𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼�...

By ZaiJam

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El actor Na Jaemin nunca ha sido tocado amorosamente por nadie en sus veinte años de vida. Y cuando le ofrece... More

1. Vienna
2. La opción indicada
3. Mujer bonita
4. Romeo + Julieta
5. Noche de Brujas
6. Cosas grises
7. Playa vs Ciudad
9. Sígueme la corriente
10. Celos
11. Ataques al corazón
12. Bestias mimadas
13. Frágil por primera vez
14. Torbellino
15. Amor en blanco y negro
16. Hasta que sea aburrido
17. Narrador Testigo
18. Cómo te odio
19. Te necesito
20. El temor y la envidia en el placar
21. Todo lo que está entre nosotros
22. Con las venas abiertas
23. Lo que no puedes dejar ir
24. Al final del camino

8. Quédate

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By ZaiJam



El periódico fue depositado sobre la mesa con fuerza justo frente a los ojos cansados del prestigiado actor, Na Jaemin.

-¡Quieres decirme que demonios es esto! -gritó Sunny caminando alrededor de la mesa.

Jaemin solo podía oír los tacones filosos resonar por las baldosas. Para intentar lucir impávido tomó el periódico y ahogó un jadeo.

-¡Mi trasero luce enorme en esta foto! Él salió mejor que yo- murmuró lo último señalando al chico que estaba a su lado en la fotografía en blanco y negro.

-Jaemin, esto no es una broma. Debes decirme quien es ese tipo y que hacías ahí.

-Oh, por favor, no es tan grave. Solo llama a tus contactos y haz que la foto no se publique.

Jaemin estaba acostumbrado a ser fotografiado o inculpado de rumores estúpidos. Una vez un portal web dijo que había sido visto comprando pañales de bebés, desde ese día en lo profundo de la web algunos siguen creyendo que Na Jaemim tiene un hijo de un año y medio.

Ni siquiera le gustaban los bebés, parecían salidos del área 51 y estaban continuamente llorando. Eso le hizo preguntarse si Jeno alguna vez pensó en hijos porque parecía ser el tipo de persona que sueña con la casa perfecta, el perro bonito y la familia modelo. Luego sacudió la cabeza y se centró en la fotografía.

Podían verse dos figuras un poco borrosas, Jaemin notaba claramente sus lentes en forma de corazón y la silueta de Jeno. Pero solo se veía su cara así que nadie sabría que el acompañante era su guardaespaldas.

-Jaemin, eres alguien sumamente inteligente así que sabes cuales son las consecuencias de esta foto saliendo a la luz.

Sunny lucía alterada, su ropa no estaba planchada como siempre y su cabello parecía haberse enredado en la secadora.

Jaemin quiso reír, pero los ojos desesperados no le permitieron hacerlo.

Dios, claro que lo sé.

Él sabía que por una maldita foto borrosa su carrera podría irse a la basura, sabía que por esa misma foto Jeno sería despedido, sabía que toda Corea estaría hablando de la manera coqueta en que Na Jaemin estaba caminando a la par de un hombre, tomándole del brazo y sonriéndole.

-Es solo un amigo- murmuró.

Sunny palideció.

-Un amigo ¿Eh? -Reacomodó su falda torcida y miró a Jaemin con más intensidad- ¿Crees que alguien en este país creerá eso?

-Yo...

-¡Al público le gustan las malas historias, una sola fotografía es capaz de disparar diez mil teorías! - Sunny apuntó al encabezado del periódico "Na Jaemin demasiado amistoso con un misterioso desconocido"- ¿Crees que elegirán pensar que solo es un amigo?

No, no lo harán.

El medio solo lanzaría la bomba y los internautas se encargarían de hacerla estallar. Jaemin sabía que no había peor escándalo posible para una estrella del género masculino en Corea, que el ser llamado un homosexual.

Seguramente aun habría un minúsculo porcentaje de fans que le apoyarían, pero la crítica sería dura y tarde o temprano nadie le recordaría. Jaemin comenzó a desesperase también. Su mente era como un agujero de gusano, las ideas llegaban y eran devoradas una tras otra.

Así que se levantó de la silla y arrugó el periódico.

-Diles que les daré una entrevista exclusiva sobre mi próxima película, también págales con un cheque de la compañía por la fotografía, descuéntalo de mi cuenta personal. No dejes que esa foto salga.

