(Re) Escribir nuestra histori...

By PauS47

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Chloe Beale, Beca Mitchell. Dos historias de vida. Dos historias distintas. Dos historias entrelazadas, pero... More

Hello.
Against all odds.
If I just lay here.
Hopelessly devoted to you.
Don't you remember.
Half A Heart.
Resiste.
When I'm with you.
You are the reason.
Destino o Casualidad.
Somewhere Only we Know
Run to you.
The Next Ten Minutes.
Running Home To You
Información
Forever Like That.

Taking Chances

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By PauS47

σ

I just want to start again,
And maybe you could show me how to try,
And maybe you could take me in,
Somewhere underneath your skin?
What do you say to taking chances,
What do you say to jumping off the edge?
Never knowing if there's solid ground below
Or hand to hold, or hell to pay,
What do you say?

Sólo quiero empezar otra vez,
Y quizás tú puedas mostrarme cómo intentar,
Y quizás tú puedas tomarme
¿En algún lugar debajo de tu piel?
¿Qué dices de tomar riesgos?
¿Qué dices de saltar desde el borde?
Sin saber si hay tierra firme abajo,
O una mano para sostener, o un infierno que pagar,
¿Qué dices?

- Lo siento, debo irme temprano hoy, necesito estar en casa antes de la medianoche porque es el cumpleaños de...
- Ya lo hablamos, Beca. Podrás ir cuando el equipo lo disponga.
Quien había hablado era el director de la película que estaba rodando. Pocas veces le tocaba hacer los turnos nocturnos, y jamás se había quejado, pero justo ese día necesitaba marcharse temprano. Chloe cumplía años, y era una costumbre saludarla a la medianoche. No quería decepcionarla. Pero su director no tenía intenciones de mandarlos temprano, y eso empezaba a inquietarla. Había visto su reloj decenas de veces en sólo una hora, y la irritaban los errores durante la filmación, algo que frecuentemente la hacía reír. Había desilusionado a Chloe muchas veces esos últimos meses, por lo que le había prometido que estaría en casa a la medianoche el día de su cumpleaños, que no iba a fallarle, pero ahí estaba otra vez, trabajando hasta tarde, sin poder liberarse de esas horas extras a las que estaba obligada por ser la protagonista de la película. Quería llamarla, pero no sabría qué decirle. Guardaba la mínima esperanza de llegar a tiempo, deseaba terminar antes y conducir hasta su casa, deseaba que el reloj se detuviera y tuviera que sumar otra desilusión a la pelirroja, que estaría esperándola en el departamento.
La última vez que miró el reloj, estaba a treinta minutos de la medianoche, y aún faltaba filmar una escena. No llegaba, y debía enfrentar el hecho de hablar a Chloe para decírselo. No tenía tiempo ni para pensarlo, o para dar vueltas al asunto y posponerlo, ya que solamente contaba con escasos minutos antes de regresar al set para seguir con el proceso de filmación.
Chloe atendió su llamado con la esperanza de escucharla decir que estaba en camino, pero, una vez más, no era eso lo que pasaba. Escuchaba otra vez las explicaciones, y trataba de entenderlas, de ponerse en el lugar de Beca, de lo difícil que era controlar sus tiempos, de lo importante que era su carrera y lo poco que podía resignar si quería estar entre los mejores artistas del momento. Lo intentaba, en verdad lo hacía, pero a esa altura ya estaba cansada. Cansada de entender, cansada de escuchar, cansada de esperar. Terminó la llamada sin despedirse, y se fue a la cama. Beca, a grabar. Ya era frecuente, y Beca veía un panorama bastante complicado de cara a su relación para los próximos días, pero había cosas que se le escapaban de las manos, y sabía que su vida estaría llena de renuncias constantemente. No quería que Chloe fuera una de ellas, pero por como estaba todo, estaba muy cerca de tener que tomar una decisión respecto a ellas dos.
Cuando condujo hasta el departamento, pasada la medianoche, imaginó muchas posibilidades. No quería aceptar que su relación pendía de un hilo, y tampoco podía aceptar que tendría que elegir entre su sueño de ser actriz y la persona que más había amado en todos esos años. Tenía proyectos en mente, y quería cumplirlos a todos con Chloe a su lado. Pero era egoísta pedirle que siempre estuviera esperándola. Como esa noche, cuando la encontró dormida en el sofá, envuelta en una frazada liviana, y con el control remoto casi de almohada. Ni siquiera pudo despertarla. Tomó asiento a su lado, y clavó la mirada en un punto fijo de la pared. No quería llorar, pero sus lágrimas cayeron sin permiso. Porque a pesar de todo, siempre había intentado estar en casa a tiempo, siempre había deseado poder correr a ese departamento y darle un abrazo, terminar su día en sus brazos, sin discusiones absurdas ni reproches en medio de la cena.
- Lo siento tanto, Chloe.

