Tales Of Insane: Origins

Od WinterFuckingSoldier

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Se cuentan las diferentes historias de personajes creados a base del universo cinematográfico de Marvel, los... Více

Agent 54 #1
Zeus #1
The Crusher #1
Adelanto, The Crusher #2
Miss Rose #1

The Crusher #1.2

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Od WinterFuckingSoldier

«¿Vas a volver a golpear a tu superior, Stanley?» caminaba alrededor del niño quien estaba amarrado a una silla con una toalla en la cabeza, mientras de fondo se oía el chirrido de metal con metal que hacían 5 soldados en diferentes áreas del cuarto para aturdir al niño. «Si respondes que no, vamos a volver a ahogarte ¿Cuál es tu respuesta definitiva?»

«¡N-No volveré a golpearlo! ¡Voy a obedecer a lo que diga! ¡Pero por favor dejeme en paz, llevamos días en estos!» soltaba en una voz rota por el llanto, hipando lleno de miedo queriendo ir a correr a los brazos de Connor.

Era verdad, Cooper tenía encerrado a Stan desde hace cuatro días, todo para torturarlo y hacer entender al niño a la malas que a los superiores no se les ataca, mucho menos a él. Connor por otro lado había desarrollado un tipo de ansiedad, sentía que le faltaba el aire y lloraba, todo porque Stan estaba fuera de su alcance y no sabía nada de él porque Edward no se lo permitía ver; era una tortura tanto para Stan como para Connor.

«Bien, sueltenlo.» dijo Cooper sonriendo con cinismo.

De repente todos los objetos metálicos cayeron de golpe haciendo saltar a Stan del susto. Le quitaron la toalla empapada de la cabeza y empezaron a desatarlo, Stan lloraba en silencio preguntándose porqué a él le tocaba esto, porqué eran así de crueles con él, él solo protegía al único ser que le ha dado cariño en ese oscuro lugar... Era un niño inocente, no terminaba de comprender que allí nadie podía ser dulce y tierno, él no era más un niño que debía ser así, no se daba cuenta que lo estaban conviertiendo en un arma.

Cooper mandó a buscar un cambio de ropa ya que la del niño estaba totalmente mojada y con olor a sangre gracias a los cortes proporcionados cada que se ponía de insultar, trajeron un uniforme de hydra del tamaño del niño que lograba ocultar sus heridas y las quemaduras en sus muñecas hechas por las sogas que lo sostenían. Cuando terminaron Cooper tomó la mano de Stan y lo llevó a fuera del oscuro cuarto, Cooper tenía un rostro pacífico como si nunca hubiera torturado a un niño de menos de diez años, Stan tenía la mirada perdida, las lágrimas seguían cayendo de sus ojos, pero ya no había llanto... Esto solo era el comienzo de la masacre de un ángel puro e inocente.

Llegaron a la habitación donde Stan y Connor dormían y convivían, Cooper había mandado a llamar a Connor quien no se encontraba en la habitación sino que atendiendo órdenes de sus superiores. Frente a la puerta estaba un Connor con ojeras enormes, se notaba que apenas y dormía aparte de los moretones en su rostro, su ojo hinchado del golpe que le dieron y sus labios partidos, Cooper llegó junto a Stan, pidió que abrieran la puerta de la habitación y entraron.

«¡Connor, cariño! Te ves muy mal ¿Por qué? ¿No te divertiste haciendo inventario de las armas que tenemos? ¿No fue relajante entrenar con los mejores soldados de la base? ¿Rumlow te dio una paliza muy fuerte? Que triste.» hizo un gesto falso de tristeza y luego volvió a sonreír. «¡Aquí tienes a Stan sano, salvo y mejorado! Será más obediente, eso sera mejor para hoy que toca el encuentro con el gran Soldado del Invierno. Los quiero allá temprano, en la jaula ¿ok? Ok.» y se fue cerrando la puerta con fuerza.

Stan y Connor se miraron, Stan se echó a llorar corriendo a los brazos de Connor, el rubio lo tomó en brazos y le dio un abrazo fuerte sintiendo como el pequeño temblaba e lloraba a mares, Connor no sabía si era por lo que sea que le hicieron o porque lo extrañaba, solo sabía que debía darle mucho apoyo a Stan. Le dio besitos en su cabello y mejillas, y limpió las lágrimas que mojaban sus ahora sonrojadas mejillas por el llanto. Ambos se sentían tranquilos el uno con el otro.

