Después de 6 horas de clases por fin llegué a la habitación. Mi idea era simple, darme una buena ducha y simplemente dormir. Solté la mochila en el suelo y me quité los zapatos, acto seguido me tumbé en la cama, necesitaba calma y relajación. Cuando estaba a punto de cerrar los ojos Blanca entraba por la puerta.
-No te vas a creer que ha pasado hoy en la clase de literatura.- Blanca soltaba las cosas en el escritorio mientras, se quitaba los zapatos y se giraba para mirarme.
-Sorprendeme.- Ni siquiera hice un esfuerzo por abrir los ojos y mirarla.
-Estábamos manteniendo una acalorada conversación sobre orgullo y prejuicio cuando el decano entró sin llamar al aula para llevarse a la profesora...- Blanca hablaba entusiasmada. Aunque yo lentamente iba dejando de escucharla, e iba entrando en un profundo trance.- ¿Me estas escuchando?- Blanca me lanzaba un cojín a la cara.
-Lo siento, estoy muy cansada. Qué le pasaba la profesora.- Abrí los ojos y le dediqué una pequeña sonrisa.
-Bah. No importa, tampoco era tan importante.- Blanca me sonreía.- Descansa un poco.- Me decía mientras abría las puertas de su armario.
-¿Tienes planes?-
-He quedado con Liam.-
-¡¿Qué?!- Me incorporé de la cama y abrí los ojos como platos. Blanca llevaba detrás de Liam desde que entramos en la universidad hacía 4 meses.-
-La historia de la profesora terminaba con esta noticia.- Sonreía.- ¿Crees que le gustará esta falda?- Blanca cogía la falda y se la ponía por delante. No paraba de mirarse al espejo y refunfuñar.
-Estoy segura de que le encantará.-Sonreí.- No me lo puedo creer, dios, es Liam. El Señor Liam sueños humedos.- Empezamos a reír. Ese fue el nombre secreto que le pusimos a Liam cuando Blanca unas pocas semanas después de conocerle me contó que había soñado con él.- Después de tantos trabajos juntos, después de tantas horas en la biblioteca... no me lo puedo creer.-
-Yo menos. Y si no le gusto?- Blanca se sentaba en la cama.
-Blanca, lleva quedando contigo desde casi el principio de curso. Hay una química increíble entre ustedes, se nota a leguas que le gustas. Vístete ya, no querrás llegar tarde.-
-Ay, es cierto.- Blanca cogía su bolsa de aseo y las toallas y salía de la habitación.
Todavía no me había acostumbrado a algunas cosas de la universidad como tener que compartir baños con las demás chicas de la residencia. Aún me parecía violento. Eché un vistazo al móvil, no tenía gran cosa. Entré en el perfil de Nick, había publicado una foto con sus nuevos amigos de la universidad, se le veía feliz. Busqué el perfil de Kevin, la última foto que había publicado eran los anillos de compromiso de él y Danielle, sabía que le gustaban poco las redes sociales pero no tan poco. Tenía el dedo encima del buscador, no quería hacerlo, ya sabía que iba a encontrar. Estuve varios segundos pensando, pero lo hice. Empecé a escribir J, O, E... Esperé varios segundos y nada. Su perfil no existía. La primera vez que me di cuenta que Joe me había bloqueado fue hace dos meses, aunque todavía fantaseaba con la idea de que me desbloqueara. No lo entendí, incluso me enfadé muchísimo. Cuando me despedí de él aquella noche, decidimos, más bien él, que lo nuestro no llegaría a ningún sitio, y que, aunque me quería cómo jamás había querido a nadie, no podíamos seguir. No lo entendí, es decir, si quieres a una persona no importa lo lejos que estés de ella, el amor puede con todo. Él había decidio eso y yo no podía hacer nada, aún así me prometió que seguiríamos hablando. Después del verano estuvimos hablando durante un mes, todos los días, a todas horas. Después me empezaron a mandar muchísimos trabajos, y empezamos a hablar menos. Hasta que un día decidió dejar de contestar mis mensajes y al mes me bloqueó en instagram. Así sin más, ni una misera explicación. Entonces empecé a entender que por mucho que me hubiese dicho que me quería, para él solo fue un amor más de verano. Aunque me había dolido muchísimo todo lo que había pasado, con el paso del tiempo el enfado y dolor que sentía se fue convirtiendo en auténtica indiferencia, aunque todavía seguía soñando con él.
Tumbada en mi habitación pensaba en todo lo que podía estar haciendo Joe en San Francisco, ni si quiera sabía si estaría allí o no. De pronto unos golpes en la puerta me despertaron del trance.
-¿Quién?- Dije sin mover ni un músculo de la cama.
-Yo.- Noah entraba en mi habitación.
-No te he dicho que entres.-
-Lo iba a hacer igual. Se puede saber ¿Qué cojones haces en la cama?- Noah apartaba mis piernas de la cama y se sentaba.
