Mientras tanto, las heridas de Kun se recuperaban a medida que pasaban los días. Xiao An Chun no se había dado cuenta de que las hierbas del planeta Beastmen no sólo eran más grandes que las de la Tierra, sino que también eran docenas de veces más efectivas. Había pensado que la herida no tendría esperanza de recuperarse sin antibióticos, pero en realidad se había curado y sólo había formado una cicatriz rosada.
Xiao An Chun estaba muy contento. Escribió la historia clínica en una pizarra con carbón vegetal y la colocó cuidadosamente en una caja grande. Era una caja que Bai había hecho para él. La madera era muy lisa y la artesanía era mejor que la de los carpinteros modernos; las garras de las bestias ancestrales eran más afiladas que un bisturí.
Kun tocó suavemente la cicatriz. No había gratitud en sus ojos por Xiao An Chun, pero el resentimiento había disminuido. Después de todo, había cuidado bien de él y era muy cuidadoso y considerado. Todavía no creía que Xiao An Chun lo había curado. Pensó que la sangre divina desempeñaba un papel, pero era demasiado tarde para que Eddie lo viera con sus propios ojos.
Pensando en Eddie, su corazón se ablandó inmediatamente. Justo cuando estaba a punto de despedirse de Xiao An Chun, el rugido de Bai vino de debajo del árbol, y una extraña voz se oyó, pareciendo que estaba saludando a Bai.
¿Aún había otros bestias aquí? ¿No fue sólo Xiao An Chun y Bai?
Pensó que Xiao An Chun se había comprometido con una bestia ancestral para realizar actividades, pero, de hecho, desesperó su voluntad de degenerar. Pero entonces recordó a otra mujer autodegradable, y su expresión se iluminó de comprensión. No es de extrañar que hubiera dos casas construidas en los árboles, había otro par de compañeros que vivían allí.
En realidad, le gustaba mucho la casa del árbol. Era más seco que una cueva, el aire circulaba, los olores se dispersaban rápidamente, y había muchas cosas extrañas que eran convenientes de usar. Quería traer el conocimiento de cómo construir estas cosas de vuelta a la tribu, pero no podía entender cómo hacerlas con sólo mirar.
Kun se decidió en secreto. Cuando vio a Xiao An Chun salir corriendo excitado, inmediatamente lo siguió. Mientras se deslizaban por la escalera de cuerda, vieron a un fuerte león dorado acercándose lentamente con una hembra con falda de piel de pescado.
"Atrapar". La hembra se rió alegremente, levantó la mano y arrojó una bolsa de piel de pescado.
Xiao An Chun tenía los ojos agudos y se movió rápidamente para atraparlo. Cuando la abrió, se alegró mucho, y saltó y gritó como un loco.
¡Sal! Tan pesados, al menos 50 kilogramos, más que suficientes para durar mucho tiempo.
Bai también estaba muy contento. Se levantó y empujó a Xiao An Chun hacia abajo, lamiéndose cuidadosamente las mejillas y la clavícula con ojos cariñosos. Kun observó la interacción entre el hombre y la bestia, y de alguna manera se sintió un poco incómodo. Podía sentir que Xiao An Chun ya no dependía tanto de él como antes, y dejó de decirle cosas extrañas.
Ahora, Xiao An Chun tenía a Bai. No importaba lo difícil que fueran sus palabras de entender, Bai escuchaba atentamente y luego asentía con la cabeza con frecuencia. No podía usar su boca para responder, pero su mirada comprensiva era lo que Xiao An Chun más necesitaba. A Xiao An Chun le gustaba más día a día, transfiriendo todo el entusiasmo que habría sido de Kun a Bai.
Debido a que Xiao An Chun le favoreció cuando fue traicionado por su tribu, el corazón de Kun era un poco agrio. Pero pronto reprimió la extraña sensación y se adelantó para hablar con la hembra que acababa de regresar. Comprando una bolsa tan grande de sal de una vez, la otra debe tener algún medio.
Para la casa del árbol y para entender a esta pareja, tuvo que quedarse.
Kun se volvió hacia Zhou Yun Sheng para averiguar cómo habían conseguido los cristales rojos y cuánto tenían que cambiar para conseguir una cantidad tan grande de sal, sus ojos constantemente brillando.
Zhou Yun Sheng siempre había creído que los humanos eran intrínsecamente malos. Si los humanos fueran buenos, no habría necesidad de formar una ética legal para restringir el comportamiento humano. Los nativos del Planeta Beastman seguían en estado de ignorancia, pero su deseo egoísta no era menor que el de la gente moderna. Por el contrario, eran más directos y desvergonzados en sus malos caminos. Matar con ira era generalizado, o podrían tener suficiente hambre como para comerse a sus familias. Era raro que un bestia como Kun ocultase sus verdaderas intenciones con una cara amable y amistosa.
