Decisiones y arrepentimientos

By DalhiaOkazaki

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Levi vuelve agotado tras perder a Farlan e Isabel. Intentando comprender cuál debe ser su razón para luchar e... More

Añoranza
Una obsesión con la limpieza
El examen
Antes de partir
Reconocimiento
La nota
Calor humano
Misión suicida
Moblit Berner
Monstruo
Gracias
La habitación de al lado
El escuadrón de Levi
Bienvenido de vuelta, capitán
Muros y piedras
Dos palabras
Después de la caída
Infiltrados
El séptimo
Capitán Kenny Ackerman
Narcolepsia
Enterrada
Palabras ahogadas
Fase 1
Fase 2
Fase 3
Estrategia
Perseguida
Cádaver vacío
Para siempre
Gestación

Carnada

915 88 49
By DalhiaOkazaki


Snk pertenece a Hajime Isayama.

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La pluma comenzaba a secarse mientras continuaba escribiendo sobre el tañido papel. Su caligrafía emborronaba cada pequeño párrafo. Y sin embargo, no parecía tener sus ideas más claras. Levantó su vista un momento para visualizar a los dos especímenes que parecían querer devorarla con la mirada. ¿Acaso sus experimentos no eran suficientes? Tal vez debería replantearse otra metodología de actuación. Sus ojos se tornaron vacíos mientras se volcaba de nuevo en la lectura de sus propias anotaciones. No podía contar ya cuántos de ellos había diseccionado, pero con cada uno, le asaltaban más y más dudas inalcanzables.

La débil luz del candil junto a ella tintineó débilmente. Ni siquiera se había fijado en cuando había sido encendida. Su fiel ayudante siempre procuraba estar a su lado mientras ella se imbuía en sus investigaciones. Y había permanecido a su lado durante todos aquellos duros días de investigación de campo. Otro tintineo de luz. Y varias sombras se proyectaron sobre su espalda. Las ignoró mientras continuaba escribiendo. Una de las sombras de mayor tamaño se acercó hasta su posición hasta acariciarle el hombro.

- Parecen más tranquilos que ayer –la profunda voz de su comandante penetraba sus sienes adormeciéndola.

- Ah, sí – se giró hacia atrás comprobando que los dueños del resto de sombras eran sus dos compañeros, Mike y Levi, que permanecían callados al fondo – Al privarles de luz solar, disminuyen mucho su actividad. Hemos hecho varias pruebas con luz artificial, pero no reciben el mismo efecto. Posiblemente tenga un efecto fotosintético.

- ¿Hay algo nuevo que puedas facilitarnos, Hanji? - se acercó hacia las dos enormes bestias, sin miedo, como si no fuesen algo distinto a él mismo.

- Moblit y yo estuvimos esta tarde haciendo algunas pruebas en los molares.

- ¿Molares?

- Si, verás – se acercó hacia losdos especímenes mientras abría la boca de uno de ellos con sus manos desnudas.

- ¡Capitana, tenga cuidado! - suplicó, Moblit mientras el resto de capitanes sacaban sus espadas atentos a la presa.

- ¿Ves esta zona de aquí? En esta zona, los adultos humanos desarrollamos unos molares más desarrollados que salen después de los dientes de leche –ignorando las advertencias de sus compañeros continuó hacia el otro especímen – Pero sin embargo, este otro titán no los tiene.

- ¿Qué quieres decir?

- Presenta un comportamiento molar anormal. Como el de un niño, estos dientes de aquí parecen premolares, no molares definitivos. Con esta línea marcada en los incisivos. Es más reciente, sin embargo el otro titán parece tener los dientes más desgastados.

- Esa sucia escoria habrá devorado a más de los nuestros que el otro – musitó Levi con sus espadas preparadas y apuntando hacia el especímen.

- Eso creía en un principio, así que realizamos una prueba en la zona de la piel más gruesa. Verás, he intentado comprobar la morfología epitelial varias veces, pero se evapora en mi microscopio. Aunque la zona cercana a la nuca, dónde los derrotamos, si permitía una mejor investigación.

