—¿Quieres ir a algún lugar en específico Félix?— habló Alba tiernamente mientras lo veía de reojo ya que aún estábamos andando en bici.
—¿No qué querías ir al parque más lejano?— habló Jared algo confundido.
—Cállate— lo regañó —¿y bien Félix?— sonrió otra vez al verlo.
—No conozco nada de Tokyo, lo siento— dijo él desanimado y serio.
—Hay que enseñarte los mejores lugares entonces ¿no Maddie?— me miró ahora a mí.
Asentí con una sonrisa ladina —si, ¿por qué no?— miré a Félix él cual hizo una mueca de desagrado y suspiró rendido.
—¿Se siente bien tu amigo?— me susurró Jared poniéndose al lado mío junto a su bici.
Me encogí de hombros, estaba decaída gracias a la actitud inmadura de Félix.
—¿Félix?— lo llamé y él se detuvo junto con el resto de los chicos —¿estás bien?
Él solo contestó con un sonido proveniente de su boca —¿por?
—Te ves... aburrido— lo miré seria.
—Es que...— se detuvo y me vio otra vez serio —si, estoy aburrido— rodó los ojos.
—¿Y por qué no lo dijiste antes?— alcé una ceja. Estaba molesta.
—¿Qué querías que te dijera?— me encogí de hombros —¿querías que fuera sincero?— por su tono de voz sonaba molesto.
—Pues si, ¿a quién no le gusta eso?— solté ya molesta.
—¡Bien!— alzó la voz —¡tú y tus amigos son tan aburridos que me dan ganas de tirarme de un puente, odio esto, odio venir aquí, te odio a ti!— me miró con cierta rabia.
—Yo...— me temblaba la voz —mejor volvamos a casa— susurré con la cabeza gacha.
—Nos vemos después Madds...— susurró Jared viéndome preocupado.
Asentí sin siquiera verlo —nos vemos chicos— me propuse a pedalear devuelta a casa sin importarme si Félix me seguía o no.
—¡Luego nos mensajeas!— gritó Alba.
—Si— susurré más bien para mi misma, ya que iba bastante lejos de donde se encontraban ellos hace un momento.
—¿Iremos a casa?— habló el pelirrojo con una voz bastante grave y yo solo le asentí sin gana alguna.
Estaba molesta, pero más que eso triste. Así que me odia... perfecto, era lo que me faltaba. ¿Todo esto que lo ocasionó? No me digan que fui yo...