ANTES
OLIVIA TOMÓ ASIENTO EN SU LUGAR, A LA ESPERA de que la nueva profesora entregara las evaluaciones. Un bostezo escapó de sus labios mientras cerraba sus ojos ligeramente con cansancio.
— ¿No dormiste bien anoche? —la muchacha giró su cabeza hacia Polo, observando al muchacho con una pequeña mueca en sus labios.
— No, ayer vino Valentino y nos quedamos toda la noche estudiando para este exámen, y no es demasiado sencillo explicarle las cosas. —otro bostezo escapó de sus labios interrumpiendo sus palabras, Polo sonrió al ver esto pues la latina le parecía sumamente tierna.
— Tranquila, estoy seguro de que te va a ir genial y supongo que él también va a pasar este exámen. —el muchacho le tendió su vaso de café que aún tenía bastante en su interior, Olivia ladeó su cabeza y con una sonrisa lo aceptó. Un suspiro escapó de sus labios ante el dulce sabor que tenía el café de Polo, cerrando sus ojos ligeramente la latina disfrutó de la calidez del oscuro líquido mientras este bajaba por su garganta.
— No le deis la vuelta hasta que yo os lo diga. —la profesora caminó por el pasillo que había entre los bancos hasta el frente del salón.— Y tranquilos, que no hay nada que no hayamos repasado mil veces en clase.
— Con permiso. —Olivia arrugó su nariz ligeramente al ver que Lucrecia ingresaba por la puerta del aula, con un vestido rojo y la chaqueta del uniforme.
— ¿No la habían expulsado? —Olivia asintió ligeramente ante la pregunta de Polo, igual de confundida que el muchacho.
— ¿Qué haces aquí Lucrecia? Estás expulsada.
— Ya lo sé, pero tengo todo el derecho de hacer ese exámen, me voy a sentar ahí. —Olivia dejó de observar a Lucrecia, para volver a dar un sorbo al café cuando la puerta del aula volvió a abrirse de golpe. La muchacha observó confundida al hombre que había ingresado por esta, pronunciando el nombre de Nadia con firmeza.
— Nadia, nos vamos de aquí. —Olivia observó a Nadia, que sólo soltó un «¿Qué?» confundida antes de volver a mirar al hombre.— Te voy a sacar inmediatamente de este colegio, vamos, vamos.
Cuando terminó de pronunciar aquellas palabras, por la puerta ingresó la madre de Ander pidiendo disculpas e intentando calmar al que parecía ser el padre de Nadia. Olivia frunció su ceño con desagrado al ver que el tono de voz del hombre aumentaba y que sus movimientos se volvían más bruscos.
Un jadeo escapó de sus labios cuando vió que el padre de Nadia la tomaba de un brazo para comenzar a arrastrarla hacia la salida. Guzmán que estaba un banco a su derecha se levantó de golpe, acercándose a ellos.
— ¡No la trate así!
— ¡Cállate! —Olivia se sobresaltó al oír el grito, y observó con temor el rostro de Nadia, la muchacha palestina lucía confundida con todo lo que ocurría al igual que todos sus compañeros. La latina movió de forma inquieta su pie, de arriba a abajo dando golpecitos en el suelo, demostrando lo nerviosa que estaba con la escena que se estaba desarrollando. Sus ojos chocolate viajaron a su mano al notar una sensación cálida en esta, la mano de Polo estaba colocada sobre la suya, entrelazando sus dedos con suavidad mientras trazaba figuras con su pulgar para tranquilizarla.
— No es necesario que la agarre de esa forma, va a lastimarla. —se quejó la latina con su nariz ligeramente arrugada, observando el agarre en el brazo de Nadia.
— Lo sé, pero no podemos hacer nada, si hablamos podemos traerle más problemas a Nadia. —ante el susurro de Polo, Olivia sólo pudo asentir.
