—¿Hace cuánto sucedió eso?— escuchaba atentamente la historia que mi mamá nos contaba a mi hermana y a mí.
—Hace ya más de diez años— sonrió con orgullo, y de repente tocan el timbre.
—Deben de ser los Lee— se levantó Ruby mientras se dirigía hacia la entrada para asegurarse de quien se trataba.
Mientras yo solo miraba a mi mamá con un poco de nervios y preocupación. Tiene ya dos años desde que Félix; mi mejor amigo y yo, no nos vemos.
—Estará todo bien, hija— sonrió mi mamá una vez levantándose para dirigirse a la entrada con Ruby.
Después de todo... puede que mamá tenga razón y la relación entre Félix y yo sea como hace dos años...
—Hola señora Lee— hice una leve reverencia.
—Hola Maddie, cuánto tiempo sin verlas— miró a mi mamá, a Ruby y por último a mí.
Por impulso sonreí —si, ha pasado mucho tiempo.
Ruby permanecía callada y solo asentía con la cabeza —iré a la cocina por algo de beber— mi hermana se retiró después de decir eso.
—Félix está afuera— habló su madre —suspongo que es extraño venir aquí para él.
Asentí viendo la ventana que daba hacia el patio donde se podía ver a un chico pelirrojo dando la espalda, tenía su celular en la mano y solo permanecía quieto sin más.
—Julie ¿qué tal el vuelo de Australia hasta acá? ¿Todo bien?— ahora habló mi mamá quien se sentó junto a la señora Lee.
—Algo así, fue tranquilo, pero aún no me logro acostumbrar a tomar un avión...— rió junto con mi mamá.
—Ya veo...— mi mamá contestó.
De pronto me distraje y me acerqué a la ventana de la sala, donde pude ver a aquel chico aún ahí, parado con su celular. Sonreí, lo extrañaba tanto...
—Maddie— me habló la señora Lee y yo volteé rápidamente —¿por qué no vas y le hablas? Sirve de que así te ve y se alegra— sonrió levemente y yo solo asentí para dirigirme hacia la puerta principal.
Iba caminando lentamente por el césped recién podado hace unos días, me acerqué lo más cerca que pude a él, pero mis piernas temblaban y me puse nerviosa.
Dirige mi mano dispuesta a tocar su hombro, pero él fue más rápido y volteó viéndome seriamente...
Duramos varios segundos callados y viéndonos mutuamente, hasta que yo decidí hablar —hola Félix— sonreí levemente.
—Hola— fue lo único que dijo sin cambiar su expresión.
Iba a continuar hablando pero el pelirrojo se apresuró a caminar pasando junto de mi y dirigirse hacia la entrada de la casa. Simplemente serio, muy distinto y extraño...