«Ya bebé, estoy contigo, ya Cooper no te hará nada... T-Te ves muy lindo en tu nuevo uniforme.» trataba de no llorar, porque ese traje significaba que ya iba empezar una nueva etapa que sería algo brusca para el niño.

«¡Odio a Edward Cooper! ¡Lo odio, lo odio, lo odio!» Stan se aferraba a Connor y volvía a romper en llanto.

Solo era el comienzo de una gran tortura.

***ese día más tarde. Área de entrenamientos.***

Stan estaba fuera de la jaula viendo a Winter Soldier quien se enfrentaba a otro soldado, obviamente el Soldado Del Invierno ganó aquella batalla, todos los demás espectadores gritaban como bestias, Stan y Connor solo miraban en silencio. Las luces se apagaron repentinamente, se sintió que las puertas de la jaula se abrieron y se oyeron a los soldados alejarse, Stan y Connor no fueron las excepciones... Hasta que los agarraron de sorpresa y los separaron.

«¡Stan!» trató de soltarse, pero lo estaban sosteniendo por detrás y no dejaban que se moviera. «¿¡Qué rayos sucede!?»

«¡Papá! ¡Papá!» Stan se movía desesperado en los brazos de quien quiera que lo sostuviese.

«Tranquilo niño, soy yo.» la voz de Rumlow hizo que Stan se detuviera.

«¿Qué esta pasando?...» preguntó el moreno totalmente confundido.

«Solo vamos a ponerte a prueba.» y lo tiró al piso.

Stan cayó al suelo de rodillas lastimándose un poco al caer, las luces del lugar volvieron a encenderse... Y Stan estaba frente al temido Soldado Del Invierno. Se sentó en el suelo y a arrastras trató de alejarse, miró a la salida y vio como Rumlow cerraba la puerta... Esto era lo que iban a hacer desde un principio, era una pelea contra el maldito Winter Soldier.

«¡Saquenlo de allí! ¡Es muy pequeño!» gritaba Connor completamente desesperado y tratando de llegar a la entrada de la jaula, pero cada que trataba lo empujaban lejos o hasta lo golpeaban. «¡Stan! ¡Stan, corre, haz que se canse! ¡No dejes que te golpeé y menos con el brazo de metal!»

Stan se levantó y miró con miedo al castaño de cabello largo y mirada vacía, el Soldado fue el primero en tirar el golpe y Stan lo esquivó.

«¡Pare! ¡No estoy listo para esto!» empezó a correr, pero sintió como pateaban su espalda y con un inmenso dolor cayó al suelo de nuevo. «¡¡AHG!!» trató de levantarse, pero el dolor no se lo permitía. «¡¡Ayuda!! ¡¡Ayudaaa!!» Su voz se desgarraba pidiendo que lo socorrieran y peor fue cuando Winter Soldier lo agarró de la pierna y lo alzó como si no pesará nada con su brazo de metal.

Stan estaba entrando en pánico, buscaba donde golpear a ese hombre, pero es que todo lo que pensaba terminaba mal. Se fijaba en donde comenzaba la prótesis puesta a la fuerza del brazo, el mayor fue a darle un golpe, Stan se impulso y dio un golpe con puño cerrado a donde comenzaba el brazo de metal, el Soldado se quejó y lo soltó, Stan cayó en sus manos y dio un salto hacía atrás, se puso de pie firme y trató de correr a la salida de nuevo.

«Esto no es un juego, niño.» dijo com una tenebrosa voz el hombre detrás de él.

Stan sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda, volteó a ver al ex amigo del Capitán América sin saber porqué... Y recibió un golpe en el rostro que lo botó contra los barrotes de la jaula. Stan sintió que algo se quebró, no sabía qué, a la vez estaba mareado y cuando no se dio cuenta todo se volvió oscuro.

***Horas después, habitación de Stan.***

Connor arrullaba a un inconsciente Stan, quien le habían tenido que acomodar el tabique y pues... Le habían roto un diente y sacado otro, su carita tenía un gran moretón y sus labios rellenitos tenían pequeños hilos de sangre que aun caían. Connor lloraba en silencio porque no pudo proteger a Stan, sabiendo que todo esto era su culpa, que todo lo que le estaba pasando a Stanley era por él haberlo salvado... No lo salvó, lo secuestro.

Poco a poco Stan abría sus ojitos hinchados, un pucherito se formó en sus labios y lágrimas caían nuevamente de los ojitos del pequeño.

