Jaemin quería vestirse. Él realmente necesitaba ponerse algo de ropa o seguiría sintiéndose vulnerable tan solo en aquella bata blanca.
Pero no creía que ese fuese un buen momento, no cuando el hombre a quien nunca había visto perder los estribos estaba caminando de acá para allá con el ceño fruncido y los fuertes brazos en jarra.
Era raro...
Sinceramente debía de ser la primera o quizás segunda vez que Lee Jeno ponía un pie en su penthouse. No porque Jaemin lo prohibiese, más bien porque entre ellos solo existía un tipo de relación: profesional. Claro que Jeno entraría corriendo si Jaemin llegase a gritar o a tocar la alarma contra intrusos.
Pero eso nunca había sucedido.
Ahora, el adorado actor se encontraba sentado en uno de los caros sillones de terciopelo azul que decoraban la entrada del penthouse, con sus piernas juntas y su cabello húmedo goteando hasta el piso.
-Yo...- comenzó diciendo, su intento de ser sereno se esfumó en cuanto vio el rastro de una gota de sudor recorrer la frente de su guardaespaldas-. Oh vamos, no es para tanto...
-No sé que debería hacer- exclamó exaltado.
-Obedecerme, claro está.
Sentenció Na Jaemin, cruzándose de brazos y dando un resoplido que hizo a los mechones dorados de su frente elevarse levemente.
Jeno se detuvo en el acto, con los ojos engrandecidos.
-¡Ya sé! - sus pupilas temblaron y sus dedos tantearon en busca de su móvil. -Llamaré a Sunny primero, ella sabrá a que médico llamar.
Jaemin iba a bostezar dramáticamente, pero algo le hizo prestar atención a los tontos balbuceos de Jeno.
-¿Médico...?
-Para ti- dijo, como si fuese lo más razonable del mundo. Lució nervioso al dar dos o tres pasos hacia Jaemin. -Tranquilo... te harán exámenes y sabremos que tomaste.
-¿Qué?- Jaemin pestañeó aturdido, entonces lo comprendió y eso le hizo saltar del cómodo sillón- ¡Yo no he tomado drogas!
-¿No? Entonces es peor, debes estar delirando- Jeno le tomó por la muñeca bruscamente y puso el dorso de su mano sobre la frente de Jaemin-, no tienes fiebre... deberías recostarte por las dudas.
Jaemin alejó el tacto cálido de su piel y apretó la corbata del hombre que le miraba como a un niño con un resfriado.
-¡Escúchame descerebrado de traje negro, solo quiero utilizarte a mi antojo! - su pequeña nariz se arrugó con fiereza- ¿Es tan difícil de entender?
Ante eso la preocupación de Jeno se escapó por la ventana. Otra vez volvió a ser el frío guardaespaldas de Na Jaemin.
-Definitivamente sigue siendo usted mismo.
Retrocedió despacio, acomodándose el nudo de su corbata.
-Así es.
-Bien- murmuró Jeno en un carraspeó difuso, antes de conectar miradas con el muchacho malhumorado-¿Qué rayos es eso de besarte?
Jaemin ni siquiera tembló o se sonrojó.
Era consciente que esto podría ser raro, pero él nunca había coqueteado con alguien y no tenía idea de si eso era lo correcto de hacer en este momento. Veía en los libretos y en las series como las personas buscaban ser atrayentes, sutiles y románticas. Na Jaemin odiaba la sutileza y mucho más la cursilería.
Por ello, volvió a cruzarse de brazos y elevó el mentón admirando desde arriba a Lee Jeno, como si este fuese de una altura inferior.
-Eres mi subordinado y debes hacer lo que te ordeno.
Su confianza flaqueó en cuanto Jeno formó una mueca burlesca, casi una sonrisa que intentaba esconder sin éxito alguno.
-Como dije antes, trabajo para protegerle, no soy su mayordomo.
Jaemin se cubrió mejor el pecho, repentinamente consciente del frío que se paseaba por la habitación. Esto no estaba yendo como él pretendía, lo que le parecía ridículo porque se había acostumbrado a salirse con la suya. Cruzó las manos tras su espalda, mirando a su guardaespaldas con cierta inocencia fingida.
