Amor del pasado (Adaptación C...

By LoloMasen

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¿Que pasaría si te dieran la visión de una vida distinta? Lauren Jauregui escogió lo que siempre había planea... More

Recordatorio.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Epílogo

Capítulo 7

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By LoloMasen

Lauren miró a Camila, detallándola lentamente, tenía una blusa blanca suelta, y un pantalón negro ceñido a sus piernas que la hacía ver más hermosa, incluso con la mirada triste y estremeciéndose por una noticia lo era. Ella miró el papel y sonrió - ¿Y nosotras? – preguntó con voz tensa, casi como si fuera a llorar.

-Podrías ir conmigo… - dijo ella sin siquiera pensar lo que estaba diciendo. No tenía dinero para mantenerlas a ambas allí, ni siquiera con todo lo que había podido reunir en todos los años que ha trabajado pero en ese momento tenía sentido – sabes lo que significa esto para mi Camila, hemos hablado de esto, es lo más importante de mi vida… con eso ayudaré a mis padres, conseguiré lo que siempre he querido, lo que siempre he deseado…

Camila la miró unos minutos, sin decir nada, luego asintió - Pero todavía falta un año para graduarme…

-Entonces me seguirás cuando te gradúes – le dijo tranquilamente.

Camila asintió sonriendo – Entonces haremos así, te seguiré donde quiera que vayas… te amo Lern – y la abrazó fuertemente para después besarla con la misma intensidad de siempre.

Lauren rompió el beso y tomó su cabeza entre las manos mirándola fijamente. La imagen había cambiado, era Camila… pero no lo era, por lo menos no la de la Universidad, sino la actual, con su cabello más largo y sus ojos llenos de sabiduría y experiencias - ¿Por qué no fuiste? ¿Por qué incumpliste tu promesa? – preguntó ansiosa, furiosa, deseaba gritarle lo que había hecho al no acompañarla, la vida que hubieran podido tener y no la tuvieron por ella.

Camila frunció el ceño y ladeó la cabeza rozando su antebrazo con el cabello largo. Por unos segundos ella la observó hipnotizada, era… no tenía palabras para describirla, estaban bajo la luz de la luna aunque un minuto atrás estaban en su habitación, aunque no era extraño, de alguna forma tenían que estar allí – Nunca podría abandonarte… - susurró ella con sus ojos brillantes y sonriendo feliz.

-Pero fue lo que hiciste – gruñó Lauren furiosa sin poder soltarla…

-No Lauren – negó ella agarrando sus antebrazos con fuerza – te deje libre y volviste a mi… y somos felices…

Ella se apartó un poco sin verla, no sabía si eso fue lo que paso o lo que ella recuerda… – Ya no sé qué es real y que no…

Camila se acercó a ella y la abrazó fuertemente, hundiendo la cabeza en sus pechos y Lauren relajó sus hombros, cerró los ojos y arrugó la cara, le dolía sentirla así – Nosotras… solo eso importa – levantó la cabeza y Lauren abrió los ojos para observarla – encuéntrame… - le susurró. Ella frunció el ceño pero antes de poder contestarle escuchó unos pitidos fuertes y miró hacia atrás confundida…

Lauren abrió los ojos y respiró hondo para tratar de calmar los acelerados latidos de su corazón.

-Cinco minutos más Lauren… - susurró Camila acostada en el otro extremo de la cama enrollada entre las sabanas y su almohada.

Ella se levantó ya que era imposible que volviera a dormir después de ese sueño que había parecido tan real y salió caminando de la habitación. Llegó a la cocina, encendió la cafetera, tomó el tetero de Ethan y lo colocó en el microondas, y se apoyó en el mueble a esperar. Haría panquecas con sirope de chocolate ese día para Sophie, sabía que eran sus favoritos y tenía ya una semana que no los cocinaba…

Tenía ya dos meses en ese sitio y como ese sueño lo evidencio ya ella no sabe cuál vida era la falsa, si la que recuerda o la que está viviendo. Sobre todo porque todo parece tan real, ese matrimonio, sus amigos, su trabajo y los niños… Dios mío ya los amaba como si fueran suyos y una voz en su cabeza le repetían que lo eran así ella tratara de ignorarla.

Incluso su conciencia tenía días callada, tal vez porque ya no está peleando con su destino o insultando al mundo, solo se está conformando con todo… no sabe si eso es mejor o no.

Sacó el tetero del microondas y fue caminando hasta el cuarto de los niños. Primero entró al de Sophie y se sentó en la cama acariciando sus rizos castaños – Hora de despertar cariño… - susurró tan dulcemente que su interior se retorció al decir las palabras.

Se había vuelto una gobernada…

Una madre… - ¡Apareciste! gritó Lauren y frunció el ceño al sentir la emoción por hablar consigo misma.

Me extrañabas… así que decidí compadecerme de ti…

Lauren rodó los ojos y sonrió al ver que Sophie se movía enfurruñada porque quería seguir durmiendo – Hoy desayunaremos panquecas – dijo y un segundo después ella se sentó y abrió los ojos asombrada.

-¿Con Chocolate? – preguntó aunque Lauren no supo si hablaba despierta o dormida.

-Eso si dejas de hacerte la dormida y te lavas bien los dientes – dijo amenazante.

Sophie hizo un puchero y la miró dolida – Mi mamá no me hacía eso…

Lauren sonrió y besó su frente – Pero yo si lo hago… - dijo mientras se levantaba y salía de la habitación divertida.

Esa niña es un terremoto de verdad… - Si…

Ella suspiró mientras entraba al cuarto de Ethan. Ya el niño estaba despierto y la esperaba pateando las piernas, cuando la vio llegar sonrió emocionado y Lauren lo hizo por reflejo.