«M-Me duele todo...» susurró con la voz rota el morenito. «No lo soporto...» y soltó un pequeño sollozo.

«Lo sé, lo sé...» besó la frente del infante. «trata de soportar, mi amor, se fuerte, e-eres un soldado.» poco a poco la voz de Connor se quebraba, sufría por ver a ese pequeño así, no se lo merecía.

«Ya no quiero ser un soldado...» y lloró, lloró como todo niño debía hacerlo, lloró porque le hacía falta algo que Connor jamás le daría.

En ese momento Stan no sabía que le faltaba, porque sentía a la vez un vacío y un frío... Stan no recordaba que él había sido arrebatado de los brazos de sus padres, no recordaba que ellos habían muerto porque aparte de que lo habían traído tan pequeño, su mente había bloqueado ese evento traumático. Pobre Stan, creía que solo era el miedo, pero es que también le hacía falta su difunta madre quien cada que lloraba cuando era pequeño le cantaba una dulce canción de cuna... En ese momento donde Stan lloraba no se daba cuenta que a la vez tarareaba esa melodía... Connor sabía que era algo de su pasado, solo lloró junto a él.

***Años después, finales de 2013.***

Un soldado caía contra el suelo de la jaula muerto, su cuello partido era la causa de muerte y el verdugo era el pequeño de diez años, Stanley. Su uniforme de Hydra estaba manchado de sangre de otros soldados que trataban de enfrentarlo, pero nadie le lograba alcanzar, era escurridizo y hábil, capaz de colgarse de los tubos de la jaula caminar en ellas como si de un mono se tratase, agarrando a todos desde arriba y distrayéndolos con sonidos, El Secretario daba su visto bueno a Edward Cooper, Connor seguía siendo un pobre peón en el tablero de ajedrez de Edward y esperaba a su siguiente movimiento, por ahora solo esperaban a lo siguiente del gran plan, la salida de los Helicarriers con la tecnología de reconocimiento que ayudaría a deshacerse de los traidores de Hydra y de los estorbos.

Stan le faltaba poco para terminar de ser el soldado perfecto, solo faltaba eliminar algo de él... Sus sentimientos, Cooper se iba a deshacer de ellos con un plan magnífico y culparía a alguien de lo que sucederá.

Así pasaba el tiempo, poco a poco se acercaba la fecha para lanzar los Helicarriers, El Secretario estaba a cargo de todo, nadie sospechaba de la verdadera intención, todos confiaban ciegamente en ellos, en Rumlow, en el Secretario, en Cooper, en Connor como guardaespaldas de Cooper y en Stan quien fingía ser hijo de Cooper.

***Marzo, 2014. Oficinas y bases de S.H.I.E.L.D, lanzamiento de los Helicarriers***

El plan había sido descubierto por el maldito Capitán América, la Viuda Negra y Falcon, la Agente 13 también estaba de su lado y estaba arriesgando su vida por para el lanzamiento, eso no evitó que al final el lanzamiento empezará. El Soldado Del Invierno se encargaba del Capitán América arriba en los Helicarriers, Connor y Cooper se deshacían de quienes tratarán de ayudar al equipo del Capitán, tontos los que se acercaban al pequeño moreno de mirada inocente quien cuando alguien se acercaba lo atacaba, les había quitado a dos agentes sus armas y ahora se ayudaba con eso, era una maquina de matar en versión miniatura. La Agente 13 trató de detenerlos, pero Stan ataco contra ella, logró escapar.

Nadie espero que los Helicarriers empezarán a llegar a los edificios, Cooper se había perdido de vista, Connor debía buscarlo.

«¡¡Stan!!» Connor llamó al pequeño en medio del alboroto. «¡¡Sal de aquí, buscare a Edward y me reencontraré contigo afuera!! ¿¡Entendido!?»

Stan asintió, Connor se acercó a él y le dejo un beso en la mejilla del pequeño.

«Te quiero, soldadito. Corre.» y le dio un empujoncito para incitarlo a huir mientras él se iba por el lado contrario.

¿Por qué Connor se despidió así? Porque sentía un mal presentimiento.

Stan salió del edificio y se alejo, iba con las tropas sobrevivientes... Cuando el Helicarrier se estrelló contra el edificio y un Edward Cooper corría tratando de salvar su vida yendo hacía las tropas restantes. Stan buscaba a Connor con la mirada.

