(Re) Escribir nuestra histori...

By PauS47

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Chloe Beale, Beca Mitchell. Dos historias de vida. Dos historias distintas. Dos historias entrelazadas, pero... More

Hello.
Against all odds.
If I just lay here.
Hopelessly devoted to you.
Don't you remember.
Resiste.
When I'm with you.
You are the reason.
Destino o Casualidad.
Somewhere Only we Know
Run to you.
The Next Ten Minutes.
Taking Chances
Running Home To You
Información
Forever Like That.

Half A Heart.

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By PauS47

φ

And being here without you is like im waking up to
only half a blue sky
kinda there but not quite
I'm walking around with just one shoe
I'm half a heart without you
I'm half a man at best,
with half an arrow in my chest
I miss everything we do,
I'm half a heart without you

Y estando aquí sin ti es como despertar
Con sólo una parte del cielo azul
Un poco allí, pero no del todo
Estoy caminando alrededor con solo un zapato
Soy la mitad de un corazón sin ti
En el mejor de los casos soy medio hombre
Con media flecha en mi pecho
Extraño todo lo que hacíamos
Soy la mitad de un corazón sin ti

- Si tan sólo tienes paciencia, te prometo que valdrá la pena al final.
- Chloe, sabes que no me gustan las sorpresas.
- Porque nunca te han dado una sorpresa como esta en realidad. Camina despacio y confía en mí.
Beca caminaba con los ojos cubiertos por una venda blanca, mientras Chloe la guiaba por atrás. Estaban en medio de un pasillo, caminando hasta la última puerta de una habitación de hotel. Se habían encontrado en la entrada del edificio y Chloe había insistido en subir a Beca hasta el octavo piso con los ojos vendados, algo que a la actriz le pareció una locura y luego de unos minutos terminó por aceptar. Odiaba las sorpresas, o quizás odiaba no saber qué debía afrontar luego, pero Chloe era insistente, y jamás aceptaba un no como respuesta. Tanto así que estaba llevando a Beca por todo un pasillo, mientras sostenía su cintura y le daba instrucciones para que no tropezara o chocara con algo. Abrió la puerta con una tarjeta magnética, y sólo cuando estuvieron las dos adentro, solas, lejos del bullicio del mundo de Beca Mitchell, quitó la venda.
- Feliz cumpleaños, Becs...
Nunca se había separado de ella, la estaba abrazando por la espalda, y tenía su barbilla apoyada en el hombro derecho de la otra, que a esa altura estaba sin habla. Estaba en una habitación con una vista fantástica, y había globos de helio justo al lado del enorme ventanal de vidrio. La cantidad suficiente de velas para no necesitar encender ninguna luz, y una bonita alfombra que se extendía en un espacio grande, rodeada de almohadas de colores pasteles, mantas perfectamente ordenadas, y una cena pensada en cada detalle. El silencio era tranquilizante, justo lo que necesitaba después de un día rodeada de gente diciéndole lo que tenía que hacer.
- Así que por eso no me acompañaste al set hoy...
- Debía lograr que saliera como lo había planeado, y arrastré a Aubrey conmigo por algo de ayuda mientras Stacie te distraía.
- Esto es realmente hermoso.
- ¡Ja! Lo sabía. Sabía que esta sorpresa iba a gustarte. Lo anotaré en las cosas que sólo Chloe Beale puede lograr.
