Capítulo 24:
Los hijos provenientes del pecado.
Subtítulo:
Él hijo de Jung, la avaricia.
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Yoongi corría con rapidez hacía su hogar, con la mente llena de ideas y preocupaciones. Puesto que, corría el rumor de que él hijo del consejero real Jung estaba en el pueblo.
Aquello era de suma importancia y él debía de avisar a su padre aquella noticia, después de todo, la única razón por la que el hijo del consejero real estuviese en el pueblo, era porque algo malo estaba ocurriendole al reino. Era eso o una guerra.
Sinceramente Yoongi no sabía que era peor. Por supuesto, apostaba por la guerra.
— ¡Cuidado! — un chico pelirrojo lo detuvo, tomando con fuerza del hombro.— ¡Casi te arroya un carruaje! — chilló con preocupación marcada en su mirada y expresión.
Yoongi lo miró con confusión.— Ah, sí...— fue lo único que pudo decir. Él solo quería llegar a su casa rápido.— ¿Tu eres...?
— Soy Hoseok, Jung Hoseok, un gusto.— se presentó él pelirrojo con una emoción propia de él.
Yoongi lo miró sorprendido. ¿Jung? ¿Él era el hijo del consejero real Jung?
Yoongi lo analizó. Cabello rojos como una rosa, unos ojos de colores extrañamente diferentes, uno tan negro como la oscuridad misma, brillando tal cual galaxia y el otro ojo de un hermoso color rubí destellando nada más que frialdad pura. Su rostro perfilado y facciones casi definidas, quedando aún rastros de sus facciones aniñadas, pequeñas pecas casi invicibles repartidas sobre el puente de su nariz y parte de sus mejillas, además de una brillante y alegre sonrisa en forma de corazón.
A simple vista ingenuo, inocente y alegre, pero inteligente, letal y astuto en secreto. Aquella descripción, sobre todo de los ojos solo se refería a una única persona.
— Tu eres hijo de él consejero real Jung.— afirmó Yoongi.
Hoseok se sonrojó. No esperaba que lo reconocieran, jamás había estado en ese pueblo, ¿Como lo habían reconocido?
— ¿Como fue que...?
— El apellido y los ojos te delatan.— Yoongi suspiró.— Soy Min Yoongi.
— ¿Min? ¡Oh, tu eres el hijo de él señor Min! ¡Él noble encargado de la defensa de todo el reino!
Yoongi asintió. Su padre tenía mucho poder gracias a su posición.—¿Por qué estas aquí?—fue directo. A Yoongi nunca le gustó andarse con rodeos.
Hoseok sonrió incómodo. No esperaba que le preguntaran eso apenas llegará, sin embargo, sabía que era posible.— Yo estoy buscando al príncipe y a la princesa... — frunció el seño, ¿Era seguro contarle eso a él? Supuso que sí, después de todo, era él hijo de alguien que trabajaba para el reino, y por lo que tenía entendido, la familia Min era leal.— Uhm, ¿Has visto a una chica y a un chico de nombres: Jihye y Jimin? Los estoy buscando.
— ¿Para qué? — Yoongi enarco una ceja curioso.
— Ellos... ah, no se si debería decirte esto.— murmuró Hoseok.— Ellos son él príncipe heredero y la princesa de él reino.— Hoseok miró a Yoongi nervioso, dubitativo.— Ellos tiene que obtener el trono que por derecho les corresponde...— dijo, sintiéndose levemente culpable, él sabía lo que pasaría después de encontrar a los herederos verdaderos de la corona. Y eso no le gustaba, pero nada podía hacer, Hoseok solo seguía órdenes.— ¡Por favor, dime si los has visto! ¡Necesito encontrarlos!
Yoongi frunció el seño. No podía ser posible, ¿O sí? Sus amigos no podrían ser él príncipe y la princesa. Miró al pelirrojo con desconfianza, había algo mal, algo que no le gustaba de Hoseok, pero que al mismo tiempo también le atraía como si ambos fueran de la misma calaña. Algo que solía pasarle con Taehyung e incluso con Jimin también.
