DAMNED (Yoonmin) Three Shot

By BeautifulLie_

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Jimin, un curioso y recién creado vampiro, no puede frenar su impulsividad y espiar en territorio ajeno, atra... More

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By BeautifulLie_

No debía estar ahí. Podía ser peligroso. Él lo sabía. Pero la atracción, la tentación... Eran tan grandes que le nublaban.

Podía compararse a las presas. Cuando una se le metía entre ceja y ceja, su alrededor desaparecía, su atención sólo enfocada en ese sutil latido que resaltaba bajo la piel de porcelana (sí, a Jimin le gustaba la piel blanca; la sangre roja brillante se tornaba más deliciosa y atractiva) y engullía sus sentidos. Sus ojos fijos en el recorrido de esas venas azuladas, esos caminos de placer y perdición.

Y 'él'. Él tenía la piel tan blanca... casi translúcida. Parecía invitarle a probar y no parar hasta ver todas sus células inmortales saciadas.

La diferencia es que ahora la presa podía ser él mismo. Le había visto antes. Podía oler el poder que emanaba. En comparación, el suyo no era más fuerte que la luz de una vela. Pero eso sólo convertía la situación en más salvaje y excitante.

Los callejones se tornaban más oscuros, sólo ligeramente iluminados por algunas lámparas de gas que pendían de las ventanas, pero que cada vez empezaban a ser más escasas, alertando de la peligrosidad de la zona.

Sus pies avanzaban silenciosos sobre el suelo pedregoso, todo lo silencioso que podía llegar a ser. Cuando uno de sus zapatos pasó sobre un pequeño charco de la lluvia anterior y el chapoteo resonó en el callejón, se maldijo a sí mismo.

Ahí estaba otra vez su descuido. Su impaciencia, su impulsividad, lo podrían matar un día. Era consciente. No estaba muy lejos del lugar clave, pero no lo suficientemente cerca como para que lo notasen ellos, esperaba él. Tendría que andarse con más ojo.

Mirando a su alrededor, de un ágil salto se enganchó al muro de piedra del callejón. Sus uñas y pies se adhirieron a esta sin mucho esfuerzo.

Si caminaba por las paredes, le sería más fácil esconderse en la noche, como una tarántula avanzando entre las sombras. Casi invisible, casi inaudible, pero letal.

Si se tratase de un mortal, Jimin ya habría sentido el rastro de su olor. Cada mortal poseía un olor único pero de naturaleza humana inconfundible. Pero 'él' no era un humano, era también un vampiro, y su sangre ya no desprendía el olor que en su anterior vida lo había hecho, pero el vampiro poseía un aura, un halo de energía sólo percibida por otros vampiros muy antiguos o por jóvenes, si era lo suficientemente potente. Un aura específica, de rasgos propios, que con el paso de los siglos cobraba intensidad. No era visible, pero cada una de sus células la sentía y le erizaba el vello ahora escaso. La de él era tan poderosa que, aún en la distancia, conseguía aturdir sus sentidos.

Diferente a la de Namjoon. Su Creador poseía un halo grandioso digno de su antigüedad. Un halo que, a pesar de su naturaleza vampírica, se sentía como un abrazo cálido y protector. Sin embargo, la de Min Yoongi se sentía como una mano fría que arrastraba irremediablemente a la perdición. Como un lugar perdido, oscuro y misterioso, al que no debes acercarte, pero tan enigmático que te cuesta no hacerlo.

Si a algo podía parecerse el aura, o el halo, era al alma en los humanos. Y la de Yoongi se sentía peligrosa, pero tentadora.

Quizás parte de su fuerza radicaba en esto. Y él, sin tener ni siquiera contacto, se estaba viendo arrastrado por las olas implacables de su poder.

Cuando divisó la gran cristalera, ahora empañada, en la acera de en frente, se propulsó y de un salto que para el ojo humano sería casi imperceptible, se colocó tras el ancho tronco del árbol que coronaba la plaza.

Eran los pasos que hasta ahora había seguido y le habían dado resultado.
Si de algo podía presumir, era de su agilidad, como una sombra rápida en la noche.

Agradeció a su visión vampírica, mucho más precisa que la de los humanos, tanto en la oscuridad como en la distancia, y se asomó un poco para observar. Para buscarle, para calmar su ansia. A simple vista, no vió a ninguno de ellos en el amplio y viejo salón.

