Capítulo 36:
Cada vez más cerca de ti.
Cada vez más cerca de cumplir con el destino impuesto.
Cada vez más cerca de forjar nuevos y fuertes lazos.
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La noticia sobre el nuevo rey se había extendido por todo el reino, sorprendiendo a Yoongi. Él no entendía como es que su amigo se había dejado engañar de tal manera por Hoseok, aún cuando era tan inteligente.
— Se los dije. — mencionó NamJoon mientras entraban a la capital del reino, mirando las calles por la ventana del carruaje.— Si dejábamos actuar a Hoseok y le dábamos la confianza suficiente como para que creyera que todo saldría como él quería, esto sería más fácil. Mi plan también esta funcionando correctamente.
— Lo sé, maldición, solo estoy preocupado por mis amigos. —gruñó Yoongi.— ¡Jihye ni siquiera sabe como defenderse de las estúpidas mujeres de la elite! Van a destrozarla tan solo con unas palabras y ella va a llorar... O va a darle un puñetazo a alguien. — suspiró, mordiendo su pulgar en un gesto de estrés puro.
Taehyung rodó los ojos y bufó.— No es como que Jihye sea estúpida o demasiado frágil como para llorar por una tontería. Obviamente las palabras no la harán llorar, enojar sí, pero no llorar. — miró a Yoongi aburrido.— Además, de seguro su hermano contrató a alguien para que le enseñara todas esas mierdas que hacen las mujeres de la elite.
Yoongi asintió, por mucho que odiara admitirlo, Taehyung tenía razón. Jimin no era tan estúpido como para dejar que Jihye entrará a ese mundo sin antes haberla preparado y Jihye no era tan frágil como para llorar por solo palabras estúpidas.
— Bien, ¿Donde nos hospedaremos? — preguntó NamJoon sonriendo y observando a las personas con curiosidad.
— En mi casa. — respondió Yoongi.— Mi familia tiene una casa aquí en la capital, acabamos de llegar, de hecho.
NamJoon asintió distraído, ideando nuevos planes mientras bajaba del carruaje y Taehyung solo soltó un bufido siguiendo a Yoongi de mala gana. Él solo quería ver a Jihye y besarla.
Él incubo había extrañado a Jihye demasiado durante ese tiempo que estuvieron separados. Y una vez que llegaran a casa de Yoongi, él saldría directo a buscar a su luciérnaga. Con una sonrisa antes sus recientes pensamientos, Taehyung siguió avanzando, ignorando las miradas llenas de curiosidad y deseo, que él y los otros dos demonios atraían por parte de las mujeres y algunas personas.
[...]
Agotada, Jihye miró al hombre frente a ella. Estaba cansada de que ese guardia, escolta o lo que fuese, la siguiera por todas partes como un método de protección impuesto por Jimin desde que la pilló en aquel lago disfrazada de hombre, toda sucia y con rasgos de haber peleado, y además de eso, desde que se enteró de los castigos que le imponían en sus clases. Y hablando también de la vez que la encontraron en el lago, ese día ella tuvo que mentir para que no le hicieran daño a Jungkook, tuvo que inventar que él la defendió de las personas que la atacaron, puesto que él estaba con ella en ese momento tan desastroso.
— ¡Necesito ir al baño! —chilló Jihye.— ¡Deja de seguirme!
— Lo siento, majestad, pero no puedo hacer eso. —habló él castaño con educación, su expresión seria hacía a Jihye ponerse nerviosa.
La pelinegra ahogó un grito de frustración, ¡Aquel hombre era peor que Yoongi! ¡Ni siquiera sonreía o mostraba alguna otra expresión además de la molestia! ¡Y apenas hablaba!
— Entonces, ¿Podrias por lo menos tratarme como antes? — preguntó con voz y mirada cansina.— Odio que me trates con tanto respeto... ¡Hablame como antes, con insultos y todo eso! ¡Como si yo fuese una persona normal!
— No puedo hacer eso, princesa.— dijo él más alto, remarcando la última palabra, como si estuviese molesto; y de hecho, lo estaba.
— ¡Por favor, Jungkook! ¡Ya te pedí perdón por haberte mentido sobre mi identidad! — alegó Jihye haciendo un mini berrinche.— ¡No puedes seguir molesto!
Jungkook negó.— Mi vida pudo haber acabado ese mismo día. Si solo me hubiese dicho que usted era la princesa, no la habría tratado así y mucho menos la habría golpeado. A todo esto, me siento horrible por haber golpeado una mujer. Nunca antes golpeé una y esperaba no hacerlo nunca también.
— ¡Eso es de lo que hablo! ¡Yo no quiero que me traten como princesa! ¡No me gusta! — lloriqueo.— Además, ¡Tu también mentiste! ¡Nunca me dijiste que eras un caballero de la guardia real! —lo acusó.
Jungkook bufó.— Nunca preguntaste, tonta. —enseguida hizo una reverencia disculpándose.— Lo siento, su majestad. No era mi intención insultarla de esa manera.
