Mariana desperto bien tarde, aquella noche había dormido como no lo hacia en mucho tiempo. Se dio cuenta que estaba recostada sobre el pecho de Jorge y el la abrazaba, suspiro, se sentía muy bien entre sus brazos. Recordó todo lo que había pasado la noche anterior, el la había consolado, la había apoyado.
-¿Estas despierta? –Jorge la miraba sonriente mientras movía su brazo acariciándole la espalda suavemente.
-Si –ella se puso nerviosa y se incorporo rápidamente -¿Cómo llegue aquí?
-Te quedaste dormida en el jardín –el se incorporo para ponerse a la altura de ella y se acerco para susurrarle al oído –Te traje en mis brazos hasta la cama
-Graa. gracias –Mariana se puso mucho mas nerviosa, entonces vio su traje sucio -¿estoy vestida?
-Claro –Jorge comenzó a reír -Pensé en quitarte el vestido para que estuvieras cómoda, pero luego reaccione. No creo que te lo hubieras tomado muy bien ¿no?
-Pues no –ella sonrió –Dormí bien así, gracias
Mariana se levanto y se dirigió al baño, se miro al espejo, tenia un aspecto horrible, el pelo revuelto, manchada de tierra y hojas secas en su vestido y enredadas en el cabello.
Escucho que alguien llamaba a la puerta y salio a la habitación para encontrarse con Graciela .
-Jorge, Santiago te esta esperando en la sala –Graciela sonrió a Mariana –Buenos días Mariana
-Hola Graciela –Ella sonrió, mientras Jorge las miraba confundido, ¿Cuándo se habian tomado tanta confianza? –Podrías traerme un poco de agua para el baño, por favor
-Enseguida ordeno que te la suban –Graciela asintió y salio de la habitación
Mariana se dirigió al armario para buscar un vestido y Jorge la siguió con la mirada
-¿Por qué no vas al pueblo con tu tía? –Ella le miro confundida –Mañana es la fiesta del gobernador, compraos unos vestidos –el camino hacia una mesilla en su lado de la habitación y saco una bolsita con dinero para luego dejarla en el tocador de ella –Pediré a Gabriel que te lleve
-No es necesario –Mariana agarro la bolsa de dinero y se la acerco a Jorge –Tengo muchos vestidos
-Mi esposa debe lucir como una reina –el se acerco a mariana muy despacio –Como lo que es
-Señora –una criada entro en la habitación –Disculpen, pensé que estaba sola, traigo el agua para el baño
-Si gracias –Mariana se aparto de Jorge y siguió a la empleada al baño, mientras Jorge se dispuso a vestirse, tenia que arreglar el asunto de las tierras de José Cortes y ya sabia como hacerlo. La noche anterior pidió a Santiago que le buscara en la mañana para ir al pueblo vecino.
Una vez la criada se marcho dejando la bañera llena de agua, Mariana hecho las sales y algunos pétalos de rosa y comenzó a desabrocharse el vestido.
-Tengo que resolver unos asuntos, no creo que regrese hasta la noche –Jorge apareció tras ella, vestido elegante, con su pantalón y chaleco gris. El se quedo mirando la espalda desnuda de su esposa, hasta que ella reacciono y se giro sosteniendo su vestido para que no cayera –No olvides los vestidos
-Gracias –Mariana se sonrojo y miro hacia el otro lado –Pero no se si sea buena idea ir a la fiesta del gobernador
-Mariana no hagas ninguna tontería –Jorge se acerco a ella y la tomo por los brazos, no quería arriesgarse a que Mariana se marchara con Sanchez –Te dije que arreglaría todo y pienso hacerlo.
Mariana se quedo mirándole a los ojos, no era capaz de decir nada, le tenia tan cerca, el comenzó a acortar la distancia entre ellos pero antes de llegar a rozar sus labios se aparto.
-Me marcho, Santiago me esta esperando –Salio del baño y después de la habitación
Mariana suspiro, cada vez era mas difícil estar cerca de ese hombre, aun no habian hablado acerca de la discusión, pero ahora que todo estaba bien ella no quería revolver las aguas. Se quito la ropa y se sumergió en el baño. Se vistió con un traje marrón de tirantes con bordados blancos, busco unos guantes y un sobrero tambien blancos y bajo con ellos. Después de desayunar junto a su tía, salieron al jardín, donde Gabriel les esperaba en la calesa pequeña, que no tenia capota. A ella le encanto, podría disfrutar del paisaje y hablar con el.
-Y dime niña ¿Cómo es que has pensado en comprar vestidos para la fiesta del señor gobernador? –Leonor trataba de sacar alguna conversación con su sobrina, en el desayuno hablaron de lo ocurrido con el padre de ella pero después Mariana le pidió no volver a sacar el tema.