- Prosigue.

- A simple vista, si se observa desde una distancia bastante cercana, toda la piel que comienza desde la nuca hasta la espina dorsal presenta un aspecto diferente. El resto parece más artificial. Asi que era imposible de datar el epitelio en las piernas, el rostro, ....

Tomó aire unos segundos mientras sus ojos miraban extrañados a aquellas dos bestias que habían sido sus compañeros aquellos días.

- Y hemos encontrado nuevamente diferencias entre los dos en la zona de la nuca. Ha sido difícil de datarlo, pero lo hemos conseguido gracias a algunos químicos que nos han permitido conservar las capas del epitelio – se acercó hacia un pequeño microscopio abandonado en una esquina de aquella zona improvisada para el estudio – Si observas estos dos pequeños portacutículas, podrás ver diferencias notables.

- Veo... Unas capas más gruesas...y... ¿grasa?

- Sí, en efecto, células de lípidos en continua destrucción. Estas muestras no durarán más de unas pocas horas más. Pero se observa la diferencia. La muestra de la izquierda es la del titán de los molares definitivos. Y esta –colocó la pequeña placa frente a la luz de microscopio – Es del otro.

- ......... - levantó su vista extrañado hasta encontrarse con su subordinada – No comprendo. Parece similar, pero...

- Pero hay menor densidad, menor aparición de imperfecciones, de grasas.

- ¿Qué significa, Hanji?

- Parece la piel de un niño. La primera muestra la hemos datado de 8 años. El otro tiene apenas unos meses.

- Significa esto que ellos pueden madurar su piel como especie y... ¿crecer?

- No lo creo – de manera descuidada se acercó de nuevo a sus dos sujetos – Comprendo que puedan tener distintos estados avanzados en su especie. Más adultos, más jóvenes. Pero en el momento que emergen o se reproducen, mantienen ese mismo aspecto. Perteneciente a la edad física que tengan. Si yo tuviera este sujeto dieciocho años bajo mi microscopio su aspecto no cambiaría ni la morfología de su piel. Solamente podría decir que lleva existiendo dieciocho años.

- Su aspecto exterior es distinto de su tiempo de vida, ¿eso quieres decir?

- Sí. Este titán, presenta un aspecto morfolófico "adulto"; pero su piel data de 8 años atrás. Otros titanes que he analizado databan de 30 años, 50. Y su aspecto difería. Así que supongo que cuando son concebidos o cuando emergen de donde quiera que sean, permanecen con la misma apariencia.

- Interesante...

- Aún sigo algo atascada en esto. Necesitaría poder probar esta teoría con otros sujetos de investigación. Tal vez pueda descubrir si poseen capacidad de desarrollo cerebral basado en el tiempo que llevan existiendo.

- De acuerdo, Hanji. Autorizaré otra captura – se levantó de su asiento y se dirigió a ella mientras la alejaba de su microscopio con cuidado – Pero tu momento de guardia ha pasado.

- ¿Cómo?

- Llevas 4 días aquí sin dormir, y mañana quiero que estés despejada para poder analizar el terreno. Así que te ordeno que descanses.

- P-pero aún tengo que comprobar que-

- Hanji, es una orden.

- .... - su palpitante mirada se dirigió hacia sus dos camaradas que cabeceaban indicandole que no sería buena idea revelarse – Ya veo porqué le has pedido a ellos dos que te acompañe. No es necesario que me inmovilicéis, puedo ir sola.

Abandonó aquella zona algo pesadumbrada mientras el más pequeño de los hombres la seguía. Mike recorrió con la vista a los dos hasta que miró con compasión al subordinado de Hanji que continuaba esperando su propia orden, aún vigilando aquellas extrañas criaturas.

- Moblit, estos días han sido duros, descansa tú también.

- Pero capitán Zakarius, los titanes...

- Mi escuadrón te relevará para vigilarlos.