Guzmán una vez más trató de acercarse a Nadia pero su padre se lo impidió, el hombre hizo caso omiso a las palabras del rubio y continuó arrastrando a Nadia hacia la salida siendo seguido por la directora, Guzmán y Ander. Aún desde el salón podían oírse lis gritos de todos, por lo que Olivia pudo oír cuando la madre de Ander le gritaba que compadecía a sus hijos, a su hijo por se homosexual en una familia como esa. La latina tapó su rostro con sus manos, imaginando lo que podrían hacerle al hermano de Nadia por esas simples palabras que no tenían intenciones de herir a nadie.
Cuando Ander regresó al salón, la muchacha buscó su mirada hasta que finalmente el español del cabello rizado la miro.
«¿Estas bien?» cuestionó moviendo sus labios, sin que alguna palabra se oyera. Ander asintió lentamente, sin embargo Olivia notó que sus ojos decían otra cosa, la muchacha sabía que el español estaba preocupado por Omar y por lo que podría ocurrir con él y su padre. «Lo lamento.» volvió a gesticular, Ander le dedicó una pequeña sonrisa antes de volver a girarse hacia el frente.
•••
OLIVIA ACOMODÓ SU CHAQUETA ACERCÁNDOSE AL GRUPO DONDE estaban Samuel, Christian, Valentino, Nano y para su sorpresa Carla.
La muchacha de cabello oscuro saludó a todos con una sonrisa dulce hasta llegar a Valentino que la recibió con un pequeño abrazo.
— Latina ¡Has venido! —Chirstian pasó su brazo por los hombros de la muchacha mientras le daba una calada al cigarrillo que tenía en su mano.— Me encanta cómo te queda esa chaqueta guapa, joder Liv. —murmuró observando la chaqueta de cuero que Olivia llevaba puesta. La morena sonrió colocando sus ojos en blanco, negando con su cabeza para acercarse a Carla.
La rubia le dedicó una sonrisa acercándose a ella para saludarla con un beso en su mejilla, ambas comenzando a hablar junto a Valentino y Samuel hasta que el muchacho de cabello oscuro se alejó de ellos diciendo que debía hablar con su hermano. El español de barba no pudo evitar sonreír al ver que Olivia y Carla estaban hablando con tranquilidad, riendo ante las ocurrencias del muchacho.
— ¡Hijo de puta! —Olivia giró en su lugar, sin comprender lo que ocurría, hasta que halló a Guzmán al final de la calle junto a Ander y Polo. La latina se levantó de su asiento de golpe, sabiendo que habría problemas, murmuró una maldición al ver que Guzmán tenía un bate de baseball en su mano mientras se acercaba hacia ellos.
— Olivia, ven aquí. —Valentino le tendió su mano para que la tomara, sus ojos estaban cargados de preocupación mientras Carla estaba detrás de él observando a todos sin entender que ocurría. La latina sin embargo hizo caso omiso a las palabras del español, a la espera del siguiente paso de Guzmán.
— A tu hermano lo puedes engañar pero a mí no. Primero me robas, y luego dejas embarazada a mi hermana.
Un grito escapó de los labios de Olivia cuando el bate de Guzmán dió de lleno contra el pecho de Nano, haciendo que el hermano de Samuel terminara tendido en el suelo. Rápidamente los golpes comenzaron, la pelea extendiéndose por todo el lugar, mientras los gritos y los sonidos de los golpes eran lo único que ella podía oír.
— ¡Christian! ¡No! —Olivia corrió hacia el moreno para tirar de su brazo, tratando de alejarlo de Polo que tenía un hilo de sangre saliendo de su ceja y sus labios.— ¡Detente por favor! —volvió a gritar al ver que el moreno le daba un nuevo golpe a Polo que lo observaba desorientado, tratando de ponerse de pie. Olivia podía oír los gritos de Carla a unos cuantos metros, aunque su voz sonaba amortiguada por los gritos de los demás.
— ¿Olivia dónde estás? —la morena giró su rostro buscando a Valentino, buscó entre la multitud, cuando sintió que algo impactaba contra su cuerpo provocando que se tambaleara y terminara en el suelo. Un gemido de dolor escapó de sus labios cuando sintió que su cabeza daba contra el duro asfalto, apretó con fuerza sus labios sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos por el dolor punzante que sentía en la parte trasera de su cabeza.
