(Re) Escribir nuestra histori...

By PauS47

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Chloe Beale, Beca Mitchell. Dos historias de vida. Dos historias distintas. Dos historias entrelazadas, pero... More

Hello.
Against all odds.
If I just lay here.
Hopelessly devoted to you.
Don't you remember.
Half A Heart.
Resiste.
When I'm with you.
You are the reason.
Destino o Casualidad.
Run to you.
The Next Ten Minutes.
Taking Chances
Running Home To You
Información
Forever Like That.

Somewhere Only we Know

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By PauS47

σ

And if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere
only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?

Y si tienes un minuto ¿Por qué no vamos a
hablar de esto a un lugar
que sólo nosotras conocemos?
Este podría ser el final de todo
Entonces ¿Por qué no vamos
a un lugar que sólo nosotras conocemos?

El hecho de tener que convivir con Stacie y Aubrey otra vez, era para Chloe un verdadero desafío. Primero, porque tenían diferentes costumbres. Segundo, porque Stacie la cuidaba como si fuera un bebé. Y tercero, pero no menos importante, porque se había acostumbrado a su vida en la pensión, y extrañaba un poco eso.
Llevaba dos semanas con sus amigas, y recién comenzaba a salir de la casa sin recibir mil indicaciones de Stacie. Había podido visitar a la señora Osment, y también había llegado por la casa de los niños que cuidaba. El bar en el que trabajaba ya había cubierto su puesto pero prometieron devolverle el trabajo a finales del mes. Todos estaban felices de tenerla de vuelta luego del accidente y ella sabía que esa alegría era genuina, que la gente en verdad le había agarrado cariño, y que todos se habían acercado al hospital en alguna oportunidad cuando estaba en cuidados intensivos. Estaba muy agradecida por eso.
Con Beca habló tres veces en esas últimas dos semanas, ya que la actriz se había marchado a Hawai por unos días para filmar algunas escenas de una película. Ella, por su lado seguía sin móvil, y no sabía por cuánto tiempo más sería así. Se empezaba a encariñar con la vida sin redes sociales, sin pantallas y sin esa dependencia enorme de tecnología que se había generado en la soledad de su pensión.
Aubrey y Stacie la habían dejado sola esa mañana, ya que ambas tenían que trabajar, y ese momento del día en que estaba sola era lo mejor que tenía. Estaba leyendo un libro, una novela que había encontrado en medio de la biblioteca de Stacie, y con la que se había enganchado fácilmente luego de terminar el primer capítulo. Se sentó en medio de la sala, pero no en el sofá, sino que ocupó un lugar en la alfombra y usó la pared como apoyo. Era la única forma de leer mientras miraba hacia afuera, la ciudad y sus calles, su gente, su movimiento. En el departamento de Beca solía tener un asiento en la ventana, y cuando estaba sola ese rincón era su mejor amigo. Recordó ese departamento, a unas cuantas cuadras de donde se encontraba en ese instante, y casi pudo sentir cómo un escalofríos recorría su cuerpo. Había pasado los mejores días de su vida allí. Incluso cuando todo era cuesta arriba, ese lugar era su lugar. Suyo y de Beca. Allí no hacían fiestas, ni se juntaban a festejar eventos. Tampoco había noches de chicas, o pijamadas. Ese lugar había sido la "guarida" de Beca por mucho tiempo, y luego sólo lo compartió con Chloe. Allí se encontraban luego de los viajes de la actriz, o cuando tenían jornadas largas de trabajo. Era un hogar, pero sólo su hogar. Y amaban que fuera sólo suyo. Extrañaba mucho esa vida, ese lugar, su comodidad, la forma en que podía relajarse en ese asiento junto a la ventana, y la enorme cocina donde podía preparar las comidas favoritas de Beca.
Se olvidó que tenía un libro en su mano, y de repente se encontró pensando y recordando. Miró su reloj, y se levantó de la alfombra para buscar una campera liviana antes de salir. Caminó directamente por esas cinco cuadras que separaban el departamento de Stacie del que alguna vez había ocupado con Beca, no se detuvo ni por un segundo, y aunque su paso era lento, su ansiedad por llegar era muy grande. El edificio estaba tal como recordaba, y desde la calle podía ver la ventana donde solía sentarse a leer. Estaba todo plagado de recuerdos, su cabeza reproducía de forma automática los días que había pasado refugiándose en los brazos de Beca, yendo a la cama con ella cada noche, despertando a su lado cada mañana, escuchándola hablar de sus días mientras comían algo en la mesa de bar que habían puesto en la cocina, haciendo el amor con ella donde, cuando, y cuantas veces quería. Su relación había sido una suma de confianza, pasión, entrega total, compromiso y un profundo, inmenso, incondicional amor.