-Hola Ethan – dijo acariciándolo y viendo a los lados esperando que nadie la descubriera se acercó a su barriga y la sopló haciendo que riera divertido.

Ese truco lo había aprendido un mes atrás, y cada vez que lo alimentaba en la mañana lo hacía.

Te encanta escucharlo reír… - No, no es eso – negó rápidamente – le encantaba hacerle maldades, como tirarlo al cielo y cargarlo, o al suelo y que lo viera con ojos asombrados, o hacerle cosquillas hasta que se doblaba todo, era algo demasiado divertido como para dejar de hacerlo.

-Maamá– dijo el niño y ella se quedó paralizada sintiendo una presión en su pecho que nunca había experimentado mientras lo observaba sonreír. ¿La había llamado…? ¿Lo hizo verdad?... no podía creerlo.

Si… te llamó mamá…

Lo miró sorprendida, anonadada, le dio el tetero para que lo bebiera, ya lo hacía solo, cambió su pañal rápidamente, ya lo había hecho tantas veces que podía cerrar los ojos en el proceso y salió corriendo buscando a Camila, se iba a morir de la emoción cuando se lo contara o tal vez se molestaría por no haber estado presente en ese momento.

-¡Camila! – Gritó llegando al cuarto – Ethan… - se quedó paralizada al verla sentada en medio de la cama con una gran caja de regalo azul y su sonrisa tan luminosa que la hipnotizó por unos segundos.

-Antes de que digas nada – dijo ella arrodillándose en la cama – y saques lo que sea que tengas preparado quiero que abras mi regalo amor… ¡Feliz aniversario! – dijo emocionada saltando en la cama y ella boto todo el aire que tenía en sus pulmones.

Mierda… - Mierda… por primera vez su conciencia y ella estaban completamente de acuerdo.

-Yo… - contestó Lauren anonadada alejándose un paso - ¿los regalos no se entregan en la noche? – improvisó y Camila la observó confundida.

-¿De qué hablas Lauren? – dijo riendo divertida y moviendo su regalo como si fuera una batería y la estuviese tocando – ven… ¡ven! – Dijo saltando más efusivamente en la cama – quiero que abras mi regalo y después haces lo que sea que quieras hacerme.

Ella saltó de la cama y se acercó a Lauren jalándola para que se sentara, luego le colocó el regalo en las piernas y se arrodilló en la cama emocionada. Lauren sonrió y empezó a abrir el regalo, lentamente, mientras pensaba que hacer. ¿Ahora no hablas? – le gritó a su conciencia y no encontró respuesta – maldita mente rastrera y traicionera...

Camila al ver que tardaba mucho agarró el regalo y empezó a romperlo para destaparlo más rápido. Cuando vio la caja ella se quedó estática, era de Armani.

-Hice unos trabajos independiente en estas semanas – dijo sonriendo emocionada – de algo me sirvió la carrera que mi madre escogió… pensé que no iba a tener chance pero lo conseguí… quería que lo tuvieras amor, sé todo lo que lo deseabas y yo… quería regalártelo…

Abrió la caja y sacó el traje que ella había querido comprar cuando fueron a la fiesta aniversario de sus padres.

-Te veías tan sexy con esto puesto – dijo ella con voz ronca, mirándola emocionada. Ella observó el traje y a ella con una mezcla de terror y emoción que no había experimentado antes. Camila empezó a reír como una niña pequeña, se levantó de la cama y abrió las manos – Ahora si es tu turno...

Ella se quedó callada con el saco de tres mil dólares que ella había pagado con trabajo por su cuenta y la miró consternada… Demonios, alguien debió habérselo dicho.

No lo metas en esto… - se burló mentalmente de esa frase, ya que eso debía ser algo diabólico, porque si fuera divino no estuviese pasando por esa tortura…

-Yo…

Camila sonriendo la miró confundida - ¿Qué sucede Lauren?

-No te puedo dar tu regalo en este momento… - dijo levantándose – en la noche, te lo daré en la noche…

Camila rió y unos segundos después la observó confundida – Nunca has podido darme mi regalo en la noche… el año pasado me despertaste a media noche únicamente porque no aguantabas más tiempo…

Lauren sonrió y asintió, si… eso sonaba como ella, siempre había sido ansiosa y no había algo que le costara más que dar una sorpresa. La observó sintiéndose más culpable que nunca, ese era un momento que una esposa debería recordar.

Camila la observó por un segundo y toda la emoción que la embargaba desapareció mirándola entre perpleja y confundida – Se te olvido…

Ella se levantó de la cama y la miró rogándole entendimiento – Yo…

-Se te olvido nuestro aniversario… - dijo con la mirada más triste que había observado y ella sintió que algo se le removía por dentro al observarla tan debatida.

No quería ser la culpable de esa mirada…

-El aniversario dura todo el día – empezó ella pasándose la mano por la cabeza hasta su cabello tratando de comprender qué hacer – ya voy a Port Ángeles y te compró algo en una tienda…

Bien Lauren… imagino que con eso lo solucionaras todo - ¡Cállate, no te he visto tratando de ayudarme! – ¡no puedes decirle a tu esposa que le vas a comprar una baratija de regalo de aniversario! - ¿Por qué no? Preguntó pero cuando levantó la mirada supo la respuesta.

Camila había palidecido y la miraba derrotada – No… no lo hagas – repitió mientras salía de la habitación con los hombros caídos.

Lauren se sentó en la cama mirando su regalo sin creer lo que había pasado.

Genial… lo hiciste genial. Ella gruñó y se pasó la mano por la cara, ¡No veo que tú lo hayas hecho mejor! – somos las mismas así que no creo que sea posible…

Unos segundos después ella asintió y se levantó de la cama. Acomodo el traje en el closet y se metió en el baño pensando en qué iba a hacer para solucionar el embrollo en que se había metido.