- Entendido capitán.

Aquel tipo de dinámica comenzaba a ser austera. No recordaba ya cuantos años llevaba recorriendo aquellos bosques mientras rastreaba a aquellas criaturas que les devoraban continuamente. Pero cada soldado que entraba en aquella tropa, sabía que debía entregar su vida a toda costa. Aunque ello implicase olvidarse de su propio sustento y descanso adecuado.

Cómo el que su vieja amiga olvidaba continuamente. Apenas hacía treinta minutos que su comandante les había ordenado a él y a Levi neutralizarla si ella se negaba a tomar un descanso de su estudio. Sabía que Levi podía tumbarla él sólo si quería, pero la extraña relación que mantenían ambos le limitaba en sus acciones.

Erwin continuaba pensativo mirando al titán que había desatado tantas dudas. A pesar de su aspecto grotesco, poseía líneas de expresión que le hacían parecer un niño. Mientras que el otro poseía vello facial. ¿Acaso sería cierto? ¿Eran una especie propia?

- ¿Qué crees, Erwin? Debieron salir de algún lado. No pueden ser simples monstruos que aparecen de la nada y se expanden con el simple toque del aire.

- Espero que Hanji termine averiguándolo....

- Nanaba ha vuelto al cuartel por orden mía – recapituló mientras sus palabras se volvían cada vez más inexistentes, hasta convertirse casi en un susurro – Tal y cómo tú indicaste, ha encontrado una genealogía real, pero se detiene hace cien años. Y comienza una serie de matrimonios forzados y reyes absurdos que no hacían ningún acopio de aparecer ante el pueblo.

- Ya veo... -sonrió pensativo.

- Erwin, Nanaba es ágil y astuta. No la cogerán por más que se involucre en estos temas. Pero no deseo arriesgar la vida de mis subordinados si no sé hacía dónde nos estás guiando. Así que responde, ¿llegará el día en que no serán estos monstruos los que nos arrebanten la vida?

- Estas criaturas son temibles. Pero solamente porque tememos a lo desconocido. Tal vez, deberíamos enfrentarnos a aquello que conocemos. Y dejar de pensar que nuestras murallas nos protegerán eternamente. Es un pensamiento que deseo cambiar en la población. Aunque para ello debamos ofrecer nuestras vidas.

- ¿Y consideras adecuado que Levi y Hanji mantengan esa tórrida relación mientras tanto?

- Se perfectamente que ellos dos no son los únicos que mantienen un apego especial hacia alguien dentro de este destacamento – le encaró – Aunque debo admitir que ellos han sobrepasado el límite. Jamás planeé que pudieran plantearse mantener ese vínculo durante tanto tiempo.

- Se que Levi estará de acuerdo conmigo si prohíbes a Hanji investigar fuera de las zonas seguras.

- Hanji no acatará esa orden. Y no preciso de perder tiempo por culpa de una mala decisión – su ceño fruncido comenzó a relajarse mientras se tornaba en una sonrisa – No paro de pedirles a ambos que se arriesguen. Al igual que a tí y a Nanaba. ¿Acaso quieres que Nanaba también sea recluída del trabajo de campo?

- Ella tampoco lo aceptaría – admitió.

- Os he pedido en centenares de ocasiones que continuéis andando mientras el cañón de la escopeta aún apunta a vuestra cabeza. Sería una decisión egoísta por mi parte pediros que lo hagáis solos – hizo una pausamientras se acercaba al titán anormal y comprobaba que le ignoraba como si no fuera alguien digno de su interés – Además, desde que comenzaron a involucrarse entre ellos sus habilidades en batalla han mejorado. Incluso Hanji ha enfocado su investigación hacia temas más complejos.

- No se que hacen en la cama, pero parece efectivo.

- Cuando luchas por algo más que tu propia vida, tus habilidades mejoran. Y ellos dos, han encontrado algo más por lo que luchar.