Pero sabía que él estaba ahí. Porque sentía esa fuerza magnética que ningún otro vampiro de los que había conocido irradiaba hasta ahora, excepto Namjoon.

Pasaron minutos, no sabía cuántos. Él de todas formas era inmortal, tenía todo el tiempo del mundo para esperar.

La calle estaba vacía, pero curiosamente, percibía olor a sangre humana, más cerca de lo que cabía esperar, algo raro, teniendo en cuenta que estos se mantenían alejados de esta zona poco recomendable para transitar.
Igualmente, todos sus sentidos estaban en alerta. Nunca se sabía cuándo podía aparecer uno de ellos.

De repente, una de las puertas del salón se abrió y entraron varias figuras oscuras. Jimin se ocultó tras el árbol.

A sus oídos llegaron claros sonidos de botas pisando la madera, fricción de ropa, ruidos de cristal, intercambio de frases de poco interés...

-Toma Yoongi, aún está caliente. La recogí hace unos minutos.

Las pupilas de Jimin, de bordes dorados, se dilataron, como las de un gato cuando tiene puesta toda su atención en un objetivo.

Se atrevió a asomar discretamente un sólo ojo.

Un vampiro de apariencia joven sirvió un vaso de un líquido rojo inconfundible y se lo ofreció al nombrado, ataviado con una camisa y vaqueros negros, cubiertos por una gabardina del mismo color. Sus anillos de plata emitieron un leve destello.

Jimin observó su garganta a medida que parte del contenido del vaso descendía por ella. Al apartarlo, un hilo de sangre pendía de sus labios. Yoongi lo recogió con el pulgar y se lo metió en la boca, saboreándolo.

-Perfecta.

Jimin se ocultó de nuevo y sintió encenderse ante el gesto atrevido y la voz grave del susodicho y por unos momentos no pudo evitar que su mente comenzase a divagar en calientes fantasías.

Sintió el sonido de las botas sobre la madera algo más lejanas y se atrevió a echar otro vistazo. Sus ojos dorados ansiosos por observar más de él. Cada pequeño detalle, cada acción.

Los otros, 3 vampiros de apariencia joven, charlaban entre ellos mientras compartían la jarra del líquido rojo, mientras Yoongi permanecía sentado en un viejo sofá algo apartado de los demás, callado y pensativo, con los codos apoyados en las rodillas y el vaso entre sus manos.

Cualquiera de ellos, si hacía el mínimo sonido, podría darse cuenta de su presencia y pillarle observando, pero Jimin se sentía bastante confidente en cuanto a su agilidad. Si eso pasaba, en una milésima de segundo estaría fuera de su vista. Merecía la pena correr el riesgo.

El crujir de la puerta al abrirse interrumpió sus pensamientos, cuando vió entrar en la estancia a una mujer, contoneándose en su físico abrumador. Jimin ya la había visto antes y siempre igual de despampanante. Aparentaba la misma edad que los hombres a su alrededor, pero sin duda, su edad vampírica era mayor. Jimin podía sentirlo. Pero ni por asomo alcanzaba la de Yoongi.

Su pelo largo y lacio, color azabache, oscilaba al ritmo de sus caderas, enfundadas en una falda de tubo de vinilo por encima de la rodilla.

-Buenas noches, Haeyoung. -Jimin escuchó saludar a uno de ellos.

Ella sólo inclinó la cabeza y, golpeando elegantemente el suelo de madera con sus tacones, fue directa hacia Yoongi, que la miraba con intensidad desde su posición. Esta le empujó ligeramente del hombro, haciendo que él abandonara su postura y quedase más recostado en el sofá. Entonces ella se sentó en su regazo y rodeó su cuello con sus brazos pálidos.

-Hola preciosa. -Jimin escuchó su voz grave. La mano que no sujetaba el vaso acarició sus muslos, mientras ella tomó una de sus mejillas entre sus manos y pegó sus labios rojo carmín a los de Yoongi. Este le respondió, con un suave ronroneo, moviendo los suyos sobre los de ella de una manera tan sensual y a la vez tan salvaje, que Jimin sintió la ira crecer en su interior. El más antiguo mordió su labio inferior y tiró de él de una forma algo violenta, pero a ella pareció gustarle, más aún cuando su mano masculina ascendió unos centímetros por su muslo y sus labios besaron su cuello en distintos puntos, cerrando ella los ojos, sonriendo.