Empezó a hacer el desayuno sin saber bien que hacía. Miró para el patio y por primera vez en mucho tiempo no la observó ejercitándose, estaba caminando de un lado al otro limpiando la casa.

Sonrió nostálgicamente mientras seguía cocinando; la había visto así en la universidad, solo en dos oportunidades, una cuando a ella se le olvido su cumpleaños y otro cuando creía que Lauren había salido con Keana una noche, que la había engañado.

Estaba molesta, y cuando estaba así limpiaba, tenía que canalizar sus energías para no golpear a Lauren, así se lo había gritado la primera vez que le vio haciendo eso tantos años atrás, eso sí, antes le había tirado una lámpara y la había insultado. Allí entendió que cuando se encontraba en ese estado no debía acercársele bajo ninguna circunstancia, y esa es una lección que nunca olvido, no importa cuántos años hayan pasado desde que se separaron.

Le sirvió la comida a Sophie y sonrió para no preocuparla – Debí habértelo advertido – susurró la niña con voz triste y Lauren suspiró hondo – Mamá siempre sorprende a mi mami en su aniversario.

Ella se sentó a su lado y la miró interesada – ¿Qué clase de sorpresas?

Sophie mordió una panqueca con sirope de chocolate y sonrió ampliamente al sentir el sabor dulzón de la comida. Miró la comida por unos segundos y después la observó con los ojos brillantes de la emoción y la boca embarrada de comida.

Adorable… Si… ¿Te has dado cuenta que hoy hemos estado de acuerdo muchas veces?...

Lauren frunció el ceño ante ese pensamiento – Hubo un año… - empezó Sophie y ella fijo su atención en la niña – que llamó a una flor Camila… era roja y muy extraña – se encogió de hombros y sonrió – mi mamá lloró por muchas horas.

-¿Llamó a una flor como ella? – dijo confundid y bajó la cabeza derrotad al entender que ese mundo se había vuelto una romántica empedernida… o cursi, que es lo que su interior le gritaba – tal vez pueda comprarle una pulsera de oro… - dijo meditando sobre ese accesorio como un regalo, de alguna forma a Camila no la imaginaba con diamantes o prendas de oro macizo, eran muy frías y ella era pura calidez, toda la vida había sido así.

-Está bien… - dijo la niña suspirando – pero no es una flor…

Lauren asintió mirando hacia donde Camila estaba caminando con unos peluches – Si… no lo es…

-Y si se te olvido su aniversario – advirtió sabiamente y ella sonrió al verla, era tan madura hablando de eso, de verdad tenía que ser un código entre mujeres.

-Lo cual es una gran falla – admitió Lauren asintiendo pensativamente – tengo que pensar en que hacer… - Sophie asintió frunciendo su pequeño ceño y siguió comiendo su desayuno.

Ella caminó hacia donde estaba Camila para hablar con ella, había visto que subió las escaleras. Entró en el cuarto y quedó paralizada al escuchar su voz del baño.

-No puedo creer que se le haya olvidado… - decía a alguien, y como no escuchó respuesta imagino que estaba hablando por teléfono.

Esa es una conversación privada y confidencial… - le dijo su conciencia pero ella no pudo moverse, no era estúpida, estar allí era un riesgo ya que podría salir en cualquier momento pero también podía ayudarla a descifrar como salir de ese aprieto.

-No lo sé Ally… - continuó Camila y ella se apoyó en la pared al lado de la puerta del baño escuchando – sé que es algo que pasa en todos los matrimonios pero… era ella y yo contra el mundo, pensé que éramos distintas.

Escuchó que suspiraba y cerró los ojos, era extraño, no la amaba, y toda esa vida había sido una imposición, pero su cuerpo, su corazón retumbaba cada vez que recordaba la cara de tristeza y desilusión… la verdad quería hacerla feliz, sonreír como hacía cada día, y no era justo para la Lauren de esa realidad quitarle eso… o para ella misma si es sincera.

-Lo sé, tal vez este sobreactuando, ella ha estado preocupada… - se calló por unos segundos – no la estoy justificando… no Ally… no es igual que en la Universidad – ella escuchó más cuidadosamente sobre ese punto, ya que hablaban de algo que conocía – Lauren nunca ha sido egoísta… solo… ¡Basta Ally! – gritó Camila furiosa y después suspiró hondo – los años pasan y uno se conforma, creí que no nos iba a pasar a nosotras pero sucedió… ya ni siquiera me atrae a su cuerpo para dormir juntas en las noches – dijo con dolor y ella apretó los ojos al pensar en eso… Demonios no quería hacerle daño pero tampoco podía engañarla, no era la estúpida que abandono todo por ella y no la amaba – si… tienes razón… tu sabes todo lo que pase antes de que ella volviera… mi madre…

-Es hora de irnos – dijo Sophie mirando fijamente y ella salió corriendo del cuarto como si fuera una niña a la que habían atrapado en una travesura.

Salió con los niños en su auto pensando qué hacer para devolverle la sonrisa y el brillo en su mirada; tal vez se iría de ese mundo al día siguiente, tal vez su otra vida era una fantasía y esa es la realidad, pero en ese momento ella necesitaba demostrarse que podía hacerla feliz.

No entendía bien por qué deseaba hacerlo, pero no quería pensar mucho en eso tampoco.

Horas después había llegado a una muy buena solución, algunas veces tenía buenas ideas - ¿Tu sola? ¿Yo no contribuí en nada? – Lauren rodó los ojos y agradeció a su conciencia por su pequeña contribución, pero… su conciencia era ella así que se felicitó a si misma varias veces. Sonrió ampliamente al bufido que escuchó y tomó su teléfono. Hora que el espectáculo empezara.

-Lauren… - contestó Camila después del tercer repique en su teléfono, lo dijo en el mismo tono amoroso que conocía pero un poco más apagado, lo cual hizo que su pecho retumbara.