- Dios, te amo tanto.- Beca giró para encontrarla de frente y poder besarla, acariciar su rostro, acomodar su cabello detrás de sus orejas y enredar sus manos detrás de su cuello como si nunca fuera a soltarla.
- Te invito a quitarte tus zapatos y caminar por esta alfombra fantástica que una de tus amigas me ayudó a conseguir.
- Después me dirás cuantas personas involucradas hay en esto.
- ¿Directa o indirectamente?
- Mejor no quiero saberlo.- se quitó los zapatos y tomó su mano para ir a sentarse con ella en medio del lugar.
Fue su mejor cumpleaños en varios años. Chloe se había encargado de que lo fuera. Estaban en Nueva York, habían aterrizado tres semanas antes para que Beca empezara a filmar una película, y el ritmo era desgastante, demasiado movido, una rutina que empezaba a las seis de la mañana y terminaba en la cena. Chloe había decidido que sería la última vez que la acompañaría porque luego se iría a Atlanta a continuar sus estudios, así que se tomaba eso como unas vacaciones antes de retomar las obligaciones que había dejado de lado un tiempo atrás. Y esa decisión había sido una luz para Beca, quien disfrutaba de su compañía, y se alegraba de tenerla todas las noches al llegar al apartamento que estaban alquilando. Chloe hacía todo más fácil, incluso los días difíciles y cansadores que terminaban con la paciencia de Beca. Aportaba tranquilidad, serenidad, paciencia y entusiasmo por el día siguiente. Y además podían acurrucarse en el sofá por horas mientras hablaban de sus días.
Se sentían como en la cumbre de su relación, en el mejor momento de su noviazgo, y eran felices con lo que tenían, porque era lo más genuino que las dos habían conocido.
Esa noche hablaron mucho, rieron como dos adolescentes enamorados, bebieron un vino delicioso elegido por Stacie, y cenaron distintos platos que el chef del hotel había preparado para ellas. Hicieron el amor en la alfombra, y a pesar de que sus cuerpos ya se conocían antes, parecía la primera vez. Era especial, había algo que hacía que todo fuera especial. La forma en que sus labios se besaron, en que sus manos tocaron sus cuerpos y se entrelazaron entre sí, la manera en que sus ojos conectaron, y el momento exacto en que Beca miró a los ojos a Chloe para decirle que la amaba. Todo era diferente, como si de alguna forma estuvieran conectadas en esa vida y en todas las otras, como si alguien hubiera escrito que debían estar juntas para siempre. Había algo en el aire, un misterio que era imposible de explicar. Beca eligió decir "te amo", Chloe eligió decir "para siempre". Y ninguna había pensado demasiado antes de hacerlo. Había un convencimiento más allá de las palabras, una convicción firme de mantener esa promesa cueste lo que cueste.
Beca se durmió en el pecho de la pelirroja y se aferró a su cintura para descansar. Estaba segura que quería pasar el resto de su vida así. Enamorada de esa mujer preciosa que le había cambiado la vida, y para quien no era Beca Mitchell, sino sólo Beca, su Beca, su novia y mejor amiga. Chloe no tenía una imagen de ella para idolatrar, y eso hacía todo tan fácil, fluido, y excepcionalmente normal.