Él de mirada felina suspiró, si lo pensaba bien, si podía ser posible que sus amigos fueran los herederos de la corona. Yoongi maldijo para sus adentros. Todo concordaba, todo tenia sentido, desde el por qué Jihye debía vestir como varón desde su niñez, hasta la desconfianza de los abuelos de sus amigos hacía él y su familia.
— Vamos a mi casa. Tenemos que hablar sobre esto en otro lugar, uno más seguro.— Yoongi comenzó a caminar siendo seguido por un sonriente y curioso Hoseok.
Y apoyado en un árbol cercano al lugar en donde se encontraban ambos hijos de nobles. NamJoon sonreía complacido, había acertado a su teoría. Jihye y su hermano si eran los herederos de la corona.
Miró por última vez a Yoongi y a Hoseok antes de irse. Debía de hablar con Jihye sobre eso y quizás también debía de advertir a Taehyung. Después de todo, él sabía los sucios planes que tenían Hoseok y su padre. Y se divertiría haciendo de las suyas con ellos, arruinándolos hasta que le dieran la oportunidad de algo mejor, de más diversión.
[
...]
La gigantesca habitación se mantenía en completo silencio ante la llegada del pálido chico de mirada felina. Los hombres mayores en edad, pero no en apariencia, lo observaban con legítima curiosidad mientras que sostenían una copa de vino en sus manos.
Su padre, aquel hombre exactamente igual a él, lo observaba con una sonrisa diminuta mientras le dirigía una mirada orgullosa.
— ¿Padre? — preguntó Yoongi, observando a los hombres sentados frente a su progenitor.
— Yoongi, hijo. — lo llamó él hombre.— Ven, dejame presentarte a mis hermanos.
Él de felina mirada oscura asintió confundido, acercandose a su padre y a aquellos hombres que lo miraban con sonrisas difíciles de descifrar.
— Ellos son—
— Dejanos hermano, nosotros podemos presentaremos sin ayuda.— habló un hombre de rubia cabellera, de sonrisa lujuriosa y de voz que destellaba sensualidad.
Yoongi los analizó con la mirada. Él hombre rubio de ojos color esmeralda, poseía una belleza inconfundible y etérea, casi irreal. Destellaba sensualidad y erotismo puro. Mientras que él hombre de cabellera blanca antinatural y larga, de ojos perlados, poseía una expresión dura, una mirada penetrante e intimidante.
Yoongi se sintió confundido en ese lugar. Pero por sobre todo, curioso. Esos hombres no tenían características comunes, sobre todo él hombre de blancos cabellos.
— Mi nombre es Aamon¹, soy él segundo hermano mayor de tu padre — comenzó a hablar él hombre de blanca cabellera sonriendo con prepotencia. Su tono duro tensando a Yoongi.— Eres idéntico a tu padre.— rió con gracia.
Yoongi, por supuesto, se sorprendió aún más. Aquel hombre se veía demasiado jóven como para ser él segundo hermano mayor de su padre, quien, según tenía entendido, ya tenía sobre cuarenta y cinco años.
Observó a su padre, alzando una ceja. Su mirada demostrando sin palabras lo que su boca no se atrevió a soltar para demostrar educación.
— No es broma. — respondió su padre completamente relajado.
Yoongi asintió.
— Mi nombre es Asmodeo², el cuarto hermano mayor de tu padre.— sonrió aquel hombre rubio de ojos esmeralda examinando a Yoongi y soltando una carcajada segundos después.— Tu aura emana la brillante luz de la lujuria, creo te gusta ser parte de mi pecado, ¿O no, tesoro?— mencionó juguetón él hombre acercándose a Yoongi pasando sus brazos por sobre sus hombros.
Yoongi arqueo una ceja sin comprender. Si bien, era cierto que solía acostarse con mujeres en secreto, no entendía como es que alguien como su supuesto tío podía saberlo con tan solo una mirada.
— Belfegor³, tu hijo me agrada. — comentó risueño él hombre.
— ¿Belfegor? —cuestionó Yoongi.— ¿Pecado? No entiendo que es lo que ocurre aquí.