-Camila… - contestó ella suavemente mientras le sonreía a su secretaría agradecidamente… debía darle un aumento – tengo un problema.

-¿Qué sucede? – preguntó ella alarmada.

-No, no es nada serio – contestó ella tranquilizándola – solo que el automóvil está fallando, llegue al Hotel y no quiso volver a encender… así que… necesito que vengas por mi…

Camila no contestó por unos segundos – Me aseguraste que nunca entrarías a mi "dinosaurio andante"… - dijo perpleja y Lauren sonrió triunfante, por fin encuentra un parecido con la idiota paralela ¡no le gusta el auto de Camila al igual que a ella!

¿Ese es el único parecido? - ¡Cállate! Gruñó molesta mentalmente.

-Si… - contestó ella sin saber bien que decir – pero es un caso especial… desde mañana reafirmó mi promesa anterior.

Escuchó como respiraba hondo – Pero allí hay vehículos que te pueden traer, las otras veces que ha ocurrido algo así te has trasladado en un carro de la compañía así que no entiendo…

-Camila… - interrumpió Lauren entendiendo que ella debía prepararse para tratarla tan dulcemente en persona como lo hacía por teléfono, no está ni cerca de perdonarla - ¿podrías venir por mí? Necesitamos hablar… sabes que tengo razón…

Escuchó como bufaba y sonrió triunfante de nuevo. Había sido casi muy fácil – Está bien – contestó a regañadientes - ¿a qué hora?

-A las ocho – contestó ella rápidamente – tengo una reunión y no puedo salir antes, así vas por los niños primero y los dejas en la casa.

-¿Con el conejo de la pascua Lauren? – Preguntó irónicamente y ella sonrió como respuesta – los llevare conmigo.

-¡No! – gritó ella tapándose la cara con una mano por la impresión – no quiero que Sophie nos escuche… - improvisó – pídele a Normani que los cuide, estoy segura que no habrá problemas.

Unos segundos después ella suspiró resignada – Perfecto… - susurró antes de trancar la llamada y ella sonrió mirando el teléfono como si fuera una adolescente.

Llamó a Normani explicándole sus planes y le pidió a Dinah que le llevara el regalo de Camila al Hotel, le costó ruegos y una promesa de lealtad eterna pero ella accedió al final a hacerlo.

A las ocho y diez estaba en su oficina respirando hondo para calmarse y refunfuñando casi histérica. No le gustaba la impuntualidad y sinceramente Camila siempre lo había sido, así que no debería molestarse por eso, nunca había sido capaz de llegar a una cita a tiempo, siempre que se lo reclamaba la miraba coquetamente y le decía que eso era una prerrogativa de la mujer. No entendía por qué le seguía perturbando cuando sabía que eso nunca iba a cambiar, aunque si lo acepta lo que estaba era ansiosa, preocupada por cómo iba a reaccionar.

-Ya llegó Señora Jauregui – le informó su secretaria y ella asintió aliviada. Sabía que esa mujer podía llegar a ser vengativa, como la vez que la castigo con abstinencia de sexo por casi un mes por haberle coqueteado a una chiquilla y por un momento le preocupó que no apareciera.

Entró al cuarto de máquinas, donde estaban las cámaras y sonrió al observarla entrar al Lobby del Hotel. Tenía puesta una chaqueta que había visto mejores días, y se veía que debajo llevaba un jeans y unas botas bajas, su cabello estaba recogido y miraba a la gente amablemente, aunque sus hombros hacían ver que estaba tensa, pero así y todo… seguía viéndose hermosa.

Observó cómo su secretaria la detenía en medio camino y ella la observó confundida, en ese momento le tendría que estar diciendo que ella estaba en una reunión y que había pedido que la esperara en una parte en específica del Hotel.

Camila la miró extrañada pero asintió amablemente mientras se dejaba llevar. Ese era el momento.

Entró a su oficina que contaba con un baño particular, y empezó a arreglarse imaginándose la cara de Camila cuando la llevaran a una habitación y le enseñaran el vestido que había comprado horas atrás…

Sonrió juguetona mientras entraba a la ducha esperando, deseando, haberla sorprendido.

Veinte minutos después salió de la oficina vistiendo su traje de tres piezas gris plomo, con su cabello arreglado, después de mucho esfuerzo, y bajó al salón donde se iba a encontrar con ella.

Entró y sonrió al ver como su secretaria había organizado todo según sus órdenes. Por esa noche ese sitio estaba clausurado para clientes, agradeció que no fuera temporada alta así que había pocos huéspedes y a todos se entregó un cupón para el mejor restaurante de Port Ángeles por la noche.

Todas las mesas estaban guardadas excepto una en el medio, iluminada por dos velas, con manteles blancos y servilletas blancas, además del arreglo de flores bellanza, información que debía agradecer a Ally que después de pelearle por media hora le explicó que se llamaban hormeria collina y pudo pedirlas especialmente en una floristería.

Era más fácil cerrar un negocio multimillonario a conseguir esas flores en esa época del año…

En un lateral estaba un piano de cola, que servía de entretenimiento a los comensales y ese día le servirá a ellas; y el menú estaba listo, esperándolas.

Unos minutos después abrieron la puerta y Lauren se volteó a verla. Ella quedó paralizada al igual que ella, tal vez por el traje.

El vestido que escogió le había quedado perfecto, lo cual era un logro porque creyó que no lo haría. Era negro, sin mangas y le hacía poder detallar cada una de sus curvas; la falda estaba un poco debajo de la rodilla, más larga de lo que desearía pero los tacones altos que había comprado, para su placer personal ya que sabía que Camila no le habían gustado nunca, hacían ver sus piernas como si fueran interminables.

