—¿Cómo se te ocurrió? —Regañó JiSoo a Jin, estaba enojada, pero más que todo, decepcionada.
—¡Nos mentiste! —Exclamó ChoHee.
—Déjenme despejarme la cabeza. Luego les explico todo. Lo siento.
SeokJin salió del granero, con la mirada al frente y con la cabeza llena de confusiones. Todo esto era un lío, NamJoon siempre hacía eso, lo volvía loco con cada cosa que hacia.
Llegó a su casa quitándose la corbata, buscó con la mirada al doncel, haber si estaba por algún lugar, al no verlo en la planta baja, creyó que se encontraba arriba, así que subió las escaleras rápidamente.
Pero, para su sorpresa, tampoco estaba ahí. En su lugar, se encontraba un vestido en la cama, el ramo de rosas y el distinguido collar, a parte de una nota, pegada a un escrito.
SeokJin la quitó, la desdobló con rapidez, leyó lo siguiente:
Tenías razón.
Este libro es muy especial.
Mentí, porque si lo publicaba te perdía de asistente...
pero tienes buen ojo.
Lo compraremos antes de que me vaya.
Que tengas una vida fabulosa.
Te la mereces.
Atte. NamJoon.
Por la puerta, entró otro doncel, uno de estatura baja y cabello rubio, JiMin observaba al más alto leer una nota, una que seguramente había dejado NamJoon.
—Caramba. Que locura. La gente va a hablar de esto para siempre.
Jin sólo lo confirmo, diciendo "si".
—¿Estás bien? —Preguntó el doncel.
—Si. —Pero mientras seguía viendo la nota, su respuesta cambió—. No. Me siento... ¿Sabes cuál es el problema? El problema, es que este doncel... es una ladilla gigantesca. Primero sale con que se va. Eso lo entiendo. La boda fue un fraude. Era estresante. Pero luego, me deja esta nota. Porque no tiene la decencia, la humanidad para decírmelo a la cara. Tres años. Tres años... trabajé para este terrorista. —Apuntó a la nota en su mano— ¡Nunca tuvo nada bueno que decir y luego escribe estas tonterías! —Arrugó la hoja, luego la aventó al suelo— ¡Habíamos hecho un trato! —JiMin siguió intentando llamar la atención del hombre, pero no hacía caso—. Perdón, perdón, es que... es que me vuelve loco.
—Si, ya veo. ¿Vas a dejar que se vaya?
El cerebro de Jin hizo clic, sabía que tenía que tomar una decisión importante en esos instantes, porque, lo que decía JiMin era cierto, tenía que luchar por NamJoon.
En el bote, NamJoon observaba el agua, sentía la brisa llegar a su rostro, la bufanda que traía alrededor de su cuello se movía con el viento. Su maleta se encontraba a su lado, en la orilla.
Ya iba a regresar a New York, empacaría todas sus cosas, guardaría las de su oficina y se iría en el primer vuelo a Corea del Sur, o bueno, eso es lo que consideraba, tiene que preguntar primero.
Fue lindo mientras todo duró. Se colocó sus lentes e intentó sonreír.
—Entonces ¿Ahora qué?
—En vista de que accedió a irse —dijo YoonGi—, todo se vuelve más civilizado. Ya que aterricemos en New York, tiene 24 horas para irse a Corea.
NamJoon asintió, mientras el bote seguía avanzando.
SeokJin estaba afuera, bajó unos escalones y pasó por en medio de su madre y abuela.
—SeokJin ¿Qué pasa? —Preguntó JiSoo, mientras veía avanzar a su hijo rápidamente.
—Necesito hablar con él —dijo Jin.
—¿Por qué? —Preguntó JaeBum y fue detrás de su hijo.
—No es asunto tuyo.
—¡Muchachos, ya basta! —Exclamó la abuelita, pero ninguno de los dos hombres la escuchaba.
—No te voy a dejar —siguió discutiendo JaeBum.
—No te estoy pidiendo permiso.
ChoHee intentaba detenerlos, sin embargo, algo pasó, ella comenzó a sentir dolor en el pecho, precisamente del lado izquierdo. JiSoo al verla, se preocupó, igual que toda la gente que había alrededor —los invitados de la boda, no boda ya—, la señora caía hacia el piso lentamente.
