I dream of Uruha [AOIHA-the G...

By sugarmeli

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No puedo matar a nadie, hacer que alguien se enamore de otro alguien, no puedo revivir a los muertos. Nadie p... More

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Final parte 1
Final parte 2

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By sugarmeli

Aoi se despertó gracias a un agradable olor que ahora se introducía en su nariz. No podía estar seguro en ese momento que era, tocino o panques, miel o café, salado o dulce. Su mente resolvió que era una increíble y deliciosa mezcla de todo aquello.

Se revolvió en la cama, era sábado, no tenía por qué despertarse, pero aquel insistente olor no lo dejaba en paz. Terminó por levantarse de mala gana, no era una persona a la que le gustaran las mañanas; podía pasar todo el día de malas sino tomaba su café diario.

Se dejó guiar por el aroma hasta la cocina, sin entender realmente de dónde provenía. Casi se va para atrás al ver a un castaño sentado a la mesa, donde un enorme desayuno reposaba frente a él. Al principio no reconoció al chico, hasta que los recuerdos del día anterior regresaron de golpe. Entonces no había sido un sueño.

Uruha lucía aburrido mientras leía el periódico, la cabeza recargada en su mano, sin embargo al notar la presencia de Aoi, una gran sonrisa apareció en su rostro. 

—Buenos días, amo —saludó alegremente levantándose y abrazando al pelinegro.

—Buenos días —trató de deshacerse del abrazo, pero le fue imposible—. Oye, ¿podrías decirme Aoi? Eso de que me digas amo, me pone de sobremanera nervioso —se sentó y tomó una de las tantas tostadas que había en la mesa.

El genio se sentó frente a él—. Ya te dije que eres mi amo, nunca nadie se había quejado que le dijera de esa forma, pero si tu lo pides, tengo que hacerte caso —afirmó nuevamente sonriendo.

—¿No vas a comer? —Aoi desvió el tema señalando la comida.

Uruha alzó una ceja—. De verdad eres extraño. ¿Quieres que coma contigo? —preguntó claramente sin poder creerlo.

El pelinegro se limitó a asentir—. ¿Los genios comen? —ahora que lo pensaba no sabía nada del castaño.

Uruha asintió enérgicamente pues su boca estaba llena de panque—. Sí, pero nadie nunca me había pedido que comiera con ellos. Mis amos anteriores se limitaban a pedir deseos y a dejar que los atendiera —explicó una vez que tragó.

—Eso suena como si tus amos anteriores hubieran sido unos tiranos.

El genio alzó los hombros—. He tenido buenos y malos —siguió comiendo—. Aunque ahora tu eres mi favorito —sonrió.

Aoi bufó—. Eso se lo has de decir a todos —bromeó y no pudo evitar reír al ver la cara de enfado que se dibujo en el genio—. Estoy jugando no te ofendas —rió.

—Que seas mi favorito no te hace único —ni siquiera levantó la vista ante su afirmación. El pelinegro se sintió ofendido de inmediato aunque no supo muy bien por qué—. De verdad creí que pedirías algo mas original —hizo un sonido raro—. Todos piden ser millonarios, los humanos son tan predecibles —parecía harto al decir aquellas palabras.

Casi se atraganta al escuchar aquello—. No quiero ser millonario por avaro —aclaró bastante molesto, lo cual ocasionó que Uruha levantara la vista con autentico interés—. Tengo que ser millonario para poder impedir su boda —apretó los puños.

Uruha sonrió—. Mi amo está enamorado y para conseguir a su amor debe tener dinero —canturreó—. Dejá vu —chasqueó la lengua—. ¿No crees que si realmente fuera el amor de tu vida, abandonaría todo por ti? —preguntó incrédulo.

—Tu no sabes las razones por las que...—el sonido del timbre interrumpió tanto sus palabras como su enojo. Se levantó dedicándole una mirada severa al genio, quien parecía estarse burlando.