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Como si del lienzo en blanco de un artista se tratase, sobre el oscuro cielo que velaba por ellos, comenzaron a dibujarse pequeñas estrellas que apenas les iluminaban. El calor de la hoguera hervía cerca de ellos ,pero el ligero calor que desprendían las suaves caricias que hacía sobre su pelo era más que suficiente.

Yacía tumbada sobre las rodillas de él, aún conmocionada con todos los descubrimientos que rondaban su mente. Como si de un espejo de tratase, sus ojos reflejaban una emoción que no podía expresar con simples palabras. Sus labios se movían con demasiada rápidez y sus palabras no parecían decaer por el cansancio.

Solo hablaba y hablaba mientras los mechones de su costado se enredaban entre sus dedos. Sus caricias no surtían efecto. Solamente emborrachada por sus propias palabras.

- ... Y no todas la estrellas tienen el mismo efecto, algunas de ellas, parecen poseer fuerza magnética y pueden influenciar acerca de diversos cambios en el planeta. Por ejemplo. El satélite que nosotros tenemos más cercano, la luna, puede causar movimientos en las zonas más cercanas a la costa. Provocando cambios en la marea.

- Eso suponiendo que lo que dicen tus libros sea cierto y esa especie de lago salado exista.

- Sí, sí. También. Me gustaría averiguar si eso es verdad, el hecho de que haya un lago que pueda aumentar o disminuir su densidad es desorbitante.

- Parece algo absurdo. Agua que sube y baja su caudal en función de un punto luminoso que se mueve.

- Ja, ja, ja – rió – Es curioso, que algo tan lejano tenga tanta influencia sobre nosotros.

- .......... - se recostó junto a ella permitiendo que descansara sobre su pecho. Pasó su brazo derecho sobre su torso intentando darle calor – Hanji, el tipo que te estuvo interrogando...

- Ya te lo dije. No parecía un soldado. Pero los miembros de la policía militar interior se referían a él como capitán. Posiblemente fuera algún noble al que le gusta mantener su influencia en el ejército. No es la primera vez que uno vigilaba mi celda. Aunque su aspecto no lo parecía.

- Me dijiste que era un tipo alto y corpulento. Con un sombrero y aspecto cansado. Y que parecía un imbécil.

- Yo no dije eso último.

- Pero lo pensabas.

- Ja, ja, ja. Tal vez tuviese un aire bastante arrogante. Aunque parecía que quisiera lo que quisiera de mí, no lo estaba consiguiendo.

- Ese tipo me recuerda a alguien que conocí. Un mero carnicero que se dedicaba a degollar soldados mientras me enseñaba a mí cómo sujetar un arma.

- Recuerdo esa historia. Aunque nunca nadie se dirigió a él como Kenny.

- ¿Y cómo le llamaban?

- Capitán, solamente.

- Mierda.... Posiblemente me preocupe de más y solamente sea una coincidencia. De todas formas, Hanji, si vuelves a ver a ese imbécil. Ten cuidado. Parece peligroso.

- ¡No te preocupes! ¡Si vuelven a apuntarnos con un rifle, sabré responder! Tú me has enseñado cómo esquivar un cañón – sonrió despreocupada.

- ........

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Apenas rallaba el sol del mediodía. Caliente, y amenzando con aumentar la temperatura. La escueta capa de ropa adornada con un emblemático parche en su espalda, comenzaba a ser demasiado molesta. Se deshizo de ella con cuidado mientras seguía observando el horizonte.

Otro día más. ¿Otro paso más? ¿Cuán lejos quedaba su objetivo? Ni siquiera sabía cual era. Tal vez llevasen años andando en la dirección equivocada. O quizás, ni siquiera hubiese una auténtica dirección que seguir. Un ligero silbido atisbo sus sentidos y saltó de la rama en la que estaba postrado hasta aterrizar junto a su eterno acompañante.

- Cual es el modo a seguir, Erwin – preguntó mientras se postraba ante él.