Sunny asintió entre satisfecha y molesta.

-Jaemin... ¿Él chico es alguien especial?

-¿De qué hablas?

Ella suspiró, pareciendo mucho más relajada. La tostada crujió al llevársela a la boca, el estómago de Jaemin se retorció.

-Lo estás protegiendo, no creí que nuestro Jaeminnie protegiese a alguien.

Y Jaemin arrastró la bandeja de su desayuno hacia la pobre mujer.

-Come, yo estoy lleno.


Se paseó por la escenografía, siempre le había parecido increíble como al ver una película todo parecía real, luego entrabas al set y la falsa escena te golpeaba duro.

Ahora estaban en un cuarto de hotel montado en mitad de un set. Había pantallas verdes por todos lados y una cama que simulaba ser cómoda, pero era lo más incómodo en donde Jaemin había tenido el privilegio de sentarse.

-Déjame retocarte- Chittaphon puso bálsamo labial en los labios de Jaemin y le guiñó un ojo antes de salir de escena.

Jaemin dio una leve mirada alrededor, esperando encontrar a su guardaespaldas rondando cerca del equipo de producción, igual que siempre. Pero no logró encontrarlo.

-¡Bien, todos a sus posiciones, el rodaje va a comenzar! - gritó el asistente del director arrastrando al sonidista por el estudio.

Jaemin se puso en su marca y una chica de vestuario corrió hacia él para desabrocharle aún más la camisa. El director, desde su silla, apuntó con el dedo a la cámara uno y la claqueta se golpeó en cuanto se dio la orden.

-Listos... cámara... ¡Acción!

Solo era un ensayo grabado, pero Jaemin no podía evitar sentirse sumamente nervioso.

En el guion decía explícitamente "Beso apasionado", "cama", "escena de sexo".

Jaemin quiso tirarse de la terraza en cuanto lo leyó. Nadie le había dicho sobre una escena así, ¡Ni siquiera estaba en el libreto inicial! Pero al parecer al director le resultó buena idea incluir una situación apasionada entre los protagonistas, porque quería remarcar la unión entre ambos.

Jaemin supo del cambio en el liberto con tres días de anticipación. Se había encarrado en el penthouse leyendo la escena una y otra vez, mirándose al espejo y repasando las líneas en busca de sacar lo mejor de sí. El directo Seo consiguió un coach de actuación para él, pero recién ayer había concluido su primera sesión de entrenamiento y el hombre le dijo que era tan rígido como una tabla a la hora de actuar. Jaemin no le sorpendió la crudeza con que se lo dijo, después de todo, estaba acostumbrado a la crueldad en este medio. Pero su ansiedad se elevó y la preocupación le siguió hasta el set.

Debía fingir estar angustiado por una reciente pelea y tirarse en la cama, entonces YeJi aparecería luciendo un camisón de seda y se subiría a sus piernas, muchos diálogos cursis después, Jaemin tendría que actuar lo que nunca en su vida había experimentado. Los habían coreografiado pero fue realmente difícil. Jaemin titubeó, se tensó y en ninguna de sus líneas pareció estar enamorado de la chica.

Es decir, apenas podía moverse cuando Jeno le besaba, cómo iba a lograr actuar toda una escena con besos y bochornosos momentos.

Joder, ¿Por qué les gusta tanto el sexo?

-¡Corte! - gritó el director por enésima vez. -Jaemin, ven aquí.

-Señor.

-Muchacho, sé que puede ser difícil acostumbrarte a esto, pero necesito que des lo mejor para nuestra película- el hombre le rodeó por los hombros alejándole de las personas-. Será mejor que te tomes un descanso, haremos algunas escenas pequeñas y re grabaremos esta en unos días ¿Sí?

-Sí, señor...

Jeno no estuvo allí para llevarlo a casa, intentó preguntarle a Mingi sobre el cambio de turno, pero no sabía cómo hacer tal cosa y lucir desinteresado al mismo tiempo. Él había logrado hablar con Jeno porque lo necesitaba, pero nunca lo había hecho con Mingi.

