𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼�...

Oleh ZaiJam

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El actor Na Jaemin nunca ha sido tocado amorosamente por nadie en sus veinte años de vida. Y cuando le ofrece... Lebih Banyak

1. Vienna
2. La opción indicada
3. Mujer bonita
5. Noche de Brujas
6. Cosas grises
7. Playa vs Ciudad
8. Quédate
9. Sígueme la corriente
10. Celos
11. Ataques al corazón
12. Bestias mimadas
13. Frágil por primera vez
14. Torbellino
15. Amor en blanco y negro
16. Hasta que sea aburrido
17. Narrador Testigo
18. Cómo te odio
19. Te necesito
20. El temor y la envidia en el placar
21. Todo lo que está entre nosotros
22. Con las venas abiertas
23. Lo que no puedes dejar ir
24. Al final del camino

4. Romeo + Julieta

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Oleh ZaiJam




Jaemin no lo supo enseguida. En realidad, aún no lo sabía con certeza. Es decir, él no había experimentado todas esas emociones que deben ser experimentadas para saber qué es lo que realmente te gusta.

Sucedió un día, mejor dicho, una tarde de verano cuando aún era un chico pobre viviendo en un pueblo pesquero con su familia. Fue cuando lo descubrió. Y no hubo mejor forma de saberlo que con la ayuda de una vieja película destruida por la crítica.

Había estado en el sofá con las manos sudorosas y la ropa pegada al cuerpo. En su casa había un único ventilador que marchaba a pedal y no podía girar porque el ruido que hacía era insoportable. Todos los demás niños jugaban en el exterior, en cambio, Jaemin no podía apartar la mirada del viejo y pequeño televisor.

Romeo + Julieta se reproducía por primera vez.

Y Jaemin debía admitir que Julieta era dulce y realmente hermosa pero su corazón no latía por ella, ni su cuerpo se emocionaba al verla... en cambio, cuando Leonardo DiCaprio aparecía, con el rostro magullado y la camisa desabrochada... Jaemin definitivamente sentía demasiadas cosas sucediendo dentro suyo.

Y así lo supo, o por lo menos fue el primer indicio.

El segundo indicio estaba sucediendo justo ahora, en el presente.

Jaemin se encontraba nervioso, mordisqueando como un desquiciado las uñas carcomidas de sus manos. Una bufanda holgada le cubría la mitad del rostro congelado por el crudo invierno. La ropa negra no era exactamente su favorita, pero le ayudaba a pasar desapercibido. Estaba en la entrada del edificio donde vivía, Lee Jeno parecía relajado a su lado, o, mejor dicho, a un metro de distancia como era lo indicado por el protocolo.

Y Jaemin no podía dejar de observarle, claro que no era de su agrado y mucho menos de su estilo. A Jaemin no podía resultarle atrayente este hombre quien lucía como un robot y se comportaba como un iceberg. Parecía tener pocas emociones en su haber y ser un aburrido snob con un armario repleto de camisas blancas y corbatas lisas, mientras Jaemin era puro brillo y sentimientos explosivos.

Pero la mente humana era algo sumamente complejo de entender, así que Jaemin no protestó cuando sus ojos se detuvieron en la boca delgada de su guardaespaldas, su cerebro maquinando distintos escenarios para un beso.

-¿Cuándo vas a hacerlo?

Las palabras escaparon de él con acidez, sonó enojado y demandante, y no se avergonzó a pesar de la sangre corriendo a su rostro. Jeno miró el reloj en su muñeca antes de torcer la cabeza hacia él.

-¿A qué se refiere?

-Idiota...- susurró Jaemin. Señaló con su dedo los labios finos y luego los suyos un poco más gruesos.

Jeno suspiró hondo. La realidad era que se había olvidado un poco del tema. La noche anterior la había pasado en el hospital, durmiendo en esa incómoda silla al lado de la cama donde su padre reposaba. Ahora tenía como trabajo aguantar las quejas de este muchacho cuyo mayor problema en la vida era debatirse entre cual color iba mejor con su tono de piel. Sinceramente, darle un maldito beso estaba último en su lista de prioridades.

Sunny llegó en ese momento, corriendo en altos tacones brillantes y con demasiadas carpetas en sus manos, dos de ellas fueron empujadas contra el pecho de Jeno.

-Son los horarios de Jaemin, serás su chofer hasta que el jefe contrate a alguien decente.

Jeno alzó una ceja.

-¿Qué pasó con el Sr. Kim?