«¡Cooper! ¿¡Dónde esta mi padre!?» Stan se acercó corriendo al hombre rubio ayudándolo a caminar, se veía cansado.

«¡Si no sabes tú menos sabre yo!» se quejó Edward acercándose a otros agentes de Hydra que lo ayudaron a subir a los vehiculos que los llevarían a un escondite.

«¡Él fue a buscarte! Ay no... ¿¡Se habrá quedado!?» Stan corrió a buscarlo, pero cuando empezó a correr... El edificio explotó.

Stan quedo en shock, escuchaban sirenas que se acercaban rápidamente, debían irse ya.

«¡Stanley! ¡Sube al maldito auto ahora!» ordenó Cooper con desesperación.

«¡¡Mi padre corrió a salvarte!! ¿¡Ni siquiera te sientes un poco mal por ello!?» grito con furia el pequeño.

«¡Suban al mocoso al auto!» mandó a unos soldados.

Agarraron como era normal a Stan, pero esta vez Stan estaba eléctrico, no dejaba de moverse, gritaba y pataleaba más de lo normal porque las probabilidades de que Connor haya muerto eran demasiado altas, pero Stan quería pensar que saldría bien, con algunas heridas, pero sobreviviría. Metieron a Stan a una van porque en un auto sería demasiado incómodo ya que el chico no dejaba de tirar insultos, no dejaba de gritar y llorar, no paraba de tirar golpes, lo tiraron a una van con fuerza y a propósito a ver si lograba darse un golpe en la cabeza y se quedaba quieto.

El trayecto a los escondites de Hydra y a la base fueron silenciosos, los que iban en la van con Stan se extrañaron y a la vez se alegraron de que el pequeño fuera en total silencio y tranquilo, mirando a sus manos y con las lagrimas secas en sus mejillas, solo podían pensar que era un marica... Tenía diez años, le habían arrebatado a su figura paterna, el único ser en ese lúgubre lugar que le dio cariño, amor y lo ayudo en todo siempre... Ya no había noticias de él.

Al llegar a las base de Hydra corrió a la habitación donde solía dormir con Connor, se tiró a la cama de este sintiendo por primera vez la sensación de un colchón en vez del frio piso, se abrazó a las sabanas, a la almohada y lloró todo lo que pudo, porque cada minuto que pasaba eran menos las esperanzas... Stan decidió desobedecer toda orden y quedarse allí lo que restaba del día.

Al otro día, tocaron la puerta de la habitación, Stan (quien apenas y durmió) fue a abrir, se encontró con Edward Cooper quien por primera vez se presentaba en completa seriedad, sin una pizca de burla en su rostro. Stan lo dejo pasar y se sentaron en la cama de Connor.

«Mira Stanley, no te daré discursos de motivación ni nada, seré directo porque va a ser mejor que tanta palabrería... Trajeron los cuerpos de varios agentes, Rumlow sobrevivió a lo sucedido, es un maldito suertudo.» vio que Stanley tenía intención de hablar y con un ademán le hizo que hablará.

«¿y Connor?» preguntó con la mirada llena de esperanza.

«A eso iba... Stanley, Connor murió calcinado en la explosión.» soltó sin más, se levantó y se acercó a la puerta. «Estas a mi completo cargo ahora, las cosas cambiarán y ahora... Tengo el poder, me ascendieron de rango, tengo el poder de "El Secretario", lo que significa que voy a obtener lo que quiera. Tú y yo haremos del mundo un lugar perfecto.» abrió la puerta y se fue.

Stan quedó solo en la habitación nuevamente, ya con esa noticia solo se acostó y miró a la nada, no reaccionaba, no sentía nada... Le habían arrebatado lo único bueno en su vida y le habían dado más desgracias ¿Qué pecado había cometido para que un inexistente dios lo castigará de esa manera? ¿Acaso era porque no creía en él? ¿¡Por qué creería en él si lo ha desamparado de esta manera tan cruel!? Solo se quedo en la cama, esperando que Cooper no fuera a ser tan rudo con él ahora...

***Tiempo después, mudanza a otra base más escondida.***

Stan con ayuda de Zac Smith (quien le enseñó todo lo que sabe de armas ahora y lo conoce desde pequeño) llevaba varías de las cosas que Connor le había dado con medida que crecía, solo habían pasado unas semanas, unas muy tristes semanas para el pequeño huerfano. Zac trataba de animarlo, pero era casi imposible, el niño estaba fundido en una depresión y ya ni siquiera soltaba sus ocasionales sonrisas que iluminaban ese pequeño rostro... Ahora solo había una sombra oscura y unos ojos llenos de tristeza y dolor.

