“Rojo, a Chuuya no le gusta el color rojo” Pensaba un castaño mientras miraba sus manos con el ceño fruncido, las cerro con fuerza, y se giro a ver al hombre amarrado en la silla.
- Mis manos están sucias – le dijo con una sonrisa - La sangre es difícil de sacar ¿Por qué no tratas de sangrar menos mientras trabajo?
El hombre lo miro con unos ojos aterrados y comenzó a gritar por piedad, el castaño de la nada comenzó a reír. Y se acerco a darle una palmada en la espalda.
- Puedo matarte y terminar con esto, sin embargo, debes darme la información que necesito ¿Qué opinas?
- Yo…yo no se nada- le dijo el hombre atragantado, el castaño suspiro y luego le volvió a sonreír, provocando que el hombre comenzara a llorar desesperado
-Supongo que tampoco necesitas los dedos de tus manos – le dijo mientras se acercaba a él sin perder la sonrisa.
Media hora después, Dazai se retiraba suspirando de la sala de interrogación, había logrado su cometido, en realidad, lo había logrado 10 minutos antes, pero se había…entretenido un rato más.
Todo a su alrededor era oscuro y sucio, principalmente porque todo el lugar estaba dedicado a las interrogaciones de cualquiera que la Port Mafia considerara peligroso para ellos, es decir, casi todos, además de que, una gran mayoría de las celdas de los que iban a hacer interrogados prontamente se encontraban en ese lugar, algunos gritaban, otros lloraban y otros simplemente se mantenían en silencio, aceptando su destino.
El castaño ignoraba a todos, simplemente caminaba silbando una suave canción, pero haciendo mirar hacia otro lado a los subordinados que vigilaban las celdas, lo hacían, quizás porque iba cubierto de sangre o simplemente por la reputación que ya tenia por todo el lugar, un niño despiadado solían decir, aun cuando ya no lo parecía, era mucho mas alto que años pasados y sus facciones eran mas duras, aun cuando tenia en su rostro una sonrisa, que nunca demostraba verdadera felicidad, mas bien era una sonrisa burlona y fría hacia todo el mundo… bueno, todos menos cierto sujeto especial.
Dazai, se dirigía a informar a Mori, como siempre que terminaba cada interrogatorio. No golpeo la puerta solo entro, si perder la fría mirada que portaba o su sonrisa llena de burla.
- Mori-san, todo hecho, tus subordinados te explicaran los detalles, me voy- Le dijo con sarcasmo, girando para poder irse
- Espera, Dazai-kun. Primero, ¿No te había dicho que no dejaras que nadie entrara a los interrogatorios contigo? – le dijo mientras escribía en unos papeles en su escritorio
- ¿Por qué? – Pregunto el castaño con inocencia
- Después no quieren trabajar, es un lío volver a encontrar personal adecuado para trabajar en esa zona – le dijo sin dejar de escribir lo que fuera que estaba haciendo – y segundo, ¿Iras así a ver a Chuuya-kun?
- Ya es tarde, debo apresurarme – le respondió mirándolo enojado
- Que no te detenga mi aviso, pero, deberías observar cómo estas vestido – le dijo, por fin levantando la mirada de sus papeles y dejando el lápiz de lado, sonriéndole con misterio. El castaño miro su vestimenta, notando por fin, que estaba cubierto de sangre - No quieres asustarlo ¿Verdad? - Dazai se tensó ante el tono de voz que había utilizado
- Si tienes algo que decir, adelante – le dijo despiadadamente el castaño
- No te enojes, Dazai-kun- le dijo sonriendo, comenzando a jugar con el lápiz que había dejado antes en la mesa – Solo que es interesante lo blando que eres con él ¿A que sí? Pensé en cual era su lugar en esta organización, después de todo, la ultima vez que lo revisé éramos la Port Mafia no un orfanato
- Él es mío – le gruño el castaño con una mirada complemente desprovista de emociones, Mori solo le sonrió divertido
- Yo no he dicho lo contrario, sin embargo, ya tiene suficiente edad y he escuchado que tiene un talento innato en las artes marciales, o eso dicen sus profesores, ¿No sería interesante que trabajara para nosotros? Siento que sería una gran adquisición
- No – respondió Dazai tajante – Él no pertenece a este mundo que tu creaste
- Él nació en este mundo, podría darle una oportunidad, siempre y cuando sobreviva, claro
- No lo estoy negociando – le dijo mientras se giraba para irse
- Es una pena que no tenga ningún poder – le dijo Mori antes de que Dazai se retirara- puede ser un talento en defensa personal, pero es un inútil en otros terminos, en simples palabras, un ser humano reemplazable y que por sobre todo, te hace débil ¿Para que necesitaría a dos personajes débiles?