- Siempre ha sido difícil para mí creer que la gente no va a fallarme. Mamá, papá, mis hermanos, mis abuelos, incluso mis profesores y amigos me fallaron repetidas veces. Y entonces Beca apareció, me cambió la vida, la perspectiva, me hizo creer que podía hacer cosas más grandes por mi vida, que podía ser mucho más que una mesera en un bar de mala paga. Pero el miedo constante a perderla me arruinó. Y ahora ella y yo estamos en este momento tan particular de nuestra relación, y el miedo regresó.
- ¿A qué le tienes miedo exactamente?- la psicóloga frente a ella la había escuchado la última media hora, y las vueltas que Chloe había dado en torno a mismo tema siempre evitaban lo obvio: tenía miedo de ser abandonada y desilusionada otra vez.
- Esa dependencia que tengo de ella, de nuestra relación, me da miedo que todo salga mal y volver a caer.
- ¿Tienes miedo de una recaída?
- Creo que sí.
- ¿Y crees que Beca sea responsable de eso? ¿Crees que ella hizo que cayeras una y otra vez cuando estuvieron juntas?
- No es Beca. Soy yo.- su psicóloga observó, quería en verdad que Chloe llegara a una conclusión.
- Es decir que si fuera otra persona, no necesariamente Beca, también te sentirías así.
- Creo que sí. Es que nunca nadie me había querido de esa forma, y la idea de perderla me hace sentir débil.
- Sin embargo has hecho un gran progreso estos meses. Logramos que consiguieras empleo, y que participes activamente en el grupo de ayuda. Tu relación con tus vecinos fue muy buena, y lograste reconstruir la relación que tenías con Stacie y Aubrey.
- Hay mucha gente que me quiere y se preocupa por mí, lo sé.
- Tú tienes el control, Chloe. No el resto. ¿Qué es lo que quieres para tu vida?
- Sólo quiero ser feliz. Por una vez en mi vida quiero sentir que puedo ser feliz.
- ¿Es Beca parte de esa felicidad?
- Siempre lo fue.
- ¿Y entonces qué es lo que te preocupa tanto?
- Realmente no lo sé.- una risa amarga acompañó sus palabras, y se encontró mirando el diván negro sin obtener respuestas.- Quizás sea el hecho de no entender su vida, su ritmo, sus viajes, y todas las obligaciones que tiene hoy, mucho más que antes.
- Bueno, Chloe, siento que tienes muchas decisiones que tomar entonces.
- ¿Ya le conté que quiero ir a estudiar a California? Es una gran oportunidad para estudiar en una de las mejores universidades de este país y además estar cerca de donde toda la locura de este mundo de Beca ocurre. Quizás podamos tener una vida normal, feliz, sin demasiadas dificultades.
- ¿Pero...?
- Dejaré todo lo que construí aquí.
- Son decisiones que debes tomar, tú y sólo tú. Si quieres estudiar, es fantástico. Pero hazlo por ti, no porque eso te permitirá estar cerca de Beca. Y sabes que no estoy diciendo que no debes irte, sólo que pienses bien en los motivos.
- Sí, lo sé.