Cuando los chicos se dieron cuenta, olvidaron su discusión y corrieron hasta ella, SeokJin intentaba ayudarla a levantarse, pero a ChoHee le dolía demasiado.
—Creo que me va a dar un infarto —dijo Lita.
—¡Llamen al doctor! —Exclamó Jin con preocupación.
Después de, lo que se consideraron, largos minutos, llegó una avioneta, donde subieron JiSoo, JaeBum y SeokJin como los acompañantes de la abuelita. Ella venía acostada en una camilla, con el tanque de oxígeno conectado a ella.
Todos los invitados se preocuparon bastante. La avioneta despegó.
Dentro de ella, los tres observaban a ChoHee, esperando a que despertara, no podían con tanta presión. Ella se quitó la boquilla del tanque con cuidado, abrió sus ojos lentamente, los tres se acercaron.
—Necesitan dejar de pelearse. —dijo Lita— Nunca van a estar de acuerdo. Pero, son familia. —Se dirigió a JaeBum—. Prométeme que vas a apoyar a SeokJin, aunque no estés de acuerdo con él.
—Te lo prometo.
—SeokJin. Prométeme que vas a hacer un esfuerzo por ser parte de la familia.
—Lo haré.
JiSoo observó a su hijo.
—Lo haré, Lita.
ChoHee acarició con lentitud la mano de su nieto.
—Entonces, ya pueden llevarme los espíritus.
Los tres se acercaron a ella, que, recostada en la camilla, le colocaron de nuevo el tanque de oxígeno. Jin sentía que podría llorar en cualquier momento.
—¿Lita? —Preguntó Jin.
ChoHee abrió los ojos, se quitó el tanque y se sentó en la camilla.
—Todavía no me están esperando. Me siento mucho mejor, no hay necesidad de ir al hospital. Llévanos al aeropuerto, por favor.
Fue una buena estrategia.
—¿Fingiste el infarto? —Preguntó JaeBum, sorprendido.
—¡Por favor!
—Era la única manera de hacer que se callaran y nos fuéramos al aeropuerto. —Dijo la abuela en su defensa.
—No podemos llevarla al aeropuerto —dijo el hombre que venía con ellos, auxiliando a la paciente.
—YuGyeom, no me hagas llamar a tu mamá.
—De acuerdo —dijo el chico, porque ya no quedaba más.
JiSoo no hacía más que reír.
ChoHee se volvió a acostar en la camilla, con los brazos cruzados.
—Me diste un buen susto —dijo SeokJin.
En el aeropuerto, tanto NamJoon como YoonGi ya estaban en el avión.
—Podrías haberte rendido en Nueva York. —YoonGi acomodó algo arriba, para después acomodarse—. Soy como Elliot Ness, siempre atrapó al transgresor. Así de bueno soy.
NamJoon rodó los ojos.
—Vuelo 1601, puede despegar en cuanto esté en posición. —Dijeron en la avioneta.
—Entendido TaeHyung.
La avioneta aterrizó.
—Rápido, rápido.
SeokJin bajó de la avioneta y comenzó a correr, llamó al chico que controlaba los despegues de avión.
—Torre ¡Háblame!
—¡Tae! Habla Im SeokJin.
—¡Hola!
—Necesito un favor —SeokJin miraba la torre de control—. Tengo que hablar con NamJoon, ¿Puedes detener ese avión?
—Me enteré de que se fue tu chico. ¡Mala pata!
—¡TaeHyung! ¡Necesito que detengas ese avión! ¡Por favor!
—No puedo.
—¡No, no! ¡Por favor! —Exclamó SeokJin cuando vio al avión despegar.
La abuelita maldecía, y Jin, bueno, veía a su única oportunidad irse ante sus ojos.
—¿Qué pasó? —Preguntó JaeBum.
—NamJoon se va —dijo JiSoo.
—Y no le pudo decir.
—¿Qué? —Preguntó de nuevo el hombre.
—Que lo ama. —Respondió JiSoo.
—Para que Namjoon le diga que lo ama —dijo la abuelita, su hijo la ayudaba a bajar de la avioneta.
—¿Pero cómo? —JaeBum seguía sin entender.