Demonios… si se veía sensual, todo, desde su atuendo a su maquillaje… respiró hondo al ver su cabello suelto ondulado y el brillo de sus ojos emocionados.

-Esto es… sorpresivo – dijo con voz entrecortada caminando hacia ella detallando su aspecto – te ves hermosa – dijo cuando llegó a su lado.

Lauren acomodó un mechón detrás de su oreja que le impedía ver su cara completamente y suspiró hondo para llenarse de su aroma frutal – Esa era la idea – le dijo mirándola fijamente.

Ella se mordió el labio inferior y observó todo el salón hasta llegar a la mesa en medio de la instancia y el pianista que había empezado a tocar cuando ella había aparecido – Oh… - dijo con la respiración acelerada – todavía no estas perdonada… no… no lo estás – repitió tercamente.

Ella sonrió lo más seductoramente posible y se sintió complacida al ver que ella dejaba de respirar por unos segundos – Todavía no he empezado… - le dijo mientras tomaba su mano y la llevaba a su mesa.

-Así que… ¿tu auto no está dañado? – indagó.

-No, no lo está – contestó Lauren mirándola fijamente, sabía que estaba jugando con fuego seduciéndola por la situación especial en la que se encontraban, pero no podía evitarlo ya que también sabía que ella estaba excitada; su pulso en el cuello estaba acelerado y tenía los ojos dilatados, además que respiraba por la boca. Pero Camila también la seducía a ella. La forma en como la miraba, como se mordía el labio o acariciaba su mejilla suavemente, haciéndole ver que quería tocarla… ¿Cuándo había aparecido esa Camila? ¿En qué momento se había adiestrado en todo lo que le gustaba? O tal vez siempre fue así y ella aprendió a que le gustara todo lo que ella hiciera.

-¿Y los niños? – preguntó Camila lamiéndose el labio inferior y causando con ese simple movimiento que Lauren se excitara más de lo que habían conseguido las cientos de mujeres que existieron después de ella.

¿Por qué sucedía eso?

Tragó hondo para controlarse mientras se apoyó en la silla relajadamente observándola fijamente – Estarán con Normani esta noche – dijo ella asintiéndole al camarero que les había llevado el Chardonay que había escogido para esa noche.

Camila sonrió mordiéndose el labio coquetamente y ladeó su cabeza - ¿Y estás tan segura así que serás perdonada, Lauren? Tal vez no tengas suerte…

Ella sonrió ligeramente y Camila dejo de respirar por unos segundos, tomando un poco de su bebida sin dejar de observarla – Tengo buenas posibilidades – respondió y ella cerró sus ojos un poco, solo para que sus pestañas los cubrieran causando que Lauren sonriera al ver como coqueteaban, era algo… normal, como si esos juegos fueran algo típico entre ellas.

-Quizás… - contestó ella rodeando con un dedo la copa de champán – y quizás no la tengas…

Lauren se enderezó y la miró fijamente por unos minutos, ella miró hacia los lados como si se incomodara por su atención pero después se colocó igual que ella, retándola y conquistándola con su mirada, seduciéndola, como Lauren lo hacía y Dios santo se quería dejar seducir, más que nada en el planeta.

-¿Cómo fue que llegamos aquí? – preguntó ella deseando saberlo de verdad.

Camila tomó un poco más de su trago – Tu nos trajiste – dijo, aunque ella no sabía si estaba hablando de esa noche o de su vida en general.

En ese momento entraron con la comida y ella no pudo preguntarle a que se refería con ello, después se le olvido. Comieron sonriendo y hablando tranquilamente. Había extrañado de verdad hablar con alguien, con una mujer… con ella.

Siempre habían conversado sobre todo y nada al mismo tiempo, podían tener opinión contraria o parecida sobre un tema, pero lo que le gustaba de hablar con Camila era su pasión al hacerlo, la cautivaba, así sea demostrando un punto o simplemente reafirmándolo. Camila no se había parecido a ninguna mujer que ella había conocido y la había olvidado, tal vez decidió hacerlo porque ella la abandonó para siempre.

Alejó ese pensamiento, no quería meditar sobre eso y mucho menos esa noche. Así que para distraerse se levantó de su asiento y le tendió su mano - ¿Bailamos?

Ella tragó hondo y sonrió asintiendo mientras se levantaba del asiento. La llevó a la mitad del salón y la atrajo a su cuerpo respirando hondo al sentir como ella se ajustaba en cada curva, como si perteneciera allí. Asintió hacía el pianista y besó su frente cuando empezó a tocar.

1.

La tonada resonó sobre las paredes y Lauren la empezó a llevar por la pista improvisada – No puede ser… - susurró Camila apretando más fuerte su agarre y mirándola asombrada.

-Me habías dicho que teníamos tiempo sin bailar nuestra canción – le susurró al oído medio divertida y medio torturada por sentir como ella se estremecía con el roce de su aliento. Apretó los labios tratando de controlarse y recordando que no estaban solas.

Ella sonrió y apoyó la cabeza en su cuello mientras bailaban la tonada en piano de can't take my eyes off of you.

Le hizo dar una vuelta y la tomó por la cintura para dejarla caer un poco y ella sonrió picara – No está mal para una simple Gerente de un Hotel.

Lauren se carcajeó y le guiñó un ojo – Tengo mis momentos cariño… - Camila sonrió mientras tiró la cabeza para atrás.

-¿Te gusta esta vida Camila? – preguntó unos segundos después atrayéndola a su cuerpo y bailando lentamente, aunque era más bien como si se estuviesen rozando.

Ella suspiró hondo y levantó la cabeza para observarla – Mientras tu estés en ella, yo seré feliz… - La observó confundida - ¿tú no eres feliz?

Lauren acarició su cabello y la miró fijamente. ¡No, no lo hagas!… le gritó su interior pero ella tenía que decirlo, debía ser sincera si quería que algo de eso funcionara, sobre todo esa noche – Necesito decirte algo, creo que puede ayudarnos pero hay una oportunidad de que empeore todo.