— Ese es el nombre real de tu padre... — explicó Aamon.— O lo era antes de abandonar su reino por su estúpido enamoramiento y cambiar su nombre a uno más “normal” en este infame lugar.— finalizó soltando un bufido con notorio desagrado.
— Cierra la boca, Aamon.— advirtió, él padre de Yoongi.
— Lo que digas.— él de ojos perlados miró la hora y soltó un gruñido.— ¿Donde se supone que están los mocosos? Ellos deberían de haber llegado hace como cinco minutos.— gruñó con impaciencia Aamon y es que la paciencia, lamentablemente no era uno de sus dones, después de todo era “él gran Aamon”, uno de los siete principes del infierno y fiel representación del pecado de la ira.
Era un demonio poderoso entre los de su especie, se encontraba en e rango más alto existente.
— No seas tan impaciente, hermano mío.— Asmodeo sonrió acariciando superficialmente el rostro de su hermano, él otro, acostumbrado a aquello, simplemente lo dejó dándole una mirada de desagrado.
Yoongi analizó la situación. Había algo extraño con los supuesto hermanos mayores de su padre. Quitando sus características físicas unicas, se veían demasiado jóvenes para ser mayor que su padre. Les calculaba treinta y tantos años, cuarenta, a lo mucho. Y de hecho, ahora que lo pensaba mejor, su padre también se veía más joven de lo normal, no parecía pasar de los treinta y cinco años. Además, estaba el hecho de que esos nombres eran iguales a los de aquellos demonios de los que oyó hablar a Jimin un día, quien se había entusiasmado leyendo sobre eso.
Yoongi estaba confundido, muy confundido. Estaba apuntó de hablar, dispuesto a llenar de preguntas a su padre, cuando la puerta de la oficina se abrió.
— Lamento la tardanza, padre, señores.— se disculpó NamJoon entrando a paso lento, con su postura recta y caminar elegante, enseñando aquella sonrisa de hoyuelos que lo caracterizaba—. Tuvimos un pequeño percance en el camino, más ya nos deshicimos de él.
Aamon miró con aprobación al único hijo que valía la pena de los tres que tenía. Actuaba tal y como él se lo enseñó, educado, cortes, seguro de si mismo y sin errores. Tal y como alguien de la nobleza lo haría.
— Lo que dijo, Nam.— soltó Taehyung sonriendo con descaro mientras entraba con actitud relajada, sin importarle el hecho de haber llegado tarde, enseñando esa sonrisa cuadrada tan característica suya.
Asmodeo sonrió mirando a su hijo adoptivo. Su favorito de entre todos los hijos que tenía. Aquel demonio descarado y de sonrisa lujuriosa y traicionera, igual a él.
— De seguro estabas fornicando con alguna mujer, por eso te retrasaste.— gruñó Aamon, mirando con desagrado a Taehyung, detestando la impuntualidad de ese íncubo.
— Me alaga que piense eso de mí, tío Aamon.— Taehyung sonrió con falsa modestia, provocando una carcajada nasal por parte de su padre y de él padre de Yoongi.— No es esa la causante de mi demora, sin embargo.— aclaró.
Él hombre asintió ignorándolo.— Deben respertar sus acuerdos, recuerden que ustedes son nuestros únicos herederos.
NamJoon y Taehyung asintieron, mientras que Yoongi solo los miraba confundido y cabreado. No entendía nada y la presencia de Taehyung le molestaba.
— Oh, Yoongi, que alegría encontrarte de nuevo.— saludó Taehyung mirándolo con malicia.
—Kim. — saludó Yoongi, reprimiendo un insulto.
Tengo que comportarme, se recordó.
Yoongi fruncio el seño. Taehyung llamó “tío” a uno de los hermanos de sus padres. Mierda, no podía ser, ¿O sí?
— Padre, ¿Quiénes son ellos?
— Son algo parecido a tus primos Yoongi. Puede que no compartan lazos sanguíneos, pero ante los ojos de todos, ustedes son familia. — explicó.— Por el momento son primos, pero cuando tomen el control de sus respectivos reinos serán considerados hermanos. Tal y como a mis hermanos y a mi nos sucedió en algún momento de nuestra larga existencia. Incluso sus nombres serán cambiado.