Su fachada no era suficiente para engañar a Zhou Yun Sheng y Zhao Xuan, pero era más que suficiente para engañar a Xiao An Chun. Desafortunadamente, Zhou Yun Sheng guardó silencio, y Xiao An Chun no estaba escuchando atentamente, así que no pudo preguntar nada. Kun lo intentó varias veces, y descubrió que el león dorado odiaba que intentara acercarse a la misteriosa hembra. Ya tenía intenciones de matar escondidas en sus ojos que le impedían moverse.
Habían construido una cocina sencilla con una estufa debajo de la casa del árbol. Cuatro troncos sostenían el techo y cada una de las cuatro vigas, una en cada dirección cardinal, estaba cubierta con el pescado seco de agua salada que Zhou Yun Sheng había traído de vuelta. Tenía un sabor extremadamente delicioso. Zhou Yun Sheng y Zhao Xuan escondieron sus caras y se alejaron mientras Xiao An Chun estaba de pie debajo de la terraza y olfateaba; la expresión de su cara estaba muy intoxicada.
"Inesperadamente, las Sirenas también hacen pescado salado. ¿Deberíamos haber salado pescado y berenjena por la noche?" Cerró el puño.
"¿Qué es la berenjena?" Preguntó Kun con curiosidad.
La vida de vagabundo de Xiao An Chun era más nutritiva y menos precaria de lo que él esperaba. Su comida era muy rica, incluso mejor que la de la tribu. Ni siquiera había oído hablar de muchos de los ingredientes. Pudo ver que Xiao An Chun no tenía sentido de pertenecer a la tribu, e inesperadamente les ocultó cosas. Pensando en esto, los ojos de Kun se oscurecieron un poco.
"Las berenjenas son lo que ustedes llaman'verduras moradas'. Le dije a Eddie que se podía comer, pero me dijo que era venenosa y que no me dejaba recogerla. Me rompió la bolsa de piel y pisoteó todas las verduras moradas en pedazos".
Hablando de esto, un incendio estalló en el vientre de Xiao An Chun. Continuó diciendo: "Hay tomates, es decir, lo que ustedes llaman'fruta roja'. Son comestibles y saben muy bien. Eddie también dijo que era venenoso. Secretamente escogí unos cuantos, y él se enteró. Me anotó, diciendo que quería envenenar a los guerreros de la tribu y que quería deshacerme de mí. Traté de comerme uno para mostrárselo, pero él todavía no creía, diciendo que era sólo por buena suerte que yo no había muerto".
La comida de la tribu Bayan estaba todavía en la etapa de distribución común. La presa que los machos capturaban y las verduras que las hembras recogían eran reunidas y distribuidas por el chamán y el líder de la tribu. Cuando el chamán se hizo viejo y frágil, Eddie tomó su lugar. Estaba muy celoso de Xiao An Chun, y no quería que el otro lo abrumara. Así que, aunque supiera que lo que decía era verdad, no lo aceptaría, y mucho menos permitiría que otros miembros de la tribu lo intentaran. Eso solo probaría que el juicio de Xiao An Chun era correcto, y ganaría la confianza y el respeto de todos.
Guardaba varios tipos de comida que Xiao An Chun señalaba en su corazón. Cuando mataba a Xiao An Chun, los señalaba a la gente de la tribu para que lo adoraran aún más y le facilitara heredar suavemente la posición del chamán. Había giros y vueltas en los que Xiao An Chun ni siquiera podía pensar, y Kun era aún más reacio a pensar en ello. En su mente, Eddie era amable, honesto y entusiasta: una existencia perfecta. Todas sus acciones fueron por el bien de su pueblo, no por egoísmo. Si la comida fuera realmente comestible, no habría detenido a Xiao An Chun. Es más, los antepasados de la tribu Bayan habían dicho que la verdura morada y la fruta roja eran venenosas durante generaciones. ¿Estaban todos equivocados? No, era imposible, así que sólo Xiao An Chun se equivocó. Eddie lo detuvo y salvó a toda la tribu.
Con esto en mente, argumentó para Eddie, "Nuestros antepasados habían vivido aquí durante cientos de años, ¿saben cuánta gente murió por error comiendo la verdura morada y la fruta roja? Esos son realmente venenosos, no debes intentarlo de nuevo. Aunque no pasó nada la última vez, puede ser porque la fruta no estaba madura o porque no era demasiado tóxica. Siempre haces cosas precipitadamente, deberías aprender de Eddie".