- Hay que peinar la zona. Llevamos demasiados días sin recibir ningún ataque. Eso me tiene intranquilo, así que coge a los soldados que necesites y barre esta zona.

- Es hora de un poco de limpieza....

- Ensilla tu caballo, saldremos a dar una ligera vuelta- ordenó.

Con agilidad buscó su montura e indicó a sus subordinados que les siguiesen. Ni siquiera había una sola maldita nube en el cielo. Sabía que premeditaban las expediciones con absoluta presición. Pero no recordaba el último día que se había guarecido bajo la lluvia. Cualquier tipo de ser humano agradecería los tenues rayos del sol calentando su piel.

Pero el clima no sólo beneficiaba a sus hastiados soldados. Sino a sus propios enemigos. Apenas habían cabalgado unos kilómetros cuando el primero de ellos apareció ante sus ojos. Ni siquiera advertía su presencia. Se colocó de pie sobre la grupa del caballo y saltó impulsado por el motor de su espalda.

Una fina neblina delineó el horizonte mientras se aproximaba hacia él. Giró en el aire y aterrizó sobre su nuca asestándole un golpe mortal. Mientras su presa se desvanecía silbó llamando a su montura y aterrizando de nuevo en ella. Se escoró hacia su izquierda intentando ganar terreno, movió uno de sus dedos denotando posición. Auruo y Petra en retaguardia. Erd y Gunther en el flanco izquierdo. Él se ocuparía del derecho.

Algo en su instinto marcaba aquellas instrucciones que salían de manera natural de sus gestos. Ni siquiera había acabado de dar sus órdenes cuando otra presa aparecía. Completamente desesperada. Repitió el mismo proceso mientras tomaba distancia. Precaución, su mente le advirtió.

- ¡Auruo, Petra! Mantened posición mientras yo lo guío – ordenó con fiereza.

Los cadetes obedecieron su orden mientras comenzaban a retroceder en su avance. Espuelas de caballos clavadas sobre la dura piedra del camino. Levi comenzó a rodear a su enemigo, investigandolo con su mirada. También parecía ignorarle. Era el segundo de ellos que parecía no estar atento a sus movimientos. Cómo si no le interesara caer desfallecido allí mismo. Se precipitó contra él y le asestó el golpe de gracia.

Algo extraño pasaba. Era demasiado fácil. Y se estaban alejando demasiado de la base. Buscó la mirada de Erwin entre el mar de humo. Demasiadas bengalas indicando posición. Aquella neblina apenas le permitía controlar su posición con exactitud. Se detuvo en seco y agudizó su oído. No detectaba ningún ataque ni ningún grito. Apenas el trote de sus caballos que comenzaban a detenerse hasta su posición.

- Capitán, órdenes.

- ¿Dónde está Erwin?

- El comandante ha continuado la senda. Nos ha pedido que volvamos con usted y continuemos bajo sus órdenes.

- Volved a la base y ordenad a los reclutas que estén allí que se cercioren que sus equipos funcionan bien. Decidle a Ness que se queda al cargo.

- ¿Y usted, capitán?

- Volveré tras traerme al imbécil de vuestro comandante de vuelta....

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- ¿Qué mierdas estás buscando, Erwin? ¿Acaso me has pedido que haga una ronda por el terreno para que mis hombres te hagan de escolta?

Detuvo su montura junto a él. Llevaba cabalgando más de media hora siguiendo su estela. Aquella arbolada estaba demasiado lejos de su posición. Y ni siquiera era consciente del estado de su escuadrón en aquel instante. Notaba que la ira se apoderaba de él, pero un extraño presentimiento recorrió su espina.

Y sus fosas nasales. Un intenso y duro olor a sangre humana. Detuvo sus pies en seco mientras su cabeza se alzaba hacia la parte superior de aquel entramado de ramas. Como si aquellas ramas estuvieran allí solamente para dotarles de privacidad. Posó con suavidad su mano sobre uno de los miles de troncos que le rodeaban. Tembló con incertidumbre cuando notó que se manchaba de sangre humana.