-No se me ocurrió a mi –Mariana saco de su pequeño bolso blanco la bolsita con las monedas que Jorge le había dado –Jorge insistió en que fuéramos de compras
-Ya veo –Leonor observo la bolsa de dinero y entonces recordó su casa –Niña en algún momento tendré que viajar a Los Ángeles, hay cosas que resolver allí, ya sabes.
-Claro tía, yo te acompañare –Entonces pensó en Jorge –Hablare con Jorge y con Miguel, quizás quieran acompañarnos.
-Si –Leonor sonrió –Me parece una gran idea
-Gabriel –Mariana llamo al muchacho que las miro de reojo sonriente -¿Sabes que asunto es el que Jorge tenia que arreglar hoy? Dijo que no regresaría hasta la noche
-Pues no –Gabriel frunció el ceño –Es extraño, pero solo Santiago parece saber de que se trata
-Bueno, gracias de todas formas –Ella se quedo pensativa
-Lo que necesite señora –en ese momento la calesa paro, habian llegado a la entrada de la plaza –Ya hemos llegado –El bajo y abrió la portezuela para ayudar a Leonor y Mariana a bajar.
Ambas caminaron por la plaza hasta entrar en la Boutique de Saint Tello, de una dama francesa muy reconocida.
-Buenos días –Una dama muy distinguida se acerco a ellas -¿Puedo ayudarlas en algo?
-Si –Leonor sonrió –vera buscamos unos vestidos para la fiesta de mañana del gobernador
-Por supuesto –la mujer sonrió –síganme por favor
Mariana escogió un vestido azul claro con bordados de flores en tonos verdes, unos guantes azules y un tocado de plumas de dos tonalidades celestes. Leonor prefirió un vestido mas sobrio, azul marino y marrón con guantes marrones y una pequeña peineta del mismo color para el cabello. Una vez acabaron pidieron a Gabriel que llevara los vestidos al carruaje y ellas decidieron pasear un poco por la plaza.
-Tu debes ser Mariana de la Vega –una mujer de ojos claros y cabello marrón rizado que vestía con un traje marrón con bordados de flores rosas la miraba altiva
-Disculpe –Mariana frunció el ceño -¿Nos conocemos?
-No, pero yo he oído hablar mucho de ti –La mujer sonrió con suficiencia -¿así que tu eres la nueva adquisición de Jorge? –Mariana se sorprendió ante sus palabras –No se que habrás hecho para conseguir que se casara con tigo pero no te creas muy segura, no se puede retener lo que es libre.
-Perdone, pero la educación me lleva a preguntarle su nombre antes de responderle a sus palabras –Leonor habló de manera sobria, mirando a la mujer con desprecio ya que su sobrina se había quedado impactada mirándola.
-Mi nombre es Julieta, señora Leonor –Ella respondió sonriente –Soy una gran amiga de Jorge de la Vega, por lo que me extraña no haber oído hablar antes de su compromiso
-Mi marido y yo decidimos llevarlo en secreto –Mariana decidió hablar, el comportamiento de esa mujer no le gustaba para nada -Hasta que decidimos unirnos y hacer publico nuestro amor.
-¿Amor? –Julieta rió –He de admitir que eres bella y según dicen bastante rebelde, quizás sea eso lo que atrajo a Jorge, pero dudo que haya algo de amor
-Señorita Julieta –Gabriel se acerco a Mariana y a Leonor –El señor Jorge se enfadaría si supiera que esta molestando a su querida esposa
-¿Molestando? –Ella sonrió –Solo estábamos hablando
-Ya, pues si nos disculpa –Gabriel indico a las señoras que caminaran hacia la calesa y luego se dirigió a Julieta –Dudo que al señor le guste que su esposa hable con usted
Los tres caminaron hacia el carruaje, Mariana no podía creer lo que acababa de pasar ¿Quién era esa mujer? ¿Y por que hablaba como si conociera a Jorge?
-Gabriel –Mariana decidió preguntarle a el -¿Quién es esa mujer, Julieta?
-Es una vieja conocida de la familia de la Vega –Gabriel suspiro –Sus padres insistían en que Jorge se comprometiera con ella, pero el nunca accedió. Coincidían de vez en cuando en algunas fiestas y alguna que otra vez salieron a pasear, pero el nunca se intereso. Aunque ella estaba muy dispuesta a conquistarlo.
-Ah –ella no dijo nada mas permaneció en silencio el resto del viaje hasta llegar a la Hacienda
Una vez allí, cada una se retiro a su habitación a refrescarse y después bajaron a almorzar con Miguel.
-¿Os habéis divertido en el pueblo? –Miguel tomaba un sorbo de vino
-Si –Leonor miro a su sobrina –La Boutique tiene mucha variedad
-Bueno, pensé que después de comer podríamos ir a pasear a la arboleda o por el puente del rió –Miguel sonrió a Leonor -¿Qué os pareced?