- Feliz cumpleaños, Beca.
Esa era Stacie, con un muffin de chocolate en sus manos y una vela encendida, justo en la puerta de la habitación donde la actriz se estaba quedando. Beca sonrió, y la dejó pasar.
- Siempre ha sido una costumbre saludarte a medianoche, pensé que lo necesitabas más ahora.- le dijo al entrar y pararse frente a ella, aún con la vela encendida.- Vamos, pide tus deseos.
Beca cerró los ojos, pensó un poco y luego apagó la vela.
- Me alegra que estés aquí.- dijo al fin.- En verdad.
- Bueno, me costará mi relación pero al menos comeré esta delicia de chocolate mientras Aubrey me deja por mensaje de texto.
- Aubrey no te dejará.- fueron a sentarse en el sofá y compartieron el muffin.- Quizás esté enojada conmigo pero no te dejará por venir aquí.
- ¿Tú cómo estás?
- Estuve pensando en un cumpleaños en Nueva York, justo antes de que Chloe se fuera a Atlanta. ¿Lo recuerdas?
- La cena en ese octavo piso. Fue asombroso.
- Esa noche fue tan especial.
- Ella estaba increíblemente más enamorada de ti al día siguiente. La recuerdo sonriendo y cantando por toda mi casa, mientras me decía que su vida iba a ser mejor, que tenía otra oportunidad.
- Se sentía así, en verdad. Extraño cada cosa que hicimos juntas, no dejo de pensar en lo poco que tuve que me diera tanta alegría luego de ella.
Hubo un silencio, una pausa para dar un mordizco al muffin, y también para pensar. Beca había aterrizado en la ciudad ese día en la tarde otra vez, luego de haber pasado los últimos cinco días en Los Ángeles ordenando sus cosas, su trabajo y proyectos. Y quizás porque odiaba su cumpleaños, había regresado a Atlanta para poder pasar ese día como uno más. Algo que para Stacie era inaceptable, y por esa misma razón había llegado a medianoche para recordarle que no se cumplía años todos los días, y que era importante tener compañía.
- ¿Cómo fue todo en L.A.?
- Stephanie y yo terminamos.
- Lo siento.- Stacie en verdad lo sentía, aunque no estaba sorprendida. Conocía a Beca más de lo que ellas dos podían aceptarlo, y sabía que su decisión de ir a Los Ángeles tenía que ver con eso, con terminar una relación que en ese momento no tenía ningún sentido continuar.- ¿Es definitivo?
- Bueno, ella me dio opciones. Ninguna de esas opciones incluía estar aquí, al menos no alguna que nos diera una oportunidad.
- ¿Qué es lo que estás buscando, Beca? ¿Lo sabes?
- No. Sólo sé que debo estar aquí. Podré averiguar el resto con el tiempo.
- Sabes que estoy aquí. Y Aubrey también, aunque ella no lo demuestre.
- Lo sé. Gracias por esto, la realidad es que no quería pasar los primeros minutos de mi cumpleaños número treinta en soledad.
- ¡Ey! Había olvidado que cumples treinta años. No puedo creer que no estemos celebrando en un rincón de Las Vegas y bebiendo hasta hablar incoherencias.
- Regresaremos, lo prometo.- mostró su mano hecha un puño y esperó a que Stacie chocara su puño contra ella.
Ninguna de las dos había tenido una amistad parecida a la que habían forjado alguna vez juntas, y encontrarse después de esos años había sido una nueva oportunidad para recomenzar. Sin importar las circunstancias, estaban otra vez en la misma página, y eso les daba una chance para hacer las cosas bien.
Stacie se quedó una hora más, y luego regresó a su casa porque al amanecer debía ir al hospital. Beca la encontraría allí durante la tarde, luego del almuerzo. Los portales empezarían a hablar de su repentina separación, y los chismes respecto a una posible nueva relación no tardarían en llegar. Stephanie iba a lanzar un comunicado para evitar eso, aunque Beca sabía por experiencia que eso no evitaría las conjeturas respecto al final de una relación.
Habia pensado que si alguna vez terminaba con ella, no quería estar tirada en una cama, preguntándose qué había pasado. No quería caer otra vez en ese abismo de la vez en que había terminado con Chloe. Y aunque le dolía, lo había logrado. Las cosas no habían sido fáciles esos últimos treinta días, y el final estaba anunciado, aunque necesitaban verse para terminarlo de una forma madura. Stephanie se lo veía venir, sobre todo luego de la última vez que había hablado con la actriz y ésta le había confesado que nunca había dejado de amar a Chloe, y que la pelirroja siempre sería parte de su vida de alguna forma. El tono de Beca esa vez había sido un anticipo de lo que pasaría luego. No había que dar muchas vueltas. Estaba inevitablemente pegada a esa historia, y la verdad era que tampoco quería despegarse de ella. Era una pena, porque Stephanie en verdad lo había intentado con todas sus fuerzas, pero había una parte de Beca que nunca iba a pertenecerle. La mitad del corazón que todavía estaba pegado a Chloe, y que siempre lo estaría. Beca siempre estaría a un cincuenta por ciento, sin importar el tiempo que pasara. Y Stephanie quería una historia donde las dos partes estuvieran en un ciento por ciento comprometidas. Lo merecía, y Beca no iba a privarla de eso.