Los otros continuaron con sus conversaciones insulsas sin prestarles atención. Imaginaba que ya estaban acostumbrados a ese tipo de situaciones.

Poniendo un alto en sus actos lujuriosos, ella dió un trago del vaso de Yoongi, y tras relamerse los labios, ahora más rojos de sangre, se acercó a su oído y susurró algo.
Por más que Jimin intentó, no consiguió descifrar ni una palabra.

Yoongi, a su vez, susurró de vuelta en su oído, para después emitir una risa leve pero grave como su voz.
Ella frunció el ceño, no parecía tan felíz.

Jimin se escondió tras el árbol de nuevo y echó su cabello anaranjado hacia atrás, resoplando. El odio ocupando su ser. Odiaba su cercanía. Odiaba su confianza. Odiaba sus besos. Las fantasías antes calientes habían dado paso a otras más perturbadoras. En otras circunstancias, Jimin se habría deleitado saboreando la sangre de ella entre sus dientes mientras se hundía sin cesar en su cuerpo, pero ahora sería felíz de poder coger a aquella vampiresa y arrancarle la cabeza del cuerpo. Entonces él bailaría satisfecho sobre su sangre.

Min Yoongi tenía que ser suyo, aunque fuese por una vez. No sabía cómo, pero era de lo que estaba seguro.

Enfadado, pero asegurándose de que los vampiros del clan enemigo seguían a lo suyo, saltó de nuevo sobre las paredes e hizo el camino contrario de vuelta a casa.

Pasaron algunos días y la crispación de Jimin aún se mantenía en niveles altos. El hecho de que los clanes de ambos estaban en malos términos. El hecho de que Yoongi le triplicaba en poder. El hecho de que a Jimin ni siquiera debería habérsele pasado por la cabeza el acercarse. Y estaba ella... ¿Y por qué esos sentimientos? Jimin no debería sentir nada más que odio por ellos y ansias de protección por los suyos. ¿De dónde salía ese deseo? Él sólo se había acercado una vez a su territorio, por mera curiosidad, por afán de ver más allá de las historias que le habían contado, y poco a poco se había visto envuelto en los finos hilos de la telaraña imaginaria que había tejido Min Yoongi.
Debería querer arrancarle las tripas. Por momentos quería... Pero también quería saber más de él, deleitarse en su visión. O mejor: mostrarse ante él... Jimin estaba seguro de que podría provocarle algo, aunque fuese un mínimo temblor en sus pupilas. Nunca había sido una persona que causara indiferencia... Ni en esta vida ni en la otra. En fin, eran tantas emociones contradictorias... Pero se veía en el deber de aclararlas.

La pregunta era: ¿cómo podría acercarse más a él? ¿Cómo conseguir un encuentro fortuíto sin acabar despedazado? ¿Yoongi sabría que él es un enemigo? Por lo que pensaba, ninguno de ellos le había visto físicamente. Jimin se había unido al clan hace poco, cuando Namjoon consideró que estaba preparado.
¿Podría simplemente fingir y acercarse también al otro clan?

Por supuesto que Jimin quería a su clan, él no pensaba traicionarles. Pero estaba Yoongi... Por su atención, él podría jugar a 2 bandas. Quizás incluso a Namjoon le resultase útil.

Todos estos pensamientos se arremolinaban en la mente de Jimin, igual que las hojas secas de otoño sobre el césped con la brisa nocturna. El pelinaranja observaba el parque desde su ventana. Tenues luces doradas provenientes de las farolas se colaban entre las sombras de los árboles.

Atisbó un sutil brillo plateado entre ellas. Sólo un gato.
Los gatos eran uno de sus seres favoritos cuando era más joven, incluso antes de convertirse en ese nuevo él. Su naturaleza independiente pero a la vez la calma que transmitían le fascinaban. Pocas cosas le resultaban tan relajantes como acariciar el pelaje de un gato, escuchar su ronroneo. Pero desde que se había convertido en vampiro, los gatos le bufaban y le rehuían, así que acabaron perdiendo interés.

