Después de que terminara con el rubio en la cama arreglé mi sillón de tres para poder dormir y así Dio pueda dormir en mi cama. Me eché con el fin de dormir inmediatamente y eso conseguí.
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Al despertarme Dio ya había preparado el desayuno, me vestí rápidamente en mi habitación, me di cuenta de que acababa de despertarme en mi cama y si mal no recuerdo, yo me dormí en el mueble.
- ¿Me moviste a la cama? - le pregunté mientras empezaba a desayunar.
- Si - dijo algo despreocupado. No entiendo a este hombre, a veces parezco interesarle y otras veces parezco que le doy igual, pero de todas firmas sé que posiblemente solo me esté usando.
- Entonces ¿Dormiste ahí? - le señalé el lugar dónde se supone que debí despertar.
- Dormí a tu lado - escupí el sorbo de café que tenía aún en mi boca.
- ¿Bromeas?
- No - estaba a punto de reclamarle pero no me dejó - si no nos apresuramos llegarás tarde - y de esta manera ya estábamos frente a mi escuela - Hasta luego - se despidió de mi como si de una niña se tratase, acariciando mi cabeza y le entregué una bolsa de manzanas.
- No vas a tardar ¿No? - un montón de chicas empezaron a chillar de lo guapo que era Dio.
- Esta vez seré puntual. Se fue...
- ____ - se acercó Josuke con su ganado de chicas detrás de él.
- Buenos días - me hice la desentendida para que él captará mi mensaje "No quiero problemas con esas chicas, me matarán si hablo contigo más de 20 segundos.
Josuke vino a verme detrás del gimnasio, como acordamos en una conservación escrita en papel.
- Perdón, no sabía que existían reglas extrañas sobre el tiempo en el que me deben hablar las chicas, aunque debí sospecharlo - me entregó una de las dos latas de soda que trajo - es una muestra de mis disculpas.
- Gracias - recibí la bebida - me sorprende que tú no lo sepas y lo que más me fastidia es que te siguen como si tú fueras guapo - Josuke se me quedo viendo.
- Por supuesto, esas chicas me siguen por lo feo que soy. Por cierto...deberías sonreír más, es raro hablar con alguien que nunca sonríe, podría decir que es aterrador, además así conseguirás más amigos.
- No los necesito y si sonrió solo que...casi nadie me ha visto hacerlo.
- ¿Y qué tiene que pasar para que sonrías? - me quedé un rato pensando ya que no le iba a decir que lo único que necesito es ver a Kakyoin.
- No lo sé, no se me ocurre na... - fui interrumpida por un ataque de cosquillas en mi cintura- jajaja, para - me empecé a retorcer cosa que provocó que una de sus manos tocara mi pecho.
- Perdón, fue de casualidad.
- Y su es de causalidad ¿Porque no quitas tu mano? - él dejo de tocarme inmediatamente.
- Por lo menos te vi sonreír.
- ¿Para qué quería que nos viésemos aquí de nuevo?
- Quería hablarte sobre Dio - trague saliva - te vi hoy con él o por lo menos te vi con alguien que cumple con las característica físicas de él cuando tenía 19 o 20 años.
- Puedo explicarlo, él no es un mal tipo por ahora.
- ¿Sabes lo peligroso que es?
- No le digas a Jotaro, yo se lo diré mañana.
- ¿Y mientras tanto?
- Asumiré la responsabilidad.
- Te dejaré hacerlo si prometes llamarme cada dos horas.
- Si acepto eso no le dirás nada a Jotaro ¿Verdad? - afirmó con la cabeza - está bien, acepto. Ni yo misma se porque me tomo tantas molestias por Dio, yo no soy así.
Dio me recogió puntual, tal y como me lo prometió, preparó el almuerzo con los ingredientes que compró con el dinero que le entregué esta mañana, también le dije que se comprara algo de ropa y también lo hizo.
- No te olvides de tu cepillo de dientes - le indiqué a Dio mientras hacía su maleta - oye... ¿Estás bien? - estaba algo preocupada por su comportamiento tan extraño, él es callado pero no es tanto como ahora. Creo que planea algo pero no sé que es y tampoco sé que puedo hacer para detenerlo pero confío en las habilidades de Jotaro y en especial de Hierophant Green de Kakyoin.
- Estoy bien ¿Por qué preguntas?
- Por nada - dije tratando de ocultar mi preocupación.
Hice las respectivas llamadas a Josuke, como acordamos y ésta última fue para decirle que ya estábamos en la casa de su sobrino. Abrí la puerta y lo primero que vi fue a mi amado esperándome con los brazos extendidos, admito que no pude evitar lanzarme a sus brazos al segundo que lo vi.
- Te estuve esperando - me acarició de la forma tan dulce que él solo podía hacer - ¿Qué? - dijo mi pelirrojo totalmente horrorizado, me movió detrás de él y sacó a su stand.
- No lo hagas - me miró confundido - yo lo he traído con mi stand - Dio estaba calmado pero Kakyoin no, su respiración era agitada.
- Es molestó si la única persona que me trata bien solo eres tu _____ - dijo el rubio dirigiéndose a mí, después de decir eso, él se desmaya de la nada pero luego comprendí el motivo.
