La segunda vez fue cuando se encontraban en una de las aburridas reuniones que compartía junto al más alto y por su puesto la ONU.
Perú adoraba a su chico con todo el corazón, desde pequeño había tomado cierta manía de cubrir sus pecas con maquillaje, solo para no ser molestado, si era sincero también lo hacia porque no le gustaban, pero USA había llegado a cambiar eso diciendo que esas pequitas eran pequeñas estrellas en su rostro y que no había la necesidad de arruinar la maravillosa vista que él tenía sobre éstas. Esas palabras siempre eran acompañadas por una caricia, un pequeño besito sobre sus pecas o a veces solo con esa mirada tierna y dulce que le daba, pero ahora. . . Podía observar como esa mirada también se le era dada a Rusia.
—El rostro de Rusia es bastante lindo ¿No?— Preguntó el de habla inglesa sin apartar la mirada del mencionado, Perú hizo una mueca , pero se mantuvo callado al menos para no decir algo malo que pusiera en evidencia sus crecientes celos.
Es que estaba seguro de que USA le diría que estaba exagerando y bueno, sí, lo estaba ya que ellos dos eran muy buenos amigos.
—Sí, supongo.— respondió el moreno bajando la mirada, se quedó así por varios minutos y luego la volvió a subir con una sonrisa y un pequeño brillo que iba asomándose poco a poco en sus ojos.— Mi rostro también es lindo ¿No?— Estaba seguro de que el rubio no iba a decepcionarlo y le respondería de forma positiva, ya hasta podía sentir a su corazón descontrolarse. Vamos, a quién no le gustaría recibir de vez en cuando un halago por parte de la persona que más quieres en el mundo; sin embargo, la respuesta del de lentes oscuros jamás llegó, estaba demasiado concentrado en su «amigo».
Perú estaba llorando en la esquina de un habitación en donde pocos países ingresaban, cubría sus labios lo mejor que podía para no despertar sospechas por el sonido de su llanto, todo lo que le habían dicho era muy horrible, pensaba que había olvidado todos esos apodos originados por su extraña apariencia, pero no, ahí estaba tratando de volver a confiar en sí mismo y salir del lugar con una resplandeciente sonrisa.
USA apareció en su mente y eso produjo que sus esfuerzos por sentirse mejor se vinieran en picada al saber que lo más probable era que su chico también pensara lo mismo de su pecoso rostro. Se levantó con su corazón lastimado, se dirigió al baño más cercano y limpió sus lágrimas con ayuda del agua que corría del caño, miró su rostro una vez más antes de secar el mismo para luego sacar una base y unos cuantos polvos, para cuando se dio cuenta su rostro ya estaba cubierto, limpio, lindo tal y como lo quería.
USA ni si quiera notó el cambió, no había visto que su brillante estrellita se iba apagando y tampoco que no le daba la atención que merecía sino que lo había dejado de lado pensando que su novio estaba bien, que su novio podría estar sin él al menos un tiempo y que estaría feliz con ello, una lástima que estuviera equivocado.