Rusia mantuvo a México en su pecho mientras bajaba a la tierra de manera lenta.
Los demás países rápidamente corrieron preocupados por el mexicano, quien simplemente se dejó caer en el cuerpo del ruso.
-¡M-México!- gritó el argentino tomando de manera suave el rostro de su hermano.
Rusia tomo la cabeza del tricolor y lo recargo en su hombro para después volverse alzar en el cielo.
-¿¡Rusia!? ¿¡Pero que cojones estás haciendo tío?!- le dijo España claramente enojado.
-¡Lo siento señor España! ¡Pero si dejo aquí a México, es posible que ustedes salgan heridos!- el eslavo agitó sus alas para intentar llevarse a México de nuevo a Atlanta.
Pues por si no lo notaron, nada malo le sucedía.
-¡Rusia!- escuchó justo antes de llegar a la orilla del mar.
Era USA, se acercó de manera lenta y puso sus pies sobre el suelo, sin soltar al mexicano.
-Yo voy con ustedes.- dijo sin titubear.
-¿Estas seguro?- el eslavo lo miro serio, pero el estadounidense no cambio su postura.
-Si.- el ruso sonrió.
-Te advierto que la primera transformación es algo... Nauseabunda.- colocó a México en la suave arena y tomo los hombros del norteamericano.
-Espera qu-
-¡¡Allá vas!!- lo lanzó, literalmente, al mar después de haber protegido su alma.
-Vamos México.- lo tomo de nuevo en brazos y se metió al mar.
[...]
-Sabes... Pudimos haber hecho esto desde antes.- bufo el Azteca mientras observaba fijamente a China y a Corea del Norte.
-Si pero no lo había pensado antes.- le sonrió URSS mientras abrazaba sus hombros.
-Sabes lo que esto puede hacer ¿Verdad?- susurro el prehispánico, ambos asiáticos tenían su mirada perdida y su piel gris, pues su alma había sido arrebatada.
-Si... Pero es necesario si quieres salvar a tu hijo.- acarició su cabellera mientras una luz salía de esta.
-Si...- Azteca se dio la vuelta se fue a su habitación, pues de la nada el suelo comenzó a consumirlo.
-Si queremos que parezca real, tenemos que hacer un problema lo bastante creíble.- llego Third Reich con unos papeles en mano.
-Ya tengo eso cubierto.-