Copyright © 2014 Charles Peterson Sheppard
Traducción de Pablo Solares Acebal
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Capítulo 19
El armamento estaba en la parte baja del edificio. Se podía llegar por dentro gracias a una puerta de seguridad y, por fuera, por una puerta giratoria que daba a un callejón al final del edificio. Chava estuvo todo el rato tratando de contactar con sus operativos… y puedo decir que fracasó. No dijo nada pero algo no iba bien. Tenía una extraña sensación de que algo iba mal.
Mi estómago tampoco estaba bien.
Chava introdujo el un código secreto y abrió la puerta de seguridad… allí estaba agentes de la CIA, esperándonos con un arma en sus manos.
-Hola Chava. Te estábamos esperando. Ni se te ocurra dar la señal de alarma. -dijo Fields saludándonos con la pistola-. Vamos, no seas maleducada. Cierra la puerta que está detrás tuyo… me tomé la libertad de, ya sabes, no sé como decirlo… ah, ya, desactivar a tus agentes del Mossad mientras tu y tu nuevo novio dabais una vuelta por la ciudad.
-¿Dónde están granuja? -dijo Chava.
Estaba furiosa pero nunca movía sus manos hacia los lados. Fields nos tenía atados y lo sabía.
-Están todos en tu pequeña habitación, querida, quietos como piedras… la información fluye, pero no hay más rupturas… Ahora venid aquí los dos, con cuidado.
Cumplimos… sabíamos que nos podía matar en cualquier momento. Me miraba como si le hubiera robado la comida del colegio cuando éramos niños pero, ahora, yo quería su arma.
-No eres más rápido que el gatillo, hombre Kung Fu. Estoy esperando a que vengas aquí y me pongas a prueba… Al suelo los dos y poned las manos donde yo las vea.
-¿Es sobre ti todo el rato Fields?
Chava tenía mucho en común con Charity.
-Sabíamos de las filtraciones de Hezbollah desde hacía algún tiempo pero tengo curiosidad. Empezaron antes de que llegases aquí. ¿Te importa informarme?
A pesar de su entrenamiento, instintivamente miraba hacia a un lado, su mirada se iba hacia una alarma de incendios protegida por un cristal que estaba en la pared.
-También la he desactivado. Lo siento. ¿No querría cada agente del Mossad en América del Sur que su casita necesita ayuda? Sí, Chava, sé como trabajas… bueno, creo, que podrías preguntarles a tus chicos de la habitación… pero, vaya, sus labios están callados para siempre… lo mismo que el resto.
-No puedo creer que trabajaras para Hezbollah o Vespula. -dijo Chava.
-Y no lo hago. Trabajo para mi… me importa una mierda si tu gente y la suya se matan entre ellos. Israel, Iran, Syria… todo es lo mismo. Armagedón, la Tercera Guerra Mundial… un solo cambio y todo volverá a la Edad de Piedra. A eso vamos, ¿entendido? Y yo estoy aquí por mi. No soy un chaquetero como ese tal Daniel de por ahí.
Me señaló y me sonrió con cierto contento.
-¿Estoy en lo cierto especialista? ¿Haces lo que te dice el idiota de Ze'ev Pinsky? Pues yo no. Ya desperté de mi sueño. Ya terminé de escuchar la falsa religión de los ascensos… los mismo bastardos que desperdiciaron mi carrera porque no quise continuar.
-¿Te refieres a los de Algiers? No tenías porqué hacer aquello, solo contar la verdad. -dije.
-Mentira. No podía hablar de aquello a mi superior en Algiers… fui yo quien lo grabó.
-¿Lo grabaste?
Hice mal en mostrar mis sorpresa; me di cuenta al ver su cara.
-Sí y no… no fueron grabadas en secreto. ¿Es eso lo que piensas? No soy un enfermo. Yo participé y ayudé a llevar a cabo el interrogatorio de la CIA.
-Eso es lo que tu llamas a violar mujeres… ¿un interrogatorio?