Llevaban poco más de cinco meses saliendo cuando Chloe por fin hizo formal la mudanza al departamento de Beca. Todo había sido rápido, todo lo que habían vivido había sido prueba suficiente para saber que querían estar juntas todo el tiempo, que querían llegar a casa y encontrarse, y que no necesitaban más tiempo para conocerse. Sus amigos creían que estaban apresurando las cosas. Ellas no escuchaban otras opiniones y se dedicaban a vivir.
Beca había concedido a Chloe el honor de ser la única persona que conociera su hogar de esa forma. Le había dado un juego de llaves para que usara el lugar como si fuera suyo, y le había pedido, exclusivamente, que mantuviera el misterio con el resto de la gente que las frecuentaba. Chloe amaba el misterio, y además adoraba ser ella quien tuviera ese privilegio. Se hizo a la idea muy rápido. Estar allí no se sentía extraño, ni fuera de lugar. Estar allí era como tener, finalmente, un hogar, y nada de lo que había tenido en su vida se parecía a eso.
La primera noche luego de su efectiva mudanza, un apagón afectó a la ciudad. Beca la sorprendió cocinando pastas, tomaron un lugar en el piso de la sala, usaron el sofá como respaldo, y dejaron que la luz de la luna, y algunas velas, hicieran de iluminación durante la cena. Beca había conseguido un papel que había deseado mucho, y su sonrisa sólo era opacada por su emoción para contar cómo había recibido la noticia. Chloe sólo podía pensar en lo hermosa que se veía cuando estaba tan animada, y, carente de palabras, se dedicó a escucharla.
- Sin embargo, lo que más me alegra hoy es que por fin decidieras acceder a vivir conmigo. No podía verte desaparecer por el ascensor una vez más, ni aunque supiera que llegarías otra vez al siguiente día.
- Qué peligroso es estar enamorada de una escritora, ¿no crees? Sabes exactamente qué decir todo el tiempo para tenerme enterita a tus pies.- Chloe hablaba en serio. Siempre había pensado que enamorarse de la chica que escribía era un error, un camino de ida, un pasaje directo a la pérdida de la cordura y el criterio. Y Beca había logrado que ella cayera, ciega, ante su capacidad de decir cosas bonitas sin esfuerzo.
La besó. Había probado de esos labios infinitas veces los últimos meses, pero siempre era embriagador. Besarla también podía hacerla perder la cordura. Y lo hizo.
De pronto cruzó las piernas por sobre Beca, y se sentó en su regazo para seguir besándola, para tener un ángulo diferente. Y el beso se convirtió en caricias, y esas caricias las llevaron a quitarse sus camisas. La piel pálida de Beca hacía contraste con el sostén azul marino que llevaba puesto, y del cual Chloe se deshizo sin problemas. La pelirroja tenía movimientos rápidos, hábiles, muy ingeniosos. Pero Beca no la dejaba dominar por completo. La recostó sobre la alfombra, y quitó sus pantalones para descubrir que su sexo ya emanaba un calor excitante por encima de su ropa interior. Pero a ella le gustaba jugar un poco. Acarició sus piernas desde las rodillas, y subió hasta el límite, justo donde Chloe deseaba que sus manos se detuvieran, pero luego bajó otra vez y una sonrisa malvada se dibujó en su rostro antes de acercarse a besarla, ya con más pasión, con más deseo.
Chloe la aprisionó contra su cuerpo, envolvió sus piernas en la cadera de Beca, y logró un roce que la hizo soltar un gemido. Sabía que ese gemido era la perdición de la actriz, y sabía también que no pasaría mucho tiempo hasta sentirla moverse con fuerza contra ella. Enredó sus dedos en el cabello castaño, introdujo su lengua en la boca de Beca, jugó con ella, y en un ágil movimiento logró su cometido: tomar el control, estar sobre ella, y quitar rápidamente sus jeans y toda la ropa que se interpusiera entre ellas.
- Ahh... Qué bien se siente eso.
Beca se estremeció cuando los dedos de Chloe se encontraron presionando su clitoris, y estrujó fuertemente un cojín que había quedado al alcance. La pelirroja se acercó peligrosamente a su cuello, dejó un beso suave y empezó a bajar. Se detuvo en sus pechos, estimulaba con su lengua cada parte del cuerpo de Beca, hasta que llegó a donde ella quería, a donde explotaba automáticamente. Y para suerte de Chloe, Beca nunca se contenía. Sus gemidos eran audibles en toda la sala, sus manos aferradas a cualquier cosa que tuviera cerca eran la prueba firme del placer que le causaba su novia, y cuando arqueaba su espalda y tiraba la cabeza hacia atrás, todo en su cuerpo pedía más. Se corrió una vez y luego se retomar fuerzas, se sentó sobre Chloe, introdujo dos dedos en ella y con movimientos suaves, fue llevándola a la perdición.
- Por Dios, Beca, no aguanto más.
Chloe logró decir eso luego de gemir en su oído por un rato, mientras sus uñas se clavaban en la espalda de la morena, que no dejaba de moverse sobre ella, y tampoco sacaba sus dedos de su interior. Se corrió mientras sus dedos aún estaban dentro suyo, y soltó todo el peso de su cuerpo en la alfombra, agotada, pero complacida como nunca antes. Beca la besó, aún sobre ella. La besó y acarició todo su costado. Sus ojos conectaron con los suyos, y ambas sonrieron.
- Te amo.
Fue el primer "te amo" que Chloe dijo. El primero en toda su vida. Y posiblemente el único que sería completamente cierto aunque pasaran mil años.
- Te amo.- repitió.- Y estoy completamente enamorada de ti.
Recibió un sentido beso de respuesta, y al terminarlo, Beca le devolvió el sentimiento.
- También te amo, Chloe Beale.