¿Alguien murió por comer berenjenas y tomates? ¿Estaban haciendo el payaso?
Los ojos de Zhou Yun Sheng estaban llenos de ridículo. Sabía que en la naturaleza, cuanto más brillante era el color y más peculiar la forma, más venenosa era la especie. Quizás los ancestros de la tribu Bayan dependían de esto para determinar si se podía comer o no. Creían firmemente que las berenjenas y los tomates eran venenosos. Para advertir a las generaciones futuras, se inventarían naturalmente varias leyendas alarmista, como "quien se comió esto está muerto", "no debes comerlo", etcétera. Estas palabras se habían transmitido de generación en generación, y su credibilidad también se había fortalecido, de modo que nadie se atrevió a intentarlo de nuevo.
En comparación con una mujer de origen desconocido, sus antepasados eran más dignos de confianza.
La gente de la tribu Bayan era muy reacia a aceptar lo desconocido. Incluso obligaron a varios conejos a comer batatas, que eran simples y aparentemente no tóxicas, durante varios meses antes de atreverse a esparcirlas. Para ser justos, la gente de la tribu era más cautelosa; en el corazón de una villana, en el vientre de un caballero. Ahora, también devolvieron los favores que recibieron con odio.
¿Por qué se les llamaba la tribu Bayan? ¿No sería más apropiado llamarlos la Tribu del Lobo Ojo Blanco? Viendo a Xiao An Chun temblar de rabia ante las palabras de Kun, Zhou Yun Sheng dijo con una sonrisa: "Está bien, comeremos pescado salado y berenjenas esta noche. También recogeremos algunos tomates más y dejaremos que todos prueben. De todos modos, no le tememos a la muerte."
La cara de Kun se puso verde por el sarcasmo de Zhou Yun Sheng. Xiao An Chun se rió inmediatamente y desenterró algunas verduras silvestres con gran alegría. Sabía que el dios macho era diferente de otras personas y tenía un gusto especial.
Kun se sintió muy restringido, y advirtió, "No confíes en Xiao An Chun. Es un poco extraño, y siempre le gusta dar cosas venenosas para que otras personas las coman. Recuerdo que una vez hirvió un tazón de agua negra para uno de los hijos de la tribu, diciendo que podía curar enfermedades. Como resultado, el niño tuvo diarrea durante tres días y noches y casi muere. Fue por Eddie y el chamán que lucharon tanto por él que no fue asesinado por la tribu furiosa".
Ya había dicho bastante. La hembra no era estúpida, así que no debería creer las cosas que Xiao An Chun había dicho. Era un conocido alborotador. En tres días, hubo dos personas amenazando con matarlo a golpes. Recordando los "grandes logros" de Xiao An Chun, Kun agitó la cabeza y suspiró.
Zhou Yun Sheng no entendía en absoluto su dolor, e incluso se rió inesperadamente. Podía imaginarse a Xiao An Chun rodeado y golpeado cuando estaba claro que estaba intentando salvar a la gente. Fue graciosísimo, este niño nunca hizo nada con su cerebro. Zhao Xuan también resopló dos veces. Sus ojos no tenían ninguna sospecha, y sólo estaban llenos de risas.
Kun no podía entender por qué era tan gracioso. Por lo que había dicho, ¿no estaban en juego sus vidas?
Xiao An Chun, que acababa de regresar, escuchó por casualidad su calumnia. La luz de sus ojos se apagó, y durante mucho tiempo, no hubo sonido. No fue hasta que Bai corrió y empujó sus nalgas con la cabeza que entró en la cocina sencilla y sacó la bolsa de cuero que colgaba de una viga.
"Eso no era veneno, era medicina para salvar vidas. ¿Por qué no puedes creerlo? El niño estaba estreñido y no había excretado durante más de un mes. Su piel estaba amarillenta y su cara tenía motas. Su estómago estaba hinchado y duro como una piedra. Si no hubiera excretado, habría muerto. Te lo expliqué la última vez, lo creas o no. De todos modos, el dios masculino me creería, ¿no?" Miró al dios macho con ojos grandes y hermosamente llorosos.
Zhou Yun Sheng seguía riéndose. Hizo un gesto con la mano para decirle a Xiao An Chun que se fuera. "¿Qué haces aquí todavía, distraído? Estábamos esperando a que volvieras para hacer la cena."
Esta frase valía más que mil palabras para él. Xiao An Chun respondió en voz alta y se fue cabalgando sobre la espalda de Bai.