Yoongi gruñó como siempre hacía cuando algo le molestaba, no pudiendo contener aquella mueca de desagrado, llamando la atención de los hermanos de su padre.
Por supuesto, entendió de que se trataba todo, al menos, de lo que los lazos familiares se trataba. Y no podía ser. Maldición, aquel bastardo de Taehyung no podía ser su familiar.
— Increíble.—dijo Aamon mirándo a Yoongi.— Este mocoso es igual a Belfegor.
— Es su copia. — secundó Asmodeo riendo.
— Yoongi, ya eres un adulto en este mundo, ya es hora de que aprendas la historia de tu padre.— Belfegor, sonrió. — Ya es tiempo de que aprendas sobre tu linaje, hijo mío.
—¿Señor Min? Disculpe.— la criada del hogar entró interrumpiéndolo. Sonrojándose ante los príncipes del infierno.— Hay un joven afuera, esperando...
Yoongi abrió los ojos sorprendido. Lo había olvidado.— Es Jung Hoseok padre, es hijo del consejero real Jung.—avisó con rapidez Yoongi.
Los tres príncipes del infierno se miraron entre ellos y sonrieron.
— ¡Es el hijo de Mammón⁴!— sonrió emocionado Asmodeo.
Aamon rodó los ojos.— Tu falta de indiferencia hacía nuestro hermano menor me provoca unas inmensas nauseas, hermano mío.
—Ouh, callate.— se quejó él hombre riendo divertido.
—Hazlo pasar.— ordenó Belfegor a la criada y con expresión aburrida dijo:— Supongo que también deberemos explicarle a Hoseok sobre su linaje, conociendo a Mammón, de seguro no le explicó nada y tan solo lo está manejando tal cual peón en su tablero de ajedrez.
Yoongi bufó, esto de descubrir sus nuevos parentescos y orígenes le gustaba cada vez menos.
Hoseok, entró a la habitación, saludando con alegría a los presentes y tomando asiento junto a Yoongi cuando se lo ordenaron, y después de que le explicaron algunas cosas.
— Bien, escuchen. — comenzó Asmodeo.— El inframundo, infierno o como deseen llamarlo se divide en siete reinos. Cada uno con gobernantes, legiones, criaturas y naturaleza diferentes.— explicó.— Estos reinos son gobernados por siete príncipes, cada uno representes de un pecado diferente. Y todos siendo reconocidos como hermanos después de adoptar su trono.
— Las edades varían dependiendo de la generación, por lo que, es normal que él hermano que antes era el mayor resulte ser él menor y viceversa. — agregó Belfegor.— Aunque él hermano mayor desde el inició de la existencia del inframundo y él único que no envejece, ni posee un sucesor es Lucifer.
— Explicaremos esto en orden de mayor a menor, para que tengan un poco claro como va el orden en nuestra generación. — comentó Asmodeo sonriendo.— Y para que así también puedan tener una idea de como será la suya.
Aamon bebió un poco de vino antes de seguir él con la explicación.— Lucifer, él primer hermano y príncipe de todos los tiempos, pecado de la soberbia y él más conocido de todos, incluso ante Dios, así mismo también es él más poderoso de nosotros, — su tono duro, pero al mismo tiempo educado resonó en la habitación—, porque él fue el primero en cometer el pecado, siendo este el pecado más terrible según él señor de los cielos, este pecado era: querer ser igual que Dios. Lucifer es el encargado de la vanidad, de la prepotencia, de la soberbia y de creerse superior a todo y a todos.— ante esto último, él tono de Aamon adoptó un leve tono de desagrado.
Asmodeo rió, sabiendo lo que pensaba Aamon de eso último.
— Siguiendo esto, vengo yo. Aamon, segundo príncipe del infierno y hermano, fiel represente del pecado de la Ira. Los orígenes de mi pecado y de mis antepasados no están claros aún, sin embargo, se sabe que mi reino y mi existencia representa la Ira, el sentimiento no ordenado ni controlado, — explicó.— Mi pecado se relaciona con la negación de la verdad y las grandes acciones que me siguen son el homicidio, asalto, impaciencia, discriminación y el genocidio, entre algunas otras cosas.