- ¿Señorita, va a entrar?
Se había quedado pensando en Beca y había olvidado que estaba parada en la puerta de entrada al edificio. Claro, hasta que alguien quiso entrar y tuvo que pedirle permiso. Ella no respondió, sólo se apartó y lo dejó pasar.
No sabía exactamente qué estaba haciendo allí, pero todo la llevaba a Beca otra vez. Su vida giraba en torno a ella de nuevo, y no podía evitarlo. Dio algunos pasos hasta el portero, y éste la saludó.
- Puede que esto le suene extraño, pero quería saber si alguien ocupó el departamento del piso doce.- preguntó ella, y el hombre la miró.
- Lleva años sin ser ocupado señorita.- sacó un cuaderno de un cajón y buscó en medio de las hojas.- La propietaria es...
- Beca Mitchell, ¿cierto?
- Bueno, la señorita Mitchell era la propietaria aunque hace tiempo todo está a nombre de Chloe Beale.- Chloe se quedó en silencio, porque aunque tuviera algo para decir, no sabría explicar cómo es que no sabía que era la propietaria de ese departamento.- Pero como le decía, lleva años sin ser ocupado. Tuvimos personas interesadas en comprarlo, pero no podemos hacerlo aunque esté desocupado. Es una pena, porque es el más grande que tenemos aquí, y el que tiene la vista más imponente en todo el lugar.
- ¿Usted tiene las llaves?
- Sí, claro. Pero sólo puede acceder a ellas la señorita Beale.
- Yo soy Chloe Beale.- confesó finalmente, pero no tenía su identificación con ella.- Si traigo mi identificación, ¿puedo entrar?
- Con la identificación, claro que sí.
- Gracias.
Salió del lugar con rapidez, y luego recordó que no podía hacer demasiado esfuerzo aún, así que bajó el ritmo y caminó de regreso a casa de Stacie. No podía entender cómo es que nunca había sabido sobre eso, sobre el enorme departamento que Beca había puesto a su nombre. ¿Por qué lo habría hecho si no pensaba decírselo? ¿Por qué hacerlo si iba a marcharse para no regresar nunca más? No comprendía, y tenía muchas preguntas para hacer. Nada más entrar al departamento de Stacie tomó el teléfono y marcó a Beca. Necesitaba respuestas. Dos y tres tonos después, nadie respondía del otro lado. Colgó y se sentó en una silla del comedor. Beca debía llamar en cualquier momento, siempre lo hacía cuando tenía una llamada perdida. Claro, si no estaba muy ocupada.
Recibió la llamada diez minutos después, y pensó un poco antes de responder.
- Ey, Chloe. Pasó un tiempo. ¿Cómo estás?
- ¿Estás muy ocupada?
- No, no. ¿Pasa algo? ¿Está todo bien?
- ¿Cómo es que el departamento en la Avenida Penn es mío?- no quería sonar molesta por no saberlo, pero sí lo estaba y no lo podía evitar.
- Espera, ¿no lo sabías?
- Beca, no estaría tan sorprendida de haberlo sabido antes. Fui hasta el lugar hoy, y por casualidad me enteré que soy la propietaria del departamento.
- Escucha, ese departamento está a tu nombre hace mas de un año ya.