Abrió la puerta con desdén y de inmediato sintió un peso sobre él—. Kai me vas a tirar —sabía quien era sin haberlo visto.

El mencionado entró al departamento, seguido de un rubio con cara de enojo—. No entiendo por qué lo saludas así —dijo el rubio dándole una palmada a Aoi en la espalda.

—El pequeño Reita se pone celoso, ya te he dicho que Aoi necesita nuestro amor, somos como sus padres ya que esta solito en el mundo —paró en seco al notar la presencia de Uruha—. Estaba —dijo sorprendido— ¡Aoi! —llamó con enfado—. ¿Quién es? ¿Por qué no lo conocíamos? Y, ¿desde cuando logras conquistar a personas tan atractivas? —hizo caso omiso del castaño.

Reita avanzó hacia la cocina intrigado por las palabras de Kai y Aoi sintió su enojo regresar 

—¿Insinúas que no soy capaz de conquistar a quien yo quiera? —avanzó fúrico hacia su amigo.

—No me lo tomes a mal, no eres feo, pero digamos que eres un poquito lento —sonrió como si esa acción fuese a disminuir las consecuencias.

—Kai —la voz de Reita se escuchó aterrorizada desde la cocina. 

Aoi pensó lo peor, no había pedido ningún deseo y ya lo habían descubierto. La mandíbula le cayó al piso al entrar a la cocina y ver que Uruha estaba sentado sobre las piernas de Reita, el primero abrazándolo efusivamente y el segundo tratando de deshacerse con un pronunciado sonrojo en las mejillas.

—Akira Suzuki, ¿qué se supone que haces? —pregunto Kai con verdadero enojo.

Uruha sonreía—. Los amigos de Aoi son realmente sexys —su voz sonaba infantil y al mismo tiempo sensual.

—Yo solo estaba hablando con él y de repente se me insinuó, lo juro —se defendió el rubio.

—Uruha, Reita es novio de Kai y no creo que a Kai le guste mucho la idea de que estés sobre él —explicó como si el castaño tuviese cinco años.

El genio hizo puchero y se bajó del regazo de Reita—. Lo siento —se disculpó hincándose y haciendo una reverencia.

Los otros tres lo miraron sin poder creerlo. 

—Tampoco es para tanto —dijo Kai un poco avergonzado. Uruha se levantó con un saltito—. Ok sí, es atractivo pero esta mal de su cabeza, ahora entiendo como lo conquistaste —le dijo al pelinegro en voz baja.

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Pasaron casi dos horas antes de que la pareja de lunáticos, como les llamaba de cariño, se fueran. Durante todo ese tiempo Uruha se pasó atendiéndolos como si fueran reyes y ni siquiera había sido petición de Aoi. Al parecer era un de sus obligaciones como genio. Kai terminó por amarlo, pues por primera vez no era él quien cocinaba o se preocupaba por el bienestar de todos.

Aoi salió del baño con la toalla enredada en su cintura, faltaban cuatro horas para la fiesta de compromiso de Ruki y aun no tenia un plan elaborado. ¿Qué se suponía que iba a hacer? ¿Llegar a la fiesta anunciando que quería casarse con Ruki y que donaría mas dinero que el actual prometido? ¿Ruki lo aceptaría? Y mas importante, ¿funcionaría?

Suspiró masajeando su sien a medida que entraba a su habitación. Sobre su cama se encontraba Uruha boca arriba, jugando con sus piernas en el aire y leyendo una revista que parecía haberla sacado de la nada.

—Uruha, ¿puedes salir un momento? Me quiero cambiar —preguntó inocentemente.

El genio se giró boca abajo—. No deberías avergonzarte amo, se supone que debo conocer cada aspecto de ti, para poder realizar tus deseos. Por ejemplo, vas a ir a ver a tu amado, ¿cierto? —no obtuvo respuesta pero era mas que obvio—. Entonces necesitas mi ayuda para vestirte, porque tienes que lucir como un millonario —le guiñó un ojo—. Aunque insisto que si fuera amor verdadero —volvió a hojear su revista.