Ella levantó la mirada y la observó mientras bailaban, aunque sus pasos cada vez eran más lentos.

La miró analizando que decir, no podía declarar que estaba viviendo la vida de otra persona, quería que supiera lo que estaba pasando pero no que pensara que estaba loca… - Siento que estoy viviendo la vida de otra persona – empezó decidido - recuerdo una vida distinta, donde era dueña de mi empresa, y llegaba cada mañana con mi café y todos me seguían, porque era quien ordenaba, me tenían miedo y por eso me respetaban. Me sentía segura sobre todo, sabía exactamente quién era y lo que quería… pero una mañana desperté y todo era distinto…

-¿Peor? – preguntó interrumpiéndola deteniendo sus pasos y mirándola asustada.

Lauren sonrió mientras analizaba ese punto y empezó a bailar de nuevo – No – dijo rápidamente y recordó el hecho de ser mantenida, la frustración sexual y las constantes recriminaciones por lo que considero cambiar su respuesta – bueno… quizás algunas cosas, pero más que todo distinto y está bien pero… yo no era así Camila, yo tenía todo arreglado y planeado, nunca tuve dudas ni arrepentimientos.

-¿Y ahora?

Ahora toda su vida era un caos - Ahora no es así, ya no existen planes o bases donde sostenerme y a veces todo eso me supera.

Camila se detuvo de nuevo y la miró por unos segundos - ¿Crees que no me sucede lo mismo? Que no hay días en que me despierto pensando qué demonios hago en Portland, trabajando en un centro comunitario para ayudar a los demás cuando tenemos deudas y preocupaciones propias. Si, era lo que siempre había querido pero igual pienso que mi oficina es un asco y que los problemas de los demás a veces son asfixiantes…

-Si… - contestó emocionada, sintiendo que por fin la entendía, le ayudaba saber que no era la única que pasaba por esas dudas o conflictos, porque ella parecía ser feliz, estar conforme – Pero siempre parece que tuvieses todo bajo control – replicó ella inmediatamente.

-No es así, muchas veces tampoco sé que hacer y siento que voy a explotar… – dijo ella sonriendo – ¿pero te imaginas una vida donde todo fuera perfecto? Donde lo que sea que quisieras lo pidieras y te lo dieran.

-Una vida maravillosa… – contestó Lauren recordando su vida anterior, donde se sentía como la dueña del mundo.

Camila rió divertida y negó con la cabeza – No eres solo tú quien se imagina esas cosas… yo también lo hago, me pregunto la vida que tendría si no me hubiese casado contigo, si tú no hubieses vuelto a mi…

-¿Y? – preguntó ella ansiosa.

-Y me doy cuenta que estoy borrando las cosas buenas que tengo en mi existencia… tú - susurró apretando su hombro - Ethan, Sophie que es tan feliz… nuestros amigos…

-Cosas maravillosas…

Camila sonrió soñadora - Si… lo más seguro que tengo – en ese momento ella se dio cuenta que la música había acabado, pero estaban en una burbuja tal que no se había dado cuenta - ¿de que si estás segura Lauren? – le preguntó bajando sus brazos hasta entrelazar sus manos.

Ella la observo intensamente por tanto tiempo que parecía como si quisiera absorberla, nunca había visto una expresión de tanta tranquilidad que la de ella y nunca imagino que Camila creciera para convertirse en esa mujer, tan sabia y serena, capaz de conseguir todo con solo una palabra - Estoy segura… que en este momento no hay otro sitio donde quisiera estar más que contigo.

Camila sonrió ampliamente y se mordió el labio respirando hondo y bajando la cabeza como si estuviese examinándola y maldita sea… Lauren se estremeció como si fuera una adolescente causando que casi la tirara contra la pared más cercana – Aún no estas perdonada…

Lauren sonrió y apretó el agarre de sus manos sin poder creérselo… era una provocadora y por el brillo de su mirada cuando la observó era claro que lo estaba haciendo a propósito – Pero estoy más cerca ¿verdad? – preguntó siguiendo el juego y casi la atrapa para besarla hasta que diga lo contrario cuando ella se encogió de hombros y camino hacia la mesa. Lauren observó al pianista y asintiendo hizo que se levantara del puesto – Gracias.

Camila le sonrió al hombre amablemente – Muchas gracias, me han encantado todas sus interpretaciones.

-Un placer tocar para ustedes – dijo antes de salir del salón y cerrarlo completamente.

-Ahora viene mi regalo – contestó Lauren acercándose al piano y sentándose en la butaca. Observó a Camila fruncir el ceño y sonrió mientras tocaba las teclas que sabía estaban afinadas por el anterior interprete.

-¿Qué estás haciendo Lauren? – preguntó dudosa acercándose.

-Feliz aniversario cariño – dijo ella empezando la tonada

2.

Lauren cerró los ojos y empezó a tocar una pieza que había compuesto muchos años atrás, cuando todavía estaba en Londres y tocaba en bares para ganar propinas en las noches. Siempre le había gustado el piano, y era un disfrute que había conseguido por una vecina que tenía uno y que la cuidaba cuando sus padres trabajaban y Taylor estaba muy pequeña.

La vecina, la Señora Ane , le enseñó muchas cosas y después cuando aprendió a dominarlo, un trabajo que duro años, la señora se sentaba en el mueble a escucharla tocar.

Había compuesto varias piezas, aunque la mejor era aquella, no sabe que la inspiro, la creo en una tarde que estuvo en el bar de un amigo en Londres.

Sintió calidez en su lado derecho y abrió los ojos para ver a Camila sentada a su lado mirando al piano y a ella asombrada.