— ¡Olivia! —Polo empujó bruscamente a Christian, con rabia al notar que el muchacho había empujado a Olivia haciendo que terminara en el suelo.— Joder Olivia, no-no cierres los ojos por favor, no te muevas. —el español de ojos azules corrió hacia ella, con rapidez se quitó su chaqueta para colocarla con delicadeza debajo de la cabeza de la muchacha.— Olivia no cierres los ojos, no pu-puedes dormirte ahora. —murmuro con desesperación, tartamudeando, al ver que los ojos chocolate de la latina se cerraban poco a poco.— ¡Has algo Christian! Llama a emergencias, has algo. —Al ver que Christian ni siquiera se movía, Polo tomó su teléfono y con rapidez llamó a emergencias, su voz sonaba ahogada y demostraba lo desesperado que se encontraba.
— ¿Qué mierda pasó aquí? ¡Olivia! —Valentino se arrodilló junto a la morena, notando el pequeño rastro de sangre que había en la chaqueta de Polo.— ¿Qué pasó? —volvió a cuestionar otra vez mirando a Polo.
— Christian se lanzó contra mí y empujó a Olivia, ella-ella se golpeó la cabeza y está herida. —Polo acercó su mano al rostro de la morena, notando que su piel estaba mucho más pálida, que había perdido ese cálido y bronceado tono que solía llevar.
— Joder Christian. —gruñó Valentino observando al muchacho que tenía una herida en su rostro y los observaba sin saber que hacer.— Eres un idiota. —exclamó invadido por la ira, dando un golpe en suelo con su puño para luego acercarse a Christian comenzando a discutir con él mientras Carla trataba de tranquilizarlos.
— ¿Morena? —cuestionó Polo tratando de llamar la atención de Olivia, pasando una mano por su cabello con frustración y mirando de vez en cuando al final de la calle a la espera de los servicios de emergencia.— Liv no es momento de tomar una siesta, déjame ver tus bonitos ojos. —murmuró cuando notó que Olivia tenía sus ojos cerrados. La latina los abrió lentamente, mirando al muchacho con una mueca en sus labios.
— Duele, duele demasiado. —susurró de forma casi inaudible.
Polo asintió.— Lo sé, pero no puedes dormirte ¿Si? Sólo tenemos que esperar un poco más, sólo un poco.
Al oír las sirenas del servicio médico Polo soltó un suspiro y rápidamente se levantó del suelo. Observó como colocaban a Olivia en un camilla y cómo la subían en la parte trasera de la ambulancia, cuando uno de los paramédicos se acercó a él Polo sólo pudo balbucear algunas palabras rogándo que le permitieran subir en la ambulancia junto a Olivia.
— Yo iré con Olivia. —Polo se giró para ver a Valentino, que se acercaba al vehículo mientras Carla aguardaba a un costado junto a Christian. El español de cabello oscuro negó rápidamente, colocando una mano en el pecho de Valentino, deteniendo su andar.
— Yo iré con ella, ya han hecho demasiado por hoy, sólo quédense aquí.
Valentino bufó dispuesto a replicar pero se detuvo al notar la preocupación en los ojos de Polo, al notar cómo se movía de un lado a otro mientras le relataba a los paramédico lo qué había ocurrido sin soltar la mano de Olivia en ningún momento.
— Nos vemos en el hospital, tú ve con ella.
Cuando Polo tomó asiento junto a ella con delicadeza cogió su mano entrelazando sus dedos con los de la latina. Ante este acto Olivia giró su rostro hacia él otorgándole una pequeña sonrisa cansada antes de volver a cerrar sus ojos.
El español cerró sus ojos con fuerza y soltando todo el aire que estaban guardando sus pulmones volvió a abrirlos, oyendo el sonido del motor que era encendido y las sirenas que alertaban al resto de los conductores.
— Tranquilo, tu novia va a estar bien muchacho, parece mucho más grave de lo que es. —Polo asintió lentamente, relajando sus hombros ante las palabras del paramédico.
Estarían bien, todo estaría bien, Olivia estaría bien.