- ¿Qué estas planeando? – dijo con un gruñido sin girarse
- Nada, solo es un pensamiento que tenía, puedes retirarte, Dazai-kun – respondió con voz misteriosa Mori – Supongo que nos veremos pronto
Con el ceño fruncido Dazai, se alejo del lugar, pensando y analizando cual sea fuera el pensamiento de Mori, después de todo, ese hombre nunca decía nada sin una completa planificación.
Paso primero por su habitación, quitándose la ropa manchada con sangre, buscando en su armario un nuevo traje, después de todo, era la única ropa que tenía o que se le solicitaba usar, pensó en como Chuuya y en como este se reía de sus trajes negros de siempre. Camino hacia su cama y parpadeo sorprendido al ver el libro que siempre leía encima de la cama, seguro el pelirrojo lo había tomado mientras él no estaba. Con cuidado lo abrió, provocando que cayera el dibujo que hace tantos años Chuuya le había regalado, el que significaba que había amor entre los dos. Lo recogió, y mientras lo hacía, entendió lo que Mori había dicho: “No necesito dos personajes débiles”
Se dejo caer hacia atrás en la cama y sonrió tristemente. Dazai sabia que ese momento llegaría, pero no sabia que seria tan pronto. Con suavidad volvió a guardar el dibujo en el libro, para posteriormente dejarlo en su mesita de noche.
- “Estoy listo” – se dijo mientras habría la puerta de la habitación de Chuuya.
El castaño camino hacia el interior de la habitación, notando de inmediato Chuuya, este estaba de pie mirando por los grandes ventanales, llevaba puesto su pillama, después de todo, había regresado bastante tarde. Estaba de espaldas a Dazai, simplemente mirando embelesado lo bello que estaba el cielo estrellado. El castaño no pude evitar pensar en todos los momentos que habían pasado hasta ahora y apretó los puños enfadado por lo que le iba a tener que hacer.
-Estoy de regreso – le dijo intentando hacerlo fríamente, pero sin poder hacerlo al observar la bella sonrisa que Chuuya le regalaba al girarse al verlo. Sonrió inmediatamente como respuesta. Chuuya estaba más alto, aunque no había superado aún su altura, lo cual molestaba al pelirrojo. Sus facciones estaban mucho más delicadas y aún más hermosas que cuando era un niño. Aunque, el castaño no solo encontraba sus facciones las mas hermosas, sino que todo él era hermoso y sin duda más deseable. No sabia cuando había empezado a notar al otro como algo deseable, ni la profundidad de lo que eso despertaba en él, un día solo había comenzado a notarlo.
- Bienvenido, Dazai – le dijo sin perder la sonrisa apoyándose en el ventanal - ¿No crees que llegas 3 horas tarde hoy?
- No lo había notado ¿Es que cuentas las horas de los mucho que me extrañas? – le respondió el castaño sonriendo burlesco, acercándose al sillón para a continuación dejarse caer en el cansado.
- Por su… ¡Por supuesto que no, idiota! – le dijo colocándose de inmediato a la defensiva sumamente sonrojado
- Es una pena, porque yo siempre cuento las horas para volver a verte, siempre lo hago, Chuuya – le respondió sonriendo al ver que el sonrojo solo aumentaba, le señalo que se sentara a su lado - ¿Algo interesante que reportar?
- Si, jefe – le dijo Chuuya sacándole la lengua y sentándose a su lado- debo reportar lo aburrida que son las clases últimamente ¿No puedo simplemente dejarlas?
- No, ¿Cuál sería el chiste de dejarlas ahora que ya vas casi a la mitad? – le dijo mirándolo sentarse a su lado, no lo suficientemente cerca, en su opinión, pero tampoco demasiado lejos – Además ¿No te gustaban las clases de defensa que has estado teniendo?