—¿No tienes nada que hacer? —Aoi se cruzó de brazos molesto—. Vete a bañar o algo.

Uruha soltó una risita—. Esperaré a que te vayas para tomar mi baño de burbujas —se sentó en la orilla de la cama.

El pelinegro sintió un pronunciado sonrojo ante la mención, no pudo evitar imaginar al castaño en un baño de burbujas. Para que negar que el genio era hermoso, además aquella personalidad tan infantil le llamaba bastante la atención; sin querer, ya recorría su cuerpo con la mirada, era inevitable dadas las vestimentas tan inusuales que traía.

—Amo, le aconsejo que no piense en mi de esa forma —advirtió el genio divertido al notar el bulto que se formaba en la entrepierna del pelinegro y la manera en que lo veía—. Es en contra de las reglas —añadió riendo cuando Aoi se giró bruscamente para evitar ser visto.

—¿Que pasa cuando te piden que te acuestes con ellos? —preguntó después de ponerse su ropa interior, lo hizo frente al genio pues este se rehuso a salir del cuarto.

—La única manera de acostarte con un genio es, si el genio da su consentimiento, si lo deseas o lo tratas de obligar, desapareces —explicó tranquilo—. No sé muy bien cómo funciona, solo he visto a dos de mis amos desaparecer por tratar de obligarme y fue raro. En un parpadeo ya no están y nadie parece acordarse de ellos —parecía perturbado ante el recuerdo.

Aoi lo miro horrorizado. 

—Es decir que te...

Uruha negó—. Desaparecieron antes —sonrió de lado.

—Y...¿Has aceptado alguna vez? —de pronto sentía una curiosidad inmensa por el chico frente a él.

—Jamás —se alarmó—. Cosas terribles le pasan al genio que hace eso. Bueno, eso decía mi madre, la verdad no sé qué pase, nunca me he arriesgado —se alzó de hombros. Sabía perfectamente que ocurría si aceptaba hacer el amor con alguien y era un precio que no estaba dispuesto a pagar. También, no era algo que el pelinegro debería saber.

—¿Los genios tienen madre? —que poco sabía de las cosas mágicas.

Uruha giró los ojos—. Los genios éramos humanos con poderes mágicos que en algún punto abusamos de la magia y nos condenaron a estar al servicio de alguien por toda la eternidad —suspiró.

—¿Tu qué hiciste?

—Algún día te contaré.

—¿No se supone que debes de hacer lo que yo quiera?

—¿No se supone que tengo que hacerte millonario?

Ruki volvió a su mente de inmediato y palideció. ¿Realmente podía fiarse del genio? Después de todo, la única prueba que tenía de sus poderes era el brazo que había curado y ni siquiera estaba seguro si se lo había curado o simplemente el dolor se había ido.

—Empecemos por la ropa —Uruha se paró frente a él—. He hecho esto tantas veces que ya hasta tengo un sistema —negó con la cabeza—. A ver, la fiesta supongo que es elegante si es de personas ricas —volvió a hacer los labios en forma de pato.

—Espera —interrumpió los pensamientos del genio—. ¿Cómo sabes cual es la moda ahorita? ¿Cuándo fue la ultima vez que tuviste amo? —preguntó un poco nervioso.

—¿Por qué crees que estaba leyendo la revista? Me estaba informando —se ofendió—. Tienes que confiar en mi, amo —sin mas chasqueó los dedos y Aoi sintió la ropa sobre su cuerpo, no podía creerlo.

De inmediato se acercó al espejo de cuerpo completo y se sorprendió aun mas al ver su reflejo. Llevaba un traje gris y camisa oscura, no llevaba corbata lo que lo hacia ver relajado y al mismo tiempo elegante; por la textura de la tela, uno sabía que el traje no era nada barato. Los zapatos eran bastante cómodos y lucían nuevos, pero lo que mas sorprendió a Aoi fue su cabello, pues la maraña de cabello negro estaba peinada de una forma que lo favorecía mucho. El genio incluso había agregado maquillaje al conjunto, nada excesivo, ni siquiera estaba seguro si era él.