-Sufrió un colapso anoche, está internado... un tumor o algo así.

A Jeno le sorprendió lo desinteresada que la mujer se vio y al parecer a Jaemin tampoco le importó demasiado. Se preguntó horrorizado si todos los de la industria eran de esta manera. Jeno solo podía pensar en que estas personas eran la cúspide de la superficialidad, seguramente superarían al clan Kardashian.

-Vamos, tienes que maquillarte y terminar con la sesión de fotos.

-¿Tengo que decir lo que preparaste en la entrevista?

Sunny le restó importancia al asunto con un ademán de su mano.

-Tranquilo, me encargaré de darle un reporte con tus respuestas a la editora en jefe.

Sunny arrastró de la mano a Jaemin y le indicó a Jeno hacia donde debían dirigirse.

Jaemin definitivamente necesitaba aprender a conducir, o al menos pelear un poco más por su libertad personal. Estaba algo harto de que no le dejasen siquiera pensar en sus propias respuestas. Se sentía como que todo en su vida estaba guionado para vender una imagen ideal. Pero de alguna manera había renunciado a ello, acostumbrado a la constante vigilancia, siempre fingiendo emociones o deshaciéndose de ellas.

-Te dejaré en las manos de Chittaphon- Sunny dijo en cuanto estacionaron. -Jeno te llevará a casa al finalizar tu agenda. ¡Y procura dormir temprano, a las cinco am debes estar listo para la prueba con tu co-estrella!


Decir que estuvo impaciente todo el día era una cuarta parte de la ecuación. Para cuando la tarde llegó y la noche comenzó a caer, Jaemin tenía sombra dorada en sus párpados y un delineado que acentuaba la forma de sus ojos, dándole volumen a sus pestañas. También tenía pegajosos labios color fresa y ropa llamativa.

Abrumado por tantos flashes y poses distintas, Jaemin se colocó los audífonos y caminó hacia el camerino. Algo extraño se instaló en su mente al mirarse al espejo, donde se reflejaba un chico flacucho usando una gargantilla blanca que le recordaba a la correa de un perro.

Ese algo extraño era definitivamente miedo.

¿Por qué tendría miedo?

La puerta se abrió, Lee Jeno entró impune con el saco perfectamente planchado y la corbata correctamente colocada. Había un diminuto cordón rodeándole el cuello hasta llegar a su oreja. Jaemin pensó que usar ese inter comunicador debía ser igual de incómodo que sus gargantillas.

En cuanto su guardespaldas puso sus ojos sobre centró su atención por menos de dos segundos en la gargantilla blanca, Jaemin supo por fin a que le tenía tanto miedo.

Maldita sea.

Él, Na Jaemin, por primera vez temía ser juzgado. Lo ocultó lo mejor que pudo, regresando la mirada al espejo, usando una toallita húmeda para quitarse el exceso de maquillaje.

-Te vas a arrancar la piel- murmuró Jeno. Los ojos de venado repletos de glitter dorado lo atravesaron como dagas filosas a través del espejo.

Jaemin se calzó la chaqueta y la bufanda, sus cosas juntas en un lado del camerino, los bolsos de Chittpahon habían desaparecido hacía menos de media hora y Jaemin no sabía porqué él continuaba allí.

-Llévame a casa.

Jeno estaba de pie contra la puerta, los brazos cruzados y el cabello ordenado. Las manos de Jaemin picaron por saber cómo se sentiría pasar sus dedos por los cortos mechones oscuros.

-¿No te cambiarás?

Jaemin suspiró.

-Parece gustarte como me veo con esta cosa- dijo, seguro de su propio atractivo. Tiró ligeramente de la gargantilla alrededor de su cuello-, tal vez así obtenga lo que quiero.

Y contrario a lo que esperó, Jeno solo caminó hacia él, poniendo las yemas de sus dedos en el cuello de Jaemin, al igual que sus ojos. El silencio entre ellos pareció durar una eternidad contenida en un corto segundo, pero fue suficiente para desestabilizar la respiración de Jaemin. Los huesos de su cuello se movieron al tragar y los ojos de su guardaespaldas por fin estuvieron sobre los suyos.

-Te vez frágil con esa cosa, no me gustan las cosas que puedo romper con facilidad.

Con eso dicho, simplemente se alejó. Dejó a un pobre chico sin experiencia con la mente en blanco y las piernas vibrando.