El tipo era alto y más grande que Jeno, incluso daba un poco más de miedo, pero a Jaemin le caía bien, por lo menos no le ponía nervioso. Aunque no olía como a Jeno y eso era un punto negativo. Jaemin no sabía porqué le gustaba tanto la forma en la que Jeno olía, era una sensación burbujeante naciendo en cada parte.

-¿Quiere preguntarme algo?

Los ojos de Mingi chocaron con los suyos a través del espejo retrovisor. Jaemin parpadeó sorprendido ante la astucia del hombre, pero tuvo que recomponerse a sí mismo para fingir no haber sido descubierto.

Cruzándose de brazos miró a través de la ventanilla.

-Solo me preguntaba porqué mis guardaespaldas intercambian turnos entre ellos sin informármelo de ante mano.

Jaemin no pudo verlo, pero Mingi sonrió un poco al oír las mordaces palabras del chico en el asiento trasero.

-Lamento eso- comenzó diciendo-, no volverá a suceder.

El labio de Jaemin se torció.

-Eso espero.

Extrañamente se había acostumbrado a la presencia de Jeno dentro del auto. Jaemin no solía sentirse cómodo alrededor de las personas, realmente le costaba lograr participar de una conversación, pero, de alguna manera, con Jeno él quería hablar cada segundo. Las palabras salían a borbotones sin pensarlo demasiado y eso le hacía sentirse liviano. Era una maravillosa sensación. Una que le asustaba en igual medida que le atraía.

Mingi se mantuvo distanciado en el ascensor y apenas siguió a Jaemin por el corredor, siempre a un metro de distancia. En cuanto tocó el picaporte detuvo sus movimientos, la tensión sacudiéndole las entrañas.

-Dile a Lee Jeno que necesito hablar con él.

Mingi asintió y Jaemin desapareció dentro del penthouse.

Esperó acostado con los brazos abiertos en su cama, girando sobre ella y refunfuñando por todas las malas ideas que flotaban sobre su cabeza

Entonces se dijo a si mismo que ser cobarde no era parte de su esencia. A Jaemin le gustaba luchar por las cosas, él no tenía una gran autoestima, sufría de inseguridades como todo el mundo, pero también sabía que las personas caían ante él cuando revoloteaba las pestañas. Parte de ser una estrella era conocer tus virtudes, y Jaemin sabía cuan agradable era a la vista y que su confianza arrolladora servía como magnetismo tanto para hombres como mujeres.

Así que se levantó y abrió su armario.

¿Qué se usa para esto...?

Soy un hombre... ¿Qué nos gusta a los hombres?

-¿Qué le gustará a él?

Miró sus jeans y sus converse amarillas, le gustaban demasiado... Bien, no interesa como me vea ¿Verdad?

Y los golpes en la puerta le sacaron de su ensimismamiento. Se secó el sudor de las palmas y fue hacia la sala, sosteniendo un almohadón contra su pecho y apretándolo con todo su poder, como si fuese un juguete terapéutico.

-¡Puedes entrar!

La manija se movió y el corazón de Jaemin se aceleró. El almohadón cayó al suelo.

-¿Me mandó llamar?

Jeno entró, cerrando la puerta detrás de si. El traje perfectamente puesto y los ojos serios sin mirar directamente a los de Jaemin.

Idiota.

-Prostituto...

-¿Disculpe? - Jeno frunció las cejas, mirándole por fin. Se sintió asfixiado por su corbata ante la imagen que lo recibió.

Jaemin tenía las mejillas al rojo vivo, era todo pupilas dilatadas y labios entre abiertos como si le costase respirar solamente por la nariz. El demonio en converse amarillas se acercó despacio, enredando sus dedos alrededor de la corbata negra y tirando un poco de ella.

-Bésame.

Los ojos de Jeno dieron con la linda boca partida que provocó una contracción involuntaria en su pecho. El chico era idílico, con ojos demandantes y al mismo tiempo renegándole en silencio. ¿Quién podría culpar a Jeno? Realmente nadie lo haría si tuviese en frente a Na Jaemin mirándole y respirando de esa manera.

Estaría condenado si alguien entraba por esa puerta y lo atrapaba perdido en pensamientos que involucraban esa boca y ese sofá.

Y de todas maneras Jaemin se impulsó hacia adelante presionando sus labios contra los de Jeno, temblando en el proceso, dejando caer los párpados y moviendo sus labios lentamente como si estuviese probando un dulce por primera vez.