Lauren se sintió más relajada que nunca y cerró los ojos mientras dejaba llevar las notas y la recordaba a ella…

La observó por unos segundos y se deleitó al verla sonreír con los ojos húmedos…

Cuando terminó la tonada quedo por unos segundos sin decir nada, solo mirando las teclas, tenía tiempo que no tocaba, años en realidad, el trabajo no le había permitido hacerlo tan a menudo como quería, así en la sala de su casa haya un piano nunca lo usaba… nunca se podía permitir hacerlo.

-Es hermosa… - susurró Camila con voz ahogada - ¿Cómo se llama?

Camz… - No tiene nombre. – dijo y la miró anonadada por su pensamiento anterior, y allí comprendió de donde había salido, imbécil de su parte por no entenderlo antes, no unir los cabos. Era una pieza para ella.

Camila se levantó del asiento y ella bajó las manos del teclado, moviendo un poco la butaca para que ella quedara entre el piano y sus piernas, parada de frente, quedando su barbilla en la frente de ella.

Lauren levantó la mirada y sonrió al verla con una lágrima en su mejilla – No llores – susurró limpiando con un dedo el líquido – la idea era que te gustara.

-Me gusto – dijo asintiendo y colocando las manos en sus hombros – no sé cómo lo hiciste… - confesó sonriendo - nunca te había escuchado tocar así, nunca…

Las manos de Lauren se movieron solas y se colocaron en sus caderas apretándolas suavemente, la tela se sentía tan suave que parecía seda.

-Lo lograste… - susurró Camila bajando un poco la cabeza.

Ella sonrió ampliamente y movió las caderas a su cuerpo - ¿Estoy perdonada? – preguntó subiendo la cabeza y quedando a centímetros de su cara.

-Completamente… - dijo ella en voz baja mientras respiraba aceleradamente y movía sus manos hasta llegar a su cabello – incluso…

-¿Qué? – preguntó en voz ronca mientras subía aún más la cabeza buscando sus labios.

-Hazme el amor Lauren… te necesito…

Su cabello las rodeaba a ambas como si fuera una capa y Lauren subió sus manos hasta su cabeza, acomodó sus cabellos detrás de las orejas para observarla. Estaba tan cerca que podía olerla y sentirla, entre sus piernas. Ella la miró fijamente mientras acariciaba sus mejillas – Eres tan hermosa – dijo sin poder creer lo bella que la veía, su cuerpo, sus ojos, su boca, incluso el labio superior que tenía un pequeño desnivel le hacía ver mejor.

Camila sonrió y acarició su cuello – Ya te pedí que me hicieras el amor… no necesitas decir nada más para convencerme…

Lauren la observo, los ojos cafes brillantes, mirándola con amor, anhelo, deseo y una confianza total, en ese momento todo su interior gritó llenándola de una emoción que tenía tanto tiempo sin sentir y sin embargo... - Por Dios - susurró asombrada - en todo este tiempo… nunca he dejado de amarte.

Nunca… siempre la ha amado, ocho años habían pasado, mujeres, trabajos, de todo, pero ella no ha dejado de amar a Camila Cabello. Su corazón se retorció por eso y respiró hondo tratando de tener algún control, ya entiende porque siente que carece totalmente de ella, era exactamente lo que había sentido cuando la conoció nueve años atrás.

Camila se pegó más a ella y la abrazó más fuerte del cuello mirándola con los ojos brillantes – Eso es todo lo que siempre he querido escuchar – le dijo y bajó la cabeza para unir sus labios.

Lauren la abrazó fuertemente y la besó con tanta intensidad que escuchó como gimió de asombro, abrió su boca e introdujo su lengua sin perder un solo segundo, se levantó del asiento llevándola consigo y caminó un paso para atrás chocando con el piano. La tomó en brazos sin romper el beso y la sentó en el piano colocando sus pies en las teclas causando que sonaran por la presión.

Con sus manos recorrió su cuello y bajó la boca para recorrer con sus labios lo que tocaba. Ella colocó las manos detrás del piano para no caerse y ella besó sus ojos, sus mejillas, rodeo su cuello el cual besó, succionó y mordió a gusto.

Había extrañado esa piel, la suavidad, el olor, el sabor… bajó las manos hasta llegar a sus piernas y subió lentamente el vestido hasta llevarlo a su cintura, sin dejar de rozar su cuello, como si necesitara alimentarse de ella.

Estaba tan excitada que literalmente sentía que le dolía y que iba a explotar, por lo que apoyó la cabeza en su hombro y respiró varias veces aunque no podía dejar de tocarla, le era imposible; bajó la cremallera de su vestido y lo subió hasta quitárselo por la cabeza.

Camila la observó por unos segundos y era la tentación hecha persona, tenía lencería de encaje negra, tan diminuta y perfecta como ella la había escogido, aunque sin ella o simplemente con las de algodón que usaba en la Universidad hubieran sido suficientes.

Era una ninfa…

-No imaginas como te extrañe… - murmuró ella apoderándose de sus labios de nuevo y ella respondió con el mismo candor que le daba, la sintió removerse y el sitio estaba lleno de notas dispares que sonaban por sus pies que golpeaban las teclas del piano.

Sentía las manos acariciando cada parte de sus pechos, ella le había quitado en algún momento el saco y la corbata, pero Lauren no lo había sentido, estaba demasiado concentrada en tocarla, en sentirla.

-Yo también lo hice – murmuró Camila en su cuello mientras quitaba su camisa rápidamente – te quiero sentir Lauren… bésame… bésame… - Le rogó y ella la miró por unos segundos. Besó sus labios por unos instantes y bajó hasta llegar a sus senos… Dios mío ya los había visto y probado antes pero ese encaje negro solo hacía resaltarlo y hacerlos aún más tentadores, los rozó con la boca succionando fuertemente y causando que ella gritara ahogadamente pegándose más a su cuerpo.