-Es sencillo, mi carrera se irá al escusado si no logro meter mi lengua de forma correcta dentro de la boca de esa actriz, y con ella... tu trabajo- dio cortos pasos hacia detenerse frente al cuerpo esbelto de su guardaespaldas y entrecerró los ojos. -Así que pon tu lengua en mi boca o despídete de tu salario.
-Esto es ridículo- Jeno le esquivó, dirigiéndose a la puerta-no puede ordenarme eso.
-¡Te pagaré! - espetó Jaemin, con los puños fuertemente apretados.
Y sonrió triunfante en cuanto Jeno volteó lentamente.
-¿Qué?
Jaemin se encogió de hombros.
-No soy tan tonto como todos creen, he oído a Sunny hablar con Chittaphon sobre tu caso... La enfermedad de tu padre. Sé que necesitas el dinero, te pagaré.
-Wow, de repente me siento Julia Roberts en mujer bonita.
-No eres un prostituto, solo... me enseñarás lo básico.
-Lo básico - Jeno repitió, pasando los dedos por su rostro como si eso lograse alejar la frustración. Las luces del techo encima de él comenzaron a darle jaqueca.
-Así es, lo básico.
El molesto chico tenía razón, Jeno necesitaba el dinero, esto no solo lo salvaría de trabajar más tiempo aquí, sino que le ayudaría con los gastos médicos de su padre. El viejo era un vegetal en este momento, solo había un treinta por ciento de posibilidades de que despertase del coma, y mantenerlo conectado a esa máquina costaba más caro cada día que pasaba. Últimamente había reducido sus gastos al mínimo, no le importaba comer aire por las noches o calmar los nervios con un montón de nicotina, pero no sabía cuanto más aguantaría.
Jeno se habría enlistado al cumplir la mayoría de edad si no fuese por su padre, ahora debía esperar tener el dinero suficiente antes de hacerlo. Cosa que veía cada vez más lejana.
Así que... sí... la estúpida propuesta de este caprichoso muchacho le estaba tentando.
Dios, su jefe de seguro lo mataría si llegase a enterarse. Después de todo, la regla más importante era: No involucrarse nunca con la estrella.
Pero necesito el dinero... Pensó y eso fue suficiente.
-Bien- sentenció-, te enseñaré lo básico, luego me pagarás y volveré a trabajar como un escudo humano.
Jaemin sonrió de esa manera gatuna y perversa que tenía.
-Genial... entonces... hazlo.
Sus pies descalzos dejaron atrás la alfombra peluda y caminó lentamente hasta el tipo en frente de la puerta que le miraba con la mandíbula tensa. Jaemin relamió sus labios, aún con las manos detrás suyo, y, en cuanto estuvo en el espacio personal de Jeno, simplemente cerró los ojos despegando sus labios para esperar un beso.
1... 2... 3...
Nada sucedió.
Sus parpados se apretaron con fuerza dolorosa y sus manos sujetaron los bordes del saco oscuro. Vamos, vamos, hazlo de una vez. Sintió un leve soplo de aire en sus labios que le hizo jadear... pero lo único que obtuvo fue un beso en su mejilla. Los labios de Jeno no se oprimieron o probaron demasiado, tan solo rozaron la piel caliente de Jaemin antes de alejarse.
El pobre chico abrió sus ojos para ver la expresión de su guardaespaldas quien miraba con el ceño fruncido reloj en su muñeca.
-¿Qué diablos ha sido eso?
-Mi turno terminó hace cinco segundos, Mingi debe estar listo para el cambio de guardia- levantó la vista fijándose en el enojo que emanaban los hombros encorvados de Jaemin. -Y eso ha sido tu primera lección, seguiremos mañana y hablaremos sobre dinero.
El bastardo abrió la puerta y la cerró dejando a un muy encolerizado y confundido actor en bata de baño. Hacía mucho tiempo que Jaemin no sentía la ansiedad por prender algo nuevo, eso le sacudió desde dentro.
Maldito cambio de guardia...
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