Una pensativa Chloe abandonó el lugar una hora después de llegar, y caminó algunas calles hasta encontrarse en medio del lugar donde había pasado su infancia. Había regresado allí una sola vez, y esa vez juró nunca más volver. Pero estaba frente a su casa, o lo que quedaba de ella, y la angustia la invadió. La casa estaba completamente derrumbada, luego de un incendio intencional provocado unos meses antes. Ella lo había visto por las noticias pero aún no había pasado por ahí a ver como estaba todo. Caminó por medio de los escombros, tratando de encontrar algo que le recordara el rostro de su madre sonriendo. No había ni un recuerdo de esos en su mente. La cama donde ella dormía había quedado bajo una parte del techo, y muy cerca la silla mecedora que su mamá usaba para descansar porque no podía ir a la cama con su esposo. Recordó una noche del veinticuatro de diciembre, cuando todos los niños iban a dormir con la inocencia y el entusiasmo de encontrar un regalo bajo el árbol de navidad al día siguiente. Ellos ni siquiera tenían un árbol de navidad. Una Chloe de sólo nueve años se fue a la cama como cada noche, en medio de las peleas de sus padres, y la ausencia de sus hermanos. Cuando despertó con la luz del día, su mamá estaba a su lado, en la silla mecedora, con una taza de leche caliente, y algunas galletas con chips de chocolate. Además, tenía un regalo sobre sus piernas. Lo recordaba perfectamente, con detalles: una muñeca de cabello largo, con vestido azul y zapatitos blancos, ojos azules, lindos detalles, y buenos rasgos. Recordaba el sentimiento de sorpresa, de alegría inmensa, recordaba reír horas mientras jugaba con su nueva amiga, y recordó a su mamá sonreír mientras la observaba. Ahí tenía el recuerdo que quería, la sonrisa de su madre.
Su móvil (uno que Stacie le había prestado) sonando cortó con el ambiente de nostalgia, y lo sacó del bolsillo trasero de sus jeans para ver el nombre de Beca en su pantalla.
- Ey.- dijo, mientras caminaba fuera de los escombros y daba una última mirada a lo que quedaba de la cama y la mecedora.
- ¿Cómo estás?
- Bien. Fui a la psicóloga y ahora estoy regresando al departamento. ¿Cómo estás tú? ¿Qué tal todo en la gran ciudad?
- Estoy terminando de solucionar algunos detalles de mi próximo proyecto, y luego regresaré a Atlanta.
- Estuve haciendo unas llamadas. Terminaremos de cerrar todo tu nuevo equipo el viernes, así que podrás dejar de hacer todas esas tareas que odias.
- Realmente esto no es lo mío. Gracias por ayudarme.
- Esta noche tienes una cena con Sophia, ¿lo recuerdas? Y mañana temprano tu estilista irá a tu casa, para que estés lista para el evento en el hospital.
- Todo perfectamente organizado, gracias.- podía percibirse su sonrisa a través del teléfono, y Chloe también sonrió.- ¿Estás bien?
- Sí. Sólo estoy pensando demasiado, supongo.
- ¿En qué piensas?
- En nosotras.
- ¿En nosotras?
- Desde aquella última conversación en el bar, aún no pudimos definir qué es lo que estamos haciendo exactamente. Y sabes que eso me frustra mucho.
- Lo sé. Lamento haber viajado tan rápido ese día, pero sin un equipo todo esto se estaba cayendo a pedazos y necesitaba arreglar algunas cosas. Prometo que cuando esté de regreso vamos a...