Avanzó despacio mientras repetía la acción. Y otra vez. Y otra. Y otra. La sangre impregnada en todos aquellos árboles que los rodeaban.

- ¿Qué mierda es eso, Erwin? - insistió.

- Levi... - susurró mientras continuaba agachado observando el terreno – Hanji lo descubrió hace dos días. Cuando la mandé a buscar otro especimen para investigar. Decidimos investigar. Pero llevaba bastantes horas desaparecida aquí así que no estaba seguro de que pudiese continuar investigando este lugar.

- ¿Y qué es este lugar?

- La sangre es reciente –una voz femenina sobre él comentó con agilidad mientras bajaba hasta su posición. Una mujer alta y rubia que solía burlarse de él junto a Mike - Posiblemente humana.

- Aún estamos dentro de los muros – murmuró Levi algo extrañado - ¿Algún ciudadano rezagado?

- No lo sé, Levi – musitó Erwin mientras observaba la tierra removida bajo sus pies – Estas huellas no son del calzado de los aldeanos. Son botas de combate.

- ¿Uno de nuestros soldados?

- No parece una de las nuestras. - se giró hacia la mujer que se encontraba aún allí –Nanaba, ¿Mike y Hanji han encontrado algo en las copas de los árboles?

- No hemos encontrado ninguno de nosotros nada. Pero sí el ataque de algunas aves en los lugares de los que provenía la sangre.

- ¿Aves? ¿Qué tienen que ver unos malditos pájaros en todo esto?

- No lo sé – sus ojos se viraron hacia su comandante – Hanji ha emitido una teoría............. algo macabra....

- Llévame con ella.

Conforme se adentraba más en aquel frondoso bosque notaba que la densidad aumentaba. Hasta no poder avanzar con el equipo que llevaba a su costado. ¿Qué clase de humano podría combatir en aquella zona tan estrecha? No con aquel equipo, al menos. Mientras atravesaba aquella zona hasta continuar hasta el exterior, sus ojos detectaron varias líneas de ataque en algunas ramas. Reflejadas por un intenso entrenamiento.

Pero no eran recientes. Posiblemente anteriores, pero muy evidentes. Con extrema fiereza. No concebía que clase de aldeano podía haber invertido su tiempo en entrenar en aquella zona. Pero las muescas que observaban no eran marcas de flechas de algún cazador. Sino escopetas. Incluso algún otro arma que no alcanzaba a discernir.

El frondoso ramaje volvió a tornarse más liviano conforme la luz les atravezaba. Podía distinguir su risa alegre al otro lado. No comprendía a aquella mujer. Varios días atrás permanecía obsesionada con recabar los datos de los especímenes que había estado investigando. Los mismos que había desechado tras obtener todo aquello que pudiese de ellos. Y había decidido comparar aquellos datos con un nuevo especímen. Y en aquella búsqueda había descubierto un bosque lleno de sangre.

Un asqueroso aroma se hizo presente cuando abandonaron el follaje. Ella se encontraba sentada en una pequeña carreta hablando con el otro capitán que debía estar con ella. Que le respondía. A una distancia de cuatro metros.

- ¿Qué es ese asqueroso olor, cuatro ojos?

- ¡Oh, Levi! ¡Has venido!

- ¿Qué es esa mierda? -insistió mientras se acercaba hasta su posición buscando al procedente de aquel hedor, cubierto por una manta en aquella carreta.

- Ah, verás, he conseguido encontrar al origen de la sangre en las cortezas de los árboles –sonrió mientras señalaba a Mike – Bueno, más bien lo encontró él.

- Esa cosa apestaba desde la distancia. Pero en ese bosque lleno de sangre en cada maldito tronco no me dejaba rastrear.

- Mike, Hanji, informad.

- Sí, si, bueno. Hemos hecho otra ronda por las copas, y hemos encontrado......... rastros.

- ¿Rastros?

- ¡Sí, mira, Erwin! - se subió en la carreta mientras procedía a retirar la manta envejecida - ¡Hemos encontrado diecisiete trozos en todo el bosque!