Jaemin se echó hacia atrás viendo como los ojos de su guardaespaldas seguían cerrados. Una pequeña mueca de diversión se formó en su rostro. Lo tenía a sus pies, Jaemin era bueno haciéndole eso a las personas. Jaló de la corbata arrestando a Jeno sin detener el contacto visual y cuando estuvieron lo suficientemente cerca del sofá, sus manos empujaron el pecho que se le elevaba en cada respiración, haciéndole caer en el mullido lugar.

Jeno se sintió fuera de su sitio, delirando por la tensión que endurecía sus músculos.

-¿Qué pasa contigo el día de hoy?

Jaemin dio pasos sutiles hacia atrás, deshaciéndose de sus converse amarillas sin apartar los ojos de los de su guardaespaldas. Se sentía como si esta fuese su mejor versión de si mismo, mucho más poderoso de lo que había creído posible.

-Tu me quieres, yo te quiero. Hagamos algo con eso.

-¿Estás seguro de esto? - preguntó Jeno, en cuanto tuvo la cintura de Jaemin a su alcance.

El muchacho sonrió, sentándose sobre el regazo de Jeno, con sus dedos amasando los hombros del pobre sujeto. Volvió a tomar la corbata porque le hacía sentir que tenía el control, como si él fuese el dominador y no la presa inocente.

-Dijiste... Dijiste que querías joderme en este sofá- murmuró, pegando sus frentes y alzando las caderas para poder desabrochar los pantalones de Jeno.

-No estoy hablando de mí. -Manos firmes detuvieron a Jaemin. Jeno buscó algo en esos ojos tormentosos, pero comenzaba a creer que estaba cayendo bajo un hechizo perverso. -¿Qué es lo que quieres tú?

-Dijiste que me enseñarías.

-Lo básico.

-Fóllame, es una orden.

Jeno iba a matar a este demonio. Se abrazó a la cintura estrecha, anhelando devorarlo. Se empujó hacia adelante, ambos gimieron por la fricción que se creó entre el trasero de Jaemin y el bulto que comenzaba a hincharse en los pantalones de Jeno.

-Perderé mi trabajo por esto.

-¿Crees que me importa?

-Dios, eres horrible.

-Me toqué pensando en ti esta mañana- dijo Jaemin, sin una pizca de vergüenza- ¿Es suficiente para ti?

Jeno maldijo.

-No tienes filtros ¿Verdad?

Jaemin mordió la punta de su lengua presionándose una y otra vez contra la bragueta abierta de su guardaespaldas.

-Estás siendo utilizado... ¿No quieres ser utilizado?

Jeno estaba completamente rígido, controlando la parte suya que quería tumbar al delgado chico en la alfombra y follarlo sin cordura.

-Jodido... mocoso- gruñó, metiendo las manos dentro de los jeans de Jaemin apretando su trasero hasta ser deleitado con el más leve gemido.

-Ahh... Eso se siente bien- Jaemin lo estaba ahorcando con la corbata-, haz algo más.

Había algo realmente caótico en la manera en que este caprichoso y mimado actor que era venerado por todo el mundo se estaba moviendo sobre él. Jeno lo estrujó contra su pelvis.

-Haz algo también- le dijo, mordiendo la barbilla del chico.

Y Jaemin luchó con los botones de la camisa blanca.

No sabía muy bien cual era la dinámica de esto... pero creyó que le gustaba competir por el poder. Le gustaba tener la habilidad de hacer a este bastardo, frío y ordenado, perder los estribos. Y luego fue vencido en su propio juego. Los labios de Jeno se cerraron encima de su boca, primero suave y blando, después profundo y brusco.

Recordaba lo que le había dicho "No me gustan las cosas que puedo romper con facilidad", genial, porque Jaemin no era algo fácil de romper. Le gustaba la sensación, el sabor y su manera de besar. Como si la boca de Jaemin debiese ser venerada.

-Mucha ropa- se quejó y Jeno gruñó cuando la linda boca se alejó de la suya.

-Tu ganas.

-Siempre gano...

Jaemin soltó un pequeño hipido de sorpresa a ser levantado. Era un chico alto y pesado, pero Jeno le rodeó la cintura con ambos brazos y le besó con libertad, como si la boca de Jaemin fuese suya para tomar.