- Ey, no te disculpes ni prometas. Sólo quería que supieras cómo me siento respecto a esto. O quizás trato de decirlo en voz alta para entenderlo yo misma. Es decir, te fuiste hace seis días y te extraño desesperadamente, y ni siquiera he podido abrazarte al dormir otra vez, o besarte cuantas veces quisiera durante el día. Y tengo miedo de sentir todo esto y que quizás tú no estés en esa misma posición, y estoy siendo demasiado intensa y... No sé, me frustra.- la risa de Beca dio tranquilidad a Chloe, y se permitió relajar sus músculos antes de seguir hablando.- Ni siquiera sé qué somos, y me siento tan estúpida haciendo esto.
- ¿Qué quieres que seamos?
- Quiero que estés aquí, sólo eso.
- Dos días. Sólo dame dos días, resolveremos las cosas y vamos a ponerle un nombre a esto que tenemos.
- Está bien.
- ¿Vas a ir a ver a Stacie hoy?
- Fueron a buscar a Alison. Estarán en casa por la tarde, así que voy a preparar un poco el lugar para recibirlas. Aubrey compró una docena de globos de colores, y trajo un cartel de bienvenida. Ya sabes, todas esas cosas cursis que a ella le gustan.
- No la culpo, llevaban años planificando esto.
- Sí. Stacie casi muere de nervios anoche. No durmió y no me dejó dormir.- Beca rió imaginando la situación, y Chloe blanqueó los ojos.- Supongo que se lo debo.
- No le debes nada, pero tu compañía es una cosa bastante grande e importante para ella. Así que compórtate, sé buena, y ayuda a tus amigas.
- Escúchame... Si vas a engañarme con alguien, no me molestaría que sea con Sophia.
- ¿De qué hablas?
- De tu cena de esta noche. Si quieres engañarme alguna vez, jamás me molestaría que fuera Sophia. Hasta podría felicitarte.
- Eres una idiota.
- Vamos, es Sophia Bush.
- En mi opinión, tú eres más bonita que ella.
- Ya, seguro estás cansada o algo te golpeó fuerte la cabeza. Te enviaré fotos de la niña cuando llegue.
- Está bien. Cuídate.
- Tú también. Adiós.
- Chloe espera.- la detuvo antes de que terminara la llamada.- Sabes que no te engañaria con nadie, ¿cierto? Ni siquiera Sophia Bush.
- Técnicamente no me estarías engañando.
- Sabes lo que quise decir.
- Adiós, Beca.- repitió entre risas, y esa vez sí terminó la llamada.
Beca tenía ese sexto sentido desarrollado: aparecer justo cuando la necesitaba. Cambiarle el ánimo luego de haber visitado su antiguo hogar era algo muy importante, y sólo ella podía hacerlo. Cada vez que hablaban, todas sus dudas pasaban a un segundo plano, nada de todo lo que había hablado con su psicóloga parecía imposible de descifrar. Quería estar con Beca, quería verla, poder ir a la cama con ella, abrazarla en la mañana, desayunar juntas y pasar el día rodeadas de esas paredes que tantos recuerdos albergaban. Había deseado eso a lo largo de todos esos años, había pensado infinitas noches en la posibilidad de que la vida las reencontrarse, de que les diera una segunda oportunidad y que pudieran encontrar el equilibrio entre la vida de Beca y sus propias elecciones. Quizás esa era la oportunidad que había soñado. Por el momento estaba arreglando su agenda y haciendo cientos de llamadas para terminar de armar un equipo de trabajo acorde a sus necesidades.