- ¡Hanji, por dios! Tapa esa cosa repugnante – suplicó Mike.

- Mike, gracias por tu atención. Se que este hedor es delicado para tu olfato. Puedes retirarte.

El hombre más alto del grupo se retiró inmediatamente sin discutir la orden. Levi se acercó aún más al origen de aquel pestazo. Parecían extraños trozos de carne picoteados.

- ¿Cebo?

- Los buitres y las águilas de la zona lo han destrozado así que no se puede percibir muy bien, pero no es cebo – rectificó.

- Hanji, explícame que estoy viendo.

- No puedo afirmarlo si no lo investigo bajo mi microscopio. Pero creo que son restos humanos.

- Algún imbécil que se habrá ido a mear y ha sido masticado por algún titán y ha sido vomitado aquí.

- Levi, no nos aventuremos en nuestras percepciones. Hanji, cuál es tu opinión – insistió Erwin.

- Al principio creí lo mismo que Levi, pero, me llamó la atención cómo el hueso estaba cortado de manera demasiado recta. Parecido........ - sus ojos rodaron hacia un costado – Parecido a aquella mano que me trajiste hace bastante tiempo.

- ¿Parecido a aquella mano?

- Sí, pero el hueso no presenta las mismas carencias que aquella mano. Estos parecen personas sanas.

- ¿Personas?

-Como he dicho, no puedo confirmarlo si no lo examino bajo mi microscopio – sus manos comenzaron a señalar aquel amasijo de carne ensangrentada que continuaba pudriéndose poco a poco – Son restos de al menos siete personas.

-¿¡Siete!? - comentó Levi horrorizado - ¿Esa cosa son siete personas?

-Sí, por el tamaño de los huesos y la procedencia. Son tres mujeres y cuatro hombres – se giró hacia su comandante con una expresión más seria – No puedo investigarlos en campo, necesito llevarlos a mi laboratorio.

-Entendido. Ordenaré la retirada. Necesitamos averiguar que ha ocurrido aquí. Recoged y dirigíos a la base. No quiero que llaméis la atención a sospecha. Nada de lo que hemos visto debe salir de aquí. Saldremos en una hora.

-¡Entendido!

Hanji procedió a resguardar aquellos restos con algo de cuidado, evitando que fuesen dañados. Aquella sábana bañada en sangre llamaría excesivamente la atención de los reclutas. Nadie debía saber que era aquella masa sanguinolienta. Se retiró su chaqueta y la colocó sobre el extraño bulto junto a su capa. Si alguien tuviera alguna duda, creería que portaba cadáveres que habían perecido en el campo de batalla.

Ella era astuta, sabía que información debía trasladar a sus subordinados. Y cuál debía quedar entre los que se encontraban allí.

-Tenemos que irnos.

-Oh, sí, yo iré con el carro y me reuniré con vosotros en el campamento.

-Puedo ir contigo.

-Llamaremos la atención si Erwin y tú no volvéis juntos. Se supone que habíais salido a hacer una inspección ordinaria del terreno.

-........

-Oh, venga. No te preocupes. La base está cerca – susurró mientras se sentaba en la ajada madera y rodeaba su cuello con los brazos –Estaré allí en media hora.

-Hanji. Vas a ir a en un maldito carro lleno de pedazos de cadáveres que algún carnicero ha descuartizado en ese maldito bosque. ¿Acaso no sabes lo que es el maldito miedo?

-Si me aterrara cada vez que alguien atente contra mi vida, no habría llegado hasta aquí.

-Idiota...

El sol continuaba calentando su rostro, con pesadez, incapaz de abandonar el sol de aquel día. Que amenazaba con cada rayo de luz. Se postro sobre ella y acarició su cabello desordenado mientra ella le miraba con sus fieros ojos determinados. Su mano bajó hasta su mejilla mientras sujetaba su mentón, aproximándose a sus labios.

