A BODY HAS BEEN DISCOVERED.
Anunció Monokuma por los parlantes de aquella Academia.
Byakuya Togami estaba en shock, no creía lo que veía, al igual que Kirigiri y Chihiro.
La habitación a la que había entrado estaba completamente desordenada, tanto las paredes como el inmobiliario.
Se encontraban ahora mismo en el baño, observando a aquél ser que yacía en el sangriento suelo.
Abrió su monopad para revisar la información del cuerpo, no le importó revisar la causa de muerte o la hora.
Le interesaba la foto del sujeto.
Monokuma File 1
Víctima:
Makoto Naegi
Guardó el aparato después de cinco minutos, investigó la escena a fondo, Kyoko quiso ayudarle, pero este le dijo que hablará con los demás para sacarles información, la peli-lila aceptó gustosamente y salió a pasos lentos de la habitación, y Chihiro la acompaño.
Después de un largo rato investigando la habitación del castaño, decidió salir, pero un chico azabache no lo dejo seguir.
- ¡Byakuya!. -Habló el de traje blanco dirigiéndose hacia el ya mencionado.
- Kiyotaka, ¿qué quieres ahora?. -Contestó con una fría mirada.
- M-Me gustaría saber que estuviste haciendo durante el asesinato de Makoto. -
- ¿Sospechas de mí? eso es tan patético. -Cruzó sus brazos y mantenía el seño fruncido.
- Solo quiero obtener información, nada más. -
- No estuve haciendo nada importante, solo fui por un cuchillo y mate a Makoto. -Habló sarcásticamente.
- Aah. -Suspiro- olvidalo, solo quería tener diálogos para protegerte por si intentan sospechar de tí. -
- No necesito que nadie me proteja, y menos si eres tú. -Colocó su dedo índice en el pecho del contrario, empujando lo levemente.
Ishimaru no tuvo otra opción que alejarse del lugar bastante incómodo, no le dijo nada malo, ¿o si?.
Sin embargo, ese no fue el único asesinato que pasó ese mismo día.
Junko Enoshima murió a manos de Monokuma, al romper una de las reglas: Violencia contra el director.
Nadie se esperaba ese evento, pero no quisieron investigarlo, pues Monokuma dijo que no era necesario al él haberla asesinado invocando las espadas de Gungnir.
El tiempo de la investigación llegó a su límite, y debían iniciar el debate.
Bajaron por el ascensor, llegando a la sala. Todos se colocaron en sus puestos.
- Bueno, ¿como iniciamos esto?. -Habló Leon, mirando a todos en busca de una respuesta.
- Makoto era un buen chico, él asesino realmente lo odiaba. -Habló la idol peli-azul, con una voz tímida.
- O simplemente quería salir de aquí de una vez por todas, y se aprovechó de la amabilidad de Makoto.-Habló una albina de tez morena.
- Tenemos claro cuál es el arma homicida, ¿cierto?.-Habló aquella lolita de aspecto llamativo.
- M-Makoto Naegi fue asesinado por un cu-cuchillo de cocina en su estómago, si no mal recuerdo. -Habló la peli-morada de trenzas, sin mirar a nadie al rostro, mordiendose las uñas de sus dedos.
- No quiero alargar esta estupidez, que el asesino se revele solo y ya. -Habló el de lentes con el tono que tanto lo caracterizaba.
- Mierda amigo, aunque digas eso nadie se va a putas revelar. -Habló el motociclista dirigiéndose al que antes había hablado.
Éste nada más se dignó a chasquear la lengua, rodando sus ojos color mar.
- ¿Alguna persona que fuera apegada con Makoto?. -Habló la nadadora definitiva.
Hubo silencio por 10 segundos, hasta que tres personas hablaron al mismo tiempo.
- Sayaka Maizono. - Mencionaron al mismo tiempo: Celestia, Kyoko y Kiyotaka.
Byakuya sintió una leve punzada en su sien izquierda, ya sabía que era, pero no lo iba a decir, no iba a decir que eran celos.
Oh mierda.
- Bueno, ¿quién no quisiera ser cercano a una idol como ella?. -Habló el muchacho de un peso exagerado.
Y tenía razón, cualquier persona haría lo posible para ser amig@ de una estrella.
- ¿Eh? n-no, yo no mate a Makoto, no soy capaz. -Refutó, su voz se escuchaba quebrada.
- ¿Estas segura de eso?. -Habló Kyoko mirándola fijamente.
Hubo silencio de parte de la peli-azul, su mirada estaba pérdida y no tenía palabras.
- ¿Y tú que pruebas tienes de que ella haya asesinado a Makoto?. -Contradijo el peli-naranja, buscando proteger a la idol.
Kyoko tardo en hablar, pero lo hizó.
- Parece que lo estas haciendo a propósito Leon, ¿acaso eres ciego? las pruebas de que Sayaka es la asesina son obvias. -Habló mirando amenazadoramente al beisbolista.
