La noche llora
el peregrinar de una roca
que fatiga la bolsa de una boca.
Porque, ellas,
lloran
ríen
muerden
corren y
vuelan en el bolsillo de un lunar.
Porque, ellas,
frías y
calientes en el bolsillo de un mimo.
Porque, ellas,
cautivan el mar
que galopea en los brazos de un corazón gerente.
Y porque están vivas es que fatigan la avenida.