-Eso es lo que fue. Eran espías, ¡amigos de terroristas! Nos llevamos la culpa por hacer nuestro trabajo. Me agradecieron al enviarme aquí con mujeres como tu. Eres la arrogante, ¿lo sabías? ¿Hay algo que no harías para defender tu país? Quizás no. Yo hace tiempo tampoco. Solo que America se da prisa en deshacerse de ti cuando las cosas se ponen feas. Y eso es lo que hicieron conmigo. Ahora es todo así… Vespula está en San José para dar con Sabo y, cuando lo haga, créeme, conseguirá su dinero de vuelta y yo mi parte por mataros. Todos tienen una bala en la cabeza. Soy muy bueno pegando tiros.
Seguía moviendo la pistola ante nosotros mientras nos estábamos y le escuchamos. Ahora lo entendía todo un poco mejor. Costa Rica era un tablero de ajedrez en el que Hezbollah y el Mossad jugaban en territorio neutral y los inocentes y las víctimas no eran sus propios ciudadanos… ¡Dios mío, qué oportuno era todo! Fields vio una gran oportunidad y se vendió a la primera de cambio.
Me preguntaba cuanto de esta historia era cierto y cuanto eran mentiras que se había inventado. No podía quitar la vista del montón de armas y explosivos que estaban amontonados desde el techo hasta el suelo. Eran inútiles para mi siempre y cuando Fields llevase la voz cantante.
-Escucha, Fields… -dije finalmente.
Se volvió hacia mi con la frialdad de una cobra. Sentía como si me disparase entre los ojos con su mirada.
-Vespula ha matado a docenas y, si le ayudas, matará a cientos, incluso miles. Puedes ayudarnos a pillar a este tío y salvar infinitas vidas. ¿Es eso lo que quieres? ¿Enfermedades, bombardeos sin compasión, amarguras… y todo por dinero?
Aquello parecía algo banal pero no tenía un discurso mejor.
Fields ni pestañeó.
-Sí, eso es lo que digo. No tengo problema con eso. Soy de la CIA, ¿recuerdas? Persigo a insectos como ti. Ahora, a lo que me interesa… los dos al suelo… y Chava, como me provoques, te mataré primero y luego al amante. Nada de juegos conmigo.
Sabía que nos iba a matar de todos modos. Pero ninguno queríamos acabar así.
-¡Al suelo!
Tenía un encanto que era difícil resistirse.
Era la peor manera de escapar, creía, pero Fields mantenía su distancia y sus movimientos idiotas no nos ayudaban nada en absoluto. ¿A quién mataría primero?
Estábamos con el agua al cuello, esperando la ejecución, cuando escuchamos a alguien al otro lado de la puerta de incendios. Sabían el código secreto y la puerta empezó a abrirse… Para sorpresa de todos, ahí estaba T'zvi Pinsky en zapatillas y pijama negro de franela guiándose con un palo de caminar color negro. No llevaba gafas y por un momento pensé que Ze'ev había vuelto para salvar mi culo. Pero la esperanza durño poco.
-Chava, ¿estás aquí?
Sus ojos se quedaron en blanco mientras paseaba por la zona del armamento.
-¿Quién es aquí?
-Quédate donde estás, ciego idiota. -ordenó Fields-. Tenía que haberte matado junto con los otros. Es que no hay manera… Ahora es tu…
Se quedó a mitad de palabra. Vacilé cuando vi que T'vzi había elevado su bastón y señalaba a Fields.
Un estruendoso 'Psssft' salió del bastón y cuando me giré hacia Fields vi un pequeño y oscuro agujero redondo en su garganta, un poco más arriba de su esternón. Pude ver como Fields sentía miedo y la sangre empezó a salir de la herida. Le temblaba el arma… se tambaleó como una torre de Lego y no hizo sonido alguno hasta que cayó al suelo.
-¡Buen tiro, T'zvi!
Chava se incorporó con éxito y fue adónde estaba Fields. Yo intenté elevarme pero no pude ya que todavía me dolía la espalda de antes. En verdad, parecía doler más que nunca. Oí algunos pasos en la puerta y miré para saber si se trataba de Charity y Temple. No podía creer lo que veía.
-Jefe, ¿estás bien?