Las veces que había pensado su cumpleaños número treinta, no imaginaba estar sentada en un bar de Atlanta, comiendo pastas mientras la gente pasaba y la observaba pero no se acercaba. La reconocían, claro que sí, pero la dejaban almorzar tranquila. Su soledad quizás les decía algo, y era bueno que ellos lo entendieran así. Había llevado un libro donde completaba crucigramas, y recordó que su primera cita con Chloe había sido allí, en esa misma mesa. La pelirroja llegó media hora tarde, totalmente apenada por no poder salir antes del trabajo, y para cuando pudo encontrarse con ella la vio completando crucigramas mientras bebía vino tinto. Recordaba sus ojos curiosos, y su risa genuina al decirle que una persona normal haría tiempo con el móvil, y no con crucigramas. Pero eso hacía a Beca tan interesante. Sonrió ante el recuerdo, ante ese cruce de palabras que había derivado en una conversación muy interesante sobre la importancia de mantener la mente trabajando. No había tenido otra primera cita como esa nunca. La comodidad y confianza que Chloe brindaba eran especiales. No había sentido eso nunca más. Pasó la yema de su dedo índice por el borde de la copa tal como Chloe lo hacía, y sonrió. Sus recuerdos eran vivos, frescos, estaban ahí para siempre. Chloe siempre sería su mitad.
Terminó el crucigrama y sonrió antes de cerrar el libro y pedir la cuenta. La camarera le pidió una foto y ella accedió sin problemas. Nunca había tenido problemas con tomarse fotos o firmar autógrafos. Sin embargo el espacio que le daba la gente en Atlanta era muy valioso, y no era algo común a donde iba, así que lo disfrutaba. Salió de allí y caminó un poco, lo suficiente para que el aire fresco entrara en sus pulmones y la dejara pensar. Stephanie había lanzado el comunicado, y ya empezaban a llover mensajes en su móvil. Sólo aceptó los saludos de cumpleaños, y al resto los ignoró. Al menos por ese día, quería pasar de cumplir obligaciones o responder preguntas por cortesía.
No se dio cuenta pero sus pasos la condujeron automáticamente al hospital Emory, donde Stacie trabajaba. Subió por el ascensor hasta el tercer piso, y se dirigió a la enfermera que recibía las visitas del pasillo trece.
- Beca Mitchell.- se anunció, y la muchacha sonrió antes de dejarla pasar.
Sabía exactamente cómo llegar hasta el lugar donde la encontraría, y también sabía que debía ser cuidadosa porque algunos pacientes estaban dormidos. En su caso debía atravesar la sala hasta el final, y en la última cama, a la derecha, separada de las otras por un biombo blanco, estaba su lugar. La cama, la mesa, y la silla justo al lado. El monitor marcaba números que ella jamás entendería, y emitía un sonido en forma de patrón, que empezaba a tomarlo como parte del ambiente y a veces se olvidaba que existía.
- Regresé.
Chloe estaba allí, conectada a esos cables que mandaban los datos al monitor. Sus ojos permanecían cerrados desde aquella noche del accidente, y un respirador la mantenía con vida. Beca se sentó en la silla, apoyó su brazo en un borde de la cama y la observó unos segundos.
- Stacie fue a verme a la medianoche, con un muffin de chocolate que estoy segura compró en esa pastelería asombrosa frente al parque.- le había hablado cada vez que la visitó, y ese día no sería la excepción.- Y recordamos ese cumpleaños donde me preparaste una hermosa cena en el hotel de Nueva York. Creo que hoy cenaré con Stacie y Aubrey. Que por cierto, aún me odia pero creo que no tanto como cuando llegué. Y planeo mejorar eso. Hoy comí en el bar donde fue nuestra primera cita, y completé un crucigrama sin ser juzgada. Creo que te gustaría saber que mi cabeza aun sigue tratando de mantenerse en contacto con esos saberes.- la miró otra vez, y trató de encontrar a esa Chloe de la primera cita, pero no vio nada de ella.