Le soltó el sujetador y lo tiró lejos sin importarle nada y ella se arqueó pegando su cuerpo al pecho y causando que se estremeciera por el choque de electricidad que sintió cuando sus pieles se rozaron.

Jugó con su senos mucho tiempo mientras rozaba su cuerpo hasta llegar al clítoris y empezó a rozarlo – Oh Dios… - escuchó que gemía – Lern… ya… oh Dios…

Ella sonrió contra su piel y Camila bajó las manos hasta tratar de rozar su espalda, la empujó y se sentó en el piano causando que volvieran a sonar las teclas. Camila se mordió los labios y trató de quitarse los zapatos pero ella le detuvo sus manos besando detrás de sus muñecas – Me encantan como se te ven… - susurró seductoramente, ella tembló fuertemente y emitió un gemido sordo como si esas palabras la hubiesen vuelto loca.

Lauren levantó una pierna causando que ella se fuera un poco para atrás apoyando los codos en el respaldo del piano y besó sus pantorrillas, hasta llegar a sus muslos.

-No… - susurró ella mientras temblaba y la miraba con sus ojos encerrados en sus pestañas…

Lauren se detuvo al observarla completamente entregada a ella, mirándola con deseo y amor, sonrió complacida, siguió hasta llegar a sus muslos internos y mordió una parte causando que ella gritara y levantara sus caderas apretando en el piano el pie que estaba suelto. Aprovechó ese movimiento y sacó sus bragas tirándolas al suelo y se inundó de su olor… Maldición…

Apretó los dientes y cerró los ojos cuando su excitación llego a su olfato, bajó la cabeza para controlarse y se soltó el pantalón bajándose el boxer ya que estaba apretada y creía que iba a explotar.

Camila la miró como si estuviera hambrienta y lamió sus labios causando que Lauren casi se corriera en ese momento. Para evitar hacerlo y porque no había nada más que deseara que probarla, llegó a su sexo y empezó a saborearla.

Ella gritó fuertemente, y la sentía arquearse, revolver sus caderas buscando más contacto y ella la tomó fuertemente para que no se moviera y poder disfrutarla. Mordió, succionó, lamió y utilizaba una mano y sus dedos para hacerla llegar a la cima. Unos minutos después, Camila gritó su nombre y apretó su cabello y ella disfrutó su orgasmo hasta que quedó relajada en el respaldo del piano.

Lauren besó su estómago, subiendo, y dejando rastros de su excitación en su cuerpo, la jaló de las caderas hasta el borde del piano e hizo que entrelazara sus piernas en sus caderas – Esta siempre fue una de mis mayores fantasías… - susurró ella disfrutando sus ojos nublados – tú sobre un piano siendo poseída por mi…

Camila gimió y tomó su cuello para atraerla a su boca, la besó largamente removiéndose sobre ella y tomó su miembro con su otra mano para guiarla dentro de ella.

Lauren se dejó guiar, y cuando sintió que entraba en su estrecha y caliente vagina tembló fuertemente y dejo de besarla para disfrutar cada uno de los centímetros que invadía. Al llegar al final emitió un sonido gutural parecido a un gruñido y apretó las manos en la madera.

-Te amo – le susurró Camila y ella la calló antes de que dijera algo como Lauren o algo que le hiciera ver que se refería a la otra, a la que volvió por ella tantos años atrás, no podría soportarlo.

Empezó a moverse lentamente mientras la adecuaba a ella, y unos minutos después besándola empezó a incrementar sus empujes. Era asombroso, cada movimiento hacía rozar cada nervio de su miembro y acompañado con sus besos, su roce, inclusive la presión de sus pies en su trasero que clavaban parte del tacón la estaba llevando a la locura y cuando sintió que ella empezaba a contraerse a su alrededor aceleró sus movimientos para llevarlos a ambas al extremo.

Unos minutos después la sintió llegar al orgasmo y ella se dejó llevar a su vez gritando ambas sus nombres y completamente abrazadas con ella medio sentada en el piano.

Lauren apoyó las manos en el piano para no caerse después del orgasmo más fuerte que había tenido en años y levantó la mirada para observarla fijamente. Camila sonreía y la miraba asombrada – No lo puedo creer… - dijo asombrada con voz ronca.

Ella sonrió y besó sus labios suavemente sin poder decir nada. Cuando se sintió humana de nuevo se salió de ella y la observó fijamente, sabía que debían irse de allí, vestirse y alejarse, pero la mujer desnuda, con los labios hinchados y el cuerpo lleno de marcas hechas por sus manos y dientes era demasiado seductora, demasiado atractiva para vestirla o sacarla de ese piano… parecía que allí era su sitio.

-Es la segunda vez que hacemos esto en un sitio publico… pensé que después de nuestra primera vez jamás volveríamos a hacer algo así.

Ella sonrió al recordar como la policía casi las detiene por hacer actos indebidos en un sitio público pero el llanto de Camila logró que el oficial se compareciera de ambas y las dejara marchar, no sin antes de un discurso de dos horas sobre el sitio y la hora de hacer las cosas.

-Pero el ángel de reflejos castaños consiguió que nos dejaran ir – dijo ella y sacando su parte previsiva y responsable empezó a recorrer la instancia buscando sus ropas para salir de allí.

Escuchó la risa de ella y se volteó a sonreírle de vuelta – Tenias años que no me llamabas así… - dijo ilusionada tratando de bajar del piano.

-No te muevas… - contestó Lauren llevando la ropa a la butaca. La observó por unos segundos más, grabándose cada parte de su piel sobre el instrumento musical antes de vestirla y arrastrarla hasta la habitación que había escogido y donde la iba a tener toda esa noche…

Su Ángel de reflejos castaños… ¿cómo no se dio cuenta que nunca dejo de amarla?...


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