Charity parecía un comando con su jersey de color azul oscuro, su cinturón ancho negro y una buena azul a juego. Me dijo:
-¿Qué?
-Pareces… diferente…
-Sí, lo sé, ahora soy morena. Vete acostumbrándote. -dice impacientemente-. Temple está aquí también, te seguido esta mañana.
Caminaron hacia mi y me cogieron cada uno de un brazo para levantarme.
-¿Por qué cada vez que te sigo la pista estás en un aprieto? ¿Qué ocurre con eso?
-No lo sé. -dije.
A pesar de su ayuda, me sentía muy débil y me pregunté si me estaba haciendo viejo.
-¿Y qué estáis haciendo aquí? Olvídalo, ya me lo contarás después…
-¡Chava! -gritó T'zvi-. Los de arriba están todos muertos. Todos. Han jodido toda la sala de ordenadores. No vale nada.
-Eso es imposible. -contestó.
-No, no lo sé. Uno de los chicos los encontró. Dijo que es un puto desastre. Ninguno de los otros críos está heridos… la mayoría siguen durmiendo. Tuve una acorazonada y bajé aquí.
-He perdido a mi equipo. -dijo Chava-. ¿Y el cabrón de Fields sigue vivo? No por mucho tiempo… Voy a ir a San José a matar al mierda de Vespula… ¡solo, si tengo que hacerlo!
-No vas sola. -dije.
-¿Sigues con ello?
-Claro, vamos al tajo.
Me giré a Charity y le dije:
-Es Fields, el padre de tu hijo. Lo siento mucho… se cambió de bando, creo. Te lo explicaré luego. Mejor vas a verlo. No tiene buena pinta… tiene una bala en la nuca.
Charity parecía muy asustada. A pesar de sus problemas, Fields todavía era el padre de su hijo incluso teniendo en cuenta que se había vendido. Corrió hacia él y se arrodilló junto a Chava. Podía oír como oían gorgoritos de su garganta. Trataron de parar la hemorragia pero Fields paró de convulsionarse. No tenía ninguna oportunidad de salvarse. Chava se incorporó y le dejó ahí tirado, como si no importase nada. Miré un par de veces a T'zvi Pinsky que seguía impasible en la mitad de la habitación. No podía dejar de preguntarme por el disparo, como lo llevó a cabo, pero actuaba como un ciego cualquiera.
-¿Seguro que no puedes ver por ese ojo? Fue un tiro tremendo.
-Me guié por el origen de su voz, eso es todo. No podía saber qué ocurriría si hubiera fallado. Quizás estuviésemos todos muertos.
Me examiné el brazo mientras Temple me ponía al corriente de como Charity y él acabaron en Costa Rica.
-Cuando te fuiste, Ze'ev Pinsky nos contactó. Ya estabas en el avión a Costa Rica. Nos puso al día del plan de Vespula. Si recuperase todos sus ahorros, atacaría los Estados Unidos.
-¿Cómo? ¿Con otra bomba? Si el Mossad le hubiera pillado con las manos en la masa, ni siquiera estaríamos teniendo esta conversación.
Entonces, mi mente estaba más centrada en coger un buen rifle de asalto que en otras cosas. Pillé el mejor que encontré: un G36 de la marca alemana Heckler Kosh. Era ligero, plastificado, con fibra de cristal y compacto. Era una muy buena arma, pero sé lo que necesito cuando tengo problemas. Si las cosas se ponen feas en la jungla o en las chabolas alrededor de San José, el G36 me serviría para expresarme. Ya había estado muy cerca de la muerte en varias ocasiones durante esta misión. No podía andarme con florituras.
-Si se necesita una bala para acabar con esto, lo haré yo mismo Temple.
-Si fuera tan simple… pero no lo es. ¿Te acuerdas de Maziar Safi?
-Ah, ya. El hombre de los cuchillos con su hijo parlanchín. ¿Qué pasa con él?
-Y azulado…
Recordé:
-¿Alguna empresa de embotellamiento de agua?