Fue un viaje largo a la otra base o eso sentía Stanley, todo estaba en completo silencio y nadie le dirigía ni una mirada, él era nadie al lado de todos ellos, ahora solo era uno más, pero de los más débiles. Al llegar a la nueva base, bajó escoltado por Zac y rápido fueron guiados a la nueva área donde estaría Stan.

«Entonces... Aquí me quedaré yo...» dijo para si mismo Stan. «Se ve muy vacía.»

«Porque te hace falta su cama al lado de tu lado del suelo.» y Zac dejo una palmadita en el hombro del menor dándole un poco de apoyo. «Todo esto es culpa del Capitán América.»

Stan lo miró y se quedo analizando, Smith tenía razón, si no hubiese sido por el jodido Capitán América y sus amiguitos que descubrieron el plan, Connor seguiría vivo. Sentía la furia correrle por las venas.

«¿Y acaso el Soldado Del Invierno no se deshizo de él?» miraba al suelo y apretaba sus puños lleno de rabia.

«¿Te doy otro golpe? Bien, el Soldado del Invierno escapó luego de que el Helicarrier cayó.» la voz de Zac era de frustración.

«¿¡Qué!? ¡Llevame con Cooper! ¿¡Por qué no me dijeron eso!?»

Connor muerto, el Soldado escapó y él quedó solo ¡Todo por el maldito Capitán América!

Así como pidió, fue llevado hasta la nueva oficina de Edward Cooper donde lo encontraron sentado cual villano de película en su escritorio, sonrió al verlos a ambos.

«¡Stanley Andersen! ¡Zachary Smith! Bienvenidos a mi oficina donde voy a mandarlos cuanto me de la gana ¿No es fantástico?» daba pequeños aplausitos cual niño pequeño lleno de felicidad.

«¿Quién fue el culpable de todo lo sucedido en las instalaciones de S.H.I.E.L.D? ¿Por qué nadie me dijo que el Soldado del Invierno escapó?» el pequeño se posó frente al escritorio de Cooper exigiendo respuestas, su ceño se fruncio más al ver como Cooper reía.

«¡Jajajajajaja! ¡Te ves adorable pidiendome explicaciones!» dio un golpe al escritorio y su ceño cambió haciendo que tanto el soldado mayor y el menor saltarán del susto. «¿Quién es el culpable? El Capitán América ¿Y El Soldado del Invierno? El Capitán América lo manipuló ¡Por eso yo no le tenía fe a ese tipo! ¡Las cosas hay que hacerlas desde el principio! ¡No cuando ya tiene una vida hecha!» ahora el enojado era Cooper. «Por eso es que tu tiempo de felicidad se acabó ¡Eres nuestro futuro, niño! ¡Serás el nuevo Soldado del Invierno! ¡Zachary! ¡Llevatelo a la cámara de torturas!» sonrió cual demente. «Hoy empieza la primera fase...»

«¿Cámara de tortura...?» Zac lo cargó, Stan empezó a tratar de huir. «¡No! ¡Espera! ¡Por favor! ¡No!»

«Voy en cinco minutos, esperenme allá ¡Recuerda Stan, todo esto es culpa del maldito Capitán América!» y así la puerta de la oficina fue cerrada y Stan llevado al que sería su nuevo hogar.

***Minutos después, Cámara de tortura.***

«¡¡NOOO!! ¡¡CONNOR ME LO DIO DE CUMPLEAÑOS A LOS CINCO!! ¡¡DEJEN VHS!! ¡¡POR FAVOR, NO!!» Sostenían a Stan de los brazos para que este no corriera a la hoguera que habían creado con todos los regalos que Connor le había dado.

«¿Blanca Nieves? ¿Bambi? ¿Cenicienta? ¿El Rey León? ¡Por esto eres tan marica! ¡Veías esta mierda que te pudre la cabeza!» tiró el último VHS al fuego, el favorito de Stan, La Cenicienta. «¡Esto se acabó! Vas a ser un hombre, ya no más princesas, ni peluches ni esas mierdas ¡Te vamos a volver un hombre hecho y derecho a las malas si es necesario! ¡Ventilen el area, apaguen las luces y tirenlo con lo que quede de toda esta mierda!»

