—¿Por que tu padre no vino con ustedes?— lo miré ya que íbamos a la misma velocidad por lo cual él iba a mi lado.
—No es de tu importancia— dijo serio.
Suspiré —¿Félix nada cambió entre nosotros o si?— lo miré de reojo.
Él por lo contrario solo se encogió de hombros y no dijo nada más.
—Bien— me quedé callada el resto del camino.
Estuvimos andando un poco más, hasta poder ver a mis amigos parados fuera de la tienda de zapatos donde siempre nos veíamos, aquellos lucían felices, se podía ver a Jared molestando a Alba, mientras que ella se quejaba y lo golpeaba delicadamente en el brazo.
Nos acercamos mucho más y ellos dejaron de pelear para vernos a nosotros, ellos solo sonrieron e hicieron señas con las manos en forma de saludo.
Al llegar cerca de ellos bajamos de las bicicletas y las dejamos recargadas por ahí para poder saludarlos mejor.
Sonreí y alcé la mano en forma de saludo —hola chicos.
—Hola— dijeron al mismo tiempo.
Jared miró a Félix y dijo —ah hola— sonrió amigable.
—Él es Félix— hablé.
—Hola, me llamo Alba— sonrió ella.
—Mucho gusto— dijo seriamente.
—Hola Félix yo me llamo Jared.
—Hola— contestó Félix con la misma seriedad de antes.
—¿Podemos ir a donde les dije ya?— habló Alba quejándose cuál niña pequeña.
—Ya cállate y vamos— dijo Jared.
—¿Por que ninguno es japonés?— me susurró.
—Desde que llegué aquí se me dificultó hacer amigos. Por suerte conocí a Alba la cual tampoco era de aquí, y ella me presentó a Jared de igual manera— sonreí y él asintió para dirigirse hacia su bici al igual que yo.
Ya todos listos pedaleamos hacia donde sea que fuéramos, hoy el día era muy tranquilo y no había tantos autos. Teníamos la libertad de pasear por las calles sin importar que.