—Amo, te ves muy sexy —escuchó a Uruha decir a su lado quien se acomodaba para reflejarse en el espejo junto con el pelinegro—. Y sé cómo te verías mejor —volvió a chasquear los dedos y el genio cambió su vestimenta por un hermoso kimono de brillantes colores, se veía indescriptiblemente hermoso, casi divino. Lucia enteramente como una chica pero aun conservaba ese aspecto varonil que a Aoi le encantaba...Espera, ¿encantar? Era solo que el genio era atractivo, eso era todo—. Mira que bonita pareja hacemos, amo —pasó su brazo por debajo del brazo de Aoi.

Miró hacia el espejo y se vio reflejado junto al genio. Era verdad se veían muy bien juntos, como esas parejas que vienen de muestra en los portarretratos, las cuales no sabes quiénes son pero no puedes evitar pensar que se ven muy bien. Por un momento todo pensamiento huyó de su mente y solo quedaron Uruha y él, como si nada mas en el mundo existiera. El trance duró solo un minuto y de inmediato se zafó del contacto, sintiéndose bastante extraño.

—Uruha —lo llamó con cierto recelo—. ¿Puedes usar tu magia sin que yo te lo pida? —ahora estaba paranoico. ¿Qué tal si el genio lo embrujaba?

El castaño alzó una ceja—. No, mi magia está totalmente restringida a lo que el amo pida  —en ese momento una mirada un tanto melancólica apareció en su rostro.

—Todavía no tengo un carro —Aoi desvió el tema, esa mirada en el genio lo había perturbado, resolvió de inmediato que nunca mas quería verla. No quería ver a Uruha triste.

-x-

Avanzó hacia el elevador, la fiesta se llevaba a cabo en un enorme salón dentro de un hotel de lujo. Caminaba en automático, pues aun no salía de su embelesamiento, sinceramente no podía creer que había llegado al hotel, manejando un Mercedes. Su Mercedes.

El lugar estaba lleno de gente elegante, alguno de repente lo miraban como si de una atracción se tratase. No conocía a nadie así que al localizar a Ruki fue de inmediato hacia él.

—Wow —fueron las palabras del rubio mas bajo—. Te ves increíble. ¿Traes puesto un Armani? —acarició su brazo—. Estás lleno de sorpresas, Aoi —sonrió.

Platicaron un largo rato, en el cual Ruki le presento a varias personas. Saludó al director, con quien había hablado en algunas ocasiones, pero de igual forma el mayor no lo ubicaba. Sin embargo, el tal prometido al parecer brillaba por su ausencia.

—Ruki —dijo el pelinegro mientras estaban solos en la terraza—, hay algo que no te he dicho —se armó de valor. Tenia la completa atención del rubio—. Bueno, soy heredero de una gran fortuna —trató de sonar lo mas convincente posible—. Tan grande que podría lograr que...

Ruki suspiró—. Mas grande que la de mi prometido —miró hacia la nada—. Podrías evitar que me casara. Sin duda esto es nuevo, nunca lo imaginé —rió asombrado—. No te mentí cuando te dije que me hubiera encantado ser tu pareja —se giró hacia el pelinegro acariciando su mejilla—. Tampoco cuando dije que no me casaba por gusto. Pero la verdad es que mi padre ha planeado esto desde algún tiempo, no va a deshacer el trato y la verdad te mentiría si te digo que no me he resignado —se alzó de hombros.

—No lo amas.

—Tampoco te amo a ti.

Las palabras se le enterraron en lo mas profundo de su ser. Pero optó por dejar hablar a Ruki.

—Sin embargo, conozco a Shou, nos llevamos muy bien y no dudo que pueda enamorarme de él en cualquier momento —sonrió—. Gracias por estar dispuesto a hacer eso por mi y no dejas de sorprenderme, jamás hubiera pensado que tenias dinero —rio—. Pero, si dije que deseaba que fueras millonario fue solo un pensamiento al aire. Tal vez en otro momento y en otro lugar —le dio un beso en la mejilla.