El fuego fue apagado, al igual que las luces, el humo se iba por la ventilación, fue dejado en el suelo y cuando todos se fueron, la habitación quedo en total silencio con Stan sentado abrazando sus piernas en una esquina porque ahora solo venían problemas. Por unos altavoces sonó la voz de Cooper.

«Recuerda, todo es culpa del Capitán América... Mañana te daré una manera de vengarte. Dulces sueños, soldadito.» y luego, solo sonó interferencia.

Cooper sabía lo que hacía, con todo eso haría que Stan asociara al Capitán América con odio y usaría eso en contra del héroe de la nación, haberse deshecho de Connor fue uno de sus mejores planes, porque todo estaba siendo usado para que el niño estuviera lleno de ira y todas esas sonrisas inocentes de fueran al diablo. La sorpresa que le daría sería muy buena.

Al otro día, Stan fue despertado temprano, no dejo que nadie lo tocara, el mismo camino hacía la oficina de Cooper quien lo esperaba para aquello que quería darle para vengarse del Capitán América. Cooper estaba sentado en su escritorio y frente a él había una maleta plateada... La misma que tenía el Agente 54... Pero eso es otra historia que ya saben ¿no?

«¡Stan! ¡Menos mal llegaste! Tengo algo que mostrarte, lo conseguí hace un buen rato, es perfecto para que dejes de ser un debilucho de mierda. Es un experimento de un traidor de Hydra, el maldito lo hizo muy bien, pero pensó que iba salirse fácil con la suya... Lo demás es historia.» abrió el maletín donde habían varios sueros... Sueros del Supersoldado, la versión de Jacob Underwood.

Stan sintió un leve dolor de cabeza, de repente una canción se venía a su cabeza y recordaba las facciones de un hombre de sonrisa muy simpática, trató de ignorarlo, solo eran cosas de sus sueños, nada que afectara su realidad.

«¿Qué se supone que es eso?» miraba con curiosidad aquellos liquidos azules brillantes. «¿Para qué me servirá esto contra el Capitán América?»

«Esto es lo que uso el Capitán América para ser... Bueno, el Capitán América ¡Esto es lo que uso para tener la fuerza que tiene ahora! Ese hombre era casi de tu tamaño con veinti tantos años, pero le inyectaron esa mierda y... Rompe huesos con sus puños ¡Tú podrás ser así también!» decía emocionado Edward. «¿Aceptas esto o te da miedo?»

Stan lo pensó unos segundos... Ser tan fuerte y poder vengarse... Estaba bien para él.

«Acepto ¿Qué hay que hacer?» dijo con firmeza.

**Una hora después.**

«¿Te dueles, mocoso?» preguntó con su típico tono burlón Edward.

«P-Pue- ¡Ahg! ¡Pue-puedo soportarlo!»

Stan estaba en una silla, sentado sintiendo como la versión del suero del supersoldado de Jacob Underwood pasaba por sus venas, mordía sus labios y lengua para evitar gritar y evitar verse como un total niñito, con su mano libre (donde no tenía la intravenosa) sostenía su cabeza jalando su cabello tratando de olvidar que aquel líquido azul le quemaba el interior como si de fuego se tratase, sentía que era demasiado, pero a la vez quería ser tan fuerte para vengarse del Capitán América.

Golpearía al Capitán América por quitarle lo que más quería.

**Meses después.**

«Dame la clave para entrar al área de armas y no te hare daño.» decía el pequeño Stan colgado de la ventilación de la habitación viendo a un hombre mayor y regordete.

Después de haberle inyectado el suero, Stan pasó por un fuerte entrenamiento que perfeccionó su manera de trabajar, este entrenamiento llevaba castigos, sino cumplía sería torturado hasta aprender la lección, aprovechando su edad, su estatura y complexión siempre lo mandaban a misiones de extremo secretismo, hoy era para conseguir unas armas antiguas de cuando Stark Industries aun hacía armas. Sino lo conseguía, el collar que llevaba puesto le daría choques eléctricos fuertes.

«Jamás vas a conseguir nada de mí, no traicionaré a mi na-»

Stan había disparado a la frente del hombre, sintió un escalofrío al verlo y sintió culpa; decidió ignorarlo porque no quería volver a ser apaleado por los agentes de Hydra de nuevo, ni quería las quemaduras de cigarro de Ryan Cox.