- Conocí a la señora Osment, y me habló de ti. Stacie y yo fuimos a sacar tus cosas de la habitación en la pensión, y la encontré. Me llevó hasta el jardín del lugar y me contó que hacía eso contigo todos los días. También me dijo que le hablaste de mí, pero nunca le diste mi nombre. Quiero que sepas que ella lo descubrió al instante, así que no podrás seguir contando historias sin decir mi nombre. Porque espero que lo hagas, que regreses a contar historias, y que le cuentes también por qué me tenías en tu contacto de emergencia. Yo también quiero saberlo, en realidad. No para reprocharte algo, sólo quiero saber en qué estabas pensando cuando me anotaste.- el brazo que reposaba en la orilla de la cama se movió, y su mano hizo contacto con la de Chloe. Acarició sus dedos, marcó el borde de ellos, y luego apretó sus manos como cuando Chloe necesitaba que le dieran fuerzas.- No sé si tiene mucho sentido decirlo ahora pero no dejé de pensar en ti nunca. Y en verdad había una parte de mí que jamás estaría completa sin ti. Aún se siente así, y quería que sepas que espero que me escuches, y que intentes con todas tus fuerzas despertar y luchar. Yo estoy aquí, no me iré, no voy a cometer ese error otra vez. Te esperaré lo que haga falta, pero tienes que intentarlo. Tenemos muchas cosas para contarnos. Vi todos los tickets que guardaste de mis películas, y debemos debatir sobre esas dos estrellas con las que calificaste mi última película. Creí que lo había hecho mejor, ¿sabes?- sonrió, y siguió acariciando su mano, aferrándose a ella y tratando de sentir el apretón en respuesta.- Chloe, el mundo quizás sea el mismo sin ti, pero el mundo de Stacie, Aubrey, la señora Osment, y el de esos niños que cuidas, nunca serán iguales si no regresas. El mio tampoco. Mi novia me dejó porque cree que jamás podré entregarme a un ciento por ciento en una relación a menos que se trate de ti. Y por mucho que he intentado negarlo, es cierto. Tienes una parte de mí que es tuya y nunca dejará de serlo. Así que lucha, Chloe. Lucha y ten fuerzas para salir de aquí, y cuando salgas prometo que todo será diferente, y que podrás lograr muchas cosas grandes y hermosas. Te lo prometo.- no estaba segura de que Chloe la escuchara, pero no perdía la esperanza en que algo de todo eso le daria fuerzas para abrir sus ojos y demostrar que aún tenía mucho para darle al mundo.- Y por cierto, te traje algo.- revolvió en su bolsa y sacó la foto que la pelirroja tenía en la mesa de noche de su habitación en la pensión.- Stacie me dijo que esa foto debía ser una motivación, un recordatorio de quien eras y quien debías aspirar a ser. Así que la dejaré aquí.- tenían una mesa de madera al lado, y la colocó allí de forma en que mirase hacia la cama.- Voy a quedarme aquí un rato, hasta que alguien venga a decirme que ya es suficiente.
Sus visitas a Chloe se trataban de eso. De hablarle, contarle algo, tocar su mano, y pedirle que despertara. Luego se quedaba sentada y leía un libro, hasta que alguna enfermera le pedía que se retirase porque el horario de visita había terminado.
Había frenado toda la vida para quedarse allí a esperarla, porque no cometería el mismo error otra vez. No la dejaría hasta asegurarse que estaría bien y que podría continuar por su propia cuenta.
Casi podía escucharla decir "feliz cumpleaños, Becs" en ese tono suave y melodioso que usaba para salirse con la suya. Deseaba escucharlo ese día para reafirmar que la voz de su cabeza no era equivocada. Deseaba con todas sus fuerzas que Chloe despertara del coma y pudieran hablar. Sólo hablar. Hasta que el sueño las venciera, o el cansancio las obligara a callarse. Hablar hasta ponerse de acuerdo y volver a empezar. Quería escucharla otra vez, y ver sus ojos brillar al contar algo lindo. La quería de vuelta, aunque no supiera cómo sería eso. Pero estaba ahí, sosteniendo su mano fría, y escuchando el ruido que emitía ese monitor arriba de sus cabezas. Estaba con ella en su cumpleaños, y aunque no era la situación que esperaba, al menos se aferraba a una esperanza.

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