Fuego de amor

By Valeria_de_Itaca

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Fuego de Amor cuenta la historia de Valeria, una universitaria que vive despreocupada, hasta que se da cuenta... More

CAPITULO UNO
CAPITULO DOS
CAPITULO TRES
CAPITULO CUATRO
CAPITULO CINCO
CAPITULO SIETE
CAPITULO OCHO
CAPITULO DIEZ

CAPITULO NUEVE.

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By Valeria_de_Itaca

-Valeria, he ido dos veces a tu casa hoy para visitarte y no había nadie. ¿Dónde estas?

-¿Has estado en mi casa?-pregunte tratando de conseguir algo de tiempo.

-Si, la primera vez llame unas cuantas veces y no contestaste, pensé que estarías en el medico. Después volví unas horas mas tarde, llame durante media hora y no contestó nadie.

-No estoy en casa.

-Me dijiste que estabas enferma Valeria... ¿Dónde estas? - preguntó insistente.

Después de los años de confidencias que hemos compartido Rol y yo, sabe que no falto a clase a no ser que algo grave suceda.
Me quedé en blanco, no sabia que decir, no podía decirle la verdad y no se me ocurría ninguna excusa creíble. Solo podía limitarme a suplicarle confianza.

-He tenido un problema Rol-comencé.

-¿Que? ¿Qué ha pasado? ¿Estas bien?-me interrogó agitado.

Me sentía culpable por no poder contarle la verdad, sabía que podía confiar en él y me ayudaría con la situación, como ha hecho siempre que lo he necesitado.

-Si, yo estoy bien, pero no puedo contarte nada, lo siento.

-Valeria la base de una relación es la confianza, y creo que te he dejado bastante en claro que puedes confiar en mi. ¿Le ha pasado algo a tu hermano? ¿Es eso?

-Se que puedo confiar en ti Roldan, pero esto no es algo de lo que pueda hablar, lo siento pero esto no te incumbe-traté de disuadirlo lo mas correcta posible, no quería comenzar una discusión.

A veces Roldan no contempla los limites de las relaciones y la privacidad, quiere saber todo sobre mí.

-Valeria yo estoy enamorado de ti, te quiero con locura, pero tus idas y venidas me matan, si no puedes confiar en mi es mejor que cortemos la relación de raíz.

-¿Cortar la relación?-repetí nerviosa.

-No quieres ser mi novia, no confías en mi, me engañas... No puedo ser amigo tuyo si no te tengo Valeria, duele demasiado, no puedo seguir así.

-¡No! ¡No me dejes!-supliqué.

-¿Que no te deje? ¿En algún momento hemos estado juntos?-preguntó molesto. -Siempre nos hemos ocultado y me has dejado claro en repetidas ocasiones que solo somos amigos, pero ahora veo que ni eso, ni siquiera puedes contarme qué ha pasado.

-Te quiero.

No se porque dije esas dos palabras, pero cuando me di cuenta de que podía perderle debido a todo lo sucedido los últimos días, algo se removió dentro de mi.
En los últimos tres días casi había perdido a mi hermano, Adán estaba en problemas por mi culpa y ahora el segundo pilar mas importante de mi vida estaba apunto de derrumbarse. Le dije esas dos palabras porque sabia que si ese pilar se derrumbaba acto seguido me derrumbaría yo. Ahora mismo Roldan y Alicia eran las dos únicas personas que me anclaban a una vida normal, una vida que echaba de menos y que necesitaba que siguiese intacta cuando volviese a casa después de toda esta locura.
No se si en ese momento realmente sentí lo que dije a Roldan, pero si sentí la necesidad de decirlo, sentí que quería abrazarle y estar junto a el en estos momentos.

-¿Que has dicho?-pregunto tras un par de segundos.

-Te quiero Rol, no puedo contarte nada pero no quiero perderte, te necesito en mi vida.

-Joder Valeria, que tenga que escuchar lo que sientes por mi a través de un teléfono, ¿me quieres de verdad o no quieres perderme?

