Adiós Minho.
Su corazón sintió algo diferente antes de que sus sentidos se nublaran y sus párpados se sintieran pesados una ves más, su cuerpo sintiendo una extraña corriente querer paralizarlo y su voz querer buscar palabras desconocidas que se morían en sus labios antes de salir. Su cuerpo fue sintiéndose pesado a cada segundo que pasaba mirando aquellos orbes plateados y profundos, aquel extraño color tan brillante, tan misterioso, tan hipnótico lo estaba abrumado, cerró sus ojos con fuerzas cuando los palpitares de su corazón se hicieron más fuertes a cada latido, su mente daba vueltas en un remolino de recuerdos que no podía distinguir con exactitud de quien eran.
Y su mirada vio unos orbes diferentes, tan ocultos y misteriosos que le recordaron al universo antes de que sus piernas cedieran y sus rodillas cayeran al suelo produciendo aquel sonido seco al caer, sus orbes azules se llenaron de lágrimas antes de cerrarse y caer dormido en el frío metal extraño.
Aquel lobo inmenso de color plateado se acercó lentamente al cuerpo de aquel bello joven dormido en el suelo, toco suavemente con su húmeda nariz la pálida mejilla de aquella cálida piel, sus belfos blancos se abriénron un poco dejando salir un suave gemido queriendo llamarlo, queriendo verificar que se encontraba bien, retrocedió un pequeño paso y el sonido de unos huesos rompiéndose se escucho por todo el lugar dando paso al hermoso joven de orbes plateados y mirada dura en su luga totalmente desnudo.
- hermoso Ángel descansa, ahora estas a salvo - susurro en una voz baja y lenta mientras una de sus manos recorría su pálida mejilla despacio, sus gruesos labios se abrieron ligeramente al sentir aquel picante y único aroma que emanaba de su cuerpo, sonrió mientras llevaba un suave mechón de cabello azabache hacia atrás de su oreja - yo te protegere -
^♡^ que cosas nos trae la vida....