-Levi, Mike y Nanaba aún rondan por aquí cerca.... - insinuó la mujer algo pensativa – Creía que no querías hacer este tipo de cosas con ellos delante.

-Pasan todo el maldito día haciendo apuestas sobre nosotros – su voz se tornó más sensual mientras su aliento acariciaba la mejilla de ella – Pero esta vez ganaré yo la maldita apuesta.

Sus ojos no cesaron en su aura de preocupación mientras continuaba acariciándole la cabeza y juntaba sus labios con los de ella. Un tacto que calentaba el poco reducto de alma que quedaba dentro de él y al mismo tiempo prolongaba su lapso de vida un poco más. Con cada feroz intercambioentre el roce de sus bocas, notaba que su miedo a perderla crecía cada vez más.

Cada vez aquel tacto sevolvía algo más lejano. Cada vez pasaba más tiempo entre que podía notar sus suaves gemidos perderse entre las cavidades de su boca.Pero cada vez estaban más cerca de la verdad. Con cada minuto que pasaban sin estar cerca del otro, daban un enorme paso hacia su libertad.

Cada pequeña marca de sangre que manchaba sus manos. Otro paso. Y otro, y otro. Hasta que hubiesen pasado años desde la última vez que sintiera su aliento rozando su cuello cada noche. Hasta la ansiada libertad. Dónde volvería a experimentar sus cálidos besos a cada instante de su vida. Hasta que su corazón dejase de latir.

Si fuera un reo abocado a la horca y solo se le concediera un último deseo en vida, solamente pediría poder pasar los últimos momentos de vida, entre el calor de sus brazos.

.

.

.

Las ruedas arañaban el asfalto de tierra. Rápido. Más rápido. Notaba que la adrenalina crecía en sus venas. Apoderándose de sus reflejos, de su instinto. De sus capacidades. Necesitaba dirigirse hacia su recluido laboratorio. Aquellas últimas tres semanas habían sido absurdas.

Los especímenes que había investigado parecían demostrar que entre ellos poseían subespecies, que eran capaces de reproducirse. Que su aspecto variaba de uno a otro no solamente en apariencia sino en edad. Absurdo. ¿Cómo podían presentar semejantes atributos aquellas criaturas que se desvanecían cómo el humo? Necesitaba respuesta. Y con esa idea bajo su mente había salido en busca de más especímenes a los que colocar bajo su ojo cínico.

Pero no había encontrado respuestas. Sino más preguntas. Que debían ser resueltas. ¿Acaso había alguna relación entre aquellos humanos diseccionados y las anomalías que había detectado en sus dos sujetos de experimentación? Solo dudas y más dudas. Cada kilómetro que avanzaba hacía que su ansiedad creciese más.

El animal que transportaba su carro galopaba con excesiva velocidad. Siendo guiado con fiereza a través de la bruma de tierra que se desprendía en el ambiente. La ansiedad aumentaba. ¿Acaso esas serían sus próximas expediciones? ¿Saldría a campo y volvería con más dudas? ¿Cuánto más tendría que entregar su vida hasta obtener una mísera respuesta?

El aire comenzó a cambiar guiado de un ligero silbido. Apenas le dio tiempo a girarse hacia el origen del ruido cuando recibió un golpe sordo en su cabeza. Y luego, solamente oscuridad.

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.

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Lamento mucho la tardanza por este capítulo. Pero la verdad es que las lecturas en esta historia cayeron en picado y con ellas mis ganas de escribir. A los pocos que aún la leéis gracias por vuestro apoyo y perdón por teneros esperando.

Quisiera aprovechar y preguntar a los lectores de Wattpad, acerca del hecho de las ilustraciones, ¿os ayudan a leer la historia? Porque rara vez recibo comentarios acerca de los dibujos, y al no ser artista, imagino que igual quedan bastante mal utilizar dibujos míos propios en mi historia.  Avisadme si las consideráis innecesarias para dejar de hacerlas.

¡Nos leemos!

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