Jaemin se perdía en los besos, demasiado consumido por el calor que le atravesaba el cuerpo y llegaba a estremecerle por todas partes. Entonces el olor de sus sabanas le envolvió y su cabeza su hundió en la almohada. Sus muslos fueron abiertos y el cuerpo de su guardaespaldas se oprimió contra sus costillas, contra su abdomen, contra todo lo que era de Jaemin.

Jaemin se enredó a su alrededor. La corbata se perdió en algún lugar del suelo y la fría hebilla del cinturón golpeó la cadera de Jaemin cuando sus torpes dedos se deshicieron de él.

Jeno se alzó por encima de Jaemin, con las manos apoyadas en la cama.

-Quiero follarte- dijo, como si pidiese permiso para ello. El cabello oscuro le caía sobre la frente y Jaemin no podía dejar de mirar el lunar debajo de su ojo.

Lo único que hizo fue incorporarse hasta sentir el pecho contrario latir contra el suyo. Sus miradas se encontraron y Jaemin desnudó los hombros de Jeno, haciendo un ruido de molestia cuando las manos contrarias cubrieron las suyas alejándolas.

-Suéltame- exigió.

Jeno le miró divertido, sin poder creer cuan atractivo le era en este momento la vanidad de ese demonio. Se quitó la camisa y cubrió los ojos de Jaemin.

-¡Déjame ver!

Dijo, quitándose esa molesta mano del rostro. La risa de Jeno vibró por todas las partes donde sus cuerpos aun seguían unidos, pero Jaemin no pudo hacer más que irse hacia atrás, esta vez cubriéndose el rostro con su propio brazo. La respiración acelerada y el oxigeno huyendo de la habitación.

-Maldito seas...

Jaemin echó otro vistazo al cuerpo desnudo que se alzaba por encima de él. Era un buen cuerpo, con músculos marcados y venas gruesas jugando a formar enredaderas que se escondían por debajo del elástico del bóxer. A mi realmente me gustan los hombres.

-¿Quieres tocar?

Jaemin asintió, acercando sus dedos a los pezones oscuros, el corazón de Jeno latió debajo de su palma abierta. Nunca había hecho algo como eso, pero recorrió la línea suave de abdominales y los huesos de las caderas, hasta que dio con el elástico gris y sus dedos tocaron el pubis oscuro.

Jeno jadeó alto, deteniendo la muñeca de Jaemin.

-Déjame hacerlo- pidió el chico.

Un músculo sobresalió en la mandíbula de Jeno. Le dejó ir despacio. Jaemin bajó el bóxer con dedos torpes y rodeó el miembro de Jeno con su mano. Palpitaba contra su palma y comenzaba a crecer entre sus dedos.

-Jaemin...-advirtió Jeno.

Jaemin le miró a los ojos, no sabía como se veía en este momento, pero podía jurar que era la primera vez que se sintió bien recibir una mirada como esa. Como si fuese delicioso.

El cosquilleo armó una guerra en la parte bajo de su abdomen. Su interior punzando ante la expectación de sentirlo dentro suyo, quería saber cómo sería, si palpitaría de la misma manera que lo hizo en su mano. Estuvo feliz de recibir a Jeno una vez más, le rodeó el cuello con los brazos y las caderas con las piernas. Se movió un poco haciendo fricción entre ellos y como un gatito frotó el rostro contra la almohada, mientras Jeno humedecía sus dedos para adentrarlos en el pequeño y apretado lugar de Jaemin.

Creyó que podría morir por algo así, que de seguro se desmayaría.

-Hazlo rápido- ordenó, sujetando el rostro de Jeno y presionando sus narices juntas -, jódeme.

-¿Por qué tengo al sensación de que estás jugando conmigo?- Jeno le sonrió a medias, pero su expresión cambió al sentir los dedos de Jaemin presionar en los puntos correctos de su espalda. -Date la vuelta.

-Quiero verte.

-Será más fácil para ti. -Jeno lo empujó boca abajo sobre el colchón, flexionando una de sus piernas y oprimiendo su pecho contra la espalda dorada. -Confía en mí...

Masajeó el hombro de Jaemin, respirando contra su nuca y deslizando una mano por la columna vertebral hasta llegar a la codiciada curva. Había un montón de pecas allí y Jeno se concedió el privilegio de mirar.