Kun no podía soportar a este grupo de gente, así que no los persuadiría más. De todos modos, nunca comería la comida que Xiao An Chun había manipulado. Para evitar que los envenenara, las hembras de las tribus nunca le habían dejado acercarse al fuego donde cocinaban la comida. Si no hubiera señalado varios tallos de plantas comestibles, hace tiempo que habría sido expulsado de la tribu.
"Voy a cazar". Kun rompió una rama y afiló la parte delantera con sus garras para hacer una lanza.
Rugió Zhao Xuan, su expresión furiosa.
Zhou Yun Sheng tradujo fielmente: "En mi territorio, a la gente de la tribu Bayan no se le permite cazar. O mueres o te largas".
Las suaves cejas de Kun se elevaron en un instante, y él dijo airado: "¡Así que la marea de bestias en el bosque oriental fue obra tuya!"
Zhao Xuan apartó a Kun con su cola. Afortunadamente, la piel y el cuerpo del bestia macho eran lo suficientemente gruesos como para soportar una caída. Chocó contra un gran árbol y cayó al suelo. La piel de su frente se había desgarrado, pero no era un gran problema. Usó su lanza para sostenerse, y su expresión de enojo había sido reemplazada por el miedo.
"Puedes elegir entre morir o marcharte." Zhou Yun Sheng repitió de nuevo. Era más tolerante con los que buscaban la muerte.
Kun rápidamente retiró sus emociones y se disculpó, "Lo siento, sólo te ofendo. He sido abandonado por mi familia, y no tenía otro lugar a donde ir. No quiero morir ni irme, quiero quedarme. Lo siento." Con esas palabras, cayó de rodillas, puso las manos en el suelo y apretó la frente contra el dorso de las manos, haciendo un gesto de sumisión.
Este hombre no sólo era de piel gruesa, sino que también era astuto y podía sufrir reveses temporales. Era una persona con talento.
Con una mueca de desprecio, Zhou Yun Sheng subió al árbol con el león tonto para descansar.
Kun se arrodilló durante mucho tiempo para asegurarse de que la pareja no tenía la intención de alejarle. Luego se levantó lentamente, su bello rostro retorcido en una expresión de odio.
Si no fuera por Xiao An Chun, que había raspado la sangre, ¿cómo podría haber sido abandonado por su familia? Tampoco sabía quién había compensado sus defectos y se convirtió en el segundo compañero de Eddie. Si quería llevarse a Eddie de vuelta, debe tener méritos suficientes para la tribu.
Como la hembra puede traer tanta sal, debe tener cristales rojos. Si pudiera conseguir esos cristales rojos y los métodos de construcción de la casa, podría volver a su lugar en su familia. Con esto en mente, Kun se sintió inmediatamente aliviado y calmado antes de ir hacia el lago cercano. Había tantos peces salados y secos en la casa de madera, que parecía que su alimento básico era el pescado. Siempre podía pescar su propia comida.
Los peces eran espinosos, olían mal y se atascaban fácilmente en la garganta. A menos que se muriera de hambre, Kun nunca lo comería. No se esperaba que algún día tuviera que vivir de ello. Mientras viajaba por el camino, era atacado constantemente por los retortijones de hambre, y más y más resentimiento se acumulaba en su corazón. Cruzó el pequeño arroyo del territorio prohibido, lejos del acantilado donde había vivido. Las llamas de su ira crecieron cada vez más alto.
Si el león dorado no hubiera llegado, el bosque oriental seguiría siendo el territorio de la tribu bayan. ¿Por qué tuvieron que intercambiar preciosas hembras para cazar en el bosque del norte? ¿Por qué tuvieron que entrar en un sangriento conflicto con la tribu dadaísta? Deseaba poder matar al león. Kun miró hacia abajo para ocultar la intención asesina en sus ojos.
Pero sabía que no podía matar al león dorado por sí solo, así que sólo podía usar su ingenio. Cuando lo pensó, sus ojos brillaron un poco y de repente se rió. ¿No creían firmemente en Xiao An Chun? Así que todo lo que tenía que hacer era esperar a que Xiao An Chun recogiera la verdura morada y la fruta roja. Sólo necesitaba mirar con ojos fríos.
Cuando todos fueron envenenados, él pudo entrar en las casas de los árboles y buscar los cristales rojos y la sal. Luego, pudo regresar con estos dos preciosos y extraordinarios trofeos y empatar con Eddie.
Cuanto más lo pensaba, más contento se ponía, y más ligeros eran sus pasos.