- Me gustaban, supongo, pero son todos muy débiles – le dijo apoyándose en el hombro del otro- Ya no es divertido cuando no quieren competir contigo
- ¿Así? Entonces práctica conmigo – le dijo el castaño
- Por ningún motivo, te romperé algún hueso – le dijo riéndose – eres malísimo en las actividades físicas, lo he notado, lo único bueno que tienes es tu cerebro
- Y mi belleza innata
- Yo soy más guapo – le respondió con un puchero
- Y no olvidar mi hermosa altura- le dijo burlesco, Chuuya de inmediato se separo de el y lo miro con los ojos entrecerrados- Pensar que en 4 meses cumples los 13 años y aun pereces un niñato
- ¡Aun estoy en crecimiento! – le dijo malhumorado. Dazai solo lo observó, memorizando cada detalle de su rostro, lo iba a extrañar, como lo iba a extrañar, casi no podía respirar al pensarlo. Chuuya frunció el ceño al ver que este no le respondía con los típicos comentarios sarcásticos. – Oye, ¿Qué ocurre?
- Solo digamos que estoy cansado – le dijo el castaño sonriéndole con suavidad, Chuuya de inmediato se tensó. Con cuidado acaricio la mejilla del otro.
- Cuéntame…
- ¿Qué tal si te acompaño acostarte para dormir y te cuento lo que me sucede? - le dijo alejándose con suavidad del cariño del otro. Este asintió lento y lo tomo de la mano para que fueran a su habitación.
Cuando Chuuya estuvo debajo de las cobijas, Dazai se sentó a su lado y le acaricio el cabello con ternura.
- ¿Entonces?
- Que impaciente, Chuuya – le dijo el castaño riendo, el pelirrojo solo frunció el ceño- Esta bien, no te enojes. La verdad estaba preocupado por un favor que tenia que pedirte, porque no se si podrás hacerlo
- ¡Yo puedo, Dazai! ¡No te preocupes! – le dijo sonriendo con suavidad
- ¿Lo prometes?
- ¡Si! Solo dime que hacer
- Bien, nunca le pidas ayuda a Mori, por ningún motivo – le dijo con seriedad, el pelirrojo asintió confundido, ¿Por qué le pedía eso? Si de igual forma nunca se acercaba a ese sujeto, le provocaba escalofríos.
-No lo hare – le dijo. Dazai de inmediato le sonrió, pero el pelirrojo estaba preocupado por la mirada llena de tristeza que tenía. El castaño con cuidado se acerco Chuuya y beso con suavidad su frente antes de separarse y quedarse mirándolo fijamente- Buenas noches, peque. Nos vemos pronto
- ¿Nos vemos pronto? - respondió confundido pero el castaño solo le sonrió y sin más se levantó y se acerco a la salida de la habitación, pero se detuvo antes de hacerlo, y miro por sobre el hombro al pelirrojo- Bien, lo diré, sé que aun somos niños, Chuuya. Y seguro no entienda del todo lo que hago, pero estoy seguro de algo, enano.
- ¿Qué? – le susurro el chico
- Te amo mucho, Chuuya – le dijo con una sonrisa, para luego irse de la habitación. Dejando a Chuuya con los ojos abiertos por la impresión. No alcanzo a responder nada, sobre todo porque no sabía cómo hacerlo, por supuesto que el sentía lo mismo, pero le avergonzaba decírselo, así que no fue tras él, pensando en que mañana le respondería a Dazai, no dudaría como ahora, simplemente se lo diría. Le diría…que le había mentido, que el también contaba las horas para volver a verlo.
El castaño salió al pasillo y se apoyó en la puerta de Chuuya, luego aseguro su saco y levanto la mirada, no sorprendiéndose al ver Mori esperándolo, este le sonrió fríamente.
- Sabia que entenderías mi mensaje, Dazai-kun
- No le hagas daño, no te acerques a él y no le digas lo que vas a hacer, esa es mi propuesta– le dijo el castaño fríamente
- Siempre y cuando logre lo que quiero contigo, es un trato – le dijo sonriendo, el jefe solo pensaba en lo fácil que había sido manipular a este chico, después de todo, había atacado a su mayor debilidad- Entonces ¿Vamos? No pongas esa cara tan cruel, si solo lo hago por tu bien
- Tu no estas pensando en mi bien - El castaño siguió a Mori con un rostro sin emociones, ellas se habían quedado con en la habitación con su única persona amada.
Cuatro meses después, Chuuya entendería lo que había sucedido en ese momento.
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