Bajo de donde estaba y se acercó al cuerpo, revisó su traje y consiguió que en su muñeca había una serie de números que eran exactamente cuatro dígitos como la clave de la boveda de armas. Con pena cerró los ojos del viejo hombre y en voz baja pidió perdón, luego salió corriendo tratando de memorizar los dígitos. Con ayuda del escritorio del lugar subió de nuevo a la ventilación y por allí gateó hasta llegar al ala donde se encontraba la puerta del cuarto de armas, bajo rápidamente y tecleó la clave, sonrió al ver que acertó con aquello y busco aquél aparato que Cooper necesitaba.

***Rato después, Base de Hydra.***

Stan estaba en la sala de torturas, ese despues de la muerte de Connor había sido su hogar, para entretenerse usaba su imaginación y creaba historias donde él era el protagonista y corría por un hermoso campo lleno de vegetación acariciando animales lindos y jugando con Connor quien en su imaginación seguía vivo, también cantaba canciones de los clásicos de Disney (bueno, de los que se acordaba). Hoy tarareaba la melodía de los Siete Enanos de Blanca Nieves, pero fue interrumpido por Edward Cooper y dos agentes que lo escoltaban.

«Lo hiciste bien... Supongo, no se si bien sea disculparse con tu víctima.» soltó con fastidio Edward. «A la próxima revisa que tu comunicador este apagado para que no oigamos como le tienes compasión a un muerto, te oyes ridículo.»

Stan bajó la mirada jugando con sus manos, cada día que pasaba se sentía más inseguro.

«Perdoname... Y si...» tragó saliva antes de decir algo que terminaría bastante mal. «¿Y sí mejor me das misiones donde no tenga que matar a nadie?...» lo miró con ojitos de perrito, pero la mirada le cambió a terror cuando Edward Cooper cambió su expresión a una de indignación total.

«¿Tenemos que volver a castigarte para que entiendas que así funciona la vida? Bien ¡Hagan lo que quieran con el niño!» y dejó a aquellos dos soldados solos con el pequeño moreno.

Ambos se acercaban peligrosamente a él riéndose de la desgracia del niño.

«¡No! ¡No! ¡Alejense de mí! ¡¡Alejense!!» y de repente sintió el collar de adiestramiento soltar dos pitidos.

Fuera de aquella habitación se oía gritos de dolor y llantos que pedían ayuda, golpes fuertes y a veces llegaban otros soldados con más cosas para torturar al menor de todos aquellos soldados.

***Años después, comienzos de 2016***

Edward Cooper entraba a la base de Coraline Smith, iba a ver como sus proyectos iban, había escuchado maravillas de ambos.

Entraba a aquella base escoltado por su soldado estrella, Stanley vestido en un traje de Hydra, un cubrebocas como el Soldado Del Invierno y unos lentes como el antes mencionado usaba. No era por estética, era para que nadie se percatará de lo destrozado que se veía esa pobre alma inocente, unos ojos hinchados por el llanto y los golpes, cicatrices por todo su cuerpo, una mirada triste y rota, y unos ojos rojos por el llanto. Eso sí, Cooper había logrado que ya ni reaccionará a los golpes, era como un robot, ya no lloraba, ya no gritaba, era obediente ¡Era casi perfecto! Casi, porque hacía ya un rato que simplemente su crecimiento se estancó, era más pequeño que un muchacho promedio, los agentes al principio se burlaban de él por ello, pero muchos acabaron muertos.

Cooper y Stan sabían que Stan no lloraba ni gritaba en las torturas porque se lo guardaba todo para cuando todos se iban, cuando ya nadie pudiera verlo lloraba y maldecía a todo aquel que le hizo daño, porque cuando estaba solo nadie podía disfrutar de su sufrimiento, allí podía quedarse y luego fundirse en su mundo de fantasías, un mundo donde el era libre... Donde Hydra no lo había marcado física y mentalmente... Donde olvidaba cuando le marcaron su muñeca con un logo de Hydra que se quedaría alli en su piel para siempre.

Volviendo a la base, Stan por mandado de Cooper se quedo alejado del área de él y Coraline, cerca de la celda de los Exp-RB y Exp-CRS, niños adorables al parecer de Stan, pero bastante peligrosos, a veces a la lejanía los saludaba y quitaba su cubrebocas para darles una tierna sonrisa, ellos lo ignoraban. Se quedó en su lugar, a veces vigilando que los guardias y soldados de Coraline no lo vieran para saltar y tararear canciones de Disney cual niño pequeño, hasta que sintió alguien detrás de él y se volteó con brusquedad apuntando con un arma a aquella persona.