-Te quiero de verdad, pero no quiero perjudicarte, ni a ti ni a tu familia, sé que no soy la persona correcta para ti pese a nuestros sentimientos-me excusé.

-Yo decidiré quien es la persona correcta, y tu lo eres, si quieres claro...

-Quiero-susurré insegura.

-Yo también te quiero preciosa-se apresuró a decir.-Pero necesito que seas sincera conmigo.

-Me has pedido confianza, yo confío en ti, ahora confía tu en mi. Te contaré todo en persona, te lo prometo.

-Está bien, esperaré a que me expliques todo en persona. ¿Cuándo vas a volver?

-Espero estar de vuelta en unos días. Tengo que colgar Rol, lo siento, te echo mucho de menos...

-Pero si a penas hemos podido hablar...

-Lo siento, me llaman para algo importante, lo entenderás todo cuando te lo explique, espero verte muy pronto.

-Esta bien, cuídate preciosa, te echo mucho de menos-pronuncio antes de colgar.

Guardé el teléfono en el pantalón ante la atenta mirada de mi hermano.
Le miré sabiendo lo que me iba a decir antes de que articulase palabra, pero espere a que saliese de su boca.

-¿Le quieres?- pregunto sin anestesia.

-Sí, le quiero como amigo, eso seguro.

-El no se ha tomado ese "te quiero" como uno amistoso, si no como algo más, y lo sabes.

-Vale, vale, lo sé. No sé si le quiero como algo mas que amigos, después de estos días con tantas emociones no se que pensar. Antes estaba segura de que solo le quería como amigo, pero ahora que he estado apunto de perderle...

-Valeria no juegues con los sentimientos de los demás-dijo serio.

-Me dijo que había estado en casa y sabía que yo no estaba allí, no se me ocurrió nada más. Soy una persona horrible- dije en voz baja llevándome las manos a la cara.

-Tranquila Valeria, están siendo unos días muy duros y no querías perder a una persona importante en tu vida. Te entiendo. Pero cuando pase todo esto deberás aclarar tus sentimientos y hablar con el para explicarle cuales son. ¿Me lo prometes?

-Te lo prometo tato- concluí.

-No puedes contarle lo que esta pasando de verdad-añadió.

-Lo sé, me inventaré algo.


Tras una horrible noche en vela en la que esperamos con ansias noticias sobre Adán, Efe entro en la habitación con dos grandes ojeras que denotaban preocupación y poco descanso.

Cerró la puerta con parsimonia y sin pronunciar palabra se acercó a nosotros.

-¿Se sabe algo?-tomó la delantera mi hermano ante el silencio del mayor.

-Sí, Esme me ha llamado hace un rato y cree que la dirección que encontró Valeria es la base de los Méndez, no sabemos si Adán está ahí, pero esperamos que así sea. En cuanto al vendedor que se ha movido por el sur no hemos encontrado gran cosa, Rober sospecha que uno de los nuestros ha comenzado a vender por mas territorios sacar dinero, pero no tenemos pruebas.

La preocupación abarcaba todo su rostro, el temor por su hijo y una posible guerra de bandas era notable.

-¿Han vuelto a llamar los Méndez?-pregunte.

-No, les he llamado varias veces para hablar con Adán pero no contestan mis llamadas.

-¿Que vais a hacer para cercioraros de que tenéis un vendedor que incumple el tratado?-pregunto Manu.

-Un amigo se va a hacer pasar por un comprador del sur, a ver si cae en la trampa-contestó.

-¿Y si lo hace?¿Si cae en la trampa?¿Que haréis?-mi hermano continuó con el interrogatorio.

-Le explicaré lo ocurrido a Marcos Méndez, el cabecilla de la banda, y le llevaré al culpable como presente. Quiero que nuestras bandas vuelvan a estar en paz.

-¿Y que harán con el?-pregunte temerosa por la vida de aquel desconocido. Era consciente de que los problemas entre bandas no se resolvían con palabras o reprimendas.

-No lo sé, lo mas probable es que le hagan pagar su traición-contesto Efe.

-¿Lo van a matar? No puedes dejar que lo maten...