- Me olvidé de contártelo - dijo Jotaro al entrar a la casa, cargó el cuerpo de Dio en su hombro y con una llamada hizo que trabajadores de SPW se lo llevarán casi de inmediato.
- Por lo menos debiste haberme dicho algo - dije quejándome por las acciones del hombre de 1.95m - como se te ocurre golpearlo de nuevo, tú sabes que él solo está confundido.
- Yo debería decir eso, ni siquiera sabía que ibas a traerlo o que ya lo habías encontrado.
- ¿Cuándo planeaban decírmelo? - Kakyoin entró en la conversación, se notaba en su rostro un claro gesto de fastidio.
- Pensé que ya te lo había dicho Jotaro - estaba un poco sorprendida - tomando en cuenta de que lo traje el lunes y hoy es viernes - Kakyoin miró a Jotaro con un gesto fue de reproche.
- ______, un momento me llevaré a Jotaro, no demoro ¿Si?
- Yo no tengo problema con eso - mi amado se llevó a Jotaro hasta su cuarto.
Sé que es de mala educación, pero me mataba la curiosidad así que pegué mi oído a la puerta. Aunque no podía evitar estar asustada, quizás lo del amorío era real 😟.
- ¿Por qué no me dijiste nada? - se quejó Kakyoin
- No quería preocuparte, peor en el estado en el que estabas - hubo una breve pausa - me corrijo, en el estado en el que estás.
- Eso no tiene nada que ver con el stand de ______ y mucho menos con Dio ¿Cómo permitiste que esté con mi ______, sabes lo peligroso que pudo haber sido?
- Eres el menos indicado para decirme eso - dijo Jotaro en su tono tan característico - tú sabes que no te queda tiempo, pronto podrías...morir...
- ¿Cómo se supone que te la deje en tus manos si no puedes cuidarla bien? - estaba impactada, en shock, pero también estaba furiosa.
- No necesito que nadie me cuide - entré a la habitación y... ¿Qué significa esto Kakyoin? ¿Es una broma, verdad? - Kakyoin solo evadió la mirada y Jotaro se escondió en su gorra - vamos... - lágrimas salían de mis ojos involuntariamente - Kakyoin di algo, di que era mentira ¿Si? - él no decía nada.
Caí arrodillada, solo así el pelirrojo reaccionó y fue a socorrerme.
- Te mentiría si fuese mala persona...pero ya soy una mala persona por no decirte nada sobre el hecho de que nunca me recuperé - lo negué con la cabeza.
- ¿Y tu trabajo? ¿Por qué no dejaste tu trabajo? Pudiste haberte internado en un hospital y así recuperarte completamente - Kakyoin comenzó a llorar.
- Yo...no...quise - él solo lloró con más fuerza provocando que yo llorara con él. ¿Por qué no me lo dijo? Ya ha pasado mucho tiempo, pudo habérmelo dicho, hubo tantas formas de hacerlo.
- Él estuvo internado en el hospital desde que vino a Morio - Jotaro por fin habló.
- Mientes - no podía ser cierto.
- Hasta el día de hoy a recibido 13 cirugías, de las cuales en dos oportunidades estuvo a punto de morir y desde hace tres semanas no sale de cuidados intensivos - miró a Kakyoin con melancolía - y aun así hacia todo lo posible...para estar contigo a pesar de lo enfermo que estaba.
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Luego del momento emotivo, entendí el porqué del dolor e impotencia que sintió Jotaro en aquel momento...la razón de sus lágrimas al encontrarse con el Dio que traje. No teníamos ganas de hacer nada así que compramos comida y después nos sentamos en el sillón Kakyoin y yo.
- No me separaré de ti nunca más - Kakyoin se río débilmente.
- ¿Y la escuela?
- La dejaré - respondí de inmediato - ya nada me importa ahora excepto tú... - me sonroje al verlo sonrojado, inmediatamente noté lo que dije.
- Lo tomaré como una confesión - me dio un beso suave beso en los labios. ¡Por fin! - Aun que me hubiese gustado ser yo el que te sorprendiera - acarició suavemente mi rostro.
- ¡Realmente me gustas Kakyoin! - grité en mi interior pero nuestro momento fue arruinado por la llagada de Jotaro.
- Tan solo verlos puedo ver como ustedes juntos emanan amor - lo dijo en tono neutral, me pareció que Kakyoin le hizo una seña - mejor me voy, pero no olviden que mañana viene el viejo - si pasa algo solo llámenme, estaré en SPW para investigar lo de Dio.
- Ok - dijo mi Kakyoin y Jotaro se fue - ______ perdón, por no decirte nada, tenía miedo de decírtelo.
- ¿Por qué?
- Porqué me he enamorado de ti y como voy a morir pronto... - él no me miraba, era como si se esforzara a no llorar.
- Idiota, te enfermaste más porque no me tenías a mí - le abracé - no morirás, si mueres, entonces no tendría sentido que yo siga viviendo.
- No digas eso ______, pero al escucharlo de ti... - se acercó y está vez nuestro beso fue más largo - me haces tan feliz.
- Aww, eres tan adorables - me apoyé en su hombro. En estos hermosos momentos vino Dio a mi cabeza.