Jaemin no habló durante todo el trayecto. Miró por la oscura ventanilla saboreando su goma de mascar para dejarla nuevamente en la envoltura una vez se había cansado. Era algo sucio, pero distraía a Jaemin de otros pensamientos.

No quitó su gargantilla y no iba pensar en profundidad cual era la razón. Sabía que Jeno le seguía por detrás, siempre a un metro o dos de distancia. Jaemin dejó su puerta abierta al pasar a su penthouse. Tiró la chaqueta en el sillón y se descalzó liberando sus adoloridos pies, los cuales se arrastraron por la alfombra peluda hasta llegar al sofá.

Jeno observó todo el teatro con una de sus comisuras elevadas, como si un gancho imaginario tirase de ella.

-¿Necesita algo más o puedo retirarme?

Jaemin rodó los ojos.

-Bésame.

No debió sorprenderle la insulsa reacción de su guardaespaldas, porque entendía que quizás al hombre de pie en el marco de la puerta no le gustaban los hombres... Pero... Por Dios, era Jaemin de quien hablábamos, tanto hombres como mujeres querrían por lo menos un beso de su parte. Hasta morirían por sostener su mano y masajearle los pies. No exageraba, había recibido propuestas más locas que esa en correos electrónicos.

Y estaba preparado para discutir, para obligar a ese estúpido -seguramente asexual- hombre a besarle. No fue necesario.

Lee Jeno cerró la puerta a su espalda y caminó hacia adelante aflojándose la corbata en cada paso. Luciendo tranquilo con su saco planchado y su pelo prolijamente recortado. Jaemin le observó quitarse el intercomunicador que colgó en su cuello y mirar la hora en el reloj de su muñeca. Le observó también hacer todo el camino hasta él y agacharse frente a sus piernas.

Jaemin podía mirarle desde arriba, en aquel mullido sofá, como un rey en su trono quien está dispuesto a dejar a un súbdito besar los anillos en los dedos de su mano como muestra de lealtad. Irguió la espalda y levantó el mentón, sintiéndose poderoso. Pero no iba a mentir y decir que su corazón no se aceleró cuando las manos grandes y firmes apretaron sus rodillas, o cuando Jeno se estiró para acercarse a su boca.

-No tengo demasiado tiempo- murmuró.

Jaemin parpadeó.

-Aprendo rápido...

-Esta es una mala forma de enseñarte.

Y tal vez Jeno tenía razón, Jaemin no entendía nada sobre el mundo de los besos, él era pragmático y centrado, le gustaban las listas y los itinerarios. Quizás era mejor hablarlo primero...

-¿Por qué demonios susurramos?

Jeno soltó sus rodillas apoyando las manos en el sofá a los lados de Jaemin.

-¿Quieres que te grite?

Jaemin torció el gesto pensativo.

-¿La gente se grita antes de besarse?

Ante esa pregunta Jeno solo chasqueó la lengua.

-Es más grave de lo que creí.

Jaemin entrecerró los ojos casi seguro de que aquello había sido un insulto. Jeno le miró la boca, empujándose a si mismo sobre los labios pegajosos de Jaemin. No usó su lengua, tan solo tomó el labio inferior entre los suyos y se movió con ligereza.

Y eso fue todo.

Jaemin ni siquiera había cerrado los ojos, se quedó paralizado mirando a quién sabe qué.

-Eres un pésimo profesor -gruñó.

-Estás a tiempo de conseguir otro para el cargo.

-¡Hazlo de vuelta!

Los ojos de Jaemin eran agresivos pero su voz estaba ronca y vibrante, como si en ella quedasen residuos de sus nervios. Jeno respiró hondo levantándose y mirando nuevamente la hora en su reloj. Jaemin juró que arrojaría ese jodido aparato por la ventana.

-Debo irme, mañana haré lo que quieras.

Caminó sin prisa hacia la salida y Jaemin le siguió con la boca apretada.

-Pero... ¡No fue nada!

Jeno se detuvo abruptamente, la mitad de su cuerpo fuera del penthouse.

-Escucha, el primer beso es una mierda si lo haces con alguien que no quieres, así que no sentirás gran cosa conmigo. Mañana tengo tiempo libre por primera vez en años, te ayudaré, no te preocupes.

Y con eso cerró la puerta, dejando a Jaemin más confundido que nunca en su corta vida.

Preocuparme... No sentir nada...

-Idiota...

Jaemin definitivamente no se sentía como Julieta y ese sujeto no era para nada Romeo.

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