Se mantuvo un tiempo en el alfeizar de la ventana, observando la noche, y cuando los primeros rayos de sol anaranjados y rojizos comenzaron a filtrarse, Jimin cerró las cortinas. La casa quedó en penumbra y se recostó entre sus sábanas moradas.

Cerró los ojos entre reflexiones. Necesitaba verle de nuevo. Necesitaba escucharle, sentirle. Y si tan sólo pudiera tocarle... Jimin comería e iría de nuevo esa noche.

________

El sabor de la sangre aún impregnaba sus papilas gustativas.
Jimin había encontrado a aquella chica de pelo largo y negro en elegantes ondas recogidas hacia atrás en ese pub.
Había dado uso de sus mejores encantos, la había llevado a su terreno. Y cuando estaba atacando su boca caliente en aquel estrecho callejón, cuando jugaba con las ondas de su pelo entre sus dedos, él había inclinado su cabeza para ahora atacar su cuello. Los colmillos se habían hundido profundos en su tierna carne y el chorro de sangre salió directo a su garganta. Jimin sintió el frágil cuerpo de ella removerse entre sus brazos con energía, sus gritos se vieron silenciados por la mano del pelinaranja en su boca. Degustaba extasiado el sabor agridulce de su sangre. Ella empujaba sobre su pecho, intentando apartarle en vanos esfuerzos. Su fuerza cada vez era menor, sus movimientos cada vez menos enérgicos.
Aún con los colmillos clavados directos en su vena, abrió los ojos y observó el pelo largo negro entre sus dedos. A su cabeza llegaron imágenes de aquella mujer, la vampira, probando de los labios de Yoongi, acariciándole, hablando en su oído.
Los ojos de Jimin centellearon como chispas y hundió más los colmillos. A los segundos, sólo pudo escuchar leves llantos agonizantes, y tras unas pocas sacudidas, los brazos de la joven cayeron sin fuerza a sus costados. El vampiro absorvió todo de ella, con tal intensidad, que cuando la dejó caer al suelo, parte de su cuello sólo era una mancha roja y negra de coágulos y piel hecha jirones.

En un segundo, ya estaba caminando sobre los techos de los edificios próximos, con la sangre aún pintando su boca.

Por un momento compadeció a aquella joven, que había pagado por su furia. Podría simplemente haber sido más suave, haberle dado un rato de placer y luego, en el momento culmen, morder y succionar con deseo. Ella apenas se habría enterado. Habría muerto, sin duda, pero entre mejores sensaciones que las que acababa de sufrir. Él había sido cruel y salvaje.

Normalmente a Jimin le gustaba ir decente y arreglado, pero esta vez se quitó los restos de sangre de la boca con el dorso de la mano, sin apenas preocuparse del tono rojizo que se mantenía aún en las comisuras de sus labios y su barbilla.

Se sentía movido por la ira y por un sólo objetivo. Verle y, por qué no, deshacerse de ella si tenía la oportunidad. A esas horas solía llegar a la casa. Si llegaba antes que ella, si ella salía sola de la casa y tenía la oportunidad, seguramente con colocarse detrás y de un movimiento veloz retorcerle el cuello, bastaría. Eso la dejaría fuera de combate un tiempo. Se la llevaría a un lugar apartado y la mataría. Le gustaría verla sufrir, pero verla despertar sería más arriesgado. Ella le ganaba en años.

Lo que no esperaba era que sus planes se vieran truncados tan pronto. Mientras Jimin reptaba por las paredes en el camino a la guarida enemiga, unas voces demasiado conocidas y cercanas le hicieron interrumpir su camino. Jimin trepó hasta el techo del edificio, tan sólo de 4 plantas, y se quedó agazapado.

Ellos estaban ahí mismo, en el callejón, a unas 3 manzanas al lado de la guarida. Yoongi y Haeyoung. ¿Qué hacían ahí? Y ¿cómo no lo había notado esta vez? ¿La energía?

-Mira Yoongi, te juro que lo haré. -Ella le hablaba encolerizada, dando pequeños pasos hacia atrás mientras él avanzaba hacia ella.

-¿Que harás qué exactamente? -Desde su posición no podía verlo muy claro, pero las cejas de Yoongi se veían fruncidas y sus ojos parecían resplandecer.