—Si no lo amara, no se hubiera ido —dijo JiSoo.
—Claro que no —dijo ChoHee.
—¿Soy el único que no entiende? —JaeBum siguió caminando al paso de ambas mujeres.
Sin embargo, seguía sin entender.
—¡Ay, JaeBum! —Reclamó la abuelita.
—¡TaeHyung! ¡Mira abajo! —SeokJin seguía en su intento porque ese hombre le hiciera caso.
—Estoy viendo… ¡Ahí estás! Lo siento ¡Pero no podía hacer nada!
—Gracias TaeHyung —mencionó SeokJin.
Colgó el teléfono, miró hacia el piso con tristeza, perdió a quien sería el amor de su vida.
—Perdóname, hijo. No sabía lo que sentías por él.
JaeBum había llegado y se encontraba atrás de Jin, junto a su esposa y madre.
SeokJin se volteó, vio a su familia, quienes lo miraban con preocupación y cierta ternura en sus miradas, estaban también tristes por él.
—Corazón —habló JiSoo—. Todo va a salir bien.
SeokJin hizo una pequeña sonrisa, una casi imperceptible en sus labios, negó con su cabeza lentamente.
EDITORIAL RUICK & HUNT
Vestido con unos jeans y una camisa lisa de color rosa claro, Kim NamJoon levantaba cajas y guardaba las cosas de lo que alguna vez fue su oficina. Soltó un suspiro, estaba algo cansado, pero debía continuar, pronto se iría a Corea del Sur.
Un hombre pasó por la oficina, las puertas eran de cristal, así que, pudo ver perfectamente lo que sucedía, miró y luego, caminó rápidamente después, alejándose de la oficina.
Otro con camisa azul cielo y corbata a rayas, se acercó con lentitud para ver de reojo, después caminó rápidamente.
NamJoon tomó una de las cajas, donde tenía su bolsa y algunas otras cosas personales, una mujer y un hombre iban pasando por ahí, cuando vieron al doncel intentar abrir la puerta, corrieron rápidamente.
—¿JungKook? —Llamó quedo, se mantuvo parado un par de segundos, viendo los cubículos, casi no había nadie en ellos, suspiró y luego caminó hacia donde se encontraba la persona a la cual buscaba. El susodicho platicaba con una chica, reía divertido— ¡JungKook! —No le importó interrumpir—. Necesito que mandes las cajas de mi oficina a esta dirección. A esta de aquí. A esta dirección. ¿De acuerdo?
JungKook recibió el papel, luego miró hacia atrás, sorprendido.
—¿Las puedes mandar?
—Si. Claro.
—Muy bien. Gracias.
—Señorito Kim.
—Si —JungKook señaló hacia atrás del doncel— ¿Qué? ¿Qué?
NamJoon volteó, su sorpresa fue grande, al ver a SeokJin en la editorial. Venía con una camisa a cuadros, jeans y botas.
Todos observaban sorprendidos la situación.
—Hey —saludó Jin, caminaba con sus manos en los bolsillos.
—SeokJin.
NamJoon volteó a ver a los demás miembros de la editorial, observándolos.
—¿Por qué estás jadeando?
—¿Por qué vine corriendo?
—¿Desde Alaska?
—Necesito hablar contigo.
—No tengo tiempo para hablar. Necesito tomar el avión de las 5:45. —Se volteó hacia JungKook—. Las cajas deben salir hoy. Quiero que todo…
Jungkook asintió.
—¡Namjoon! ¡Dejar de hablar! —Exclamó Seokjin, haciendo que el doncel saltara en su lugar.
Namjoon vio a todos, al hacerlo, cada uno de los trabajadores volvió a su puesto.
—Voy a decir algo —dijo Jin.
—Esta bien —Namjoon se cruzó de brazos.
Jungkook ya se había ido con la caja en brazos.
—Es cosa de un segundo.
—Esta bien ¿qué?
—Hace tres días, te odiaba. Soñaba que te atropellaban, o que te envenenaban.
—Que amable —dijo Namjoon, cruzado de brazos.