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La bienvenida a Alison en su nuevo hogar fue mucho más de lo que habían imaginado. Chloe la esperó con la casa adornada, y luego se sentaron a la mesa por una merienda que había preparado para todas. La niña era algo tímida, pero rápidamente fue ganando confianza y contando algunas anécdotas de su tiempo en el hogar, de las amigas que había hecho desde que llegó, y manifestó sus ganas de volver a veces para visitarlas, algo que Stacie y Aubrey jamás le negarían. Le mostraron su habitación, con la que habían hecho un trabajo hermoso, y ella no podía salir de su asombro al ver todas las cosas nuevas que tenía. Una cama, ropa, muñecas, rompecabezas, libros, un escritorio, un bonito sillón al lado de la biblioteca. Eran cosas que ella jamás había tenido, y no podía esperar para usarlas a todas. Con Chloe tuvo una fuerte conexión, y la confianza llegó al punto de tenerlas sentadas en la alfombra peinando sus muñecas, mientras la pelirroja le enseñaba a hacer trenzas.
- Nunca tuve una de estas.- dijo la niña.- No una que fuera solo mía. En el hogar compartíamos todos los juguetes.
- Bueno, yo tampoco tuve muñecas. Es decir, una vez me regalaron una, y mis hermanos la rompieron. Nunca más pudieron comprarme una.
- Tú y yo tenemos muchas cosas en común, ¿no?
- Bueno, hay una diferencia entre tú y yo. Esas dos locas amigas mías serán las mejores madres del mundo. Te aseguro que serás muy feliz aquí.
- Iré a la escuela, ¿cierto? Ellas me dijeron eso.
- Claro que irás a la escuela, y podrás hacer nuevos amigos, elegir algún deporte, aprender muchas cosas nuevas. Y los fines de semana podemos ir al parque, o puedo llevarte a ver una película.
- Stacie dijo que te gusta el cine.
- Sí. El cine, las bicicletas, la nieve y los caramelos de manzana.- la niña sonrió.- ¿Sabes montar una bicicleta?
- Sí. Pero prefiero el skate.
- ¡Por Dios! Necesito que me enseñes a usar el skate.
- Chloe, debes crecer.- Stacie entró a la habitación y escuchó eso último, rió y se sentó a su lado.- Qué bonitas quedaron las muñecas.
- Chloe me enseñó a hacer estas trenzas tan bonitas.- explicó la niña.- ¿Tú sabes hacerlas? Porque me gustaría ir así a mi primer día de escuela.
- Aubrey se encargará de eso, mi habilidad con el cabello es nula. Pero yo podré ayudarte a armar rompecabezas y te enseñaré a jugar ajedrez. No hay nadie mejor que yo para los juegos de mesa.
- Coincido.- agregó Chloe.- Nadie puede ganarle.
- Me gusta ganar.- comentó la niña.- En todo.
- Uy, ya tienes competencia Stace.- la pelirroja le dio dos palmadas en el hombro y la otra sonrió.- Escuchen, debo irme.
- ¿No te quedarás a cenar con nosotras?- preguntó su amiga.
- No, debo hacer algunas cosas. Mañana enviaré otra vez mi solicitud a la Universidad y necesito terminar algunos detalles. Pero ya sabes que siempre estoy por aquí en algún momento.
- Puedo decirle a Aubrey que te lleve.
- No, no, no. Estoy cerca y además quiero caminar. Ustedes quédense aquí. Vendré a verte mañana, Ali. Que tengas una linda noche.- saludó a la niña y se levantó para irse. Stacie la siguió hasta el comedor.
- Gracias por venir a quedarte un rato con nosotras. Estábamos muy nerviosas por sus primeras horas en casa, pero nos ayudaste mucho.
- Es una niña, sólo necesita que le des tiempo. Lo harán bien, estoy segura de eso.
- ¿Hablaste con Beca?
- Sí. Ella está bien, vendrá en unos días y nos sentaremos a hablar.
- ¿Has decidido algo respecto a ustedes?
- No lo sé aún. No quiero tomar decisiones apresuradas.
- Odio pensar que vas a irte cuando la Universidad acepte tu solicitud, pero si eso te hace feliz, si Beca te hace feliz, no voy a detenerte. Sólo quiero estar segura de que lo que elijas te dé paz, tranquilidad y mucha seguridad. No quiero verte caer de nuevo y lo sabes.
- Por eso me tomaré estos meses hasta recibir la respuesta de la universidad, y no tomaré ninguna decisión hasta entonces.
- Está bien. Y sabes que Aubrey y yo estamos aquí para lo que necesites.
- Como siempre. Ahora disfruten de esto, y tómense las cosas con calma. Alison es una niña preciosa y muy buena, las felicito.
- Gracias, amiga.- la abrazó con fuerza, como si en verdad necesitara que alguien la sostuviera luego de esas últimas horas pensando en cómo sería traer a la niña a su casa, como si en ese abrazo pudiera soltar todos esos nervios que tenía acumulado.- Te veré mañana.
- Saluda a Aubrey por mí. Las veo mañana.