— No siempre efectuamos nuestro pecado, sin embargo, incentivamos a que otros lo hagan, cumpliendo de manera com nuestro deber.— intervino Belfegor, ante la mirada de su hijo y de Hoseok.
— El tercer hermano y príncipe es Belcebú, el fiel represente de la Gula. No hablaremos demasiado de él, es un idiota que no me agrada. Belcebú esta relacionado con el apetito desmedido a comer y beber. — explicó Belfegor mirando con desinterés el vino en su copa, siendo breve en su explicación.— Es un maldito glotón que se come los postres de otros en la cena de la unión de los pecados.
— ¿Sigues resentido por lo que hizo Belcebú hace veinte años atrás? — preguntó Asmodeo divertido.
Belfegor asintió.— Era la última vez que podría probar ese postre desde que me volví mortal.
— Tú no sirves para esto.— comentó Asmodeo divertido. Belfegor suspiró cansado.
— Están interrumpiéndolo mis vacaciones, momentos en los que debería descansar y no ser profesor, creo estar en mi total derecho de ser breve en la explicación, así como también de quejarme todo lo que pueda de un glotón de mierda que no sabe respetar la comida de otros. — soltó él demonio de la pereza. Asmodeo rió y Aamon rodó los ojos con fastidio ante la actitud de sus hermanos.
— El cuarto príncipe y hermano es Asmodeo, representación fiel de la lujuria.— continuó Aamon, diciendo él quien terminaría de explicar todo. Los ojos de Asmodeo brillaron en espera de aquella descripción.— El demonio Asmodeo está relacionado con la lujuria, es la lujuria, así como también el pecado de los pensamientos posesivos hacia otra person, de todo tipo de compulsiones sexuales y adicciones al sexo.
— Mouh, le faltó cariño a esa descripción, ¿Por qué no has mencionado que soy un demonio de amor, erotismo y deseo?
— Tú no sabes lo que es el amor. — rebatió Belfegor.
— ¡Por supuesto que lo sé! — alegó el demonio de cabellera rubia.— ¡Yo amo todo el tiempo! — golpeó su pecho suavemente.— ¡Amo a todas esas señoritas y caballeros mortales cuando los visito y tengo sexo con ellos y ellas, amo a mi esposa Lilith cada dos noches, amo a los ángeles que intentó follarme cada cierto tiempo sin muchos resultados, amo a las íncubos que no son mis hijas de sangre, amo a...!—
— Tu solo eres un caliente que disfruta follar a todo mortal, demonio u ángel que se te cruce. — espeta Belfegor, Aamon asiente estando de acuerdo.
Los ojos esmeralda de Asmodeo brillan y un puchero triste se dibuja en sus labios.— ¿Por qué ese odio hacía mi existencia? — suelta con tono angustiado.— ¿Es por qué trate de seducir a tu esposa durante tu boda, Belfegor? ¿Es por qué casi le quite la virginidad a tu única hija, Aamon? — preguntó fingiendo inocencia y tristeza, sus ojos brillando con malicia.— Ambas me rechazaron, solo para que lo sepan, no se porque están tan enojados por eso.
Yoongi frunció el seño al mismo tiempo que NamJoon, este último más curioso que otra cosa. Aamon apretó los puños al recordar aquello y Belfegor gruñó también al recordar lo que su hermano quiso hacer el día de su boda con la excusa de probar que su amada valía la pena.
— ¿Como qué intentaste seducir a mi mamá?
— ¿Casi te follaste a mi hermana?
Taehyung solo rió y Hoseok miró nerviosamente a los demonios que parecían querer golpear a Asmodeo.
— Bien, continuando con esto.— continuó Aamon, tratando de calmar su temperamento.— Él quinto príncipe es Mammon, pecado de la avaricia. Mammon está unido a la avaricia, a la obsesión por las riquezas, pero también a la deslealtad, a la traición para beneficio personal, al soborno, a los engaños y la manipulación.— explicó, dándole una mirada de reojo a Hoseok.— Aunque, como dijo Asmodeo antes, no siempre los príncipes cumplen con su pecado, a veces ellos solo incentivan a otros manteniendo sus propios ideales para si mismos.