-Id vosotros –Mariana sonrió, cualquiera se podía dar cuenta del modo en que su tía y el padre de Jorge se miraban –Yo estoy muy cansada, quiero recostarme un poco.
Tal y como hablaron, Miguel y Leonor fueron a pasear y Mariana subió a dormir un poco a su habitación. Cuando desperto, su tía y Miguel aun no habian regresado, así que decidió bajar al jardín a respirar un poco de aire puro.
-Mariana –Gabriel se acerco a ella sonriente -¿Puedo acompañarte?
-Claro –ella sonrió, se sentía muy cómoda con el, era un muchacho bastante joven y su vitalidad la llenaba de vida
-Veras quería decirte algo –el frunció el ceño –Bueno aconsejarte algo
-¿Dime? –A Mariana le pareció extraño, el estaba preocupado
-Si tienes ocasión no dudes en dejarle claro a Julieta que Jorge es tuyo, tu marido –el la miro de reojo y vio la sorpresa en la cara de ella –Es una mujer difícil y estoy seguro que será capaz de cualquier cosa por conseguir a Jorge
-Pero no es mi marido –Mariana suspiro –Realmente no estamos casados
-Si ella lo descubre no dudara en informar al gobernador –Gabriel dejo de caminar y cogio ambas manos a Mariana –Y todo acabara
-Entiendo –Mariana sonrió a Gabriel y después le abrazo –Gracias –le dio un beso en la mejilla y se fue hacia la casa
Miguel y Leonor regresaron justo para la cena y después de charlar un rato en la sala, se retiraron a su habitación, estaban muy cansados.
Una vez en su habitación Mariana se asomo al ventanal, era tarde y Jorge aun no había regresado, el aviso que tardaría ¿pero tanto? Se cambio, se puso su camisola después se metió en la cama y rápidamente se quedo dormida.
Jorge llego bastante tarde a la Hacienda, junto con Santiago, supuso que Mariana ya estaría dormida, tenia muchas ganas de verla. Dejaron los caballos en las cuadras y Santiago se dirigió a su casa. Mientras caminaba hacia la casa Jorge se encontró con Gabriel.
-Jorge, quería hablar con tigo –Gabriel llevaba todo el día dando vueltas al encuentro de Mariana y Julia y pensó que lo mejor era contárselo a el
-Si claro –Jorge paro ante la entrada de la casa -¿Todo esta bien?
-Si, bueno –Gabriel frunció el ceño –Mariana se encontró con Julieta en la plaza esta mañana
-Ah –A Jorge no le gusto eso para nada -¿La insulto? ¿Qué le dijo?
-No, bueno no se –Gabriel no había estado presente en la conversación –Yo las interrumpí y sugería a Mariana y Leonor que nos marcháramos. Pero no me fió de Julieta, solo quería que lo supieras.
-Gracias Gabriel –Jorge dio una palmada a su amigo en la espalda y después entro a la casa
Abrió la puerta de la habitación despacio, alumbrando el camino con una pequeña vela, la dejo en su mejilla y comenzó a desnudarse. Observo sonriente a Mariana dormida, en su cama y después se metió entre las sabanas.
-¿Jorge? –Mariana se desperto al sentir el movimiento en la cama y se incorporo despacio abriendo los ojos
-Lo siento, no quería despertarte –el se acomodo en su lugar
-No pasa nada –Ella le miro -¿Todo ha ido bien?
-Perfectamente –el sonrió y entonces recordó lo que Gabriel le había contado –Te encontraste con Julieta en la plaza, ¿Qué te dijo?
-Oh –ella se sorprendió, no esperaba que el supiera del encuentro –Nada, bueno estuvimos hablando poco tiempo.
-Si te insulto o te falto al respeto lo lamento –Jorge parecía apurado y a Mariana eso le hizo gracia
-No, bueno creo que no lo hizo –Mariana recordó la conversación –Solo dio su opinión
-¿Su opinión? –Jorge frunció el ceño, no sabia a que se refería
-Expreso su sorpresa por nuestro matrimonio y tambien su desagrado –Mariana sonrió, si esa mujer supiera la verdad estaría aliviada –Y dejo claro que no entendía como te habías casado con migo, que dudaba que sintieras amor.
Jorge se quedo pensativo ¿amor? –Entonces la próxima vez que nos la encontremos tendremos que demostrarle nuestro amor –el sonrió mirándola a los ojos y después cogio su mano, que descansaba sobre el colchón a su lado.
-Estoy cansada –Ella se puso nerviosa y Jorge se dio cuenta, reprimió una sonrisa –Buenas noches –después se tumbo de nuevo en la cama
-Siempre son buenas si se que voy a despertar a tu lado –dicho esto el apago la vela y se acomodo en su lugar.
OS DEJO UNA FOTO DE JULIETA, PARA QUE LA CONOZCAIS