Chloe se desvió del camino a su departamento, y caminó varias calles abajo, en dirección al hospital, pasó por frente de él y siguió caminando. Tenía en mente a dónde quería llegar, y la fresca noche la inspiraba a caminar en tranquilidad, con calma, disfrutando el paso a paso. Había recorrido esas calles muchas veces antes, sola, acompañada, en bicicleta, a pie. En algún momento, no hacía mucho tiempo, era su camino a casa. La pensión apareció en su vista al doblar en una esquina, y sonrió pensando en los días que la habían recibido los perros de su vecina, la que vivía justo en la entrada. Saludó a una niña que salió y la reconoció, y luego entró por el pasillo hasta la puerta que había sido suya. Ya no había nada dentro que lo fuera, pero no se sentía triste o algo parecido, sólo era diferente. Golpeó la puerta de al lado, y se llenó de alegría cuando vio a la señora Osment y su hija aparecer justo al abrirse la puerta.
- ¡Chloe querida!
Hubo abrazos, muchos comentarios sobre lo bien que ella se veía, y preguntas sobre su vida, sobre todo lo que había pasado luego del accidente. Chloe fue paciente para responder todo, les contó que había sido muy difícil, y que su despertar en el hospital aún parecía un milagro. También mencionó que Aubrey y Stacie la habían albergado durante los días posteriores a su alta médica, pero que en ese momento estaba viviendo en otro lugar, aunque no dio demasiados detalles. La sra. Osment le pidió que se quedara a cenar con ellas, y por alguna razón Chloe sintió que se los debía por no haber regresado con frecuencia, así que accedió. El comedor fue testigo de una conversación muy profunda y reflexiva, en el que coincidieron en que Chloe estaba viviendo una segunda oportunidad, y era una afortunada por eso. Luego del postre llevó a la anciana a dar un paseo, ese que se habían acostumbrado a hacer juntas cada día, ida y vuelta al jardín.
- Conocí a la chica de tus historias.- mencionó la mujer, y Chloe sonrió, porque su discreción era uno de sus mejores dones y nunca dejaban de sorprenderla.- Beca. Ella y Stacie vinieron a sacar las cosas de tu cuarto cuando estabas en el hospital, y tuvimos una conversación muy interesante.
- ¿Cómo supiste que era ella?
- Bueno, había un tono diferente cuando mencionaba tu nombre. Me acompañó a hacer este camino, y fue muy amable.
- Ella fue todos los días al hospital desde el día uno hasta que me dieron el alta.
- ¿Y en qué punto están ahora?
- Definiendo algunas cosas. Lo que ella hizo por mí fue muy bonito. Y sé que hay mucho en qué pensar y muchas cosas para evaluar, pero en verdad quisiera darle una chance a lo que tuvimos.
- No, Chloe. No tienes que darle una chance a lo que tuvieron, tienes que darle una oportunidad a algo nuevo, algo mejor, algo más sano.
- ¿Cómo sé si esto es lo correcto?
- Sólo lo sabrás. Créeme, lo sabrás y tomarás una decisión acorde a ello. Y luego, por supuesto tendrás que trabajar para que funcione, para no volver a caer en viejos errores, y para tener la vida que realmente mereces.
- Toda la vida me repitieron que no tenía muchas posibilidades, que estaba destinada a esa vida difícil y completamente miserable que me mostraron en mi niñez, pero por fin siento que puedo ser mejor que eso. Que puedo salir adelante, olvidarme de ese entorno lleno de vicios y adicciones, y ser mejor, auténticamente mejor.
- Una de tus debilidades, querida Chloe, fue creer que podías controlar eso cuando quisieras. Y entonces descubriste que puedes caer en cualquier momento, que esto es algo difícil, que siempre estarás un paso en desventaja respecto al que nunca tuvo adicciones, y que eres un ser humano que puede equivocarse. No olvides eso, no olvides que no eres perfecta y que no puedes controlar todo a tu antojo. Trabaja en ti, en tus relaciones, enfócate en tus sueños y tus proyectos, y confía. Confía plenamente, como yo confío en la gente que debe guiarme al caminar. Confía, Chloe, porque no todos van a fallarte. Confía en ti, niña, porque tú no vas a fallar si sabes cuánto vales.- la pelirroja escuchó con atención, y su rostro pensativo demostraba cuánto le importaba un consejo tan lleno de sabiduría, amor y respeto.- Sé que la gente de la Universidad va a aceptar tu solicitud. Serían unos idiotas si no lo hicieran.
- Y tendré que irme de aquí.
- Y vamos a extrañarte mucho, pero créeme que estaremos muy felices de saber que estás haciendo algo que siempre soñaste y además, Beca estará contigo. Es lo que siempre has querido.
- Entonces ¿por qué tengo tanto miedo?
- Porque es normal. Ve y hazlo, aunque tengas miedo. Eso es ser valiente, y arriesgado.
- Gracias.
- A ti, mi niña. Por haber dedicado tanto tiempo valioso de tu vida en estos pequeños paseos y nuestras largas conversaciones. Ahora debemos regresar a la casa, y tú debes ir a preparar una solicitud.