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Pedí a mi equipo que te lo informaran, pero veo que no hicieron su trabajo.
- No tenías que hacer eso.
- Ese era nuestro lugar, no quisiera que alguien más lo tuviera. No había pensado en regresar a Atlanta, y creí que te serviría tenerlo.
- ¿No podías informarme tú? ¿Quizás tratar de contactarme? ¿O contestar los cientos de mensajes que dejé en instagram?- el tono de reproche empezaba a sonar más fuerte.
- Espera, espera... ¿Qué mensajes?
- Te escribí cientos de mensajes en diferentes días, hasta que una vez me rendí y dejé de hacerlo. Claro, muchos de ellos son patéticos y completamente estúpidos, ya que posiblemente estaba drogada o borracha en algún bar.
- Chloe, yo no leí ningún mensaje...
- ¿Sabes? Ese no era el punto. Yo sólo quería que me dieras una respuesta respecto al departamento.
- Lo dejé para ti, esperaba que pudieras regresar y encontrar ese refugio que alguna vez encontramos en él. Es lo único que podía darte después de todos estos años.
- Lo único que yo necesitaba era que respondieras uno de esos malditos mensajes. Sólo uno.- su voz se quebró, y Beca permaneció en silencio al otro lado.- Esperaba que entendieras mis motivos, esperaba que las palabras que escribí en esa carta no fueran las últimas que tuvieras de mí.
- Chloe... Juro que nunca leí ninguno de esos mensajes, o habría contestado. Al menos a uno de ellos.
- Te llamaré otra vez. Adiós.
No esperó respuesta y colgó. Se quedó sentada, mirando al teléfono sobre la mesa, y trató de calmar su cabeza, ordenar sus pensamientos y estar lista para recibir a Aubrey y Stacie sin contarles lo que había pasado.
Realmente lo único que siempre había esperado de Beca era un mensaje, una señal que le dijera que esa carta no era lo último que leería de ella. Un mensaje que le diera paz. Y nunca lo obtuvo. Jamás. Y eso la enojaba muchísimo. No necesitaba un departamento, no cuando todo en lo que podía pensar era en esos años que había perdido de su vida, en medio de fiestas, drogas y alcohol, tratando de olvidar cuánto daño le había hecho a la mujer que más había amado en el mundo.

Hola! Sí, yo soy así. Les doy un capitulo cada tanto, o se me juntan dos y estoy ansiosa por compartirlos.
Este (como el anterior) es uno que me gustó mucho escribir, y creo que tiene que ver con el rumbo que toma en cada flash back, que como se habrán dado cuenta, no están cronológicamente ordenados a lo largo de la historia, pero que en general se entiende en qué momento de la vida de Beca y Chloe transcurrió. Este es sobre los inicios, y esa parte bonita de la relación que recién empieza y siempre está llena de cosas interesantes.
Espero que lo disfruten. Saludos! Y gracias por la paciencia ♥️

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