-Lo sabes perfectamente. Si no lo haces tu, yo... -Ella dió un pequeño respingo al dar contra la pared del edificio donde se encontraba Jimin.

-Sssh... -Yoongi la cayó con un dedo en sus labios. -Oh cariño, no te preocupes, yo lo haré...

-¿Sí...?

Jimin vió cómo el vampiro de piel blanca rozaba con un largo dedo pulgar la mejilla de la mujer. Su pelo negro brillante con destellos morados se veían más nítidos desde arriba, bajo la luz de la luna.

-Claro... No dejaría que nada ni nadie se interpusiera...

Ella sonrió, y colocando una de sus manos sobre la del ser frente a ella, recibió sus labios. Esta vez fue un beso lento y delicado.

Las manos de Jimin se hicieron puños y sus ojos chispeaban.

El beso duró unos segundos eternos para Jimin, segundos en los que pensó huir de nuevo. En su interior, algo dolía. De repente el vampiro de pelo naranja sintió un crujido. Un grito ahogado lo siguió después.

-Ni siquiera tu. -Yoongi le hablaba a la vampira a escasos milímetros de su boca. Esta mantenía la boca abierta y los ojos abiertos, desorbitados.
Las últimas falanges de los dedos de Yoongi desaparecían en el pecho de ella, y un hilillo de sangre resbalaba de sus comisuras.

Jimin lo vió claro. Ese ser tenía el corazón de su chica en su mano.
La energía que percibía era fría como la hiel. Casi podía sentir todo congelarse a su alrededor.

Las manos de ella agarraron su muñeca hasta que sus nudillos se tornaron aún más blancos.

-Y-Yoongi... No, p-por favor...

Jimin apenas pudo ver el destello en sus ojos violetas, su sonrisa maliciosa.

-Dime... ¿Cuándo creíste que tenías algún tipo de poder sobre mí?

Yoongi arrastró las palabras despacio y dolorosamente.

Ella apenas podía responder, menos aún cuando Yoongi enterró más sus dedos y de un movimiento brusco, arrancó su corazón del pecho.

La vampira cayó a sus pies desplomada en un charco de sangre. Él observó el órgano en su mano. Caminos rojos, como riachuelos, recorrían su delgada muñeca.

-Ilusa... -El vampiro dejó caer con desprecio el corazón inerte al suelo y lo aplastó con uno de sus zapatos.

Jimin miraba estupefacto. Ese vampiro acababa de matar a sangre fría a la mujer que hasta hace unos días le había envuelto entre sus brazos y dado besos cálidos. Todo lo cálido que un vampiro puede besar.

Por muy lejos que hubiese llegado la discusión... ¿Hasta qué punto podía ser de negro el corazón de Min Yoongi como para hacer eso? ¿Cuántas sombras podía tener?

No obstante, una parte del pelinaranja se sentía bien. El vampiro debajo de él le había ahorrado el trabajo, él solo, y junto con ella había muerto buena parte de su furia.

Unos ojos violetas le sacaron de sus pensamientos y él se desapareció en una milésima de segundo. El vampiro más antiguo había mirado hacia arriba y se había topado con los ojos dorados de Jimin. Sólo fueron unos breves instantes, pero si Jimin pudo apreciarlo, era obvio que él también.

El aire rozaba con fuerza su piel a medida que corría entre los tejados.
Cómo había podido entretenerse tanto. No tendría que haberse quedado tan cerca.

De todas formas, él no le conocía. De seguro sabría que acababa de ver otro vampiro, ¿pero quién? Él pensaría que huyó ante la escena y ya está.

Se metió en la seguridad de su hogar. Todo estaba a oscuras pero aún así cerró las cortinas, encendiendo sólo unas pocas velas en el salón. No quería llamar la atención.

-¿Me puedes explicar qué estás haciendo, Jimin?

________________

Nada como un spooky miniAu para este spooky mes, ¿no?

Amo los vampiros y amo las historias turbias. No todo van a ser corazones.

Espero que disfruteis leyendo y no olvidéis darle a la estrellita si os ha gustado para animar a esta mala escritora.

💜

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✿●•◦ ˁ˚ᴥ˚ˀ yoongi se metió bajo su piel como nadie más. +terminado. +contenido explícito. +angst. +no copias no adaptaciones.