-Sí, de tanques de agua. Ze'ev Pinsky dice que Hezbollah ha creado un plan para infectar para sistemas de agua en los Estados Unidos con un nuevo virus… algo como la gripe aviar, pero peor.
-El H5N1 ya puede mutar en manos. Ya es mortal, creo.
-Sí, cierto. Quizás hayas oído hablar al gobierno pidiéndole a los investigadores que tengan cuidado para que el virus no se pueda transmitir a manos terroristas. Bueno, pues… ya es tarde. Los informes de inteligencia indican que Hezbollah se hizo con una cepa que muta rápido de un laboratorio en Holanda… H5N2… han verificado el robo. Actúa muy rápido y es un arma biológica a nivel militar sin vacuna aparente… la muerte ocurre en unas horas… un arma de destrucción masiva que se transporta en tanques y que pasa al agua potable de varias ciudades. Ahñi es donde Agua-Azul entra al trapo, con el transporte y la entrega. Piensa en ello. El HFN2 sería una catástrofe nacional, quizás una epidemia mundial… He visto fotos de lo que le puede hacer a una banda de zorros en unos días. No es nada bonito. Vespula, supuestamente, tiene ese virus en su poder y Agua-Azul es su plan maestro. Por eso Ze'ev nos envío, para advertirte. No podía arriesgarse a pasaros la información por vía telefónica o por electrónica… al menos no algo de esta magnitud. Todas las comunicaciones se interceptaban a través del centro de IT que estaba en el piso de arriba y no sabemos qué más hay. Estoy aquí para ayudarte en todo lo que pueda, amigo, pero ya sabes que este Fields, el agente de la CIA, ha chafado tus planes de dar con Vespula al cargarse a todo el equipo. Ahora, tienes la pelota en tu tejado.
-Creo que lo llamaré 'estamos jodidos'. No, en serio, tenemos muy pocas opciones. ¿Dónde está Ze'ev? ¿Por qué no está aquí?
-Creo que se fue a Honduras o a Nicaragua para solventar un problema urgente de seguridad nacional… desconozco donde está exactamente.
-¿Quién le llamó? No está en el Mossad. ¿De quién recibe órdenes?
-No lo sé. ¿Es fiable esta mujer del Mossad?
No estaba muy seguro el qué responder pero no tuve mucho tiempo para ello.
-¡Felipe! -gritó Chava.
Su tono lo decía todo. Corrí hacia la pila de armamente, donde estaba, y Temple me siguió.
-Mira.
Me quedé en blanco por un instante.
-Temple, ¿qué es esto?
-¿Que qué es? ¿No sabes distinguir una bomba de relojería cuando oyes el tick-tack? -dijo Temple-. No tengas pánico, quedan siete minutos, tiempo más que suficiente para despejar el edificio. Haz saltar las alarmas de incendios, ¿no?
-¡No podemos! Fields las jodió.
-Entonces mejor nos movemos rápido. Eso es PLX mezclado con C4, creo. Y mucho. Eso volaría un 757 por el cielo y no dejaría ni rastro de ADN.
-Desactívalo. -dije.
-No puedo. ¿Ves aquí y ahí? Nadie puede en tan poco tiempo.
Miró a Charity quien todavía estaba junto al cuerpo de Fields.
-Temo que no puedo ayudar. Planeaba matarnos a todos y quizás por órdenes de Vespula. Y ahora… lo que digas tú o la chica del Mossad.
Mis instintos tomaron parte en el asunto.
-Bien, entonces, prestadme atención. Temple, Charity y T'zvi saldréis por la puerta de atrás. Temple, salva lo que puedas… no sé, lo que creas que pueda servirnos. ¡No pierdas el tiempo! T'zvi, tu y Charity despejad el callejón y iros a la calle paralela… apartad a la gente lo máximo que podáis y llamad a la policía… Chava, tenemos que llevar a esos críos de arriba fuera, tú y yo, y salir por la puerta de delante antes de que sea tarde. Si Temple está en lo cierto disfrutamos de unos voladores de puta madre durante cinco minutos, ¡todos al curro!