Jihye chilló molesta lanzándose sobre Jungkook.— ¡Ya. Deja. De. Tratarme. Así! — pidió y ordenó, dándole golpes en el brazo y pecho con fuerza a su escolta.
Él más alto tocó su mejilla con su lengua, tratando de aguantar esos sentimientos que lo invadían. El cada vez se estaba hartando más y más, su paciencia se estaba agotando. Y si tan solo Jihye no fuera la princesa o una mujer....
— ¡Mierda, ya para! —masculló molesto tomando bruscamente las muñecas de la menor luego de unos largos segundos, descubriendo que, extrañamente cuando se trataba de Jihye, él no era muy paciente.
Jihye sonrió para sus adentros para luego enseguida soltar un chillido, intentando liberarse.
— ¡¿Es que acaso eres estúpida?!— gruñó, respirando como si fuera un toro furioso.— Maldicion, que mujer más difícil me tocó cuidar. Hubiera preferido seguir entrenando a esos mocosos inútiles e insufribles. — Jihye sonrió divertida.— ¿Qué? ¿Por qué sonríes así?
— Estas actuando como antes. —dijo ella, sin borrar su sonrisa.
Jungkook bufó y la soltó, alejandose de ella enseguida, ante la atenta mirada divertida de la pelinegra. Ambos comenzaron a caminar nuevamente en silencio. Jungkook meditando su comportamiento extraño y Jihye pensando en Taehyung, y en lo mucho que lo extrañaba. Y como si lo hubieran invocado, este último apareció frente a la de negros cabellos, provocando que esta chocara contra su pecho golpeando su nariz.
—¡L-lo siento, estaba distraída...! — chilló, disculpándose sin ver de quien era la persona que tenía en frente, llevando ambas manos a su dolorida nariz.
Jungkook, fastidiado por el comportamiento de Jihye, la tomó de la muñeca suavemente jalandola hacia él y posicionándose frente a ella, alerta ante cualquier amenaza. Y es que él hombre frente a ellos no le daba una buena espina.
— Eres una princesa... — susurró Jungkook, solo para que Jihye escuchara.— Tú no tienes que disculparte, son los demás quienes deben disculparse contigo, incluso aunque tu tengas la culpa, para variar.
— Eso es horrible. —dijo Jihye mirando a Jungkook con el seño fruncido. Este se encogió de hombros restándole importancia al asunto y demostrando de esta manera que no seguiría hablando del tema o de cualquier otra cosa en general.
Taehyung quien se había mantenido en silencio observando a su luciérnaga, sonrió. Ella estaba cambiada, sin embargo, aún así, bajo toda esa ropa, joyería y con esa peluca, él pudo reconocerla y siempre lo haría. No importaba si su apariencia cambiaba completamente o si su rostro ya no era el mismo, Taehyung siempre reconocería a Jihye por el aroma de su alma y por su esencia misma.
— Jihye. —la llamó sin borrar aquella sonrisa emocionada suya.
La pelinegra miró a Taehyung sorprendida, dejando de prestar a Jungkook. Era él, por fin lo veía después de tanto haberlo extrañado, por fin estaba con él. Su corazón latió ansioso y su mirada se cristalizó a causa de las lágrimas.
—¿Quien se cree que es hablándole de manera tan irrespetuosa a la princesa? — vociferó Jungkook, con el seño fruncido, ignorando el hecho de que el hizo lo mismo hace algunos minutos.
Jihye, ignorando a Jungkook, se lanzó a abrazar a Taehyung, besando torpemente sus labios. ¡Lo había extrañado tanto!
— ¡Te extrañé! — exclamó ella abrazando al demonio, con lágrimas rebeldes cayendo de sus preciosas galaxias.
— También te extrañé, amor mío.— susurró Taehyung en su oído, apegandola más a él y dejando un cálido beso en su frente.
Sus corazones latían felices por reencontrarse, por estar juntos de nuevo. Sus labios se unieron nuevamente en un beso cálido, dulce y desesperado, ambos anhelando expresarse con ese beso lo mucho que se habían extrañado y deseado durante todo ese tiempo separados, con ese abrazo se estaban demostrando lo mucho que se habían necesitado. Estaban juntos nuevamente y nadie los separaría, ellos no iban a permitirlo. O eso pensaban.
Jungkook observaba la escena en silencio, curioso e incómodo. No sabía que estaba ocurriendo, pero sabía que no debía inmiscuirse, fue por eso que dándole una última mirada a la pareja, se alejó un poco y llevó su mirada a otro lado, cuidando que nadie se acercara y descubriera aquello que, él sabía era incorrecto para los demás, pues se trataba de la princesa. La única mujer que no debía relacionarse con un hombre de esa manera, ni abrazar a cualquier hombre y mucho menos besarlo como lo estaba haciendo Jihye en esos momentos con Taehyung.