-Aunque te resulte imposible de creer algunas todavía asistimos a todas las clases Noah.- Dije sonriendo.
-Si intentas herir mis sentimientos no lo has conseguido.- Noah se tumbaba a mi lado.
Noah era esa clase de chico perfecto que solo encuentras una vez en tu vida. Era divertido, simpático, carismático y sobretodo guapísimo a rabiar. Me encantaba pasar tiempo con él, y a él parecía que también le gustaba pasar tiempo conmigo. Prácticamente eramos inseparables. Cualquiera que nos viera desde fuera, sin conocernos, aseguraría que estábamos saliendo, teníamos una química especial, pero sólo teníamos una amistad increíblemente bonita.
-¿No piensas levantar ese culo de la cama?- Noah, tumbado a mi lado, me miraba.
-No y deja de hablar que me estas interrumpiendo mi momento de tranquilidad.- Dije mientras me giraba hacía el lado contrario de Noah.
-No te atreverás a darme la espalda señorita.- Noah, con un movimiento rápido me giraba y me ponía cara a cara con él.
-¿Qué quieres de mi Noah?- Dije casi suplicando.
-Quiero que me hagas caso. Que hagas algo conmigo.- Noah me miraba a los ojos.
-Pffff, eres agotador.-
-Y tú una aguafiestas aburrida. Pero como te conozco he traído...- Hacía una pausa dramática mientras se levantaba de la cama y rebuscaba en su mochila.- Esto.- Decía mientras sacaba una botella de tequila.
-No pienso beber eso.- Dije cerrando los ojos.
-Pero madre mia... me agotas.- Noah se pasaba los dedos por su pelo rizado. Y podía ver en su mirada que estaba pensando algo. -Voy a ...- Volvía a hacer una pausa dramática mientras se levantaba e iba al altavoz a conectar su móvil.-
Entonces la puerta se abrió de golpe y Blanca entraba con la toalla reliada en el cuerpo.-Joder Noah, qué coño haces aquí.- Blanca se recuperaba del susto y se acercaba a coger su ropa.- Pide un cambio de habitación, es lo que te falta.-
Noah le hacía una mueca a Blanca mientras ponía the weekend en el altavoz y abría la botella de tequila.- ¿Quieres?- Ofrecía a Blanca.
-Por favor, lo necesito.- Blanca se acercaba y le arrebataba la botella de las manos y bebía un sorbo.- ARRRGG. Asquerosamente necesario.- Sonreía.- Y ahora sal que tengo que vestirme.-
-No tardes mucho.- Noah salía de la habitación.
-¿Cuándo te va a pedir salir?- Decía Blanca mientras empezaba a vestirse mirandose al espejo alto que había en el armario.
-No quiere salir conmigo.- Dije mirándola a través del espejo.
-Que va...- Me dedicaba una mirada sarcástica.
Blanca terminaba de vestirse y le abría la puerta a Noah. Este esperaba sentado en el pasillo tocándose el pelo. Tenía una seria obsesión con tocarse los mechones rizados de su frente.
-Por fin- Noah entraba empujando a Blanca hacia un lado mientras volvía a coger la botella y sentarse en mi cama. Él empezaba a darle pequeños sorbos.
-Noah...- Decía blanca mientras se colocaba enfrente del tocador con su maquillaje.-¿Verdad que estás enamorado de Lauren?.(He decidido ponerle nombre a la chica de la historia para que sea más fácil)-
-Pero qué...-Decía mientras se atragantaba.
-Blanca para.- Dije mientras la fulminaba con la mirada a través del espejo.
Blanca se encogía de hombros y seguía pintándose. Media hora más tarde Liam llegaba a la habitación y llamaba sutilmente. Blanca no quería que pasase dentro porque conociendo a Noah diría algo de lo que podría arrepentirse, así que no pudimos verlo. Ella nos pidió suerte y se marchó.
-¿Vas a dejar que me beba esto solo?- Dijo Noah mientras me acercaba la botella a la cara.
-¿Nunca te cansas de insistir?- Dije mientras me incorporaba y lo miraba desafiante.
-Nunca me voy a rendir.- Dijo sonriente mientras me volvía a acercar la botella. Yo la cogía y le daba un trago.- Además se que eres bastante fácil de convencer- Dijo sonriendo.
-Eres imbécil.- Dije mientras le daba con un cojín en la cabeza. Él se hacía el muerto y se tiraba para atrás, sin moverse.
-Noah...-Dije mientras me tiraba encima de él.-Odio que hagas eso. Además...-Dije mientras me iba acercando más.- No te puedes resistir.- Empecé a hacerle muchas cosquillas por la barriga.
-Idiota para, o me vas a matar de verdad.- Noah me empujaba y daba un cambio a la situación. Ahora él estaba encima de mí y me estaba mirando y sonriendo.
-¿De qué te ríes?- Dije mientras notaba como Noah se iba acercando lentamente a mí.
