Locura máxima.
El poder admirarte produce eso en mí.
Tocarte sería pecado.
Mis dedos cosquillean cuando la luz nívea se posa sobre ti.
¡Mírate!
Labios de miel.
La inocencia se desborda de tus acaramelados ojos.
No lo puedo creer.
¿Cómo no serías un ángel?
Candor.
Tu piel.
Candor.
tu alma.
¿Por qué yo?
Un simple humano desechable.
¿Por qué tuve la remota idea de observarte?
Mereces ser adorado.
Inquebrantable.
Admirado.
No tomado, ni sonsacado.
Mucho menos profanado.
¡Que me quemen vivo!
¡Que me lleven a la horca!
¡Solo eres un niño!
He gritado.
Abrumado por mis sucios pensamientos.
Te deseo tanto que lastima.
Odio tener que desearte tanto.
¡Pero ha sido tu culpa!
Nunca debiste.
Nunca debiste mirarme con tus preciosos ojos.
Nunca debiste susurrar mi nombre con tus labios de miel.
Nunca debiste ser tan amable.
Te falta malicia.
Te falta miedo.
A mi me falta tu cuerpo entre mis manos.
Admirarte es demasiado para mí.
Imaginar tenerte es...