«¡Relajate!» una mujer rellenita de cabello corto teñido de un castaño claro y ojos dulces que se ocultaban bajo unos lentes de poco aumento se acercaba con delicadeza hacía él. «Hola jovencito, soy... Soy Fabiana Alvarez, si... Ayudó aquí desde hace un tiempo.» le sonreía con dulzura.

Stan bajo su arma con lentitud, viendo con sospecha a aquella mujer, su voz con cierto toque diferente en su acento se le hacía conocida, decidió dejarla hablar, si se le acerco fue por algo.

«¿Qué es lo que quiere? Mi superior no me permite hablar con nadie.» dijo en un susurro bajo, su voz se oía ronca, era por lo lastimada que tenía la garganta.

«Primero que todo, deshaste de tu comunicador, rompelo... Quiero ayudarte.» dijo susurrando igual que Stan.

Stan la miró con desconfianza, pero la mujer emanaba un aura que a la vez lo hacía sentir seguro, agarró su comunicador y lo tiró al piso para luego pisarlo y destrozarlo, la mujer sonrió.

«Voy a ayudarte a escapar.» tomó la mano de Stan mirando a todos lados, vigilando.

«¿Qué?... Esto es mentira, esto es una prueba, esto es algo planeado por mi superior ¿verdad?» sin darse cuenta, Stan estaba empezando a verse pálido del miedo.

«No cariño, no, confía en mi, te juro que te digo la verdad. Te sacaré de aquí sano y salvo, te lo prometo.» la mujer sacó un comunicador.

«Mi amor bello, lo tengo conmigo, esperame en la salida, hay que ser rapidos.» habló en un español peculiar.

«Claro princesa mía, Donnovan y Harry te están esperando en el pasillo a la salida, corran, rápido.»

«Tenemos que correr, pero ya.» tomó la mano de Stan con fuerza. «Voy a sacarte de esta mierda.»

«Vamos entonces...» Stan se apegó a la mujer.

Por otro lado, Edward Cooper trataba de comunicarse con Stanley, pero su comunicador no funcionaba, se estaba enojando. Caminaba al área donde lo había dejado, cuando llegó... Stan no estaba y su comunicador estaba destrozado en el suelo.

«Maldito mocoso ¡Jamás aprende!» por su comunicador llamó a sus soldados. «¡¡El soldado U-03 ha escapado!! ¡¡El desagraciado mocoso escapó!! ¡Busquenlo!» saco un pequeño control remoto. «No irás muy lejos.» y apretó el botón.

Por otro lado, Stan corría junto a Fabiana y otros dos uniformados, escuchó disparos detrás de él, pero no miró atrás siguió corriendo, estaba harto de ese lugar. Hasta que sintió su collar pitar... Lo había olvidado, la electricidad empezó a recorrerle todo el cuerpo, pero a Cooper le salió el tiró por la culata, le había enseñado al niño a soportar el dolor hasta el final, así iba hacer ahora.

«¡Cuando lleguemos al auto te quitaremos esa porquería!» dijo un uniformado de cabello pelirrojo.

Llegaron a un auto negro blindado, todos entraron, Stan se montó atrás con los dos uniformados y en los asientos de adelante estaban un hombre de cabello castaño y piel clara, al lado de él iba Fabiana, el pelirrojo y el otro tipo de cabello negro le quitaron el collar de adiestramiento mientras ya el carro iba en rumbo a otro lado.

«¿P-Por qué hicieron esto?» preguntó algo asustado y timido Stan.

La mujer se volteó y miró a Stan quitándose los lentes, sonrió con felicidad.

«Stanley, mi verdadero nombre es Jane, él » señaló al hombre que iba manejando. «es mi esposo Jacob. Vinimos a salvarte porque ellos te arrebataron de mis brazos, ahora yo te arrebató de ellos, te explicaré mejor cuando lleguemos a nuestro destino.»

Stan no supo que más preguntar o decir, solo se quedo sentado en medio de aquellos dos hombres esperando llegar a donde sea que fueran.

***Rato después, casas en un vecindario normal de Nueva York.***

Stan se escondía detrás de Jacob y Jane esperando frente a la puerta de una casa tan común como cualquier otra. Allí abrió un chico de 16 años con una mirada totalmente confundida, Jane sonrió al verlo.

«Robert, cariño...»

«¿Tía Jane?...»

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