-Nada.- Noah me tiraba un pequeño bocado en la nariz y se volvía a sentar en la cama. -¿Qué hora es?- Noah sacaba el móvil.- Interesante, son las 10, ¿Qué te apetece cenar?- Me miraba entusiasmado.
-Sólo quiero dormir Noah.- Tumbada en la cama le dedicaba una cálida sonrisa.
-Afff, eres agotadora. Voy a pedir una pizza carbonara. Tu favorita.- Noah buscaba en su teléfono.
Noah era incansable, y tenía una paciencia inagotable conmigo. Desde lo de Joe había cambiado, era menos alegre y me había encerrado más en mí misma. Noah sabía todo lo que había pasado con él, y él también había sufrido una ruptura dolorosa antes de entrar en la universidad, esas dos realidades nos habían unido muchísimo. El primer día de clase él estaba esperando en la puerta, había llegado 10 minutos antes, al igual que yo. Era nuestra primera clase y no queríamos llegar tarde. Estaba muy nerviosa, pero cuando llegué y lo miré, me dedicó la sonrisa más alegre y sincera que jamás me había dedicado nadie, entonces supe que nos llevaríamos genial. Se acercó inmediatamente a mí y se presentó. Su mirada transmitía paz y ternura. Hizo que los nervios desaparecieran. Se sentó a mi lado en aquella primera clase de psicología educativa. Al principio me costaba hablar con él, sentía que tiraba mucho más de mí, me ofrecía cada día ir a la biblioteca para estudiar, pero yo me cerraba en banda y prefería la seguridad y la tranquilidad de mi habitación. La primera semana de universidad fue la semana más difícil de mi vida, Blanca todavía no había llegado al campus puesto que estaba de vacaciones con la familia, y yo me sentía un poco sola. Veía a Noah cada día en clase, y él y su sonrisa siempre se sentaban a mi lado, poco a poco fui ganando confianza y hablábamos más, pero seguía negándome a ir a la biblioteca. Quizá uno de los motivos era porque en mi habitación podía estar hablando con Joe cada instante, y eso era lo que más necesitaba en ese momento. Mi relación con Noah se terminó de forjar el día en el que descubrí que Joe me había eliminado de sus redes sociales, y dejaba de contestar a mis llamadas y mis mensajes. Entré en pánico, y cómo no quería involucrar a Blanca, puesto que era íntima amiga de Nick y temía a que se lo contase, lo único que se me ocurrió fue plantarme en la habitación de Noah. Después de eso nos volvimos inseparables, pasábamos muchísimo tiempo juntos, me hacía sentir bien y, en cierto modo, hacía que me olvidase de Joe. Así fue como Noah se convirtió en mi salvador y mejor amigo.
Y allí estábamos, un viernes noche universitario poniéndonos perdido de pizza, tirados en la cama, mientras bebíamos tequila y escuchábamos música pop. Así éramos, las personas más raras del campus. Sólo hacíamos planes juntos, sólo nosotros nos entendíamos. Alguna vez habíamos quedado con algunos compañeros de clase, pero siempre acabábamos los dos yéndonos a casa porque nos aburríamos.
-¿Y por qué no sales con ella? Es guapísima.- Dije mientras comía el interminable queso que caía por la pizza.
-No voy a cuestionar tu gusto por las chicas. Pero no sé, no es mi tipo.-
-Si no quedas con ella nunca lo sabrás.-
-Pero y si... a ver, imagínate que quedo con ella. Y me gusta, bueno, nos gustamos. Y supón que empezamos a salir...-
-Uhum- Adoraba cuando se ponía a suponer cosas, su mente siempre iba a mil por horas.
-No tendría tiempo para estar contigo. Quiero decir, no todo el tiempo que me gustaría.-
-Noah, prácticamente pasamos todo el día juntos. Podría sobrevivir sin ti un par de horas. Ponme a prueba.- Le dije mientras le guiñaba.
-Está claro que no aprecias nuestra relación tanto como yo.- Decía mientras cogía otro trozo de pizza, y se hacía el indignado de manera bastante dramática.- Además ya me gusta alguien, y no es Lisa.- Soltó sin más.
-Espera, ¿QUÉ? Está claro que el que no aprecia nuestra relación eres tú. ¿Cuándo? Y ¿Quién? No me puedo creer que me esté enterando de esto ahora.-
-A ver, no quería decir eso realmente. Olvídalo.- Noah empezaba a ponerse nervioso, pocas veces lo había visto así.
-Pídele salir.- Dije sin más.
-No querría. Además te he dicho que lo olvides.- Noah me miraba desafiante.- Mañana tenemos una fiesta.- Noah cambiaba de tema rápidamente.
-TIENES una fiesta, a mi no me han invitado.-
-Lo acabo de hacer yo. Quiero 0 escusas, ya lo sabes. No vas a dejar que pase por eso solo.-
-Eso estará por ver.- Dije sonriente.