No era una de esas huidas que se ven en las película. Salieron todos ni abrir la boca. Logré poner a Spike a salvo. Pero cuando la bomba estalló, todo lo que Temple se había dejado dentro explotó también. La mitad del edificio voló por los aires y encendió la noche. Nadie se lo tomó peor que Chava. Estaba desconsolada.
-¡Lo he perdido todo! ¡Mi gente! ¡El puesto de comando! ¡Todo!
-Nadie ha muerto. -dije-. Fields ha muerto, no nosotros.
-Mi carrera se ha terminado. -dijo-. ¿Qué le digo a la agencia? ¿Y a Ze'ev?
-Diles que dejaste al descubierto y silenciaste las filtraciones a Hezbollah… que sufriste un duro golpe con un daño máximo pero que hiciste todo lo que pudiste. Tu carrera no se ha terminado precisamente… si logramos parar a Vespula antes de que mate a nadie más. Tu equipo del Mossad está frito pero me tienes a mi y a Temple. Podemos serte muy útil, así que sube el ánimo y vamos a ello. Salgamos de aquí antes de que nos detengan. La policía no son precisamente nuestros aliados… no puedes confiar en ninguno.
Temple nos urgió para que usáramos el viejo vehículo todo-terreno Pinzgauer 101; vehículo que Charity condujo cuando iba hacia allí.
-El Mossad se ha visto comprometido. -dijo Temple-. Así que este Pinz es el único coche en el que confío.
Era grande, cuadrado, resistente y militar pero lo habían pintado de blanco y ahora parecía un camión de la basura.
-¡Va muy lento! -objetó Chava-. ¡Y se ve demasiado!
-No discutas conmigo. ¡Métete en el maldito coche! ¿Me oyes? -ordenó Temple-. ¡Meteos todos!
Nunca le había visto así. Me pregunto de qué manera habría servido a la CIA… parecía un hombre totalmente diferente. Chava calló la boca y corría. Me señalaba con el dedo mientras acarretaba con provisiones bajo el brazo opuesto.
-¡Tu conduces! Charity, ¡ayuda al ciego! ¡Salgamos perdiendo el culo! ¡Ya hablamos después!
Y eso es lo que hicimos. Escoger aquel coche fue una muy buena decisión, porque justo después de girar la llave y que el motor turbo diésel empezase a rugir… otra decisión aconteció.
La camioneta que Chava Cresca conducía, aparcada cerca de la entrada principal, voló por los aires como si tratase de un camión en zona de guerra; como una coche lleno de cajas de cerillas encendidas por un petardo. Ardió delante de nosotros. Una ola de calor envolvió el Pinz mientras vacilábamos y entonces el techo del coche se empotró contra la calle de delante nuestro. Encendí el Pinz para dejar atrás todo aquello… y al humo rosa de detrás nuestro.
-¡Maldita sea! ¡Doble bomba, en el motor y en el depósito! -dijo Temple mientras huíamos de todo aquello-. Agente Cresca, creo que es oportuno decir que Fields lo tenía todo atado… no creo que fueras de su agrado, por cierto. Felipe, estoy monitorizando las transmisiones de la policía a través del pinganillo de mi oreja. No lo vas a creer… ya hablan de esto como de un acto terrorista de Jarred Singleton. Están diciendo que moriste accidentalmente cuando la bomba estalló.
-Vaya, eso sí que es rapidez. -dije.
-Esto es algún juego de Aguilera. -dijo Temple-. Tiene que serlo y he decirlo, estos tíos son muy buenos. Coordinación al nivel de la CIA, así como los tiempos y las comunicaciones. Incluso volaron la camioneta.
-Para no dejar vías de escape.-dijo Chava.
-Exactamente. -dijo Temple-. ¿Cuánto tiempo llevas en esto, agente Cresca? Felipe, nunca te han buscado… nunca. Siempre sabían que estabas ahí, hermano. Creo que lo único nuevo es que creen que tienen a todo el mundo, incluyendo a ti. Podemos tomar eso como ventaja pero ya han manchado tu nombre. Necesitarás un nuevo pasaporte.
-Vámonos… ahora ya sí que estoy cabreado. -dije.