-Eso ya no es de mi incumbencia. El corrió el peligro de incumplir las leyes que habían mantenido la paz durante años. Prefiero que pague el culpable en vez de que lo paguen inocentes de ambos bandos, entre ellos mi hijo-contestó serio, imponente.

-Pero... ¿Matar?-continué.

-Tranquila Valeria, seguramente lo asusten, después le obligaran a salir de este mundo, no va a morir nadie-trató de calmarme Manu.

Sabia que me estaba engañando. El pequeño alzamiento de cejas que Efe le dedico al decirme que nadie iba a morir me lo confirmo. No quería que me diese cuenta de lo realmente peligroso que es este mundo. Asentí como si confiase en su palabra.

La puerta de la habitación se abrió con un estruendo y Rober apareció jadeante y sudoroso como si acabase de correr una maratón.

-Efe...-trató de vocalizar entre bocanadas de aire.-¡Lo he descubierto!-trató de continuar.

-Respira chico, te va a dar algo-lo apremió el mayor.

-Ha sido el vendedor del que sospechaba-soltó por fin tras varias bocanadas mas-le tengo abajo ¿Qué hacemos?

-Llévame con él-ordeno Efe dirigiéndose a la puerta.

-Sí-asintió Rober abandonando la habitación seguido de cerca por su jefe.

-¿Y ahora?- pregunté mirando a mi hermano.

-Ahora nos toca esperar pequeña-respondió alzando la mano para que se la tomase. Lo hice, agarré su mano y me senté en el sillón que había colocado al lado de la cama.


El día fue pasando sin noticias, yo había salido de la habitación en varias ocasiones en busca de alguien que me aclarase que estaba pasando, pero no encontré a nadie. Mi hermano, por su parte, llamó y envió mensajes en busca de respuestas, pero tampoco las consiguió.

Y por fin, a ultima hora de la tarde, escuchamos el ruido del pomo de la puerta. Ambos la miramos expectantes.

-¿Que tal estás?-preguntó Esme a Manu nada mas entrar.

-Muy bien-contestó con rapidez.-¿Se sabe algo de Adán?-preguntó por lo que realmente nos tenía en vilo.

-Sí, cuando pillamos al vendedor que incumplía las normas Efe llamo repetidas veces a Marcos y a algunos de sus hombres hasta que obtuvo respuesta. Le han dicho que soltarán a Adán a cambio del vendedor y del 100% de los beneficios que este saco en el sur.

-¿Y el diez por ciento de los compradores del norte?

-Ha accedido a cancelar esa petición si le entregan al culpable-contestó la chica.

-¿Cuando van a hacer el intercambio?-pregunte.

-Mañana por la mañana, en un par de días todo esto será una simple anécdota-contesto sonriente.

Manu y yo suspiramos aliviados. Aun que yo había sido la única en verbalizar mi culpa, sabía que en el fondo, él también se sentía responsable del secuestro de Adán, si no hubiese salido en busca del que nos atacó nada de esto habría pasado.

-Por cierto, ya sabemos quien te ha disparado-comenzó Esme.-Fue uno de los matones de Mendez, cuando se enteraron de que rompíamos las normas querían matar a uno de los nuestros para mandarnos un mensaje. Ahora que ya saben que nosotros no habíamos mandado a nadie a vender al sur, si no que lo había hecho por su cuenta, han pedido perdón. También han dicho que las normas volverán a estar en vigor y que no habrá mas violencia, pero que Efe deberá controlar mas a sus vendedores. No tolerarán otra falta como esta-explicó Esme.

No puede evitar dejar de sentir lastima por el vendedor que entregarían a los Méndez, habían disparado a mi hermano por su culpa, seguía sin gustarme la idea de que matasen a una persona, pero mi hermano podía haber muerto por él. Mi corazón se dividió entre Adán y mi hermano, que el culpable de todo lo ocurrido pagase por sus pecados no me pareció tan terrible si ambos continuaban con vida.