—Ruki —una voz lo llamo desde la puerta.

El mas bajo sonrió ampliamente—. Shou —se dirigió hacia el recién llegado y los dos entraron de nuevo al salón, dejando a Aoi completamente solo en la terraza.

Sintió las lagrimas resbalar por sus mejillas, nunca pensó que el rechazo le doliera tanto. Apretó los puños esperando que de alguna forma el llanto cesara. No quería estar ahí, llorando, no quería entrar para que todo el mundo notara su desdicha. Se sentía patético, estúpido, al creer que tenía siquiera una oportunidad con el rubio. Era obvio que no, que solo era un don nadie, una persona mas en el universo sin mucho chiste.

—Desearía no estar aquí —logró decir entre lagrimas.

—No falla, entro al baño y me llaman —la voz de Uruha apareció de la nada, seguido del sonido de un patito de hule al ser presionado—. Amo, ¿estás bien? —preguntó al notar el estado en el que el pelinegro se encontraba.

Aoi por fin alzó la vista—. Uru, sácame de aquí —se abrazó al castaño y sintió un profundo mareo que lo hizo cerrar los ojos. Cuando el malestar cesó y abrió los ojos notó que ya no estaba en la fiesta, estaba de vuelta en su habitación.

Se dejó caer al piso, llorando lo mas silenciosamente posible. Se sobresaltó al sentir una mano acariciando su cabello, pero se dejó hacer al darse cuenta que era Uruha.

Estuvo llorando en el regazo del genio durante diez minutos, hasta que por fin las lagrimas cesaron. Se levantó y miró a Uruha—. Deseo que me hagas olvidarlo —dijo completamente decidido.

El genio se mordió el labio inferior—. Amo, no puedo hacer eso —parecía un poco avergonzado.

—¿Por qué? —sonó desesperado—. ¿De qué me sirves si no haces lo que te digo? —se arrepintió al instante al ver la expresión dolida del genio, aunque no dijo nada mas.

—El amor que le tienes es una parte de ti, si hago que lo olvides, te perderás a ti mismo —explicó—. Y no solamente lo olvidarías a él, empezarías a olvidar mas cosas, cosas que no quieres olvidar —miraba al piso mientras decía las palabras.

Aoi suspiró—. Entiendo, entonces haz que no piense en él. Dime cómo lo olvido, cómo hago que no duela —se golpeó fuerte en el pecho.

—No sé amo, no sé que se haga en estos casos —los labios del genio volvieron a asemejar a los de un pato y antes de que pudiera decir algo mas, sintió los labios de Aoi chocar contra los suyos.

Aoi no supo por qué lo hizo, pero desde que sus labios tocaron los del genio, todo pensamiento doloroso desapareció. Era una sensación deliciosa que se transformó en exquisita una vez que el castaño comenzó a corresponderle. Se separaron debido a la falta de aire, aunque Aoi deseaba no haberlo hecho.

Lo volvió a besar con desesperación, buscando un alivio en esos labios. Uruha le correspondía así que no había problema. Lo recostó sobre la alfombra colocándose encima de él, sus manos recorriendo los muslos del genio con ansias. Quería olvidar y Uruha lo hacia olvidar.

—Amo —alcanzó a decir el genio entre suspiros mientras el pelinegro devoraba su cuello—. No puede, es contra las reglas —advirtió soltando un gemido al sentir la mordida de Aoi.

—Si tu no quieres no haré nada —se separó—. Pero, sé que sí, sino no me corresponderías —lo miró suplicante.

Y no supo por que, pero asintió. El pelinegro volvió a su labor de acariciarlo y besarlo. Uruha solo pensó en aquellas palabras que le habían dicho años atrás. 

"Si te entregas a alguien, estarás condenado a amarlo para siempre."

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