Jaemin se arqueó cuanto los dedos se hundieron en la piel de sus muslos, subiendo y bajando, tentándolo. Entonces se adentraron en él, y apretó entorno a ellos ahogando un grito contra la almohada.

-Respira... Así...

Jeno no supo para quién iba dirigido el consejo, porque él tampoco estaba haciéndolo bien. Demasiado concentrado en aguantar el deseo por joder y destruir la soberbia de este muchacho. Lo maldijo en voz baja cuando Jaemin empujó contra sus dedos.

-Detente.

-Jeno...

-Aun no- dijo-, demasiado apretado. Maldición.

Su cabeza bajó y sus manos grandes sujetaron los muslos del chico, entonces su lengua rozó la abertura y se introdujo sustituyendo a sus dedos. La espalda de Jaemin se arqueó por la delirante sensación de algo como eso en su interior.

No era algo que Jeno haría, a él le resultaba algo sucio y no le excitaba en absoluto, pero con Jaemin era diferente a lo que fue con otras personas. Debía ser la primera vez que Jeno veneraba tanto un cuerpo y también la primera vez que el control se le escapaba de las manos.

Así que cuando Jaemin estuvo lo suficiente abierto para él, jadeando y pidiendo más. Jeno ascendió y se empujó despacio, las paredes de Jaemin le apresaron y se cerraron, las lágrimas rodaron por las mejillas sonrojadas y el grito de dolor retorció los dedos de sus pies.

Jaemin empuñó las sabanas, por primera vez sintiéndose asustado. No sabía si podría soportarlo, quería que Jeno saliese de él porque no se creía capaz de aguantarlo. Respiró angustiado.

-Jeno...- gimió por lo bajo y recibió palabras de consuelo que murieron en la base de su cuello.

Envuelto en una marea poderosa, en una noche de verano, con las olas acercándose cada vez más a la costa y la canción de la playa arrullándole, susurrándole que las olas vendrías por él tarde o temprano, Jaemin temió que la tormenta eléctrica creándose a su alrededor lo derribase. Y, cuando por fin lo hizo, cuando la arena quemó y el agua tocó sus pies, su cuerpo se aflojó y el dolor se convirtió en aguijones que punzaban por todas partes... Jaemin estiró el brazo y jaló del cabello oscuro, desando su beso.

Mi playa.

Dijo que no le gustaba lo frágil.

Jaemin agradeció el momento en que sus bocas se tocaron, la marea alta los cubrió a ambos.

Me siento realmente frágil.

Respirar se volvió difícil al ser aprisionado por el peso de su guardaespaldas. Jeno se movió despacio, su mano sobre la cadera de Jaemin acompasando el ritmo de los dos.

Jodidamente una locura. Y, cuando Jaemin se desarmó entre gemidos ahogados y temblores suaves que morían sobre los labios de Jeno, este sonrió al haber encontrado aquel punto devastador. Se sujetó al dosel de la cama y flexionó los músculos de la espalda, embistiendo un poco más duro, manteniendo los muslos abiertos separados para él.

Se vino en el condón, la tormenta rugió y Jeno cayó despacio. Abrazó la espalda del chico, pasando la mano entre la sabana y el cuerpo de Jaemin, tocándole hasta que hicieron un desastre.

Jaemin se ablandó contra él, escondiendo el rostro entre sus manos.

-¿Estás bien? - preguntó Jeno.

Jaemin le empujó lejos. Su guardaespaldas se puso de pie y arrijó el condón usado a la papelera.

Jaemin le miró con con el cuerpo tintado de un rojo natural.

-Te odio -susurró, acurrucándose en mitad de la cama-, y te asesinaré si te marchas ahora.

Jeno suspiró, para nada sorprendido de que esta fuese la actitud de Jaemin después de un orgasmo.

-Hazme un lugar.

-Cambia mis sábanas primero, esclavo.

-Olvídalo, me iré ahora.

Jaemin se estiró para sujetarle la mano.

-Quédate conmigo.

Y Jeno debió negarse, debió evitar pensar en que estaba sobre terreno peligroso. En cambio, regresó al lado de ese demonio. Ya se encargaría de poner distancia mañana.

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