La mañana siguiente la pasamos solos. Nos habían dicho de que el cambio se efectuaría antes del amanecer, pero nadie había venido a informarnos sobre lo ocurrido. La tensión de ambos era palpable, si no hay noticias suelen ser malas, quizá algo se había complicado. El silencio nos había empezado a asustar y habíamos imaginado las peores situaciones posibles. Traté de entretenernos con alguna serie de Netflix, pero ni la dopamina era capaz de aplacar el temor que había comenzado a fraguarse en nosotros desde primera hora de la mañana.

Por fin a las cuatro de la tarde Esme entró en la habitación.

-¿Que ha pasado?-grito Manu en cuanto una de sus botas de tacón se posó en el blanco suelo de la habitación.

-Ya esta aquí-contestó cerrando la puerta- ha salido todo bien, pero...

-¿Pero?-la apremié asustada.

-Pero el día que le capturaron le dieron una paliza de miedo, le hemos tenido que llevar al hospital para que le hiciesen radiografías, una resonancia...

-¡Dios mío!-grité tratando de acallar la culpa que comenzaba a vocear dentro de mi.

-¿Pero ya esta bien?¿Donde esta?-la interrogó Manu preocupado.

-Ya esta aquí, no os preocupéis-trató de calmarnos.-Tiene algunas contusiones en las costillas, le han escayolado un brazo y cosido un pequeño corte que tenía en la frente, pero está bien. Acabamos de dejarle en su habitación para que descanse, es fuerte, en un par de días podrá moverse sin problemas.

-¿Puedo ir  verle?-pregunté limpiándome las lágrimas.

-Rober está custodiando la puerta, no dejará entrar a nadie hasta que Adán haya descansado un poco-contestó.

-Pero necesito verle, esta así por mi culpa...-balbuceé.

-Lo siento Valeria, ahora mismo no te dejaran entrar. Su cuerpo necesita medicamentos y reposo. Te prometo que en cuanto Adán haya despertado vendré a avisarte para que puedas ir a verle-trató de disuadirme dándome una palmadita en la espalda.

-¿Cuando será eso?-pregunté.

-Mañana o pasado, tiene golpes muy feos.

Asentí con la cabeza y me senté. Por experiencia, si deseas hacer una travesura es de vital importancia que no vean venir tus intenciones. Iría a verle hoy. Pasé el día trazando el camino hasta su habitación, esperaría a que anocheciese y me escabulliría.

A la dos de la mañana, cuando Manu se encontraba en mitad de la fase rem, me levante con cuidado de mi sillón y salí con sigilo al pasillo, esperando que la tenue luz que entraba por los ventanales me ayudara en el camino.

Con cautela, atravesé la mansión en busca de la habitación de Adán. Cuando por fin llegué, Rober se había quedado dormido en un sillón que había colocado frente a su puerta. Como si de una espía se tratase avancé lentamente de puntillas hasta la puerta, la abrí con sumo cuidado y entré.

Una vez dentro cerré la puerta muy despacio y me di la vuelta para poder ver a Adán. La luz de la habitación estaba apagada, pero pude vislumbrar las formas gracias a una pequeña lampara led que se encontraba en el escritorio. Reparé en Adán, estaba tendido sobre la cama. Recorté el espacio que nos separaba enfocando mis ojos, tratando de ver con mas claridad su estado. Cuando ya estaba lo suficientemente cerca pude ver su brazo derecho escayolado y su frente tapada con una venda, tenia ambos ojos morados y una herida en el labio.

Me lleve las manos a la boca para intentar contener mi llanto, yo era la culpable de su estado. Solté un leve quejido al poder ver el estado de su cara mas de cerca.

Apenas nos separaba un palmo, mis ojos analizaban sus heridas, moratones e hinchazones. Jamás había presenciado nada parecido, un escalofrío me recorrió recordándome lo débil que era, recordándome a que mundo pertenecía ahora Manu y qué le podía ocurrir.

Como si mi presencia fuese audible Adan comenzó a abrir sus ojos con dificultad, ojos que posó sobre mi cara sin inmutarse, como si antes de abrirlos ya supiese que era yo, que estaba allí.

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