Hoseok se sintió incómodo. ¿Indirectamente le habían dicho que era una mierda de persona? Su ojo color rubí brillo con intensidad, con molestia.
— El sexto hermano y príncipe es Belfegor, fiel represente del pecado de la pereza.— explicó Aamon. Belfegor lo miró con una expresión aburrida.— Belfegor está relacionado con la pereza y todo lo relacionado con este pecado. Engaña a los hombres para que estos no hagan nada. Los seduce con inventos que le propondrán grandes riquezas y les privara de movimiento llevándolos a una vida de óseo. — bebió un sorbo de vino.— Por último, viene el séptimo príncipe y último hermano, él menor de todos, Leviatán.
Asmodeo hizo una mueca y Belfegor se tensó un poco.
En los ojos Aamon brillaba el desagrado. — Leviatán es el pecado y la fiel representación de la envidia. Está relacionado con los monstruos marinos, el primer Leviatán fue creado por Dios el quinto día de la creación con un propósito desconocido, por supuesto, él se rebeló y fue desterrado al infierno. Desde ese momento se le ha asociado como la envida: un deseo abominable de todo, sobre todo de poder, un deseo insaciable tal cual bestia.— Aamon se tomó unos segundos antes de terminar.— Leviatán es un ser que durante siglos ha sido reconocido como un monstruoso, una existencia aterradora. Incluso su descendencia, es igual al Leviatan original.
— Dudo que haya alguien de la descendencia de Leviatán que se salve de esa asquerosa envidia y ese infame deseo por poseerlo todo en su interior. — se quejó Asmodeo.
— De hecho, son los segundos, terceros y demás hijos los que se salvan de aquello. Aunque tienen pequeños atisbos de envidia en su ser, no son tan terribles como Leviatán.— comentó Belfegor.— Los primeros son exactamente iguales a él una vez que despiertan su verdadera naturaleza, sin embargo.
La habitación quedó en silencio antes de que Aamon siguiera hablando ye explicando como funcionaba todo. Aunque NamJoon, por su parte, se mantenía pensando en otras cosas, una de ellas, los herederos de Leviatán que en el pasado él tanto busco en el mundo mortal. NamJoon creía saber quien o quienes podrían ser esos seres.
Sí, él estaba seguro de que eran ellos. Y aquello no podría resultar más divertido de observar. Definitivamente NamJoon estaba ansiosonpor repartir la baraja de cartas y observar como se desarrollaba todo.
[...]
— Es irónico que siendo el hijo del pecado de la ira seas tan... Calmado.— comentó Yoongi mirando a NamJoon.
Yoongi, habia tenido que pasar casi tres días junto a sus—recién descubiertos—, primos, posiblemente considerados sus hermanos en algunos bastantes lejanos años. Y aquello era un fastidio para él, no porque NamJoon y Hoseok le desagradaran, sono que era por culpa de Taehyung, o “él bastardo Kim”, como él lo había apodado, quien no dejaba de joderlo.
Era una lastima que no pudiera matarlo, disfrutaría mucho hacerlo. Y lo haría, si es que se le daba la oportunidad.
— Bueno, no siempre tenemos que ser como nuestros padres.— respondió con simpleza, NamJoon.— Además, él hecho de que representé el pecado de la Ira, no significa que deba ser un maniático que se enfada por todo.— Yoongi lo miró sin entender.— Es como tú, representas, o bueno, representaras el pecado de la pereza algún día, —continuó explicando Nam—, Sin embargo, no eres un hombre que se caracterice por ser perozoso, es más, pasas la mayor parte del día haciendo algún tipo de actividad física, ¿Logras comprender ahora mi punto?
—Lo entiendo, supongo.— habló, Yoongi pensativo.— ¿Y que hay del bastardo? —dijo, refiriéndose a Taehyung.— Él es exactamente lo que su pecado representa.
NamJoon hizo una mueca pensativo.— Bueno, no todos podemos ser perfectos.
Yoongi soltó una carcajada divertido. NamJoon le agradaba.