—Te dije que no hablaras. —El doncel rodó los ojos—. Luego sucedió lo de Alaska... y las cosas empezaron a cambiar. Todo cambió cuando nos besamos. —Namjoon miraba a Jin con cierta tristeza, e incredulidad, pero escuchando atento. Los demás, seguían viendo—. Y cuando me dijiste lo de tu tatuaje. Cuando me miraste estando desnudos —unos reían, mientras otros morían de ternura. Namjoon intentaba controlar las lágrimas que amenazaban con caer, y su sonrojo.
—No vi nada.
—Si viste —afirmó Jin—. Pero no me di cuenta hasta que estaba parado solo… en un granero… sin esposo. Ya te imaginarás mi desilución cuando de repente me di cuenta… de que el chico que amo está a punto de ser deportado.
Namjoon no soportaba más, sus ojos estaban rojos y sus mejillas también, junto a su nariz. Seokjin lo amaba.
SeokJin lo amaba.
—Así que, Namjoon. Cásate conmigo.
Los ojos del doncel se abrieron de par en par.
—Porque me gustaría salir contigo.
Namjoon sonrió levemente, muchos se conmovieron ante las palabras de Seokjin. Pero la pequeña sonrisa del doncel bajó y negó con su cabeza.
—Creéme. No te conviene estar conmigo.
—Si.
Namjoon volvió a negar.
—Hay una buena razón por la que he estado solo. Así me siento cómodo. Creo que sería mucho más fácil si nos olvidamos de todo esto, y yo me voy.
—Tienes razón. —Seokjin avanzó unos pasos hacia Namjoon—. Sería más fácil.
Namjoon asintió. Ambos se observaron detenidamente sin decir nada, el doncel se encogió de hombros, la respuesta era obvia para los dos.
—Tengo miedo.
—Yo también —dijo Jin.
Seokjin arrojó su chaqueta al suelo alfombrado con coraje, se acercó a Namjoon, lo tomó delicadamente del rostro y lo besó.
Fue verdadero esa vez.
Todos al observarlo se sorprendieron, después, se enternecieron.
Seokjin pasó sus brazos alrededor de la cintura de Namjoon, después la subió al rostro del doncel nuevamente, perdiéndose en el beso que ambos se estaban dando.
Ambos se separaron levemente cuando terminaron de besarse, se encontraban en su mundo. Sus narices estaban juntas, rozándose.
—¿No deberías hincarte de rodillas o algo así? —Preguntó Namjoon en voz baja, sólo entre ellos.
—Eso significa que si —afirmó Jin.
—Si.
Seokjin no perdió el tiempo, y se lanzó a besar a Namjoon otra vez, el doncel respondió con gusto aquel contacto de labios.
Y Seokjin no lo soltó.
Hasta que un grito se escuchó de fondo.
Por parte de Jungkook.
—¡Enséñale quien manda aquí, Seokjin!
Todos rieron, incluyéndolos a ellos dos.
Simplemente Jin se encargó de besarlo otra vez, y llenarlo de más besos y cariño.
Mucho cariño.
The End
n/a:
¡Holi! ¿Qué tal el capítulo? :3 Ya es el final, el siguiente que viene es el epílogo. Los cuales son los créditos de la película, y una parte que me gusta mucho ♡
Fue muy divertido escribir esto, espero les haya gustado el capítulo y lamento mucho la demora, tengo mucha tarea y ya estoy en proyectos finales, los cuales tengo que entregar la próxima semana algunos y un examen entrante de inglės en la primera semana de diciembre y crean o no, debo estudiar D': pero ya casi podré actualizar más seguido. Justamente ahorita estoy haciendo una mugrosa encuesta de 53 preguntas >:v no sé que le pasa al maestro por la cabeza ༼ •᷅ ͟ʖ •᷅ ༽ pero ya qué, este el trabajo final y luego debo hacer una gráfica por cada maldita pregunta.
Perdón, ya me enojé, mejor continuemos con la historia y no conmigo, eso no importa xd. Como sea, espero el final traerlo pronto y los demás fics, pronto también se actualizan. Pinky promise.
Si hay algún error ortográfico, gramático, narrativo, lo que sea, no duden en decirlo, me sirve para seguir mejorando :3
Tengan una linda noche/día. Les amito mucho, mucho ♡ bais.
𝓼𝓮𝓿𝓮𝓷𝓮𝓼𝓾𝓷𝓰
¹⁴¹¹¹⁹