Togami solo pensaba en algo, o más bien en alguien.
Makoto.
Él era tan amable, y no trató mal a ninguno con los que habló, ni siquiera le falto el respeto al heredero.
La escena del crimen atormentaba su mente, pero había un detalle que no podía quitarse en especial: El bello rostro que Naegi tenía, no le importaba si un fino hilo de sangre decoraba sus suaves labios por la esquina de estos. Al recordarlos, le daba ganas de besarlo con mucha pasión.
No espera, eso es muy gay.
Ah, da igual. Se había declarado gay desde hace tiempo, sin embargo, no se atrevía a decírselo a nadie, y mucho menos a sus familiares.
Y también se declaró oficialmente enamorado de Naegi desde que lo vió.
Debía dejar de pensar en Naegi y en su estúpido y hermoso rostro, o juraba que si seguía así se la iba a jalar ahí mismo.
Cuando sus pensamientos volvieron a la realidad, no sabía que sucedía.
- Entonces, esta decidido que Sayaka Maizono, la idol definitiva, es la asesina de Makoto Naegi, el estudiante suertudo definitivo. -Habló Kyoko señalando a Maizono, la cual lloraba descontroladamente.
Lo único que la otra podía hacer era llorar, no podía hablar, pues su voz temblaba y no podía decir nada para protegerse.
Espera, ¿qué?,¿ tanto había estado pensando como para que el juicio ya hubiera terminado?.
- Upupupu, entonces esta decidido, pueden iniciar las votaciones. -Habló Monokuma, riéndose a carcajadas al finalizar la frase.
Byakuya no sabía que hacer, pero votó por Sayaka inconscientemente.
Los votos se eligieron.
¡Sayaka Maizono es la culpable!
Wow.
Pues era verdad.
Aquella idol si era la culpable, ¿quien lo diría?.
- ¡USTEDES HUBIERAN HECHO LO MISMO PARA SALIR DE AQUÍ!. -Gritaba con furia aquella chica, su rostro mostraba desesperación y jalaba fuertemente su cabello.
- Te aprovechaste de la inocencia de Makoto, que asco me das, Sayaka Maizono. -Contestó el rubio con una mirada amenazante y sus brazos cruzados.
Todos se sorprendieron, ¿Byakuya protegiendo a alguien que era de menor rango que él sin insultarlo?.
Un silencio habitó la sala, lo único que se lograba escuchar eran los lloriqueos de la culpable.
- ¡Suficiente!. -Gritó Monokuma harto del silencio incómodo. - Hora de la ejecución.
Saco un pequeño maso de madera y apretó un botón.
Una cadena salió de la nada con un pequeño collar, el cual se aferró al cuello de la chica y la arrastró por la academia hasta llegar a su sala de tortura.
La ejecución fue bastante rápida, Sayaka tenía que cantar sin parar hasta alcanzar un límite o una trampa de oso gigante en la cual estaba parada se iba a cerrar, matándola.
Sin embargo, Monokuma no le permitió ganar, destruyendo la barra de canto.
Todo fue en un abrir y cerrar de ojos: la trampa se cerró rápidamente, sin dejar rastro alguno de lo que alguna vez fue la idol, Sayaka Maizono.
Todos dejaron la sala perplejos.
- Monokuma. -Habló con seriedad.
- ¿Qué sucede Togami?, ¿qué necesitas?. -
- Aún no te deshaces del cuerpo de Makoto, ¿verdad?. -
- Oh, no, ya lo iba a limpiar de hecho, ¿por qué la pregunta?. -
- ¿Puedo verlo por última vez?. -
- Uh, supongo que si, ¡pero te recuerdo que la necrofilia no es buena!. -Rió un poco al finalizar la frase.
- Agh, solo quiero ver algo. -
- Bien, tienes media hora, después lo limpiare y nadie volverá a saber sobre la existencia de Makoto Naegi, el estudiante NO tan afortunado después de todo. -
Byakuya salió rápidamente de la habitación, dirigiéndose a la habitación donde Makoto murió.
Y efectivamente, lo encontró ahí tirado, en el baño.
El rubio cargo al castaño y lo dejó acostado en su cama, y el sentándose en la orilla de esta.
Miro fijamente el rostro del otro por un largo rato, mientras acariciaba una de las manos del contrario.
Se acercó a sus labios y lo beso dulcemente.
- Porque de todos los que estamos aquí, ¿tu debiste morir?. -Acarició lentamente la mejilla del muerto y camino hacia la puerta, la abrió y volteó a ver al que descansaba para siempre en la cama para regalarle una sonrisa. Salió y cerró la puerta detrás de si, unos hilos cristalinos comenzaron a resbalar por sus mejillas.
-Descansa bien, mi bella durmiente. -Se alejó caminando, lentamente.