Una vez enviada la solicitud, sólo restaba esperar. Chloe cerró las ventanas de su departamento, y se acomodó en el sofá para ver televisión un rato. Aún no había entrado a la habitación, no quería hacerlo sin Beca, y esas últimas noches las había pasado durmiendo en la sala. Había algo suyo que le impedía entrar allí y recordar lo que había pasado la última vez, y pensó que con Beca a su lado todo sería más fácil. Tomó el móvil y escribió un mensaje.

[Chloe]: Estás en tu casa ya?

[Beca]: Llegué hace una hora, pensé que estabas dormida, por eso no llamé. Necesitas algo? Estás bien?

[Chloe]: Sí, sólo quería desearte buenas noches ☺️

Beca tardó apenas unos segundos en iniciar una video llamada, y Chloe sonrió al ver su nombre en la pantalla.
- En verdad no te gusta enviar mensajes.
- No, soy bastante impaciente como para esperar una respuesta. ¿Qué haces?
- Estaba por ver una película antes de dormir. ¿Tú qué haces despierta si mañana debes estar lista temprano?
- Estaba leyendo un libreto que me enviaron. ¿Te interesa?- mostró el libreto en la pantalla y Chloe asintió.- Un drama, buena historia, bastante detallista y muy ambiciosa.
- ¿Director?
- Alfonso Cuaron.

- ¡¿Y qué es lo que estás esperando?! ¡Es Cuaron! Yo estaría diciendo sí sin leer el guión.
- Había pensado en no seguir aceptando papeles por ahora. Ya tengo, por lo menos los próximos dos años cubiertos si acepto esta película también.
- Te buscaron, Beca. Nadie podría negar una película de Cuaron. ¿Serás la protagonista?
- Sí. Y van a filmarla en Los Ángeles.
- Aceptarla será la mejor cosa que harás en los próximos dos años. O diez. Te lo prometo.
- Quería esperar hasta saber sobre tu solicitud a la Universidad.
- Me aceptarán, lo sé.
- ¿Y esa seguridad de donde salió?
- Digamos que tuve un buen día, y sabes que los buenos días me inspiran. La vida es sobre arriesgarse, ¿cierto?
- Entonces tomaré esta chance. Y tú te harás responsable de lo que pase después.
- Tú trabaja con Cuaron y yo me encargo de que lo nuestro funcione.- Beca rió y Chloe compartió el sentimiento.- Funcionará, Beca. Lo sé. Tú me ayudarás, ¿cierto? Cuando las cosas se pongan difíciles, y el miedo me haga creer que no puedo mas, me mostrarás el camino, ¿cierto?
- Todos los días.
- Entonces no dudes en que funcionará. Esta vez será diferente, te lo prometo.
- Te veré mañana en la noche, adelanté mi vuelo.
- Está bien. Te espero entonces.
- Descansa.
- Tú también. Adiós.

Había un sinfín de motivos que podrían llevarlas a dudar, pero había otros que eran más fuertes, que las hacían querer ir por más, arriesgarse aunque no supieran exactamente dónde las llevaría el camino. Los viajes de Beca a Atlanta ya ponían en alerta a los medios, las visitas constantes ya tenían en la mira a Chloe, y cuando las cosas avanzaran, eso sería peor. Ambas lo sabían, y trataban de no pensar en eso aún. Querían arriesgarse a todo, intentarlo hasta el límite otra vez, porque lo que ellas tenían era especial, único, inigualable. Y Chloe sentía que ese era en verdad el inicio su nueva vida, que desde allí nunca más regresaría hacia atrás. Lo creía con tantas fuerzas que todos los miedos eran pequeños en comparación, y Beca era una gran responsable pero no la principal razón. En ese momento, su amor propio era la razón más grande.
Tomar esa chance, lanzarse al precipicio aún sin saber lo que había abajo, pero creyendo que ya nunca más estaría sola, pues se tenía ella misma.

¡Hola! Esta historia está acabando, pero no quería dejar de mostrar lo verdaderamente importante: el amor que Chloe debe tener por ella misma. Y con eso, un llamado a hacer lo mismo todos los días. Amarnos es lo primero. Así que si tuvieron malos días, malos amores, malas experiencias familiares, un corazón roto o una cosa de la que no pueden salir, sepan que el amor lo vence todo, y que amarse uno mismo es la base para hacer que todo funcione. No estamos solos, nos tenemos a nosotros. Y no importa lo que pase en la vida, todas las mañanas el sol brillará otra vez. Para ustedes, para mí, para sus seres queridos, así como para la Chloe de nuestra historia. Cierro mi momento reflexivo diciendo que a mí me costó entenderlo, pero cuando lo entendí, todo lo que pasó luego fue LIBERTAD. Y les juro que es lo más valioso de la vida.
Saludos!

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